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Una putita en el cine xxx

en Transexuales

Esa mañana desperté especialmente caliente, había tenido sueños húmedos toda la noche, sentía el deseo en todo mi ser, mi clítoris estaba tieso y mi hoyito se abría y cerraba con ganas de recibir una buena verga…necesitaba calmar ese ardor. Estiré mi mano hasta el velador y saqué un juguete grueso y cabezón…un dildo delicioso que permanece guardado cuidadosamente en una cajita con una etiqueta que dice: usese en caso de emergencia…y esta era una verdadera emergencia. Lo dejé sobre la almohada para lamerlo y chuparlo mientras mis manos recorrían cada rincón de mi cuerpo, acariciando mis pechitos, estrujando mi pezones y mi pene que reventaba de excitación, abrí las nalgas para hurgar mi agujerito que era un verdadero horno, introduje mis dedos dilatando el esfínter que agradecido palpitaba con cada penetración de ellos.

Mi mente volaba entre imágenes eróticas, trataba con desesperación de engullir cada milímetro del consolador, tanto que me dolían las mandíbulas, deposite una cantidad generosa de gel en el ano preparándolo para el éxtasis, conduje el dildo hacia mi hueco zampándolo de un golpe hasta las bolas, una descarga eléctrica recorrió mi humanidad, bombeando primero suavemente para ir aumentando gradualmente el vaivén, sintiendo como el glande recorría mi interior llevándome a las nubes (mis gemidos de placer se deben haber escuchado en todo el edificio)…el gran finale era inevitable…cascadas de lechita se derramaron por el pecho, la cara, las sábanas…traté de tomar cuanto pude llevándolo a mis labios para saborear ese liquido caliente y suave.

Sin sacarme el consolador del culo me fui a la ducha para asearme, hice funcionar el agua caliente a toda su presión, acercando el trasero al muro pegué la ventosa del dildo a los azulejos. Así ensartado me dejé llevar, masajeando mis nalgas, pechos y piernas con un jabón cremoso, a la vez mis caderas bailaban de un lado a otro, sintiendo como un macho imaginario me culeaba bajo el liquido elemento.

Luego y sin haber acabado esta segunda vez…se me ocurrió la gran idea…iba a ir al cine, ya que estos primeros auxilios, que la verdad habían sido solo eso (… continuaba caliente), necesitaba una intervención más profunda.

Por lo tanto y como el caso lo ameritaba, depilé mi cuerpo cuidadosamente, dejando solo un pequeño triangulito sobre mi pene-clítoris, aplique una crema suavizante, especialmente en nalgas, pechos y caderas.

Aseadita y fresca, me dediqué a buscar el ajuar que iba a vestir, un brassier negro que forma mis tetitas, que dicho sea de paso, son naturales, pequeñitas, producto tal vez de la involuntaria ingesta de hormonas al consumir pollo ya que con estas los hacen crecer un poco má s y ser convenientemente comerciales. Un portaligas del mismo color, medias de seda y un hilo dental que deja a mano la parte más exquisita de mi cuerpo, unas caderas anchas y nalgas gordas paraditas y suaves. Una blusa vaporosa y una falda floreada de ruedo amplio. Sobre esto para poder salir del depa me puse un buzo térmico, que me hacia ver como un macho viril y deportista…preparado para su entrenamiento…y que entrenamiento.

Dirigí mis pasos hasta el centro de la ciudad buscando algún cine que exhibiera películas triple equis, paseándome entre la gente quienes ni se les pasaba por la mente que ese deportista que ágilmente se movía entre ellos ocultaba una putita con ganas de recibir metros de verga.

Muy pronto encontré uno que anunciaba un programa doble de adultos y que obviamente, no presentaba fotos…pagué mi entrada y un acomodador amablemente me guió hasta dejarme acomodada en el centro de la sala.

