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Polvos mágicos

en Hetero: Primera vez

Cuando de pequeños, vuestros padres os contaban aquellos cuentos para dormiros, se saltaban siempre lo mejor...

¿Acaso creéis que todos esos príncipes y princesas acababan comiendo sólo perdices? ¡Creedme! Se comían mucho más que eso...

¿Realmente pensáis que cuando el príncipe besó a la Bella Durmiente para despertarla la cosa quedó ahí? Os aseguro que nuestra princesita cuando llegó a su palacio con papi rey y mami reina ya no era virgen...

Y ahí tenemos a Blancanieves... Es evidente que vuestros mayores no iban a pervertir vuestra tierna inocencia contándoos lo que ella hacía con los siete enanitos ( Tenía uno para cada día de la semana) cuando estos volvían de la mina...

La mejor de todas fue la cenicienta.... ¿En serio os creísteis eso de que el príncipe la eligió porque la valía el zapatito de cristal? Lo que ocurrió en realidad, es lo mismo que ocurre hoy en día, tanto en el mundo real como en el mundo de lo mágico... Como vulgarmente se suele decir "entró por la puerta de atrás". Se lo hizo con el príncipe y luego amenazó con contarlo, así que él se inventó la pantomima del zapato para tener una excusa con la que casarse con ella sin que hubiese un escándalo...

Resumiendo, siento tener que desengañaros, pero los cuentos de niños nunca fueron realmente para niños, sino que vuestros padres tuvieron que adaptarlos para tener algo con lo que entreteneros sin encender eso que llamáis televisión.

Así que ahora que sois ya mayorcitos, os contaré una historia de uno de los príncipes y una de las princesas de nuestro mundo sin ninguna clase de censura...

La razón de que nunca hayáis oído cuento alguno sobre esta pareja es que nunca fueron populares. Su vida pública era discreta, no sucedió ninguna desgracia en sus vidas, no se enfrentaron ni a brujas ni a dragones, no tenían hada madrina, ni habían sufrido ningún encantamiento que debiera ser roto.... Vamos, que no aparecían en nuestras "revistas del corazón mágico" y por lo tanto no os llegaron a vosotros en forma de cuento...

Pero aunque nadie lo supiera la princesa Clay y el príncipe Arcade tenían un poderoso secreto...

 

 

Todo comenzó tras la victoria del reino que gobernaba el padre del príncipe Arcade sobre una de las ciudades habitadas por gnomos. La más grande. Sede de su industria y de sus mágicos inventos...

Cuando el príncipe y sus tropas registraron las cabañas y los talleres de las ciudad en busca de valiosos botines, éste encontró, ocultas en una bodega, dos extrañas bolas de cristal. Eran completamente redondas, sin muescas ni malformaciones. Eran totalmente transparente, excepto por una veta que cruzaba de polo a polo cada una de las bolas, en una la veta era de color rojo y en la otra, de color azul.

No parecían tener un gran valor, excepto por su hermosura, y cuando se interrogó a los prisioneros gnomos por ellas, ninguno supo (o quiso) decir para que servían.

Aún así, y como no parecían peligrosas, el príncipe Arcade decidió quedárselas...

Pocos meses más tarde llegó a palacio una comitiva real de un reino lejano, aunque aliado de su padre, la cual encabezaba el Rey Helcomer que se hacía acompañar por su hija la princesa Clay.

Como suele pasar en todas las historias de amor de nuestro mundo, Arcade y Clay se enamoraron a primera vista y durante el tiempo que duró la visita de ella y su padre al reino de Arcade, éste y ella pasaron cada momento que pudieron juntos...

Pasearon a caballo por el campo, fueron a nadar, acudieron a combates de justa, regatearon en los mercados comprando cientos de cosas que no les hacía falta... Disfrutaron juntos de todas las actividades que el reino del padre de Arcade ofrecía...

Pero esas no eran las únicas diversiones a las que se entregaban...

La princesa Clay, aunque virgen, no era ninguna mojigata, muy al contrario, hacía las delicias de su amante y él se lo compensaba compartiendo con ella su larga experiencia...

No se besaban, se devoraban. Sus manos recorrían con ansia el cuerpo del otro, y sus lenguas exploraron los lugares más íntimos y placenteros de su pareja...

No querían separarse ni un momento, pero por fin, llegó el día de la despedida...

Aquella noche ninguno de los dos pudo dormir demasiado, y por la mañana, ambos se levantaron temprano para poder pasar todo el tiempo que les quedaba juntos...

Fue aquel día cuando Arcade decidió mostrarle la bolas de cristal a Clay...

Arcade las tenía expuestas sobre la chimenea en unos soportes de madera de roble que había mandado hacer especialmente para ellas. La verdad es que eran bastante grandes, del tamaño aproximado de esos balones que usáis vosotros para eso que llamáis fútbol.

