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La granja (1)

en Zoofilia

La granja.

En un relato anterior “follada por el perro”, mencione un “club” (por llamarle de alguna manera), muy especial, en donde un grupo de amos son priopietarios de esclavas y las usan totalmente a su gusto, practicamente sin limitaciones.

Como algun lector se intereso por ese club tan especial, he escrito este relato.

No se trata de una ficcion, es algo real, marginalmente he tenido algun contacto con ese club, pero sobre todo tengo confidencias y confesiones de alguna de las mujeres-esclavas. Logicamente lo que escribo sobre ello esta muy “maquillado”, para evitarles problemas, a ellas y a mi mismo.

El mayor temor de una de esas confidentes, mujer ya en la cuarentena, que empezaba a sentirse un poco limitada para ser usada en las “fiestas” mas convencionales, es que la enviaran a “la granja”.

Por mas que trate de que me concretara sus temores, sobre que era exactamente lo que la aterrorizaba de que la mandaran alli, no supo, o no quiso,  darme detalles.

Solo me decia, que cuando ya una esclava no les servia para el eso “normal”, la mandaban a la granja, y alli era tratada como un animal de granja.

A duras penas pude sonsacarle, con mucha insistencia, donde estaba situada una de esas granjas: En una carretera apartada, a unos treinta kilometros de una capital que no voy a mencionar.

A ella la habian llevado esporadicamente a ese sitio, alli es donde se desarrolla precisamente la accion de follada por el perro.

Es una finca relativamente grande, discreta, situada en un valle, y con acceso por un camino sinuoso y en bastante mal estado (a proposito).

Cuando se llega a ella solo se ve a primera vista la zona “residecial”: un  conjunto de edificios de una sola planta, aparentemente un lugar para eventos, comidas, etc.

Detrás hay establos, y la cuadra donde se celebran los “espectaculos”, y ya mas retirado, y perfectamente aislado y vigilado la temida “granja”.

Quizas deberia explicar como las esclavas son “reclutadas”, por sus amos. Como pasan por una etapa de selección y doma y finalmente asignadas a un amo y sometidas a la vigilancia de un supervisor.

Pero voy a pasar sobre esto, y quizas mas adelante escriba sobre ello.

Voy a hablar sobre una esclava ficticia, que llamare Rosario.

En la actualidad tiene algo mas de cuarenta años, lleva sometida unos doce, ha estado al servicio de varios amos, aunque aun recuerda con sentimientos encontrados al que la recluto y sometio.

Desde que paso el periodo de doma, mas o menos voluntariamente, se ha aislado de su vida anterior, familia, amigos, etc.

Aunque vive actualmente no muy lejos de su anterior domicilio, su vida es tan diferente, que las posibilidades de contacto con lo anterior son dificiles.

Actualmente esta asignada a un amo. Ella nota que para él no resulta tan atractiva como antes, no se siente ya tan util, tan rentable para su amo y para la organización. Eso, y la posibilidad de que ya no la consideren util y la envien a la granja la tiene aterrorizada.

Aun participa en fiestas sado, mas o menos duras, que son una de las fuentes de financiacion de la organización, pero se siente menos solicitada.

Tambien la han usado en ocasiones, precisamente en la parte accesible de la granja, en esa cuadra-gallera, como espectaculo para que los perros la follen delante de espectadores que pagan bien el espectaculo.

Lo que sigue ya es ficcion, recreado a traves de las escasas informaciones que entrecortadamente me ha confiado.

….

Rosario esta en su casa. Son las ocho de un dia gris de otoño. Ya es de noche.

Ella esta chateando en internet, en una de las paginas a las que tiene permitido el acceso.

Ha trabajado durante la mañana en la pequeña agencia inmobiliaria de su amo, donde ella es la unica administrativa, aparte de un “vendedor”, al que apenas ve y con el que practicamente no tiene mas contacto que el estrictamente profesional.

