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Mi cuñadita Laurita (1)

en Grandes Relatos

A mis 30 años, acababa de terminar una relación de varios años… un poco frustrado, no quería tener nada serio por un tiempo. Había estado mucho tiempo en pareja, me aburría un poco el volver a salir, enamorar chicas… me sentía un poco oxidado para esas lides ¿Habrían cambiado las cosas en estos años?

-          Pues sí, ahora como que hay un poco mas de liberalismo… las mujeres ahora toman la iniciativa… me explicaba Rubén, un viejo amigo de colegio y aun soltero.

-          ¿En serio?... repuse incrédulo.

-          Si, ahora con esto del feminismo cada vez más en boga, algunas mujeres no quieren sentirse sometidas y bla,bla… a veces se quieren comportar como hombres buscando aventuras de una noche… sentencio.

-          Vaya… me sentía como un dinosaurio, ahora las jovencitas eran más avezadas.

Pues, si, ahora había redes sociales, se contactaba gente por ahí y hasta se hacían citas… en fin… lo mío no fue tanto así, pero hubo algo de internet por ahí que ayudo mucho en este nuevo lio en que me metí.

Meses atrás me había llamado la atención una chica nueva de la oficina, Valeria, una chica joven de piel clara, 1.70m, cabello lacio y castaño, ojos grandes y color caramelo… y bueno de silueta delgada, senos de medianos, una cintura pequeña, pero… lo que llamaba poderosamente la atención, eran sus bien formadas caderas y redondas nalgas.

-          Esa chica es puro rabo… le escuche decir a algún compañero de trabajo, que era de los más silenciosos y recatados.

-          Esta para romperle el culo… murmuro un señor al borde de la jubilación, serio y gruñón, resulto ser un viejo rabo verde.

A ese nivel llegaba lo llamativo de sus formas. Como era evidente muchos en el trabajo le quisieron caer, pero a pesar de su trato ingenuo y cordial por su juventud e inexperiencia, Valeria sabia darse su lugar y no se prestaba para salir con tanto lobo desesperado.

Por mi parte, en esa época estaba con novia, así que solo me deleitaba viéndola y riéndome de lo desesperados que parecían algunos por hacerse de su amistad o algo más. Cuando terminé con mi pareja, tampoco le di mucha importancia… apenas si cruzamos un par de palabras un par de veces… me parecía muy joven… sin embargo uno no sabe lo que el destino le depara.

Un día saliendo del trabajo, tenía que ir a una reunión al norte de la ciudad, así que tome un bus en esa dirección. Me senté tranquilo y vi como Valeria subía en el siguiente paradero. Ella me reconoció casi de inmediato y me sonrió, acto seguido se sentó a mi lado.

Al principio me sentí un poco aburrido, era un largo viaje y no creí tener mucho en común con esa chica, bueno al menos sus abultadas caderas me empujaban graciosamente en el asiento y me sacaban de mi abstracción tras mí ruptura. Para mi sorpresa, conversamos alegremente y me cayo muy bien, hasta sentí que por momentos coqueteábamos.

Así empezó de a pocos, terminé chateando con ella, me había dicho su edad y no le creí, al final tuve que validarlo por redes sociales, espiando su perfil, total ella ya había visto el mío… diablos… le llevaba 10 años… ella apenas tenia 19 casi por cumplir 20… era la chica mas joven con la que saldría, la mayor diferencia de edad que experimente... hasta entonces.

Bueno, total, es solo para pasar el rato y volver al juego, a esto de las citas y demás... iluso… esa jovencita me engancho, meses después éramos pareja… quizás su juventud… su grácil cuerpo… diablos, la lleve un club campestre y al verla en ropa de baño, pensaba esta chica pudo ser modelo, aunque le faltaba un poco de relleno en los senos.

