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5_Trabajo de campo_2

en Grandes Relatos

Estimé datos.

  • La medida del pene está terminada, ahora estate quieto y no te muevas. La segunda parte es que el pene pierda la erección y quede como al principio, las medidas deben estar compensadas en las dos direcciones.

  • ¡Ya! ¡Y yo bien jodido!, me dejas con la miel en los labios, a nada que muevas tu mano veras salir el semen, dijiste que había que llegar a ese punto.

  • Sí, pero no en esta fase, es en la segunda.

  • ¿Cómo no me lo dijiste al principio?, esto es una forma de tortura.

  • No, es un procedimiento. Tu transpiración empieza a ser diferente, no olvides que voy a registrarla y que sepas que ya ha cambiado, y será el momento de olisquear cuando termines de eyacular, esos últimos instantes que el pene se estremece. Decidí medir, hemos pensado en una ecuación sexual, y entre los datos escogidos, están los reales.

  • Su medida era 17 centímetros, y el grosor era de algo más de 15, no comprendía estas medidas, aunque la postura no era la adecuada para la cinta de medir, pero lo dejé así. Y lo más importante, la sensación que te haga sentir, desde el primer instante que inicia la penetración, que es cuando el glande dilata el arco de entrada vaginal, donde estuvo el himen, ya esa sensación hace que abras la boca, y el orgasmo inicie su construcción, y una vez que le pase, el glande sigue abriéndose camino en la vagina cerrada, siempre he pensado que la vagina es una puerta transversal al cerebro, algo así como dos choques, el cerebro convencido de la sensación, envía terminaciones nerviosos en busca de más, y es cuando acompaña al glande su trayecto final. Y cuando toca fondo, envía la señal con más intensidad. Me relamo pensando cómo será esa sensación.

    Las tres sostenemos una teoría, es que el temblor del cuerpo se debe a la misma causa, pero con diferente efecto. Mi mano agarrando el pene es satisfacción, un susto es lo mismo pero del lado contrario, tiemblas por miedo y hay una tercera, cuando la que tienes a tiro no te llena, no te gusta pero tienes que meter, esa eyaculación es negativa, termina con cierto malestar en los testículos, tu mente y tu cuerpo se han enfrentado debido a tu mal gusto y nefasto proceder, tu mente piensa en esa chica, aunque fuera la tonta más tonta de este mundo, sus sentidos no la equivocan, sabe que incluso te ha dado asco.

Me miró con la frente arrugada.

  • Tú me gustas – Dijo.

  • ¿Para follar? – Respondí.

Me miró cambiando el gesto y respondió.

  • Entre otras cosas, sin embargo debes comprender lo que has puesto en marcha, me refiero a mi interior. Debes darme algo a cambio de la utilización de mi sexo. Eres un misterio con lo que haces y por esa causa me gusta lo que me haces sentir, y debes comprender que puedes hacerme sentir más y no te extrañe que quiera más de ti.

No se daba cuenta de mi estrategia, su mente estaba en otro sitio y su pene en mi mano, este reculaba lentamente, la erección descendía uniformemente, tanto el largo como el grosor y ya sentía esa pulsación que disminuía en cada latido.

  • No puedo, soy virgen y no tengo intención de entregártela. Y te contaré un secreto. Dos chicas, mujeres, como lo quieras llamar. Una virgen y la otra no, de la misma edad y cultura, sus reacciones y pensamiento son completamente diferentes, tenéis la fea costumbre de avasallar y eso cuenta en nuestra mente.

  • No entiendo lo que dices – Dijo enarcando las cejas, cara de bobo.

  • Te lo diré más claro, someter. Y olvida lo de meter, aunque tenga que ver. Yo espío a mis padres, y cada vez que les oigo, odio más a mi padre y siento pena de mi madre, ella le complace en todo y el no equilibra la balanza.

Me miraba como si hablara chino, empecé a pensar que me había equivocado, mejor dicho, él me había engañado, confundido, con su apariencia y conducta.

  • ¿Qué eso de equilibrar la balanza?

Tenía ese gesto, arrugas en la frente y mirada desvaída, sospeché que actuaba, mi mente me dijo que el instinto femenino recogía velas, era el tipo equivocado en todos los aspectos. Volví a la realidad, su pregunta confirmaba mis recelos.

  • ¿Qué importancia tiene? ¡Que pasa! ¿Os miran todos los días?

