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Forjando una Convivencia I (Cuando fui a Cuba)

en Dominación

1          Cuando fui a Cuba

Soy un hombre de 58 años, 180 cm de altura y 90 kg de peso ahora, me casé hace 18 años en Cuba, con una espectacular mulata de 168 cm y 22 añitos, entonces.

Al fracasar en mis estudios me dedique a trabajar y me convertí en un excelente mecánico. Mis padres me ayudaron a comprar un taller,con el que logre una solvencia económica envidiable.

Mi dedicación exclusiva al negocio me había impedido disfrutar de los placeres de la vida, soñaba con tener relaciones con una de esas mujeres que aparecían en las fotos de los calendarios, aunque con el tiempo me conformaba con cualquier mujer.

Era un ser solitario, que había tenido que aprender habilidades sociales para relacionarme con mis clientes y empleados. Los fines de semana los pasaba en casa viendo porno y pagando a putas. Solo tenía relación diaria con mi madre, que insistía en darme de comer y cenar desde que falleció mi padre.

En el 2001 decidí ir a Cuba, estimulado por el turismo sexual del que hablaba alguno de mis clientes y por mi instinto sexual desbordante e incontrolado, desde la adolescencia era un onanista compulsivo.

Nada más llegar, tenía 40 años, nos llevaron a un garito y llamo mi atención el contoneo rítmico de una atractivamulata con una camisola blanca que dejaba sus hombros al aire y enfundada en unos leguins blancos. Descalza se enfrentaba a los zapatos del resto de bailarines, con las piernas abiertas, a paso cortos avanzaba por la pista de baile, valiente como una pantera, sus giros rítmicos hacían que su largo pelo negro con mechas rojasvolara a su alrededor y espantara a todo hombre que se le acercara.

Pedí la copa a que nos invitaban, me encamine conmi cubata de ron cubano en la mano, al borde de la pista, para admirar más de cerca aquella hechizante danza. Estaba justo en la línea por donde avanzaba aquella sensual bruja descalza ysin poder apartar mi mirada, bebí, cuando ella me vio.

Cuando llego al límite de la pista de baile, enfrente mío, note sus enormes ojos grises clavados en mí, me sentí descubierto, súbitamente giro sobre si misma, su pelo golpeo mi cara, aquella caricia imprevista de mi objeto de deseo, me obligo a dejar de beber ymi atención quedo capturada por su sensual figura.

La mulata al notar el impacto, volteo su rostro, me pillo admirándola y sonrió complacida. Me recorrióde arriba-abajo,evaluándome con sus inquisitivos ojos grises, estaba paralizado, sabiendo examinado, sin mover un musculo y esperando gustar a aquella pantera cubana…, contento de haber acudido con chaqueta y corbata.

Cogió la copa de mi mano como si fuera suya y dio un trago sin dejar de mirarme, quede con la mano extendida esperando que me devolviera el cubata, beso con sus encarnados labios el borde de la copa… “jajaja… gracias…¿acabas de llegar españolito?”

Deposito el vaso largo en mi mano, me lo lleve a la boca justo por donde su carmín lo marcaba y bebí seducido… Una sonrisadivertiday burlona apareció en su cara “¿A qué sabe mejor ahora?”, dijo.

Su atrevimiento desbordaba todas mis expectativas, me conquisto nada más pisar la isla, aunque yo esperaba encontrar mujeres dispuestas a entregarse a míy era yo quien estaba siendo manipulado sin apenas esfuerzo por una joven mujer…  Sus pupilas penetrantes desnudaron mi ego, tomaron mi voluntad y su mano agarro mi corbata y con un suave tirón me introdujo en la pista de baile… “¿Bailas?, mi niño”

