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La joven ama (3)

en Dominación

La joven ama (3)

Bajé las escaleras hacia el sótano, donde mi ama y su padre me esperaban para castigarme. Cuando me quedé sólo en la cocina busqué alguna manera de salir de aquella casa, pero todo estaba cerrado y estando desnudo necesitaba encontrar mi ropa o algo para cubrirme. Al poco Arancha me llamó gritando, porque tardaba mucho. Ahora me dirigía hacia una situación que seguro que no iba a ser agradable.

El sótano era de paredes grises, lleno de estanterías y muebles repletos de cosas viejas y de algunas herramientas. Había mucha iluminación, producida por 4 o 5 tubos luminiscentes que se repartían por el techo del sótano.

Aníbal me cogió del brazo fuerte, haciéndome daño. Me llevó a una columna y me ató las muñecas por detrás de ella. También pasó una cuerda por mi cuello y rodeó la columna con ella, atándola por detrás. Arancha apareció con una regla de madera de unos 60 cm. Se daba golpecitos en la palma de la mano, como advirtiéndome sobre lo que iba a pasar. "perrito, tu polla solo sirve para 2 cosas: darme placer a mí y castigarte". Me la cogió con una mano, echó la piel hacia atrás liberando la cabeza, alzó la regla en el aire y descargó un fuerte golpe en ella. El grito que lancé fue terrible, y al gritar, la cuerda me presionó el cuello cortándome la respiración momentáneamente. Ella me susurró al oído "¿te ha dolido? Si apenas tengo fuerzas…verás cuando te pegue mi padre", miré hacia Aníbal y este me miraba sonriendo. Volvió a cogerme la polla, me pajeo suavemente para que creciera algo más, me la estiró….y otro golpe. Volví a gritar y a dañarme el cuello. Lanzó una sucesión de 10 golpes sobre la cabeza de mi polla que me dejó mareado de dolor y tosiendo casi sin respirar. Miré hacia abajo y ví mi polla de color morado, me dolía mucho.

Aníbal se puso delante de mí y apartó a Arancha. "Déjame a mí esto, tú golpéale los testículos". Venía con una pala pequeña, dispuesto a golpearme con eso, "no por favor, con eso no, me la vas a reventar", trataba de mover mi cuerpo para evitar el golpe, pero era imposible, no tenía mucha movilidad. Él me cogió la polla, la estiró y alzó la pala. Se quedó así un rato, sonriéndome perversamente ante mi temor al golpe que me iba a dar. Bajó el brazo y me golpeó fuertemente la polla. Mi grito quedó cortado por la presión que ejerció la cuerda en mi cuello. Mi cara estaba toda congestionada, tosía recuperando la respiración. Aníbal levantó mi polla, dejando los testículos visibles para ser golpeados por Arancha. El dolor que me produjo me nubló la vista, sentí que habían reventado. Lancé otro grito ahogado, ahora con la cara llena de lágrimas y la nariz goteándome, "nooooo, por favorrrrr, así nooooo…" Aníbal volvió a cargar el brazo y otro golpe, seguido por el de Arancha. Apenas podía gritar ya, mis piernas no me sujetaban y prácticamente era sostenido por la cuerda alrededor de mi cuello. "perro, así te olvidarás de escapar, ya verás como tarde o temprano te acostumbras a esto, y puede que hasta ya no quieras abandonar a tu ama". Me dieron más golpes, un golpe en la polla seguido de otro en los testículos. La polla la tenía a punto de reventar, morada y muy hinchada, solo al tocarla ya me dolía.

Cuando se cansaron de darme, me quitaron la cuerda y caí al suelo. Había estado casi una hora recibiendo golpes y no me tenía en pie. Me dejaron en el suelo y ellos se fueron arriba "perrito, cuando te recuperes sube, no tardes". Me quedé en el suelo llorando un buen rato. Odiaba como me trataban, como un criado y como un perro, encima tenía que aguantar esa tortura. Me levanté, apenas podía andar tal como tenía la polla, morada y dolorida. Los testículos estaban hinchados, parecían enormes, y no podía tocarlos por el dolor.