Clay quedó prendada de la belleza y brillo de las bolas, sobre todo de la que tenía la veta roja y pidió permiso a Arcade para cogerla en sus manos.

El príncipe, por supuesto le concedió permiso para ello, e incluso, viendo lo mucho que a ella le gustaba aquel objeto decidió regalárselo...

Además...al tener yo la otra, cada vez que las toquemos, será como si estuviéramos juntos...

Arcade no podía saber, cuan proféticas eran sus palabras...

Poco después del banquete de despedida que hubo en honor de Clay y de su padre, estos pusieron rumbo a su reino...

Clay lloraba, sentada en su carromato mientras abrazaba la bola que le había regalado Arcade. La había envuelto en una piel para protegerla del traqueteo del carro, puesto que era demasiado pesada para cargarla todo el camino de regreso al hogar, pero de momento quería llevarla con ella, mientras aún no estaba demasiado lejos de él...

 

 

Tras dos semanas de agotador viaje, el rey Helcomer y su hija Clay avistaron por fin los muros de su ciudad.

Una comitiva de nobles y adinerados caballeros salió a recibir a la real pareja...

La princesa estaba cansada y sólo quería refugiarse en su alcoba, desembalar la bola de Arcade, ponerla en la repisa de su propia chimenea y tumbarse en su cama para, desde allí poder admirarla mientras se quedaba dormida...

A pesar de su deseo, tuvo que responder ante los festejos que se habían organizado para el regreso de ella y de su padre, así que no fue hasta bien entrada la noche cuando pudo hacer lo que quería...

No tardó en quedarse profundamente dormida mirando aquel objeto y pensando en su amor....

Despertó en mitad de la noche sobresaltada, le había parecido que Arcade la llamaba...

Se dio cuenta de que había una leve luz en la habitación. Las brasas estaban aun encendidas en la chimenea, pero no era de hay de donde venía la luz, sino de encima de esta...

Miró hacia la bola y vio como brillaba débilmente...y dentro de ella la veta roja, se movía en todas direcciones como loca....

De nuevo, volvió a oír la voz de Arcade llamándola, pero esta vez supo que la voz provenía de la bola...

 

 

El príncipe Arcade siempre había sido una persona de temperamento jovial, pero desde que Clay había regresado a su reino, se había vuelto melancólico. Paseaba por el palacio como alma en pena...

Descubrió que la amaba como no había amado nunca a nadie y el deseo por volver a tocar el cuerpo de ella lo consumía. No había noche en que no se masturbara pensando en ella... No podía dejar de pensar en como le besaba, en como le acariciaba el miembro o como se lo metía en la boca. Recordaba el sabor y olor de la suave intimidad de ella y sobre todo, no podía dejar de pensar en que le hacía lo que nunca le hizo...

 

Aquello le resultaba tan desesperante que incluso habló con su padre sobre marchar al reino del rey Helcomer para verla. Pero su padre se negó. Aún estaban en plena conquista de las ciudades de los gnomos y aunque ya había caído la más importante, aún quedaba mucho por hacer y le necesitaba. El amor debía esperar...

Pero, como por arte de magia (nunca mejor dicho en nuestro mundo...), la solución apareció por si sola...

Una tarde lluviosa, Arcade estaba en su alcoba, mirando la bola y pensando en su amada Clay, cuando alguien llamó a la puerta...

El llamante se identificó como un guardia de la prisión en la que se encontraban los gnomos cautivos en la expedición a su gran ciudad...

Una vez concedido permiso al guardia para entrar, este explicó que en dicha prisión se hallaba un gnomo que insistía en hablar con Arcade y había mencionado conocer la utilidad de las bolas de cristal...

Así que el príncipe, devorado por la curiosidad, accedió a ir a recibir al gnomo...

Puesto que Arcade odiaba aquella carcel, hizo llevar al prisionero a sus aposentos...

El gnomo no se anduvo con rodeos... Según vio la bola sobre la repisa de la cornisa, la señaló y le dijo al príncipe...

Su secreto a cambio de mi libertad...

¿ Tan importante piensas que puede ser ese secreto para mi como para que vaya a liberarte?

No está la bola gemela, la de la veta roja...¿La has regalado verdad? A una mujer...

¿Cómo sabes...?

La azul se queda con el hombre, la roja se va con la mujer. Yo las fabriqué. Se como funcionan. La roja fue tratada con polvo de Eros y está lista para ser usada Pero la azul no tuve tiempo para acabarla...

¿ Polvo de Eros? ¿Lista para ser usada...?¿Acabar la azul? ¿Qué quieres decir...? ¿Para que sirven?

El polvo de Eros es lo que hace que las bolas funcionen y puedan transportar las sensaciones y los sentidos de los amantes por distantes que estén...

¿Transportar las sensaciones?

