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Aquel verano en el Paraíso

en Gays

Era una mañana esplendorosa. A través del ventanuco de mi cuarto observaba el bucólico paisaje de la alta montaña. Sobre las cimas los últimos vestigios de bruma, como blancos tules, se disipaban lentamente mientras el sol asomaba al fin entre los altos picos. En la más alto aún  se veían los neveros que resistían los embates de los calores del verano. Todo el valle resplandecía de un verde intenso que los cerezos punteaban, aquí y allá, con pinceladas de un rojo intenso. Los pajarillos volaban frenéticos entre una sinfonía de melodiosos trinos.

Mientras me desperezaba y me vestía recordé los pasos que me habían conducido a tan idílico lugar.

Había sido un duro invierno en Madrid. Una afección de pecho me tuvo enfermo durante largos meses. Al final de la primavera mis padres, por consejo médico, acordaron enviarme para mi convalecencia a las montañas del norte.

  • Veras como se recupera y fortalece. Es normal cuando los chicos se convierten en hombres que tengan estos episodios. Lo mejor para él es que se restablezca con el aire puro, la buena comida y el ejercicio saludable - Le dijo D. Dimas, mi médico, a mi madre.

Fue así como días después recorrí en un desvencijado taxi medio millar de kilómetros hasta alcanzar mi destino. Cuando llegué quedé impresionado. Nunca había visto lugar similar. Desde la ajetreada ciudad de la que apenas salíamos para hacer alguna excursión por los secarrales de las afueras; me sumergí en aquel valle de un fulgurante verdor, todo el rodeado de altas cumbres de una majestuosidad que nunca imaginé pudieran existir. Era un lugar mágico, un paraje de cuento de hadas.

De esta forma me encontré en casa de Belarmino, antiguo compañero de armas de mi padre en la guerra. El hombre moraba con su único hijo en una recóndita granja. Viudo desde hacía ya muchos años cuidó de su vástago y sus bestias en solitario. Damián su hijo era ya un mozarrón alto como un pino y fuerte como un toro que ahora ayudaba a su padre en las labores del campo.  

Baje corriendo las oscuras escaleras y entré en la cocina.

  • Belarmino. Damian - Grité.

Más nadie contestó a mi llamada. Estaba solo. Era lo habitual, ya que me dejaban dormir hasta bien entrada la mañana mientras ellos se levantaban con el sol para comenzar la tarea diaria. Recordé además que el padre había subido durante unos días con el ganado a los pastos de invierno. Con lo cual Damián se encontraría en el establo con las vacas como era lo habitual.

Como todas las mañanas me había dejado una jarra con leche recién ordeñada y un tazón encima de la mesa de la cocina. Me serví una generosa cantidad y la bebí con deleite. Era un brebaje tan untuoso y exquisito que siempre me relamía repetidamente los restos de nata que empapaban mi incipiente bigotillo. El elixir me tonificaba y parecía que mi cuerpo se cargara de la energía vital de la madre tierra.

Para mi edad era un chico de baja estatura y de complexión delgaducha. Mi cara aniñada incrementaba la imagen de fragilidad de mi persona. Pero estaba seguro que la abundante panceta y la leche que ingería sin tino me transmutarían al fin en un hombre hecho y derecho.

Tras acabar mi desayuno salí al exterior y corrí hacia la cuadra en busca de mis anfitriones.

La puerta estaba abierta y penetre en la oscura estancia. Una atmósfera  dulce y acre a la vez, mezcla del aroma de la leche de las vacas y el tufo de las boñigas acumuladas, se unía al delicado perfume del heno recién cortado.

Al ver a Damián iba a gritar su nombre cuando al percatarme de lo que estaba haciendo enmudecí. Me oculte rápidamente en la oscuridad tras unas balas de paja mientras observaba perplejo la escena.

Damián agarraba con su mano la pilila y la movía con frenesí mientras suspiraba gozosamente.

Aunque algunos compañeros me habían hablado de ello y el señor cura siempre me estaba advirtiendo de los peligros de tocarse. Yo nunca lo había hecho, y menos aún visto a alguien haciéndolo.

Mis ojos hipnotizados no podían apartarse de aquel pene de considerable proporciones comparado con el mio. Lo que vino a continuación me asombró aún más.

Damián se acercó a una becerrilla y se bajó los pantalones delante de ella.  Su culo peludo quedó al descubierto.Luego acercó su tranca a la boca del animal. Vi como el animal comenzaba a mamar aquel enorme mamelón como si la teta de su madre fuera.

La pirula se me empezo a poner tiesa

Ver como el animalillo chupaba con fruición y la cara de gozo de aquel mocetón me pusieron en cuestión todo lo que me habían contado y un calor enorme se expandió por mi cuerpo.

Tras largos minutos amamantando a la ternera vi como Damián se convulsionaba mientras sus suspiros se convertían en alaridos. Al fin sacó su aparato que grande y chorreante se mostró esplendoroso. Involuntariamente mi cuerpo empezó a agitarse mientras de mi falo manaba un líquido que humedeció mis pantalones.

Sin poder remediarlo di un suspiro. Damián miró hacia donde yo estaba oculto en la penumbra. No parecía que me hubiera visto. Luego sacó un gran pañuelo de cuadros y comenzó a limpiarse. Salí corriendo hacia la casa como alma que lleva el diablo para cambiarme la ropa mojada.

Al poco rato, desde mi cuarto, oí a Damian llamándome desde la cocina

  • Vamos Fico, dormilón. Tienes que ayudarme con la hierba.- me gritó

 

Pasamos el dia en los prados. Damian segaba y yo amontonaba la hierba. Se había quitado la camisa y su cuerpo, musculado y sudoroso, se movía al compás del baile de la siega. Yo de vez en vez le miraba y no podía evitar que mi entrepierna se estremeciese al recordar lo que aquella mañana había acontecido en el establo.

Tras una dura jornada nos dirigimos a la casa acostandonos enseguida.

Pasé una noche agitada por extraños sueños donde veía a Damian tocandose y mostrandome su sexo, desperté bien temprano. Ansioso me dirigí a la cuadra con la esperanza de poder volver a ver a Damian haciendo lo mismo.

Cuando llegué lo encontré sentado en un banco bajo ordeñando a la vaca con la cabeza apoyada sobre su vientre. Al oír mi llegada torno la cabeza y me dijo

  • Acércate chaval. ¿Quieres ver cómo se ordeña?

Me acerque despacio y vi como con sus manos estiraba las tetas de la vaca, de las que salían disparados un chorros blanquecinos que se estrellaban contra un caldero de loza, produciendo un ruido siseante. Al ver sus manos moviéndose con las tetillas me vino de nuevo a la cabeza como él se manoseaba el dia anterior. Se me puso tiesa.

  • ¿Quieres aprender a ordeñar?

  • Bueno. le contesté animado

Apartó su trasero hasta el extremo de la banca y habiendo las piernas me dijo

  • Siéntate aquí delante mío. Yo te guio

Me acomode,  el se aproximo a mi y cogiendo mis manos con las suyas me hizo agarrar los pezones de la vaca blandos y calientes como pequeñas pirulas. Comenzó entonces a guiarme para exprimir y estirarlos con un ritmo acompasado.

Estaba tan próximo a mi que notaba en mi espalda un bulto duro que me imaginé a que correspondía. Nervioso me separe levemente arrimandome hacia adelante.

Cuando el caldero estaba casi lleno se levantó y me miró.

