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La Boda de Héctor - Capítulo 3

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Capítulo 3 - Sábado

Me desperté con un poco de frío en los pies, pero mucho calor en el cuerpo. Claro, los cuerpos de dos mujeres desnudas se apretaban contra mí. La vida parecía sonreírme descaradamente. El sol debía haber salido porque entraba mucha luz por las ventanas, seguramente había parado la tormenta también.

Jenny estaba de lado y su cabeza se apoyaba en mi hombro izquierdo. Sus tetas se calentaban con el calor de mi pecho y una pierna se montaba contra la mía. Maggie estaba también de lado, pero de espaldas a mí. Su cabeza se apoyaba en mi brazo derecho y era su culo el que se pegaba contra mi cuerpo. Mis pies estaban fríos porque habían jalado la cobija y mis pies se habían salido ¡y no podía arreglar la cobija porque mis brazos estaban prisioneros! 

Pensé que podía dejarlo por un rato así, pero levanté la cabeza, miré la chimenea y ¡no salía ni humo! -mmm, creo que mejor me levanto antes de que esto se ponga más frío- pensé.

Con cuidado, saqué el brazo de debajo de la cabeza de Maggie y luego empujé despacio a Jenny, haciendo que se girara al otro lado. Ninguna de las dos pareció despertarse, así que con cuidado me salí de la cobija.

Hacía bastante frío, pues el fuego se había apagado. Busqué mi camisa y me la puse, pero no pude encontrar los pantalones. Tendría que seguir así pues. Me acerqué a la chimenea y sólo quedaban unas brasas. Busqué los pedazos de madera pequeña que no habíamos usado el día ante y los dispersé sobre las brasas, luego tomé otro de los troncos grandes y lo puse arriba, esperando que fuese suficiente para encender el fuego de nuevo.

Mientras esperaba, me di cuenta de que me estaba haciendo pipí, así que fui al baño a descargarme. Aproveché y me cepillé los dientes con el agua de uno de los baldes, aproveché ese agua para bajar la poceta y regresé a ver el fuego. Para mi alivio ya había unas pequeñas llamitas que seguramente harían que el gran tronco se encendiera sin que tuviera yo que hacer nada.

-Una escena primorosa- oí que decía Maggie detrás de mí -justo lo que necesito para despertar: las nalgas desnudas de un hombre-

-Oh, perdona. No sabía que estabas despierta- dije bajándome la camisa para taparme el culo al tiempo que me volteaba.

-¡Aaah! Ahora está mejor, ¡el güevo desnudo de un hombre!-

Me había tapado el culo, pero la parte delantera de la camisa no alcanzaba para cubrirme por delante y mis “partes”, encogidas por el frío se mostraban al mundo.

-Pero no te preocupes- siguió diciendo Maggie mientras se levantaba completamente desnuda. Hablábamos en voz muy baja para no despertar a Jenny.

-Me muero de ganas de ir al baño ¿queda agua?- preguntó

-Si, queda bastante, pero deberíamos volver a buscar-

-¡Oh seguro!, pero después de que me ponga los zapatos ¿no? Jajaja. Mientras, voy al baño si no te importa, pero antes…-

Entonces se acercó a mi y abrazándome me empezó a besar en la boca. Mientras nuestras lenguas y labios se deleitaban, Maggie puso una mano alrededor de mi cuello… y con la otra me agarró el güevo. Como dije antes, no solo no estaba duro, sino que con el frío se me había reducido a su menor expresión.

Después de uno o dos minutos, Maggie se separó de mi diciendo: 

-¡Tan chiquito y suave! Es increíble que este sea el mismo que ayer me estuvo revolviendo las tripas tan deliciosamente- y dándose la vuelta se dirigió al baño.

Viéndola caminar desnuda con tanto desparpajo, me encantó. Me pareció incluso que se meneaba un poco más de lo normal… mmm.

Yo seguí cuidando el fuego. Había muchas cenizas y podían apagarlo, cuando vi a Maggie regresaba del baño y empezaba a hurgar en sus maletas.

-¿Qué haces?- le pregunté parándome a su lado.

-Busco mis ropas de esquiar. Voy a salir- respondió en voz muy baja.

-¿Salir? ¿A dónde? ¿Qué quieres hacer?-

-Hay una gasolinera grande cerca. Allí seguro tienen electricidad o por lo menos planta eléctrica de emergencia. Allá podré preguntar cómo está la situación, llamar por teléfono a la casa y quizás comprar desayuno-

-Muy bien- le dije -¿Te acompaño?-

-Oh no. Quédate con Jenny. Voy a campo traviesa con los esquís de cross-country. Yo soy muy buena en eso y probablemente no podrías ir a mi paso. La gasolinera queda a unos 5 km y me llevará un buen tiempo en llegar allá y volver-

Mientras conversábamos se había ido vistiendo. Una ropa interior deportiva, es decir, no los encajes que se tenía puestos ayer, sino un verdadero sostén acorazado y unas pantaletas de lana grandes y poco sexys.

-No me veas así- me dijo cuando se las puso.

-No te veo así- le respondí -te veo desnuda y con ganas de hacer el amor-

-Jajaja. Gracias, por cosas como esas es que me gustas tanto. Te prometo que cuando regrese lo hacemos-

Me acerqué y la abracé, besándola profundamente en la boca, mientras mis manos le agarraban las nalgas, apretándola contra mi güevo que ya empezaba a endurecerse.

-Mmmm- me dijo separándose después de unos minutos -Déjame que casi me arrepiento-

-No te vas a arrepentir-

-No. Digo que me arrepentiría de salir, no que hacer el amor contigo, jajaja-

-Bueno, anda pues-

Así pues, Maggie se terminó de vestir con las múltiples capas de ropa que requieren lo deportes de invierno. Luego fue a un armario en el pasillo donde se encontraban los esquíes. Muy largos y delgados, apropiados para recorrer los caminos nevados. Después la acompañé a la puerta. Cuando la abrió una bocanada de aire helado entró y me encogí de frío, seguía sólo con la franela puesta. Mis piernas desnudas sintieron todo el rigor del frío… ¡y mi erección desapareció en segundos!

 -Jajaja. Míralo que cobarde. Hay que buscarlo con lupa- dijo ella metiendo su mano entre mis piernas.

Apenas Maggie salió, cerré la puerta y corriendo me acerqué al fuego, tanto que casi me quemo, pero es que ¡estaba helado! Las llamas habían crecido lo suficiente como para estar seguro de que no se apagaría de nuevo, así que me devolví a la “cama”, acostándome muy cerca de Jenny, que seguía dormida.

Se me había olvidado traer el iPad y no tenía nada que leer, por lo que decidí dormirme y lo logré por algo así como una hora, cuando me desperté de nuevo.

Miré a mi alrededor y noté que Jenny se había puesto sobre su lado izquierdo, con las piernas encogidas, dándome la espalda.

-Mmmm- pensé que sí había algo que podía hacer mientras regresaba Maggie. Así pues, me puse también de lado y despacio me fui pegando a ella, tratando de no despertarla. Bueno, no todavía.

Una vez que estuve suficientemente cerca, pasé mi brazo derecho por delante de ella y poniendo la mano en una de sus tetas, me apreté contra ella. Mi pecho contra su espalda y lo más importante, mi güevo contra sus nalgas desnudas. Allí, el calor que ella despedía había hecho que mi miembro se despertara de nuevo y empezara a endurecerse entre sus dos hermosas redondeces.

Jenny no daba muestras de despertarse, por lo que acerqué mi boca a su oído y comencé a mordisquearle la oreja, al tiempo que acariciaba el pezón de la teta que tenía en mi mano.

Inmediatamente la sentí emitir un profundo suspiro, aunque seguía sin moverse.

Dejé la oreja y comencé a besarle el cuello, dándole al mismo tiempo pequeños mordiscos. También cambié de teta, acariciando la otra que para ese momento también tenía el pezón completamente erguido. 

El güevo ya lo tenía completamente duro y seguía apretado contra sus nalgas, pero me pareció que sería más efectivo si lo colocaba diferente, así que le solté las tetas y me separé un poco. Ella se agitó inquieta, pero no dijo nada, esperando a ver qué pasaba. 

Entonces me agarré el güevo y lo doblé hacia abajo y me volví a apretar contra su culo, mientras que con la mano le levantaba un poco la pierna. Así pues, mi güevo se acomodó siguiendo la curva de su cuerpo entre sus nalgas y sus piernas. No podía asegurar cuán cerca de su vulva, pero era lo más que podía hacer en esa posición, sin “despertarla” aunque ya sospechaba que llevaba rato despierta.

Nuevamente le pasé la mano otra vez por su pecho y le agarré otra vez una teta, apretándola con la palma y los dedos, mientras volvía a besarle el cuello y la espalda.

Ella seguía haciéndose la dormida, pero se le escapó un gemido:

-Mmmm- 

Entonces dejó de disimular, levanto su pierna y bajó la mano hasta agarrarme el güevo y acomodarlo, ahora sí, contra su vulva. Para volver a ver qué hacía yo.

Con mi otra mano, la que estaba bajo mi cuerpo, no podía hacer mucho pero entonces se me ocurrió que si la pasaba por debajo de su cabeza…

Así pues, volví a moverme. Esta vez para pasar el brazo por debajo de su cabeza, para lo que ella colaboró sin problemas. Una vez que se acomodó de nuevo, ahora con su cabeza apoyada en mi bíceps, pude doblar el brazo hacia abajo y acariciarle las tetas con la mano izquierda, lo que me dejó libre la derecha para buscar otros rumbos.

Mientras, ella había comenzado a mover despacio las caderas adelante y atrás, con lo que mi güevo se deslizaba en el triángulo que formaba su vulva y sus piernas, acariciándole la vulva.

Bajando mi mano poco a poco por su abdomen desnudo iba acariciándola por todas partes. Apretando por aquí y por allá, la zona del ombligo, luego debajo de las tetas y otra vez el ombligo. Unas veces con la yema de los dedos solamente, otras veces con toda la mano, así poco a poco, fui llegando a su vulva. Con cuidado apoyé el dedo medio en el extremo de su vulva y comencé a hacer movimientos giratorios. No tenía mucho espacio y no sabía si los movimientos llegaban a su clítoris, pero entre éstos y el del güevo pasando por entre las piernas y por delante de la vulva, estaba seguro de que algo estaba sintiendo Jenny.

Yo no tenía prisa alguna y realmente me sentía muy cómodo acariciando a Jenny de esa forma, por lo que seguí así por un rato. Pero ella parecía tener otros planes y de pronto enderezó las piernas, lo que me liberó considerablemente la parte delantera de su cuerpo para mis dedos y pude meter mi índice más adentro, entre los labios de la vulva, no sin antes habérmelos humedecido con mi saliva.

-MMMMM- gimió de nuevo cuando ahora empecé a acariciarle el clítoris con dos dedos, al tiempo que ella abría más las piernas.

Por un rato seguimos así, moviéndonos despacio, en silencio. Sólo se oían nuestras respiraciones que se hacían más y más profundas. Y mientras mi güevo se movía, se iba bañando de sus jugos, que abundantes demostraban su excitación.

Entonces ella movió su mano derecha, al tiempo que abría las piernas un poco más, y agarrándome el güevo lo dobló hacia arriba, hacia su vientre, por lo que cuando empujé hacia adelante la siguiente vez, se introdujo profundamente en su vagina.

-OOOOOOHHHHH- gimió cuando sintió su cuerpo abriéndose para aceptar mi entrada.

No era una penetración muy profunda pues la posición no lo permitía, pero al mismo tiempo era muy confortable y pude seguir moviendo las caderas atrás y adelante, al tiempo que le seguía acariciando el clítoris con los dedos de una mano y las tetas con la otra.

-MMMMMMMM- siguió gimiendo, cada vez con más fuerza, mientras su cuerpo empezaba a perder la compostura, empujando con el culo para que el güevo le llegara más adentro.

Yo me sentía muy bien, excitado, pero podía seguir cogiéndola por muchos minutos más sin problemas. Anoche había acabado dos veces, así que estaba bien. 

Ella, en cambio no parecía poder aguantar mucho más y efectivamente, unos momentos después empezó a gemir y a gritar:

-SIII… SIIII… YAAAAA- Y dijo poniéndose rígida, mientras el orgasmo le recorría el cuerpo.  Pequeños temblores le agitaban desde las piernas a la cabeza, mientras gemía y gemía.

Yo la dejé disfrutar su orgasmo sin moverme. El güevo lo tenía lo más adentro que me era posible y mis dedos le apretaban el clítoris, pero no se movían. Tampoco mi mano derecha que le apretaba su teta derecha con fuerza.

Finalmente sus espasmos terminaron y su respiración se fue regularizando. Entonces se incorporó, con lo que mis manos perdieron contacto y mi güevo se salió de su vagina.

-El despertar más delicioso de toda mi vida- me dijo dándome un corto beso en la boca.

Luego continuó:

-Y eso después de una noche fabulosa ¡Wow! ¿Y será que eso que tienes ahí puede esperar a que yo vaya al baño un segundo? ¡Me estoy haciendo pipí!-

-Claro- respondí sonriéndole -Si me prometes uno de esos besos que das tú-

-Cuando regrese no sólo te voy a besar… pero no te voy a decir más…-

Con la misma, se terminó de levantar y completamente desnuda se fue caminado al baño, igual que su madre unos unos minutos antes, oscilando las caderas de forma provocativa. El pelo suelto oscilando a sus espaldas, lo que acentuaba el moviendo de las caderas.

Unos minutos después regresó del baño, caminando de regreso moviendo las caderas todavía más provocativamente. El pelo se lo había recogido en una cola y ahora eran las tetas las que, al caminar saltaban deliciosamente.

Cuando llegó a mi lado, yo estaba sentado desnudo en el sofá, sin sentarse puso una rodilla en el sofá, se agachó y me besó en la boca. Su aliento olía a fresco, a dientes recién cepillados. Mientras me besaba, su mano bajó a mi güevo y empezó a acariciarlo.

-Mmmm. Tal como lo dejé. Duro y preparado. No sé como haces, pero me encanta- y luego siguió besándome por varios minutos. Yo le acariciaba la cara y el pelo, mientras la dejaba a ella la iniciativa.

Al cabo de varios minutos de besos y de caricias, me dijo:

-¿Porqué no te pones cómodo?- mientras me empujaba ligeramente para que me acostara en el sofá.

Luego ella se arrodilló en el suelo a la altura de mi vientre, con el güevo en la mano, viéndolo fijamente.

-Estoy pensando- me dijo -si seré capaz de tragármelo todo como hizo mami-

-¿La viste?-

-En algún momento mientras me comías levanté la vista pude ver cómo se lo metía hasta que sus labios llegaron a tu pubis ¡Dios, debe haberle llegado al estómago!-

-Espero que no. No quiero quemaduras con los ácidos estomacales-

-Pero no es el largo lo que me preocupa, es el grosor- dijo metiéndose la cabeza en la boca mientras la acariciaba con la lengua. Jejeje… ¡sabes a mí!- continuó diciendo al sacárselo para hablar.

Por un rato, estuvo jugando con mi güevo, metiéndolo y sacándoselo de la boca y acariciándolo con la lengua. De vez en cuando lo llegaba hasta el fondo de la garganta, pero no intentaba meterlo más adentro.

