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Caída en la Lujuria III

en Hetero: General

Después de despedirme de mi amiga María, fui a enseñarle el video que grabamos a mi tía. La casa de mi tía Valeria esta en la zona chunga por así decirlo del pueblo. Es una gran casa rodeada de chozas y chabolas y contrasta un poco con la suciedad reinante en el distrito. Entre en ella y nada mas verla, mi tía me llevo a su despacho donde le enseñe el video.

Flipaba en colores, mi querida tía estaba impactada con lo visto. La pobre miraba el video mientras rogaba con los ojos que no fuera su hija, pero la prueba estaba ahí y eso era demasiado. Su pequeña rubia se desenvolvía con un rabo mejor que algunas mujeres con un cepillo. Se quedo mirándolo y luego me miro diciéndome.

-Niña, tu sigues siendo virgen-dijo la mujer.

-No, tia tengo 16 años-dijo la morena flipando por las preguntas.

-Supongo que eso se lleva de genes, tu madre también era una zorra a tu edad y ahora mi pequeña ha batido un récord, voy a ir a hablar con ese hijo de puta, pero antes tú me vas a ayudar a educar a esa niña ingrata-dijo Valeria enfadada.

Por un momento me estremecí a causa del comentario de mi familiar. Educar, según ella era utilizar la palmeta como antiguamente en el país. Pobre niña, por su irresponsabilidad o vicio iba a sufrir demasiado. Mira que mi prima Rebeca todavía era virgen, la muy tonta a este ritmo su hermanita seria follada antes que ella.

Fui con mi tía a la habitación de ambas dos niñas, y vi a ambas dos en pijama tiradas en sus camas, serian flojas. Mi tía llego y agarrando mi móvil cogió y le dijo.

-Bebes, la prima Emma ha venido con un regalo para mi pequeña Roo-dijo eso sigilosamente, pero sonriendo-Mira lo que ha traído.

Ambas niñas miraron el video, la mayor se avergonzó y corrió al baño a esconderse mientras que la pequeña se miraba a si misma con un poco de soberbia. Parecía hasta orgullosa de lo que había catado.

-Mama, esa no soy yo, es Rebeca-dijo la niña.

-Por favor, ten vergüenza. Tu hermana no agarria un pene ni, aunque fuera la ultima mujer en el mundo, es una estrecha. Tu en cambio pareces más libertina y mereces un castigo-dijo la mujer.

-Lo aprendí de ti mama, y lo utilicé para subir nota. Tu hiciste lo mismo hace años para que Rebe, aprobara y no repitiera-dijo la pequeña un poco triste.

-Niña, no mientas-dijo su madre.

-No miento mira el video-dijo la niña al mostrar el video.

Era de día en el 2013, junio día de notas. Vi como la pequeña Rebeca salía llorando al recibir sus notas, la pobre iba a repetir con solamente dos asignaturas Artística. Pobre. Cuando llego a casa, pudo ver la desesperación en los ojos de la pequeña rubia.

-Mami, lo siento-dijo la pequeña Rebe llorando.

-Tranquila mi pequeña, yo iré a hablar con tu profesor-dijo el hombre.

Tras unos días, la mujer entro en el edificio buscando al profesor. El hombre estaba en su despacho sentado con los pantalones bajados y dirigiendo una melena negra arriba abajo en su entrepierna. Me avergonzó ver eso, pero aun así entre en el despacho. Pude ver como la mujer intentaba levantarse, pero el hombre opto por no tomar en cuenta a la fémina y la volvió a sumergir en su entrepierna. El hombre, aunque gemía en silencio no paraba de echarme el ojo, sus pupilas grisáceas se paseaban por todo mi cuerpo, parándose detenidamente en mis pechos y mi cintura. De reojo pude notar que yo estaba mas buena que la zorra morena de su entrepierna.

A pesar de no poder verla bien, pude ver como su cabello estaba poco arreglado, enmarañado y con un color oscuro bastante feo. En cambio, mi cabello relucía como el oro y las hebras me llegaban hasta los pechos que ya a los 31 empezaban a decaer un poco, aunque conservaban su forma. La mujer morena tenia unos pechos demasiado grandes poco atractivos a mi parecer, mas cercanos a una masa amorfa, en cambio los míos como los de todos nuestros antepasados eran grandes, firmes y hasta un punto gordos. Nuestras cinturas eran bastante similares.