Solo que tarde un poco en concretar la intimidad, no estaba desesperado tampoco, sentía que estaba pasando el rato a ver qué pasaba, mientras Valera parecía que se reservaba para alguien especial… así que casi me sentí canalla cuando la desflore, pero creo que termine enganchándome más… a pesar de su inexperiencia tenia una fogosidad especial…

Era una leyenda urbana que las chicas de la región de donde Valeria provenía, eran más desinhibidas… una zona tropical y caliente, como sus chicas, decían los rumores… alimentando más esa idea por la forma en que se vestían, con ropas cortas, aunque era más por el calor…

Por lo que viví en la intimidad con Valeria, en parte parecía cierta esa historia, pero también por otra parte pensé que quizás estaba prejuzgando. Que lo de Valeria era una mezcla de ingenuidad y complacencia con su primera pareja con la que dejo su virginidad.

A diferencia de otras parejas inexpertas que tuve, Valeria no era pudorosa, no se avergonzaba de caminar desnuda frente a mí, no se sentía mal si la colocaba en una u otra posición, ahora con el feminismo en boga, muchas se indignan si las tomas en una posición que consideran denigrante… cuando es solo por placer, no una cuestión de sometimiento.

En ese sentido, Valeria se dejaba llevar, me permitía guiarla en las posiciones que quisiera, creo que entendía que yo era más experimentado y no se hacía problemas en acomodarse para brindarme placer o satisfacer mi morbo… sabia que su cuerpito me encantaba.

En poco tiempo descubrió, para mi suerte, que le gustaba que le dieran por atrás…

-          Es bien rico por atrás… me confeso una vez, pensando en voz alta, luego se avergonzó un poco.

Y si, era fabuloso cogerla por detrás, con su estrecha cintura y sus abultadas nalgas temblando con cada penetración, su rico gemir con aquel acento de su ciudad, el rostro de placer cada que volteaba a verme, por momentos para transmitirme su placer con sus jugosos labios y lengua… ufff… era todo un espectáculo…

En poco tiempo, prefería que la cogiera así, en 4 patas, maximizaba su morbo y placer, así como el mío… sin embargo, para mi pesar… se oponía al sexo anal… no porque le pareciera denigrante, sino por el miedo.

-          Suficiente con que tu verga apenas entra en mi vagina… esa cosa me destrozaría mi culito… decía graciosamente Valeria, cuya estrechez me fascinaba.

Tenía esperanza de convencerla más delante de tener sexo anal, adiestrarla de a pocos como había hecho con otras parejas… sin embargo, medio broma, medio en serio… ella repetía…

-          En nuestra luna de miel… te daré todo… bromeaba sobre la posibilidad de un futuro juntos.

Me imaginaba que por ser su primer hombre ella fantaseaba con eso, mientras yo estaba aun en el limbo, claro que enamorado, pero aun no pensando en esas cosas… quizás mas en el placer inmediato… y veía que por ahí no vendría, al menos en el corto plazo, la satisfacción de mis apetitos y gustos carnales.

Resulto que Valeria vivía sola en la ciudad, en un mini departamento que alquilaba al norte de la ciudad, aquella independencia de la cual gozaba me fue muy favorable durante esos meses de descubrimiento sexual para ella.

Pero eso cambiaria pronto, su madre y su hermanita la visitarían pronto desde su provincia natal. La madre de Valeria debía seguir un tratamiento médico por unos meses, ya la edad hacia estragos en mi hasta ahora desconocida suegra.

Conocí a mi suegra, era desconfiada de los hombres, como toda madre soltera. Descubrí que su hermanita Laurita, era producto de una segunda relación que tampoco le funciono. Esa señora crio a sus 2 hijas sola y por eso me miraba con desconfianza.

Mas bien quien me miraba con una rara fascinación era su hermanita, quizás por conocer al primer chico que su hermana le presentaba a su mama, tal vez porque sabía que era mayor que su hermana… En ese momento Laurita era una adolescente de 15 años… físicamente era muy diferente a Valeria.

Laurita era de piel canela, cuerpo con tendencia a ser más voluptuoso por lo que ya había visto antes en otras situaciones, con una prima (Anita) y una ex (Mili). Aunque no podía decir mucho de su cuerpo por la ropa invernal que llevaba Laurita y que no dejaba ver nada.

En realidad, debía reconocer que Laurita tenía un rostro más agraciado que su hermana, labios mas carnosos y nariz respingada, ojos negros. A pesar de su edad se comportaba como una niña, hacia gestos y pucheros por momentos, quizás su madre la engrió mucho.