Una vez que mi vista se acostumbró a la penumbra pude percibir, que no estaba muy concurrido

, pero al girar me di cuenta que en la parte posterior muchas personas se movían de un lado a otro, mas o menos como a seis butacas se podía distinguir claramente un cincuentón que recibía un mamada de alguien que estaba entre sus piernas. Unas filas mas otros dos tipos jóvenes se besaban y se metían mano como locos. Estas escenas me pusieron a mil, me puse de pie y me dirigí al servicio higiénico, esperé que no hubiese nadie a la vista y me colé en el baño de mujeres, este para mí suerte estaba desocupado, ingresé a una cabina, asegurando la puerta me saqué el buzo deportivo y lo guarde en la mochila que traía para el efecto, me acomode una peluca de pelo rojizo y me hice un pequeño maquillaje, aplicándome un poco de perfume para marcar más mi feminidad.

Transformada ya completamente en una fémme fatal, entré nuevamente a la sala, moviendo mis caderas y dejando en el aire el perfume animale que llevaba en mi piel, mis pasos me llevaron por un pasillo hasta un segundo nivel con pocas butacas, como un balcón, en donde la mayoría de los espectadores se encontraban con su lanza en ristre corriéndose la paja, mientras en la pantalla una rubia con un culo descomunal recibía una doble penetración de unos negros con unas trancas que dejarían perplejo a un burro.

No me senté, sino que me apoyé en una baranda para observar el panorama desde esa perspectiva. Estaba entretenida aún con las escenas que desde ese lugar se podían captar, cuando siento una respiración agitada en mi oído y una voz grave que me dice quedamente:

- Que culo más rico …a la vez aprieta mis nalgas entre sus manos.

Era un hombre de unos 40, bien vestido, mas bien bajo pero de complexión gruesa, olía bien…lleve mis manos para poder tocar su bulto, para lo que no tuve ningún obstáculo ya que era uno de los que se estaba franeleándo en las butacas, y mi sorpresa fue tremenda, ya que la herramienta que cargaba, tiesa y caliente como un tizón, no correspondía a ese cuerpo , mediría sobre los veinte centímetros, con un glande normalito pero que iba engrosando hacia la base.

Comencé a sobarlo suavemente, ayudado por el líquido pre-seminal que brotaba de su meato, mientras sus manos bajo mi falda acariciaban mi trasero, por fin iba a tener una verga para calmar mi calentura. Pronto sus dedos descubrieron mi vagina-ano, la que aun dilatada por los ejercicios matinales y lubricada con gel, cuando me preparé en el baño momentos antes, recibió con agrado la caricia de dos de sus dedos que sin ningún reparo me los ensartó completos, para luego mover en mi interior causándome un placer infinito.

- Por favor, me dijo, suéltame la verga…No quiero acabar todavía, quiero darte la culeada de tu vida.

Dicho esto, me pasó un condón el que muy solicita instalé con mis labios, dándome cuenta que realmente el trozo de carne que me iba a tragar era de antología. Hecho esto me giré curvando mi cintura, para ayudar a la penetración, levanto la falda y con el colaless a medio muslo apuntó su ariete contra mi hoyito, que ansioso esperaba la visita de ese monstruo, su glande se abrió paso en mi esfínter sin problema, entrando la mitad, mientras se pegaba a mi espalda y estrujaba mis pezones entre sus dedos.

Mi vagina-ano estaba soportando sin dolor las embestidas de mi macho que solo la encajaba hasta la mitad, comenzando un mete y saca fabuloso, entrando un poquito más profundo cada vez …de pronto y debido al entusiasmo del momento, perdimos el equilibrio, cayendo sentados en una de las butacas. De más esta decir, que me envainé la verga hasta los cocos, ya que en ningún momento me soltó.

Apreté los dientes y soporté el dolor estoicamente…no se vale gritar en un sitio publico.

Ya pasada la primera impresión, aprovechando la comodidad de la posición comencé a mover mis caderas como una loca, sentí que la pija que tenía dentro crecía más, signo inequívoco de que se venía un bombardeo de semen. Con ambos brazos me apretó contra su cuerpo, al momento que sentía que oleadas de lechita llenaban mi interior. En tanto mi clítoris al cual no le había brindado atención, escupía semen en todas direcciones.

Al abrir mis ojos, que permanecían así por largo rato, pude darme cuenta que los chicos de alrededor ya no miraban la pantalla, sino que todos estaban pendientes de nosotros y se pajeaban como aplaudiendo

el espectáculo. Uno de ellos un joven de unos veinte y algo, apuntaba su cañón contra mi cara….

Si me quieres contar alguna de tus aventuras la esperare con ansias

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