Mientras, yo había sacado una mano del sofá y le acariciaba las tetas con la parte de afuera de la mano, no podía hacerlo con la palma, y le apretaba los pezones que estaban duros y excitados, con los dedos.

-No me atrevo- dijo sacándose el güevo de la boca -es demasiado gordo. Pero no te preocupes, tengo una idea mejor-

Entonces se levantó, me pidió que me acostara a lo largo del sofá. Luego pasó una pierna sobre mí y luego se arrodilló, justo a la altura de mis caderas. Después me miró con su mirada pícara, sonriendo de oreja a oreja, me agarró el güevo y apuntándoselo a su vagina, fue bajando poco a poco.

Primero dejó que la cabeza se apoyara en la entrada de su vagina, abundantemente lubricada con sus jugos. Desde allí se fue bajando muy despacio, mientras se iba abriendo para que el güevo entrara. Éste, se dobló primero un poco por la presión, pero cuando su vagina se abrió para dejarlo entrar, el güevo se enderezó y entró en su cuerpo.

-Aaaahhh- gimió arrastrando las palabras -queee ricooo-

Luego siguió bajando despacio. El güevo la siguió abriendo mientras su vagina lo dejaba pasar con un poco de esfuerzo, produciendo una muy agradable presión en él.

Su ojos se habían cerrado, pero la cara de placer era indudable. Cuando se había tragado la mitad, se detuvo y retrocedió, sacándolo un poco para volver a metérselo.

-Siii… mmmm… mmm. Cómo me estaas llenando…-

Poco a poco las subidas y bajada de sus caderas fueron haciendo que el güevo penetrara más y más en su cuerpo, hasta que finalmente ella quedó sentada sobre mis caderas y el güevo enterrado hasta el fondo.

-Mmmmm… lo tengoooo taaan adeeentrooo… mmmm-

Después de esperar un momento hasta acostumbrarse a la sensación de estar tan llena, Jenny empezó a moverse otra vez. Unas veces simplemente movía las caderas adelante y atrás, deslizando el clítoris contra la base del güevo. Otras veces el movimiento era más bien circular, lo que hacía que el güevo gire dentro de ella apretando el punto G cíclicamente. Finalmente volvía a subir y a bajar todo su cuerpo, haciendo que el güevo entrase y saliese.

Mientras, yo le acariciaba las tetas con mis manos o simplemente las colocaba en sus caderas para apoyarla con sus movimientos.

Los minutos iban pasando poco a poco y nuestros niveles de placer iban subiendo y subiendo acercándonos a los dos hacia nuestros respectivos orgasmos.

-¡Ya llegué- dijo Maggie desde la puerta.

Jenny no perdió el ritmo, simplemente miró hacia la puerta, respirando pesadamente mientras seguía gimiendo y diciendo cosas:

-Siiii…. aaaahhhh…. mmmmm…. queeee ricooo-

Maggie la miró desde la puerta, pero el espaldar del sofá me tapaba.

-¿Y dónde está Gregg?- dijo mientras se quitaba el traje de invierno, pero de pronto entendió los movimientos de Jenny y dónde me encontraba yo.

-Caramba. Uno no se puede irse un momento, porque empiezan la fiesta sin uno- dijo terminándose de quitar la ropa a toda velocidad.

Entonces Jenny le dijo:

-Ay Maamiii… lo tengooo tan adeeentrooo… aaahhh-

 -Si hija. Anoche yo también lo tenía así… es delicioso- respondió Maggie caminado desnuda hasta pararse al lado del sofá.

Jenny seguía subiendo y bajando, disfrutando con mi güevo recorriendo su vagina y revolviéndola por dentro.

-Mmmm… siiii…- seguía gimiendo.

Maggie no sabía qué hacer, sus pezones parecían que iban a explotar y movía sus piernas una contra la otra tratando de acariciar su clítoris con ese movimiento.

Entonces Jenny le dijo:

-Perooo no te quedeees ahí paraaada. Siéntateee aquii- señalando la parte de arriba del sofá y ¡mi cara!

-¿Puedo?- me preguntó Maggie.

-No faltaba mas..- respondí -será un placer-

Entonces Maggie pasó su pierna por sobre mi para sentarse en mi cara, dándole la espalda a Jenny, pero entonces ésta le dijo:

-Nooo mamiii, asi noooo, de frentee a miii. Quiero verlooo todoo-

Maggie se le quedó viendo, como preguntándose qué pensaba Jenny y qué quería hacer, pero le hizo caso y volteándose, poniendo de nuevo las rodillas a cada lado de mi pecho y bajándose luego poco a poco hasta que su vulva se posó en mi cara.

-Mmmm- gimió cuando mi lengua le recorrió su vulva, oscilando y jugando con sus labios hasta llegar a su clítoris.

-Siii… mamiii… asiii… disfrutamos laas… dooos… aaahhh-

Yo puse mis manos en las caderas de Maggie y me concentré en comérmela lo mas rápido posible para que llegase al nivel de excitación que teníamos los Jenny y yo. Jenny no dejaba de moverse sobre mi y yo sentía como iba a llegar pronto al orgasmo, posiblemente arrastrándome a mí también. Y seguía gimiendo y hablando incontrolablemente.

-Aaaahhh queeee ricooo… taaan durooo…-

De pronto, para mi sorpresa, Jenny dejó de decir cosas y se quedó inmóvil sentada sobre mí. Yo no podía ver qué pasaba, pero mi orgasmo avanzaba a toda velocidad así que simplemente comencé a empujar con las caderas, al tiempo que trataba de no perder el ritmo con Maggie, que seguía moviendo sus caderas sobre mi boca, pero tampoco decía nada.

Cuando no pude más, empujando con todas mis fuerzas contra Jenny dejé que mi orgasmo explotara y un chorro de semen saliera de mi güevo para hundirse en sus profundidades.

Eso pareció despertarla y enseguida la oí gemir de nuevo:

-Ooooo siiii…. llénameee todaaaa aaaahhhh-

Un nuevo estremecimiento de mi cuerpo expulsó otro chorro dentro de Jenny y unos segundos después, uno más. El orgasmo me había hecho empujar tanto que mi culo se había levantado del sofá, pero finalmente me dejé caer y Jenny cayó conmigo. Eso pareció disparar su propio orgasmo y entonces gritó:

-Siii…. aaaahhh…. otraaa… veeeez… aaaahhhh- Mientras su vagina me comprimía con los espasmos del orgasmo.

Por unos momentos no podía pensar en más nada que los estremecimientos de placer que recorrían mi cuerpo, por mi propio orgasmo y por el de Jenny, pero entonces sentí como Maggie comenzó a presionar su vagina más y mas contra mi cara y entonces…

-Aaaahhh…- gimió ella también y una gran cantidad de líquido claro cayó sobre mi cara cuando Maggie eyaculó sobre mi, mientras se estremecía una y otra vez presa de su orgasmo.

Poco a poco, cuando nuestras respiraciones se fueron normalizando, nos fuimos desenredando. Jenny se levantó primero, sin poder evitar que todo lo que había eyaculado dentro de ella cayera sobre mí. Luego fue Maggie, que habiendo terminado de última, también fue la última en recuperarse. Finalmente me incorporé yo, cubierto de sudor y todo tipo de fluidos sexuales.

-Creo que voy a tener que bañarme- dije tratando de no moverme mucho para no ensuciar el sofá.

-No hay agua, recuerda- dijo Jenny -lo siento-

-Pero tenemos la promesa de que van a poner la electricidad en cualquier momento- añadió Maggie -Cuando venía de regreso vi varios camiones de la compañía de electricidad en una zona al lado de las lineas eléctricas. Supongo que estaban reparándolas-

-¡Qué bueno!, pero mientras tanto podemos hacer ayudaret- dijo Jenny tomando su franela -Acuéstate otra vez-

Entonces, con cuidado empezó a limpiarme con su franela… y su lengua.

-¡Pero qué hija tan hacendosa tengo!- dijo entonces Maggie y empezó también a limpiarme la cara con su lengua y sus… pantaletas que se había quitado hacía poco.

Yo me dejé hacer, disfrutando de las dos mujeres ocupadas en limpiarme. Sin embargo, debo decir que ese trabajo no parecía ser gratis, cuando Jenny empezó a meterse mi desinflado miembro en su boca para “limpiármelo” al tiempo que lo chupaba deliciosamente.

-¿Qué opinas mami, crees que está suficientemente limpio?- dijo agarrándolo por la punta y levantándolo para que Maggie lo viera.

-Mmmm, no sé- respondió ésta -déjame verlo de cerca-

Entonces se colocó al lado de Jenny, me lo agarró el güevo y acercándose mucho dijo:

-Mmmm, no sé. Me parece que aquí quedan un poquito de sucio- e inmediatamente se lo metió en la boca y con su lengua empezó a jugar con él.

Para mi sorpresa y excitación, cada con cada intercambio, las dos se besaban sensualmente. 

-No, no. Estoy segura de que no había nada ahí- dijo Jenny y presionó su hombro contra el de Maggie para probar ella. Primero la volvió a besar en la boca y después se metió mi güevo en la boca. A todas estas, yo había empezado a exilarme de nuevo y el güevo había empezado a crecer lentamente.

Jenny se lo sacó de la boca y lo mientras mantenía agarrado con la mano, dijo:

-Bueno, no sé. Lo que pasa es que este bicho está cambiando de tamaño a cada rato y es difícil saber-

-¿Cambió de tamaño? Déjame revisar de nuevo- dijo Maggie y Jenny, sin soltarlo, lo apuntó hacia la boca de Maggie que inmediatamente empezó a chuparlo.

-Niñas, niñas…- dije -¿No les parece que deben dejar de jugar y mejor comer algo?-

-¡Pero si nosotras ya estamos comiendo!- dijo Jenny riendo.

-Mmmmgrfs- gruñó Maggie sin sacárselo de la boca.

-No entiendo mami- dijo Jenny acariciándole la cabeza muy sensualmente a su madre -¿quizás si te sacas la comida de la boca?-

Apenas Maggie se irguió, Jenny se apoderó de mi güevo, que ya estaba casi en su tamaño final.

-Se me olvidó decirles que les traje unos sandwichs. No sé en qué estaría pensando antes que no les dije- dijo Maggie.

-¡Yo si sé en qué estabas pensando!, jajaja. Pero dejemos que este pobre hombre se alimente, porque si le seguimos sacando la… energía a este ritmo, se nos va a desmayar en cualquier momento-

-¿Desmayarse?- dijo Maggie -Mira esto- agarrándome el güevo y sacudiéndolo -¡ya está como una piedra!. Jajajaja-

-Bueno, bueno- intervine -¿porqué no comemos los tres esos sandwiches y después decidimos qué hacer?-

-Me parece buena idea- dijo Maggie levantándose y agarrando el morral que había llevado.

Jenny seguía agarrándome el güevo, pero cuando me senté en el sofá, me lo soltó para buscar un poco de nieve derretida para beber mientras nos comíamos los sandwichs.

-¿Qué noticias nos traes, entonces?- preguntó Jenny, sentados los tres desnudos en el suelo frente al fuego.

-Bueno, finalmente pude hablar con tu papá- dijo Maggie

-Y le dijiste que te habías cogido a su consuegro hasta cansarte-

-No. Le dije que su hija se lo había cogido tantas veces que el pobre no podía caminar, jajaja-

-Bueno, bueno- le dije Jenny -deja hablar a tu madre- y entonces ella me lanzó un beso.

-A ver. La tormenta ha sido gigantesca y todavía no termina. Se espera que esta tarde empiece a nevar de nuevo y lo haga por toda la noche. Las autopistas están más o menos libres, pero los caminos vecinales como el nuestro están completamente cubiertos de nieve. Por cierto, si no es porque sé donde dejamos el carro, no lo encontramos. Está totalmente cubierto de nieve!- dijo Maggie.

Entonces hizo una pausa para comer un mordisco de su sandwich. 

-El caso es que nadie vendrá a la cabaña y nosotros no podremos irnos tampoco hasta el domingo en la tarde-

Una sonrisa malévola se dibujó en la cara de Jenny.

-¿Entonces nos tenemos que quedar solas las dos con Gregg hasta el domingo?- dijo.

-¿Te preocupa lo que te pueda hacer?, Jajaja- dijo Maggie riendo.

-No. Lo que me preocupa es lo que le vamos a hacer nosotras a él. Jajaja-

Yo no reí porque, realmente, si la primera noche había sido así… ¿cómo iba a aguantar dos días más?

-El caso es que seguiremos aquí hasta mañana. Pero la buena noticia es que ya estaban trabajando en reparar las líneas eléctricas y que en cualquier momento volverá la energía eléctrica-

-Eso sí es una buena noticia- dije.

-¿Ah? ¿Y lo que vamos a estar los tres solos hasta el domingo no es una buena noticia?- dijo Maggie.

-No…- respondí -¡Esa era una excelente noticia!-

-Ya me parecía… - dijo Jenny.

Entonces y como por arte de magia, ¡las luces de toda la casa se encendieron!

-¡Ahhh Qué bueno!- dijo Jenny.

-Siii- gritamos Maggie y yo-

Ya estábamos terminando de comernos los sandwichs.

-Vamos a terminar de comernos los sandwichs y después recogemos un poco este desastre…- dijo Maggie.

-¡Y nos damos un baño!- completó Jenny -tengo adentro todo lo que me depositó este señor anoche y esta mañana y siento como se va saliendo poco a poco-

-Pero qué asco hija- dijo Maggie -no tienes que ser tan explícita. Aunque por cierto. A ti te han depositado dos veces y a mi ninguna…-

-Tenemos muchas horas más…- dije.

-Si. No me preocupo, sólo fue un comentario-

-Y hablando de cosas por hacer…- añadió Jenny -te vi hacer una cosa anoche que me tienes que enseñar-

-Claro hija- respondió Maggie.

-Esta mañana traté de comérmelo todo- dijo señalándome en güevo, que por cierto estaba otra vez de reposo -pero no pude ¡y por mucho! ¿Cómo pudiste anoche metértelo en la boca?-

-Ahhh… es una cuestión de práctica, luego te enseño. Ahora no tiene… fuerza- dijo riendo y señalando mi güevo encogido.

-Yo también tengo una pregunta- dije yo.

-¿A ver?- respondió Maggie.

-Esta mañana, mientras… jugábamos los tres, de pronto Jenny dejó de hablar. Ella es tan… vocal… diciendo siempre lo que le gusta, pero de pronto se quedó muda-

Maggie pareció dudar sonrojándose y mirando a Jenny, pero ésta no dudó.

-Jajaja ¡Es que mi mamá me tapó la boca!… Jajaja-

-¿Te tapó la boca?- pregunté extrañado.

-Si… ¡con la suya!-

Nuevamente me quedé sorprendido. Entonces Maggie intervino.

-Es que estabas hablando mucho hija, no me dejabas concentrarme. Uds. llevaban rato… jugando y yo sabía que iban a acabar en pocos momentos, así que yo tenía que apurarme para no quedarme afuera. Pero tu seguías con tus gemidos…-

-Perdón, no sabía que te molestaban-

-No, no me molestan mi amor- respondió Maggie acariciando a Jenny y besándole la cara -pero es que no me podía concentrar en mi cuerpo y en lo que me hacía la lengua de Gregg allá abajo. Entonces se me ocurrió… besarte ¡Y funcionó!-

-Yo me sorprendí mucho. No me lo esperaba- acotó Jenny.