  • ¿Quieres chupar directamente de la teta? - me pregunto con cara divertida

  • ¿ Puedo?

  • Claro. Agachate. -me indicó mientras retiraba el banco. - Ten cuidado con los dientes no la vayas a morder y te vaya a dar una patada - me advirtió

Agachado cogió uno de los mamelones con una mano y tomándome la cabeza con la otra, lo acercó y me lo metió en la boca. Que placer experimenté cuando el líquido calentito inundó mi boca. Comencé a mamar con deleite hasta que  Damián me apartó diciéndome

  • Bueno ya esta bien. ¿Te a gustado?

  • Si muchísimo, esta riquísima - le contesté emocionado por la nueva experiencia

Comenzamos en silencio a recoger las cosas cuando de repente el me miró y me dijo

  • Ayer en la mañana estuviste en la cuadra ¿Verdad?

  • Si…. - le dije sin atreverme a mentirle.

  • ¿Y qué viste?

Me puse como rojo como un tomate al sentirme descubierto y durante unos segundos guardé silencio sin saber qué decir. Al fin pensando que yo en realidad no había hecho nada malo me envalentoné y le respondí

  • Te vi tocandote.

  • ¿Tocandome qué?- inquirió con una sonrisa de medio lado.

  • Tocandote la pilila +

  • ¿¡ LA PILILA!? -  Dijo soltando una divertida carcajada

  • Si la pilila.

  • Fico los hombres no tenemos pilila - me contestó risueño

  • ¿ A no?¿Entonces que tenemos? - Le pregunté sorprendido

  • Se le llama pilila a la de los niños chicos. Los hombres tenemos polla, verga, cipote. carajo, rabo… Se le llama de muchas maneras pero no pilila.

Tras unos minutos de silencio me atreví a preguntar aquello me había estado intrigando desde el día anterior.

  • ¿Y por que te la tocas?.

  • No me la toco. Me la casco, me la pelo, me hago una paja tambien se le dice de muchas maneras

  • Si. ¿Pero porque te la cascas?

  • Todos los hombres lo hacemos. Se nos llenan los huevos de leche y hay que sacarla.

  • ¿Los hombres tenemos leche? - le pregunté pensando que me estaba tomando el pelo.

  • Si cuando somos mayores .

  • Entonces por eso le distes de mamar al ternerillo

  • JA JA, Bueno por eso y porque da más gusto cuando te la sacan que cuando lo haces tu mismo con la mano.

  • ¿Da gusto el que te la saquen?

  • Si mas gusto incluso que el que tu tuvistes sacandosela a la vaca.

Tras meditarlo unos segundos me preguntó mientras me miraba sopesando lo que iba a decir

  • ¿Te gustaria ver como me sale leche de la polla?

Tras pensarlo unos segundos y luchando entre lo que el cura me había dicho y la curiosidad de tan portentoso descubrimiento me decidí.

  • Si - le dije afirmando a la vez con la cabeza

  • Esta bien ven sígueme

Me condujo a un cuarto pequeño donde se guardaban los peroles y cerró la puerta. Me miró dubitativo y al final se decidió. Bajó la bragueta y metiendo la mano se sacó la polla que quedó colgando entre la ropa.

A la tenue luz del ventanuco pude mirarla con detenimiento. A pesar de no estar tiesa era de considerables proporciones, larga y gorda, su piel descubierta en su punta dibujaba un ojo con el agujerito del centro.

  • ¿Quieres ayudarme? - me preguntó con una amable sonrisa

  • No se si sabré - le contesté mirando a su cara y a su rabo alternativamente

  • Intentalo- me animó

Temerosamente la cogi con mi mano. Me agradó lo suave y calentita que estaba. Empecé a tirar de ella emulando lo aprendido ordeñando la vaca. Damián se rió divertido.

  • ¿Que pasa? - le pregunté un poco ofendido

  • Nada, nada. Pero con los hombres se hace de otra manera

Y poniendo su mano sobre la mía comenzó a explicarme la técnica adecuada

  • Agarrala fuerte con la mano y muévela hacia delante y hacia atrás retirando el pellejo

Entre los dos comenzamos a masturbarle hasta que comprobó que ya había cogido el truco y retiró su mano dejándome que continuase yo solo. Su verga comenzó a calentarse y vi como poco a poco iba creciendo en mi mano hasta llegar al punto de apenas poder abarcarla. Ademas se empinaba hacia arriba a la vez que se endurecía y alargaba hasta convertirse en un enorme cipote.

  • ¡Que grande! - dije sin poder contenerme al ver semejante transformación

  • Dale mas rapido y veras como crece mas- me dijo Damián divertido por mi ingenua exclamación

Comencé entonces a menearsela rápidamente descubriendo y cubriendo su capullo con la piel del prepucio. Vi como la cara de mi amigo se transmutaba y empezaba a gemir placenteramente.

  • ¿Te gusta?¿Lo hago bien? - le dije expectante

  • Si mucho. Lo haces muy bien - me contestó entre suspiros

Proseguí con mi labor mientras le miraba atentamente el rabo esperando que manara de una vez la ansiada leche. De repente una gota cristalina brotó

  • ¡Ya sale!. ¡Ya sale! - grite triunfante al creer alcanzada la meta

Damián se miró el capullo y dijo

  • No, no. Solo es agüilla

Decepcionado disminuí el ritmo de la paja. Al verlo Damián me dijo para animarme

  • A los hombres cuesta un poco más que a las vacas, pero enseguida saldrá.

  • Ya ya - de dije desilusionado

  • No obstante también sabe bien. ¿Quieres probarla?

  • ¿Puedo? - le pregunté mientras acercaba un dedo con la intención de mojarlo en la gota

  • Mejor con la lengua. Así lo aprovecharas todo. - Me dijo guiñandome un ojo

Pase mi lengua por la punta de su verga y cogi el nectar destilado. Damián soltó un largo suspiro. Tras saborearlo en la boca le mire y le dije

  • No tiene mucho sabor

  • Claro es agüilla. Como el suero del queso fresco

  • A ya

  • Espera voy a sacar los huevos. Cuando están oprimidos tarda más en salir

Se apartó un poco y se desabrochó el pantalón y lo dejó caer al suelo. Luego  desabotonó uno a uno los botones de su camisa y la apartó descubriendo el pecho. Mis ojos se clavaron en su sexo. Bajo su polla colgaban unos testículos gordos y peludos, y en su pubis se mostraba una espesa mata de pelo. Al lado de mis pelos lacios aquello tenía algo de selvatico.

  • Estoy pensando  que cuando salga puede que se derrame en el suelo- me advirtió pensativo

  • ¿Quieres que vaya por un cubo? - le pregunté ingenuo

  • No, no. Creo que será mejor que te la metas en la boca como con la vaca- me dijo mirándome

  • Vale. Pero es que es muy gorda - le dije tras unos momentos de duda.

  • Ya verás como no. Abre bien la boca y chúpala como un fresón- me aconsejó, para añadir a continuación- Pero ten cuidado con los dientes

Abrí la boca tanto como pude y comencé a chupar el enorme capullo. Sorbía intentando extraer aquel desconocido nectar. Damián me agarró la cabeza y empujó su polla haciendo que un buen pedazo entrase hasta rozarme la campanilla. Una arcada estuvo a punto de hacerme vomitar. Luego empezó lentamente un mete y saca mientras yo seguía mamando con fruición. Era algo muy placentero sentir aquella carne tibia y palpitante en mi lengua.