  • No, tenemos control de virginidad el primer día de mes, si no lo eres, te expulsan de la facultad de ciencias del Ente.

  • No sabía que existiera.

  • Todo está cambiando, la situación humana precisa de nuevos valores eternos. Perder la estandarizad del ser, de forma de limpiar el futuro de descomposición en que se encuentra sumido.

De nuevo esa mirada de ignorante. Continué.

La ignorancia es la base de la incultura, por tanto de la clase humana, en esa clase se dan todos los vicios, aunque hay que ser prácticos. La clase alta está llena de vicios de otras clases diferente, pero su status le oculta casi siempre y eso hace que venza, aunque sean malignos, nadie les importuna ni piden cuentas, esa es la descomposición de algo que muere y no quieren darse cuenta.

Miró su pene acostado hacia abajo, entre sus muslos, momento que aproveché para meter la nariz. Era una mezcla desconocida, a sudor limpio y lejano olor a polvareda de tierra, como cuando el viento levanta remolinos de tierra, una térmica y la ropa húmeda la absorben.

  • Sigue de esta postura, engaño a mi mente, le digo que estás calculando posibilidades de utilizar tu boca.

No me moví, su mano en mi nuca no presionaba, tan solo la tenía apoyada. Esperé, se me había ocurrido una idea luminosa, el I+D siempre puntúa alto. Esperaría, saber que pasaba por su mente, al estar mi rostro en esa posición. Claro que le puso en marcha, sentí el pene en mi ojo izquierdo, y este al entrar en contacto las cejas el modificó su postura, intentaba que llegara a mis labios, sin darse cuenta que el pene ascendía hacia la frente esquivando le roce de las cejas, le sentí junto al flequillo.

Me aparté, él no lo impidió. Anoté deprisa lo ocurrido, cogí del bolso una gasa enorme y de nuevo agarré su pene, esta vez con la mano derecha.

  • ¿Y ahora qué ocurre? ¿Esa gasa para qué es?

Preguntó mirándome desde muy cerca.

  • Que te voy a procurarte un corto buen rato, y la gasa es para recoger el semen, debemos aportar pruebas.

Retiré despacio el prepucio, el removió su cuerpo, y fui pasando el dedo por el borde del glande, llegando al frenillo, y allí mantuve ese roce, el dedo fue haciendo círculos entre los dos lados del glande, la frontera fue el frenillo, el cogió aire con fuerza.

  • ¡Por favor! – Exclamó - ¡Pon un poco de tu parte!, saliva, un poco de saliva.

Su tono daba pena, y estaba muy agitado, supe que no era bueno, esto no tenía clase alguna y estaba segura que ya era una mala forma de sexo.

Acerqué los labios a la uretra y dejé caer saliva, dos veces, no le rocé y el de nuevo elevó la pelvis, buscaba el contacto que no consentí, y el prepucio se engrasó, gimió levemente, me incorporé, él tenía los ojos cerrados, mi mano se movía despacio y el de nuevo elevó la pelvis.

Me sorprendió su mano, sujetó con fuerza mi muñeca y aceleró el movimiento, que en esos instantes alcanzaba el orgasmo. La otra mano con la gasa rodeó el pene, dejando a la vista el glande, que este expulsaba semen y esos instantes reconocí algo parecido a contracciones musculares, quedó sentado con la cabeza apoyada en el respaldo, echada hacia atrás con los ojos cerrados.

Diez minutos después abrió los ojos, yo terminaba de escribir todo el informe, su mirada era contradictoria ya que tenía la frente llena de arrugas, carraspeo molesto.

  • Tía, esto es asqueroso, dudo que tus catedráticos puntúen esta chapuza, estoy molesto contigo y con tus manejos, esto no ha sido una paja, ha sido tortura y esto será dañino para la salud.

Guardé silencio. Tenía que echarle del coche cuanto antes.

  • ¿Cuántas –hizo un corto silencio- encuestas has hecho hasta ahora?

  • Tú eres el primero.

  • Comprendo entonces ¿Y tus compañeras son igual de remilgadas?

  • No lo sé, no pienso preguntárselo nunca, es privado, las notas son individuales y una de grupo para recuperar o subir nota.

  • Me has dejado hecho unos zorros, no pienso ni ducharme, me voy a la cama directamente. Ya sé, eres amiguita de alguno del equipo contrario, debilitarme para que mañana me cuelen goles, ¿es esa es la causa?

