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Mi suegra es la amante de... mi marido

en Confesiones

MI SUEGRA ES LA AMANTE DE …..MI MARIDO.

1/a parte.

Hola, ahora voy a relatarles un caso que me envió una lectora, interesada en que se narrara su historia tal como ella la había vivido, le agradezco su confianza y aprobación a nuestra narrativa, los nombres son los verdaderos a petición de la protagonista, omitiendo el nombre de los lugares donde se desarrollaron los hechos. Esta es la historia, como me la contó, se las cuento a ustedes.

Mi nombre es Lidia, tengo 28 años, y estoy divorciada de mi primer esposo, y actualmente estoy casada en segundas nupcias con mi actual marido. Yo soy una mujer de estatura alta entre las mujeres de mi país mido 1.68 mts. Soy morena clara, delgada con buen cuerpo y cabellera larga y negra, de cara bonita. Mis recuerdos me llevan a mi época de estudiante universitaria cuando tenia apenas 19 años y muchas ilusiones en la vida, desde adolescente me di cuenta mi belleza y de mi suerte con los hombres, ya que nunca me faltaron amigos, pretendientes y varios novios, con los que llegué a conocer los inicios de mi sexualidad y la de ellos. Siempre he sido fogosa en el sexo, pero una de mis ilusiones era mantenerme virgen hasta mi matrimonio, esto no quiere decir que no haya disfrutado de las delicias del sexo en caricias, besos, etc.

Conocí bien el sexo oral, cosa que me fascinó desde la primera vez, recuerdo que fue a mis 16 años cuando mi novio en ese tiempo, estando en su auto, me estaba manoseando toda, me tenia las chiches de fuera y me las sobaba y mamaba mientras una de sus manos me sobaba la vulva ansiosamente, yo llevaba una faldita y pantaletas, en una de esas me acomodó en el sillón dejándome las nalgas en el borde y sin mas me bajó las pantaletas, dejando mi vagina a su disposición, y sin que pudiera yo reaccionar metió su cabeza entre mis piernas y su boca alcanzó mi anhelante y mojada vulva, adornada con una tupida mata de vellos negros y rizados, él ya tenia 20 años y era muy experimentado en el placer sexual.

Lo que alcanzo a recordar es que sentí su lengua gruesa y pesada en mi vagina rozando deliciosamente mi clítoris, ese fue mi primer orgasmo con el sexo oral, cuando acabó conmigo me dijo que debía devolverle el favor, yo estaba excitadísima y acomodándome de nuevo lo ayudé a sacar su pene del pantalón, él se lo bajó hasta casi las rodillas dejándome todo ese duro y palpitante pene a mi disposición, era la primera vez que veía un pene completo con todo y los testículos lo acaricié como hipnotizada por lo bello y poderoso que se veía, oí la voz de él diciéndome que lo masturbara y se la mamara, sin pensar mas, así lo hice empecé a menear esa verga dura de arriba abajo mientras lengüeteaba la brillante cabeza del glande, en todo su contorno haciendo que mi novio se estremeciera de placer y me sujetara la cabeza entre sus manos moviendo su pelvis en círculos con cada caricia mía, de pronto empujó mi cabeza mas hacia el pene y solo abrí la boca para recibir toda esa masa de carne suave, dura y lisa entre mis labios y lengua, me pidió que lo chupara como si fuera un helado, y así lo hice poniendo por mi parte una succión en la gruesa cabeza mamándola fuertemente mientras mis manos subían y bajaban la suave piel del tronco hasta que empezó a moverse mas rápido presionando mi cabeza contra su verga la que sentí ponerse mas dura y gruesa dentro de mi boca, sorprendiéndome un gran chorro de semen que me hizo atragantarme y sacarme la verga de la boca para poder reponerme y tragar el semen que aun quedaba en mi garganta, mientras seguía sacudiendo la tiesa verga que seguía mandando chorros blancos contra mi cara, la volví a meter en mi boca y tragué el resto de semen que salió de ella, hasta que perdió su dureza. Me dijo que había sido una gran mamada y que nunca la olvidaría.

En ese tiempo de estudiante conocí todas las formas de cachondeo que puede haber pero sin permitirle a nadie que me penetrara la vagina, ni siquiera con los dedos, lo mas que les permitía, era que si querían meter un dedo dentro de mi lo hicieran en mi ano, pero bien lubricado con saliva por lo menos.