-¡Menos mal que sólo fue una sorpresa! Fue una acción sin pensar y hubiera sido un desastre que te hubiese desagradado-

-Está bien. No es la primera vez que me besa otra mujer, pero…¿Cuando me empezaste a acariciar las tetas también fue para que me callara? Jajaja- dijo Jenny.

Maggie se sonrojó un poco más.

-Bueno en medio de una batalla… No es que me gusten las mujeres… pero si me encuentro una teta suelta por ahí y como tenía las hormonas alborotadas…-

-O sea que esta mañana tenías las hormonas alborotadas-

-¿Esta mañana? Las tengo alborotadas desde cuando empecé a bailar con esto pegado a mi vientre ayer!- dijo agarrándome el güevo -Y vámonos a bañar antes de que se me terminen de alborotar otra vez. Vamos, recojamos todo y lo metemos en mi cuarto-

-¿Me estás invitando a tu cuarto?- preguntó Jenny -Yo pensé que yo iba a dormir en el mío y Gregg en el de huéspedes-

-¿Para qué? Si seguro que esta noche, qué digo esta noche. En un rato vamos a estar todos revolcándonos en mi cama…-

Yo me había quedado mudo oyendo toda la conversación y poco a poco volvía a excitarme de nuevo. Tenía razón Maggie, mejor empezábamos a organizarnos.

Así pues, empezamos por llevar todas las maletas al cuarto. Seguíamos desnudos y aunque la calefacción había empezado a funcionar, la casa seguía helada, pero me daba asco ponerme una camisa sobre mi cuerpo sudado y empegostado, por más que me hubiesen ¨limpiado” a lenguatazos. Así pues que con todo y el frío llevamos las maletas al cuarto y regresamos corriendo.

Luego recogimos los sacos de dormir para meterlos en la lavadora. Seguramente estaban sucias también, así como el sofá, por lo que le quitamos el forro para lavarlo también.

-Bueno ahora vamos a bañarnos- dijo Maggie.

-¿Todos juntos?- preguntó Jenny.

-Por supuesto. Mi ducha es gigante y cavemos los tres sin problemas-

-Mmmm. Me encanta la idea- sonrió Jenny.

-Yo voy a ir primero al baño, porque tengo que hacer… “un asunto privado” y me gustaría tener un poco de tranquilidad- dijo Maggie.

-¡Oh!, muy buena idea- dije yo -yo me quedo en este baño auxiliar y no molesto a nadie-

-Yo no tengo ganas todavía- dijo Jenny -así que me quedo aquí recogiendo y arreglando un poco- y empezó a recoger las bandejas con las salchichas, los panes y todo lo que habíamos traído de la cocina la noche anterior para “cenar”.

Luego de resolver mi “movimiento intestinal mañanero”, salí del baño y me encontré a Jenny con la sala ya recogida. Era increíble, todo estaba puesto en su lugar y no se veía nada del desastre que habíamos hecho la noche anterior.

-¡Wow, que maravilla- le dije. 

Ella me miró, desnuda, con una escoba en la mano, y después de unos segundos dijo:

-¡Qué cantidad de sucio hicimos!, pero ya lo arreglé todo. Y ahora… y ahora…¡Uds. me deben una!-

-Jajaja. Claro que sí ¿Y ya pensaste cómo te la vamos a pagar?-

-¡O si! Tengo algunas buenas ideas- respondió pasándose la mano por el bajo vientre. 

-Jajaja- reímos los dos.

-Bueno. Ahora vamos a meternos en esa ducha. Me siento asquerosa. Ya mi mamá debe haber terminado con su “asunto”- dijo Jenny llevando la escoba y las últimas cosas a la cocina, mientras yo la seguía pues todavía no sabía dónde estaban los cuartos.

Cuando llegamos al cuarto principal y específicamente al baño de Maggie, ya ésta había salido también de su “asunto” y se cepillaba los dientes en el espejo. Con el firme movimiento su mano con el cepillo, sus tetas oscilaban lateralmente rítmicamente.

Jenny y yo nos quedamos viéndola por el espejo.

-¿Qué? Nunca han visto unas tetas antes?-

-Muchas- respondí -pero ninguna bailando tan lindo como éstas-

-Jajaja-

En la ducha, que ocupaba toda una esquina del enorme baño, un montón de chorros de agua caliente producía nubes de vapor. Abrí la puerta y palpé el agua. Estaba demasiado caliente.

Maggie vio mi gesto y en seguida me dijo: 

-La llave de la izquierda es la caliente y la de la derecha es la fría-

-¿Cómo es que hay tanta agua caliente tan rápido?- preguntó Jenny.

-Tu papá mandó a poner un sistema de calentamiento de agua que no requiere un termo. El agua es calentada al instante mientras pasa por unas hornillas de gas o algo así. De esa forma nunca se “acaba” y hay agua caliente instantáneamente para ocasiones como ésta-

-¡Qué bueno!- dijo Jenny entrando a la ducha apenas yo regulé la temperatura.

-¡Dios mío! Esto es una locura- dijo.

Había chorros de agua salían de todos las paredes, inclusive del techo. Algunas como una regadera habitual, otras más dispersas, como si fuese una lluvia y todo se podía regular con unos controles. Poner los chorros más fuertes o menos concentrados.

Yo entré detrás Jenny y el agua me cubrió por todos lados. La sensación era maravillosa. Lurgo entró también Maggie y todos cupimos sin problema.

-¡Aaaahhhh- me tocó gemir de placer a mí, pero del placer del agua sobre mi piel. Cerré los ojos y disfruté del agua. Y creo que los tres sentimos lo mismo. La sensación de poder bañarnos era… increíble.

Unos momentos después sentí unas manos jabonosas en mi pecho, era Jenny que empezaba a lavarme. Inmediatamente Maggie hizo lo propio con mi espalda, pero en vez de manos usaba una gran esponja.

-Mmmm, delicioso- dije mientras me lavaba la cara.

Ellas me lavaban con deliberada lentitud. Jenny recorría mi pecho una y otra vez, pellizcándome las tetillas tanto como le era posible, porque enjabonadas, siempre se les salían de las manos. Maggie me restregaba más duro utilizando la esponja, pero también era una muy agradable sensación.

Pronto, ambas empezaron a bajar a zonas más interesantes. Jenny se distrajo un poco más en mi barriga, que por cierto no era musculosa ni plana, todo lo contrario, era más abultada de lo que me gustaba, pero bueno, ya no soy un muchacho. El caso es que Jenny deslizaba sus manos por mi barriga, pero es que ahí había caído mucho del semen que había salido de ella esta mañana. Me habían limpiado y lamido todo lo que quisieron, pero igual ella quería limpiarme bien.

Maggie ya había llegado a mis nalgas después de una rápida pasada por la parte baja de mi espalda. Mis nalgas no estaban nada mal debo decir. Una herencia de mi madre, creo, pero que mis largas caminatas se encargaban de mantener firmes. El caso es que Maggie comenzó a enjabonarme mi trasero y manteniendo la esponja por las zonas “externas”, mientras que con su mano libre empezó a hacerme una limpieza más profunda. Por un momento pensé en protestar, pero después de lo que habíamos hecho la noche anterior y esta mañana… decidí dejarla que ella decidiera a dónde llegar. Afortunadamente, después de deslizar varias veces los dedos por sobre mi ano, siguió hacia abajo, arrodillándose para enjabonar y limpiarme las piernas.

Jenny había llegado a mi güevo, que todavía ya se encontraba a “media asta”; ligeramente duro pero todavía colgando un poco hacia abajo. Entonces, tomándolo con una mano empezó a enjabonarlo, arrodillándose también para estar más cómoda. Con la otra, comenzó a enjabonarme las bolas. Ese “enjabonamiento” obviamente hizo que terminara de endurecerme. Entonces dejó las bolas y siguió enjabonandome el güevo con las dos manos llenas de jabón y deslizándolas arriba y abajo lentamente. Una vez que mi güevo estuvo completamente limpio… y duro, Jenny sonrió con su éxito y siguió con las bolas y las zonas aledañas. Finalmente le dio un beso en la cabeza y cuando iba a seguir enjabonándome las piernas, se dio cuanta de que ya Maggie se había encargado de eso.

-Bueno, muchas gracias chicas- les dije -ahora vamos contigo Jenny.

Ambas se levantaron y Jenny se volteó hacía Maggie, dándome la espalda a mí, sin dejar de agarrarme el güevo que mantenía en su mano derecha. Al igual que Maggie había hecho conmigo, empecé a enjabonar a Jenny desde el cuello hacia abajo, evitando el pelo que le caía por la espalda como una preciosa cascada dorada.

Maggie empezó a enjabonarle las tetas a Jenny diciéndole:

-Ay hija ¡Qué tetas tan lindas tienes! Son tan duras… cómo me encantaría tenerlas así de nuevo-

Con placer deslizaba sus manos por los senos de Jenny que mostraban su acuerdo manteniendo erguidos los pezones.

-Pero las tuyas son también increíbles- le respondió Jenny. 

-No me quejo, pero… ya pasaron sus mejores años. En cambio éstas son una delicia. ¿Quién iba a pensar, cuando eras una mocosita flacucha y plana la última vez que te bañé, que se te pondrían tan lindas. Jajaja-

-Ay mamá, hace tanto tiempo de eso…Jajaja-

Mientras, yo había bajado y le acariciaba, perdón, le lavaba las nalgas. Y mientras Maggie hablaba de lo duro que tenía las tetas, yo pensaba lo mismo de sus nalgas, firmes y jóvenes.

-Y ahora vamos a enjabonarte por aquí- dijo Maggie metiendo los dedos profundamente entre las piernas de Jenny y, por supuesto, por entre los labios de la vulva.

-Si mal no recuerdo, en aquel entonces no me limpiabas tan… profundamente, Jejeje- dijo Jenny moviéndose inquieta ante las caricias de Maggie.

-¡Ah! Es que en aquel entonces eras una niña, pero resulta que ahora eres como la Caperucita Roja y por ahí anda un lobo que quiere comerte-

-¿Un lobo?- preguntó Jenny con una sonrisa siguiendo el juego.

-Si. Y a ese lobo le encantaría jugar con estos huequitos tuyos, por lo que hay que mantenerlos limpios y relucientes- siguió diciendo Maggie.

-¿Sólo los huequitos míos?- preguntó Jenny.

-Bueno, los míos también, pero ya de esos nos ocuparemos después. Jajaja-

-¿Y qué es exactamente lo que le quiere hacer ese lobo feo a nuestros huequitos?-

-¡Ahhh! Una pregunta muy importante. Resulta que el fauno tiene una cosa que le sobresale, como un palo o una rama- comenzó a contar Maggie -Generalmente esa rama es pequeñita y blandita, pero cuando se le acerca una muchacha bella como tú, la rama crece y se pone dura y entonces el lobo trata de meterte la rama en alguno de tus huequitos. Especialmente en éste- Y Maggie subrayó lo que decía metiéndole dos dedos en la vagina a Jenny, que aspiró aire fuertemente al sentir los dedos de ella en su interior.

-Aahh mmmm- Luego preguntó: -¿Y qué le pasa a uno cuando el lobo hace eso?-

-Mmmm. Una serie de cosas maravillosas: se te acelera el pulso, sientes como te tiemblan las piernas. Quieres reírte y gemir al mismo tiempo. En general, te sientes muy rico- respondió Maggie mientras masturbaba un poco a Jenny.

Yo había terminado de bañar a la espalda y las piernas de Jenny así que aproveché que Maggie estaba ocupada con su parte de abajo, aproveché y la abracé por la espalda, agarrándole las tetas y metiendo mi güevo por entre sus nalgas.

-¡Huy!- dijo Jenny -creó que el lobo anda por aquí cerca y anda buscando uno de mis huecos-

-Lo malo es…- continuó Maggie con sus caricias. Dos dedos en la vagina de Jenny, mientras que con la otra mano le acariciaba el clítoris -que mientras le lobo te va haciendo eso, te vas poniendo más y más débil y empiezas a decir bobadas, bueno unas dicen más que otras, jejeje. Cosas cómo: Siiii, Lléname toda..Aaahhh.- dijo Maggie imitando a Jenny.

-Jaja, muy graciosa- respondió Jenny.

-Al final quedas exhausta. Te tiemblan las piernas, ¡te tiembla todo!-

-¿Y al lobo no le pasa nada?-

-Si lo tratas bien, puede ser que él también se canse y entonces le sale una sustancia blanca por la punta de la rama y ésta se desinfla-

-Mmmm, me gusta- dijo Jenny moviendo sus caderas acariciándome el güevo entre sus piernas y sus nalgas y respondiendo a los dedos de Maggie.

-Pero los lobos tienen también una debilidad- siguió contando Maggie -ellos se mueren por poner su cosita en tu huequito. Y si tú los tratas con habilidad, le dices que si, pero que después. Y los mareas. Al final tienes al lobo jadeando a tus pies y le puedes quitar todo-

-Mmmm- gimió Jenny -Mmm todo esto está muy interesante... mmm... pero... mmmm... todavía no te hemos bañaaadooo a tiii-

Entonces empujó las manos de manos de Maggie apartándose de ella y también de mí, respirando fuerte y tratando de recuperar la compostura.

-Ven mamá, ahora te toca a ti-

-¿No quieres acabar primero hija? Estas tan cerca...-

-Me encantaría, pero prefiero esperar para hacerlo después, cuando estemos mas cómodos- respondió Jenny mientras comenzaba a enjabonar la espalda de Maggi.

-Jajaja- rió ésta -no me parece buen negocio dejar pasar un orgasmo por otro en el futuro, pero son tus hormonas. Jajajaja-

Yo empecé inmediatamente a enjabonarle las tetas a Maggie, que ya estaban por supuesto, con los pezones erguidos.  Era una gran diferencia después de haber jugado con las tetas de Jenny, duras y pequeñas. Las de Maggie se sentían gigantes, aunque en realidad no eran tan grandes y para una mujer de su edad, relativamente duras. Los pezones sobresalían mucho más también y a pesar de que el jabón los ponía resbaladizos, podía agarrarlos con los dedos y jalarlos o retorcerlos, lo que ella disfrutaba mucho.

Después bajé por su estómago hacia su vientre, metiendo mis dedos por entre los vellos de su monte de Venus, camino a su vulva. No había necesidad de disimular, todos estábamos excitados y si bien Jenny no había querido acabar en la ducha, no estaba seguro de si Maggie iba hacer lo mismo. Así que inmediatamente empecé a “enjabonar” su vulva, mientras mis dedos la recorrían profundamente.

Jenny la enjabonaba también por detrás y más de una vez nuestros dedos se tropezaron, ella viniendo de atrás y yo desde adelante.

Maggie disfrutaba nuestras caricias con los ojos cerrados, apoyando sus manos en mi pecho, mientras se respiración se iba haciendo más y más profunda. Entonces dijo:

-Mmmm. Hacer el amor en la ducha me enloquece, pero... hay otra cosa que me encanta hacer en la ducha... y que a tu papá no le gusta mucho-

Entonces se inclinó hacia mí y me susurró en la oreja: -¿Me complacerías y me harías el amor por detrás?-

-Con mucho gusto- le contesté igualmente en tono bajo.

