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Con la viuda y su hija

en Orgías

Durante una época fui vendedor de enciclopedias. Aquellas enciclopedias que se iban vendiendo puerta a puerta. Íbamos un equipo distribuidos por zonas y en parejas por calles.

A mí me tocó de compañero un chaval de mi edad, unos treinta años.

Llamamos a uno de los telefonillos de un  portal para que nos abrieran la puerta y poder ofrecer nuestro producto por las casa.

Hubo suerte y a la tercera intentona nos abrieron, entramos y comenzamos a tocar puertas para hacer alguna venta.

En una de las casa me abrió una señora de unos cuarenta años, rubia con el pelo recogido y una coleta alta, muy guapa y muy atractiva, un cuerpo perfecto, unos pechos perfectos, desprendía una sensualidad especial, con un vestido negro corto que dejaba al descubierto unas esbeltas y duras piernas cubiertas por unas medias negras, un collar muy acorde con la vestimenta, los pendientes adecuados a juego con el collar, una mujer perfecta de aspecto.

Le introduje el royo que habitualmente largamos con el fin de que nos faciliten las entrada a la casa, si conseguimos entrar, la venta es casi segura en un 90 % de las veces.

Lo conseguí, más me agradaba la idea de poder seguir hablando con esta señora que la de venderle la enciclopedia.

Nos ofreció asiento en el sofá y seguidamente preguntó si deseábamos tomar algo.

¿ Por qué no ? claro muchas gracias un poco de agua fresca, por favor.

Salió del salón dirección a la cocina y a su vuelta venía con ella una chica más joven que ella, muy guapa también, se veía que era su hija o familia de ella pues por los rasgos era evidente y rubia también.

Les presento a mi hija Rubi solamente tiene 25 años la enciclopedia le puede venir muy bien para ayudarle en sus estudios. Nos puso una botella de agua mineral con dos vasos encima de la mesita baja y nos sirvió agua e los dos.

Que amabilidad y que buena acogida por parte de esta señora y su hija, no en todas las casas te reciben de esta excepcional forma.

Se sentó ella en un lado del sofá junto a mí y la chica en el sillón junto a su madre.

Saque los catálogos y el tomo de muestra dejándolos encima de la mesita y comencé por preguntarle que estaba estudiando, interesándome por ella para poder ofrécele algún producto que realmente le fuese útil y acorde a sus estudios, pues llevábamos a la venta varias opciones diferentes aunque el alma de las ventas era la enciclopedia “Larouse” de doce tomos que en aquella época era el no va más.

La chica entabló rápidamente conversación fluida con los dos, se veía que era de buena casta, culta y educada. La madre no se introdujo en la conversación, solamente observaba el desarrollo de los acontecimientos.

La verdad, era una conversación muy agradable que me hacía sentir muy cómodo.

Mi compañero comenzó a hablar con la chica y a mí me dio tiempo a pensar en lo que podríamos hacer con las dos allí si ellas quisieran, con esta idea en la cabeza me estaba poniendo cachondo, pues estaban tremendas la madre y la hija.

Comencé a escuchar la voz del compi como de lejos, cada vez más lejos, hasta que dejé de oírla. Entonces vi mi mano que acariciaba la mano de la viuda por su dorso y subía acariciándola hacia el antebrazo, ella no dijo nada, se limitó en un momento determinado a coger mi mano y apretarla con la suya, después me la puso en su muslo la llevó a la entrepierna y la soltó.

Acariciaba estas piernas suavemente por encima de las medias negras, no me lo podía creer pero seguí acariciando esas estupendas piernas subiendo hasta que noté el muslo sin cubrir  entre las medias y las braguitas que se delataban ser un tanga.

Mi compañero continuaba hablando con la hija.

Se me notaba el bulto en el pantalón, la tenía dura, muy dura, se me había empalmado pensando en lo que estaba por venir. Le acaricié la parte de arriba de la entrepierna y entonces se abrió como una flor. Las piernas dejaron de estar juntas y mi mano tocó ese húmedo conejito que estaba esperando una buena arremetida.

 Mi compañero se levantó y se sentó junto a la hija con la excusa de enseñarle una parte de la enciclopedia. Esta vestía una camiseta de color blanco a través de la que se denotaban unos pezones estupendos y marcaba unos voluminosos pechos, falda corta de cuadros al estilo colegiala que dejaba ver los muslos al estar sentada en el sillón.

La viuda, que ésta era su situación según me comentó, recostó su cabeza en mi hombro, yo le acaricié la mejilla y le pasaba mi dedo índice por sus labios jugueteando con ellos, ella a su vez hacía que quería cogerlo con los dientes y así nos hicimos algunas caricias, hasta que le pasé mi mano por los pechos, entonces se sobrecogió y dio un suspiro.

Le desabroché los tres botones de la parte de arriba del vestido y por el hueco asomaron dos esplendidos pechos con unas aureolas oscuras que contenían dos gruesos pezones que decían “cómeme” y no me hice esperar, me levanté y metí  la cara entre esas dos tetas, restregándome, lamiendo y mordisqueando esos provocativos pezones.

Al estar de pie, ella desabrochó mi bragueta y el botón del pantalón, me bajó los gallumbos y agarró mi imponente polla que empezó a masajear para ponerla en condiciones de comérsela,

La saboreó primero con la lengua, por todas partes hasta que me la puso a reventar  para después metérsela en la boca y disfrutar de ella. Yo le daba apretones que hacían que se le notara el capullo por las mejillas, le llenaba la boca al completo.

