A veces, los sueños de una chica-t se cumplen.
Recuerdo de mi primer novio... y, sí, mi primera menstruación.
Al aceptar aquel trabajo de doméstica, hallé mi verdadera vocación.
Probable caso de secuestro, privación ilegal de libertad y violación...
Sólo tenía curiosidad, pero la fiesta de disfraces se salió de mi control.
Un esbozo de mi larga vida marital con mi cuñado.
Mientras esperábamos en la sala, recordé aquella primera vez con él, y luego otras tantas, incluida aquella en que mamá nos pescó en mi cama y, tras sacarlo a patadas y darme a mí una tunda, acabó resignándose a que no había más que hacer: yo era así y no iba a cambiar nunca.