-¡Hey! ¿Qué están murmurando Uds?- protestó Jenny.

-Verás, hija mía, le estaba pidiendo a Gregg si por favor me complacía con uno de mis gustos exóticos y él aceptó- respondió Maggie -y para ese propósito tengo que traer algo-

Entonces Maggie abrió la puerta de la ducha y salió toda mojada. Jenny aprovechó para acercarse a mi y agarrándome el güevo, comenzó a acariciarlo.

-¿Qué fue lo que te pidió mami?- me dijo melosa.

-Mejor será que te lo cuente ella- le respondí mientras le devolvía el favor, metiendo mi mano entre sus piernas y acariciándole la vulva.

-Es que…, hija- dijo Maggie regresando con un frasco en la mano -a mi me encanta que me hagan el amor por detrás-

-¿Por detrás? ¿Por el culo???- dijo Jenny con voz de asombro.

-Jajaja, así es. Es algo que he aprendido a disfrutar con lo años. Lamentablemente a tu papá no le gusta nada- respondió Maggie.

-Qué raro- dije yo -generalmente somos los hombres que lo pedimos y las mujeres se niegan. Uds. lo tienen invertido-

-Así es. Inclusive tomé la costumbre de hacerlo en la ducha, así en caso de que haya un accidente, tienes el agua ahí a la mano- 

-¿Un accidente?- preguntó Jenny.

-Pero hija, ¡no parece que tengas 22 años!-

-20 años, mami, 20. Y no, nunca he tenido oportunidad ni ganas de que me me metan algo por ahí ¡y menos de este tamaño!- respondió Jenny mostrando mi güevo que ella seguía masturbando despacio.

-El caso es que por más que te limpies por dentro- siguió aclarando Maggie -a veces queda algo por ahí y el pene puede ensuciarse un poco. Si estás en la ducha, lo sacas, lo enjuagas y listo. Nada grave. Bueno, para tu papá es una tragedia china, por lo que se niega a hacérmelo- 

Mientras hablaba, Maggie se había untado muy bien el culo con el aceite que había traído.

-También tienes que tener cuidado de usar un buen lubricante en base a agua, como éste. El culo no tiene lubricantes naturales como la vagina y si no te echas abundantemente, puede ser doloroso. Y ahora dame acá ese hermoso güevo de Gregg para lubricarlo también-

Así pues, Maggie me agarró el güevo y me untó generosamente con lubricante.

-Y ahora, buen hombre, haga Ud el favor de ponerse aquí- me dijo empujándome contra la pared de la ducha. Luego se puso de espaldas a mi y agarrándome el güevo con la mano derecha, empezó a retroceder.

Inmediatamente sentí como la cabeza del güevo le recorría la vulva primero y luego la apoyaba contra su ano, que se mantenía cerrado. Entonces suspiró y empezó a retroceder un poco más mientras doblaba el cuerpo hacia adelante.

La cabeza del güevo se mantenía contra el anillo del ano, pero entonces sentí como éste se empezaba a abrir poco a poco hasta que de pronto, la cabeza del güevo le entró en el culo.

-Mmmm… qué rico- dijo Maggie sin soltarme.

Luego volvió a respirar profundamente y a empujar hacia atrás, haciendo que el güevo le entrara profundamente.

-Mmmm…- volvió a gemir.

Jenny estaba a mi lado buscando la mejor vista.

-¡Wow mami!- dijo con los ojos muy abiertos -¡No puedo creer que te lo hayas metido casi hasta la mitad!-

-Siii… y lo estoy disfrutandoooo- respondió Maggie.

Entonces se movió hacia adelante, sacándolo un poco, y luego volvió a empujar hacia atrás con fuerza mientras quitaba la mano, con lo que el güevo le entró hasta el fondo.

-Aaaahhh siiii… mmmm-

Y entonces empezamos realmente a coger. Yo puse mis manos en sus caderas y la ayudé en su movimiento adelante y atrás, mientras ella se doblaba más y más hacia adelante.

Jenny nos seguía mirando con asombro, mientras sus manos de mantenían entre sus pierna y masturbaba despacio.

-Se me están cansando las piernas, Gregg- dijo de pronto Maggie -¿Te importaría si me pongo en cuatro en el suelo de la ducha y seguimos allí?-

-Por supuesto que no- le respondí.

Tratamos de que ella se bajara al suelo sin que se le saliera el güevo del culo, pero no pudimos y éste se salió. Por un momento el ano quedó muy abierto, como esperando, pero enseguida se cerró de nuevo.

Maggie se arrodilló en el suelo y luego se inclinó hacia adelante, poniendo las manos también en el suelo de la ducha, pero entonces Jenny le dijo:

-Espera, espera mami, déjame ayudarte- y entonces se sentó delante de ella con las piernas abiertas dejando que Maggie apoye su cabeza en su muslo derecho.

Entonces yo me arrodillé detrás de Maggie y sin necesidad de su ayuda, puse mi güevo en su ano y apreté. Casi inmediatamente, éste se abrió y me dejó entrar hasta el fondo sin problemas. 

-Mmmmm…- gimió de placer Maggie.

-Cómo te sientes mami?- preguntó Jenny acariciándole la cabeza y después las tetas.

-Bien hija. Los primeros centímetros de la penetración anal son los más difíciles- le explicó -Allí está el músculo anal propiamente dicho, que es muy resistente, pero después de pasar esa zona, la penetración se hace más fácil-

Arrodillado y con ella en el suelo, el nuevo ángulo me permitía penetrarla hasta la raíz.

-Mmmm…. qué rico- dijo Maggie cuando mis bolas comenzaron a chocar contra su vulva en el máximo de penetración. Y entonces comencé a cogérmela con fuerza, sacándolo y metiéndolo con largos movimientos.

Pronto Maggie empezó a gemir con más fuerza. Y entonces me dijo:

-Quiero que me acabes en el culo, quiero que me llenes el culo con tu leche-

-Me falta un poco todavía- dije -he acabado tantas veces ya-

-Oh no... tienes que podeer... -dijo Maggie comenzando a arrastrar las palabras -si quieres le pediiimos a Jenny queee te ayudeeee, mmmm-

-¿Y cómo me va a ayudar Jenny?- pregunté esforzándome en metérselo lento y profundo-

-Ya sabeees, un poquitooo de masajee en tu…-

-Mmmm...- gruñí -Vamos a intentarlo de la manera tradicional...-

Me empiné un poco más para cambiar el ángulo en que entraba el güevo en el culo de Maggie.

-Oooohhh... me gustaaaa mas asiii.

En esta nueva posición el güevo entraba más hacia adelante y chocaba contra la parte de adentro del pubis de Maggie, más o menos donde estaba su punto G, lo que explicaba porque le gustaba más. Pero además ahora podía ver a Jenny por encima del hombro de Maggie y me di cuenta que Jenny tenía los ojos cerrados y parecía concentrada en algo. Miré más abajo y pude ver el brazo de Maggie moviéndose adelante y atrás ¡estaba masturbando a Jenny!

-Ahhh... siiii... aaahhh- empezó a gemir ésta.

El concierto de gemidos de las dos mujeres empezó a hacer efecto en mi ánimo y mi orgasmo empezó a insinuarse entre mis bolas, que seguían golpeando la vulva de Maggie cada vez que se lo metía hasta el fondo.

-AAAAHHHHH.... SIGUEEEE.... SIGUEEEE- le pidió Jenny a su madre que empezaba a perderse en su propio orgasmo.

-Mmmm... - gemía Maggie tratando de seguir metiéndole los dedos a Jenny, pero poco a poco perdía coordinación.

-AAAAHHHH SIIIIIII- comenzó a gritar Jenny mientras le temblaba todo el cuerpo.

Unos segundos después llegó el orgasmo de Maggie y luego el mío.

Todos caímos en una pila de cuerpos, gimiendo y estremeciéndonos de placer, mientras el agua de la ducha seguía cayendo sobre los tres.

Media hora más tarde estábamos los tres sentados en la mesa de la cocina, disfrutando de un abundante desayuno con huevos, tocino, mantequilla, pan... Los tres estábamos muertos de hambre. Ni las salchichas de anoche, ni los sándwiches de la mañana habían sido suficientes y ahora teníamos por delante una rica comida caliente. 

Después de saciarnos, cada uno tomó una taza de café y nos sentamos en la sala.

-¿Y qué vamos a hacer después de comer?- preguntó Jenny.

-No sé- respondió Maggie -por lo pronto no podemos irnos de aquí hoy-

-Noooo... En ningún momento pensé en irnos... - dijo Jenny mirándome con ganas de empezar otra vez.

-Coño. No podemos matar a nuestro invitado- dijo Maggie riendo.

-Oh. Por mí no se preocupen. Todavía me quedan algunas balas en la pistola-

-¿Pistola? Te referirás al cañón ¿no?- dijo Jenny.

-Llámalo como quieras, querida- intervino Maggie -Pero propongo que hagamos algo distinto a... “hacer tiro al blanco”-

-Mmmm. Sobre todo si los tiros al blanco son de tan cerca que el “blanco” está ¡alrededor del cañón!- dijo Jenny.

-Jajajaja- reímos todos.

-¿Qué tal si salimos a hacer cross country con los esquíes? Aprovechemos que hace buen tiempo. En la tarde empezará a nevar otra vez- propuso Jenny.

-Eso me encantaría- dije.

-Vayan Uds. Yo pasé una hora en esos esquíes esta mañana y ya tengo suficiente. Yo me quedo en la casa reposando un poco. Tengo ciertos... músculos un poco magullados y quiero tenerlos descansados para utilizarlos más tarde de nuevo-

-¿Ciertos músculos? Nunca había oído llamar así a tus partes- dijo Jenny.

-Mis “partes” tienen músculos ¿las tuyas no?-

-Bueno, bueno- intervine -todos tenemos partes que tienen que descansar-

-¿Hasta los cañones?- preguntó Jenny con una bella y pícara sonrisa.

-Especialmente los cañones. Jajajaja-

Estuvimos esquiando más de una hora. Bueno “esquiando” es un decir porque yo pasé la mayor parte del tiempo en el suelo. Jajaja.

Bueno en realidad habría que decir que sólo fue durante los primeros 10 o quince minutos mientras le agarraba el truco al asunto. Jenny se reía tanto que le salían lágrimas y no había cosa que no me dijera. Para burlarse de mi o para animarme.

Finalmente le cogí el truco al asunto y pude moverme más o menos bien el aquellos campos nevados. Sin embargo poco a poco fueron llegando nuevas y negras nubes de tormenta y con ellas regresó también el frío y aunque estábamos bien cubiertos, la cara la teníamos descubierta y empezaba a sentirse. Cuando regresamos a la casa, la nariz me dolía y empezaba a molestarme. Jenny lo llevaba mejor que yo, pero su nariz estaba muy roja también y los labios un poco amoratados.

-¡Llegamos!- gritó Jenny apenas entramos, mientras se quitaba el traje de esquiar. Un poco más atrás venía yo con los dos pares de esquís, que dejé apoyados en la pared.

Cerré la puerta y empecé también a quitarme la ropa de esquiar, empezando por la botas que no solo son grandes y pesadas, pero que estaban llenas de nieve. Luego las agarré y junto con las de Jenny las puse en una especie de bandeja que tienen para que no mojen todo. Luego entré a la sala y cerré también esa puerta. Jenny ya se había quitado la chaqueta y estaba sentada en el sofá sacándose los pantalones impermeables.

-Holaaa- dijo Maggie llegando desde el cuarto. Tenía puesta sólo una corta bata -¡Uy! Trajeron el frío de afuera. Brrr-

-Es que está muy frío- dije -apenas desapareció el sol, la temperatura bajó como un plomo-

-Si- dijo Maggie -está previsto que la tormenta comience de nuevo. Pero no se preocupen, les tengo preparada una sorpresa-

-Espero que sea una cobija caliente- dijo Jenny que ya estaba en ropa interior.

-Mejor que eso- dijo Maggie -Dejen esa ropa mojada aquí y vengan conmigo-

Yo tenía una franela de algodón, interiores y medias de lana debajo de la ropa impermeable y me los dejé para no pasar tanto frío.

Ambos seguimos a Maggie y luego de pasar por el cuarto principal, entramos al baño y vimos una puerta abierta que no había notado antes. Cuando pasamos por ella: ¡un jacuzzi humeante!

-¿Y eso? No sabía que habían construido un jacuzzi- dijo Jenny mientras se quitaba el sostén y las pantaletas.

-Era una sorpresa. Tu padre lo mandó a construir hace poco y lo íbamos a estrenar este fin de semana. Bueno, igual lo vamos a estrenar, sólo que sin él. Jajaja- respondió Maggie quitándose la bata y metiéndose desnuda en el agua.

Solo faltaba yo, por lo que apresuradamente comencé a quitarme la ropa que me quedaba. De pronto me di cuenta de que las dos mujeres se habían sentado en el jacuzzi a ver como me desvestía y extrañamente me dio pena. No sé si eran las caras de interés y sensualidad con que me miraban, pero me sentí raro. 

Igual seguí desvistiéndome, primero me quité la franela. Luego tuve que sentarme para sacarme los interiores largos y sólo había un pequeño taburete. Me resigné ante la mirada burlona de las dos, mientras me sentaba y trabajosamente me sacaba los interiores largos… ¡con las medias puestas! Hubiera debido subírmelos otra vez y quitarme primero las medias, pero no le quería dar la satisfacción y con fuerza halé los interiores con las medias y ambos salieron finalmente. Finalmente me levanté completamente desnudo, les hice una reverencia y corrí a meterme en el jacuzzi mientras ellas se reían y aplaudían divertidas.

El agua estaba caliente, ¡muy caliente!

-Ohhh… esto está caliente- dije.

-Así es mejor- respondió Maggie -en seguida te vas acostumbrar-

-Ojalá- dije hundiéndome por completo en el agua- Mis pies tropezaron con Maggie, que estaba sentada frente a mí y ella aprovechó para acariciarme los pies.

Cuando saqué la cabeza, ya me sentía mejor y me senté en una especie de banco que recorría la mitad del jacuzzi alrededor del borde.

-Esto es divino- dijo Jenny sentada a mi derecha. Estaba hundida hasta el cuello y sonreía complacida mientras el calor del agua nos quitaba el resto del frío que habíamos pasado afuera.

-¿Y entonces?- dijo Maggie -¿Cómo les fue en el paseo? Estuvieron mucho tiempo afuera-

-Muy bien- respondió Jenny -Al comienzo, este caballero aquí tuvo algunas dificultades para mantenerse de pié, pero con mi ayuda, fue aprendiendo.

-¿Tu ayuda?- dije riendo -¡Si lo único que hacías era meterme mano por todos lados!-

-¿Pero cómo te iba a ayudar si no te agarraba?-

-¿Ayudarme agarrándome por el trasero?-

-Jajajaja- se reía Maggie a más no poder- ¿Dejaste que Jenny te agarrara por el culo? Jajaja-

-Si… bueno, no la dejaba, ella lo hacía a pesar de mis protestas-

-Jajajaja- reían las dos.

-Pero tú también metías mano y me agarrabas también- dijo Jenny.

