miprimita.com

Testimonio FemDom de una Dama

en Dominación

He encontrado en la red el testimonio de una chica (desconozco el tiempo que lleva colgado) que mantiene una relación de dominación femenina con su pareja:

Tengo 30 años y llevo 3 años dominando felizmente a mi novio… Hoy siento la necesidad de gritar al mundo que he descubierto un camino, en el que algunas mujeres y las personas con inclinaciones sumisas pueden ser felices.

Nunca me habían interesado los temas de Dominación/sumisión (D/s), aunque era una mujer egoísta que quería disfrutar de la vida, soñaba con un futuro donde era la autentica “prota” de mi historia y concebía a los demás como los actores secundarios y facilitadores de mi película. Mi rechazo al D/s era porque lo asociaba al Sado-masoquismo (SM) y yo no era ni Sádica ni Masoca, sin embargo tenía habilidad para manipular a los demás y utilizado mi atractivo para  someter a mis parejas y conseguir mis caprichos o gozar sexualmente.

Al conocer a mi actual pareja, mi vida se reoriento…, concretamente el día que me atreví a tomar la iniciativa en un juego sexual, dominarle durante el coito, cabalgándole y al terminar corriéndome, reconoció de forma espontanea que era su “polvo del siglo”…

Tumbada en la cama, recuperándome del sexo recién practicado, me sentía eufórica por como él había calificado nuestro encuentro sexual y entonces desnudo su alma para mí: Me confesó que se masturbaba diariamente soñando con escenas FemDom, admitió cuanto le había excitado mi actitud agresiva, reconoció que me identificaba como su Dueña, que deseaba que controlara su onanismo compulsivo y finalmente me propuso ser mi sumiso. Yo pase de apreciar su desnudo integral, a notar como la zozobra me invadía: ¿me había enamorado de un pervertido?, ¿Qué pretendía mi hombre: manipularme?, ¿su propuesta era indecente?...

Los días siguientes investigue en la red sobre FemDom, comprendí que en las relaciones D/s es la Domina quien pone la música, marca el ritmo, evalúa como baila el sumiso y le premia o castiga. No tendría que reconvertirme en Sádica, como había supuesto, podría ser tan egoísta como quisiera, sin temor a su reacción, aquella propuesta me proporcionaba un poder sobre mi pareja como para usarle a mi antojo, imponer unas normas de convivencia que me convinieran, gozar del sexo solo cuando quisiera, sin tener que dar explicaciones y mi única obligación seria educarle.

Charle con mi pareja sobre sus vivencias y lo que esperaba obtener de una relación D/s, intentando descifrar si realmente era un sumiso que aspiraba a tener una convivencia FemDom 24/7 o un macho con ansias de sexo que adoptaba un rol pasajero para conseguirlo. Después de escucharle comprendí que por un lado los varones buscan una Dama que les controle y guie porque cuando eran niños, el afecto y la autoridad la recibían de su madre y por otro mi hombre buscaba una Dama atractiva con la que hacer realidad sus prácticas-sueños onanistas. ¿Sabría gestionar su sumisión?, ¿Sabría aprovecharme de su entrega?

Mi pareja es un chico normal, me hace bromas, nos reímos y nos enfadamos, antes y después de aceptar su proposición y es reacio al dolor. Comprendí que No se debía pretender ser Diosa-Diabla de la noche a la mañana, ni dar el status de esclavo a un sumiso escasamente experimentado, cada pareja debe tomarse su tiempo y progresar a su propio ritmo. Yo llegue casi sin quererlo, gracias a que introduje el FemDom en los juegos de cama (la forma más fácil de empezar) y luego poco a poco extendí la dominación femenina a otros aspectos de la vida cotidiana.

En mi relación con mi novio no siempre me llama Ama (depende donde estemos), ni tiene que hacer todas las tareas del hogar (de momento las compartimos, aunque cuando no tengo ganas, él limpia, cocina y ordena la casa), tampoco duerme siempre en el suelo (a veces me gusta tener toda la cama para mí) y no le pego continuamente (un azote de vez en cuando, le conviene para que no olvide cuál es su sitio).

Desde que acepte ser su Domina asumió que estar conmigo era un privilegio, me atiende o sirve cuando estamos juntos, abandona cualquier acción que no me interesa (futbol, quedadas de machos, etc.), me acompaña siempre que quiero salir, se esfuerza por satisfacerme y lograr mi bienestar… y se entrega sin límites para hacerme gozar sexualmente.