Su cuerpo danzo bamboleante colgado de mi corbata, mi cuello se tensó para aguantar su peso, mi cabeza cedió, siguiéndola inclinado…, estabacomo hipnotizado, ajeno al bullicio externo, solo escuchaba su voz “¿tu primer viaje a la isla?, respondí que si. Me sentía a su merced, sin poder apartar mis ojos de sus perfilados labios rojos, atento a sus palabras “¿te gusto?”, instintivamente dije “mucho”,su dominio de la situación eraembriagador, sin soltar mi corbata caminaba de espaldas al resto y yo con mi cubataen la mano, la seguía intentando acompasar mi ritmo al suyo, como si no existiera nadie más…

Al llegar al otro extremo de la pista soportando con mi cuello su insinuante cuerpo y sin poder apartar la mirada de su seductora danza…, intente recuperar mi dignidad de persona mayor y la inste a que se calzara.

Sus penetrantes ojos grises se clavaron en mí, como reprochando mi atrevimiento, por hablar sin que me hubiera dado permiso, dejo de bailar, se enderezo frente a mí y a pesar que la sacaba media cabeza, la agache avergonzado cuando su índice atravesó sus carnosos labios, mandándome con su gesto, callar.

Comenzó a bailar a mi alrededor, tejiendo una red virtual, arrimando sus curvas a mi cuerpo, estimulando cada poro de piel…, se situó detrás mía, recorrió mi cuerpo con sus manos, alimentando mi libido con sus senos apretados contra mi espalda, agarro mi cuello haciéndome arquear mi cuerpo para que suslabiosalcanzaran mi nuca…, me sentía tan bien entre sus brazos, notando sus manos, sus senos y sus labios, que todavía me arquee mas.

Sus brazos entonces, se apoyaron en mis hombros, señalándome una mesa donde unos zapatos blancos de tacón estaban abandonados...

Mis piernas estaban semí-flexionadas para empequeñecer mi altura, amoldándome a su talla, facilitar que accediera a mi cuerpo y pudiera seguir apoyada sobre mí. Sus labios susurraron en mi oído “¿Los ves?”…, respondí afirmativamente con la cabeza, sin atreverme a hablar… Con enorme descaro, me dio un azote en el culo y dijo “Se buen chico… ¡Cálzame!”

Estaba abducido por una niña de 22 años, a la que sacaba 20 cm, estaba seguro que el resto de la discoteca se había percatado de lo acontecido entre nosotros, me sentía víctima de una cazadora experimentada, pero tenía la poya a punto de estallar y corrí a recoger sus sandalias de aguja, abandonadas.

Cuando volví a la pista portando su calzado en mis manos, los celos se apoderaron de mí, estaba hablando con  otro. Contrariado deje los zapatos en el suelo y me marche…. Me alcanzo en la escalera, con los zapatos puestos, para mí la niña que bailaba voluptuosa descalza,había crecido por esos zapatos tan fetichistas, hasta transformarse en una Dama imponente y nuevamente volvió a seducirme…, nunca una mujer había corrido a buscarme, me explico que aquel con el que hablo en la pista, era su hermano, me avergoncé de mis celos injustificados y de mi reacción adolescente.

Volvimos a entrar, bailamos juntos, se arrimó tanto que sentí sus senos otra vez, apretados esta vez, contra mi pecho, no llevaba sostén y eran tan firmes que enseguida recupere la erección. A pesar de mi escasa habilidad como bailarín, ella no se quejaba y nos divertíamos alternandopasos insólitos con risas cómplices, aunque cuando sus acerados ojos grises reposaban en mí, yo me sentía deslumbrado y desviaba mi mirada.

