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Sumisa de diseño

en Dominación

¿ Por qué no te relajas y simplemente disfrutas ? ¿ Por qué siempre cuestionas lo que digo? ¿ Acaso no puedes asumir tu condición e interpretar fielmente el papel que tú misma has elegido?

Ella está sentada sobre la mesa. Por ropa sólo lleva unas braguitas blancas de algodón. Mantiene las piernas bien separadas tal y como le he ordenado. Mi mano se pierde dentro de la suave tela que la tapa, acariciándola mientras la hablo...

No eres capaz de entregarte totalmente y no quieres explicarme porqué...

Mi dedo índice acaricia su clítoris en círculos, mientras mi pulgar roza de vez en cuando su pubis suave y depilado...

¿Miedo? ¿Desconfianza? ¿ Vergüenza ? ¿ Orgullo ? Si tuviese que elegir, pensaría que es orgullo. Te cuesta bajar la mirada y aún más la cabeza. Cuando te pones de rodillas o a cuatro patas, frunces el ceño...y aún ahora veo tu mirada de odio y rabia a pesar de que tienes la cabeza inclinada.

No puede hablar, no puede mirarme. Cumple la orden pero lo hace de mala gana. No quiero que diga nada. No quiero otra discusión. Esta vez me toca hablar solo a mi...

Si tan mal llevas esto...¿ Por que demonios te metiste en ello ? Si no te hubiese prohibido hablar ya estarías protestando. Reconozco que a veces me parece divertido, me da una excusa para castigarte, y la verdad me da más placer castigarte por una falta que cuando lo hago por el propio placer. Pero todo cansa... y tú me ya me estás cansando.

Mi dedo resbala hasta su entrada. Tiene el coño completamente húmedo y no tengo dificultad en introducirle un par de dedos.

Disfrutas, lo se. Cada vez que te toco te encuentro mojada. Entonces...¿ por qué no te olvidas de todo, por qué no apartas ese maldito orgullo y te permites a ti misma el placer de ser completamente mía ?

Saco la mano de dentro de sus bragas. La cojo por el brazo y la obligo a bajar de la mesa. Le doy la vuelta y hago que se incline contra la mesa, dejando su precioso trasero ante mi. Empiezo a deslizar las braguitas por su caderas para dejarlas un poco más debajo de sus glúteos y mientras lo hago veo como cierra los puños con fuerza...

¿ Lo ves ? Algo tan simple como bajarte las bragas y ya estás tensa. Se que te encantaría protestar por ello, después de todo creo que no recuerdo nada ante lo cual no lo haga. Pero no se te ocurra abrir la boca, o me encargaré de que el castigo por ello no te resulte en absoluto agradable.

Comienzo a acariciar sus nalgas, a pellizcarlas y a magrearlas a conciencia, quiero ponérselas bien calientes. De vez en cuando se la aprieto muy fuerte y ella emite un pequeño quejido, pero sigue sin decir nada.

Me gustas así, en silencio y dejándote hacer. Pero se que dentro de ti hay una lucha interior. ¿ Por qué no abres los puños ? ¿ Por qué no relajas las nalgas y la espalda ? Seguro que estás más cómoda.

Me ensalivo un dedo y lo llevo hasta la entrada de su ano, lo acaricio en círculos y hago presión en él aunque sin intentar a penetrarlo. Sólo quiero, de momento, que me sienta ahí.

Se supone que eres mía. Que tu cuerpo me pertenece. Y no siento que sea así. Si lo fuese no encontraría ninguna resistencia en él. Mira tu ano, seguro que si intento meter el dedo no sólo no interarás relajarlo para mi, sino que estoy seguro de que contraerás las nalgas para dificultarme el hacerlo.

Lo hago, intento introducirlo en su cuerpo y ocurre tal y como he dicho. Ella se cierra. Pero no me doy por vencido. Tras unos segundos ella cree que ya ha ganado y deja que su cuerpo se confíe, momento que aprovecho para metérselo de una sola vez. Noto que su músculo se cierra con fuerza contra mi dedo, pero ya es tarde, lo tiene en su interior.

Pero ya empiezo a conocerte. ¿ Ves ? Sólo hay que pillarte con la guardia baja. Aunque estoy seguro de que ambos disfrutaríamos más si te dejases llevar por mi.

