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Mi cuñadita Laurita (05)

en Grandes Relatos

Llegando a casa, ya en la cochera, desperté a Laurita que, aunque cansada, se desperezo feliz, llegándome a dar un beso desde el asiento de atrás.

-          Hey… no hagas eso… ya estamos en casa, tengo vecinos, nos pueden ver… le advertí.

-          Esta bien… respondió como niña regañada.

-          Ahora ayúdame con las cosas… quizás tu hermana ya nos vio llegar…

Salimos con las cosas y Valeria nos recibió aliviada, como madre preocupada. En el camino había parado un momento a comprar una pizza, y Laurita ni cuenta se dio. Se la entregue a Vale, pero ella miraba medio raro a su hermanita… ay… caraj…

-          ¿Por qué estas así?... toda desarreglada… le reprocho.

-          Bueno… es que se quedo dormida en el asiento de atrás… replique rápidamente.

-          Ah… pero… y ¿esa mancha?… pregunto intrigada Vale.

No me había percatado que, durante mi eyaculación en el asiento de atrás, pensé que había contenido todo con mi vieja chompa… pero un poco de mi leche había salpicado en uno de los bordes del vestido de Laurita… mierd… una mancha gomosa de semen…

Como mi cuñadita se había quedado dormida en el asiento de atrás, no dio tiempo a revisar su ropa… esta niña… si se hubiera ido al asiento de adelante, nos hubiéramos percatado de aquella mancha y la habríamos limpiado… ahora Vale me iba a matar si ataba cabos sueltos…

-          Ah… debe ser el yogurt… dijo Laurita medio somnolienta.

-          ¿Cuál yogurt?... dije tontamente.

-          El que me invitaste… ya no te acuerdas Danny…

-          Ah… si el que derramaste en el asiento del supermercado... dije siguiéndole la corriente a esa creativa niña.

-          Si, ese… repuso aliviada Laurita.

-          Ay Danny… mi hermanita es un poco torpe, siempre se le caen las cosas… dijo Vale apenada.

Si, pero cuando Laurita toma algo, no lo suelta hasta exprimirlo por completo, pensé.

-          No te preocupes… a todos nos pasa…  dije aliviado.

-          Laurita ve a cambiarte y deja eso para que lo laves mañana… le ordeno Vale.

Así habíamos salvado la situación… Valeria se fue a la cocina para traer los platos y cubiertos, lo que aproveche y le hice señas a mi cuñadita para que le de una lavada al menos a esa mancha, no quería tentar la suerte de que luego Vale revise su ropa.

Luego de eso cenamos tranquilamente… devoramos la pizza en segundos, así como la inexperta vagina de mi cuñadita había devorado mi verga horas antes. Intente ser mas cariñoso con Vale, me sentía culpable por lo ceder a las tentaciones de Laurita y por ver a Vale toda estresada.

-          Ya Laurita… ve a dormir… que es tarde… mañana te encargas de las labores de la casa… le advirtió Vale a su hermanita.

-          Esta bien… dijo a regañadientes Laurita.

Ay… caraj… creo que Vale quería también su cogida que le debía, se suponía que llevaríamos a Laurita a casa de mis padres para tener tiempo para nosotros, pero con lo del accidente de su amiga y tener que ´ponerse al día con su trabajo, todo se había desconfigurado. Este sería el único tiempo a solas que tendríamos.

Me imaginaba a mi cuñadita oyendo tras la puerta como me cogía a su hermana, quizás bajaría a hacerme un berrinche como con lo de la cajera del supermercado, o me pediría algo más al día siguiente para chantajearme… bueno, al final, terminaba pagando sus núbiles agujeros, así que de alguna manera ganaba yo también.