Pensaba que esa niña en pocos años iba a ser una terrible tentación, considerando mis antecedentes, es decir, mi debilidad por las morenas de cuerpo escultural. Esa niña parecía una mini versión mejorada de mi prima y mi ex. Intente alejar esos pensamientos, pero no me ayudaría mucho el destino.

Habíamos logrado inscribir a Laurita en un colegio, para que no pierda lo avanzado por el cambio de ciudad. Un sábado fui a visitarlas a su mini-depa, Valeria me escribió diciéndome que había salido con su mama a hacer unas compras y que la esperara, que Laurita estaba en casa.

Bueno, al menos conoceré un poco mas a mi cuñadita me dije, tratando de acallar mi morbo, le llevaba mas de 10 años… y era una adolescente que se comportaba como niña, lo bueno era que eso le quitaba la tentación… al menos eso creí… Al llegar al depa, toque la puerta…

-          Pasa, está abierto… dijo con su voz infantil.

Le hice caso y entre, la sala estaba vacía… hasta de repente apareció Laurita…

-          Mierd… solo llegue a decir en voz baja mientras ella sonreía.

Laurita salió de la cocina, donde estaba también la lavandería… con la falda escolar, de cuadros azul y negro, como en las fotos y videos porno de colegialas… pero eso no era todo… estaba con los senos al aire… desnuda de la cintura para arriba.

-          Pensé que era mi mama y mi hermana… se excusó sin dejar de reír.

Me quede con la boca abierta… mi primera impresión era que tenía mejores senos que Valeria, medianos y bien formados para su edad. Luego reaccione e intente actuar como caballero… me di la vuelta, para evitar verla… pero esa imagen estuvo en mi pupila por buen tiempo, hasta me daría un buen pajazo en mi casa luego.

-          Ah disculpa... no sabía que estabas… bueno… así… me excuse.

Está bien la liberalidad que dicen que hay en su calurosa región, pero esto me parecía mucho… ¿era ingenuidad? ¿era coquetería? ¿o era demasiada confianza? ¿era provocación?... mierd… esos senos estaban magníficos…

Quise ser racional, bueno, a esa chica no la crio un padre, quizás no sabe cómo comportarse en presencia de hombres, los límites que debe tener con los chicos… será falta de costumbre, falta de malicia o que se yo…

-          Ya puedes voltear… me dijo, mientras yo pensaba esas cosas Laurita ya se había cubierto.

Tampoco ayudó mucho… se puso una sudadera blanca, que por lo mojada de su piel se termino pegando, entallando su pecho con sus pezones en punta… mi verga no tardaría en terminar en punta también, así que me senté en la sala.

Me explico que había tenido practica de desfile en el colegio y que recién regresaba y se había puesto a lavar su ropa escolar… empezó por la blusa y el brasier, por eso el pecho desnudo. Y no se puso otro brasier, sentía que sus pezones me apuntaban o me miraban.

Era mucha tentación, me excusé y salí a dar una vuelta, sino eso podía terminar mal… uno es hombre y esa niña en muchos aspectos estaba mejor que mi novia, aparte que esa imagen de colegiala coqueta me ponía a mil….

Al regresar ya estaba mi novia y mi suegra, la niña se había cambiado, no me hicieron ningún comentario, supongo que Laurita había omitido contarles… guardo el secreto como más adelante guardaría otros más.

Comenzamos a salir esporádicamente con Laurita al cine y otros lugares, era como nuestra hija, atraía las miradas de chicos por ser guapa y yo por ratos me ponía en plan de padre celoso, cosa que le gustaba a Valeria como protegía a su hermanita… si supiera que comenzaba a tentarme esa morocha debilidad.

Como ya había terminado el tratamiento de mi suegra, tendría que regresar a su ciudad. Poco antes de que se fueran, decidimos con Valeria, llevarlas a la playa para que Laurita conozca el mar, total ya estaba de vacaciones.