Me agarré la polla con la mano y me puse a pajearme con la polla en su boca, ella me agarró los huevos con fuerza lo que hacía que mi polla aumentara de volumen aún más si cabía y ella por supuesto lo disfrutaba.

Mi compañero, estaba de rodillas en el suelo comiéndole el coño a la hija, la tenía sentada en el sofá con las piernas sobre sus hombros y ella le apretaba con fuerza para que no dejara de comer.

La hija seguía con la camiseta puesta, yo estaba deseando ver ese par de grandes tetas que aparentaban ser duras como de novicia, así es que le quité la polla de la boca a la viuda y fui a quitarle la camiseta a su hija dejando al descubierto esos pechos tremendos.

Me subí en el sillón y no pude por menos que poner la polla entre esos dos pechos, los apreté con fuerza y me hice una paja con ellas mientras me lamía el capullo cada vez que subía a su boca.

¡¡¡ Que gustazo joder ¡¡¡

Mi compañero dejo el coño de la chica y fue a consolar a la viuda que se estaba pajeando el coño, metió la cabeza entre sus piernas y le comió la almeja con su caldo que ya había comenzado a segregar hacía un buen rato.

Bajé del sofá, abrí el chochito de la chica y le metí la polla, la follé durante un buen rato mientras ella gritaba de gusto, lloraba y gemía enloquecida.

Saqué la polla de ese acogedor chochito, lubrique con los jugos vaginales que ella segregó el orificio del culito, puse la punta del cipote en la entrada y agarrándomelo con la mano mientras ella con sus manos se habría el ojete para ponérmelo fácil, penetré ese culito encantador una y otra vez.

Mi compi, puso a la viuda a cuatro patas sobre el sofá y le estaba comiendo ese chochito depilado dándole lengüetazos de arriba abajo entre los dos labios vaginales, esta estaba segregando jugos que mi compi recogía con la lengua y subía hasta lubricar el agujero negro.

Le abrió el ojete y le metió la polla a la viuda, ésta gemía, espantada de esta terrible penetración anal que no esperaba, el compi le daba por el culo apasionadamente y ella segregaba cada vez más flujos vaginales, se acababa de correr por primera vez de la sensación extraordinaria de que le rompieran el culo con esa tremenda verga que tenía el compi. Pude ver como éste sacaba la polla de su culo y se la puso en la vagina apretando del tirón, penetrándola una y otra vez, la golpeaba la cabeza contra el respaldo del sofá en cada arremetida, ella gemía de gusto. Ese coño obligado a abrirse debido al fabuloso volumen de la polla; decía métela más, rómpeme, atraviésame, mientras se acariciaba el clítoris con sus dedos.

Cogí a la chica, la levante y la subí encima de la mesa del salón, me arrodillé y le comí el coño con ansiedad, ¡¡¡ maravilloso coño ¡¡¡ rosado en su interior, lubricándose constantemente. Me subí encima de la mesa y mientras le comía el coño ella me comía la polla en la postura del sesenta y nueve ( 69 ).

Unos momentos después me corrí en su boca llenándola de un semen blanco y espeso que le desbordaba por los labios hacia el cuello con la polla metida dentro. Ella entonces tuvo su primer orgasmo, me llenó la cara de fluidos vaginales que yo con mi lengua recogía a todo lo largo y ancho de ese chochito encantador.

Me bajé de la mesa, ella seguía tumbada boca arriba entonces le restregué la polla por la cara pintándole de semen las mejillas para después metérsela  en la boca y ella sujetándola con la mano, absorbía lo que quedaba en su interior.

La viuda gozaba encantada con esa enorme polla que arremetía contra ella.

Mi compi la sacó del coño para ponérsela en el orificio del culo de nuevo, apretó y ella se deshacía de placer, contorsionándose y sacando las nalgas hacia fuera para que no saliera el chico de ellas, rómpeme, párteme en dos, agárrame las tetas, apriétamelas, dame polla.

Viendo la desesperación de la guapa viuda, subí al sofá y me senté en el respaldo de forma que mi polla fue a caer en su boca, la que chupaba y chupaba desesperadamente a cada apretón del compi.

Rubi, viendo sufrir de placer a su madre con estos dos tíos, se acercó por debajo de la polla del chico y le comía el coño a su madre, dándole una dosis extra de placer, comiéndole todos los fluidos que salían.

La viuda aguantó todo lo que pudo pretendiendo hacer interminable ese momento de placer con el que sufría, entonces no aguantando más, se corría en la boca de su hija, con unos gritos enloquecidos y ahogados por mi polla en su boca, derramando todos los fluidos en la boca de su hija, yo de verla solamente como disfrutaba en ese momento, me corrí en su boca, sacando después de los dos primeros chorreones la polla para seguir soltando semen sobre su cara y pechos que quedaron empapados. Después le volví a meter la polla en la boca ahogando los gritos de placer cuando mi compi soltaba los chorreones de semen en el interior de su culo, chorreones calientes, ardientes que ella notaba en su interior.

Seguidamente el compi sacó la polla de ese culo cayendo desde el coño en la boca de Rubi todo el semen que rebosaba por el agujero, la que a su vez lo soltaba y lamía el culo de su madre con la intención de limpiárselo. Mi compi puso la polla también para una limpieza que le hizo la chica.

Entonces noté que me tocaban la entrepierna  y me desperté, me había quedado dormido soñando algo y cuando desperté ya teníamos la enciclopedia vendida y yo tenía el pantalón mojado.

Nos fuimos y yo bajaba por las escaleras haciéndome una paja. Mi compi alucinaba.