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Una nueva amiga en el grupo (II: las hermanas)

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Una nueva amiga en el grupo (II: De perdidos al río)

Hacia mucho frío en la calle, y pese a que yo todavía tenia el culo caliente, los nervios de ver mi fantasía cumpliéndose me hacían temblar de la emoción. Mire a Belén, mi hermana, andando junto a mí con paso firme. Estaba guapísima, toda maquillada moviendo su culo redondo y respingón dentro de un pantalón vaquero que la sentaba de muerte y un plumas amarillo chillón abultado que solo llegaba hasta su ombligo. Ella me devolvió la mirada al llegar a la esquina del videoclub.

- ¿Estas seguro de que quieres entrar?

Cerré la cazadora larga vaquera que ella me había puesto para ver si así dejaba de temblar.

- No... no lo sé...

La dije. Ella me cogió del brazo y me llevó hasta un escapare donde nos reflejábamos los dos.

- ¿Qué ves?

En el reflejo veía a mi hermana guapísima, y a su lado estaba yo. Tenia una figura tan femenina que todavía no me lo podía creer. El sujetador con relleno que ella me había puesto me hacia unas tetas perfectas y redondas y la peluca larga y negra no se notaba nada que estaba sujeta a mi pelo con imperdibles. El piercing de la nariz me daba un toque hipersensual. Era el clímax de mi fantasía fetichista.

- Pues...

dije buscando las palabras. Ella se acerco a mi oído y susurró.

- Hermanito, jamás pensé que te diría esto... pero estas buenísima.

Tiró de mi brazo con fuerza y doblamos la esquina. Me costaba seguir el paso decidido de mi hermana porque las botas que ella me había dejado tenían una plataforma muy grande y a veces me tropezaba con ellas, sobre todo al bajar los bordillos. Mi hermana me cogió de la mano y cruzamos la calle. Comencé a oír unos silbidos y unas risas desde la parada de autobús. Instintivamente miré y reconocí a mis amigos. ¡Nos estaban silbando a nosotros!. Giré la cara muy deprisa. Solo me faltaba que me vieran así vestido. Llegamos a la puerta de la disco y compramos la entrada con una copa. Yo solo estaba pendiente de comprobar que por allí no había nadie conocido.

Entramos y la música me golpeó los tímpanos. Hacía siglos que no entraba en una discoteca. Mi hermana me volvió a coger del brazo y fuimos hasta donde estaba Sonia y Nuria, sus amigas, que bailaban con sendas copas en la mano. Las dos me miraron y comenzaron a reírse. Yo me puse rojo.

- Joder con las hermanitas...

Dijo Sonia. Después se acerco a mi y me ofreció su copa, que cogí con ansia pues me estaba muriendo de calor. Mi hermana se quitó su plumas amarillo y lo dejó cerca de un altavoz.

- ¿No tienes calor?

Me pregunto Nuria. Sonia se acerco y comenzó a quitarme el abrigo y el bolso pequeño blanco. Se lo dio a mi hermana y las tres se quedaron mirándome.

- Ahora a bailar...

Ellas se miraron al oír una canción que yo desconocía y comenzaron a cantarla a gritos. Parecían tres niñatas, pero sentirme parte de aquello me hizo sudar de nuevo de excitación. Yo miraba para todos lados nervioso. Mi hermana volvió con una copa que me bebí casi de un tirón.

- Tranqui, tío... que la noche es muy larga... y te quiero presentar a alguien.

¿Presentar?... mi hermana me daba miedo. Se lo estaba pasando en grande y no sabía hasta donde quería llegar. Sonia me tocó el culo al pasar a mi lado.

- ¿Como te sientes, guapa?

Se rió. Al cabo de una hora bailando y tomando copas como loco ya estaba bastante borracho y desinhibido, como ellas. Había empezado a disfrutar. Mi hermana me dio un golpe en por espalda cuando saltaba agarrado del brazo de Sonia.

- Este es Jorge, mi novio. Esta es Yolanda... mi… mi primita.