Esta vez sí pude ver completo el cuerpo de la niña… para mi suerte, Valeria tenía mejores caderas que su hermanita (que aún era adolescente), pero en delantera, ganaba Laurita… así que, en términos neutrales, iba algo equilibrada la cosa… sin embargo, yo sentía atracción natural por las caderas anchas y las nalgas redondas.

Lo bueno era que la playa estaba casi vacía porque aún no iniciaba la temporada de verano. Así que con lentes oscuros me dispuse a disfrutar de la vista, mirando el bien formado trasero de Laurita y mas aun el voluptuoso de mi novia.

Valeria le temía al mar, no entraba más allá de unos metros de la orilla. Así que cuando Laurita quiso entrar, tuve que llevarla yo. La niña me tomaba de la mano sin malicia, pero a mí morbo intuía que había algo más… sentí un pequeño temblorcillo en su cuerpo al sentir el tacto de mis manos.

Cada que venía una ola, Laurita entraba en nervios y se me pegaba, casi se me subía encima, ya que era pequeña 1.60m… y eso me ponía peor… sus senos se apretujaban en mi pecho mientras me abrazaba, sus piernas rodeaban las mías, con su pubis casi por encima de mi verga, que empezaba a endurecer con cada subida y apretujón del cuerpo de Laurita.

Al principio Valeria y su mama nos observaban y se reían de como reaccionaba Laurita, de cómo me hacía trastabillar por su miedo a las olas, y como luego las olas nos remecían. Después me percate que Valeria y su mama se pusieron a conversar sin poner mayor atención.

Para esto, creo que Laurita ya había sentido el bulto de mi verga que se formó por su constante presión contra mí. Ella se alejó un poco nerviosa, yo avergonzado no busque mas contacto físico… estaba jugando con fuego.

Hasta que vino una ola grande, así que le hice señas para que se sumerja y la deje pasar, como ya le había enseñado… al volver a sacar la cabeza del agua busque a Laurita… y la encontré… nuevamente con los senos al aire… diablos…

-          Ayyy… mi brasierr… decía avergonzada y risueña sin cubrirse.

El brasier de su ropa de baño estaba flotando a unos metros, la alcance y se la di... por suerte no había gente cerca, nadie se dio cuenta, más aún Valeria y mi suegra estaban distraídas comprando unos bocadillos… y yo embobado aprovechaba en mirar sus senos.

-          ¿Me ayudas?... me dijo sonriendo.

Esta niña me va matarrr… pensé con mi verga nuevamente endureciendo… di una mirada a la playa, Valeria y su mama seguían distraídas, Laurita se dio vuelta y yo até su brasier. Luego se puso de frente y me dijo.

-          ¿Esta bien?... ¿puedes acomodarlo?... me dijo inocentemente.

-          Ahhh… siii… claro… repuse embobado por su propuesta.

Ufff… era el colmo… en realidad tenia el brasier desacomodado, tenia medio pezón a la vista… tras notar que no había moros en la costa, pose mis manos sobre sus bien formados senos, moví la tela de tal manera que cubriera todo y me di maña de tocar algo de más, pero sin quejas por parte de Laurita…

Solo note como su respiración se entrecorto, la vi abrir sus labios y estremecerse un poco, quizás sintió el agua más fría de lo normal… sus pezones endurecieron y sentí como luego sus latidos se aceleraron en los interminables segundos que mis manos se posaron sobre sus senos.

-          Siii… ahí esta bien… dijo con voz entrecortada.

Creo que ella también se había excitado un poco con el tacto de mis manos en sus senos, quizás era la primera vez que alguien hurgaba en su pecho. Mas aun sabiendo que ella misma pudo acomodarse el brasier.

Tras un silencio algo incomodo, solo atino a sonreír y agradecer, nos quedamos mirándonos… tuve la tentación de besarla y me parecía que no se opondría, pero sí que la cagaria… con mi novia y suegra en la playa.

Para mi suerte una ola me revolcó y evito que cometa un error, mientras Laurita reacciono mejor y se sumergió. En el viaje de regreso, al preguntar sobre la experiencia en la playa, a Laurita le pareció genial, dijo sonriéndome por el retrovisor del auto. Tampoco comento lo sucedido, de mis manos en sus senos… al menos era discreta.