  • Asi asi. Que gusto . Que bien lo estás haciendo. Ya verás vas a sacar una buena ración- Me animaba.

Su polla en mi interior cada vez latía con más brío y con mis labios percibía como sus venas se hinchaban. Damian agarrado a mi cabeza llevaba el ritmo. A veces me penetraba lentamente para luego acelerar las acometidas. Sus suspiros se convirtieron en auténticos alaridos de gozo.

  • ¡Joder sigue asi!. Lo haces mejor que la ternera. ¡Qué boca más suave!. !Ahhhh!

  • ¡Chupa, chupa!.

  • Eso mueve la lengua.

De repente su cipote se hinchó aún más y comenzó a convulsionarse. Entonces sentí los disparos de un líquido caliente que interminables inundaban mi boca. A pesar de afanarme tragando no podía evitar que parte se escapase por las comisuras de mis labios. Al fin cesó y pude entonces saborearla mientras sorbía intentando extraer hasta la última gota. Poco a poco la polla de Damián se fue deshinchando: Me la saque y con la lengua fui recogiendo la leche que quedaba mientras le limpiaba la verga. Despues me levanté y me quedé mirándolo.

  • Te ha dado gusto- le pregunté expectante

  • Sí mucho. Lo has hecho muy bien - me dijo mientras me alborotaba el pelo con una mano

  • ¿Y a ti te a gustado mi leche? - añadió

  • Si es muy espesa. Se pega a la boca. Y además no es tan blanca y es menos dulce que las de las vacas

  • Bueno es que los machos somos más duros y nuestra leche es menos azucarada. Pero alimenta mucho te lo aseguro

Me miró sonriente y satisfecho. Luego se subió los pantalones y sacó su pañuelo de cuadros. Me cogió por la barbilla y me frotó el morro con el.

  • Ven mamoncete que tienes todo el hocico manchado de leche.- me dijo alegremente mientras me limpiaba

Luego se limpio su verga,  se ató el cinturón y cogiéndome por el cuello salimos del cuartucho

Aquella noche en la cama, pensando en mi aventura, por primera vez me hice una paja. Era tal mi excitación que con cuatro movimientos me corrí sin poder aguantar más. Todo mi cuerpo se retorció con el placer del primer orgasmo provocado por mi mismo. Luego chupé de la mano mi propia leche comprobando que yo también era capaz de semejante portento.

A partir de ese dia, todas las mañanas tras mi tazón de leche en la cocina, corría a por una segunda ración que yo mismo me encargaba de ordeñar de Damián. A veces me hacía una paja mientras se la chupaba. Otras sólo me deleitaba con su extracción. Me encantaba llevar durante horas el sabor de su nata en mi paladar.

Iba transcurriendo el verano mientras  disfrutaba con los placeres que me aportaba la naturaleza y los nuevos recién descubiertos. Cuidábamos de los animales o trabajábamos la tierra durante el día mientras reíamos y bromeábamos. Al anochecer nos sentábamos y contábamos historias o gozábamos jugando con nuestras vergas.

Un dia vi a Damián acicalando al caballo. Era un hermoso animal de poderosa estampa, de un color negro brillante como el azabache.

  • Preparate que vamos a ir a la casa de Sandalio a echar el caballo a la yegua.

  • ¿A echar? - le pregunté al no saber muy bien a que se estaba refiriendo

  • Si para que la cubra - Me respondió Damián mirándome incapaz de comprender mi ignorancia

  • ¿Y como la cubre?

  • Joder Federico. Tu no sabes nada de la vida. ¿Verdad? ¡Pues ya te puedes espabilar porque cuando vayas a la mili se van a escojonar de ti como sigas así. - dijo enojado

  • Bueno explícamelo - le dije enfadado

  • Anda venga, vamos y ya lo verás por ti mismo. - me dijo mientras movía la cabeza con una sonrisa de medio lado

Subido a la grupa, agarrado a su cintura, cabalgamos en dirección a casa del vecino que se encontraba a varios kilómetros.. Me estaba poniendo caliente y bajando la mano le sobé el paquete.

  • Estate quieto no nos vayan a ver - me dijo Damián mientras me apartaba la mano

Tozudo insistí frotándole con más ahínco. Noté como se le empinaba el rabo. Con la fusta me dio un fuerte zurriagazo mientras me reñia

  • Joder pero es que siempre estas caliente. No se te acaba de saciar el hambre que pasastes. ¿Eh cabrón?. - Me dijo entre risas

Abandoné mi presa y me acaricie la mano fustigada mientras comenzamos a galopar. Abajo al lado del río se vió al fin la casa a la que nos dirigíamos. Tras las oportunas presentaciones condujimos al caballo a una pradera donde pacía una bella yegüita blanca.

  • Es primeriza. ¿Verdad? - le preguntó Damián a su vecino

  • Si, a ver si tu semental se porta como es debido. No me la vaya a desgraciar - le contestó este

  • No te preocupes que Roqueño está ya muy aprendido.

  • Bueno os dejo con ello. Que hoy tengo mucho que hacer

Mientras Sandalio se marchaba abrimos el cierre de madera dejando que el animal entrara en el prado donde se encontraba la yegua baya. Este galopó con el pecho altivo hacia aproximarse a ella y la comenzó a olisquear. La hembra se dejaba. Luego empezó a corretear mientras caracoleaba. El macho la persiguió juguetón tras ella. Era una bella estampa ver la danza de aquellos dos hermosos animales.

Al fin la yegüita se detuvo y separando las patas traseras meo en el prado. Roqueño olio el suelo y luego arrimó su hocico a los cuartos traseros de la hembra y la olisqueó. Esta apartó la cola y abriendo las patas reculó hacia el macho. Fue entonces cuando vi cómo, de entre las patas, del caballo salía una enorme verga larga y negra que iba creciendo hasta alcanzar un tamaño descomunal. Inmediatamente se alzó de patas, se montó sobre los cuartos traseros de la hembra y de un golpe le enterró el enorme cipote en el trasero. Comenzo a culear freneticamente mientras la potranca aguantaba estoicamente los embates. No pasó ni un minuto y se bajó de ella mientras los últimos restos de la corrida se esparcieron por el suelo. Casi de inmediato su falo comenzó a encogerse retirándose a su interior lentamente.

Me quedé petrificado con los ojos abiertos como platos sin saber muy bien que había ocurrido. Mire a Damián y este estalló en carcajadas al ver mi cara de perplejidad.

  • Bueno ahora ya sabes como la cubre - me dijo muerto de la risa

  • Pero, pero…

  • Así es como se preñan a las hembras Federico. Que estas alelado. ¿Pero a ti nadie te ha hablado nunca de estas cosas?

  • No - le dije estupefacto

  • Pues anda que... Todavia te crees que a los críos les trae la cigüeña

  • Bueno no. Pero no sabia como se hacía. ¿Las personas también hacen lo mismo?

  • Pues claro hombre, pues claro

  • ¿A la mujeres también se la cubre?

  • Bueno no se dice exactamente cubrir. Se las folla, se las jode, se las monta , se fornica con ellas.

  • ¿Y también se les mete la polla por el culo?

  • Bueno una cosa así . Anda vamos a coger a Roqueño que esto ya se acabó.

Nos despedimos del vecino y montados a caballo regresamos a nuestra granja. Yo iba todavía intentando asimilar el nuevo descubrimiento. Estaba furioso con mis padres, con mis profesores y con toda aquella sociedad que me había tenido en la inopia, ignorante  de cosas tan elementales por lo visto. Llegamos y nos pusimos a cepillar al caballo.

