Sintió como su hermanastro embestía con gran fuerza dentro de ella partiendo en pedazos el débil himen que trató inútilmente de oponerse al imperioso paso del macho que le arrancaba la virginidad, un agudo dolor le quemó las entrañas.
Al ver quien era el amante de su madrastra se quedó paralizada y sin aliento, era Rubén, su hermanastro, Rosa María estaba cogiendo con su propio hijo, y en la misma cama de su padre,
Me liberé en un escandaloso orgasmo que me hizo gritar enloquecida, mientras yo me pellizcaba insaciable mis propios pezones, reflejando el tremendo estado de lujuria en el que me encontraba al estar cogiendo con la madre de mi esposo.
mi vagina empezó a palpitar y yo en mi ansiedad apretaba con mi interior el duro paquete que me estaba invadiendo y me hacia temblar de pasión, era la primera vez en mi vida que sentía placer al ser penetrada por un hombre y ese hombre es mi pequeño hijo.
En ese momento de contracciones internas sentí como mi ano era penetrado salvajemente por la otra verga. Mientras el hombre que estaba debajo de mi también empujaba su verga a mi interior cogiéndome una vez mas y volviendo a despertar mi líbido.
Después de coger intensamente con su madre Aurora por primera vez, Antonio recibe de su tía un tratamiento muy especial, pero en la mente de Lupe se despertaba una inquietud que iría a cambiar radicalmente la vida actual de los protagonistas.
La fecha esperada por Aurora y Lupe al fin se había cumplido, siendo sorprendidas por el regalo que les pidió Toñito, ahora corresponde a ellas darle el que le tenían preparado. Esto les abriría nuevos horizontes a las dos mujeres, cambiando dramáticamente sus objetivos para el futuro.
Aurora y su amada tía Lupe están felices al constatar que Toñito deja de ser niño y empieza a convertirse en un hombre muy atractivo, pero todo tiene sus consecuencias inesperadas.
Continuación de la primera parte de Mi Verdad, en donde Aurora y su tía Lupe descubren que su amor va mas allá de lo llamado prohibido.
La vida en común de una madre joven y su tía, viviendo en relación incestuosa, orilladas por la costumbre de generaciones familiares en las que fue normal este tipo de prácticas.