Estando ya en segundo año de diseño gráfico, llegó a mi clase el hombre mas hermoso que jamás haya visto en la vida, venia de un estado del norte del país, y desde ese momento me enamoré perdidamente de él. su nombre es Abel y gracias a lo aprendido y a mi belleza no tardamos mucho en hacernos novios, de ahí al matrimonio solo fue un saltito, mis padres y los de él se oponían a la boda pero ante nuestras promesas y faltándonos solo un año de carrera terminaron por acceder y ayudarnos.

Dije que tenia suerte con los hombres y era verdad, solo que no tuve suerte en saberlo elegir como esposo. Desde el principio hubo algo raro en nuestra relación que yo dejé pasar por alto sin darle mayor importancia, pensando que era solo la fogosidad y lujuria que despertaba yo en mi flamante marido. Fue precisamente en mi noche de bodas cuando sucedió la primera señal. Yo soñaba como toda mujer en el romanticismo y la entrega enamorada de mi preciado tesoro tan heroicamente defendido. Pero nada es como una se lo espera ¿Verdad?

Lo que yo esperaba como sueño de princesa se convirtió en desesperante tormento, resulta que después de besarnos por todo el cuerpo y de desnudarnos completamente Abel me colocó delicadamente en el lecho blanco adornado con rojos pétalos de rosas, me pido que lo dejara amarme como era su fantasía y yo enamorada y excitada le dije que si. Entonces con unos lazos y listones me ató de pies y manos a las esquinas de la cama, y procedió a besarme toda y a darme un delicioso sexo oral que me hizo vaciarme varias veces. Entonces vino lo peor, sacó unas plumas y empezó a pasarlas por mi cuerpo provocándome al principio placenteras cosquillas en toda mi piel incluso en mi vagina, después las cosquillas me llevaron a una divertida risa suplicante de que parara ya la broma, pero lejos de detenerse continuó haciéndolo con gran destreza, provocándome un insoportable dolor en los músculos de mi pecho y abdomen por la incontrolable risa provocada con crueldad, solo quien haya sentido el tormento del que hablo hasta hacer que la risa cause dolor en todo el cuerpo me entenderá.

No paró hasta que me hizo orinarme en la cama por la atormentante bromita, entonces el estalló en una atemorizante risa desquiciada que me espantó, tenia su larga y delgada verga totalmente parada y al verme orinar se abalanzó sobre mi y sin mas preámbulo me metió toda su verga de golpe sin ninguna consideración, me arrancó de mi garganta varios gritos desesperados de dolor y de impotencia, y mucho de coraje por la humillación recibida y por haber roto mi sueño de amor. Bombeó frenéticamente contra mi vagina, violándome y tomando en forma cobarde lo que yo iba a regalarle con amor. Ya sin ilusión me dejé hacer, hasta que se vino dentro de mi.

Me desató y traté de levantarme del sucio lecho, pero no me dejó, le reclamé furiosa la bajeza que me había hecho y le exigí que me dejara levantar para limpiarme, en ese momento pareció recapacitar y se deshizo en disculpas y perdones, prometiéndome que nunca volvería a pasar nada igual, que por favor lo comprendiera que era su fantasía pero que no pensó jamás en lastimarme.

Para no alargar mas esa etapa voy a abreviar muchos detalles vividos al lado de Abel, baste decir que la desfloración de mi ano fue con la misma delicadeza de cómo lo hizo con mi vagina, llegue a aborrecer el sexo anal y poco a poco todo tipo de sexo con él. la gota final fue cuando vino una noche después del trabajo acompañado con un amigo, por cierto también muy guapo y varonil que hizo que mi instinto de vanidad despertara en mí.