Jorge era como el típico tío de discotecas, alto, cachas y el pelo muy corto con una camisa marcando músculo. Me quede bastante cortado cuando me plantó dos besos. Era la primera vez que un tío me lo hacía.

- Y este es Marcos, un amigo.

Marcos era casi un clon de Jorge, aunque con unos ojos verdes muy bonitos. Marcos sonrió y otra vez sentí como un tío me daba dos besos. Mi hermana termino de beberse lo que la quedaba en la copa mirándome con malicia.

- Mi prima está muy afónica y no puede hablar, pero ahí donde la veis no tiene novio...

Y me guiño un ojo. Comencé a sudar. En mi fantasía nunca aparecían hombres...

Después de tres copas más yo estaba bastante mareado, así que acompañe a mi hermana y a Sonia al baño de tías para mear. Instintivamente fui a sacarme la polla pero mi hermana me cogió del brazo.

- Hermanito... ahora eres una tía. Tienes que mear como nosotras...

Entre en la baño y me senté en la taza sacando mi polla un poco mas flácida que antes recordando los besos de aquellos dos tíos. Me guarde la polla dentro del pantalón disimulándola lo mejor que pude y me arreglé el top azul delante del espejo junto a otras tías que no reparaban en mí. Me veía cañon en el espejo, pero aún así estaba muerto de miedo, seguro que alguien me descubriría. Al salir del baño no encontré ni mi hermana ni a Sonia, y decidí pedirme otra copa para nivelar mi estado de excitación. De camino a la barra Marcos se cruzó delante.

- Piba... es... estas muy buena...

Iba bastante borracho y antes de que yo abriera la boca me cogió de improviso metiéndome la lengua hasta la garganta. En un primer momento intenté quitármelo de en medio, pero no se si por la borrachera que yo llevaba o por haberme vuelto completamente loco, le cogí de la nuca y le apreté hacia mi. Decididamente estaba perdiendo el norte.

Estuvimos como cinco minutos dándonos un beso desgarrador. Yo baje mi mano y le toque el paquete detrás de ese pantalón vaquero que llevaba. Estaba a reventar. Entonces vi a mi hermana señalándome desde el otro lado de la barra junto a Sonia y Nuria partidas de la risa. Mi hermana me guiñó un ojo y me lanzó un beso.

Yo ya estaba demasiado caliente como para pensarme las cosas, así que deje que Marcos me llevara hasta el baño de los tíos. Sentí como todos me miraban, pero Marcos entró en una cabina y continuó tocándome el culo y las tetas. Intentó meterme la mano para tocarme lo que él pensaba era mi coño pero por suerte se lo impedí justo en el último momento. Para que no siguiera, comencé a desabrocharle los pantalones y me sorprendí a mi mismo bajándole los calzones sin dejar de mirarle a los ojos. Su polla estaba durísima y un poco ladeada, y un hilillo de semen comenzaba a salir de la punta. Sentí como sus manos me cogían de la cabeza y me llevaban hasta su polla. Abrí la boca y cerré los ojos. Entro hasta el fondo de un golpe. La notaba caliente y dura y mi lengua intentó hacerse sitio dentro del poco espacio que tenia en la boca. La saqué un poco y comencé a chupar todo lo largo que podía. Estaba excitadísimo. Mis fantasías solo se habían centrado en vestirme con la ropa de mi hermana en plan fetichista, no en chupar pollas en un baño de discoteca, pero recibí ese nuevo placer con determinación. Estaba desbocado. Le rebané toda la polla una y otra vez mientras notaba que él cerraba más los ojos, lo cual quería decir que no lo hacía tan mal. Recordé la última peli porno que había visto y decidí seguir con el guión. Le cogí la polla con mis manos mientras succionaba su fresón y comencé a pajearle muy rápido a la vez con mis manos y mis labios llenos de carmín rojo.

- Me corro... me corroo....

Oí que decía el mientras con su brazo me apartaba. Ese momento ya me lo esperaba con ansia, así que recordando el vaso que me había bebido el día anterior, hice fuerza y seguí chupando.

Su leche me llenó la garganta hasta que ya no pude tragar más y saqué su polla de mi boca. La leche entonces me manchó los ojos y parte de mi mejilla derecha. Yo tragué todo aquello y me limpié la cara con la mano sin pensar lo que hacía.