  • Damián por favor explicamelo. Como se meten a los niños dentro de las mujeres.

  • Es nuestra leche la que tiene la semilla. Fico. Pensé que ya lo sabías.

  • Entonces tú pudiste meterme un niño dentro.

  • No hombre no - me contestó divertido

  • Pero me trage tu leche.

  • Pero la leche no se mete por la boca. Además los machos no se quedan preñados.

  • Entonces solo se la puede meter por el culo a las hembras

  • No se les mete por el culo es por la vagina o el coño, como lo quieras llamar

Al ver mi cara de desconcierto dejó de cepillar al animal y me dijo

  • Anda ven.

Fui tras el que se dirigió a donde estaba la vaca. Le cogió el rabo y lo alzó.

  • ¿Ves este agujero de aquí?

  • Si . - le conteste

  • Esto es el culo por donde caga

  • ¿Y esta rajá de más abajo?

  • Si

  • Esto es el coño por donde mean y por donde hay que meter la polla

  • ¿Y si echas tu leche dentro es cuando se quedan preñadas?

  • A veces sí, otras no.

  • ¿Y por donde salen los terneros?

  • Hostia por el mismo lado Federico.

  • ¡Pero los terneros son muy grandes¡

  • ¡Eso se estira hombre!

  • Osea que la polla hay que meterla por ahí

  • Bueno también se puede meter por el culo pero así no se preñan.

  • ¿Y porque se lo dejan hacer? Eso debe de doler.

  • Que va. Da mucho gusto como cuando te la meneas.

  • ¿Y eso solo se puede hacer con las mujeres?

  • Y con los hombres. Da el mismo gusto - me dijo mientras me miraba pícaramente.

Me miró lascivamente y al fin dijo

  • Si quieres te enseño

  • ¿A que? - le dije pues no sabia a que se refería

  • A follar

  • ¿Con quien?

  • Conmigo. ¿Con quién va a ser si no?

  • ¿Quieres que te la meta por el culo?

  • Será mejor que te la meta yo para que aprendas. Tu no sabrías como

  • Pero me dolerá

  • ¿No te gusta chuparmela? - me dijo cariñosamente

  • Si

  • Pues esto te va a dar más gusto. Yo se bien como hacerlo

Me quedé silencioso sopesando la propuesta. La verdad que lo que hacía con Damián siempre me causaba mucho placer . Pero por otra parte pensaba cómo podría meter aquella polla tan gorda por mi culo. por otra parte quería de una vez por todas salir de aquella ignorancia en la que me habían mantenido.

  • Bueno probamos. Pero si no me gusta lo dejamos. ¿Vale?

  • De acuerdo. Subamos al pajar que estaremos más cómodos - me contestó sonriéndome.

Fue hacia la mesa y cogio un cazo, señalándome con la mano me indicó las escaleras que subían arriba. Me agarré a los travesaños y comencé a trepar. Damián que iba detrás me mordio el culo. Gire la cabeza y le sonreí divertido

Ya arriba me quede esperando expectante. El olor del heno lo envolvía todo. Depositó el cacharro que había subido en el suelo y me dijo

  • Desnudemonos. Asi estaremos mas cómodos

Comencé raudo a despojarme de toda la ropa y me quede desnudo ante él. Damián hizo lo mismo. Era la primera vez que lo veía totalmente desnudo y me entretuve mirando con atención. Era un mozo fuerte y alto. Su pecho estaba moreno por el sol, en cambio sus peludas piernas estaban blancas como la leche. En cambio toda la piel de mi cuerpo era de una palidez extrema, solo los brazos y la cara estaban levemente bronceadas. Su polla y sus huevos colgaban mostrando las considerables dimensiones que tenían. Yo no estaba tan bien dotado como él, pero eso ya no era un secreto para mi. No obstante su sexo era más impresionante al verlo totalmente desnudo.

  • Ponte a cuatro patas como la yegua

Nervioso me recline sobre la paja. El heno me cosqilleaba en las piernas y en las manos. Mire hacia atrás y vi como Damián se acercaba con el cazo.

  • ¿Qué es eso? ¿Que vas a hacer? - le pregunté intrigado

  • Es la nata de la leche.

  • ¿Y para que la quieres?

  • Verás, cuando las hembras están excitadas sueltan un líquido que ayuda que la polla entre con facilidad. Cuando se mete por el culo tenemos que prepararlo con alguna untura para que sea más fácil. - me explicó pacientemente

  • ¿Y lo vas a hacer con nata?- le pregunté divertido

  • Si tu dejame. Abre bien las piernas

Yo miraba cómo se desenvolvía. Le vi como introducía un dedo en la crema y luego separando las cachas del trasero lo puso sobre mi ano. Instintivamente me aparté.

  • Te he hecho daño.

  • No es que esta muy frio - le dije entre risitas

  • Espera y verás

Me entafarro bien el ojete y luego vi como acercaba su cara a mi culo. Percibí como su lengua me lamia. Mi rabo di un salto.

  • Te gusta. - me preguntó

  • Si

  • Ahora tienes el culete delicioso. - Y cogiendo mas nata volvió a embadurnarme  para lamerla golosamente de nuevo.

Sentí como la punta de su lengua se introducía lentamente por mi ojete y un cosquilleo agradable en tan sensible piel. Empecé a suspirar con cada lametón mientras mi polla se agitaba con cada roce.

  • A la yegüita le gusta que la laman. Eeh cabroncete. - me dijo

  • Si, si mucho.

  • Vamos a ver como abrimos este agujerito - añadió

Sin previo aviso su untuoso dedo se introdujo dentro de mi. Le aprisione con mi ano y quede agarrotado mientras mi esfinter palpitaba como el corazón de una paloma.

  • Tranquilo, tranquilo. No te cierres. Déjame hacer. Relaja el culo.

Muy despacito empezó a sacar y meter el dedo mientras con la otra mano me masajeaba los huevos. Por primera vez estaba gozando de aquella parte de mi cuerpo y todo el se empezó a calentar. Continuó con el mete y saca consiguiendo que mi agujero se fuera relajando lentamente y comenzé a acompañarle en sus movimientos.

  • Vamos a ver si entran ya  más. - me dijo

Oía como revolvía con la crema para luego clavarme dos dedos en el ojete. Una leve molestia hizo que por un momento me quejase. Pero le deje continuar. Cuando metió un tercero la cosa fue distinta.

  • ¡Ay, ay, Me haces daño! - protesté

  • Tranquilo es como los zapatos nuevos hay que estirarlos para que se den de sí. Ya verás como enseguida ni los notas

Siguió follándome con los dedos hasta que efectivamente desapareció la incomodidad y comencé a disfrutar de nuevo. Aprovechó entonces para meter bien de nata en mi interior. Notaba como los restos se escurrían por mis huevos que Damián lambucero recogía con su lengua. Cada vez me daba más gusto con manos y lengua.

Al fin se detuvo y me dijo

  • Creo que ya estás preparado. Ahora te la voy a clavar. ¿ De acuerdo?

  • De acuerdo - le contesté aunque el tono de mi voz delataba mi inquietud

Torcí la cabeza hacia atrás y le observé mientras se untaba generosamente con la crema por todo el rabo. Parecía como si hubiese nevado sobre él. Mi culo boqueaba esperando la estocada. Apoyó la punta en mi agujero y yo instintivamente me contraje.