El hombre seguía dirigiendo a la chica y gemía continuamente, me miro y me dijo entre gemidos.

-Podría decirme a que ha venido, señora-dijo el hombre.

-Vengo porque usted ha puesto una nota inmerecida a mi hija y por su culpa podría repetir-dijo Valeria

-Ya veo, rubia, tetona y con mala leche usted debe de ser la madre de Rebeca. Sabe si su hija hubiera sacado algo de sus virtudes-dijo mientras miraba mis pechos-hubiera aprobado seguro.

-Esta usted diciendo que las niñas solo aprueban con usted por su físico-dijo la madura con asco en la cara.

-Por su físico o por su arte al pintar o al utilizar un pincel-dijo el hombre riéndose-Quiere que apruebe a su hija, muy bien enséñeme como se humedece un buen pincel.

El hombre, saco a la morena de su polla y la dejo sentada en una silla, semidesnuda y con un móvil. Luego se puso enfrente mía, enseñándome su capullo todavía mojado por la saliva de la mujer anterior. Me quede mirando ese rabo, la saliva colgaba desde su frenillo mezclándose con el liquido preseminal. Por un momento, me quede embobada, mirándolo, la verdad era que hacia ya tiempo que mi marido no me cogía como debía ser y tener un pene delante de una longitud medianamente decente pues al final cedi.

Me arrodille todavía vestida y pose mi mano en su tronco, al sentir su calor el pego un escalofrió y un gemido. Agarre firmemente su miembro y lo llevé ante mis ojos, pude ver como su entrepierna era un bosque poco arreglado y como algunos pelos permanecían unidos fruto de alguna corrida antigua que los mantenía así, su pene tenia el glande bastante ancho y sus venas eran gordas. En si el tamaño era bastante modesto, pero parecía el tamaño justo para disfrutar chupándolo, ni muy grande para tener arcadas ni muy pequeño. El tacto de sus pieles y sus venas solo hacían mas placentero el pasear la mano llevándote cual marea, todo y devolverlo a la posición original con otra sacudida experta.

Mi mano cada vez imprimía mayor velocidad ayudado por la saliva de la anterior fémina que todavía seguía permaneciendo en el cuerpo. Sin embargo, al pasar de los minutos, cada vez era más difícil fruto de la sequedad de los pliegues. La aceleración que llevaba fue frenando cada vez más, hasta convertirse en un meneo tosco y retardado. El profesor ya no gemía como antes, sino que se limitaba a acariciarme el pelo hasta que, hastiado por el poco gozo, aulló.

-Deja ya de menearlo como una niña novata, vamos chúpalo, lámemelo como una colegiala calentorra-dijo el hombre.

Le miré a los ojos temiendo una respuesta mas física, siguiendo su consejo comencé a pasar la lengua por su tallo, primero poniendo la puntita saboreando su uretra y poco después pasándola por los alrededores del glande en busca de algún rastro de su semilla. Después fui bajando hasta sus testículos, recubiertos de un peludo y maloliente escroto, sorbí y marqué el contorno de sus pelotas con mis labios carmesí eso lo hizo gemir y por un momento me sentí orgullosa.

Ya habiéndolo humedecido, decidí meterlo en mi boca, su falo se fue introduciendo mientras mi lengua jugueteaba con su extensión. Dotando a mis maniobras de una sensualidad no ceje mi empeño hasta que, con él, enterrado en mi garganta, bese la base de su miembro con mis labios. Sorprendido por la facilidad que lo hubiera conseguido sin sufrir arcadas, se quedé quieto mientras daba un ritmo lento a la mamada.

Poco a poco, fui acelerando el compás con el que me metía y sacaba el pene hasta que ya parecía que en vez de una boca era un sexo el que lo hacía. Sabiendo que estaba al mando y que no intentaría retener su eyaculación y al poco tiempo, exploto en el interior de mi boca. En el fondo disfrute de cada explosión y de cada gota hasta que, relamiéndome de gusto, deje su polla inmaculada sin resto de semen.

El hombre me miro, pero no parecía querer guardar su herramienta, sino que agarrándome de mi tupida cabellera me agarro y me coloco de manos y pies como las bestias, sobre su escritorio.  Tuve unos segundos de pánico. ¿Ese cipotón sin lubricante? Pero a él eso le importa una mierda. Se coloco detrás de mí, me baja los pantalones y sin dejarme respiro empieza a meterme el capullo. Solté un pequeño grito de dolor.

