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Me cojí a mi hermanita

en Amor filial

Me cojí a mi hermanita

Ese viernes enla tarde noche había estado en la casa de mi enamorada. No se deja hacer la muy pendeja. Dice que todavía no está segura de si quiere tener algo conmigo, aunque traté de convencerla varias veces, pero nada. Dice que por ahora no puede, bueno, la cosa es que verla con ese pantalón bien apretadito que se le marca todo me ha dejado erecto.

Yendo a casa veía a varias de mis amigas tomando con algunos patas en una cantina con algunos huevones que siempre vienen los fines de semana a chupar. Como siempre, se las terminaban llevando a los telos que había a la vuelta, y por eso me sentía mal, porque mis amigas siempre están allí para consolarme cuando lo necesito, pero esa noche no podía ser porque se iban con esos cojudos que se las cojían una vez a la semana justo cuando más necesitaba a alguna de ellas.

Mamá todavía no viene de trabajar. Solo está mi hermanita Claudia. Ella tiene 18 añitos, es un poco bajita y llenita, pero tiene una carita bonita y sus pechitos se ve que van a estar buenos cuando crezca y un culito que está bien rico.

Hola Cesar!

Es una chica buena, a veces molestosa, pero también me ha alegrado el día varias veces con sus juegos. Como ya dije, ella se veía que iba a estar buenota para cuando creciera, y la verdad es que me preocupaba que cualquier huevón viniera y la desvirgara. Yo quería que ella se inicie con alguien de confianza. Entonces me di cuenta que por qué no me la cojía yo. Así no solo me dejaba satisfecho de una cojida, sino también la desvirgaba alguien de confianza.

Hola, Clau, qué tal te fue?

Oye, mi mamá no viene hasta mañana, se va a quedar en la casa de su amiga.

Era perfecto, teníamos la casa para nosotros dos, a ver si así lograba tirármela esa noche. Eran las 8, nos pusimos a ver televisión para relajarnos un poco, mientras estábamos echados en los sillones. Allí pude verle las ricas piernas que Claudia tenía y me convencí a mí mismo de que la nenita no tenía desperdicio.

Comimos y luego nos dio las 10 de la noche, entonces le dije a mi hermanita que ya se vaya a dormir.

Chau, Cesar, hasta mañana.

Esperé una media hora hasta que se quede dormida, entonces subí al cuarto para empezar con mi aventurilla. Entré despacito y me di cuenta de que Claudia aún estaba despierta y con miedo.

Y tú por qué estás despierta?

Es que tengo miedo que a mi mamá le pase algo? –dijo casi como llorando

No le va a pasar nada, mira, aquí me tienes, yo te voy a proteger, sí?

Seguro?

Sí, mira, verás, yo te quiero mucho, te voy a acompañar, sí?

Gracias

Nos abrazamos y mientras la tenía agarrada, empecé a darle besos en la cara, en sus mejillas y así hasta llegar a la boca. Ella quiso apartarse, pero tuve que decirle que no se asuste, que todo iba a estar bien. De pronto empecé a subirle su camisón de dormir y como que se asustó.

Qué haces, Cesar?? –dijo un poco asustada

Tranquila, tranquila, no tengas miedo, que no te voy a hacer daño.

Por favor no...

La tendí sobre la cama y la dejé sin ropa, mientras le chupaba todo su cuerpecito. Qué rico se sentía chuparle esas tetitas ricas que seguramente van a crecer. Llegué a su conchita y empecé a mamársela bien rico. Ella sollozaba y me preguntaba que hacía, pero yo trataba de hacer que no se asuste. De pronto, le di la vuelta y la puse a cuatro patas encima de la cama. Seguí chupándole su conchita virgen hasta que finalmente me decidí a ensartarle mi palo.

Cesar, por favor, qué haces?? –decía sollozando

Te estoy haciendo sentir rico, vas a ver que te va a gustar

De un tiro le inserté mi palo en su conchita bien apretadita. Estaba difícil, sobre todo porque ella se puso a llorar mientras le daba cada vez más, hasta que sentí que le rompí su himen y se la metí hasta el fondo. Ella no paraba de dar gemiditos, pero a mí me seguía excitando el estar bombeándome a mi linda hermanita, hasta que ya sentía que me iba a correr, entonces saqué mi palo de su concha y me vacié con un chorro espeso que le cayó en su espalda y en su pelo largo que le llegaba hasta la cintura.

Cuando terminé, le di un besito a Claudita.

Tranquila, ya no llores, vas a ver que mamá viene mañana.

La acosté y le pregunté si le había gustado lo que hicimos. Ella no dijo nada, me abrazó y me dijo que me quede con ella, que no la deje sola.

Nos dormimos juntos, aunque me dio algo de pena querer cojérmela otra vez.

Cuando nos despertamos, mamá había regresado y se había ido a su cuarto. Pero Claudita ahora ya no es la misma de antes. No quiere hablar conmigo, se aleja y no me mira. Me la he vuelto a cojer un par de veces desde entonces, y parece que le gusta, pero no sé por qué ahora no me ve como antes.