No puedo explicarlo, es más fácil que lo veas... Consígueme algo de polvo de eros en los botines que habéis saqueado de mi ciudad, prométeme la libertad y podrás ver por ti mismo lo que estas bolas de cristal son capaces de hacer....

 

 

Clay pensó que se debía estar volviendo loca...

Se acercó lentamente a la bola y la miró detenidamente, aunque sin atreverse a tocarla...

Otra vez la voz de Arcade la llamaba y no había duda que la voz provenía de aquel objeto luminoso de cristal...

La veta roja temblaba y se retorcía sin seguir ningún orden ni rumbo, pero sin soltarse nunca de los dos polos en el centro de la esfera...

Con cierto miedo, Clay acercó un dedo a la esfera, notó calor, pero no parecía peligroso...

Sólo habían pasado un par de segundos cuando la bola pareció atraer como un potente imán las yemas de los demás dedos de esa mano, hasta pegarlos a si...

Clay sintió miedo...Tiró de la mano, pero no podía soltar los dedos. La bola se había vuelto tremendamente pesada y no se movía.

Cuando la princesa levantó la otra mano para tratar de tirar con ella de la mano pegada, la bola volvió a actuar como un imán dejando también esa mano pegada a si.

Entonces la veta roja pareció enloquecer, moviéndose a velocidad increíble alrededor del interior de la bola, convirtiendo el color de esta en el color de la sangre...

La princesa no tuvo tiempo ni de gritar pidiendo ayuda...

De pronto un potente haz luminoso salió de la bola inundando todo de claridad y cegando a Clay...

Momentos después la habitación había desaparecido...

 

 

Estaban frente a frente...

Clay, en aquel momento ni siquiera pensó en como había llegado allí... Sólo quería abrazarle y besarle y eso hizo...

Se comieron la boca con el ansia de haber estado dos semanas separados...sus manos recorrían el cuerpo del otro con avidez...

Cuando por fin se separaron, tras mirarse unos momentos a los ojos, Clay miró alrededor...

Estaban en lo que parecía el claro de un bosque, era un día soleado y cálido y la hierba parecía fresca y mullida...invitaba a tumbarse sobre ella...

Pero...¿Dónde estamos Arcade?

Si no me lo han explicado mal, estamos en un sitio inexistente. Esto lo hemos creado nosotros para notros...

¿Inexistente, pero...?

Arcade puso un dedo sobre los labios de ella...

Clay, amor, la magia de las bolas dura apenas una hora, después se apagan y volveremos a donde estábamos cuando las tocamos y no podremos volver a usarlas hasta que se regenere la energía que les da el polvo de Eros, otro día te lo explicaré todo, pero ahora te deseo demasiado como para hablar...

¿Las bolas de cristal?¿Polvo de Eros? ¿Quieres decir que esto no es un sueño?¿ Es un encantamiento? ¿Es real?

Arcade no contestó, sino que tomó la cabeza de ella entre sus manos y la besó...

Realmente en aquel momento la deseaba demasiado como para explicarle como el gnomo había encantado la segunda bola y le había explicado como usarla para llamar a Clay y poder estar con ella en un mundo inexistente, pero real que ambos creaban con su deseo...

La princesa no intentó hacer más preguntas, algo le había quedado muy claro y era que sólo tenían una hora...

Respondió al beso del príncipe con ansia, abriendo la boca para dar paso a la lengua de él.

Desabrochó, uno a uno, los botones de la casaca del príncipe y tiró de ella para quitársela casi con violencia...

El fue más suave quitándole el camisón que la cubría a ella... Tenía un amplio escote de barco que deslizó por sus hombros, de forma que la prenda calló al suelo dejándola completamente denuda...

Arcade acarició los pechos de Clay con suavidad, usando una mano para cada uno, hasta llegar a sus pezones de color marrón claro, los cuales pellizcó hasta ponerlos bien duros...

Ella se dejaba hacer, sintiendo como corrientes de placer recorrían su cuerpo con cada pellizco de él...

Entonces él se separó de ella un poco para admirar su cuerpo unos segundos...tras lo cual llevó la mano a la entrepierna de Clay...

Tiró juguetonamente del vello color miel que recubría el pubis de esta y ella instintivamente abrió las piernas, como dándole permiso para que la tocará allí..

Arcade no dudo... Su mano se perdió entre los jugosos pliegues del coño de la princesa... los separó y los acarició con suavidad...

Ella estaba mojada y él aprovechó para introducir un dedo en el virgen agujerito de ella...

Clay se estremeció de placer... No deseaba sólo un dedo, deseaba sentir la polla de Arcade dentro de ella, quería que la poseyera ya...

La princesa llevó sus manos a la botones del pantalón de él y los desabrochó mientras él seguía jugando con su hambriento coño...