No respondí.

  • Ahora contesta a esta pregunta ¿Qué clase de zorra eres?, no me creo que seas virgen, tu forma de actuar es de una clase de maldad desconocida.

Moví ficha, era la forma de echarle del coche.

  • Te dejo ver el himen y a continuación desapareces de mi vida.

Se incorporó mirándome fijamente.

  • ¿Has visto algún himen? – Pregunté sabiendo la respuesta.

Movió la cabeza negando, casi sonrío.

  • Es decir, ¿qué te enseño la señal que deja la costura de las bragas y cuela?

No dijo nada, pero su rostro lo decía todo. Cierto tinte rojizo en sus mejillas, un jodido ignorante.

  • ¿Y nunca se te ocurrió verlo en la red?

Siguió mudo. Me senté pegada a la puerta, subí los pies al asiento y aupándome me quité las bragas, le hice una señal que se acercara, separé las rodillas. Le dije se acercara más, él se acercó apoyando sus manos en mis rodillas y metió la cabeza entre mis muslos, mis dedos tenían separados los labios de la vulva, él acercó más la cabeza, su hombro derecho impidió que mi pierna se juntara y sentí su dedo, rozaba el anillo vaginal, sentí cierto estremecimiento, no apretaba, fue delicado, aprendía una lección profunda. Levantó la cabeza mirándome de cerca.

  • No entiendo por qué está cerrado, si es necesario para la reproducción.

  • Tu ignorancia te hace meter la pata de forma continuada, suponte un pequeño ser dentro de una vasija llena de agua, ese ser si dispone de alguna abertura en su cuerpo, se llenará de ese líquido y se liquidó dañará su evolución.

  • ¿Puedo mirar tu clítoris?, es curiosidad tan solo.

Este tipo era gilipollas integral. No pude negarme, asentí despacio, ahora la excitación estaba en mi tejado. Apreté los dientes para que no llegara mensaje alguno de mi cuerpo.

Ahora sus hombros separaban mis rodillas, sentí sus dedos como separaban lo labios, y dos dedos en su entorno. Otros dedos pasaban sus yemas por el vello, reconociendo su textura, y tuve que pensar que era un enemigo, estaba en un terreno que desconocía, y percibí que se acercaba un lejano estremecimiento.

Dos dedos seguían el fino cordón del clítoris que se adentraba en el interior de los labios mayores. De nuevo levantó la cabeza mirándome.

  • ¿Puedo probarte?

  • Quita los dedos de donde los tienes, mi consentimiento ha llegado a su fin.

  • Solo quiero pasar la lengua, ver que sale de ese agujerito.

Su tono dejaba claro su pensamiento, un ignorante total, es de los que empiezan una casa por el tejado. Le faltó meter su pene sin más, en frío y carente de todo sentido.

  • No seas majadero, !obedece¡

Dije elevando el tono, casi grité. Él se retiró mirándome con ese gesto de ignorante total. Le miraba con cierto rechazo, veía la sombra del hombre que en su mente el sexo es igual a placer rápido y sin conocimiento de nada, y no mencionaré la magia, ni tampoco el secreto, lo que envuelve una relación vinculada al sexo.

  • ¿Por qué me miras mal? – Dijo bajando el tono.

  • Careces de sensibilidad, me miras como carne donde meter y procurarte placer sin más.

Bajó la cabeza asintiendo levemente, deduje que no se daba cuenta de su pensamiento.

  • Voy hacerte una pregunta, se me acaba de ocurrir en vista de tu actitud. ¿El sexo entre una pareja debe ser secreto?

Levantó la cabeza mirándome, yo esos momentos terminaba de ponerme las bragas, me sorprendió que no mirara.

  • Define secreto – Dijo de forma ambigua.

Este chico cada vez que abría la boca se perjudicaba. Sensibilidad inexistente.

  • Secreto, en este caso es compartido, es como una sombra cifrada, donde ninguna de las dos partes que se unieron, formando esa sombra, jamás lo develarán.

De nuevo silencio, podía escuchar el ruido de su cerebro, ruedas desdentadas girando sin control.

  • No entiendo nada, sin embargo tu si contarás la paja que me has hecho, y pienso que esto podía formar parte de lo que dices, casi es lo mismo.