Laurita y su mama regresaron a su ciudad, dándole paz a mi relación con Valeria, sabia que a futuro esa niña nos traería problemas a medida que su cuerpo y sus caderas fueran madurando como sus senos.

Como jugando pasaron 2 años desde Laurita y su madre nos visitaron en la capital, en el intermedio ya las habíamos visitado una vez en su ciudad, en un fin de semana largo, pero por suerte no hubo mayor contacto como aquella vez en la playa.

Hasta que por temas de trabajo me toco visitar su ciudad, estaría unos días por allá, mientras Valeria estaba acá trabajando y Laurita estaba de vacaciones allá… ya tendría 17 años y me daba curiosidad saber cómo se había desarrollado.

Tenía previsto ir a un hotel y por ahí me daría tiempo de ir a visitarlas a Laurita y su mama, de paso darles unos encargos de Valeria. Al salir del aeropuerto, vi una morena muy guapa en la entrada, pensaba decirle algún piropo, total estaba lejos del radar de Valeria… pero… mierd…

-          Hola ¿Qué haces acá?... le dije, era Laurita… estaba con un vestido un poco suelto, con falda sobre las rodillas, con algo de escote en el busto.

-          Me enteré de tu llegada y quise venir a recibirte… ¿hice mal?... pregunto avergonzada.

-          No, para nada… es una bonita sorpresa… exclame agradecido.

-          Que bueno que te gusto… me dijo mientras se abalanzaba sobre mí, como en la playa.

Se me subió como una niña que busca que colgarse de su padre, pero en ese afán de abrazarme y apretujarme, sus senos un poco más grandes esta vez, se hundieron en mi pecho, llegando a sentir sus pezones… estaba unos centímetros más alta también. Me dio un beso en la mejilla, apenas encima de mis labios…

No mal intérpretes, me decía a mí mismo para calmarme… la niña me tiene aprecio, seguro me ve como una figura paterna o amical de confianza, soy el novio de su hermana, que mas puede pensar… es una locura… me repetía para mantenerme cuerdo.

-          Vamos a mi casa… me dijo Laurita emocionada, tomando parte de mis cosas.

-          Ah no te preocupes, el trabajo me separo un hotel, quizás luego las visito… dije.

Pero ella se había encaramelado conmigo, me fue a recibir y no quería despegarse. Más bien se ofreció a guiarme al hotel y luego llevarme a su casa… Bueno, Laurita quiere ir al hotel conmigo… veamos a donde lleva esto…

Entramos a mi hotel, previa mirada de desconfianza de la señora que atendía que me veía con esa jovencita. Laurita ingreso a mi habitación y se sentó en un sillón, como una niña observando todo lo que contenía el cuarto.

Le dije que me iba a cambiar, y no se inmuto… parecía que le daba igual si me desnudaba frente a ella, total yo ya había visto sus senos, quizás esperaba que yo le mostrara algo… sin embargo, intente razonar con cabeza fría, no quería espantarla, así que mostrando algo de pudor entre al baño a cambiarme.

Al salir, Laurita estaba en la cama viendo tele muy tranquila. Yo me sentía cansado por el viaje, así que me recosté a su lado… ok, con paciencia, no mal interpretes… me repetía… al poco rato sin decirle nada, Laurita se había acurrucado a mi lado.

Me puso tenso unos instantes, pero luego la sentí como una niña que se siente protegida, nuevamente pensé que ella en su ingenuidad no tomaba con malicia esta situación… así me quede dormido sin darme cuenta.

Al despertar, Laurita seguía acurrucada a mi lado, casi aferrada, solo que esta vez nuestras piernas estaban entrelazadas. Su vestido se había levantado un poco, mostrando sus muslos que lucían mas formados que años atrás.

Hizo un pequeño quejido de estiramiento mientras despertaba, me apretó con fuerza, le di un beso en la frente. Abrió los ojos con una sonrisa, lo que me alivio porque pensé que se avergonzaría o se alejaría, al darse cuenta de nuestra cercanía.