  • Relájate, capullo. - de dijo mientras me palmeaba el culo

Puso sus manos en mis nalgas y me las apartó dejándome expuesto. Comenzó entonces a empujar. No había entrada ni la mitad de su glande cuando incapaz de aguantar semejante tranca empecé a gritar.

  • PARA. PARA. Me duele mucho - mientras intentaba zafarme

Entonces de un empellón me enterró todo el glande. Tras su paso apreté fuertemente el culo intentando inmovilizar al asaltante

  • Sacalo, sacalo - le gritaba

  • ¿Estás seguro? Ahora ya pasó lo peor. Si ahora te la saco te va a doler más.

  • SACALO TE DIGO - aullé

Efectivamente al intentar retirarse sentí como si se me fuera a rasgar la piel de mi ano. Así que presuroso le supliqué.

  • No. no. Tienes razón. Espera no te muevas. - le rogaba entre jadeos

  • Te lo dije - me respondió mientras se detenía.

Los dos permanecimos como estatuas pegados el uno al otro con su glande dentro de mi culo. Damián para tranquilizarme empezó a hablarme mientras me acariciaba los huevos y el rabo que se había encogido debido al dolor experimentado.

  • La primera vez siempre duele. Hay que romper el virgo. Todo el mundo lo sabe. Pero enseguida pasa el dolor no te preocupes. En un momento desaparecerá. Te acostumbraras a mi polla y empezarás a sentir mucho gusto. Veras como tengo razón.

No podía creer en sus palabras. Era tal el tormento que no me podía imaginar que aquello se tornase en placer. Su enorme cipote palpitaba dentro de mi y con cada latido un punzante dolor partía de mi culo y me subía por el espinazo.

  • Eso no es verdad. Me mientes. Me vas a romper el culo- gimoteaba desconsolado

  • No seas llorica que no es para tanto. Que no es al primero que se la meto por el culo- me dijo ufano

  • ¿A si? - su afirmacion me hizo desviar la atencion de mi dolor y volviendo la cabeza le interrogue curioso - ¿A quien?

  • Se dice el pecado pero no el pecador. Eso que te quede claro. o a ti te gustaria que fuese contando por ahí lo que hacemos tu y yo

  • No. - le confesé imaginando que alguien se pudiera enterar de nuestros escarceos.

  • No te preocupes que de mi boca nunca saldrá.

  • ¿Y a ti te la han metido alguna vez por el culo?

  • Pues no a mi me gusta más dar que recibir. Pero a los que me follado han disfrutado como enanos. Eso te lo aseguro.

  • ¿Cómo lo sabes?

  • Hombre porque eso se nota

  • ¿Y por que les gusta?

  • Cuando te empiece a follar en condiciones, con el roce de meterla y sacarla, ya veras el gustito que notas. Me dicen que dentro tenemos un botoncillo que cuando te lo rozan te vuelves loco de gusto

  • ¿De verdad?

  • Te lo juro. Quieres que pruebe

La conversación y sus caricias habían hecho que me distendiera y el lacerante dolor disminuía lentamente. Medite sus palabras y tras respirar hondo al fin accedi.

  • Bueno prueba. Pero vete despacio. Y si te digo que pares, paras.

  • Te aseguro que acabarás suplicandome que no me detenga. Siempre me pasa.

Empezó entonces a clavármela despacio. Sentía aquel pedazo de carne profundizar en mis entrañas. Luego retrocedía lentamente, echaba más crema para facilitar la penetración y volvía a meterla más adentro. Tras largos minutos sentí la pelambrera de su sexo pegada a mi piel.

  • Ahora ya la tienes toda dentro.

Verdaderamente así era. La sentía tan dentro como nunca me imaginé pudiera estar. Su polla latía poderosa en lo más hondo de mi. Estaba colmado ensartado en aquella tranca portentosa.

  • Damián me la tienes clavada muy dentro. Es muy grande .- le dije echando la mirada atrás.

  • Más grandes las he visto.

  • ¿De verdad? - le pregunté incrédulo

  • De verdad

Comenzó entonces a cabalgarme suavemente. La sacaba y la metia de mi ardiente culo que poco a poco paso de soportar su roce a disfrutar con el trajín.  Fue incrementando su ritmo a la vez que hacía más amplios sus movimientos. Casi la sacaba en su totalidad para enterrarla a continuación de un golpe hasta los huevos que chocaban con los míos en un sonoro plas-plas. Mis lamentos se fueron transmigrando en grititos de placer cada vez que me la clavaba en las entrañas. No me lo podía creer: estaba disfrutando de forma increíble con aquella polla incrustada en mi culo.

  • ¡Dios que gusto!- Confesé al fin en un profundo suspiro.

  • Ahora gozas. Verdad cabronazo. ¿Quieres que me detenga? - me dijo guasón

  • No te lo ruego, sigue, sigue.- Le suplicaba jadeante

  • Te lo dije. Te asegure que me suplicarías que no parase- me dijo triunfante mientras aceleraba las acometidas.

  • Dale fuerte. Asi, asi. Me estas tocando algo ahí dentro que me esta matando de placer. - le comuniqué jubiloso.

Se oía el ruido que producía su polla entrando frenética en mi culo. Yo estaba fuera de mi. Gritaba. Ponía los ojos en blanco. Sentía como mi boca y mi verga babeaban sin cesar. Mientras mi ardiente interior recibía las embestidas de aquel cipote magistral, sensaciones orgasmiscas se expandian por todo mi cuerpo como los rayos en las tormentas.  No sabía el tiempo que me estaba montando aquel garañón, pero desde luego nada tenía que ver con la rapidez con que Roqueño cubrió a la yegua. Aquello no parecía acabar nunca.

  • Como siga así voy a fabricar mantequilla en tu culo- gruñía Damián sin cesar de follarme como un poseso.

  • Eso eso. No pares. Sigue. Follame, Follame hasta que hagas mantequilla.

  • A mantequilla empieza a oler ya, no lo dudes.

Nos aventábamos el uno contra el otro como deseando fundirnos en uno solo. Damian me agarró la polla y empezó a meneármela con fuerza. Estaba a punto de explotar.

Me atrajo hacia sí y, mientras mantenía su polla enterrada en lo más  profundo, senti como se hinchaba convulsivamente comenzando a derramarse en mi interior. Con mi culo estrujaba su rabo, avaricioso de acaparar toda su lechada,  mientras yo me corría en su mano. Temblabamos al unísono en un orgasmo indescriptible. Al fin se desplomó sobre mí arrastrándome con su caída. Las pajas se clavaron como mil alfileres en mi cuerpo acrecentando aquella dulce agonía.

Permanecimos inertes, sudorosos y jadeantes mientras disfrutamos de los últimos latidos de la cópula. Su polla lentamente se fue aflojando y salió suavemente de mi cuerpo. Un vacío como nunca había experimentado se apoderó de mí. Agotados, nos volvimos y tumbados sobre nuestras espaldas nos quedamos mirando el techo mientras intentábamos recuperar la respiración.

Llevé la mano a mi ardiente culo y pude comprobar el boquete en el que se había convertido lo que había sido mi estrecho y virginal ojete. Una sustancia espesa salía de él. Alcé la mano y vi como una crema untuosa y rosada la teñía.

  • Estoy sangrando. Me has roto el culo. - Le dije a Damián mientras le miraba con los ojos abiertos de par en par

  • No te preocupes eso es lo normal cuando se desvirga a alguien. - me contestó con una sonrisa en los labios.