El único problema es que no sabia de donde sacaría leche para Vale, su hermanita me había exprimido salvajemente en dos ocasiones ese día… pero debía cumplir con mi labor, para que no sospeche mi novia…

Viéndola trabajar aun en la compu, me dedique a masajear sus hombros y besar cariñosamente su cuello… mientras trataba de recordar las escenas eróticas de alguna porno para incentivar a mi cansada verga… sin embargo más se me venían a la mente las imágenes que me brindo su hermanita saltando sobre mi pene… mierd… pero estaba funcionando, se me estaba poniendo dura de nuevo… hasta que…

-          Ay amorrr… lo siento… sé que te prometí un tiempo a solas… me dijo apenada Vale.

-          Sip… eso prometiste… dije dejando de acariciarla.

-          Es que con esta preocupación y demás… no me siento de ánimo… aparte mi hermanita acaba de subir… ay que rabia tener que trabajar mañana… dijo frustrada.

-          No te preocupes amor, te entiendo, estas cosas pasan… dije complaciente.

-          Ay que pena… en la mañana te hubiera violado yo misma… me confeso sintiéndose culpable.

-          Si… lo se… dije recordando que casi se me monta en el sofá cama.

-          Pero tu si quieres… mira te doy mi trasero un rato para que te satisfagas y luego yo regreso a trabajar… dijo ofreciéndose hacendosa.

-          Ahhh… no, tampoco así, amor… voy a sentir que lo haces por compromiso y no seria tan placentero… ya nos daremos tiempo uno de estos días que las cosas se calmen… dije calmándola.

En realidad, estaba seco por dentro por culpa de Laurita, me cayó bien que Vale no insistiera, solo quería tirarme a dormir en el sofá-cama. Le di un beso a Vale en la frente y la deje trabajar, ella me sonrió agradecida por mi comprensión… si supiera que más que comprensión era culpabilidad…

Me quedé dormido viendo tele, acompañando a Vale que se quedó en la laptop un rato más, solo sentí que me dio un beso en la frente y me cobijo antes de irse a dormir. Esa noche me dejaron descansar, Laurita estaba con ambos agujeros inaugurados y satisfechos, mientras Vale estaba atribulada por el trabajo.

A la mañana siguiente, apenas oí la ducha, a Vale alistándose para salir, otro beso en la frente de despedida. Le desee un buen día de trabajo… y ella más bien me pidió que tuviera paciencia con su hermanita… más bien me haría falta fuerzas para complacer a esa pequeña ninfómana.

Dormí hasta las 10am, sentí a Laurita rondando, me parece que se despertó a eso de las 9.30 am, pero se fue a la cocina sigilosamente, creo que se preparó el desayuno esperando a que yo despierte para hacerme el mío, al menos la taza de café estaba en la mesa de centro en la sala, entre el televisor y el sofá-cama…

Me parece que Laurita lo hacía a manera de pago por mis esforzadas labores, mi noble contribución y desinteresada motivación para desflorar sus dos agujeros… iluso esa niña no hacía nada sin esperar algo a cambio…

Me senté adormilado al borde del sofá y pobre el café… estaba tan bueno como mi cuñadita, me sentí despertar…

-          Gracias Laurita… esta rico el café… le grite para que me escuche en la cocina.

-          Espera ahí nomas cuñadito… ahorita te llevo lo demás… me dijo hacendosa.

Bueno, que más podía querer… iba ser atendido como un rey, sin moverme del sofa, prendí la tele para ver las noticias y disfrutar mi primer dia de vacaciones sin Vale, solo con Laurita, pensando cómo hacer para distraerla como niñero… hasta que vi a mi cuñadita pasar a mi lado y casi me atraganto con el café…

Laurita salió de la cocina solo cubierta por un mandil, apenas sujetado por la parte posterior, con las nalgas al aire y pecho apenas cubierto por aquel accesorio de limpieza de cocina… sus pezones resaltaban en la tela… mientras ella sonreía coqueta dejando una pequeña bandeja con el resto del desayuno…

-          ¿Se te apetece algo?… pregunto la muy bribona.