- Joder, tía, que pasada...

Me dijo él sentado en la taza cuando yo me acerque a su polla para dejarla bien limpia con mi lengua. Sentía una satisfacción dentro de mí que crecía sin limites y no podía parar. Pensé en mi hermana y después en todo lo que me estaba pasando y decidí que me dejaría llevar hasta donde mis fantasías dijeran basta, porque de momento estaba disfrutando mas que en toda mi vida.

Marcos se levantó y se encendió un cigarro después de ofrecerme uno. Salimos por separado del baño.

- Tía, me piro a una fiesta, mañana hablamos...

Marcos se fue rápidamente y le perdí de vista. Así éramos los tíos. Después de una punzada de ingratitud, llegué al grupo de mi hermana. Ella estaba dándose el palo con su novio. Terminé el cigarro esperando que ella acabara pero mi polla iba a reventar, así que le dije que me iba a casa. Necesitaba pajearme hasta el infinito después de aquello.

- No... espera, herm...Yolanda... vamos los tres juntos.

Sonia hecho el humo y dijo que se venia también, así aprovechaba para coger un compact de mi hermana. Salimos a la calle con un subidón tremendo, mi hermana y su novio cantaban a voz en grito y yo andaba con Sonia por detrás recordando la polla de Marcos y dejando que el sonido de mis tacones contra la calle me excitara más y más. Estaba como en una nube de placer continua.

- ¿De verdad te excita todo esto?

Sonia estaba flipando conmigo. ¿Que si me excitaba?. Sentí que había sido un cobarde por no haberlo hecho muchísimo antes… aquello era lo mas excitante que me había pasado nunca. Un estremecimiento de felicidad me erizó la espalda y me abroché la cazadora de mi hermana sonriendo a Sonia como un idiota.

Al llegar a casa mi hermana se fue directamente a su habitación con Ángel y yo me quede con Sonia intentando explicarla como me sentía. Tras unos segundos Sonia comenzó a reírse.

- Y yo que creía que te estábamos humillando... jajaja...

Se acerco a mí y me besó. Yo me quede parado, pero ella me buscó la entrepierna y sacó mi polla completamente caliente. Comenzó a pajearme poco a poco, mientras yo cerraba los ojos. Oía a mi hermana gritar de placer en el otro cuarto y aquello me ponía aun más caliente. Sonia se acerco un poco más.

- ¿Y qué quieres que te haga, Yolanda?

Sonia estaba también bastante caliente, y comenzó a besarme. De momento yo solo podía pensar en una cosa, y quería que se hiciera real en ese momento... así que de nuevo mi cuerpo obró por su cuenta y me puse a cuatro patas bajándome el pantalón. Sonia se quedo parada un segundo y salió corriendo. Al segundo volvió con una zanahoria no muy grande y un bote de gel de baño. Me untó el culo y poco a poco fue introduciendo la zanahoria... yo me estaba volviendo loco de placer.

- Joder... si... es increíble...

Mire el reflejo que dábamos en la televisión y me vi como una estrella del porno a cuatro patas en el butacón. Me corrí de inmediato.

- Gra... gracias, Sonia...

Articulé con dificultad. En la puerta estaba mi hermana sonriendo. Sonia se levanto deprisa, con la cara muerta de vergüenza.

- Bueno, chicos, hasta mañana...

Me miró y me sonrió.

- Hasta luego, Yolanda...

Yo me puse colorado. Mi hermana me dio un beso en la mejilla y me mandó dormir a mi cuarto apabullado por tantas sensaciones nuevas.

 

Cap 2. Fetichismo y más, mucho más.

 

A la mañana siguiente abrí los ojos a eso de la una y media de la tarde. Mi culo me dolía un poco y al recordar lo que había hecho el día anterior de mareé de la vergüenza. Me había comportado como si estuviera hipnotizado... pero sin estarlo. Mi hermana entró en el cuarto.

- Levanta... levanta hermanito...