En cierto modo, tenía su punto de razón. No sabe nada de la conjunción física-mental, el reconocimiento del aura de los dos cuerpos, ese código cifrado que utilizan de forma natural dos cuerpos entrelazados. Puto ignorante, pedazo de carne con ojos y pene, estaba segura que para él, polla a secas.

  • Define sensibilidad.

De nuevo me gané una mirada de miope.

  • ¿He utilizado tu cuerpo con brusquedad?

Pregunta abierta, veremos como la entiende. Pensaba, parecía costarle encontrar respuesta.

  • No exactamente, pero……

Este mamón seguía subido en el burro de la obstinación.

  • Tu pensabas que estabas con una puta ¿es así?

De nuevo apareció ese tinte rojizo, negó con la cabeza, supuse que no encontraba respuesta en su inculta mente. Negó con la cabeza.

  • Tú pensabas que el estudio era una paja tal cual, sin determinado toma de datos.

Como respuesta se encogió de hombros.

  • Voy a describirte un secreto, que le he erigido con lo mi otro yo, ese que no dejamos ver y con el cambiamos opiniones internas siempre.

    He aprendido de ti, me refiero al sexo, a la mentalidad masculina, los datos que tengo de mi padre es diferente, contigo es otra cosa, es una vivencia y he de reconocer que has alterado mi forma de pensar, debido sobre todo a que no he tenido sexo con nadie y lo que se no deja de ser una teoría, nada que ver con la experiencia.

  • No lo entiendo del todo, yo si pienso que hemos tenido sexo.

  • ¿Cómo lo llamarías?, defínelo con una sola palabra.

  • Rápido – Dijo mirando al techo, de nuevo su cabeza se apoyaba en borde del respaldo.

  • Yo le definido con otra palabra que se adecua mejor ¡manual!, lo que se hace con la mano.

  • ¿Y si me hubieras permitido acceso al clítoris?

  • Sería lo mismo, el obtener cierto placer de esa forma, es como poner en marcha algo, y dejarlo sin terminar. Todo carente de sentimiento y respeto.

  • ¿Respeto? – De nuevo giró la cabeza con gesto de sorpresa.

  • Si memo, si, respeto.

  • ¿Te he faltado al respeto?

Siguió con esa mirada despistada.

  • Desde el principio, he descrito como era el estudio, que tú has aceptado, sin embargo empezaste a querer variantes, este informe carece de identidad, signo de respeto y además que no comentaré con el resto del equipo, sé que no nos han visto ya que es una norma del trabajo de campo, ya que si saben que el elegido es de la otra institución, al margen de que los equipos formados son secretos, hay más pero ignoramos quienes los forman, tu eres un ser invisible para todos.

No dijo nada, volvió a desviar la cabeza mirando al techo.

  • Me gustas más de lo que pienso.

Habló despacio, como si fueran pensando cada palabra.

  • ¿Por qué? – Ahora la sorprendida era yo.

  • Me estás hablando de cosas que ignoraba, eres profunda y te veo llena de secretos, de sorpresas. He sentido en la mejilla cierta humedad de tu muslo, algo desconocido para mí, que me llenó de inquietud, mi mente está en estos instantes recreando ese calor, no se asimilarlo debido a mi ignorancia.

Fui reteniendo la inercia de mis palabras. En su mente había cambios, algo que no esperaba. Profundizaba en una sensación, la primera al contacto con una parte de mi cuerpo y eso le tenía distraído.

  • La prueba ha terminado, arregla tu ropa y adiós.

Dije de la forma más normal que pude, salí de la parte trasera poniéndome al volante, le miré por el espejo. Terminaba de poner su ropa en orden, me miró unos instantes, se humedeció los labios y acercando su cabeza a la mía, me dijo al oído empleando un tono bajo.

  • Tía, me has cambiado, me bajo del coche siendo otro chico diferente y hundido en un océano de dudas. No pensaba que una relación con una chica fuera complicado.

No dije nada, esperé ya que miraba al suelo del coche, pensaba, deduje que no había terminado.

  • ¿Qué me falta?, te pido ayuda.

  • Tu base, esa base sirve para todo lo que hagas en la vida y en tu vida, recuerda la causa con lo que hagas, producirá un efecto, y estos tienen muchos secundarios, que es precisamente donde te encuentras ahora, ¿es así?

  • Sí, estoy hundido en mis dudas, retiro lo que dije de la paja, posiblemente hasta el nombre se incorrecto. Masturbación, me dejó de piedra la definición que tiene “Placer en solitario”, que no es este caso, no estaba solo, estabas tú y has sido delicada, me pierdo, estoy lleno de ti, y quiero guardarte con todo en mis recuerdos, y divago, he perdido el norte.

