Sentí en sus palabras celos, celos de macho cuidando a su hembra y solo lo abracé, nos fuimos a otro antro en donde nadie conocido podía estar, bailamos, tomamos y casi hicimos el amor en la pista y en la mesa
Desde ese primer día en que Franco mamó mis senos y bebió mi leche se creó un lazo irrompible que cada día se hacía más grueso y más fuerte, bastaba tan solo una sonrisa mutua
Le dije, hijo no tengas miedo, ahorita no soy tu Madre, soy una mujer y tu un hombre
Solo te digo antes que nada, que hice primero el sexo con mi hijo Beto el menor y después con mi hijo Lalo y sí ya lo realicé con los dos juntos y sí, me gusta hacer el sexo anal con ellos.
Ahí estaba yo con mis dos amores mamándome uno por alimento y el otro por placer y yo por mi excitación
Me recibió cerrando y poniéndome de espaldas contra la puerta, me besó ansiosa, metió su lengua en mi de inmediato y me exploró toda....
Llenándome la boca con su delicioso sabor de macho joven que recibía de su madre la más valiosa entrega, esa entrega tan acallada en muchas madres y tan buscada,recurrida por otras tantas.
Mis mejillas hundidas y sus grititos de placer indicaban lo intenso de mis mamadas, Juliana metía sus dedos entre mi pelo, restregando mi cara en sus senos, aceptando mi boca en sus cúspides sensibles y erectas.
Era la más depravada de las mujeres, pero no me importaba, no me remordía en lo más mínimo, comencé a cogerme a mi hijo, mi cuerpo empezó a subir y bajar deslizándome
Te confieso que accioné mis músculos vaginales para volver a estimularlo dentro de mi así yo recupero mi líbido al movilizar mi vagina
El punto más alto del placer para todo hombre es saber satisfacer a su mujer llevándola a la locura del placer
Yacimos ahí, jadeantes, sudados, los cabellos mojados en plenitud, los olores de la pasión emanaban por todos nuestros poros, nos olíamos el uno a la otra, a sexo, sudor y lágrimas de placer.
Fito dejó de mamarme y quedó frente a mí, cara a cara, nos miramos aprobatoriamente a los ojos en un lenguaje que no necesitaba palabras, los dos sabíamos lo que venía a continuación
Esa nueva succión exaltó mas mi líbido, ahora fue la pierna de Fito la que se acomodó entre las mías, así que me pude frotar contra su muslo, mientras él lo movía tallándome el pubis y al mismo tiempo frotando su pene contra mi cadera, estábamos cogiendo sin penetración
la entrega en la intimidad de la naturaleza
Mi hijo me engañó, me manipuló y me tiene sometida a su voluntad, el amor a veces nos lastima, pero nos recompensa.
Mi hijo me engañó, me manipuló y me tiene sometida a su voluntad, el amor a veces nos lastima, pero nos recompensa.
Mi hijo me engañó, me manipuló y me tiene sometida a su voluntad, el amor a veces nos lastima, pero nos recompensa.
Mi hijo me engañó, me manipuló y me tiene sometida a su voluntad, el amor a veces nos lastima, pero nos recompensa.
Penélope continúa recordando sus experiencias, narrándoselas a su sobrino.
Casi de inmediato coordinaron el ritmo de sus caderas cogiendo con una cadencia lenta y deliciosa que le producía a ella una relajada excitación que fue encendiendo su ardor interno, hasta que muy despacio empezó a brotarle un tierno y callado orgasmo que la hizo gemir de placer.
Sentía como la respiración de Germán ahora era tranquila y profunda, y se dio cuenta de que el muchacho se había quedado dormido encima de ella cuando lo oyó roncar débilmente, mientras ella misma caía en ese adormecedor estado de la relajación después del sexo intenso.
Apenas se acostó, y el animal sintió en la cama su cercanía, buscó ansioso los pezones de la mujer mientras ella desabrochaba su camisón sacando sus dos senos que ya goteaban leche indicando que estaban al máximo de su capacidad.
Ella apretaba los músculos de sus grandes y redondos glúteos para que él sintiera su dureza, lo sintió hurgar en su culo metiendo los dedos entre sus nalgas por encima de la tela, y aflojó la tensión que hacía en su culo, para permitirle el acceso mas libre a su canal y a su ano.
Miró de cerca la enorme cabeza del glande admirando la tersura reflejante de la piel tan diferente al resto del cuerpo, parecía brillar por si sola, recorrió la dura barra de arriba abajo, palpando y acariciando con los dedos el trayecto que dibujaban sobre el tronco las resaltadas venas que latían con fuerza llenando con su sangre todo el orgulloso pene.