Me costó subir las escaleras hacia el piso. Al llegar me dirigí al salón a sentarme en el sillón. Me sentía muy cansado y dolorido, aparte de los golpes, por el esfuerzo de gritar y la opresión de la cuerda en mi cuello. Arancha apareció por la sala, sonriendo pícaramente. Se coloco de rodillas frente a mí, "déjame verla", cogió mi polla y empezó a juguetear con ella. "no por favor, déjame recuperarme" "shhhh la polla es mía, hago lo que quiero", se la metió en la boca. Primero fue suavemente, mi cara denotaba el dolor que me estaba produciendo. Después con una mano empezó a pajearme "vamos perrito, dame la merienda". Yo gemía del dolor que me causaba aquella mamada, no sentía ningún placer. Ella en cambio disfrutaba, se la pasaba por los labios, la metía hasta el fondo, le pasaba la lengua como si fuera un helado,…y yo con los testículos a punto de reventar. La estimulación era máxima, quería correrme cuanto antes, pero aún no me había dado permiso. El dolor se extendía por mis caderas, era un sufrimiento soportar aquello. "¿quieres correrte, perrito?" "siiii….aaaagh….porrr favooorrr" "córrete, hazlo en mi boca y dame tu leche", se la metió entera y me corrí enseguida. Inundé su boca de leche, ella trataba de tragar todo lo que le entraba, lo que le salía se lo metía en la boca con los dedos. Cuando terminó me mandó hacer la cena, mientras ella se fue a su habitación.

Aníbal llegó a las 9 de la noche, no me había dado cuenta de su marcha. Venía con una bolsa pequeña, que dejó en la comida. Yo acababa de hacer la cena y me llamó. Lo que había en la bolsa era un collar, de cuero negro y con una hebilla dorada. "Esto es para tí, perrito", me sentí muy mal, no pretendería que llevase un collar en el cuello, como un perro. "ven aquí, ya verás que bien te queda". Arancha estaba allí con nosotros, le gustó mucho lo del collar. Me lo pusieron entre los 2, después cerró la hebilla y le colocó además un pequeño candado, para que no lo pudiera quitar. "bien perrito, ahora llevarás siempre el collar para acordarte de tu ama" "pero….debo ir a trabajar, no pueden verme así" "mejor, así todos verán que eres un perrito muy dócil", aquello era irritante, era imposible soportar todo eso. Aníbal vio mi cara de indignación, "perrito, tienes la comida ya preparada, échate a comer, venga", señaló una esquina de la cocina. Me quedé mirando, sin reaccionar, con los puños cerrados. Aníbal se acercó a mí y su presencia me intímido, ante aquél corpachón no podía hacer otra cosa más que resignarme y obedecer. Me cogió de los hombros y me tiró al suelo "come".

Después de cenar tuve que volver a recoger las cosas y fregarlas. Cuando terminé ya era tarde. Ellos estaban en el salón y al parecer querían darme más órdenes. "mañana irás al trabajo, te llevaré yo hasta tú despacho", me dijo Aníbal,

el teléfono y el ordenador los tengo controlados, al igual que a tus compañeros, de manera que si intentas escapar o chivarte, me enteraré e iré a por ti. Llevarás esta cámara para el ordenador y te conectarás al msn, por lo que me tienes que dar tu email. Podremos requerirte cualquiera de los 2 a cualquier hora para ver que haces y tenerte bajo observación, estás son las direcciones nuestras para que nos agregues. Soy el delegado provincial, y ese es mi edificio, no lo olvides.

La verdad es que me tardaba llegar al trabajo, solo por abandonar aquella locura durante un instante. Arancha me cogió la mano y nos fuimos a acostar. Otra vez ví su cuerpo desnudo, un cuerpo pensado para el placer me estaba torturando al tener que verlo y no poder hacerle nada. Mis ganas de darle la vuelta a la situación y ser yo el que la violará aumentaban dentro de mí, pero aún no podía.

Al día siguiente me levanté una hora antes que ella. Me había despertado con ella abrazándome por la cadera y con su mano en mi culo. Durmiendo me trataba como un peluche, que podía tocar y acariciar sin poder hacer yo nada, como un objeto.