Tras aquella primera vez en la que Damián me desfloró otras muchas me montó. Bien es verdad que pasaron algunos días antes que mi culo destrozado pudiera acogerlo de nuevo. El andar era una tortura y el sentarme un martirio pero al fin mi ojete se recuperó y estaba ansioso de su polla. Me follaba a todas horas y en todos los sitios. Yo como la yegua le tentaba con mi culo en cada ocasión que podía.

Me  enseñó mil postura para follar. De pie, con los pies en sus hombros, pegados como cucharas, colgando de su cuello, cabalgando sobre él. Su cipote entraba y salía con tal facilidad y frecuencia en mi culo que ya se dilataba tan solo con su olor. Anduve todo el verano con su semilla en mis entrañas.

Eran ya mediados de Agosto cuando su padre bajó de la montaña y le tuvimos que dar el relevo cuidando los rebaños en las alturas. Fueron los días más felices de mi vida. Con Damián aprendí a nadar, a cazar a lazo animales y mil artes para disfrutar de los placeres que aquella maravillosa naturaleza nos ofrecia.  Allí en las cumbres, dominando el paisaje desde lo alto, me creía el rey del mundo. Aprendí a amar la libertad.

Recuerdo una mañana que Damián alegre me llevó a pescar truchas a un pequeño riachuelo de la montaña

  • ¿Y las cañas? - le pregunté

  • No necesitamos cañas - me contestó alegre

  • ¿Y cómo lo haremos? - inquirí curioso

  • Con la mano.

LLegamos a un remanso rodeado de un bosquecillo de avellanos que comenzaban a dar su primeros frutos. Yo afanoso recolecté un puñado y comencé a comerlos.

  • Que ricas están - le dije

  • ¿Nunca comiste avellanas verdes?

  • No.

  • Son un manjar. ¿Verdad?

  • Si

  • Bueno no seas glotón y vamos a pescar. Mejor nos desnudamos para no mojarnos la ropa. - me indicó Damián

Nos despojamos de nuestras prendas y desnudos nos introdujimos lentamente en las cristalinas aguas.

  • ¡Que fría está! - Exclamé

  • El agua viene de los neveros. Siempre está fría. Pero es muy estimulante.

Cuando el agua nos llegaba a media pantorrilla nos detuvimos y Damián me explicó la tecnica.

  • Las truchas se suelen encuevar debajo de piedras grandes y redondas. Allí descansan y se rascan contra los cantos o descansan en los guijarros del fondo. Hay que ponerse a contra corriente y acorralarla. Mientras la trucha, alocada, va de un lado para otro, no intentes echarle mano, sino cerrarle el paso. Cuando ve la imposibilidad de salir se acobarda y entonces es el momento de intentar apresarla. Si la piedra es grande, la trucha se irá al fondo buscando el lugar que le dé más seguridad. En estos casos da siempre la cola y guarda la cabeza. Entonces con dos dedos se tira de la cola muy suavemente y se la va atrayendo poco a poco la trucha se resistirá. Vuelve a tirar de la cola una y otra vez hasta que cansada se entregue. Te advierto que se retorcera intentando escapar y es muy resbaladiza. Pero tu ya estas acostumbrado a lidiar con cosas resbaladizas. ¿ No es verdad? - y picaramente me guiño un ojo

Cada uno por un lado caminábamos lentamente río arriba con la espalda doblada buscando entre las aguas cristalinas. Yo que iba un poco detrás me deleitaba mirando el peludo culo de Damián y como le colgaban los huevos entre las piernas entreabiertas. En una de estas miró hacia atrás

  • ¿Pero bueno, es que no piensas en otra cosa? - me dijo sonriendo al percatarse de lo que estaba pensando.

  • Tu que sabras. Estaba mirando como la hacías- le dije fingiendo enojo

  • Eres más diáfano que estas aguas Fico - me dijo y continuó a la búsqueda de la trucha

No pasó mucho tiempo cuando lo vi levantarse y arrojar una trucha a la orilla. Salió del agua y tras mostrarmela la metió en la cesta.

  • Hoy van a caer unas cuantas. No lo dudes - me dijo

Efectivamente tras la primera enseguida sacó la segunda y tras ella muchas más. Ya llevaba casi una docena y yo seguía sin poder agarrar una. La honrilla me empezaba a picar. Al fin vi una cola moviéndose bajo una piedra. Me acerque sin meter ruido y la enganche de la cola. Sin soltar mi presa poco a poco la fui atrapando. Escurridiza y contorsionandose me fue difícil sacarla del agua pero tras un momento de zozobra en los que estuvo a punto de escaparse, la arrojé con éxito hacia el pedrero del rio.

  • PESQUÉ UNA. PESQUÉ UNA .- grité jubiloso mientras alzaba los brazos al cielo

Damián se acercó por detrás y me palmeo la espalda

  • Muy bien, muy bien

Luego arrimó su sexo contras mi culo y me dijo

  • Que culito mas frio. Habrá que calentarselo luego al campeon - echó una mano y me cogió el paquete añadiendo - Huy que pequeñito se ha quedado esto.

De repente alguien gritó desde la orilla

  • ¡Eh Damián!

Miramos los dos hacia donde provenían las voces. En la orilla se veía un hombretón grande, más grande que Damián incluso, que nos saludaba con la manos

  • Damián nos ha visto - le dije asustado en un susurro

  • No te preocupes. Es un amigo

  • Pero nos ha visto

  • Ramón no se asusta por esto, tranquilo. Ven que te lo presente

Nos encaminamos dificultosamente entre los cantos rodados hacia él. Yo con la cara enrojecida me tape vergonzoso el paquete. Más Damián se acercó sin pudor. Cuando estuvo a su altura vi asombrado como el recién llegado le agarraba por el rabo y se lo empezaba a sacudir como si de su mano se tratara

  • Hombre Damián cuanto tiempo sin verte. Ya era hora de tener el gusto - le dijo mientras le miraba la polla que agarraba con su mano y sonreía pícaramente.

  • Como sigas así el gusto va a ser mío - le respondió este socarronamente.

  • Ya sabes que yo siempre estoy dispuesto a darte con el. - le contestó con una expresión de complicidad en su rostro

  • Te presento a Federico- le dijo Damián señalándome con la cabeza.

Soltó su presa y alargó la mano hacia mi. Yo anticipandome le largue la mía y nos la estrechamos.

  • Perdona pero me olerá la mano a polla. Me imagino que no te importara - me dijo con una sonrisa de medio lado.

  • Bueno no . La mia tambien tendrá ese aroma, me imagino. - Le sonreí mientras le indicaba con la cabeza de donde la había quitado para estrecharla.

  • Joder es ocurrente el Fedrico - río divertido

  • Llamame Fico.

  • De acuerdo Fico.

  • ¿Y que te trae por aquí?. ¿Vienes a pescar? Porque te advierto que poca quedará en este tramo del río. - le preguntó Damián

  • No la verdad. En realidad venía a darme un chapuzón en la poza. Hoy hace un calor de mil demonios. ¿ Me acompañais?

  • ¿Te apetece Fico? - me preguntó Damián

  • Porque no. - le contesté animado

  • Pues esperad que me desnude - dijo Ramón

Nos quedamos mirando como se desnudaba. Al quitar la camisa descubrió un torso de una perfección casi escultórica. En su corpulento tórax se  definían todos los músculos como en los esquemas anatómicos de los libros. Sobre su pecho crecía una pelambrera negra que ni Damián ni yo luciamos. Se veía que nos aventajaba en algunos años. Luego se quitó los pantalones y en los blancos calzoncillos pude observar el enorme bulto de su sexo. Cuando se los bajó me quedé con la boca abierta. Aquello no era una polla aquello era la trompa de un elefante. Aun dormida le llegaba casi a media pierna y semejante portento iba acompañado de dos testículos grandes como melocotones.