Nuestras piernas se metían entre las piernas del otro cuando pusieron “La lambada”, estaba encantado con aquella canción, me permitía restregar mi erección contra sus muslos y justificaba que la atrevida cubana invadiera mi espacio vital…, sin duda aquella provocadora mulata había notado como mi verga crecía, se endurecía, cada vez me sentía más a su merced y ella más poderosa…

Estaba embrujado por aquella pantera y me sentía orgulloso que me hubiera elegido como su víctima. Cuando pusieron la canción “Devórame otra vez”, me sentí más vulnerable, excitado porsus labios sensuales, sus dientes mordieron mis labios, la bese con pasión, su sabor me embriago, penetro en mi libido…, estaba tan excitado que cuando sus manos se aferraron a mi culo atrayéndome aún más, como absorbiendo mi voluntad, devorando mi cuerpo con el suyo y no pude contenerme más…

Me corrí sin tocarme yo, por primera vez en años y manchándome el pantalón… la separe para no mancharla, ella sonreía entre divertida y satisfecha, mientras yo estaba nuevamente avergonzado…

En los siguientes días Devora, intento enseñarme la isla, pero yo estaba más interesado en conocerla a ella, me conto que su familia sobrevivía gracias al trabajo de su hermano, queella esperaba terminar psicología y cuando me llevaba a un sitio sus ojos grises me escudriñaban para ver si era de mi agrado y llego a reconocer por mis gestos si mentía o decía la verdad, si me gustaba el lugar o no.

Era una mujer divertida con muchas ganas de vivir, con carácter para no dejarse intimidar por nadie. No podía creer la suerte que tenía al haberla encontrado,sucuriosidad por mí, me alago, había química entre nosotros, me encantaba jugar con ella ytodos los días eyaculabaunasveces porsu provocadora actitud otras porque me dejaba restregar mi poya contra sus piernas o su culo y el ultimo día, me hizo una paja que nunca olvidare.

El amor prendió en la distancia en mi corazón, alimentado por cartas en las que me explicaba que la revolución cubana la había educado, por lo que creía en la igualdad entre hombres y mujeres, pero que el rechazo de la sociedad cubana a la propiedad privada la impedía desarrollarse como persona, que termino la carrera, pero todavía no tenía trabajo, que para ella la independencia financiera era básica para ser feliz y que según su mama la única manera de sentirse libre para unamujer era casarse, queera anti machista, quedeseaba salir de la isla y poder desarrollarse como persona en un lugar como España.

Decidí volver, todavía no habíamos hecho el amor,comencé a pensar en traérmela, soñaba en como seria nuestra convivencia, me imagine gozando con Devora y dejar para siempre mimasturbación diaria. La avise cuando volvía y el hotel donde habitaría.

Al salir del avión estaba esperándome en el aeropuerto, su pelo tenía muchas mechas rojas, llevabaun vestido escotado y vaporoso, era como una Diosa del trópico…, al verme se abalanzo sobre mí, me dio un besoen el que su lengua me penetro hasta el fondo, pareció devorarme, me sentía envidiado por todos los hombres presentes y conquistado definitivamente por Devora.

Se colgó de mi brazo hasta que llegamos a la recepción del hotel, donde intentaron prohibirla la entrada, me opuse y defendí su derecho a entrar como mi futura esposa…, me convertí en su héroe y mi autoestima creció.

Al subir a la habitación, sus seductores ojos grises me seguían sonrientes, mientras el garçon depositaba la maleta, le inste a que se marchara cuanto antes dándole una generosa propina La mulata se acercó con lentitud a mí, parecía una pantera dispuesta a devorar a su presa, se colgó de mi cuelloy volvió a besarme hasta hacerme caer sentado en la cama.

-       ¿Me has pedido en matrimonio?

Antes que pudiera contestarla, se hecho sobre mí y capturo mi boca con la suya, mientras me desabrochaba el pantalón. Metió su mano hasta agarrar mis genitales…, mi poya creció, ansiosa por tantos meses de ausencia.

-       Veo, que me has echado de menos…

-       Mucho…, mi amor

Volvió a incorporarse y se quitó el vestido enfrente de mi… quede subyugado ante su cuerpo sensual… sus turgentes pechos no necesitaban sostén para verse firmes e imponentes… sus bragas negras se confundían con su piel dorada… sus pies enfundados en unas sandalias de plataforma potenciaban su esbelta figura.

No podía dejar de mirarla, contemplar cómo se movía por la habitación era un placer indescriptible, cogió el mando a distancia y puso música. Se sentó y cruzo sus piernas lentamente, dejándome admirarla….