Ella se sentó en la cama. Se había arreglado para salir, con un pantalón elástico azul y una camisa muy ceñida del mismo azulón con algo escrito en la espalda como con letras de fuego amarillas. Me fije en sus uñas largas pintadas de negro.

- ¿Como te sientes?

Yo me levanté nervioso.

- No... no lo sé...

- Pues si no lo sabes tú...

Me volví a sentar al lado de mi hermana.

- No se que me esta pasando... yo... yo nunca pensé...

- Mira, lo hecho hecho esta... además, creo que disfrutaste mogollón ayer, ¿verdad?... Marcos le ha dicho a mi novio que... bueno, hermanito, creo que ayer hiciste muchos descubrimientos…

Yo me puse rojo otra vez, pero mi pene volvió a ponerse duro al recordar la polla de Marcos.

- Joder... ¿que voy a hacer ahora?

- ¿Ahora?

Mi hermana se levanto y me cogió de la mano.

- Pues una de dos, o sigues siendo un reprimido fetichista o te dejas llevar... puedes llevar una doble vida...

Ella se rió.

Perdona... es que no me creo que estemos hablando de esto... mira, yo si quieres te ayudo, y Sonia y Nuria dicen que les parece muy divertido y que no se lo dirán a nadie.

¿Doble vida?... me puse nervioso de la excitación.

- ¿Y… y como lo hago?

Mi hermana se encendió un cigarro y soltó el humo pensativa.

- Mira, si lo haces bien Papa y Mama no sospecharan nada de nada, y tus colegas... pues tú veras, ¿por que no te los ligas a todos?

- Belén, por favor...

- Perdona, perdona, es que esto es súper fuerte. La pregunta es si quieres ser una tía para siempre.

Oír aquello me dio una punzada excitante.

- ¿Para siempre?

- Pues si... la gente como tu se opera, se pone pechos...

¿De que estaba hablando mi hermana?. Una cosa es que fuera un fetichista de su ropa y otra muy diferente que... mi polla se puso como una autentica piedra. Mi hermana se rió de forma maliciosa.

- A lo mejor es lo que realmente quieres... ¿no crees?. Yo te vi magnífica ayer…

Me dijo señalando mi paquete a punto de reventar.

- No...

- Pues si quieres ser un reprimido yo en eso no te ayudo...

- Joder... no se que hacer...

Mi hermana se levantó y tiró la ceniza por la ventana.

- ¿Quieres que te diga lo que yo haría?

- Dime

Dije con miedo.

- Pues veras, tu sigues siendo mi hermanito de lunes a jueves, o los días que quieras... cuando tu lado femenino se apodere de ti, y por lo que adivino va a ser continuamente... me lo dices y sales con nosotras como una amiga más...

- No lo sé...

- Mira, hoy es Domingo pero mañana es fiesta, y hay una sesión de Dj's cerca, en un polígono. Se que después de lo ayer te va a encantar... y además, Marcos va a ir.

¿Otra vez de marcha con mi hermana?... la verdad es que pese a estar recién levantado no había otra cosa que me apeteciera más.

- Vale.

Dije.

- Pero pasa una cosa.

Mi hermana volvió a tirar la ceniza por la ventana.

- Mi ropa es mi ropa. Como esto se va a convertir en una costumbre tendrás que tener la tuya propia... y así la puedes elegir... ¿Quieres que nos vayamos de compras?

Mire a mi hermana. Me sonreía. Se lo estaba pasando de muerte, pensé. ¿Mi ropa?... ¿Por que no?, ya que mi secreto había sido descubierto no hacia falta que la robara mas ropa, e ir de compras con mi propia hermana era algo que reconozco a veces había pensado mientras me pajeaba en el baño.

- Vámonos.

La dije poniéndome mi pantalón vaquero.

- No, hermanita, nos vamos de tiendas como hacen la chicas.

Desapareció y volvió con unos pantalones vaqueros sin bolsillos elásticos, una camisa blanca y un jersey negro muy pequeño.

- Ponte la peluca, unas zapatillas y el sujetador... como ayer, que estabas muy guapa.