  • Cierra esa boca que te van a entrar las moscas - Me susurró Damián al oído

  • ¡Hostia que grande! - murmuré

  • Ya te dije que más grandes las había visto. - me recordó

Cuando estuvo totalmente desnudo  Ramón comenzó a correr hacia el río. Su rabo se balanceaba como el badajo de la campana mayor de la iglesia.

  • Hala chicos vamos allá.

Se subió a una roca y se arrojó de cabeza al agua. Su verga pareció cortara el aire. Corrimos tras él y nos zambullimos de un salto. El agua estaba congelada. Dimos unas brazadas para entrar en calor y luego nos juntamos en el centro. Nos mantuvimos braceando mientras comenzamos a hablar.

  • Esta buenisima - Dijo Ramón.

  • Un poco fría - apostillé

  • Que va es que tienes que enfriar bien todo el cuerpo. Mete bien la cabeza.

Y acompañando la acción a sus palabras, me puso su manaza sobre la cabeza y me hundió. Al abrir los ojos un monstruo marino de un solo ojo me estaba mirando. Tenía su polla pegada a mi cara. Siguiendo la broma le cogi el rabo y tire hacia abajo hundiendole conmigo. Comenzamos entonces los tres una refriega en la que nuestros cuerpos escurridizos se entrelazaban rozandonos por doquier. De vez en vez una mano picarona se apoderaba de una polla o apretaba las posaderas del adversario. Estuvimos jugueteando entre risas hasta que cansado decidí salir del agua.

  • Tengo frío. Me salgo - les informe mientras me alejaba nadando.

Me sente tiritando en la piedra donde calentaba el sol. En el agua los dos amigos seguían hablando. De vez en cuando miraban hacia mi y aveces me saludaban con la mano. Por fin se decidieron salir del agua y se sentaron sonrientes sobre la roca en la que me encontraba. nos quedamos enfrentados mirándonos. El calorcillo del sol hizo que nuestros cuerpos se templaran y ello produjo que nuestros sexos fueron recuperando su tamaño normal. Bueno normal es un decir puesto que Ramón, al que se le había puesto morcillona, lucía una auténtica pitón entre las piernas y en parte descansaba sobre la roca. Al darse cuenta de cómo le miraba la entrepierna se levantó y dijo

  • Voy a por el tabaco, ahora vuelvo

Damián aprovechó su marcha y se puso a mi lado preguntándome.

  • Que te a parecido mi amigo.

  • Muy simpático.

  • Menudo rabo que se gasta verdad.

  • Si impresionante.

Tras permanecer unos segundos en silencio mirándonos a los ojos prosiguió

  • Te gustaria follartelo. Se sincero

Yo enrojeci y sonreí tímidamente mientras respondía

  • No diría que no. A ti te importa

  • No.

  • ¿Y él querrá?

  • Claro que si.De hecho Ramón me lo ha preguntado. Como te imaginaras, el y yo ya lo hemos hecho varias veces.

  • ¿Y a él le gusta dar o recibir? - le pregunté

  • A Ramon con tal de follar no le importa ni lo uno ni otro. Ni hombre ni mujer. Ni ser humano o bestia. - se rió Damián

Vimos como nuestro amigo se acercaba. Al llegar nos ofreció unos cigarrillos

  • ¿Fumas? - me pregunto mientras me alargaba uno

  • Nunca lo he hecho .- le contesté sonriente

  • Bueno siempre hay una primera vez para todo. ¿No es cierto? - me dijo guiñandome un ojo

  • Esta bien - le dije cogiendo uno

Se sentó de nuevo. Mientras fumábamos nos relató sus andanzas

  • Vengo de Bélgica donde he estado trabajando en las minas. Allí se ganan buenos jornales, no como aquí. Este país es una mierda. Vivimos miserablemente y luego tenemos a los curas tocándonos los cojones sin dejarnos disfrutar de los placeres de la vida. Ni cantar, ni bailar, ni beber, ni follar. Pero ellos hacen de todo de tapadillo los muy cabrones. Y si no que te cuente mi polla la vida del culo del señor párroco.

Estallamos todos en carcajadas. Yo no podía de dejar de mirar aquel cacho de rabo que me estaba obsesionando y se me empezó a empinar. Ramón me miro picaramente y me dijo.

  • ¿Que te gusta mi verga?

No respondí pero mi cara lo decía todo.

  • Es grande ya lo se. Herencia de un tatarabuelo congoleño según creo. ¿Quieres tocarla? - me dijo Ramón ofreciendola en su mano

Sin dudarlo me acerqué a gatas y la agarré entre mis manos. Evidentemente lo oscuro de su piel confirmaba sus orígenes. Con la otra mano le cogí los huevos que apenas podía abarcar. A continuación le descapullé. Un balano enorme se descubrió ante mi.

  • Es enorme - le dije mirándole a los ojos.

  • Pues hazla crecer y veras con lo que te encuentras - me respondió retador.

Comencé a masturbarle. Aquel leviatán empezó a despertar. Se alargaba y erguía a la vez que se ensanchaba hasta alcanzar el grosor de un brazo. Goloso recogí con mi lengua la primera gota de su néctar Para luego con gran esfuerzo meterme el glande en la boca y empezar a mamarle. Tenía las mandíbulas a punto de desencajarse.

  • Joder como la mama el Fico. Menuda boquita tiene el caballerete. - Dijo Ramón soltando un suspiro

Me apartó la cabeza de su polla y retirando las babas de mi boca con un dedo se levantó e izando con la mano me dijo

  • Vamos al bosque de los avellanos. Estaremos más tranquilos - y luego dirigiéndose a Damián añadió - Venga vamos todos.

Corrimos como gamos en dirección al arbolado con nuestras pollas levantadas como mástiles rompiendo el aire. Profundizamos bajo el espeso ramaje hasta llegar a un pequeño y oscuro paraje alfombrado de una suave hierba. Ramón se detuvo, puso los brazos en jarras y adelantó las caderas ofrecíendome su descomunal tranca. Yo me postré de rodillas y proseguí con la labor mientras le acariciaba los huevos. Había depurado la técnica y podia hacer que una polla entrase en lo más profundo de mi garganta, pero aquello era demasiado. Medio asfixiado me afinaba en mamar ansioso hasta que oi decir

  • Ven Damián acercate. Que esta boquita puede con dos.

Este que había quedado postergado mirándonos, tenía la polla morcillona y me afané en hacerla revivir como ya estaba acostumbrado. En seguida tuve a los dos machos verracos y me entretuve pasando de una a otra chupando las sin hueso. Estaba pletórico con tal festín ofrecido para mi deleite.

  • Damián hazme el honor vete abriendo ese ojete que a continuación ya iré yo a catarle. - le convidó Ramón

Mientras seguía chupándole el rabo a Ramon, Damian me lamía el culo. Estaba en la gloria. Cuando me vio bien mojado acercó su tranca y me la espetó de una estocada. Con su ímpetu hizo que el cipote que estaba en mi boca se encasquetase hasta Dios sabe dónde.