Llegué a trabajar puntual, necesitaba recuperar algo de normalidad. Saludé a todos mis compañeros, intentando aparentar normalidad, pero no lo debí de conseguir a juzgar por sus caras, o puede que Aníbal los hubiera puesto alerta sobre mí con algún pretexto y estuvieran vigilantes. Me senté en el despacho y empecé a trabajar. Tenía mucho trabajo atrasado del día anterior y quería recuperarlo. Casi me olvidé de instalar la cámara, cosa que hice junto con el msn. No sé que podía pasar con aquello, pero me olvidé de ese tema y me puse a trabajar.

Cuando volví de tomar un café con los compañeros ví en la pantalla un recuadro parpadeando, era Arancha. Cerré la puerta del despacho para que no me pillasen y me dispuse a contestarle.

Hola ama.

Perrito, donde estabas.

Había ido a tomar café con mis compañeros.

Que tal estás.

¿Qué quieres que te diga? No me gusta nada eso, además, aquí me siento muy controlado, todo el mundo parece que me vigila.

Son cosas de mi padre, lo tiene todo controlado. Conecta la cam.

Espera.

Que cara más seria tienes. Por cierto, te queda muy bien el collar.

Ni siquiera aquí me puedo librar de vosotros, el collar aprieta el cuello.

No te enfades, perrito, que seguro que te gusta. ¿Cómo está tu polla?.

Aún me duele algo pero ya menos.

Quiero verla.

¿Ahora?.

Sí, obedece.- me levanté del asiento y me bajé los pantalones y el calzoncillo. Me senté de manera que mi polla estuviera enfocada.

Mmmmmm como me gusta esa polla, pero la tienes un poco flácida, tócate para ponerla bien dura.- empecé a pajearme lentamente.

Recuerda que no puedes correrte aún.- ya lo recordaba. Mientras me pajeaba miraba la puerta, tenía miedo a que entrase alguien y me pillase de esa guisa, era lo que faltaba.

Sigue pajeándote…tu polla se ve tremenda…un día tengo que hacerte una visita al trabajo y exprimírtela ahí.- Empezó a poner fotos suyas, en bikini y en vaqueros, eran tremendas y mi polla reaccionó a ellas.

Esto es para ayudarte en tu trabajo jejejejejeje cada vez está más grande….yo también me estoy tocando…esperando llegar a casa para tener esa polla entre tus manos.- Las fotos hacían su efecto, tras varios minutos el orgasmo ya asomaba. Intentaba quitar la vista de ellas, pero siempre acababa viéndolas.

¿Qué tal vas?.

Me falta poco para correrme, si no dejo de pajearme acabaré corriéndome- tuve que soltar las 2 manos para escribir, lógicamente.

No puedes correrte antes que yo, sigue tocándote pero sin correrte, me gusta verte la polla a punto.- traté de bajar el ritmo, además, no quería correrme allí y mancharlo todo. Volví a ver la puerta, aún estaba cerrada pero me había olvidado de ella, debía estar alerta por si alguien entraba.

Ya terminé, ahora te toca a ti. Ponte de rodillas y enfoca bien.- Me levanté y me puse de rodillas, quería acabar cuanto antes para que no me pillasen.

Córrete en el suelo.- Tardé 1 minuto en correrme desde que me dio permiso. Solté gran cantidad de leche, dejando el suelo mojado.

Muy bien perrito, ahora agáchate y limpia el suelo con tu lengua.

¿qué?

Hazlo, obedece, y quiero ver como lo haces, sino habrá castigo.-me quedé parado, nunca había tragado mi propia leche, y ahora tenía que lamerla del suelo.

Vamos!!!- me agaché, acerqué mi boca al charco y saqué la lengua. Decidí no pensarlo y empezar a lamer. Tenía un sabor entre amarga y salada, la lamí rápido para que no me viese nadie.

Límpiate bien los labios, si te quedan restos te van a pillar, chúpate los dedos.- Mi leche en el estómago me sentaba mal, puede que por la repulsión de la primera vez.

Bien perrito, lo has hecho muy bien y me he divertido mucho. Te veo para comer en casa, chao.

Se desconectó del msn y empecé a recoger todo y limpiarlo bien por si había restos. Me sentía muy humillado, no me atrevía a salir de allí y ver a gente. Decidí esperar hasta la hora de salir.

Cerca de las 3 llamaron al despacho. Era Aníbal, que venía a recogerme, "vamos perrito, a comer". Me levanté resignado y me fui con él.