Mientras decía esto se inclinaba, sin dejar de mirarme con una sonrisa, sus piernas bronceadas semi abiertas y mostrándome como sus nalgas se iban abriendo, mostrándome su recién estrenado pubis y ano enrojecido por los últimos maltratos… y a pesar de todo, parecía querer más de ese castigo…

-          Ay caraj… exclame, casi se me cae la taza de café con ese panorama al frente.

Laurita sonrió al ver que casi me quemo, y solo atino a menear un poco más el rabo para llamar más mi atención o para hacer que reaccione como ella deseaba. Dicen que el desayuno es la comida mas importante del día… al parecer mi cuñadita deseaba comerse mi verga desde  temprano.

-          ¿Y bien?... recalco.

-          Tan temprano… repuse incredulo.

-          Dannyyy… hay que aprovechar el día… repuso deseosa.

No tuvo que decir más, deje el café a un lado, mi verga ya sobresalía de mi pijama, solo tuve que canalizarla un poco para que se liberara disparada a través de una de sus aberturas. Al verla, note como las pupilas de Laurita se dilataban, por momento temerosa, por momentos ansiosa de volver a tener todo eso dentro suyo…

-          Creo que mejor… dijo dudando.

Sin darle tiempo a pensar más, frote mi verga debajo de sus labios vaginales, eso hizo que sus piernas temblaran y que ella se estremeciera… toda duda fue postergada. Mi cuñadita solo atino a asirse del mueble debajo del televisor.

-          Ay que locura… dijo Laurita temblando.

-          ¿Qué cosa?... pregunta.

-          Dejar entrar todo eso… dijo con expresión morbosa, mientras abría mas las piernas.

Sin que le dijera nada, ella sola se había acomodado para recibirme, su húmeda vagina no opuso mayor resistencia, solo al principio… lo que hizo que Laurita se erice un poco y contraiga, pero una vez que supero el umbral de resistencia de su vagina, esta se fue dilatando para recibir aquel intruso que la iba a someter.

-          Ay… así… suave… cuñadito… me pedía sumisa, aferrándose a los muebles.

Recordando que era recientemente desflorada, procuré ser gentil, comencé a bombearla suavemente, mientras le veía retorcerse nerviosa, acostumbrándose a estar atorada nuevamente en aquella posición en que me confeso que le gustaba más… igual que a su hermana, compartían la misma fijación.

De a pocos fui aumentando mi ritmo y viendo como sus nalgas temblaban e iban enrojeciendo por el continuo martilleo. Laurita volteaba a verme de cuando en cuando con expresión confundida entre el placer y de jovencita abusada… sin embargo, me seguía tímidamente con sus movimientos de cadera.

-          No, no más… así no… dijo y se detuvo.

Quizás al fin había caído en cuenta de lo incorrecto que era tirarse a su cuñado, ofrecerse al novio de su hermana y dejar que abusen de ella mientras Valeria estaba en el trabajo, tal vez había recuperado el sentido de la conciencia respecto de como actuaba y lo que prácticamente me obligaba o incitaba a hacer… nada mas lejos de la verdad…

-          Aquí no… en el mueble mejor… me dijo deseosa, como niña caprichosa.

-          Ok… como gustes… le dije.

Presurosa se arrodillo en la alfombra, apoyando su vientre en el sofá, nuevamente en cuatro patas, algo confundida, quizás no recordaba bien como fue el día anterior que la desflore sobre el mueble… pero ya estaba en esa posición, y me dejaba a la vista aquel otro pequeño agujero que no quería desaprovechar.

Sin darle tiempo de reaccionar o reubicarse sobre el mueble, me acomode detrás de ella, comenzando a ladear mis piernas en sus caderas, mientras mi verga apuntando de arriba hacia abajo empezaba a apuntar y hacer presión sobre su arrugado esfínter.

Un temblorcillo recorrió su espina dorsal, al darse cuenta que mis apetitos habían cambiado, ya no deseaba su húmeda vagina, sino su estrecho anillo… intento zafarse y protestar… pero no pudo, estaba decidido a clavársela por el culo…

-          ¿Por qué te gusta tanto metérmelo por ahí?... dijo entre asustada excitada.