Me metí en el baño y me hice una paja tremenda para que mi polla se hiciera mas pequeña. Me vestí y me mire al espejo. Aquello era más de lo que había deseado nunca. Mis pechos se oprimían contra el jersey. Mire el maquillaje de mi hermana y sin poder evitarlo me puse un poco de azul en los párpados. Salí sonriendo pero muy nervioso.

Mi hermana me miro de arriba abajo y también sonrió quitándome algo de maquillaje azul.

Tienes que ponerte menos… , joder, esto es superfuerte, no se si me voy a acostumbrar alguna vez a verte así… y yo que te quería dar un escarmiento… parece que hemos abierto la cajita de los secretos…

Terminó de arreglarme la peluca y se puso ella sus zapatillas.

- Bueno, ya estas lista, Vámonos. Por cierto, lleva tu el bolso que no quiero llevarlo yo hoy.

Metió el tabaco, una barra de carmín rojo y el movil en el bolso. Me lo dio, metí mi cartera y salimos a la calle.

Salir de noche era una cosa, pero de día daba mucho más miedo. Me pasé las primeras cinco manzanas andando mirando a todo el mundo. Me creía el centro del mundo, y cuando alguien me miraba desviaba la mirada rápidamente.

La primera parada fue comprarme un sujetador con relleno propio, porque mi hermana decía que se lo iba a dar de si. Después fuimos a unos grandes almacenes que abrían en Domingo a comprarme un par de pantalones elásticos como los de ella. Una vez elegidos dos, uno negro y otro blanco, me probé una camisa exacta a la que llevaba mi hermana, un cinturón de hebillas grandes plateadas que era la moda de aquella época y por ultimo unas botas marrones con mucha plataforma que eran una delicia. ¿Delicia?... ya empezaba a hablar como una tía. Saque del bolso la cartera para pagar cuando vi una falda de licra verde muy ceñida y abierta por un lado. La noche anterior en la disco se la vi a una tía en el baño y la quedaba de muerte.

- ¿Te gusta esa falda, cariño?... tienes razón, con las botas quedaría hiperchula. Y así me la puedes dejar... ¡Joder!, como mola tener una hermanita.

Yo me quede callado. No quería hablar delante de nadie porque aunque mi apariencia externa fuera de una tía de discoteca, por dentro mi garganta era muy masculina. Ella miro la talla, la cogió y la puso con el resto. Pagamos y fuimos a comer a un Burguer.

- Dame un cigarrito, anda.

Abrí el bolso y cogí el paquete. Le di uno y me encendí yo otro.

- ¿Y ahora fumas también?... joder, hermanito, eres un pozo de sorpresas…

Fumar era lo único que conseguía relajarme un poco de tanta calentura. Estaba excitadísimo por llegar a casa y ponerme todo lo que me había comprado.

En cuanto llegamos tiramos las bolsas en el cuarto de Belén. Estaba como hipnotizado de nuevo. Me quite el pantalón y lo primero que hice fue ponerme la falda verde. Me quedaba suficientemente justa como para moldear mis caderas. Mi hermana soltó una carcajada.

- Ahora ponte las botas, anda, a ver como te queda.

La plataforma de las botas hasta casi la rodilla me subió el culo un palmo. Di una vuelta para verme mejor en el espejo. Joder, parecía una piba de esas de música disco que se subían a los altavoces. Mis piernas sin pelo se veían fantásticamente largas. Mi hermana se sentó a admirarme negando con la cabeza.

- Si es que era un pecado que con ese cuerpazo no fueras tía...

La sonó el móvil y me hizo un gesto con la mano para que no hablara. Salió de cuarto mientras la oía…

- Si... de acuerdo. Oye, mi prima quiere ir también... todavía no puede hablar pero... ah, vale, entonces quedamos a las diez abajo.

¿Marcos?. La polla se me puso dura, pese a estar bien sujeta dentro de unas braguitas que la apretaban hacia dentro. Mi hermana colgó cuando entraba al cuarto.

- Cojonudo. Te he conseguido una cita. Ángel y Marcos vienen a recogernos. A las diez tenemos que estar listas en la puerta.

Mi hermana se dio la vuelta y conectó su ordenador.