Empezaron entonces los dos a follarme a la vez. A veces se acompasaban y mientras uno me la metía por detrás, el otro la sacaba de mi boca. En otras ocasiones perdían el ritmo  y se incrustaban por todos mis agujeros a la vez empalandome como un pollo en espetón. En mi culo Damian me la enterraba frenético, mientras que con Ramon a veces tenia que sacarla para recuperar la respiracion, entreteniendome mientras tanto lamiendo los huevos

Sentí como en mi culo el cipote de Damián se hinchaba y como los trallazos de su leche me inundaban las entrañas. Me empujaba con tal vigor que tuve que apoyarme en las piernas de Ramón para no caer de bruces sobre la hierba. Cuando al fin la saco mi ojete palpitaba de lujuria a la espera de lo que sabía que vendría detrás.

  • Ahora es mi turno - dijo Ramón

 Cuando vi alejarse aquel cipote una gota de sudor se desprendió de mi frente al imaginar aquel monstruo clavándose en mi cuerpo. Pero era tal el morbo y el ansia de que me montase aquel hombretón que abriendo aún más las piernas me prepare para acogerle.

Damián le sustituyó frente a mi. De pie, su rabo goteaba de los restos que había depositado en mí. Luego se arrodilló y me cogió la cara entre las manos. Mientras me sonreía tiernamente me preguntó

  • Estás preparado

  • Si . - Le dije tembloroso mientras agitaba la cabeza

  • Estás seguro. Va a ser duro .- insistió

  • Si,si. Dile que me la meta de una vez - le rogué

  • Venga Ramon, adelante.- dijo al fin

Puso la punta sobre mi agujero y empezó a empujar. Pero por mucho que se esforzaba aquel tronco no entraba. Yo sudaba. Él intentaba penetrarme pero apenas entraba la punta más afilada de su portentoso balano. Vi como Damián miraba interrogador hacia donde se desarrollaba tan esforzado asedio y luego, sin previo aviso, puso sus manos en mis hombros dandome un fuerte empujón hacia atrás. El glande entró de sopetón.  Yo le frene cerrando las piernas.

  • ¡JODER! ¡JODER! ¡JODER! DETENTE

A pesar de que tuve casi todo el verano el enorme cipote de Damián entrando por mi culo como Pedro por su casa. Aquello era homérico.

  • Dios es como tener un melón en el culo. - pensé

Ramón se detuvo y empezó a azotarme las nalgas para que así mi dolor se desplazara en otra dirección. Sentía mi ano estirado, como a punto de romperse. Palpitaba desbocado con la polla de aquel semental clavada en él.

  • Joder que calentito se esta aqui dentro. Pues si que me has estirado bien al muchacho. A sido de los culos mas abiertos que me he encontrado. Ya se que lo mio es muy gordo. Por eso a veces prefiero que me la metan que no desgraciar algun culillo inexperto. Pero este chaval tiene muy buenas tragaderas. Tenias razón.

Eché la mano entre mis piernas y agarrandole lo huevos se los estrujé.

  • Cabrón. Esto también duele ¿Verdad?

Ramón cabreado me dio un tremendo empujón y me la enterró de un golpe hasta los huevos.

  • No me toque los huevos Fico que los tengo de acero - dijo entre risas

Y sin detenerse comenzó una brutal cabalgada. Si alguien me hubiese metido un poste de la luz por el culo pienso que no hubiera sufrido tanto. Pero, como ya sabía por experiencia propia, aquel tormento pasó y enseguida un intenso placer lo vino a sustituir. La cabalgada que me dio fue épica. Sentía mi culo arder como si su cipote fuese un hierro al rojo vivo. El fuego de mis entrañas se expandió por todo mi cuerpo y desbocado empecé a empalarme yo mismo con saña.

  • Dios que gusto, que gusto. Follame fuerte.- berreaba como un poseso

  • A este chaval le vuelven loco las pollas, ya lo veo. Menudo fichaje que has hecho Damian

Mire hacia arriba y vi a Damián mirándome admirado. Su polla morcillona empezaba a despertarse de nuevo viendo semejante escena. Le agarre del rabo  y tirando de él me lo introduje en la boca mamando ansioso. Su miembro despertó y empezó a crecer de nuevo hasta izarse de nuevo glorioso.

  • Dios que caverna tenemos aqui. Vente para acá Damian. Que esta posada puede alojar más huéspedes. Te apuesto lo que quieras.

Me saque la polla que tenía en la boca y mirando retador al propietario de la que tenía enterrada en el culo le dije

  • Acepto la apuesta.

Con la mano extraje su rabo de mis entrañas y levantándome, puse la mano sobre el pecho de Damian, obligándole a echarse sobre la mullida hierba. Sin dilación me puse a horcajadas sobre él y sentándome me clave el estoque hasta la empuñadura. Miré hacia atrás donde Ramón me contemplaba perplejo. Acompañándolo con un movimiento de cabeza le rete.

  • Anda ven para acá, hombretón. Que aquí hay sitio para mas.

Una lujuriosa sonrisa se dibujó en su cara y apoyandose en una mano se levantó dirigiéndose hacia nosotros. Mire a los ojos a Damián y luego me tendí sobre su cuerpo esperando el embate.

Tan enardecido llego que inmediatamente se tendió sobre mí y colocando su polla a la entrada de mi culo, en un esfuerzo titánico, la fue metiendo al lado del cipote que ya alojaba. No fue tanto el martirio como se pudiese pensar, pues mi ano sedado de tanto como se le había castigado, perdió sensibilidad. Las dos pollas se retorcían en mi interior frotandose entre ellas y con las paredes de mi cuerpo. Y como dos leñadores acompasados sacaban y metían sus cipotes alternativamente con un ritmo acompasado. Aplastado y sudoroso entre ambos cuerpos me transporté más allá del mundo real y volé en alas del placer. Mi prostata, sobre masajeada, hacia que de mi rabo fluyese líquido sin tregua, embarrando mi cuerpo y el de Damián. Después de largos minutos de monta todos empezamos a respirar ruidosamente.

  • Esto es la rehostia - gritaba Ramón

  • Menudo polvo. Que gustazo - continuaba Damian

  • Follarme cabrones. Darle fuerte que no os siento. - les decía yo provocador.

  • Te vamos a dejar mas relleno que el pavo de navidad. - gritaba de nuevo Ramón

Al fin una sensación orgasmica se expandió por todo mi ser y comencé a eyacular mientras mi culo se contraía espasmódicamente con las dos pollas enterradas en mi. Esto provocó que ellos también alcanzasen el clímax. Sentí como casi al unísono los dos cipotes se hinchaban en mi interior e incalculables cantidades de leche caliente me inundaban las entrañas. Yo con mi culo los ordeñaba extrayendoles hasta la última gota. Al fin exhausto me desplomé y perdí el sentido.

Cuando desperté tenía la cabeza de cada uno de mis machos apoyada a ambos lados de mi pecho. Dormitaban como niños satisfechos. Y alli estaba yo pletórico por haberme follado y de una sola vez aquellos portentosos sementales.

Al anochecer cuando nos despedimos de Ramón, Damián y yo emprendimos el camino de nuestra cabaña. Mi culo que no paraba de destilar el extracto de sus cuerpos, me impedia casi caminar de lo destrozado que lo tenía. Pero la satisfacción recibida pagaba bien las heridas de la refriega.

  • Has pasado buen verano Fico - Me preguntó mientras me ponía su brazo en mi hombre

  • Como no podía imaginar. El mejor de mi vida.

Abrazados caminamos lentamente mientras el sol se ocultaba tras las montañas