-¡Sólo defendía mi pudor! Jajaja-

Por un rato descansamos los tres sentados en el agua, disfrutando de los fuertes chorros de agua que salían por las paredes del jacuzzi. De vez en cuando estirábamos las piernas rozándose mutuamente, un poco sin querer y otro poco queriendo.

-Bueno Greg, después de la noche pasada podrías decirnos finalmente cómo te fue con la tía Olga la otra noche- dijo Jenny al rato.

-Jajaja- reí -Definitivamente no pierdes las esperanzas de que te diga-

-Me muero de la curiosidad- respondió.

-Pues si te mueres, tendré que darte respiración artificial-

-Jajajaja- rieron las dos.

-Mmmm ¿Empiezas ya?- dijo Jenny con una gran sonrisa, acercándose y besándome en la boca, mientras me acariciaba el güevo bajo el agua, que respondió enseguida endureciéndose a pesar del calor del agua caliente.

-¿No ablandé tu corazón?- dijo separándose de mi y sonriendo encantadoramente.

-Totalmente derretido, pero otra parte de mí se empezó a endurecer- respondí, igualmente sonreído y relamiéndome los labios de placer.

-¡Ah! Pero yo quiero saber cómo es eso- dijo Maggie acercándose a mí por el otro lado y comenzando a besarme también. Al igual que Jenny, su mano buscó mi güevo bajo el agua y comenzó a acariciarlo, mientras yo le acariciaba las tetas. Luego de un rato también se separó con un profundo suspiro.

Cuando pude hablar, les dije entonces: 

-¿Cómo te sentirías tu Jenny, si la próxima semana yo le contara a alguien cómo haces tu el amor, qué haces con la lengua cuando me besas? ¿O cómo te sentirías tú Maggie, si le dijera a alguien que te gusta hacerlo por… detrás en la ducha?-

-¡Me encantaría!- dijeron las dos al mismo tiempo -Jajaja-

-Bah, no les creo. Pero ya que estamos hablando de qué hacemos y no tengo ningún problema de hablar de nosotros, te tengo una pregunta, Jenny-

-¿A ver?-

-¿Porqué estás aquí? Yo soy mucho mayor que tú. Podrías estar con alguien de tu edad, en algún concierto de rock o algo así-

Ni Maggie, ni Jenny me habían soltado el güevo que acariciaban lentamente las dos. 

Cuando terminé de hacer la pregunta, Maggie miró a Jenny y dijo:

-Si, yo también tengo esa curiosidad-

-A ver- dijo Jenny apretándose más a mí y recostando su teta izquierda contra mi brazo. Luego pasó su brazo por detrás del cuello.

-Cuando supe que venía el papá de Héctor, me produjo un poco de curiosidad. Tu hijo Héctor es muy buenmozo e inteligente y pensé que el papá podría ser así también-

-Luego- continuó hablando Jenny -cuando te conocí en la fiesta, lo confirmé. Vi lo bien que bailaste con Lily y luego con mami. Después, durante la cena fue un placer conversar contigo y tuve oportunidad de descubrir que no sólo eras buenmozo, sino que también eras inteligente y encantador conversando-

-Después tuve la oportunidad de bailar contigo y no sólo disfrutar de tus habilidades como bailarín, y eso es muy escaso por estos lados, sino que también conocí a este… ¡Hey, no lo acapares todo!- le dijo a Maggie peleando con ella por el “manejo” de mi güevo bajo el agua.

-¡Pero tenemos espacio para las dos!- le respondió Maggie bajando un poco la mano hacia mis bolas y dejándole a Jenny el glande y la parte de arriba del güevo.

-El caso es- continuó contando Jenny, después de “acordar” cómo se repartían mi güevo -que se me habían alborotado las hormonas y pensé que sería interesante cogerme a un hombre mayor. Nunca había estado con alguien que no fuera de mi misma generación. Después, al saber que íbamos a pasar unos días aquí en la cabaña, se me ocurrió que era una estupenda oportunidad de… probar-

-¿Y?- le pregunté -¿Cumplí con las expectativas?-

-¡Las superaste por mucho! Jajaja- respondió riendo y apretándome duro bajo el agua.

-Gracias- dije sonriendo.

-Apoyo lo dicho por Jenny- añadió Maggie -Has sido un hallazgo delicioso-

-Por supuesto que- continuó Jenny -entiendo que esto es sólo una diversión y que la semana que viene te vas y no te veré quien sabe hasta cuándo. Pero mientras tenga oportunidad de disfrutarte- 

Entonces comenzó de nuevo a besarme en la boca con pasión. Mientras, yo hacía lo que podía con mis manos, pero mis brazos estaban sobre los hombros de cada una de ellas y desde ahí no podía hacer mucho. Pero aún sin poder acariciarlas directamente, estoy seguro que ellas estaban disfrutando también.

Un momento después los labios de Jenny se separaron de los míos y yo me volteé a besar a Maggie, que inmediatamente aprovechó la oportunidad. 

Jenny entonces siguió contando:

-Ahora bien. Con tanta gente que venía a pa cabaña, yo no esperaba más que una rápida cogida antes de tener que salir a algún lado o quizás que pudiera escabullirme en tu cuarto. Algo así como la tía Olga. Pero cuando cuando ocurrió lo de la tormenta y supe que íbamos a estar los tres solos, entendí que las oportunidades se multiplicarían. El único problema era qué hacer con mi madre… que parece estar también pasándola tan bien como yo-

Entonces Maggie interrumpió el beso también y yo aproveché para preguntarle.

-Justamente en eso estaba pensando- dije dirigiéndome a Maggie -¿Qué pensabas tú?-

-Mi caso es parecido al de Jenny. Me fascinaste desde el primer momento-

-Pero tú estás casada- le dije.

-Aquí en estas tierras, como te habrás dado cuenta, eso no es mayor problema. Desde la invención de la píldora anticonceptiva en los años ’60 del siglo pasado, las mujeres hemos ido conquistando más y más libertades. Se fue “igualando” el campo, por decirlo de alguna forma. A estas alturas somos tan o más libres como los hombres y si vemos algo que nos gusta, lo buscamos y como solían decir Uds, “nos lo cogemos”. Así pues, mi matrimonio es lo que mucha gente denomina un matrimonio abierto. En otras palabras, cada uno puede tener relaciones con otros siempre y cuando sea sin secretos-

-¿Siempre fue así?- preguntó Jenny, que parecía estar enterándose ahora de eso.

-Bueno, no siempre fue así- Al principio fuimos fieles uno con el otro por amor. Además queríamos estar seguros de que Uds. fuesen efectivamente hijos de los dos. Bueno, seguro que eran hijos míos, jajaja, pero no necesariamente de tu padre-

-Jajaja- intervine -tienes que expresarte mejor, porque todos los hijos son también de su padre… de su respectivo padre-

-Jajajaja- reímos todos.

-Tienes razón. Pero en cualquier caso estamos seguros de todas Uds. son efectivamente hijas de Mike y mías-

-Es bueno saberlo- dijo Jenny -nada como hacerse un examen de DNA y descubrir que eres hija del panadero. Jajaja-

-Sólo después de que decidimos no tener mas hijos- continuó contando Maggie -fue que empezamos a tener otras… diversiones. Así pues, como te diste cuenta en la fiesta, las mujeres de nuestra sociedad son muy liberales-

-La verdad es que me sorprendí mucho al comienzo. Cuando empezó el baile en la fiesta y Lilly se pegó a mi cuerpo con tal desparpajo. Yo no sabía qué pensar, ni cómo debía reaccionar- dije.

-Jajaja- dijo Maggie- Yo también me sorprendí cuando te abracé para bailar, pero al revés. Cuando pegué mi vientre al tuyo y no sentí nada, me desilusioné. Por un momento pensé: “Qué lástima, tan buenmozo y no reacciona. ¿Será la edad?-

Luego continuó: -Pero no me desanimé y seguí moviéndome y rozando mi vientre contra el tuyo y pronto sentí como tu miembro cobró vida y por dentro me dije: “¡Qué bueno, está vivo!, jajaja lo tengo que probar con  calma”

-Ya habíamos hablado de venir a la cabaña- siguió contando Maggie - pero igual que dijo Jenny, pensaba que con todos presentes no iba a ser fácil probarte, pero estaba decidida a buscar una forma. Y entonces vino la tormenta y parecía que todo iba a ser más fácil. Pero todavía estaba Jenny. Era evidente que ella también te quería coger, así que tendríamos que decidir qué hacer-

-¿Así que Uds. decidieron cómo me iban a coger?- dije con una sonrisa.

-Básicamente sí- respondió Jenny.

-En realidad no fue tan así- dijo Maggie -lo que decidimos fue no pisarnos las mangueras mutuamente y dejar que las cosas fueran fluyendo-

-¿Y fluyeron?- pregunté.

-O si… jajaja, ¡un montón!- dijo riendo Maggie -¡A mí por lo menos, me inundaste!-

-¡Y a mí!- dijo también Jenny -no sé de dónde sacas tanto líquido-

-Bebiendo mucho, jajaja- respondí riendo también -y ahora, si no quieren que contamine el agua del jacuzzi, mejor dejan de estarme acariciando allá abajo-

-Pero no tienes que contaminar nada- dijo Jenny montándose sobre mí y tratando a bajar el cuerpo para empalarse en mi güevo.

-¡Hey!- protestó Maggie -pide permiso primero-

-Permiso mami, voy a meterme este delicioso pedazo de güevo dentro-

-¿Qué tal si nos vamos más bien a un sitio que tengamos más espacio?- propuse.

-Me parece muy bien- dijo Maggie -Vámonos a mi cama-

-Muy bien, sólo un momento más- respondió Jenny presionando su cuerpo hacia abajo y haciendo que mi güevo la penetrara profundamente.

-Hhhmmm- gimió entonces.

-Vamos golosa- intervino Maggie de pié al lado nuestro -No te lo agarres todo para tí. Vamos a la cama y allí lo disfrutamos las dos-

-Hhhhmmm- dijo entonces Jenny levantándose lentamente mientras el güevo le salía del cuerpo- Está bien, pero yo voy primero-

-Claro hija- le respondió Maggie -pero entonces que acabe dentro de mi-

-Ok-

Yo me levanté del agua admirado de la forma en que conversaban con tanto desparpajo sobre quién me cogía primero y donde debía acabar. ¿Sería cierto que en esas cosas ellas son siempre las que deciden?-

Una vez fuera del jacuzzi nos secamos con unas toallas que había puesto Maggie cerca. Fue otro jugueteo, pues ellas pusieron mucho empeño en secarme a mí el güevo y poco en secarme la espalda, por ejemplo.

Pronto llegamos al cuarto de Maggie, con su cama gigante, de la que ella ya había quitado el cobertor y unas espectaculares sábanas de seda nos esperaban.

-Vamos- me dijo Jenny sin ninguna duda -acuéstate boca arriba que hoy llevo yo el mando-

-Muy bien- respondí encantado de su lujuria.

Me acosté en la cama y me moví al centro, para que hubiese espacio a mi alrededor para cualquier cosa que se le ocurriera a ellas.

Sin ninguna duda, Jenny se arrodilló sobre mi, poniendo una pierna a cada lado de mi cadera. Luego me agarró el güevo que seguía como una piedra y lo apuntó hacia arriba. Enseguida empezó a bajar, sólo se detuvo un poco para deslizarlo a todo lo largo de su vulva. Para disfrutar acariciándose el clítoris con mi glande y para mojarlo después de haberme secado con las toallas. Una ves que tuvo suficiente, se lo colocó a la entrada de la vagina y empezó a bajar el cuerpo, encajándose mi güevo poco a poco.

-Hhhhhmmmm… qué ricooo- gimió.

-Jajaja- rió Maggie acostándose a mi lado boca abajo y buscando mi boca -ahora viene la narración en vivo y directo. Jajajaja-

-Mmmmm… me encantaaaa decir cosaaas mientras me cojooo a alguien- respondió ella riendo también y arrastrando las palabras.

Y así, mientras Jenny me cabalgaba, Maggie y yo comenzamos a besarnos ferozmente. Nuestros labios se apretaban con fuerza, mientras nuestras lenguas exploraban nuestras respectivas bocas incesantemente. Yo alcanzaba a acariciarla un poco con brazo que tenía libre, pero ella tenía más libertad y me acariciaba el pecho y el cuello, pellizcándome las tetillas y arañándome alternativamente.

Jenny seguía cogiéndome agresivamente, mientras seguía gimiendo y hablando sin cesar:

-Siiii… queee güevooo traan ricooo… comooo me llenaaa, mamiiii. Me llegaa tan adentrooo-

De pronto Maggie dejó de besarme y volviendo la cara hacia Jenny le preguntó:

-Hija ¿todavía estás interesada en que Gregg te coja por el culito? ¿Quieres perder la virginidad de tu trasero?-

-Mmmm…. Aaayyy… mamiii… ahora nooo… perooo… quizás más taaadeee-

A mi me extrañó esa pregunta tan intempestiva, pero las dejé que siguieran conversando.

-Es que se me ocurre que podríamos empezar a “entrenarte” el culito para que después disfrutes más-

-Lo queee tu digaaaas… mamiii- respondió Jenny sin dejar de cabalgarme. Aprovechando además para que, una vez que Maggie se levantó, acostarse sobre mí. Al hacer eso, el ángulo de mi güevo dentro de ella cambió y ahora rozaba mucho más contra su clítoris, haciéndola estremecer de placer aún más.

-Mmmmm… queee… ricooo…- siguió gimiendo.

Yo no podía ver qué estaba haciendo Maggie, pero al cabo de unos minutos regresó a la cama y se sentó más abajo, por lo que supongo que estaba a la altura del culo de Jenny.

-Uuuhhh… ¿queeé haceees… mamiii?- preguntó Jenny dejando de besarme y volteando la cabeza para tratar de ver que hacía Maggie en su culo.

-Te pongo bastante lubricante hija-

-Aaahhh… AAAAHHHH-

-Y ahora te introduje un dedo para ir aflojando tu culito- añadió Maggie -¿Te duele?-

-Noooo…- respondió Jenny -sólo queee me sorprendioooó-

-Está bien- siguió Maggie -relájate y disfruta del güevo de Gregg y de mis caricias-

-Siiiii… estaaaá ricooo… ya estoooy cercaaa de acabaaar-

-Muy bien, ahora viene otra cosa- siguió diciendo Maggie.

-OOOOHHHH…- gimió Jenny -¡QUE ES ESOOOO?-

-Es un anal plug- respondió Maggie -es el más pequeño y pronto ni te darás cuenta de que lo tienes puesto-

-Se siente muy rarooo… aaahhhh… siiii….- respondió Jenny acelerando sus movimientos al tiempo que se hacían más irregulares. Estaba claro que pronto acabaría.

Maggie estaba silenciosa, pero al cabo de un momento se acercó a mi para besarme otra vez, compitiendo con Jenny por mi cara.

-Yaaa…. yaaa… siiii… aaahhhh… AAAAHHHHH…. AAAAAHHHHH- gimió por última vez Jenny poniéndose rígida y doblando su cuerpo hacia atrás haciendo que el güevo se le clavara más adentro.

-SIIIIIIII- gimió mientras su vagina me apretaba rítmicamente al tiempo que un poderosos orgasmo le recorría el cuerpo.