Tomamos algunas copas de vino y terminamos entre los tres mas de dos botellas de vino tinto, yo me sentí algo rara como muy excitada sexualmente, sentía mi vagina mojada y lo atribuí a la atracción que el amigo de Abel provocaba en mi, pero no pensé en llegar a nada mas, pues nunca he sido promiscua y soy mujer de un solo hombre. Pasaron los minutos y tomamos mas vino, Abel me pidió que me sentara en su piernas y aunque no lo deseaba obedecí sin saber por qué. Abel me empezó a manosear enfrente de su amigo besándome en la boca y el cuello, y metiéndome mano por todos lados, a lo que yo con discreción trataba de impedirle las caricia intimas frente a un extraño, pero no me hacia caso, continuaba como si estuviéramos solos de repente algo en mi me hizo excitarme como loca y lo dejé hacer lo que quisiera, no me importó la presencia del otro hombre y me entregué a la lujuria con mi marido, me sacó la blusita tejida de tirantitos y me dejó en brasier, su mano ya estaba en mi vagina por debajo de mi pantaleta, metiéndome los dedos y sobando mi clítoris, yo me saqué las chiches del brasier y le puse un pezón en su boca para que lo mamara, el lo empezó a mamar deliciosamente mientras yo me pellizcaba el otro pezón, y sus dedos me arrancaban el primer orgasmo de la noche, como entre sueños ví que Abel llamaba a su amigo para acercarse a nosotros, ví sorprendida como mi esposo le bajaba el cierre de la bragueta y metiendo su mano dentro del pantalón de su amigo hurgaba hasta que sacó una vergota totalmente parada, era de las mas grandes que yo había visto de cerca, jalando esa verga hacia mi cara me ordenó que la mamara, en ese momento no supe porque obedecí y mamé esa vergota mientras Abel me masturbaba de nuevo y me mamaba una chiche, su amigo (que nunca he recordado su nombre) me sobaba la otra chiche y me pellizcaba el pezón fuertemente causándome dolor, pero Abel me dijo que me aguantara y lo hice, mamé esa verga hasta que sentí que se iba a venir en mi boca traté de separarme para masturbarlo y no tragar ese semen, pero Abel y el hombre me amenazaron para que me lo tragara todo sin dejar una sola gota fuera de mi boca o me golpearían hasta matarme.

Una vez mas obedecí y seguí mamando verga hasta que explotó dentro de mi todo el semen que contenía el cual tragué saboreando el diferente sabor al semen de Abel, me llevaron entre los dos en brazos a mi recámara y me desnudaron totalmente, y ellos también se quitaron toda la ropa. Yo me sentía asustada, pero extrañamente excitada al máximo, incapaz de negarme a lo que pidieran los dos hombres, entonces Abel hizo que su amigo se acostara en mi cama boca arriba con su vergota ya totalmente erecta de nuevo, y me colocó encima del hombre para que me metiera su verga y me cogiera, en ese momento la lujuria se había apoderado de mi voluntad y deseosa, me monte en esa vergota y me la metí de un solo envite hasta el fondo, sintiéndome llena al máximo de mi capacidad comencé a coger cadenciosamente ofreciendo mis chiches al hombre, quien me las estrujo y mamó a su antojo, yo subía y bajaba por esa gruesa verga una y otra vez deseando que no acabara esa tan deliciosa cogida, como nunca había sentido otra igual, fue tan intensa la sensación que esa verga provocaba en mis entrañas, que todo mi ser se contrajo de pronto en mi interior haciéndome estremecer como nunca antes, y reventar en un inmenso orgasmo, el mejor que había tenido hasta ese momento, llevándome a mi primera eyaculación femenina bañando con el jugo de mis entrañas toda la cadera y piernas del amigo de Abel. Sentí como los espasmos hacían convulsionar mi vagina y las contracciones hacían que las paredes de mi interior apretaran y soltaran una y otra vez agradecidas con todo el tronco de la poderosa verga que me había hecho vaciarme totalmente, en ese momento de contracciones internas sentí como mi ano era penetrado salvajemente por la otra verga. Mientras el hombre que estaba debajo de mi también empujaba su verga a mi interior cogiéndome una vez mas y volviendo a despertar mi líbido, reaccioné ante tan inesperada cogida dejándome coger al mismo tiempo por los dos hombres hasta que el amigo de Abel se vino de nuevo pero esta vez llenándome la vagina la que yo apretaba queriendo absorber todo el semen eyaculado por esa sabrosa verga.

Abel sacó su dura verga de mi ano y me dejó levantar de encima del hombre quien tenia entre sus labios mi pezón que ya estaba alargado por la intensa mamada que me había dado. Ví divertida como un pezón estaba erecto y duro y el otro alargado y delgado pero fue recuperando su forma poco a poco. Abel me hizo acostarme boca arriba y se subió en mi ensartándome a la primera, como mi vagina aun estaba ensanchada por la vergota del otro hombre su penetración fue fácil, empezó a mover su verga dentro de mi llenándose con el semen de su amigo yo empezaba a disfrutar de nuevo el ser cogida por mi marido cuando de pronto Abel se detuvo, sentí como su amigo se paraba entre mis piernas y pensé, "¿Ahora como me la va a meter este tipo", sentía que estaba arrodillándose entre mis pierna y las de Abel y curiosa esperé a ver como me iba a meter de nuevo esa verga. Hasta que sentí que Abel se puso rígido y empezó a pujar, entonces sentí como empezaba a moverse de nuevo dentro de mi pero aun así sentí otros embates distintos a los de Abel.