-          Es que es algo… algo que tu hermana no me da… le confesé.

-          ¿En serio?... pregunto dejando de forcejear…

-          Si… dije algo abrumado, Vale no me había dejado explorar aquella parte de su cuerpo.

Intente no pensar en eso, mas bien me dedique a empujar mi verga contra el joven cuerpo de mi cuñadita, aquel recientemente estrenado anillo que iba abriéndose lentamente sin mayor protesta por el lado de Laurita, que seguro aun pensaba en lo que le dije.

-          Entonces mételo cuñadito… me dijo sumisa.

-          ¿Segura?... pregunte, aunque igual la iba a enganchar por el ano.

-          Si… todo… métemelo todo… dijo mirándome desde abajo mientras soportaba mi embestida arañando el mueble.

Al final, el morbo de superar a su hermana en estas lides, la hacía envalentonarse para permitir que mi maso de carne abriera nuevamente su estrecho agujero, a pesar del dolor que sabía que le causaría al inicio...

-          Ouuu… ayyy… despacio… porfa… se quejaba lagrimeando.

Ya mi verga iba a medio camino, era una delicia verla temblar, retorcerse, mientras su joven culito se iba comiendo centímetro a centímetro mi tieso pene. Hasta que instintivamente, Laurita paso su mano por sus nalgas, abriéndolas, quizás en su inocente entender buscaba dilatar su ano para que mi verga la cupiera más fácilmente.

-          ¿Falta mucho?... ouuu… se lamentaba casi arrepintiéndose.

-          Ya casi… la calme, sintiendo mi ingle cerca de sus morenas nalgas.

El último tramo se hacía difícil, parecía tener un ano resentido, a pesar de las ultimas incursiones de los días pasados, se resistía como cuando la desflore. Así que, en un último empujón, le incruste mi verga hasta la raíz. Laurita contrajo el espinazo, con las piernas casi agarrotadas…

-          Ayyyy… me partiste mi culito… ouuu… se quejó amargamente.

Luego para mi suerte hundió la cabeza en el cojín del sofá, ahogando lamentos y gritos en él, mientras yo me sentía en la gloria, viendo como ese inexperto ano palpitaba en mi verga. Yo apoyaba mis manos contra su cintura para evitar que huyera, hasta que sus piernas por fin se relajaron y volvieron a apoyarse en la alfombra.

Una vez que la vi acostumbrarse a esa nueva vejación, comencé el corto recorrido en su cuerpo, sacando y clavando de a pocos mi verga en su inexperto, pero complaciente esfínter. Cada vez mi pene se trababa menos en su estrecho orificio e iba ganando espacio.

-          Ouuu… uhmmm… suave… asiii… de a poquitos… ayyy… se lamentaba mientras se acostumbraba a ese nuevo martirio.

En los últimos tres días había visitado 3 veces el culito y la conchita de mi cuñadita, que muy colaboradora y hacendosa se prestaba para todas las posiciones que quisiera, soportando el castigo que sufría, sus tripas engullían cada vez más rápido mi verga. Comenzaba a perderse en su morbo nuevamente…

-          ¿Solo a mí me vas a romper el culito cuñadito?… preguntaba con expresión lujuriosa.

-          Si Laurita… solo a ti… le confirmaba para animarla.

Mi cuñadita comenzaba a estremecerse, antes la presionaba con fuerza contra el mueble, ahora ella empinaba sus caderas, buscando mi verga, para que no se alejara tanto y tenerla mas cerca, que en cada clavada rebotara mi ingle mas fuerte contra sus gordos glúteos.

-          Ay que rico me coges… se animó a decir casi enloquecida, ante su sorpresa.

-          Tu culito es una delicia… la halagaba sin dejar de taladrarla.

Laurita volteo sonriente al escucharlo. Así, de cuando en cuando, volteaba y me miraba fascinada, de como disfrutaba poseyendo su culito, viendo su inocente rostro por momentos con expresión adolorida, por otros ratos embebida en febril lujuria… sonriendo a veces, quizás orgullosa de darme aquello que su hermana no se atrevía a darme, la hermanita menor había superado a la mayor.