Cuando terminó de temblar se dejó caer de lado sobre la cama, dejando que mi güevo se saliera de su cuerpo. Cerró lo ojos y se quedó acurrucada a mi lado, mientras su respiración agitada apenas comenzaba a tranquilizarse.

-Ven acá- dijo Maggie entonces, halándome para que me sentara en la cama, para sentarse luego ella sobre mí  -Ahora me toca a mi-

Primero se sentó sobre mis muslos y me agarró con una mano el güevo todo mojado por los fluidos de Jenny y lo apuntó a su vagina. Con la otra mano me agarró el cuello, lo que le sirvió de apoyo y halando, se encajó mi güevo en un solo empujón.

-MMmmmmm… por fin- dijo.

Entonces empezó a mover las caderas de atrás a adelante, con lo que el güevo la penetraba profundamente. Después cambió a movimientos giratorios, lo que me permitía sentir cómo le revolvía por dentro. Por último los movimientos se volvieron verticales, sujetándose ahora con las dos manos, se levantaba unos centímetros de la cama y luego se dejaba caer con fuerza. Todo para volver a empezar.

Yo comencé a acariciarle la espalda y el culo y a ayudarla en sus movimientos, pero cuando mis manos se acercaron a su ano, me di cuenta que había una cosa metida en su culo, como una tapa o algo así.

-¿Y esto?- le pregunté mientras palpaba la cosa esa.

-No sólo Jenny tiene un plug, yo también me puse uno. ¿Te gusta?-

-Mmmm… - respondí palpándolo -está interesante-

-Me hace más estrecha… mmm… y amplifica el placer… mmm-

Poco a poco nos íbamos acercando los dos al orgasmo. Yo ya había acabado varias veces esta mañana, pero luego me habían estado acariciando en el Jacuzzi y luego me había cogido a Jenny. Ya estaba llegando a mi límite.

-Mmmm- le dije a Maggie -Ya estoy acercándome al orgasmooo-

-Yo tambieeen… daaamee unos minutos maaass-

Traté de no pensar en el profundo placer que me estaban dando estas dos extraordinarias mujeres y aguantar los minutos que me pedía Maggie. Ello a pesar de que ésta había aumentado la fuerza de sus movimientos.

Pronto no pude más y le anuncié: -Yaaa nooo voyyy aa…-

No tuve tiempo de terminar la frase cuando Maggie me abrazó duro por última vez y empezó a retorcerse en un poderoso orgasmo. 

Yo no tuve ni que pensar e instantáneamente un chorro de semen inundó su vientre al tiempo que yo experimentaba también el profundo placer de un nuevo orgasmo. 

Una y otra vez llené su vientre y una y otra vez ella se estremeció de placer al sentir mi semen dentro.

Cuando por fin pudimos controlar nuestros cuerpos, nos dejamos caer en la cama y nos acomodamos para dormir un rato.

Cuando me desperté, estaba solo en la cama. Con placer me estiré y me revolví en la cama pensando el todos los agradables momentos que había pasado desde que había llegado al país ¡y los que faltaban!

Me levanté de la cama y miré a mi alrededor y no vi a las chicas, así que simplemente me fui al baño y me di una rápida ducha. Nada que ver con la de la mañana, pero la idea era limpiarme bien. Por último me sequé y buscando las cosas de mi maleta me afeité y me vestí. ¡Vaya, me sentí muy bien conmigo mismo. Arreglado y compuesto!

Luego salí del cuarto a buscar a las chicas. Las conseguí en la sala, sentadas compartiendo café.

-Buenas tardes- saludé entrando.

-Buenas- respondieron las dos, para que luego añadiera Maggie: -Un buen descanso, ¿no?-

-Si- respondí -Me siento rejuvenecido-

-Y te ves rejuvenecido… ¡y muy buenmozo!- dijo Jenny sonriendo -¿Un café?-

-Por favor- respondí.

Ambas estaban vestidas con ropa ligera. Unos amplios pantalones y blusas de colores. Nada especialmente sexy, pero igual se dejaba entrever que no llevaban brassiere y probablemente tampoco pantaletas, pero no quería empezar desde ya a pensar en eso.

-Siéntate aquí a mi lado- dijo Maggie, señalando el puesto a su lado, mientras Jenny me servía un café.

-¿Tienes hambre?- me preguntó -nosotras estamos desfallecidas-

-La verdad es que sí- respondí -¿Qué planes tienen?-

-Si no fuera por la tormenta- continuó Maggie, señalando la ventana, por la que se podía ver que afuera ya estaba oscuro y había empezado a nevar -pediríamos algo de comer. Pero en la actual situación saqué unos beaf steak-

-¡Ah! Muy bien- respondí -Si quieren los cocino yo-

-¿No me digas que sabes cocinar también?- dijo Jenny sorprendida.

-Claro. Uno tiene que aprender de muchas cosas- respondí.

-¿No te dije que era un tesoro?- dijo Jenny dirigiéndose a su mamá -¿Será que aceptará casarse conmigo? Jajaja-

-Eso sólo si no lo hace conmigo primero. Jajaja- respondió Maggie.

Después de tomarme el café, nos dirigimos todos a la cocina a preparar la comida. Siguiendo con la costumbre, mientras cocinaba ellas no perdieron oportunidad de juguetear conmigo. A cada momento alguna de las dos restregaba sus tetas contra mi espalda o deslizaban una mano por mis trasero. Otra era que me abrazaban y plantaban un beso muy sensual en mi oreja o directamente palpaban mi güevo a ver si estaba duro.

Ambas se veían un poco extrañas, hablaban rápido y un poco excitadamente. En algún momento pude inclusive ver cómo se acariciaban sensualmente una a la otra.

Cuando todo estuvo preparado, nos sentamos a la mesa y pude ver que lo hacían con cierto cuidado. Como si les doliera sentarse. No entendía qué pasaba, pero comenzamos a comer pues los tres estábamos hambrientos.

Cuando terminamos de comer, Jenny trajo un pote de helado de postre y nos servimos un poco cada uno. Cuando Jenny se sentó, se le escapó un ligero gemido que no me pasó desapercibido.

-¿Puedo hacer una pregunta?- dije viéndolas a las dos a los ojos.

-Claro- respondió Maggie.

-Siento que las dos están un poco raras- les dije.

-¿Cómo raras?- dijo Jenny apenas reprimiendo las ganas de reír y revolviéndose en la silla, como si algo le molestara.

-Eso. Mira cómo te mueves en la silla. Y Maggie también se sienta raro. Y se te escapó un gemido de dolor cuando te sentaste. 

-Jajaja- empezaron a reír las dos.

-¿Le contamos?- le preguntó Maggie a Jenny.

-Mejor le enseñamos primero- respondió ésta levantándose.

Maggie se levantó también y juntas se pusieron de espaldas a mi. 

-¿Lista?- dijo Jenny -Uno, dos y… ¡tres!-

Simultáneamente ambas se bajaron el pantalón dejando sus culos al descubierto, al tiempo que se inclinaban un poco hacia adelante. En el centro de cada uno brillaba una cosa. En el de Jenny rojo, en el de Maggie, dorado.

-¿Pero qué es eso?- pregunté divertido.

Ambas se volvieron a subir los pantalones y regresaron a sentarse en las sillas con cuidado. Ahora entendía porqué lo hacían así.

-Son nuestros plugs anales- respondió Maggie con una amplia sonrisa. Como recordarás, hace un par de horas le puse a Jenny uno para que empezara a acostumbrarse a tener una… cosa en su culito. Me excitó tanto ponérselo que yo decidí hacer lo mismo. Como el juego de plugs viene en tres tamaños, le puse a ella el más pequeño y yo me puse el mediano-

-Si- respondió Jenny a mi pregunta no hecha -llevo 2 horas con eso en mi culo. Al principio era… no sé como expresarlo… raro. Placentero pero raro. Pero luego me fui acostumbrando y cada vez lo siento… mejor-

-Más tarde, como en… unas dos horas, hay que cambiarlo por el siguiente, para que su músculo anal se abra un poco más-

-Pero ¿tú no tienes puesto el mediano?- preguntó Jenny.

-Bueno, yo me sacrifico y me lo quito-

-Puedes ponerte el otro- dijo Jenny.

-Ay, no sé. Ese es un tamaño… nunca me lo he puesto-

Yo las miraba a las dos con un poco de asombro. No sólo porque llevaran puesto un plug en el culo, sino porque conversaban de ello como si fuera de ¡ponerse unos zapatos!-

-Bueno. Hoy sería un buen día para probar- la animó Jenny.

-Ya veremos-

-Es más, podemos pedirle a Gregg que nos los ponga. ¿Qué te parece Gregg?-

-O, desde luego que si- respondí, mientras mi güevo se ponía duro nuevamente -No faltaba más-

-Bueno, no se hable más. En un par de horas hacemos el cambio- confirmó Jenny moviéndose en la silla.

Mientras, yo me recreaba pensando en que cada vez que ellas se movían, el plug les estaba revolviendo por dentro ¡Con razón seguían tan excitadas!

Terminamos de comer el helado y nos pusimos a recoger la mesa. Obviamente, después de la pasada revelación, ambas se pusieron más agresivas. Agarrándome el güevo a cada instante, haciéndome casi que romper las cosas que llevaba del mesa a la máquina de lavar los platos.

-A ver chicas, compórtense si no quieren que rompa algo-

-¡Ay si!- dijo Jenny -¿No quieres romperme el culo? Jajaja-

-¡Niña!- la regañó Maggie -Tienes que ser más educada. Tienes que decirle así: -Señor Gregg ¿puede ser tan amable e introducirme su miembro por mi agujero anal? Jajajaja-

-Jajajajaja- reímos todos.

Después de comer y mientras esperábamos que fuera la hora de intercambiar los plugs, Maggie me preguntó si jugaba algún juego de mesa. Yo le contesté que si, que me encantaba el Backgammon, por ejemplo.

Ambas se alegraron mucho porque era un juego muy popular en la familia. Los jugaban tanto Maggie como su esposo desde hacía muchos años y se los habían enseñado a las hijas.

Así pues Maggie fue a buscar el Backgammon y al regresar propuso las reglas:

-¿Qué tal un torneo todos-contra-todos?-

-¿Cómo sería?- pregunté.

-Nos vamos turnando, un juego entre tú y Jenny, luego yo y Jenny y por último tu contra mí. Luego volvemos a empezar. El primero que alcanza 15 puntos gana- aclaró Maggie.

-¿Vale doblar?- pregunté yo refiriéndome a la posibilidad de duplicar las apuesta en una partida cuando piensas que estás ganando-

-Mmmm… si. Me parece que es una propuesta válida, pero lo limitamos a 3 dobladas, para impedir que alguien gane más de 8 puntos en un juego-

-Muy bien- dijo Jenny -¿Y cuál será el premio?-

-No sé- dijo Maggie -propongan Uds.-

-¿Qué tal que el ganador reciba un “tratamiento especial” por parte de los perdedores?- propuso Jenny.

-Jajaja. Sé en qué estás pensando- rió Maggie -Ese plug te tiene la cabeza caliente-

-Jajaja, la cabeza no. Me tiene el culo ardiendo-

-Jajaja- reímos todos.

-¿Quieres cambiar al siguiente ya?- preguntó Maggie.

-No. Si me cambio ahora no podré pensar sino en mi culo y perdería todas las partidas… ¡Y mira que quiero ganar!-

-Pero no estoy claro de lo es el premio-

-Jajaja, debe ser que también tienes un plug en el culo y no puedes pensar- dijo Jenny.

-Muy simple- acotó Maggie -El que gane recibirá los… “servicios sexuales” de los otros dos por… una hora. Será mimada, acariciada, masacrada y todo lo que quiera durante ese tiempo, sin que los perdedores puedan negarle ninguna solicitud-

-Mmmm. Ya estoy pensando en cómo me divertiré- dijo Jenny.

-¡Si me ganas!- ripostó Maggie.

Ambas daban por descontado que ganarían, pensando que yo no sabía jugar.

Efectivamente, el primer juego entre Jenny y yo, lo perdí miserablemente. Desde la primera jugada le empezaron a salir buenos dados y a mi una porquería. A los pocos minutos me ofreció doblar la apuesta y tuve que rechazarla. Un punto para Jenny, cero para mí.

El segundo juego, entre Maggie y Jenny, siguió con la misma tónica. Jenny sacando dobles en los dados y Maggie defendiéndose como podía, pero al final perdió igualmente: 2-0-0.

El tercero, entre Maggie y yo, fue también por un solo camino, por lo que volví a perder. 2-1-0.

Por algo así como una hora se repitió el mismo patrón. Yo logré ganar 2 juegos, pero ellas me llevaban una gran ventaja. Jenny llevaba 9 puntos, Maggie 7 y yo apenas 2. Hicimos una pausa para prepararnos unas bebidas y hacer pipí. 

Al recomenzar las partidas hubo un cambio repentino. De pronto los dados se volvieron a mi favor y como ambas suponían que era un mal jugador y que en algún momento me equivocaría, aceptaron mis propuestas de doblar, con lo que le gané 4 puntos a cada una, con lo que llegué a 10.

-Vaya- dijo Jenny luego de perder los 4 puntos contra mí. Y yo que suponía que no sabía jugar.

-Se lo tenía bien guardado- confirmó Maggie.

Pero mi racha de ganancias terminó allí mismo. Unos momentos después le tocó a Maggie que ganó una partida de 4 con Jenny y luego otra de 2 contra mí y alcanzó los 13 puntos. Pero finalmente fue Jenny la ganadora, apuntándose una partida de 2 puntos contra mi y una de 4 contra su madre, lo que la llevó al campeonato final.

-¡SIIIII…!- gritó con alegría -¡Prepárense mis esclavos a atender s us reina!-

La verdad es que a pesar de haber perdido, no me importaba mucho. Ya llevaba casi 24 horas haciendo lo posible por complacer a estas dos mujeres, por lo que una hora más no me molestaba en absoluto. Por otra parte, pensé que siendo madre e hija, Jenny no le pediría mucho a su mamá, por aquello del incesto y esas cosas, pero la verdad es que desde que llegamos ellas no se habían parado ante nada. Bueno, ya veremos, me dije.

-A ver… déjame pensar… ¿cómo empezamos esto?-

-¿Qué tal si hacemos el cambio de plug de una vez? Así tendrás más horas para prepararte el culito-

-Muy bien- respondió Jenny con entusiasmo- vamos a ello.

-Ok- dijo entonces Maggie -Voy al baño a quitarme el plug para ponértelo a ti-

-Oh no, mi estimada. Nada de “ir al baño”. El caballero aquí presente se encargará de hacerlo mientras yo observo con todo detalle y luego decidiremos cuál de los dos tendrá el honor de ponérmelo-

-Muy bien, señora reina del harem. Uds. decide- dijo Maggie comenzando a sacarse el vestido por la cabeza.

-¿Porqué no nos vamos de una vez al cuarto?- propuse yo -Estaremos mas cómodos y listos para cualquier eventualidad-

-Muy bien- respondieron las dos y con las mismas nos fuimos al cuarto ya bastante excitados. Yo por lo menos lo tenía casi completamente duro y a ellas los pezones parecían querer salirse de sus pechos.

-Ponte aquí, mami- dijo Jenny señalando la cama, una vez que ambas estuvieron desnudas -y te pones en cuatro con el culo hacia nosotros.