Asqueada, caí en cuenta de lo que estaba pasando, el hombre se estaba cogiendo a mi marido y este me estaba cogiendo a mi, horrorizada les pedí detenerse y dejarme ir, pero poco caso me hicieron ellos siguieron en lo suyo, cogiendo no se en cuantas formas posibles hasta que perdí el conocimiento por el impacto de la escena en la que yo formaba parte.

Horas después me desperté en medio de los dos hombres, sintiendo como una boca mamaba mi pezón, era el amigo de Abel quien lo hacia, al sentir que me movía y sacaba mi ya alargado pezón de su boca me sujetó por la cintura, le dije que iba al baño, que no tardaba, me tomó la otra chiche y le dió unas cuantas mamadas antes de dejarme levantar.

Aun mareada no se si por el vino o por la impresión de la orgía que había vivido, tomé mi ropa y saqué un abrigo el closet, me vestí y bajé a la sala para llevarme mi copa que tenia aun un poco de vino. Subí a mi auto y me alejé para siempre de aquella casa y de aquel hombre. Hice analizar el contenido de la copa y los degenerados me habían drogado. Al día siguiente levanté un acta y me hice revisar médicamente acusando de violación a mi marido y su amigo obteniendo muestras de semen de los dos y de la droga que me dieron.

No tuve problemas para divorciarme, pero si los tuve en mi confianza con la gente acudí a ayuda psiquiátrica y después de un tiempo recobré la confianza en la vida. ingresé a una empresa nueva como diseñadora grafica, y pronto destaqué por mi trabajo, ahí conocí a mi actual esposo, pues era cliente de nuestra empresa. El también era empresario y tenia mucho éxito, cuando nos conocimos no dejé de darme cuenta de su reacción al verme, me pareció que se le había ido el aliento por la impresión de verme, en mi yo vanidosa me sentí halagada por la reacción que había despertado en ese atractivo joven, pero para mi la cosa terminó en ese momento.

Días después lo volví a ver en la empresa, y mi jefe lo llevó directamente conmigo, nos presentó diciéndome que el ingeniero Fernando solicitaba unos diseños especiales y quería ver si mi grupo podía ofrecerle lo que buscaba. Ahí empezó todo empezamos a salir como amigos, pues yo todavía no quería tener ninguna relación romántica, pero su caballerosidad, su forma de respetarme, las atenciones que tenia conmigo, ramos de flores en el trabajo con cartitas románticas, regalos invitaciones a eventos, a cenar, a bailar, en fin todo un cortejo de película, hasta que accedí a ser su novia, antes que nada le conté mi anterior relación matrimonial sin omitir nada, y haciéndole saber lo lastimada que estaba, pensando que si eso mas tarde seria motivo de fricciones y riñas matrimoniales mejor era que todo terminara de una vez.

El me escuchó y no pudo ocultar su indignación por lo que viví al lado de Abel, pero aun así el mantuvo vivo su interés en mi con la misma intensidad de la primera vez, le pedí de plazo un año antes de casarnos para conocernos mejor, él como siempre accedió a mi propuesta. Yo estaba en las nubes, mi familia feliz por verme ilusionada de nuevo, y por fin llegó el momento de conocer a las familias, me tocó a mi ser quien lo llevara a casa de mis padres, quienes lo recibieron amables y el les llevó regalos a los dos, también se reunieron ese día todos mis hermanos y hermanas y pasamos una velada divertida haciéndome sentir de nuevo enamorada.

A la semana siguiente me invitó a ir a cenar con su madre, pues él es hijo único y solo tiene a su madre, la señora y sus familiares se mantienen un poco alejados pero de vez en cuando se visitan, según me platicó Fernando.

Llegamos a la hermosa y enorme casa de Fernando y su madre, poco antes de oscurecer se veía lujo por todos lados, Fernando me explicó que la fortuna de ellos venia directamente por el trabajo de su madre al crear la empresa, de la que ahora él se hacia cargo, está en el ramo de las exportaciones e importaciones internacionales, tuvo el buen tino y las relaciones sociales adecuadas en su juventud aprovechando la nueva política de ese tiempo de apoyar a los productores nacionales a exportar sus mercancías al mundo, logrando así formar su prometedor negocio con el apoyo económico de su padre, quien le financió las primeras inversiones que en poco tiempo recuperó con creces.

