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Gabriela, mi esposo me comparte y humilla

en Confesiones

Mi nombre es Gabriela, tengo un poco mas de cincuenta años y en este y otros relatos les contare algunos pasajes de mi vida, déjenme decirles que en todos estos años e sido viuda, divorciada, amante, incluso hasta me dejaron vestida y alborotada, pero para entrar en el relato les diré que nací en el seno de una familia humilde y educada a la antigua, mi madre una abnegada ama de casa, mi padre era de oficio mecánico, cuando cumplí 20 años don Matías el hombre mas rico de pueblo donde vivíamos pidió mi mano a mi padre y claro, el después de llegar a un acuerdo monetario me cedió a el y tres semanas después estaba casada con un señor que casi me triplicaba la edad, después de la boda Matías me llevo a vivir a la capital, en un apartamento muy cómodo y en una zona bastante elegante, y yo claro, siguiendo los consejos de mi madre, trataba de cumplir mi papel de buena esposa con Matías, quien además tenia ciertas gustos sexuales, como por ejemplo, el me decía que en casa debería de estar desnuda o con la menor ropa posible y de preferencia llevar tacones, yo claro como buena esposa lo complacía, un buen día estaba en casa esperando a que el llegara cuando me llamo por teléfono,

- Gabriela,

- dime querido,

- ya voy para la casa, pero viene conmigo silvano,

¿lo recuerdas? fue a nuestra boda,

 

- claro que si lo recuerdo cariño, les preparo algunas cervezas,

 

- si, esta bien,

 

- OK

 

colgó y me fui a la recamara a buscar algo mas presentable y después de pensarlo un poco me decidí por un diminuto short y una playera de tirantes y después me fui a la cocina, saque dos cervezas de la hielera y me senté a esperarlos y a los pocos minutos llego mi esposo acompañado de don silvano, el cual al verme me saludo muy efusivamente,

 

- Gabriela, es un gran placer volver a verte,

Le respondí de la forma mas amable que pude,

 

- igualmente don silvano, pero siéntense, ahorita les traigo sus cervezas,

 

mi esposo y don silvano se fueron a la sala y yo entre a la cocina por sus cervezas y cuando volví le pregunte a mi esposo si los dejaba solos,

- quieres que me vaya a la recamara o se les ofrece algo mas,

- quédate aquí Gabriela, siéntate en medio de nosotros,

 

- claro,

Me senté justo en medio de ellos y don silvano comenzó a decirle a mi esposo,

 

- Matías, déjame decirte que Gabriela es toda una belleza, es joven, de hermosas piernas, que mas le puedes pedir a la vida,

 

yo bastante apenada solo agradecí los halagos, pero mi esposo comenzó a decirle a silvano lo siguiente,

 

- sin duda así es, pero luego tiene ciertos descuidos algo incómodos

- en serio,

- en serio, anoche no cerro la ventila y fui la cena de los mosquitos,

 

el comentario de mi esposo me hizo incomodar un poco y en ese momento le pedí disculpas,

 

- lo siento tanto,

 

pero don silvano interrumpió y comenzó a decir

 

- sabes Matías, si deberías de castigarla, unas nalgadas no estarían mal,

- creo que tienes razón silvano y de paso le enseñamos como son las cosas conmigo, ¿que te parece?

 

- es una excelente idea,

 

los comentarios de mi esposo me pusieron algo nerviosa, no creí que estuviera hablando en serio, hasta que me dijo,

 

- Gabriela, te podrías acostar sobre las piernas de silvano,

Me quede algo asombrada, así que le volví a preguntar,

- ¿hablas en serio corazón?

 

- bastante en serio,

 

- ¿me vas a nalguear?

 

- yo no, silvano lo hará,

 

pensando aun que todo era broma recline mi cuerpo sobre las piernas de silvano, el claro en cuanto me tuvo a su alcance, ni tardo ni perezoso poso sus manos sobre mis piernas y comenzó a manosearme, mientras le decía a mi esposo lo buena que estaba,

- no hay duda Matías, sus piernas son una belleza, estoy viendo que las tiene aun muy firmes, debe ser un placer tenerlas sobre los hombros…jajajajaja

 

- así es silvano, paso horas acariciando sus piernas y sus nalgas, pero déjame decirte, que vas a disfrutarla mas si le bajamos el short

- ¿ya de una vez Matías?

- claro silvano, déjame hacerlo a mi,

 

sentí como mi esposo sujeto mi diminuto short y de un Girón me lo bajo casi hasta las rodillas, en ese momento supe que no era broma y no lo podía creer, ese viejo me iba a nalguear en mi casa y con mi esposo a un lado,

 

- que te parecen sus nalgas, no son una belleza,

 

- toda ella es una belleza Matías,

 

- puedes comenzar cuando quieras,

en ese momento don silvano comenzó a darme de nalgadas, las primeras tres fueron de forma lenta y pausada, después se detuvo unos instantes y comenzó a acariciarme las piernas, sentía como sus manos rasposas subían y bajaban por mis muslos y después de unos segundos volvió a nalguearme, yo solo intentaba quedarme quieta, pero la verdad me era muy difícil, jamás me habían tratado así, las nalgadas de silvano se hacían cada vez mas y mas fuertes, así que después de algunos minutos le implore a mi esposo que lo detuviera, pero lo único que el hizo fue pasarse del otro lado del sillón y sujetarme del cabello mientras me decía,

 

- tranquila Gabriela, solo serán unos minutos mas,

 

en ese momento yo estalle en llanto, mi trasero me estaba comenzando a arder y sentía como el viejo de silvano metía su dedo entre mis nalgas llegando a mi orificio anal, la verdad era bastante humillante y desagradable sentir los dedos de silvano hurgando entre mis nalgas, hasta que después de algunos minutos soportando eso, mi esposo le dijo,

 

- dale unas cuantas nalgadas mas y ya es suficiente,

 

silvano al escuchar eso se ensaño mas conmigo y comenzó a nalguearme, pero ahora ya lo hacia un poco mas fuerte, sentía como sus toscas manos se impactaban contra mi trasero provancandome bastante dolor, hasta que después de algunos minutos mas al fin se detuvo, pero continuo manoseándome, levante un poco mi rostro y mire a mi esposo unos instantes, pero el solo me contesto,

 

- quédate así Gabriela, solo unos minutos mas

 

no le dije nada y me quede como el me dijo, silvano no se detenía, sus manos recorrían de arriba a abajo mis piernas y mis nalgas ahora eran blanco de pellizcos e inclusive hubo un momento en que silvano se agacho y comenzó a besar mis nalgas, sentía como sus labios succionaban mi carne y eso era bastante desagradable, una cosa era que lo hiciera mi esposo y otra muy distinta que lo hiciera el viejo de silvano, cerré mis ojos y trate de soportar aquello, hasta que después de algunos minutos mas, mi esposo le dijo qwue se detuviera, silvano le hizo caso y yo de inmediato rodé hacia un lado cayendo entre sus piernas, y mi esposo de inmediato me comenzó a decir

 

- bueno Gabriela, así va a ser de hoy en adelante, silvano es mi amigo de años y voy a compartirte con el,

en ese momento no se me ocurrió otra cosa mas que decirle que si, me sentía humillada y estaba muy alterada, así que solo me seque las lagrimas y le pregunte a mi esposo que si me necesitaba para algo mas,

- no Gabriela, puedes irte a la recamara,

Me levante y me fui casi corriendo a nuestra recamara y cerré la puerta y una vez que me sentí segura me eche a llorar en la cama, no sabia todo lo que me esperaba con Matías.

Continuara….