Mis ojos se cierran con fuerza y en la tibieza de mis sabanas imagino que me estas masturbando lentamente, ronroneando junto a mi cuello, susurrándome maldades, haciéndome sufrir dulcemente. Imagino tu olor, ese olor agridulce que me vuelve loco y me recuerda a tu en cada ascensor donde me cruzo con una mujer que lo lleva.
Un hombre y una mujer que acostumbran a chatear por internet deciden un día "jugar a medicos" virtualmente hasta que el tema se les va de las manos...
Ella me dijo que quería algo fuerte. Ahora no soy capaz de recordar si me lo dijo de viva voz o simplemente me lo escribió. Pero el caso es que ahí estaba su petición, una invitación en toda regla a ser malvado.
Empujé un poco más mi pie, deslizándome en el asiento y conseguí traspasar la inquebrantable barrera de sus muslos. Ella podría haberse levantado y podría haber salido corriendo. Pero no lo hizo. Mi pie desnudo se deslizó entre sus piernas, deliciosamente tibias y temblorosas, hasta dar con su sexo. Solo la tela me separaba de la victoria.
Paquita era joven, Paquita era guapa y Paquita era inteligente. Tenia todo cuanto deseaba ya fuese utilizando su hermosura, su inteligencia o incluso su juventud.
Las moscas, ese animal que a todos se nos antoja lo más insignificante sobre la capa de la tierra justo después de los gusanos, las moscas, decía, se mueven en un aparente caos.
La deseaba como nunca antes había deseado nunca a nadie. Y yo he deseado mucho aunque a pocas personas. Pero aquello era diferente. Era la realidad de lo prohibido.
La princesa había besado a algunas ranas pero no había conseguido mas que desencantar a algún granjero con mas ambiciones que capacidades, finalmente había vuelto a palacio con la cara enrojecida.
Mañana tras mañana ella estaba frente a mi casa, acompañada de su hijo, esperando el autobús escolar frente al mercado.
Nunca podría enamorarme de ti sin antes pedirte permiso y aunque te lo pidiese nunca podría follarte sin antes enamorarme de ti.
No estaba casado pero ella si. supongo que eso podría enmarcar lo que sucedió dentro de la infidelidad, ya sea por activa o por pasiva.
Una cuidada penumbra: todo estaba perfectamente estudiado, la luz que se colaba tenuemente por dos persianas mal cerradas, también por el resquicio de una puerta sin abrir.
Mírame los ojos y dime que realmente no quieres hacerlo. No me des ninguna otra excusa mas que tu misma.
Todos necesitamos un castillo donde sentirnos amos y señores, un lugar donde cerrar los ojos, mirar en nuestro interior y finalmente escoger si queremos subir a la torre o bajar a la mazmorra.
Sus muslos eran interminables. Interminables columnas romanas de pétrea apariencia pero delicada textura. Su piel era morena, casi aceitunada Poderosos muslos de mujer recién traspasada la frontera de los cuarenta.
Tus indecisiones se clavan en mi racionalidad como un anzuelo en la boca de un pez. Me gustaría abofetearte por eso bueno, por eso y por muchas otras cosas. Quizás sea por simple placer. AMBOS somos amo y sumisa.
Por ser amo no eres infalible aunque debas parecerlo, aunque el resto del mundo lo crea. Esta es la historia de una equivocación como cualquier otra, pero incluso de las equivocaciones se puede aprender.
Cinco días de gloria fue todo cuanto pude conseguir de ella. No importa el motivo, marcarse una fecha cuando dispones de el resto de tu vida es una locura, igual que ocultar ahora el auténtico motivo.
Todos tenemos un punto flaco, hasta el más poderoso e indestructible de los inmortales tiene su particular talón de Aquiles. Todos nos creemos a buen recaudo pero en todos hay una puerta trasera que una vez abierta permite a nuestro enemigo, entrar y doblegar nuestra indestructibilidad.
La mayoría de las veces la única solución no siempre es la mas lógica de las soluciones. Constantemente nos debatimos entre aquello que queremos y aquello que debemos.
Silvia está al otro lado de la puerta, completamente vestida, aun lleva el bolso colgado del hombro, ha llegado a la habitación poco antes que yo...
¿Cómo es que una muchacha como aquella que podía conseguir cualquier hombre me pedía aquello? ¿Por qué yo?
Cada noche me subo en el mismo autobús nocturno que me lleva y me devuelve del trabajo. Pero aquella noche iba a ser diferente.
Mírame a los ojos. No tengas miedo. Si, lo se, nunca antes experimentaste esto. Demasiado nuevo y demasiado irracional para que lo aceptes sin luchar. Esa lucha es necesaria.
Diez veces lo diría y diez veces seria malinterpretado. Diez veces subiría por tus tersos muslos de color miel en busca de tu roja boca y diez veces me perdería en la jungla de tu sexo.