- Voy a decírselo a Sonia y a Nuria por el messenger.

- Belén... gracias por todo...

Belén me sonrió.

- No... hermanito... o hermanita, gracias a ti, me lo estoy pasando en grande... es tan raro verte así...

Yo volví a mirarme al espejo. Estaba alucinando. En solo tres días había pasado de ser un reprimido enfermo de ropa femenina de discoteca a una tía indecente. Me subí la falda y encendí un cigarro. Mi hermana se levanto y volvió con un paquete cerrado.

- Te he comprado una sorpresita esta mañana. Ahora que eres una chica tan mona tendrás que... bueno, ábrelo tu mismo, que me ha costado una pasta. Eso es por dejarme a partir de ahora toda tu ropita nueva, ¿vale?

Yo cogí el paquete rectangular. Lo abrí poco a poco. No se que podía ser, pero siendo un regalo de una chica para una chica me excite.

- Tu estas loca, tía.

La dije con un consolador anaranjado en la mano.

- Es para que... bueno, disfrutes de tu lado femenino...

Yo lo cogí. No era muy pesado. Dentro de la caja había otro un poco más grande y un tubo de vaselina extralubricante.

- Me ha dado una vergüenza que te cagas al comprarlo... sobre todo porque era dos por uno... los he comprado tamaño medio, no sabia si el grande seria demasiado.

Yo mire aquellas vergas de látex y pensé como aquello podía caber dentro de un culo. Mi hermana puso algo de música disco y comenzó a tocarme por detrás de la falda.

- ¿Quieres probarlo ahora?

Eso no era justo. Mi hermana había comprendido que jamás podría decir que no. Cerré los ojos y dejé que mi hermana me pusiera caliente.

- Estas cañón, Yolanda... pareces una actriz porno...

Note que me metía la mano por debajo de la falda y me untaba la vaselina. Me apoye en la mesa del ordenador y le mostré mi culo.

- Así me gusta... eres como una puta... tan caliente...

Su voz me embriagaba. Tras un segundo ella comenzó a introducir la punta. Me dolía muchísimo, pero la excitación no me bajaba. Tras varios intentos el falo entró hasta dentro. Yo gemía como una loca.

- Hasta el fondo... joder... más... más... sí...

Culeé varias veces. Cuando abrí los ojos miré el espejo que tenía detrás. Mi culo estaba completamente abierto recibiendo aquella polla, mi hermana estaba moviéndolo en círculos y las botas marrones me llegaban hasta justo las rodillas... me sentía como una puta... era una puta de discoteca. De repente miré a mi hermana. Se había bajado los pantalones y se estaba metiendo el otro por su coño. Nunca había visto a mi hermana desnuda, y verla metiendose eso hasta el fondo me llevo al infinito.

Culeé con fuerza. Cuando me iba a correr dije algo que me sorprendió a mi mismo.

- El vaso... dame ese vaso...

Mi hermana me acercó el vaso y se sentó en la cama jugando con su coño. Yo estaba a puntito. Como pude puse el vaso delante de mi polla y solté varios chorros grandísimos de lefa dentro. Mientras seguía corriéndome al notar la polla de látex dentro de mi comencé a beber mi propia leche, saboreándolo como las pelis porno...

- Joder, eres una pedazo de guarra, hermanito...

me dijo ella después de correrse. Terminé en otra corrida bestial que me hizo temblar. Me quite el consolador del culo y me deje caer de rodillas. Estaba exhausto.

- ¿Y tu?... tu también eres una guarrilla...

- Tal para cual...

Me dijo ella sonriendo.

Ahora vete preparando, que nuestros novios nos recogen a las diez.

Mi hermana se levantó y se fue a dar una ducha, mientras yo me quede sentando en el suelo rodeado de toda aquella ropa de discoteca, perdiendo aún algo de flujo y feliz de estar disfrutando de algo reservado solo para ellas. Algo que Marcos me daría seguro esa noche.

 

Espero que disfrutéis de este relato transexual, fetichista y seguro que encontramos algo más. Cualquier comentario a esclavoparasiempre@hotmail.com