-       ¡Hazme un estriptis!

Tarde un momento en salir del trance hipnótico en que me encontraba, otro en comprender lo que me pedía…, la mire, pensando que debería ser ella, la que me lo hiciera a mí, pero ya estaba desnuda. Una sonrisa burlona iluminaba su precioso rostro, con el dedo índice haciacírculos en el aire, me sugería que bailara para ella.

Me descalce, pensando cómo podría seducir con mi desnudo a la mujer más bella que había visto nunca.

-       ¿Qué esperas?

Me levante nervioso y nada más incorporarme los pantalones cayeron al suelo, se me había olvidado que Devora me había desabrochado antes, para meterme mano. Me caí al suelo, su espontanea risa me relajo.En el suelo, acerté a subirme los calzoncillos para tapar mis “vergüenzas” y me saque los pantalones, sin dejar de notar cómo se divertía a mi costa.

Me levante otra vez, intente superar mi nerviosismo y superar mi natural timidez, agachando la cabeza para que su presencia no me intimidara.Me concentre en la música y comencé a moverme con un ridículo aspecto, en calcetines, en calzoncillos y con una erección bien firme.

Intentaba bailar lo mejor que sabía y poco a poco sus carcajadas dejaron de oírse. Me quite la chaqueta y al proceder a desanudarme la corbata, la mire y aunque su sonrisa divertida permanecía en su rostro, había captado su atención.Me quite la camisa, suponiendo como lo haría un estríper y al mirarla parecía complacida con mi disposición…

Me atreví a acercarme a la joven mulata desnuda, me volví al ritmo de la música, comencé a quitarme el calzoncillo mostrándola poco a poco el trasero y note como Devora descruzaba sus piernas. Balancee mis calzoncillosde acá para allá y cuando mi culo estaba expuesto a su visión, me dio un azotito...

Me quede paralizado sin saber cómo interpretar aquella agresión, mi verga si reacciono, aumentando su volumen. ¿Debía seguir bailando o esperarme? De pronto su mano acaricio mis glúteos y mis manos dejaron caer los calzoncillos…

-       ¡Muy bien!, maridito… jajaja

Me dio otro azotito…., aquel juego me excitaba de una forma insospechada… Me acerque más a mi agresora, exponiendo mis glúteos desnudos a su capricho… oí de nuevo su sonrisa, alternaba caricias con leves azotes, estaba tan excitado que agarre mi poya y comencé a hacerme una paja…

-       ¡Gírate, pajillero!...

Me volví sin soltar mi verga, me daba vergüenza exponer mi poya a su visión

-       ¡Sigue!... quiero ver cómo te la meneas

Me costó magrearme en su presencia, pero tenía tantas ganas de correrme, desde que la había vuelto a ver en el aeropuerto… Devora me miraba con curiosidad, primero a como me auto-manipulaba, luego sus rasgados ojos grises se fijaron en mi cara…

-       ¿Qué te gusta más?, que te toque yo o hacértelo tu, pensando en mi

Me corrí y me derrumbe en el suelo… y entonces respondí

-       Que me manipules tu

Había manchado el suelo.Devora, se levanto del asiento, se puso en jarras, de pie, delante de mí.

-       Pero, en esta paja, ¿no te he manipulado?

Se dirigió riéndose a la cama, dejándose admirar por mi y se tumbo boca abajo en la cama…Me agarro de los pelos, subió mi cabeza, esperaba mi respuesta… y no sabía que decirla

-       Te amo… Devora

-       Eso está muy bien… Había pensado darte otro tipo debienvenida

-       Continuamente me sorprendes…

-       Me encanta provocarte…Jajaja…

-       Querrás decir manipularme… ¿no?

-       Jajaja… ¿Habrá que limpiar, todo eso que has manchado?