"!Pshh! No hagas ruido perra que nos van a pillar.

Pese a su advertencia no deje de gritar y el siguió metiéndola con fuerza para meterme la polla. A los pocos segundos tenía su pollon metido hasta el fondo mientras tengo que morderme los labios para no gritar. Después de unos segundos de acomodamiento comenzó a moverse dentro de mí mientras me agarra fuerte de mis anchas caderas. Intente resistir el dolor pensando en que lo bueno vendría después, pero con ese hombre. Pasados unos minutos empecé a acostumbrarme a sus embestidas que intercalo con fuertes azotes en mis nalgas. Mis gemidos iban ganando intensidad a la vez que su follada se hacía más salvaje. Me la metía y me la sacaba casi entera. No pude evitar empezar a gemir.

"Eres una puta muy escandalosa joder"- me increpo con enfado mientras note que salía de mi vagina por completo. Rece para que se le haya cortado el rollo.

"Ahora vas a ser más discreta perra" – me dijo sonriendo.

Me metió mi braga en la boca. No me lo pude creer. Saben a mis propios jugos y huelen a sudor. Inmediatamente me vuelve a meter la polla y me folla más fuerte que antes si cabe. El placer es indescriptible. Solo quiero estar allí siempre y ser su puta. Si. ¡Oh dios! Me quiero morir. Me saca las bragas de la boca. Pero ¿Qué hace este hijo de puta? No para sus envestidas, no piensa dejar de follarme el culo. Le miro y me embiste cruelmente mientras esa sonrisa no abandona su cara.

Un escalofrío me recorre la espalda mientras me pellizca los pezones por encima de la camiseta. Bajo la cabeza e intento no gemir mientras el cabrón me sigue enculando sin inmutarse. Pasados unos segundos, dejo salir mi angustia con un gemido de placer. Intento reponerme un poco para dejarle claro a este tío que conmigo no se juega así. Pero el consigue romper mi sujetador y mis enormes pechos rebotan debajo de mi vestido.

"Así me gustas más perra"

El corazón me late a mil por hora, casi no puedo respirar, la cabeza me da vueltas y siento que mis músculos se agarrotan, me siento morir… …por primera vez estoy completamente de acuerdo con lo de correrse dentro… me corro sobre el suelo.

A los pocos segundos noto como por primera vez empieza a gemir y sus muslos se tensan. Sus embestidas se hacen más rápidas y su espalda se curva. Con un pequeño grito comienza a descargar en mi dolorido útero.

Tras unos segundos de pausa saca su pollon dejándome chorreando.

-Y eso paso-concluyo Valeria contando lo que había ocurrido-espero que todo quede más claro.

Las tres nos quedamos pensando y al final abrazamos a nuestra pariente que tanto había sufrido por intentar hacer a su hija feliz. Por primera vez pude comprobar como mi prima Rebeca lucia mas hecha como mas mujer, decidida a hacerle pagar a su maestro lo que había causado y no sentirse opacada por su hermana pequeña. Rebeca me agarro del brazo y me dijo.

-Prima, tu te acuerdas de ese chico que le gustaba a María-dijo la rubia mirando a su prima.

-Si, el de la semana pasada, el gilipollas ese-dijo Emma mirando a su prima extrañada.

-Es que hace unos días, me cogió del pelo en mitad de la feria, me llevo a una caseta de esas cerca del rio y me dijo que le ponía brutísimo mi aire, o rollo de virgencita y que él se encargaría de desgarrarme las entrañas-dijo la chica.

-Díselo a María, necesitamos una reunión y llama a Celia y a las que salimos en feria necesitamos una estrategia para esto-dijo la morena ilusionada.

-Pero que yo no quiero perder la virginidad con ese engendro, como me engañéis, veras-dijo la rubia un poco asustada y harta.

-Porque te engañaríamos, guarrilla-dijo su prima riéndose.

-Pues porque tu y María sois las modernas, Celia, aunque es un poco tonta, ha tenido ya 7 novios y no sé si ya estará desvirgada. Yo quiero mantenerme pura hasta que el tonto del italiano me de lo que busco y no sea tan tonto como para solo darme un beso-dijo la rubia enfadada.

-Bueno ya las he llamado, hemos quedado en casa de Celia-dijo la morena riéndose.