  • Pensaré en tus palabras.

  • Me has cambiado ¿Qué hago ahora?

  • Seguir con tu vida, analiza lo que haces, escribe si es preciso y piensa que tienes mucha vida por delante, aprende a reconocer las posibilidades que el destino te presente y aprovéchalo, nada es azar, cada uno de nosotros construimos nuestro destino con los actos que realizamos, no olvides causa y efecto.

  • ¿Algún consejo del sexo?

  • Cuando entres en una mujer, hazlo lentamente, que te sienta desde el principio y trátala con respeto, y no olvides, que te ha concedido lo máximo que existe, y cuando estés dentro, en esos primeros instantes medita, pregunta a tu mente que siente y procura prolongar ese acto todo el tiempo que puedas, y te aseguro que tendrás tu recompensa.

  • No entiendo algunas de tus palabras.

  • Es sencillo, mira sus ojos, ahí obtendrás respuestas sin que tengas que preguntar nada. El mejor premio es intangible y sencillo si utilizar siempre la sensibilidad, dejarla satisfecha, lo sabrás por su mirada y lo que su cuerpo desprenda, ya también habla, debes aprender ese idioma, hay veces que un abrazo produce más que excitar el clítoris, no lo olvides.

  • ¿Cómo sabes todo esto?, eres virgen.

  • Tío, no tienes kilómetros en la vida. Tengo una base de datos de todo tipo de mujeres y de todas las edades. Me han pasado sus secretos, vivencias, pensamientos, todo y en eso baso mis palabras.

  • ¿Qué piensas de mí?

Me tomé mi tiempo, no quería hundirle en la miseria.

  • Que mires a las chicas con respeto, solo eso. Ellas se darán cuenta y no te pases de listo nunca, y lo mejor es que les dejes la iniciativa a ellas, somos muy cambiantes y eso debes tenerlo en cuenta, hoy te odio, y mañana te quiero.

  • Gracias, lo tendré en cuenta.

Se bajó del coche, y se alejó sin mirar atrás, ni tan siquiera cuando giró en la calle en paralelo donde estaba. Mi mente se iba apagando, empecé a sentir cierto cansancio mental, mi mente seguí reteniendo la información de ese pene en su máxima extensión…., pero….

  • He pensado que me regales las bragas.

Dijo apoyándose en el techo del coche, me sobresaltó su voz cerca de mi oído.

  • Te habías marchado ¿por qué debo hacerlo?

  • No me has dado nada, te has servido de mi cuerpo para tus informes. Estaría junto a mis secretos, en un lugar que nadie tiene acceso.

  • Te jactarías del trofeo con tus amigos.

  • No haría tal cosa, debes saber que nunca he salido con una chica. Ni antes ni ahora y mirándote mientras manipulabas mi cuerpo y mente, que podías ser la elegida.

Me dio que pensar. Presioné levemente.

  • ¿Qué sabes del destino?

Se encogió de hombros.

  • Pienso que es una forma de justificar algo que se ignora, culpándole de ese hecho fortuito, y que nuestra mente puede intentar justificarlo al no encontrar respuesta alguna.

  • Te equivocas, el destino te muestra un camino y tú decides, si le ignoras no puedes justificarse apoyándote en tu teoría, si le sigues no pensarás nada, lo verás natural, esa es la diferencia.

Me miraba desde su posición, pero no a mí, sino a al escote, poco podía ver, y en contra de mi voluntad, sentí cierta dureza en los pezones.

  • ¿A qué conclusión has llegado?

  • De momento a ninguna, tengo que serenarme y pensar despacio, analizar todo y he pensado en escribir lo que me has hecho, y lo que he siento. Habrá lagunas, y me gustaría que me ayudaras a que desaparecieran, que me dijeras la verdad de todo.

  • ¿Y las bragas?

  • Tenerte cerca. Cuando estuve entre tus muslos, mis dedos percibieron cierta humedad en el vello púbico, transpirabas y algo desconocido llegó a mi cerebro, sentí reacción entre mis piernas. Pero mi interés está en que al ponerte las bragas, esa humedad estará en el tejido, y es lo que quiero llevarme.