Me incorpore, fui a por una toalla y recogí mi corrida arrodillado… Devora se burlaba de mí, tumbada en la cama…reconoció que nunca había conocido a un macho como yo, que la seducía mucho que estuviera dispuestoa obedecer a una mujer y sin pedírselo, limpiara sin reparos lo que fuera…

Conocí a su familia, madre blanca con pelo blanco y ojos azules y 2 hermanos mulatos: el mayorque estuvo en la discoteca cuando nos conocimos y la pequeña, un proyecto de Devora, todavía por desarrollarse.

Confirme que deseaba salir de isla y me atreví a pedirla en matrimonio… con un anillo que había traído de España, invitando a toda la familia en el mejor restaurante de la Habana y suplicándoselo de rodillas… Las noches desde que llegue hasta que nos comprometimos se acababan cuando la acompañaba a su casa, desde que me convertí en su pretendiente oficial paso todas las noches en mi hotel hasta que me marche… por fin pude hacer el amor con Devora.

Lo hicimos al modo tradicional, intente desde que entramos en el hotel, demostrarla mi admiración,tome su mano llevándomela a la boca camino de la habitación, mis labios besaban eldorso y la palma de su mano, al tiempo que una sonrisa complaciente recorría su rostro, Al abrir la puerta, retome su mano iluminada por sus largas uñas naranjas, introduje sus dedos en mi boca, mis labios se ajustaron a sus largos dedos y lamí con temor sus afiladas uñas. Contenta por mi devota actitud, se fue hacia la cama, lentamente, dejándome que siguiera adorando sus dedos.

Se desnudo, me ordeno que me desnudara, me acerque por detrás, adosando mi poya a sus glúteos, mis manos acariciaban su sensual cuerpo, especialmente sus turgentes pechos, sumergí mi cabeza en su cuello, lo recorrí con mis labios intentando excitarla, lo bese con pasión y mordí el lóbulo de su oreja…

Se volvió, me beso explorando con su lengua mi boca, se sentó sobre la cama, al estar nuestros labios pegados quede en cuclillas, se tumbó en la cama abierta de piernas exponiendo sus genitales ante mivisión, estaba agitada y retándome a atenderla. Mi boca se arrimo a su pubis, dispuesto a adorarla, mi lengua recorrió su clítoris, de abajo-arriba, de arriba-abajo, de izquierda a derecha, girando alrededor del botón, absorbiéndolo…

Sus jadeos, alentaron mi libido, me hicieron adquirir confianza en mí mismo, con la boca separe con mimo sus labios vaginales y note como su néctar mojaba mis labios... me relamí henchido de gusto, mi ego estaba envalentonado, me encarame sobre la cama, mientras mi mano sustituyo mi boca estimulando sus genitales... La punta de mi lengua recorrió en espiral sus pechos, lamí sus pezones deleitándome en la adoración de su cuerpo, mordisqueé su barbilla recordando que la ponía, comí a bocaditos su carmín y bese apasionadamente su espléndida boca…

Mi excitada verga penetro suavemente, deslizándose entre su lubricada vagina, mancillando su ansiado templo, mis manos tomaron sus glúteos acomodando nuestros calientes cuerpos, mi poya entraba-salía, cuando estaba dentro sus paredes vaginales se aferraban a mi vástago, succionándome, impidiéndome salir fuera, provocando una nueva inmersión que endurecía aún más mi miembro y haciéndome gozar como nunca pude imaginar.

Me sentía abducido por aquella Diosa del placer, quería que gozara tanto como yo, deseaba que llegáramos juntos al clímax, pero cuanto más tiempo pasaba más desbordado estaba… y mas dudaba de mi deseada contención. De pronto la oí gritar, su cuerpo comenzó a vibrar, me pidió seguir y fue como si me diera permiso para correrme… eyacule satisfecho, salvajemente, en varios empellones, que parecieron llevarla al nirvana…

Se acurruco entre mis brazos, parecía satisfecha… yo me sentía el hombre más feliz del mundo.

Cap.2 Al volver de Cuba