Fernando me pidió esperar un momento en la sala para él ir por su madre al piso superior, me dediqué a mirar las obras de arte en cuadros y en estatuillas de diferentes materiales que denotaban el buen gusto de la dueña de la casa, eso me hizo sentir incomoda y me surgió la duda de no ser del agrado de la madre de Fernando y que no me aceptara como digna mujer para su hijo, aun mas después de que supiera que era divorciada y con una mala experiencia matrimonial, el temor y la zozobra se apoderaron de mi, y casi caí en pánico, en eso estaba mi mente, justo en el momento en que Fernando me llamaba desde la escalera, me acerqué para verlos bajar a los dos, ella tomando elegantemente el brazo de su hijo y vestida informal pero con ropa muy fina, me pareció desde donde yo estaba una mujer de mucha personalidad, conforme descendían hasta donde la podía ver de cerca, me sorprendí, y la que se quedó sin aliento, esa vez fui yo.

La madre de Fernando era muy parecida a mi, o mas bien dicho, yo soy muy parecida a ella, en todo, se puede decir que parezco mas hija de mi suegra que de mi madre, tenemos la misma altura y casi la misma forma del cuerpo ella un poquito mas ancha que yo, por la edad, pero manteniéndose delgada y en muy buena forma, el color de piel y del pelo es el mismo, las facciones de nuestras caras son muy similares, es mas hasta los hoyuelos de las mejillas son iguales, ella también se sorprendió al verme y me miró con curiosidad y amabilidad. Ella en ese entonces tenia 41 años, 16 años mayor que nosotros.

Fernandito… dijo doña Ana Rosa emocionada… me habías dicho que se parecía a mi, pero esta niña es idéntica a mi. Pareciera mi hija.

Si mamá… respondió Fernando… te presento a Lidia, mi futura esposa.

Mucho gusto señora… dije yo ceremoniosa y tratando de ser lo mas encantadora posible… también a mi me sorprende el parecido que tenemos.

Lo bueno de todo es que somos hermosas y amamos al miso hombre… dijo sonriendo Ana Rosa… pero por favor no me digas señora, ni suegra, ni nada. Dime Ana Rosa, sin mas ceremonias y hablémonos de tú, al fin parecemos madre e hija y entre ellas se hablan de tú

De acuerdo… dije feliz.

La velada fue maravillosa, Ana Rosa tiene una plática muy interesante y conoce de todo, esta muy compenetrada en la política económica del país y del extranjero, además de tener un excelente sentido del humor.

Fue tan exitosa mi presentación con mi suegra que los planes de boda se acortaron a tan solo tres meses, lo suficiente para todos los preparativos. Gracias a las relaciones sociales de mi suegra, mi matrimonio anterior por la iglesia fue anulado por el clero, debido a las pruebas del abuso y sometimiento del que había sido víctima. Días antes de la boda, Fernando y su madre salieron de viaje al extranjero a arreglar unos asuntos de la empresa y volvieron después de siete días por Europa. Se veían felices y llenos de vida, Fernando había respetado mi petición de no acostarme con él hasta casarnos, pero lógicamente habíamos tenido nuestros desahogos orales y manuales, que por el momento nos dejaban satisfechos.

Por fin llegó la fecha de la boda y por consiguiente la esperada noche de bodas, yo tenia temores en mi mente porque todo lo bello de hasta ese momento fuera borrado por otra desastrosa experiencia. La ceremonia fue fastuosa y la fiesta de recepción inolvidable, mi familia y la de Fernando congeniaron de maravilla.

El momento ansiado, pero también temido, había llegado, Fernando había reservado la suite nupcial del mas famoso hotel de la ciudad. Dispuso que lo adornaran lujosamente, para eso le pedí que permitiera que mis hermanas contribuyeran al adorno de la suite. El accedió gustoso a mi petición y mis hermanas estaban felices y emocionadas.

Mandaron colocar golosinas y bocadillos según ellas afrodisíacos para nosotros, el hizo accionar el equipo de sonido con una música deliciosa y me invitó a bailar, yo poco a poco fui haciendo a un lado mi temor, pero no completamente faltaba los mas importante, el momento de hacerme su mujer, seguimos bailando y probando los bocadillos como niños golosos.