Estaba en lo cierto, sentirle entre mis muslos hizo reacción en mi mente, aunque quise apartarlo, pero no pude, eso de acción reacción, era el primero que andaba por esos lares. Y se me ocurrió una idea caprichosa.

Me quité las bragas, el me miraba entre sorprendido y despistado, pero no sabía lo que le esperaba. Le procuré otra visión del monte de venus y rompí las bragas, la tela es muy fina y pude hacerlo sin dificultad, y llevaba razón, había una zona húmeda que dejé para la segunda parte de mi plan.

  • Toma tu trofeo, pero debes romperlas más, es mi condición para que te lleves mi humedad.

Sus mejillas se habían coloreado de un rojo intenso.

  • ¿Por qué las has roto?

  • Secreto femenino, suponte que te jactas, y suponte que llega a mis oídos, y vuelve a suponer que llegará, y de nuevo vuelve a suponer que ya ha ocurrido, pero a tus oídos no ha llegado ¿Qué crees que hizo esa pobre chica que cayó en la misma trampa?

  • No sé, no se me ocurre nada.

  • Muchacho eres muy torpe, la astucia femenina os sobrepasa en todos los aspectos. Esa pobre chica, se encontró en la misma situación que tu pretendes, y accedió rompiendo las bragas, y ese memo triunfó entre su panda de descerebrados, y cuando llegó a sus oídos, le denunció.

    Había demasiados testigos, incluso algunos tuvieron las bragas rotas en sus manos, y lo peor es que no se cortó un poco, hay cámaras y esa chica y sus amigas hicieron un excelente trabajo de campo, recabaron más de diez copias de cámaras, no pudo negar la evidencia, él y sus amigos, ya que la denuncia se extendió, y el efecto lo pusieron sus abogado sobre la mesa del juez, tenían que marcharse de la ciudad.

    ¿Lo pillas?

Me hizo gracia su forma de mover la cabeza y siguió rompiendo las bragas, por último pegó la nariz a la mancha, había procurado no romper ese lugar, estuvo unos segundos haciéndolo, me miró apartando las bragas de su nariz.

  • Mira lo que me produce tu humedad.

Dijo apartándose un poco del coche, señaló la cremallera del pantalón. Estaba algo abultada.

  • ¿Qué pretendes que haga con esa reacción? – Dije sabiendo la respuesta.

  • Que no me dejes así.

  • Eres un ignorante en todos los sentidos. Terminas de tener desgaste sexual, le debes sumar el deportivo y pasando por alto el gasto de energía de tu cerebro, al asumir lo que te está ocurriendo, pienso que debes tener colapsada tu mente, todo suma.

  • Eres cruel, pero no imaginas lo que me hizo tu mano, esa sensación desconocida que has introducido en mi mente. Esa posesión que controlaba mis sentidos, a pesar de tu crueldad en algunos aspectos, sabes de mi ignorancia de ello te aprovechas, y eres la responsable y autora de la pérdida de la mía.

En el fondo llevaba razón, no había caído en ese detalle. No obstante seguí.

  • No me lo creo.

  • ¿Te has preguntado por qué me elegiste a mí?, tenías cinco más sin añadir los que iban, venían y los espectadores del entrenamiento.

Me estaba cerrando la boca. Salida primaria, secretos inconfesables.

  • Mi mente depredadora seleccionó al más débil.

De nuevo me miró, supongo que a los pechos.

  • ¿Y en que basaste esa afirmación?

Revisé deprisa imágenes del entrenamiento, las entradas a gol, la forma de regatear el portero, las cargas reglamentarias y antirreglamentarias que se dieron mucho.

  • Tu respuesta a las faltas, a los encontronazos. Anoté todos, tu tragabas mientras que los demás protestaban, ellos te hicieron más del doble de los que tu hiciste en condición de delantero. Conclusión final, eras la presa, el más débil, la víctima propicia y además sin estrenar.

Se agachó apoyándose en la ventanilla, nuestras cabezas estaban cerca y mirándome fijamente me dijo.

  • Quiero sentir como tus dedos le abrazan. Tienes un don que ignoras, he escuchado a compañeros y amigos, dan detalles escabrosos, como de la ignorancia de muchas, tú eres diferente, sabes y sabes lo que haces.

Empecé a sospechar que estaba utilizando mis argumentos, mi forma de llevar a cabo el estudio, me estaba envolviendo en su ignorancia.

  • Supongamos que te excito y provoco otro orgasmo, pero a cambio quiero saber la causa, por qué.