Ya era de noche, así que Laurita se levantó sin mayores comentarios sobre como estábamos enpiernados en la cama, creo que no había malicia en su forma de actuar, el único mal pensado era yo. Luego de eso salimos hacia su casa.

Camino a su casa, pensaba, parece que para ello todo esto es algo inocente, así que a no meter la pata. Me sentí un poco culpable al ver a la suegra, por todo lo que pensé en hacerle a su hija menor y por todo lo que ya le hacía a su hija mayor. Aun así, comí de buena gana la cena que me preparo mi suegra.

Los siguientes días procure enfocarme en el trabajo, aparte que en esa ciudad había chicas guapas en ropas cortas, que esperaba me hicieran olvidar a mi cuñadita. Un día antes de irme, recibí la llamada de Laurita, quejándose de mi alejamiento y si es que había hecho algo malo.

Me excuse que por el trabajo y demás no había tenido tiempo, pero que la iba a compensar, que eligiera que hacer esa tarde. Me pidió que la lleve al cine… diablos, un lugar oscuro con esa tentación al lado… deben ser las pruebas que nos pone el destino, me dije, si sobrevivo estoy listo para comprometerme, pensé.

Laurita se apareció, con un micro-short, y una blusa pequeña… mierd… tuve que recoger mi lengua del suelo y taparme la boca. Estaba hecha una delicia, con sus piernas bronceadas y bien formadas, sus caderas curvilíneas y su trasero abultado, no tanto como el de Valeria, pero ya iba asomando las formas que me volverían loco en no mucho tiempo.

Sonrió al verme, quizás con esa coquetería incipiente, al ver el efecto que causo en mí. Eligio una película casi de cuentos de hadas… para mi mala suerte no había entradas, pensé que presencia de niños y familia me contendría… tuvimos que ver una comedia romántica que llevaba unas semanas en cartelera, así que la sala estaba semi vacía…

En principio en las bancas se me pego, casi se tomo del brazo con ingenuidad y puso por momentos su cabeza en mi hombro, como si fuéramos pareja… no pienses mal… como es normal, hubo escenas de besos y cariños…

-          Esa chica tiene bonitos labios… dijo pensando en voz alta.

-          No como los tuyos… se me escapo, sin darme cuenta.

-          ¿En serio?, tengo bonitos labios… me dijo sonriendo en la semi oscuridad.

-          Ah… bueno… si… son rojizos y carnosos… son bonitos… dije avergonzado.

Ella sonrió coqueta, mirando mis labios y mordiéndose los suyos… luego agrego algo embobada…

-          Yo no sé besar… me confeso.

-          Anda… no te creo… le dije incrédulo, deben pretenderla muchos pensé.

-          No nunca bese a nadie… repuso sintiéndose mal por su inexperiencia.

-          Ah no te preocupes, a tu edad es normal, yo besé a mi primera chica a tu edad… dije para no hacerla sentir mal.

-          En serio… ¿tu crees que…?... dijo curiosa.

-          ¿Qué cosa?... vamos dime con confianza…

-          No nada… dijo avergonzada.

-          Vamosss… le insistí.

-          ¿Me enseñarías?... dijo sonrojándose.

-          Perdón… exclame incrédulo.

-          Me enseñarías a besar… termino de decir Laurita con vocecita infantil.

-          No… se… no seria correcto… soy novio de tu hermana… dije mecánicamente, sintiéndome estúpido porque la quería comer a besos.

-          Cierto… olvídalo… dijo avergonzándose.

-          Pero… bueno… quizás si queda entre nosotros… no creo que tenga nada de malo… si te ayudo… le dije intentando retomar su propuesta.

-          Si, si… no diré nada (como antes) … me dijo con el rostro iluminado

Ok, me dije, vamos es solo un beso… si no es conmigo lo hará con cualquier jovenzuelo bandido, pensé. Me acerque a Laurita que me veía con los ojos brillantes, instintivamente fue cerrando los ojos, mis labios se posaron sobre los suyos, que eran suaves y carnosos. De a pocos fue dejando su timidez y jugando con mis labios como yo hacía con los suyos.