Así lo hizo Maggie, preparándose. En el medio de sus nalgas se veía la cabeza dorada del plug. Una visión muy sexy.

Jenny se acercó y lo tocó un poco, presionando hacia abajo, como si quisiera metérselo todo o hacia afuera, para sacarlo.

-Vaya- comentó -se ve bastante firme. Puedes proceder a sacarlo.

Yo estaba, al igual que ella, sentado en la cama, muy cerca del culo de Maggie. Me acerqué más y antes de intentar sacarle el plug, le acaricié las tetas a Maggie que colgaban de su pecho y me tenían inquieto.

-¡Hey!- protestó Jenny -Nada de caricias entre los dos. recuerden que son mis esclavos y sólo me pueden acariciar a mi. Jajaja-

Volví a concentrarme en el plug y agarrándolo con los dedos de mi mano derecha comencé a jalarlo. No cedía fácilmente.

-Espérate un momento a que me relaje- dijo entonces Maggie.

Inmediatamente Jenny y yo pudimos ver como el plug se movía en su ajustada posición mientras Maggie lo empujaba desde adentro.

-Inténtalo ahora- dijo.

Así lo hice e inmediatamente el plug empezó a salir un poco. Mantuve la presión y Maggie pujó otro poco y su ano se extendió y el plug salió fácilmente. Interesantemente el ano no se cerró inmediatamente. Por unos momentos se quedó abierto, como esperando que le metieran algo nuevo. Pero finalmente se cerró mostrando su forma habitual.

-¡Wow! ¿Cómo hiciste eso mami?-

-Es el efecto habitual del plug… o cualquier cosa que te metas en el culo. Cuando lo sacas el músculo queda relajado y por unos instantes estás libre de recibir cualquier cosa. Es justamente el efecto que estoy buscando para tí. Cuando esta noche te saquemos el plug, Gregg podrá meterte el güevo sin mayores problemas para ti-

-Ah, pero qué interesante- dijo Jenny -Ahora procedamos conmigo-

-¿No quieres que Gregg lo lave primero?-

-Mmmm, está bien. Gregg, procede a lavarlo y a lubricarlo-

-Muy bien- respondí.

Cuando regresé del baño, la que estaba en cuatro era Jenny y Maggie, sentada al lado de ella, le masajeaba el culo, alrededor del plug rojo, lubricándole toda la zona.

-Aquí estoy- dije -pero no conseguí el lubricante-

-Lo tengo yo- dijo Maggie.

-Ok- le dije entregándole el plug.

-Ok, hija, ahora voy a proceder a sacártelo. Ayúdame a hacerlo pujando un poco. Como si fueses a hacer pupú-

-Muy bien- respondió Jenny e inmediatamente el plug comenzó a moverse como si, efectivamente fuese a salirse. 

Maggie lo agarró y jalándolo, lo extrajo fácilmente, poniéndolo al lado de dorado.

-Fue muy fácil- dijo Jenny.

-Si, el primero es muy fácil- le confirmó Maggie.

Comparándolos, me di cuenta que el primero era como del ancho del dedo gordo de mi mano. Ya yo le había metido antes un dedo a Jenny en el culo, por lo que no era de extrañar que no haya tenido problemas. El segundo, sin embargo era mucho más grueso, quizás como tres dedos.

Maggie se lo puso en el ano y empezó a jugar con ella. Lo empujaba un poco y luego lo dejaba salir.

-Mmmm…- gemía de placer Jenny, cada vez que Maggie se lo metía un poco.

Cada vez se lo fue metiendo más y mas, pero el cuerpo de Jenny le hacía mucha resistencia. Entonces cambió de táctica y mientras seguía presionando el plug contra el ano de ella, comenzó a juguetear con la otra mano en su vulva. Con cuidado humedeció los dedos en los fluidos que manaban abundantemente de ésta y con el pulgar acarició el clítoris de Jenny, haciéndolo girar lentamente alrededor, sin presionarlo mucho. Igualmente introdujo lentamente los dedos índice y medio en la vagina, acariciándola por dentro y buscando su punto G.

-Aaaahhh…siiii…- gimió de placer Jenny.

Y con la otra mano seguía presionando y soltando, presionando y soltando el plug en el culo.

Maggi me señaló con la cabeza las tetas de Jenny, que estaban sin atención, y yo me entonces me deslicé debajo de ella y las busqué con mis labios. Chupando los pezones y acariciándolos por todos lados.

Todas esas caricias y mimos distrajeron la atención de Jenny y ya no se daba cuenta de lo que pasaba con su ano, lo que aprovechó Maggie y le empujó el plug completo.

-¡AAAAAhhhhh!- gritó Jenny, apretando el músculo alrededor de la parte delgada del plug y quedando así éste en posición.

-Lo siento hija ¿te dolió?- preguntó Maggi sin dejar de acariciarle el clítoris. 

-Siii… bueno, no estoy segura… no, en realidad no fue dolor, fue como una sorpresa… es muy grande-

El culo de Jenny parecía protestar por la intromisión y se le veía apretar y aflojar el plug como si fuese expulsarlo, pero ya no saldría sin la ayuda de una mano que lo jalara, como habíamos hecho antes.

-Mmmm… sigan assiiiii… estaaa muy ricooo…- siguió gimiendo Jenny con su acostumbrada verbosidad.

Yo disfrutaba comiéndoles las tetas, que tenían los pezones grandes y duros, al tiempo que con las manos le acariciaba el cuello y la cabeza.

En algún momento Jenny agitó sus manos como buscando a su alrededor y localizó mi güevo que estaba duro y preparado.

-Mmmm… ahoooraaa… uffff… estoyyy tan excitaaadaaa…- trató de hablar Jenny.

-Ahoraaa… quierooo… que me loooo metaaa Gregg… aaahhh… siii-

Entonces Maggie dejó de acariciarla y yo comencé a moverme para ponerme detrás de ella, pero Jenny nos interrumpió.

-Nooo… quiero ponerme asiii…- dijo, acostándose boca arriba y abriendo mucho las piernas y luego sujetándolas dobladas contra su pecho.

-Quierooo… que… me lo meetaaasss bieeeen adeeentrooo-

Yo entonces me coloqué arrodillado frente a ella y apuntándola con el güevo se lo coloqué en la entrada y empecé despacio a metérselo.

-Nooo… durooo- dijo Jenny.

Así que lo saqué de nuevo y se lo metí de un sólo empujón hasta el fondo.

-AAAAAHHHHHH- gritó con gran placer Jenny, al sentir cómo el güevo le entraba hasta lo más adentro de su cuerpo.

Esperé unos momentos y luego, apoyado en mis brazos y con las manos en la cama, retrocedí de nuevo hasta casi sacarlo y volví a metérselo con violencia.

-SIIIIIII…AAAAAHHHH… Queeeé… ricoooo…-

Con su mano izquierda buscó la cara Maggie y la condujo hacia su boca y empezaron a besarse apasionadamente, mientras yo seguía penetrándola con toda la fuerza de que era capaz.

Maggie de vez en cuando dejaba de besarla para comerle las tetas, lo que permitía que Jenny siguiera con su gemidos:

-SIIIII…. esooooy taaan… llenaaa…. ssiiiii-

-Yaaa estoyyy cercaaa….-

-Ahhhh… maaasss durooo…-

Luego Maggie la besaba en la boca y la callaba.

Pronto Jenny comenzó a agitarse tanto que era evidente que estaba cerca de acabar, por lo que aceleré mis embates y mis caderas golpeaban con fuerza su vientre.

-AAAAAYYYYYHHHHH….SIIIIII- gimió por última vez Jenny, poniéndose de pronto rígida, para inmediatamente empezar a temblar incontrolablemente, mientras abundantes fluidos salían de su vagina mojando toda la cama.

Su vagina me comprimía el güevo rítmicamente mientras poco a poco ella controlaba sus temblores gimiendo cada vez menos duro.

Cuando terminó, yo comencé a moverme de nuevo, pero enseguida ella me detuvo:

-No, no… paren ya, ufff…- dirigiéndose también a Maggie que volvía a chuparle las tetas.

Entonces me empujó un poco para que me quitara de encima de ella, lo que hice inmediatamente, mientras ella se ponía de lado, cerrando las piernas. Maggie la abrazó cariñosamente.

-Ufff- volvió a decir -eso estuvo…. ufff- no le salían las palabras.

Entonces se llevó la mano derecha al culo y empezó a tratar de sacarse el plug.

-No- le dijo Maggie acariciándola -déjalo adentro-

-Mmmm- gimió Jenny -es que cada vez que aprieto los músculos en un estremecimiento post orgásmico, el plug me recuerda que está ahí y me provoca un nuevo miniorgasmo-

 -Jajaja- rió Maggie -¡Qué rico!-

-Es que es mucho…- dijo Jenny estremeciéndose de nuevo. El botón del culo se movió, indicando que efectivamente lo estaba apretando con el músculo anal.

Maggie la seguía abrazando y yo no sabía qué hacer. Por supuesto, mi güevo seguía tieso pues no había acabado, pero no quería intervenir hasta ver qué decidían ellas.

Entonces Jenny se medio incorporó y dirigiéndose a Maggie le dijo:

-No dejes al pobre Gregg así- señalando mi güevo -mámaselo hasta aliviarlo-

-Con mucho gusto- respondió Maggie sonriendo y dirigiendo su cara hacia mi.

-No, mejor háganlo los dos. Un 69…-

-¿Cómo prefieres?- le pregunté a Maggie en vista de las instrucciones de Jenny.

-Yo prefiero arriba. Si no te importa- respondió.

-Muy bien- dije acostándome al lado de Jenny.

Entonces Maggie se acostó sobre mi acomodándose hasta que su vulva quedó a pocos centímetros de mi cara y ella cerca de mi güevo.

-¿Pueden pasarme un cojín?- pedí.

Jenny agarró un cojín y me lo acomodó bajo mi cabeza, con lo que pude acceder al vientre de Maggie con toda comodidad.

Tenía la vulva completamente abierta, mojada y muy roja. Lo que evidenciaba que estaba muy excitada. Puse mis brazos alrededor de su cadera para ayudarme a manejar mis movimientos y pasé mi lengua a todo lo largo de su vulva, desde el ano hasta el monte de venus.

-Mmmmm…- gimió en respuesta.

Volví a hacer lo mismo, pero añadiéndole a mi lengua un movimiento vibratorio horizontal y deteniéndome más tiempo en cada zona.

-Eees una maravillaaa Jennyyy…- gimió Maggie momentos antes de meterse mi güevo en la boca.

Jenny se acomodó en la cama para poder observar de cerca a Maggie y de cómo me mamaba ella el güevo.

-Siii- le respondió Jenny -y estoy segura de que Gregg opina lo mismo de ti-

-Así es- respondí -lo que ella me hace allá abajo no tiene comparación…-

Maggie se había metido la mitad del güevo en la boca, pero así no tenía tanta capacidad de maniobra por lo que se lo sacó un poco y dejó solo poco más que la cabeza adentro. Entonces empezó a acariciarla con la lengua y los labios, recorriéndola a todo alrededor, apretándola con los labios y no sé cuantos movimientos más.

El placer era tan grande que de pronto se me olvidaba que yo también me la estaba comiendo a ella y tenía que hacer un esfuerzo para concentrarme. Buscando su clítoris o su ano o lo que me pareciera conveniente hacerle en ese momento. En algún momento empecé a utilizar mis dedos y luego de mojarlos en sus propios fluidos, le introduje dos en su ano que los aceptó sin problemas después de haber tenido un plug en el culo por un par de horas.

-Métetelo en la garganta- dijo Jenny de pronto, con su cara a pocos centímetros de las de Maggie -quiero ver cómo lo haces.

Entonces sentí como Maggie cambiaba de táctica. Se acomodó un poco sobre mi, subiendo el cuerpo par cambiar el ángulo de su garganta y mi güevo y entonces empezó a tragar. Primero sentí cómo la cabeza del güevo se encontraba con su garganta. Lo dejó allí unos instantes y luego retrocedió para respirar y volverlo a intentar dos veces más. 

Entonces sacándose el güevo de la boca, le dijo a Jenny:

-Como todo, tienes que dejar que tu garganta se acostumbre a tener algo ahí y no trate de regurgitar- dijo.

-¿Regurgitar?- preguntó Jenny.

-Es el reflejo de vomitar- respondió Maggie -una vez que se acostumbre tu garganta, coges aire y te lo metes. Recuerda que no puedes respirar mientras tienes un güevo en tu garganta. Jajaja-

Yo seguía las explicaciones sin poderlas ver, pero me excitaba mucho oírlas hablar así. Mientras, me concentré en el clítoris de Maggie, chupándolo duro entre mis labios.

-¡Ah! y Gregg… ¿puedes bajar un poquito la intensidad? Está muy rico lo que me haces y me temo que no puedo hacer las dos cosas.. mmmm…-

-Jajaja ¿No puedes caminar y comer chicle al mismo tiempo?- preguntó Jenny divertida.

-Después te voy a acariciar el clítoris a ver si tú puedes caminar con unos labios pegados de allí. Jajaja- respondió Maggie.

A todos nos hubiera parecido extraño imaginarnos a Jenny caminado mientras Maggie le mamaba la totora al mismo tiempo, pero en ese momento todos estábamos muy ocupados.

Así pues dejé su clítoris tranquilo para chuparle los labios o meterle la lengua por la vagina o por el culo. En seguida sentí como Maggie se ponía en acción y bajando su cabeza, se metía mi güevo hasta la garganta. Por un momento se detuvo allí y luego retrocedió, tomó aire y volvió a bajar. Su garganta se expandió y el güevo se introdujo hasta que su barbilla chocó contra mi pubis. No sé que tan profundo estaba, pero sentía como su cuello me apretaba la cabeza y la parte de arriba de mi güevo.

-¡Qué increíble mami!- dijo Jenny observando a Maggie de muy cerca.

Luego ésta movió la cabeza un poquito con el güevo dentro y retrocedió. Respiró profundo otra vez y repitió la operación. La segunda vez sentí menos presión. Como todo, su garganta protestó menos a la invasión de mi güevo, pero igual era una delicia. Tanto que me olvidé de lo que me tocaba hacerle a ella.

-¡Quiero probar yo!- dijo entonces Jenny. Con esto, Maggie retrocedió y se sacó mi güevo de la boca, respirando profundamente para recuperar el aliento.

-Muy bien, hija. Ven a acá y enséñame cómo te comes tú un güevo-

-Bueno, obviamente no he tenido la misma experiencia que tu, pero por lo que puedo decir, no he tenido ningún reclamo- dijo Jenny acomodándose.

-No te puedes conformar con la opinión de los hombres. Ellos son unos burros, apenas les das unas lengüetadas, ya se sienten en el cielo. Es más me extraña que este aquí no haya acabado ya. Jajaja-

Me sentí obligado a defenderme:

-No he acabado porque Uds. me han exprimido ya tantas veces que ya no tengo… balas- respondí -Pero debo reconocer que tu eres una de las mejores… experiencias que he tenido-

-¿Solo ella?- preguntó Jenny metiéndose my güevo en la boca con ansiedad.

