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Sexo con un empleado de la finca de mi papá (2)

en Hetero: General

Como al parecer mi primer relato les agradó a algunos, decidí concluir con la historia del trabajador de papá y yo.

…Al día siguiente, después de la celebración en la que estuvimos, me levanté a las 10 de la mañana y me asomé por la ventana. Mis padres estaban desayunando en el jardín y Miguel estaba alistando los caballos; solo llevaba una pantaloneta azul y la luz del sol iluminaba su espalda y sus musculosos brazos.

Bajé en pijama; una blusita pequeña y escotada y un short que dejaba ver mis bonitas piernas y mis nalgas paraditas.

Después de saludar a mis papás y contarles lo bien que la había pasado en la "fiesta" me dirigí a las caballerizas. Me acerqué a Miguel, y estando atrás de el pasé mis manos por su pecho y lentamente fui bajando; metí mi mano derecha entre su pantaloneta y acaricie su huevos suavemente al tiempo que introduje el dedo índice de mi mano izquierda en su boca. Esto lo hizo estremecerse, se dio la vuelta y me dio un beso corto y tierno.

Tus papás irán a pasear por el pueblo… ¿Qué caballo quieres montar? -

Yo no quiero acompañarlos. Prefiero quedarme aquí y hacer algo rico contigo –

No alcanzó siquiera a responderme, pues en ese mismo instante llegaron mis padres; por suerte, no se dieron cuenta de nada y creyeron que solo charlábamos en plan amistoso.

hija, iremos a dar una vuelta por el pueblo, así que arréglate para que nos acompañes –

No papi… estoy muy cansada de tanto bailar anoche, y solo quiero quedarme aquí y relajarme –

No hubo problema, y dejaron que me quedara con Miguel; los dos solos en la finca, ya que los demás empleados se iban con mis padres, para guiarles el camino.

Cuando se fueron corrí hacia el jardín en donde estaba Miguel, me abracé a el con piernas y brazos y lo besé. El agarró mi culo y mientras nos besábamos me llevó hasta una de las sillas de playa que había junto a la piscina; me puso sobre ella y me quitó la pijama.

Recorrió con su lengua todo mi cuerpo; inició desde los pies, pasó por mis piernas, mi vagina… la lamió mientras me decía lo rico que sabía y metía dos dedos en mi ano.

aahh… si… uummm… mas, que ricooo… aaaahh Migueeel… -

Yo pellizcaba mis pezones y los estiraba levemente; arqueaba mi espalda y no dejaba de gemir y suspirar de placer.

Continuó recorriendo mi abdomen con la lengua; la introdujo en mi ombligo y siguió con mis senos, los cuales introdujo lo más que pudo en su boca y yo empujaba su cabeza más y más contra mi pecho.

Se levantó y sacó su pene totalmente erecto. Se masturbó frente a mí y yo hacia lo mismo; metía y sacaba tres dedos en mi vagina y mordía mi labio inferior.

Acercó su pene y lo pasó suavemente por toda mi cara y mis pechos. Lo introdujo en mi boca y empezó a hacer movimientos con su cadera hacia adelante y hacia atrás, su verga llegaba hasta el fondo de mi garganta y por momentos sentía que me ahogaba, pero me recuperaba fácilmente.

Después de mamárselo, me puse de pie y el se acostó en la silla; me senté en su verga y empecé a cabalgarlo. El estaba quieto viendo mis senos subir y bajar al ritmo que saltaba sobre el.

Mis ojos se perdían viendo el azul del cielo y mis manos buscaban la piel de Miguel. Me chupaba los dedos y luego los pasaba por su pecho, sus brazos, su abdomen y su boca.

Se sentó teniéndome aún encima y agarrandome de las nalgas me llevo hasta su cuarto, en donde me acostó sobre la cama y abrió mis piernas totalmente.

Ahora si… llegó la hora de atender como se debe a la consentida del patrón (se acercó a la mesita de noche y del cajón sacó un frasco con miel)

Llenó sus dedos con miel, y la untó sobre su pene y después en mis senos y los bordes de mi vagina.

Después de lamer la miel de dichas partes de mi cuerpo, puso su pene en mi boca e hizo que se lo mamara por segunda vez.

A pesar de que la miel no es de mi agrado, combinada con esa verga y el calor que esta expulsaba sabía delicioso; pasaba mi lengua por su glande y sus huevos; chupaba la puntita como un bebé tomando tetero y enterraba mis uñas en sus nalgas y piernas.

Eyaculó en mi boca y tragué todo su semen. Me levanté y lo besé dándole a probar de su lechita.

Como no quería terminar aún, lo empujé sobre la cama y empecé a masturbarlo y a acariciar su pene y sus testículos. Cuando estaba totalmente erecto, me puse sobre realizando el 69.

Ummm… aaayy, que rico, que delicia… me encanta tu verga, aaahhh –

Umm..... y a mi me fascina tu vagina… mira que rico sabe la rajita de las niñas ricas –

15 minutos después de estar haciéndonos sexo oral el uno al otro, me pidió que me pusiera en cuatro y estando así terminó de lubricar su pene con su misma saliva y me penetro por el ano.

Me jalaba del cabello y yo no dejaba de gemir del placer tan grande que sentía. Agarraba mis senos y le pedía que lo hiciera mas rápido, que no se detuviera ni un segundo.

¡¡Carajo!! ¿Te quedó grande complacerme? Aaah… vamos… hazlo mas rápido… aaaayy… asii… aaah maaas… maaas... ufff... -

Continuó alternando sus embestidas entre mi conchita y mi culo. Y si que se sentía rico. Ese hombre me hacía ver estrellas.

Se acostó y de nuevo me senté sobre su verga, pero esta vez lo hice de espaldas hacia el e introduciendo su pene en mi ano, no en mi vagina.

Acariciaba mi espalda y toda mi figura y quizás por vengarse me dijo:

ahora eres tu la que no sabe complacerme; vamos niña… salta mas. Quiero oírte gemir. ¡¡Tócate!! –

Obedeciendo sus órdenes, metí tres dedos en mi vagina y con la otra mano pellizcaba mis pezones. Gritaba de placer y me arqueaba hacia atrás cerrando mis ojos y sintiendo su fabulosa verga en el fondo de mi culo.

me vengo… me vengo… pon tu boca y trágate todo mi semen –

Me acerqué y lo masturbé con todas las ganas hasta que eyaculó sobre mi cara, mi cabello y mis tetas. Lamí lo que quedó alrededor de mi boca y su pene y así tal cual; desnuda y llena de semen salí del cuarto y entré en la piscina.

Un rato después llegó el a hacerme compañía.

Estábamos los dos desnudos y besándonos en la piscina cuando escuchamos el sonido de las puertas de la finca abriéndose. Eran mis papás. De inmediato salimos corriendo, cada quién para su cuarto. Rápidamente agarré mi pijama que aún estaba sobre la silla de playa e ingresé a mi cuarto, donde termine de bañarme mientras me masturbaba recordando lo bien que me había hecho sentir Miguel.

Nadie se enteró de nada y pudimos seguir teniendo nuestras aventuras en secreto, cada vez que íbamos a visitar la finca.

La última vez que estuve con Miguel, fue hace 3 meses aproximadamente. No se porque pero nunca mas volvimos a llamarnos.

Continuaré con algunas otras historias que me han sucedido. Espero les haya agradado este relato.

GRACIAS