Nos fuimos dejando llevar por la música y nuestros abrazos, besos y caricias, hasta que lentamente sentimos crecer nuestro deseo, yo me sentía flotar y ya casi sin miedo, Fernando me ayudó a desvestirme tiernamente, mientras yo a mi vez le ayudaba a él.

Quiero que vayas al vestidor para que veas y te pongas el regalo de tus hermanas… me dijo la oído… mientras yo te espero aquí.

Yo fui al vestidor y me encontré con el mas hermoso camisón que se puede soñar, pensé que por fin la vida me compensaba por la amarga experiencia anterior, pero aun sentía temor de salir a la habitación, me armé de valor y decidí que no iba a permitir ningún jueguito fuera de lo normal, decidida abrí la puerta y entré de nuevo a la suite, ahí estaba Fernando, que sin ser tan hermoso como Abel, es bastante atractivo y varonil, estaba parado frente al ventanal viendo toda la ciudad a sus pies, lentamente me acerqué por detrás de él y lo envolví en mis desnudos brazos, él al sentirme me acarició mi piel desnuda y giró para verme separando mis brazos para deleitarse con mi sugestivo atuendo.

¿Cómo me veo?... pregunté coqueteando… ¿Te parezco bonita?

Eres hermosa Lidia…dijo emocionado observándome y haciéndome girar para verme por todos lados. Eres la mujer mas hermosa del mundo.

¿De verdad te lo parezco?... dije insinuante y agregué… entonces dame un beso.

Ese beso se convirtió en cientos de besos y caricias, hacia tanto tiempo que no cogía que me sentía ansiosa y nerviosa, la última vez había sido en la orgía que organizó Abel y que fui violada por él y su amigo.

Ahora todo parecía ser diferente, había respeto y buen trato, las caricias que nos hacíamos nos iban excitando cada vez mas, no supe como, pero ayude a Fernando a desnudarse completamente, hasta que me sentí levantada, al ser cargada en brazos de mi marido. Al momento se me vino la imagen de mi noche de bodas con Abel, así me había cargado él y me había depositado en el lecho, me puse tensa por el temor, pero todo fue diferente. Fernando se acostó a mi lado y pasó sus nerviosas manos por todo mi cuerpo cubierto solamente por el transparente y delgado camisón, mis senos los sentía erectos y duros con los pezones a punto de reventar ansiando caricias de una boca o una mano, lentamente recorrió mi cuerpo con su mano, me hizo levantar mis brazos arriba de la cabeza y pasó sus tibios dedos por mis manos deslizándolos a lo largo de mis brazos tan suave que me erizaban la piel por donde iban pasando, llegó a mis axilas y las acarició casi con veneración, haciéndome sentir una nueva sensación de placer, que mandaba señales de excitación a mis senos y a mis pezones, haciéndolos ponerse erectos y la areolas se contraían también tomando una forma ovalada de arriba abajo, sentí por varios instantes esa deliciosa caricia en mis dos axilas y pensé que como esa parte tan desatendida por los amantes, puede dar tanto placer al ser estimuladas con destreza y ternura, después de acariciar mis axilas acercó su cara a una de ellas, yo agradecí el haberme revisado mi olor en el vestidor y quedar satisfecha de su delicado perfume, el las olió y disfrutó de su dulce aroma, después sin previo aviso, me la besó calidamente dejando su boca rozando esa sensible piel, que enviaba descargas de placer a mi cuerpo poniéndome la piel erizada ante el erotismo de esa desconocida caricia, siguió besando y chupando ávidamente mis axilas pasando de una a otra, montado en mi cintura apoyando las manos a mis costados, haciéndome enloquecer de placer. Sentía el calor de su gorda verga a través del camisón, y de cuando en cuando su dureza al apoyarse en mi vientre.

Mis areolas estaban contraídas al máximo hasta casi desaparecer y mis pezones reventaban de dureza, anhelantes de caricias, por fin se levantó un poco de mi y cambio el lugar de las caricias, rozó con sus palmas mis sensibles pezones y sin darme cuenta me hizo exhalar un gemido de lujuria agradeciendo la atención a mis deseosos senos, paso sus dedos por todo el contorno de mis endurecidas chiches, me erizaron toda la piel hasta las piernas, sentía mi vagina mojada a punto de escurrir, la delgada tanga que hacia juego con mi camisón estaba seguramente empapada de mis néctares íntimos, me sentía extasiada de amor mi cuerpo ardía por todas partes, mi cara la sentía caliente y los latidos de mi corazón retumbaban en mis oídos, pero yo seguía anhelante de mas placer.