-          Uhmmm… ouuu… uhmmm… gimoteaba cada vez más fuerte.

El mueble comenzaba a ceder desde su posición, aunque Laurita valiente resistía desde su posición, estaba claro que aquel dolor inicial se había transformado en un turbio placer que iba ganando fuerza en su joven cuerpo. Aquel delantal, que era lo único que traía, se había aflojado, sus senos rebotaban contra el mueble, haciendo que sus pezones se ericen.

-          Uhmmm… cuñadito me revientas… ahhhh… vociferaba Laurita.

Ya conocía aquella expresión, aquel nervioso temblor que la iba recorriendo, aquellas ricas contracciones que no sabia como controlar… que parecían que terminarían por romperle la columna… aquella mezcla de reacciones que hacían que mi verga tampoco soportara mas tiempo y comenzara a escupir su blanquecino líquido.

-          Ohhh… ufff… exclame satisfecho.

Laurita contraía su cuerpo con cada borbotón de leche invadiendo su cuerpo, al final el cuerpo se le enfrió repentinamente, algo de líquidos se escaparon ante su sorpresa de su húmeda vagina, volvió a retorcerse de placer durante unos segundos. Dejándose luego caer rendida contra el mueble.

-          Espera… déjala ahí… me pidió al sentir que me quería despegar.

Quería sentirse aun enganchada a mi… también me sentía cansado, pero no quería negarme a aquel pedido, tras su fogosa y sacrificada entrega… luego entendí que Laurita también parecía irse enganchando de otras maneras a mi…

-          Nunca se lo pidas a ella… solo a mi… me dijo pausadamente casi sin aire.

-          ¿Qué cosa?... repuse jadeante.

-          Ya sabes… hacerlo por ahí… me dijo.

Me quede perplejo, Laurita sentía que era lo que la diferenciaba de su hermana, que aquel placer era algo que compartía conmigo y que era de cierta forma nuestro perverso secreto… también afloraba algo de aquel territorialismo femenino, algo de celos tal vez… sentimiento de posesión… que se yo…

-          ¿Por qué?... me atreví a preguntar.

-          Porque si… me dijo en tono caprichoso.

No hacía falta mayor explicación, era su lógica infantil, aquella que seguro usaba en sus berrinches con su mama o con sus amigas, o con los niños de su ciudad a los que seguramente manipulaba para que hicieran lo que quería.

Tras aquella respuesta, solo volteo como pudo desde donde estaba, me miro ansiosa y busco mis labios, a manera de sellar aquel pacto. Solo así me dejo despegarme, casi sentí que debía pedirle permiso para desengancharla.

Laurita se dejo caer de lado, con una sonrisa complacida y aun jadeante, no le importaban los líquidos discurriendo por sus agujeros. Estaba feliz de haber experimentado un nuevo orgasmo a costa de su cuñado y de haber superado a su hermana.

En realidad, respecto al reciente pedido de Laurita de exclusividad anal, pensé que mientras mi cuñadita estuviera en casa dudaba que pudiera tener algún tipo de intimidad con Vale, menos aún inaugurarle su culito, dado que su hermanita parecía querer dejarme seco de esos fluidos.

Aquello que parecía un simple experimento o descubrir sexual, sentía que se iba complicando, debí preverlo. Sin embargo, confiaba que, al regresar a su ciudad, Laurita olvidara aquella fijación conmigo... total era joven y a esa edad son enamoradizas…

Solo rogaba que no me olvidara del todo y que, en algún momento, me permitiera disfrutar de aquellos placeres que le enseñe, mas aun si para ese entonces Vale aun no me permitía disfrutar de su culito.

Tal vez en ese hipotético futuro, Laurita también haya madurado más, mental y físicamente, al punto de tener las abundantes nalgas de Vale que me volvían loco… ahí si estaría en problemas…

Continuara…

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