Se desvivía por besarme, casi ahogándose, con algunos jadeos, que denotaban su excitación y vehemencia juvenil. De a pocos fui incluyendo mi lengua, cosa que la encendió mas y fue uniendo su lengua a la mía… vaya que aprendía rápido.

Nos habíamos olvidado de la película, lo que pensé que seria un tierno beso, termino siendo un besuqueo intenso en la semi oscuridad del cine, agazapados entre las butacas. Sus brazos comenzaban a aferrarse a mí.

Mis manos siguieron instintivamente su impulso, terminando en sus redondos senos, acariciándolos por encima de su ropa… ella emitió un tibio gemido, se remeció un poco como en la playa cuando la toque… solo que esta vez se alejo algo asustada…

Por unos instantes me miro con indecisión y confusión… finalmente se me abalanzo nuevamente, producto de su ansiedad, llenándome de besos alocadamente, mientras me dejo seguir apretujando sus senos por encima de la ropa.

Me dieron ganas de jalar su mano hacia mi verga, para que me la pajeara, total ya estaba dura, estaba fuera de mi… esa niña me estaba sacando de mis cabales, tanto que la quería poseer entre las butacas… lo que calmo mi locura, fue que la película termino y encendieron de a pocos las luces… caraj… Laurita se salvó por poco… me dije.

Nos arreglamos e intentamos actuar normal, pero era evidente que estábamos a mil.

-          Tu hotel está cerca… vamos un rato… me dijo entre avergonzada y excitada.

-          Si claro… repuse, encaminándome rápido para evitar que su deseo menguara.

Parece que quería la lección completa. Entramos rápidamente a mi habitación, ella se abalanzo a mi prácticamente, colgándose como en la playa o el aeropuerto, produciendo cierta fricción entre su pubis y mi verga, cosa que la estremeció nuevamente.

Me hizo perder el equilibrio y termine sobre la cama, con ella encima mío, y no dejaba de besarme, mientras yo acariciaba su cintura y su espalda. Bese su cuello gentilmente y Laurita se estremeció… tímidamente entre jadeos tomo mi mano y la direcciono al lado de su pecho.

No hizo falta otra indicación, como en el cine, comencé a estrujar sus senos encima de la ropa, esta vez me atreví a más… total ya estábamos alocados… pasé mi mano por debajo de su diminuta blusa, con mayor estremecimiento de su parte, casi temblaba.

Tome rápidamente sus senos desnudos, su piel se erizo, en un momento de cordura, sus manos se posaron sobre las mías, queriendo detenerlas… pero fue en vano, en pocos segundos en vez de oponerse, sus manos acariciaban las mías y me dejaban obrar mientras su lengua ahogaba gemidos en mi garganta.

Mis dedos seguían acariciando sus senos, estrujándolos por momentos, mientras el joven cuerpo de Laurita se estremecía de placer. Prácticamente sobre mí, ella se movía torpemente, buscando nuevamente la fricción entre su pubis y mi entrepierna.

Si Laurita ya me había permitido esto, que mas daba un poco más, me dije… me atreví a subirle aquella pequeña blusa, dejando al descubierto sus redondos senos. Me miro con pasión y aprobación, la niña estaba sometida.

Antes de dejarla pensar o arrepentirse, rápidamente engullí sus pezones… lo que hizo que se contraiga por completo, ahogando un gemido de placer, sus manos estrujaban mis cabellos, apretándome contra su cuerpo que parecía haber experimentado un orgasmo.

-          Ayyyy…. Dannny… exclamo ahogadamente.

Mi verga soltó una gotita de leche, no podía más, mande mi conciencia de paseo, no me importaba su edad (en unas semanas seria mayor), no importaba que fuera mi cuñadita… lo único que importo fue… la llamada que recibió en su celular, y segundos después en el mío…

A Laurita la llamaba su mama y a mi me llamaba Valeria… estaban preocupadas porque no regresábamos… eso nos hizo volver a la realidad… fue un baldazo de agua fría para ambos… ya se estaba haciendo tarde…

Me arrepentí de haberle comprado con su hermana ese celular en nuestra última visita, supuestamente el teléfono era para estar más en contacto con Laurita, para que no se vaya por las malas juntas con sus amigos ya que era una adolescente que terminaba el colegio. Mas que malas juntas, termino siendo un cuñado abusador…

Laurita nerviosa al inicio y luego mas calmada, le explico a su mama que después del cine estábamos paseando por la plaza. Mientras a su vez yo le decía lo mismo a Valeria… con algo de cargo de conciencia, mientras veía como su hermanita se acomodaba su blusa, tapando sus bien formados senos.