Las manos de Fernando continuaban viajando por toda mi piel sin omitir ni un milímetro de ella, no hubo parte de mi ser que no fuera reconocido por su nuevo dueño. Llegó al borde del camisón y empezó a levantarlo enloquecedoramente lento, mis caderas ya se movían ondulantes por si solas, por el deseo sexual tan imperante que invadía mi cuerpo, sentía ya mis piernas separadas y el latir de mi húmeda vagina que se abría y cerraba por si sola ansiosa de ser atendida por mi marido.

Levanté la cadera para dejar que sacara mi camisón de mi cuerpo. Me enderecé sujetándome de su cuello y besándolo ardientemente en los labios mientras mi lengua buscaba la suya sedienta de su saliva tratando de enredarse y quedar así para siempre, solo separé mi boca de él hasta sentir la fina tela tratando de salir de mi sudoroso cuerpo, observé mi piel y la ví brillante por la húmeda capa que me envolvía toda, en él también se veía brillar su piel morena. Y yo ansiosa lamí todo lo que estaba a mi alcance saboreando el salado sabor de mi hombre, enardeciendo mas mis deseos me prendí a él chupando y mordiendo su cuello, en tanto el se entretenía con mis senos masajeándolos y rozándolos o pellizcando levemente los pezones endurecidos. Los elevaba hacia su boca queriendo besarlos y hacer con ellos lo que él quisiera, desde ese momento eran solo de él y para él, lo dejé llegar a mi pecho sintiendo su lengua que recorría en círculos mi areola, dando lengüetazos a los pezones hasta que atrapó uno entre sus labios, mamándolo con fuerza, en seguida sentí que mi vagina ya no podía retener mas mis fluidos y empezaren a escurrir por el canal entre mis nalgas, lo atraje conmigo para que se acostara encima de mi mientras abría y doblaba mis piernas para sentir apoyarse en mi vulva su gruesa verga en tanto me mamaba ávidamente las chiches dejándome los pezones alargados por la intensidad de sus tiernas mamadas, dejó mis chiches algo satisfechas y bajó por mi vientre hasta encontrar mi vagina empapada y cubierta tan solo por la breve tanga, sentí como su boca chupaba mis jugos impregnados en la tela saboreando mi sabor, hizo a un lado la húmeda prenda y besó enamorado mis labios vaginales, ocultos entre la tupida mata de vellos que los resguardan, dió lametadas pesadas en toda mi vagina si perder el tiempo en las inútiles caricias de una lengua rápida. Ay, si todo los hombres supieran mamar bien una vagina seria la gloria para toda las mujeres, pero nosotras debemos enseñarles como nos gusta que nos mamen la vagina, y no esperar inútilmente a que ellos adivinen como hacerlo. Chupó y mamó toda mi vagina hasta terminar por provocarme un delicioso y dulce orgasmo, dejó su lengua en la entrada de mi vagina sintiendo cómo esta se contraía con los espasmos internos de mis entrañas.

Bajó la breve prenda por mis temblorosas piernas hasta dejarla a un lado de la cama, se montó firmemente entre mis piernas y acercó su imponente y dura verga a mi ansiosa y palpitante vagina que se abría y cerraba invitando a su esperado dueño a tomarla de una vez, apoyó la cabezota de su pene en la entrada humedecida de mi túnel de amor, empujando con leve presión y abriéndose paso decididamente hasta dentro de mi, sentí que mi vagina se abría mas de lo esperado ante el paso de tan grueso miembro, que aunque no era muy largo tenia la longitud adecuada y el grosor exacto para llenarme toda sin molestias. Pensé que era el tamaño justo para mi, él estaba hecho a mi medida. Le pedí esperar un momento sin moverse para sentirlo dentro de mi y saborear con mi intimidad toda la nueva anatomía que tomaba posesión de su mujer, después de un tiempo inicié un movimiento de mi cuerpo bajo el suyo meneando mi pelvis y oprimiéndola contra la de él, quien al sentirme, me acompaño en el vaivén erótico de nuestros cuerpos, suavemente entraba y salía de mi y en ese momento me percate de mi voz, todo el tiempo había estado gimiendo, suspirando y gritando por el placer inmenso al entregarme en una cogida única, al hombre de mi vida, el presionó su pelvis contra mi y sentí su vello púbico frotar mi enardecido clítoris, hizo un movimiento circular que hacia que me pegara mas contra él haciendo mas intensa la estimulación de mi sensible botoncito. Tan intenso fue el roce que no tardé en explotar en un río de líquidos que manaron desde mi interior bañando mis piernas, mis nalgas y su pelvis.