Comienzo a mover mi dedo dentro de ella, lo saco y lo meto haciendo a la vez semicírculos para abrirla un poco...

Lo que más odio es que si no te doy estas cosas, eres tú la que vienes a pedírmelas y por supuesto, enfadada porque no te las doy... Las cosas no son así. Quieres que las cosas cuando y como tu quieres. Quieres ser Ama de Amo y sumisa a la vez. No puede ser.

Introduzco el segundo dedo a traición y comienzo a mover ambos con fuerza...

Yo mando y tu obedeces. Sin peros ni discusiones. Y eso es lo que no te da la gana entender. ¿ O acaso lo haces para picarme? Porque se que eso también te gusta. Es que no puedes dejar de retorcer las cosas.

Saco los dedos y tras unos segundos los sustituyo por un plug mediano. Lo dejo allí colocado. Me siento en la cama y le ordeno venir hacia mi a cuatro patas. Su cara está roja. Creo adivinar que la causa es una mezcla de placer e indignación. Se que el motivo de que aún siga cumpliendo la orden de silencio es por orgullo y no por un deseo real de obedecer.

No tienes remedio ¿ Verdad ? Siempre vas a ser así. Te gusta que te sometan y al mismo tiempo tener el control...

Hago que me baje la cremallera del pantalón y que se meta mi polla en la boca. Quiero que me la coma mientras hablo.

Todo en ti son contradicciones. Deseas la disciplina y pones el grito en el cielo cuando se te aplica. Bueno, pues toda paciencia tiene un límite y el mío lo tienes ante tus narices. Esta es la última mamada que me haces...

Se detiene. Sus ojos me miran directamente denotando sorpresa. Su boca se abre ligeramente...

¿Acaso crees que esta situación se mantendría eternamente? Yo quiero una esclava y tú no lo eres. Sólo quieres jugar a serlo...¡ y joder, sigue comiéndome la polla que yo no he dicho que pares...!

Duda un segundo, y vuelvo a sentir el calor de las caricias de su lengua en su miembro...

Se que te gusta ser sometida, pero sólo cuando tu quieres. Eso no es lo que busco. Y yo no soy lo que buscas. Deberías buscar a alguien como tú, alguien que quiera " Jugar un rato". Si esto es todo lo que tienes para ofrecerme, en cuando hagas que me corra puedes recoger tu ropa y salir por la puerta.

El ritmo de lo que hace ha bajado, lo cual me hace creer que está dándole vueltas a lo que le estoy diciendo. Me sorprendo de que aún siga ahí. Tal y como es, lo normal es que se hubiese marchado ya entre insultos.

La dejo concentrarse en sus pensamientos y en mi verga. No vuelvo a decir nada. Me corro en su boca y ella se lo traga, como siempre ha hecho.

Cuando acaba, se me queda mirando. Está esperando que yo haga o diga algo. Pero permanezco en silencio. Su expresión a cambiado. Sus ojos ya no muestran ira, diría que casi muestran tristeza. Está pensativa. Pero me es imposible adivinar que es lo que pasa por su cabeza.

Yo he dicho lo que tenía que decir, pero....¿ Deseo que se marche ? No. Eso lo tengo muy claro. Pero no me voy a echar atrás.

Ella se levanta y se recoloca las bragas. Se va a ir. Bien, en el fondo es lo que ambos hemos buscado.

Por una vez permito que ella permanezca más alta que yo. De todas formas, hemos terminado...

Me recuesto sobre la cama para abrocharme los pantalones y cuando vuelvo a incorporarme...

Sus bragas vuelven a deslizarse por su cadera quedándose donde yo las había puesto, se arrodilla entre mis piernas y apoya su cara contra mi entrepierna...

Perdóname...

Su voz es un leve susurro que hace que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo. ¿ Lo dice en serio ? ¿ De verdad va a dejar que otra persona gobierne su barco? No acabo de creérmelo. Pero por ver ese momento en que su cuerpo espera derrotado entre mis piernas, volvería a soportar todos los malos ratos pasados...

Pongo mi mano sobre su cabeza, aplastando su cara contra mi entrepierna...

Su caída desde el orgullo ( aunque no dure )es una dulce victoria para mi...

 

 

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