Una vez desnudos los dos, Arcade la ayudó a tumbarse sobre la hierba, la cual era tan mullida como prometía...

Retomaron un poco los antiguos juegos... Ella tomó el miembro de él en la boca y lo lamió y succionó como el príncipe le había enseñado... Con cuidado de no dañarle con los dientes, pero recorriéndola por completo con la lengua y jugando con la punta antes de empezar a comérsela hasta el final...

Después fue él el que jugó con su lengua entre las piernas de Clay, excitándola aún más y preparándola para penetrarla...

Lamió cada pliegue del sexo de ella con avidez, con hambre, metiendo sus dedos en aquel agujerito que después recibiría su miembro....

Cuando Clay sintió la lengua de él presionando en círculos sobre su clítoris no pudo más...

Házmelo Arcade...no puedo más..te deseo...

Y yo a ti princesa mía...

El se colocó sobre ella, con sus piernas entre las de ella... Creo que vosotros a esto lo llamáis el misionero...

El príncipe cogió su miembro sobre con la mano y dirigió la punta a la entrada de ella...

Comenzó a presionar levemente. Quería hacerlo despacio porque sabía que ella era virgen, pero su polla se deslizo unos centímetros dentro de ella, como engulléndola...

De repente notó resistencia... Empujó suavemente y esa resistencia se rompió...

Clay se encogió un poco y se estremeció, pero aquel sutil dolo desapareció enseguida...

Pronto ella agarraba las nalgas de Arcade para atraerle aún más hacia si y hacer la penetración más profunda...

El deseo contenido era demasiado y ahora le estaban dando rienda suelta...A cada segundo que pasaba las embestidas eran más salvajes...

No se excitaban sólo con las sensaciones que les producía el estar poseyéndose el uno al otro, sino también con las escenas de las cosa que imaginaban para hacer en siguientes encuentros...Ella quería ser follada a cuatro patas, el quería probar su entrada trasera...

Esas imágenes hacían que se deseasen aún con más anhelo...

Arcade había perdido el control...la penetraba con embestidas cortas pero muy fuertes y profundas.

Clay se retorcía debajo de él, arqueaba el cuerpo y elevaba las caderas obscenamente para recibir con más intensidad la polla que la follaba...

El estaba cerca del orgasmo y se lo dijo a la princesa, entonces ella metió la mano entre sus dos cuerpos y la llevó hasta su clítoris....

Las descargas del orgasmo fueron casi inmediatas... Su coño empezó a palpitar de forma convulsiva haciendo que se cerrara y abriera con fuerza sobre el miembro de Arcade, provocando también el orgasmo de este...

Se corrieron entre suspiros y gemidos, hasta que por fin él se dejó caer sobre el cuerpo de ella y ambos descansaron...

 

No hubo tiempo para despedirse y no hubo aviso alguno de que la magia se acabara. Simplemente de pronto, Clay se encontró en su alcoba, con una bola de nuevo transparente en las manos.

La veta roja no se movía, pero el cristal estaba caliente...Eso, el hecho de estar desnuda con su camisón en el suelo a un metro de ella, las humedades de su coño y el hecho de que aun sentía el tacto de él sobre su piel, eran las únicas pruebas de que todo aquello había pasado.

Arcade le había dicho que no podrían volver a usar la magia hasta que el polvo de Eros hubiese regenerado la energía de la bola, pero ella no tenía ni idea de que quería decir aquello ni de cuando sucedería...

Lo único que podía hacer era esperar a oír de nuevo la llamada... Y eso fue lo que hizo una noche tras otra hasta que de nuevo la bola de cristal tuvo poder suficiente como para transportarla al mundo en que podría estar con su amor...

 

Bueno...de esta historia, lo único que queda por contar es que, por supuesto Arcade y Clay terminaron por casarse, fueron felices y comieron perdices ( y otras cosas como ya dije al principio...). Pero antes de que eso ocurriera pasaron cinco años, que fue lo que duraron las guerras del reino del padre de Arcade contra los gnomos.

Cuando este rey falleció y Arcade heredó el trono junto a su reina Clay, restituyeron a los gnomos todo lo que les había sido quitado y se les recompensó por su sufrimiento en agradecimiento a aquel gnomo que les había ayudado a mantener vivo su amor y a llevar a cabo sus deseos aún en la distancia...

En cuanto a las bolas de cristal, me fueron devueltas unos años más tarde cuando pude volver por fin a nuestra reconstruida ciudad y los ya reyes Arcade y Clay vinieron a visitarme y me contaron como habían utilizado mi invento.

Si, yo soy el gnomo que las construyó sin saber que me valdrían mi libertad y la de mi pueblo...

Ahora si que ya no hay nada más que contar, así que...

colorín colorado, este cuento se ha acabado....

 

Para cualquier comentario, podéis escribirme a estadovirgen@yahoo.es