Muchas mujeres pensareis ¿no está frustrado de tener que hacer esto sin tener ganas?... Lo curioso es que lo hace con una disposición excelente y siente un gusto que no puede ocultar, cumple con sus obligaciones de forma espontanea, cuando le pides que te de un masaje en los pies, porque estas cansada, le noto orgulloso porque se lo has pedido y cuando le prohíbes algo, es feliz porque te preocupas por él.

Acepto al principio, llevar un cinturón de castidad para romper su onanismo compulsivo, para profundizar la sensación de posesión que ambos nos excitaba, para evitar un castigo que ambos rechazábamos y como proceso de reeducación hasta que pudiera controlar sus malos hábitos. Pactamos que orinara antes de salir, le permitía llevar una llave con la que pudiera abrirse ante una necesidad, el candado llevaba cera, si se rompía yo sabía que lo había abierto y tenía que justificarme su acción bajo pena de castigo. 

Estas conductas sumisas no son novedosas para las Damas atractivas, recordemos cuando los hombres quieren ligar con nosotras, están pendiente de lo que necesitamos o queremos, son receptivos a cualquier petición nuestra, se esfuerzan por conocernos para anticiparse a nuestros deseos o caprichos e intentan seducirnos con regalos y atenciones… La pregunta Señoras seria ¿Cómo mantener su motivación inicial a lo largo de nuestra relación?

Los machos heterosexuales aspiran a practicar sexo, su libido dirige su comportamiento (su debilidad emocional), son dependientes de las mujeres (se masturban soñando con ellas), pero cuando eyaculan en el coito, alcanzando la meta real que pretenden, su motivación decae y su interés por nosotras se diluye…  Desde mi punto de vista las mujeres que quieran reactivar la motivación de sus machos o que no se diluya su interés, deben reeducar a los machos e imponer unos hábitos en su vida que fomente la dependencia en su Dueña.

Los hombres onanistas (más o menos todos lo son) suelen desarrollar fascinación bien por la ropa femenina (lencería, calzado, cuero, etc.), bien por el cuerpo femenino (tetas, culo, pies, etc.), a esta atracción desbordante lo llamamos fetichismo.  Lo que debemos hacer las mujeres con los fetichistas varones, es descubrirlos (con los machos sumisos es muy fácil, están deseándolo) y reconvertir sus fetiches generales en fetiches nuestros…, dejemos a nuestro hombre adorar sus fetiches en nosotras y nos identificara como su fetiche único.

Si alguna Dama quiere ser la líder de su relación sentimental, debe educar a su pareja y la mía estaba dispuesta a ser domada. Lo primero es identificar a la presa y ponerla a prueba desde el cortejo, sugiriéndole cosas que no le sean gratas, por ejemplo: que se depile (el mío, lo hizo después de proponerme su sumisión), que haga tareas que supongan esfuerzo físico (las tareas domesticas son ideales), reeducar su machismo con juegos de rol donde actué como animal (perro, caballo, gusano, etc.) u objeto (alfombra, silla, escabel, etc.) sexual y humillarle mientras adora sus fetiches (arrodillado, esposado, desnudo, etc.).

Cuando vayáis a tener sexo se acabo lo de mamársela para ponerlo caliente y que te la meta sin preocuparse por ti. Ahora él te hará sexo oral, se esforzara por calentarte para que le concedas el honor de meterla en tu santuario. Las Damas desinhibidas somos reacias a fingir orgasmos para calmar la posible frustración de los machos, siempre que practicamos sexo deseamos disfrutar (placer, gozar, multi-orgasmos, etc.), por tanto el objetivo de mi novio-sumiso es satisfacerme y el mío enseñarle cómo hacerlo.  

Enséñale a adorarte en un cunnilungis, cógele la cabeza, guíale con palabras, indicaciones y gestos de aprobación que le permitan aprender a hacerlo como a ti te gusta. Siéntate en su cara (facesitting) y tiéntale con tus genitales cerca de su boca.