Pero el siguió moviéndose después de dejarme disfrutar mi orgasmo, cambió a un movimiento diferente metiendo y sacando su hinchada verga hasta que el ritmo fue haciéndose cada vez mas rápido y los embates mas fuertes, yo trataba de acompañarlo pero no me fue posible alcanzar esa velocidad y solo me abrí mas para dejarlo cogerme a su antojo haciéndome vibrar con cada empujón en mis entrañas, sentí cono su verga se engrosaba mas y se ponía mas dura todavía, eso hizo que mi interior reaccionara y se dispusiera a otro orgasmo, lo sentí reventar en tibios chorros de blanco semen que anegaron mi útero y todo mi canal vaginal, en ese preciso instante estallé en mi tercer orgasmo agradecida con mi hombre de haberme dado una noche de bodas inolvidable, a sido la mejor de mi vida. Rendido se dejó caer sobre mi mientras su verga era bañada por nuestros líquidos ardientes. Así, en esa agradable posición nos sorprendió la luz del día, después de haber terminado agotados por la intensa cogida que nos prodigamos. Después de esa noche todo fue felicidad, planeamos tener hijos en unos cuantos años mas, los dos éramos muy jóvenes y no teníamos prisa en adquirir un compromiso tan grande como la paternidad. Así que nos dedicamos a pasear por el mundo disfrutando nuestro amor y con grandes cogidas diarias.

No hubo una parte de mi que no fuera bañada por el semen de mi marido, le entregué todo mi ser y cuando me poseyó por el ano, a pesar del grosor de su verga, lo hizo tan cuidadosamente que seguí entregándome a él de esa forma que aprendí a disfrutar, al grado de llegar a pedirle varias veces que me cogiera por mi ano.

Algo se me hizo raro en nuestro matrimonio y eso era que cuando salíamos los dos solos de viaje casi no hacíamos el amor, a menos que yo me pasara buen tiempo para lograr que se le parara la verga a mi marido, el me decía que posiblemente era por lo cansado del viaje o por cambio de horario y mil pretextos mas, así que opté por creerle y dejar que las cosas siguieran igual.

Pero cuando viajábamos con mi suegra a donde fuera, no había pretexto alguno, las cogidas eran diarias y muy placenteras, manteniéndonos felices y unidos. No notaba nada anormal en eso y lo atribuía a que como siempre en toda su vida, había estado muy unido a su madre, la inquietud de dejarla sola lo preocupaba.

Yo en lo personal prefería que mi suegra nos acompañara siempre pues mi vida sexual se lo agradecía, Fernando tenia la costumbre siempre de platicar a solas con su madre antes de irse a la cama, llegando con ganas intensas de cogerme en mil formas conocidas y experimentadas. Mi suegra nos ofreció quedarnos a vivir con ella, pues decía que la casa era tan grande para ella sola, además ella y yo nos llevábamos muy bien, yo respetaba su lugar y ella el mío, y como lo de ama de casa no se me daba, entré a trabajar en la empresa familiar, claro que con todas las concesiones del mundo pues mi marido es el dueño.

Cuando mi suegra tenia que salir a algún viaje sola pasaba lo mismo que cuando viajábamos sin ella, Fernando se alejaba de mi y casi no podía cogerme, me costaba mucho trabajo excitarlo, y le decía que no se preocupara por su mamá, que ella estaría bien, pero nada, casi no cogíamos esos días, hasta que mamá llegaba a casa.

Hasta que me di cuenta de la situación, y me sentí defraudada y engañada por los dos, sucede que todas las noches Fernando me llevaba un vaso de leche tibia para que me relajara mientras él tenia su plática diaria con su madre antes de dormir, yo me tomaba la leche casi toda o por lo menos medio vaso, y en verdad me relajaba bastante y me quitaba las tensiones del día en lo que esperaba a Fernando para disfrutar de su deliciosa verga.

 

Pero el relato ya se hizo muy largo y vamos a dejar lo siguiente para otra parte, espero sea de su interés, y me hagan saber con sus comentarios y mensajes, si desean conocer mas de mi vida. con agradecimiento Lidia.

Si te interesa comunícamelo.

enrykarmand@yahoo.com.mx