-Mmmm- gemí, asegurándome de que ambas recibieran mis elogios. No era hora de sembrar rencillas -Delicioso…-

La verdad es que Jenny no era tan buena como Maggie. Con ésta en ningún momento recibí el roce de algún diente, ni ninguna otra incomodidad. Con Jenny sentía que estaba ansiosa de darme placer, pero que le faltaban algunos detalles. Esas finezas que da la experiencia, pero ¿quién se iba a poner a argumentar con ella en este momento?

-Bueno, ahora baja la cabeza hasta que su güevo haga presión contra tu garganta- le instruyó Maggie.

Jenny obedeció y bajó la cabeza, pero enseguida sentí como su garganta protestaba produciéndole una arqueada.

 -Ufff- protestó Jenny retrocediendo.

-Vuelve a intentarlo- le dijo Maggie.

Por los siguientes tres intentos, Jenny fue logrando que la garganta protestara menos, pero todavía no era suficiente. 

A la cuarta vez, Maggie se le ocurrió algo:

-Sigue apretando- le dijo -y luego saca la lengua-

Jenny trató de hacer algo, pero no pudo y tuvo que sacarse el güevo de la boca.

-No entendí- dijo jadeando. Casi todo el tiempo había estado sin respirar.

-Dos cosas- le explicó Maggie -primero tienes que acordarte de respirar profundo antes de empezar a metértelo y luego, que la lengua tiene una parte importante dentro de nuestra garganta. Si sacas la lengua como… como si fueras a lamer un helado, parte de la lengua que está dentro de la garganta sale y deja más espacio para lo otro. ¿Entendiste?-

-Perfectamente- respondió Jenny que blandía mi güevo completamente cubierto de saliva y que estaba muy rojo.

Inmediatamente comenzó Jenny a hacer otro intento. Primero lo dejó estar un par de veces en el fondo de la boca, sin tratar de “vencer” el obstáculo y luego, respirando profundamente, bajó la cabeza un poco más haciendo que la el güevo se apretara contra su garganta.

Entonces Maggie le dijo: -¡Ahora saca la lengua!-

Claramente sentí como la garganta de Jenny se ampliaba y obviamente ella también y empujando duro hacia abajo logro que mi güevo le entrara en la garganta por unos instantes.

Inmediatamente sentí como su estómago rechazaba la intrusión le produjo una arqueada, pero ella valientemente se controló y empujando un poco más llegó también con su barbilla contra mi pubis, para finalmente retroceder.

-¡Lo lograste hija!- celebró Maggie.

-Siiii- dijo Jenny sin apenas aliento.

-¡Muy bieeen!- añadí yo de entre las piernas de Maggie, tratando de volver a mamar a Maggie.

-Inténtalo de nuevo- le dijo Maggie -para que sientas que dominas la técnica-

Inmediatamente Jenny tomó aire y volvió a intentarlo. Al principio no lo logró, pero entonces oyó a Maggie: 

-¡Acuérdate de sacar la lengua!-

Y entonces Jenny tuvo éxito de nuevo tragándose mi güevo hasta el fondo por dos o tres veces, para luego sacárselo con cara de triunfo.

-¡Muy bien!- la felicitó Maggie.

-¡Felicitaciones!- añadí yo -ya dispones de todo el arsenal femenino, volviendo yo a concentrarme en chuparle el clítoris a Maggie que había descuidado en medio de tantas… lecciones.

-¡Todavía me falta una!- dijo entonces Jenny.

-¿Te faltaaa unaaa?- preguntó Maggie ya un poco cerca de acabar después de tanto tiempo jugando yo con su clítoris y su vulva.

-Ahora quiero que me lo meta por el culo- dijo Jenny decidida.

-Pero todavíaaa no tienes el tiempooo de prácticaaa- le dijo Maggie cada vez más cerca de su explosión.

-No importa ¡Y no se les ocurra acabar Uds antes que yo se los permita! Jajaja. ¡Yo soy la jefa!-

-Buenooo- dijo Maggie levantándose pero asegurándose de quedar sentada sobre mi cara. Ya ninguna de las dos me mamaba el güevo pero la vulva de Maggie seguía sobre mi boca y yo seguía chupándole el clítoris.

-Ahahah. Los estoy viendo- dijo Jenny divertida -Están haciendo trampa. Gregg seguro que te la está mamando todavía. Vamos. Ahora él tiene una nueva tarea-

-No es justo- dijo Maggie medio en serio medio en broma -ya estaba a esto de acabar-

-Me quedan 15 minutos de dictadura- dijo Jenny -después pueden Uds hacer lo que quieran, pero ahora yo soy la reina-

-A ver. Mami- dijo poniéndose en cuatro -sácame esta vaina. Y tu Gregg, está preparado que apenas salga, quiero que me lo metas ¿ok?-

-Muy bien- respondí arrodillándome detrás de Jenny.

-Esperen- dijo Maggie -tenemos que lubricar bien el güevo de Gregg-

-Pero ya está tan lleno de saliva- dijo Jenny.

-La saliva no es suficiente para el culo. Recuerda que éste no tiene lubricación propia, como la vagina o la boca. Si se te seca te va a doler y nadie quiere eso- dijo Maggie agarrando la crema lubricante y echándome abundantemente en el güevo.

Luego le echó a Jenny en el culo, sobretodo por los alrededores del plug.

-¿Estás listo?- me preguntó cuando terminó.

-Listo- respondí con el güevo en la mano.

-Y yo también- dijo Jenny.

-Ok- dijo Maggie poniéndose al lado de Jenny, agarrando el plug y metiendo la mano por entre sus piernas.

-¿Qué haces?- preguntó Jenny.

-Te acaricio el clítoris para distraerte un poco-

-¿Para distraerme?-

-Si, entre una cosa y la otra, sentirás menos el efecto de…-

-Bueno, bueno, vamos ya- dijo Jenny impaciente.

-Ok, puja como si quisieras expulsar el plug- indicó Maggie, mientras su mano derecha se movía vigorosamente en el clítoris de Jenny. La cabeza del plug se levantó un poco, mostrando que presionaba.

-Ya viene- dijo Maggie.

Poco a poco el plug se fue levantando más y mas y de pronto salió completo quedando en la mano de Maggie. El ano de Jenny quedó unos momentos muy abierto, lo que hizo que actuara y metiera la cabeza de mi güevo.

-Oooohhhh- gimió Jenny -¡Es mucho más grande…¡Oooohhh!-

Seguí empujando y enseguida entró la cabeza completa y una buena parte del güevo.

Esperé unos segundos y enseguida sentí como el músculo anal de Jenny me apretaba con fiereza.

-MMMMMmmmm… está tan grandeeee…-

-Disfruta hija, piensa en lo rico que es…- le dijo Maggie ayudándola, mientras la seguía masturbando.

-Voy a seguir…- dije.

-No, todavía no…- pidió Jenny, por lo que esperé.

Miré la cara de Maggie y ella me hizo un gesto con la cabeza como diciendo que siguiera, pero preferí mas bien retirarme un poco. Por supuesto sin sacarlo, pero como para darle un respiro a Jenny.

Cuando ésta sintió que la presión en su culo disminuía respiró hondo, para luego pedirme:

-Otro poco más… despacio-

Así pues empujé y sentí como su ano se relajaba y dejaba entrar… no sé, quizás hasta la mitad de mi güevo.

-Ya lo mas gordo pasó- le informé a Jenny.

-No sé- respondió ella -me siento como si me estuvieran metiendo una botella de Coca-cola-

-Jajaja- reímos Maggie y yo.

-Te aseguro que no es una botella hija. Yo lo tuve ahí también. Jajaja-

-Pero es que me siento tan llenaaa…- se quejó Jenny.

-¿Quieres que te lo saque?- le pregunté.

-¿Estás loco? ¿Ahora que llegué hasta aquí? Nooo… síguelo metiendo que ya me está empezando a gustar…-

Entonces volví a retroceder un poco y luego a empujar con fuerza y enseguida el güevo le entró completo en el culo y mi vientre chocó con sus nalgas.

-Aaaahhhh… gimió…. creo que mee llegó hasta el estóoomagooo…-

-Jajaja-

Maggie seguía masturbándola con fuerza, lo que la estaba empezando a acercar al orgasmo.

Yo empecé entonces a moverme en serio. Metiéndoselo y sacándoselo con largos y ricos movimientos.

-Siiii… aaaahhh… siiii… queeee… ricooo- siguió gimiendo Jenny con su acostumbrada verborrea sexual.

-Estoyyy taaan llenaaa… pero es tan rico…-

Entonces me fijé que Maggie, además de acariciarle el clítoris, tenía dos dedos de su otra mano profundamente encajados en su vagina, aumentando así el efecto sobre Jenny. Lo que a mi me venía de maravillas pues me daba cuenta que me sería muy difícil acabar pronto y me estaba cansando.

Jenny seguía gimiendo y disfrutando y poco a poco comenzó a acercarse al orgasmo, moviéndose mucho y de forma incontrolada. Yo dupliqué mis esfuerzos empujando con fuerza mientras ellas retrocedía el culo para que la penetrara más profundamente.

Finalmente, dejó caer su cabeza y su torso en la almohada doblando el cuerpo y gritando a todo pulmón y un nuevo orgasmo explotó en su cuerpo.

-AAAAAHHHHH… SIIIIII…. AAAAAHHHH-

Maggie y yo paramos nuestros esfuerzos y aunque yo mantuve mi güevo profundamente encajado en su culo y ella sus manos en su vagina, mientras Jenny temblaba y se agitaba con los espasmos del orgasmo.

Su respiración era agitada y gemía despacio, como si ya no tuviera fuerzas para más.

Entonces yo le saqué el güevo del culo y esperé a ver qué pasaba. Maggie la ayudó a acurrucarse y luego la arropó con una sábana. Luego se volvió hacia mi, tomó una toallita húmeda de un paquete que había traído antes junto con el lubricante y agarrándome el güevo, me limpió de cualquier resto que me hubiese quedado del interior de Jenny. 

A continuación, me dijo sin soltarme el güevo:

-Ahora hazme el favor de cogerme con toda la fuerza que te quede disponible-

Sin soltarme, se acostó al lado de Jenny, pero tratando de no molestarla, lo que no era difícil gracias a la amplitud de la cama. Abrió las piernas ampliamente y me dirigió el güevo a su vagina.

Yo me acosté sobre ella mientras me introducía profundamente en su cuerpo. Luego subió sus piernas y las enganchó por detrás de mi espalda, empujando fuertemente su vulva contra mí.

Empezamos a tirar despacio, con movimientos pausados. No teníamos mucha prisa, pero sí muchas ganas. Los minutos pasaron y seguimos en un delicioso mete y saca.

Justo cuando empecé a sentir que me acercaba a un nuevo orgasmo, ella comenzó a empujar más duro contra mí con sus caderas, lo que me indicó que ella también se estaba acercando.

-Estoy cerca- me dijo -no vayas a parar ahora-

No le contesté, sino que me moví un poco más arriba para que mi güevo le rozara el clítoris más fuertemente. A lo que ella respondió empezando a jadear.

-Ahhh… Ahhhh… ahhh- con cada empujón mío.

Por un momento pensé que acabaríamos juntos, pero no pudo ser. Ella llegó primero, poniéndose rígida de pronto y abrazándome con fuerza, empezó a temblar con los espasmos del orgasmo.

Yo no pude seguirme moviendo por la fuerza con que me abrazaban sus brazos y sus piernas, pero al mismo tiempo, su orgasmo hizo que yo me acercara más al mío.

Cuando finalmente dejó de temblar y sus brazos y piernas se aflojaron, yo comencé de nuevo a moverme, metiendo y sacando mi güevo con toda la fuerza que me quedaba.

Ella se sorprendió primero, pero luego reaccionó y comenzó a moverse de nuevo y al poco tiempo empezó a gemir.

-Ahhh… otraaa… veeez… aaaahhh- 

Y un nuevo y más débil orgasmo le recorrió el cuerpo.

Esta vez eso fue suficiente para que yo finalmente acabara profundamente dentro de su vientre.

La noche transcurrió tranquila. Comimos algo ligero y luego vimos dos películas descansados y acurrucados en el sofá. No nos alejábamos mucho uno de los otros, acariciándonos constantemente, pero ninguno se atrevía a iniciar un nuevo round.

A eso de las 11 de la noche, con dos botellas vino dimos por terminado el día y nos fuimos al cuarto.

-¿Cómo quieren dormir?- preguntó Maggie.

-Yo pensaba que durmiéramos todos juntos en tu cama- respondió Jenny.

-Pues a mi me parece muy buena idea- completé yo.

-¿Solamente a dormir?- volvió a preguntar Maggie.

-Bueno- contestó Jenny -Yo no sé Uds. pero yo tengo todos mis… áreas enrojecidas y sensibles y no me importaría si las dejara descansar-

-Jajaja- reí -lo mismo por aquí. Tendría miedo de que si lo volvemos a utilizar se me despegue y se me caiga al suelo-

-Jajaja- rieron.

-Sería una pérdida mundial- dijo Maggie riendo -Habría que recogerlo y disecarlo como trofeo-

-Jajaja. Así lo tendríamos duro para siempre- completó Jenny.

-No, no- dije cubriéndome con las dos manos y siguiéndoles el juego -le tengo mucho cariño-

Finalmente nos acostamos, todos desnudos y medio abrazados, pero en seguida estábamos dormidos. 

En la mañana, sin embargo, según nos íbamos despertando, íbamos al baño a limpiarnos, lavarnos los dientes… y a la cama otra vez, donde iniciamos una nueva ronda.

Fue un juego muy largo y paciente, pues todos estábamos un poco adoloridos y a cada momentos parábamos para echarnos alguna crema, a lo que por supuesto se ofrecía otro a hacer y… bueno, ya sabemos.

Cuando terminamos eran las 11 de la mañana del domingo y después de desayunar empezamos a recoger para marcharnos. La tormenta había parado y aunque había mucha nieve, ya el camión de limpiar la carretera había pasado y se podía circular.

Una vez que estuvo todo listo en la puerta y a punto de salir, Jenny propuso a ver si hacíamos un “rapidito” a lo que Maggie y yo no nos anotamos.

-A ver que soys unos aguados. ¡No aguantan nada! Jajaja-

Yo no sabía cuántas veces había acabado desde que había llegado el miércoles pasado, pero seguro que nunca habían sido tantas.

 -Si, hija, tienes razón. Somos unos ancianos que no aguantamos nada, pero si quieres, agarramos uno de los troncos que no llegamos a usar en la chimenea y te lo metemos en el culo y así te vas distrayendo en el camino a casa-

-¡Pero Mama! ¡Qué cosas dices!-

-Jajaja-

Cuando llegamos al edificio de Héctor y Lily me dejaron en la puerta y a pesar del frio nos despedimos con largos y profundos besos. 

Al llegar arriba me abrió la puerta Lily, dándome también un abrazo un poco… pasado… y preguntándome inmediatamente:

-¿Cómo te fue? ¿No te mataron esas demonias?- 

-¿Demonias?- pregunté imaginándome a qué se refería.

-No te preocupes, ya veo que no me vas a contar- dijo Lily riendo -Pero mañana las llamo y hago que me lo cuenten ellas ¡Y con cada uno de los deliciosos detalles que ya me estoy imaginando!-

Luego abracé a Héctor que me dijo al oído:

-No sé que te hicieron papá, pero tienes una cara de cansado… Jajaja-