Suelo cabalgar a mi pareja, desde que descubrí (“polvo del siglo”) que la penetración es más profunda, pero no descarto el sexo convencional (cuanto más prácticas sexuales practiquemos más libremente se desarrolla nuestra libido), aunque 2 posiciones necesitan de un tratamiento especial para invertir su interpretación habitual. En el “misionero”, le cojo de las nalgas y atrayéndolo-separándole le hago danzar según me gusta, clavándole las uñas o azotando sus glúteos penetra con mayor intensidad, apretando o acariciando sus nalgas mantiene su ritmo apasionado. La penetración a 4 patas es la posición más sumisa de las mujeres, para invertirla ato las manos y/o las piernas de mi novio para impedirle disfrutar de su dominio, ensarto una correa a su cuello para marcarle el ritmo, tirando o aflojando, le vendo los ojos para que no pueda verme sometida, capturo su atención con mis palabras, convirtiéndome en su única guía, de esa forma se centra en servirme y hacerme disfrutar.    

A los hombres les cuesta controlar sus eyaculaciones, desde que soy la Dueña de un macho, le recuerdo continuamente que no puede correrse hasta que se lo autorice, se le ha escapado muchas veces, pero poco a poco está aprendiendo a aguantarse (procuro que lleguemos al orgasmo a la vez, aunque como soy multiorgasmica, no en mi primer empellón). Si se corre dentro antes de que se lo permita, le castigo..., si se corre fuera (practicando cunnilungis u otras prácticas sexuales) le ordeno que recoja hasta la última gota con la lengua (beber su propia corrida le humilla).

La doma de un ser humano, exige de premios y castigos…, los premios de mi sumiso son sus fetiches (yo, cuidar mi ropa, salir conmigo, etc.), los castigos fueron más difíciles para mi (no soy Sádica). Trato de que asocie el suceso al premio-castigo, bien le explico porque le concedo un premio, bien le hago suplicarme perdón por un error o mal comportamiento. Estos refuerzos positivos o negativos le hacen cada vez más dócil, profundiza en su dependencia de mi y aprende más rápido. 

Prefiero los castigos psicológicos (no hacerle caso, ponerlo de cara a la pared, no hablar etc.), las humillaciones continuadas (arrodillado, mueble, desnudo, etc.) y lo mejor una mezcla de ambos. Entre los refuerzos punitivos físicos, los que más he utilizado son:

1/ Las nalgadas, se las doy con guantes, pues a mano desnuda alguna vez se me ha enrojecido y con un objeto no siento a mi víctima. Procuro sentarme, con mi novio tumbado sobre mis rodillas, con el culo desnudo…, recomiendo a todas las potenciales Dominas que prueban esta forma de domar al macho, es sencilla, los azotes pueden ser flojos o fuertes y podemos atrapar entre las rodillas su poya… Me gustan tanto que con mucha frecuencia se los doy cuando tengo su culo a mano, como una caricia, abusando de mi rol dominante y evitando que lo asocie con un castigo.

2/ Patearle, se las doy calzada si quiero causarle más daño o descalza… en sus glúteos, en su cuerpo, en los genitales (balbusting), etc. Normalmente alterno patadas con pisotones o con torturas…

Los 3 años que llevamos con la relación FemDom me ha permitido golpearle con zapatilla, fusta, regla, vara, gato, látigo, etc. Ahora sé que no soy sádica, solo he repetido con el gato de múltiples colas (flogger) porque mi sumí lo aguanta y puntualmente la fusta. No recomiendo utilizar látigos o varas pues el dolor que causa al macho no masoquista me produce horror.

Hoy soy su Dueña y él mi esclavo, confió en el, hemos sustituido el cinturón de castidad por  braguitas o tangas que yo deshecho, de esa forma mantenemos la sensación de posesión que tanto nos gusta…, controlo su sexualidad con inspecciones continuas…, su depilación es integral, me encanta tocarle y tiene tatuado mi nombre…, me ayuda a vestirme cuando me voy, me desviste cuando llego, me da masaje reparadores y está aprendiendo  a hacerme la manicura y pedicura…, va siempre arreglado según mis indicaciones (casi siempre desnudo en casa, etc.)…, sale solo conmigo y cuando yo quiero…, bebe alcohol solo con mi permiso, fuma cuando le autorizo y no cuenta chistes machistas…, hace pis siempre sentado y me limpia con la boca cuando lo hago yo…, su salario va a mi cuenta, gestiono nuestra economía sin darle explicaciones, nuestro patrimonio esta a mi nombre…, me informa donde esta, que hace y me pide permiso para gastar cualquier céntimo y si no me explica porque hizo el gasto…, etc.

Buscar un macho sumiso que os ame y seréis felices el resto de vuestra vida.