Sonrió, sabe que tiene ventaja.

  • Estás un poco desnuda, puedo ver el vello púbico, y no será como antes, tu hermetismo ha cedido, será diferente y siempre me recriminaría no saber convencerte.

Le miré un poco sorprendida, hacerle otra paja carecía de importancia desde mi punto de vista, pero no la de él. Deduje que había más, moví ficha.

  • Y que pretendes por que tengas mis bragas.

Su sonrisa se hizo más amplia.

  • Pretendo que tengamos otra postura. Yo sentado y tú a caballo entre mis piernas.

  • ¿Para qué? – Sorpresa por mi parte. Sentí calor.

  • Mi mente estará ocupada por tu proximidad genital. Te sentiré de otra forma, nuestras piernas desnudas en contacto sumarán. Y solo de pensarlo no sabes el bulto que tengo escondido.

Ese calor empezó a preocuparme, debido a que sus artimañas me turbaban, me convencían. Había más, nos pidieron aportaciones en ese psicoanálisis sexual de los chicos jóvenes. Tenía el detalle de las bragas, una cesión importante, sé que sería apreciado de esa forma y sobre todo la causa, otro punto importante era su primera vez, ignoro ni pienso preguntarle si él se hacía pajas, eso no entra en el estudio y por último, yo, no soy de piedra y jamás me engañé.

Le hice un gesto de que entrara, me moví y el entró de nuevo en el coche, se deshizo de la ropa, se sentó en el centro del asiento y yo cabalgué sus piernas, pero mis glúteos quedaron encima de sus rodillas, su pene emergía como el periscopio de su submarino, pero hice una concesión importante, fui resbalando y el pene quedó junto a los labios mayores y emergiendo entre mis piernas, imposible cogerle, solo quedaba una posibilidad. Me miró expectante, no se lo esperaba y es que la verdad de la verdad es que yo tampoco, todo había natural ya que la gravedad también cuenta.

  • ¿Estamos como querías?

Pregunté pensando en abrazarle.

  • Falta un detalle que me gustaría.

No supe por dónde iba.

  • ¿Qué falta?

  • Que me mostraras tus pechos. Debido a que es un estudio, podrás anotar la diferencia de sexo manual al natural. Mi pene está como loco, está en contacto con los labios de la vulva y si le sumas tus pechos, seguro que el orgasmo será muy diferente al de antes.

¡Joder con el novato!, como hilaba de fino. Aunque estaba en lo cierto. Había empezado a sentir humedad en la vagina, me había puesto en marcha el muy cretino.

  • ¿No tienes suficiente?, todo está fuera de los límites permitidos del estudio.

  • Quien lo hizo ignoraba todo de nosotros. Ahora siento una sensación cálida, nuestra piel está en contacto, ya no es sexo frío como antes.

Cerré la boca, faltaba lo más importante, el beso, pero mantuve la boca cerrada, estaba fuera de control y temí los efectos secundarios, no sé cómo me iba a explicar en los informes. Y sorpresa.

  • Debes moverte, simula que está penetrada.

No supe si reír o llorar, era el colmo. Pero lo hice, cabalgué despacio, procurando sentir el glande en los muslos, que quedara debajo.

  • Descubre al glande, ya que el prepucio impide que te sienta.

Más cambios, me estaba bien empleado por lista. Obedecí, con dos dedos le bajé, se removió, y se me ocurrió una idea, mojé los dedos en mi boca y agarré el glande de esa forma le controlé más, y mi movimiento excitaba al resto de pene.

Tenía pegada su cabeza a mi pecho, aunque la ropa evitaba poco, y de esa manera su cuerpo empezó a moverse más deprisa. Mis dedos húmedos hicieron de vagina.

Quiso besarme en la boca pero lo evité, su osadía ya era patente en todos los aspectos, gimió acelerando sus movimientos y sentí el calor del semen, me eché hacia atrás, quitando el contacto del pene en los labios, pude ver al semen escurrir hacia abajo, cayendo en la base del pene, estaba echado hacia atrás respirando profundamente, cierto gemido escondido.

Cuando iba a limpiarle con otra gasa, tuve una idea, y no sé por qué lo hice. Le limpié con las bragas rotas, y como fue menor cantidad debido al poco tiempo de recuperación, fui buena y ya limpio le dejé que resoplara a gusto, le esperaba una sorpresa.