Ya no recuerdo que pretextos o excusas le di a Valeria, y creo que Laurita tampoco sabía lo que le dijo a su mama, solo sabíamos que ofrecimos regresar pronto a la casa de su mama. Nos acicalamos y salimos sin decir mayor palabra.

Intentamos hablar de cosas triviales, pero por momentos había silencios incomodos, no quería decir algo fuera de lugar que hiciera que se arrepienta o avergüence… aparte que ya comenzaba a sentir un cargo de conciencia por casi tirarme a mi joven cuñada.

Por un lado, sentí que me aproveche un poco de su inocencia… pero vamos… ella me lo pidió también, quizás ya le habría cruzado la idea desde antes… como a mí, cuando la vi mas joven… en fin… creo que ella se dio cuenta de la tribulación que se armaba en mi cabeza…

-          Gracias por enseñarme… dijo tímidamente.

-          Ah… no te preocupes… lo haces bien… aprendes rápido… dije halagándola.

-          ¿en serio?... repuso emocionada.

-          Claro… creo que mejor que otras que conocí… dije.

Por un rato la vi algo celosa por la comparación con mis otras experiencias, a pesar que no era mi intención (pero las mujeres a veces se enfocan en lo que no deben)… por suerte luego sonrió de buena gana algo orgullosa de su desempeño para ser su primera vez.

Así, sin querer, habíamos caminado durante varios minutos hasta llegar a la puerta de su casa. Yo saldría de regreso a la capital en un vuelo en la madrugada, no la vería nuevamente quizás en mucho tiempo y Laurita lo sabía.

Ella me miro con algo de pena, melancolía por los hechos recientes… la vi acercarse, seguramente me quería robar otro beso… pero no era el lugar apropiado, quien sabe que vecino o fisgón hubiera, si es que no era mi suegra por ahí merodeando.

En un movimiento evasivo, logré desviarla, las jóvenes que se emocionan o son enamoradizas pueden ser imprudentes, pensé… ella entendió mi maniobra y me siguió la corriente. Termino abrazándome… y dándome un beso en la mejilla mientras me susurraba…

-          El próximo mes cumplo 18… y… dijo en voz pausada y algo excitada.

No pudo decir más… el chirrido de la puerta abriéndose la interrumpió… era mi suegra… Me excuse con mi suegra por la tardanza, a decir verdad, eran poco más de las 10, pero en esa ciudad todo cerraba temprano, alrededor de las 9. Le dije que nos entretuvimos paseando por la plaza y comiendo helado, luego vinimos caminando porque la noche era fresca, etc., etc.

La señora le dio una pequeña reprimenda a su hija, que siempre se le pasaba el tiempo. Se despidió gentilmente de mí. Laurita me dio otra despedida formal ante los ojos de su madre, mientras sus ojos exclamaban mil cosas.

Di media vuelta y me retire, no quería levantar sospechas en mi suegra, ni que se las transmita a Valeria… total, había sido un juego, solo satisfacer su curiosidad… mejor alguien conocido que algún bribón vago, pensé.

Sin embargo, camino al hotel, recién empecé a recordar y darle sentido a sus palabras… estaba por cumplir 18… ¿y?... ¿y qué?... quizás esperaba que sucedieran más cosas esa noche y sintió que me contenía porque ella era menor de edad.

Que locura… deja de quemarte el cerebro con esas cosas… es mucho lio… tengo una novia que me adora, que tiene un trasero que es una delicia y me hace llegar como caballo… ¿para qué meterme en problemas con una jovencita enamoradiza?

Intente convencerme de que no permitiría que volviera a pasar… total era difícil que la volviera a ver por lo menos en un año… iluso… seria mas pronto de lo esperado y más enredado de lo planeado…

Continuara… 

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