Su amo no vive en la misma ciudad. Cuando va a visitarla, solo la envia un mensaje de movil o la llama por telefono, y pasa una noche, raramente mas, con ella.

Pero Rosario esta siempre dispuesta para que el se presente incluso sin avisarla.

Este trabajo, aparte de ser la fuente de ingresos de Rosario, es una perfecta cobertura al resto de sus actividades: De vez en cuando su amo o alguien enviado por el la lleva a alguna fiesta o la envia algun “señor”, al que debe atender en todo lo que desee.

Tambien a veces la trasladan a algun lugar donde sirve de espectaculo para “servicios especiales”.

Rosario apenas se relaciona con nadie, aparte de su trabajo, su amo, su supervisor y otras personas de la organización. No esta en absoluto prisionera, ni aparentemente vigilada, pero en su doma fue condiconada para obedecer, mas precisamente, como ella dice “para temer el desobedecer”.

Rosario esta chateando, vestida de acuerdo con las normas: nada de ropa interior y bata facil de dejar caer a un gesto de quien la mande.

Oye la llave de la puerta. No se sobresalta, esta acostumbrada. Su supervisor tiene llave de su casa y puede presentarse a inspeccionarla siempre que lo desee.

Ademas de que puede usarla a su gusto y castigarla si lo desea.

Rosario aprecia a este supervisor. Es frio pero ella piensa que es justo. La usa moderadamente y la castiga de forma acorde con sus faltas: retrasos en la hora de llegada al trabajo, o en el regreso a casa, falta de asistencia al gimnasio, al que esta obligada a ir a diario, etc.

Rosario espera que su supervisor llegue delante de ella. Ya esta a costumbrada a la falta de intimidad. Sabe que él puede presentarse en cualquier momento, del dia y de la noche. No puede tener ningun cajon ni puerta cerrada para él.

Tambien debe estar dispuesta para que su supervisor la use si lo desea o la castigue si lo juzga conveniente.

Cuando él entra en la habitacion, Rosario deja la pantalla como estaba, se levanta y prmanece de pie delante de él, con la vista baja, esperando.

“Hola Rosario, ¿como estas?”

“Bien, señor, ¿y usted?”

“Tu amo me encarga que te salude”

“¿Cuando vendra, señor?”

“Rosario, ya sabes que te he tenido que castigar muchas veces por preguntar mas de lo debido”

Rosario, sin pensarlo, se arrodilla delante del hombre

“Perdoneme, señor”

“Rosario, levanta. Tengo que hablarte”

Algo en la voz del hombre asusta a Rosario. Nerviosa, empieza a temblar. El hombre la ayuda a levantarse y la hace sentarse.

“Rosario, tengo que llevarte a la granja. No se por cuanto tiempo, no me lo han dicho.”

“Solo que dejes todo, el trabajo y el piso listo para otra mujer”

“Señor…”

“No te preocupes, Rosario. Se que tienes todo en regla. La semana pasada revisamos tus papeles, y tu mesa de trabajo. No tendras que volver alli”

“El lunes vendra otra chica a sustituirte”

“¿Y mi amo, señor?”

“Rosario, sabes que no debes preguntar. Hoy lo voy a dejar pasar, pero si insistes tendre que castigarte”

“Perdon, señor”

“Aquí, en la casa, todo esta tambien en regla. No tienes que llevarte nada, solo tus cosas personales, el collar, los dilatadores, el anillo y la placa de identificacion”

“Solo ponte un vestido y nos vamos”

Rosario, asustada, no puede ponerse en pie.

“Calmate, Rosario, solo sera una visita a la granja. Voy a revisarte, no quiero tener ningun problema”.

Rosario esta acostumbrada a esas revisiones de su supervisor. Siemprfe son necesarias antes de entregarla a un cliente o de llevarla a una fiesta.

Se pone de pie, deja caer la bata al suelo y espera las ordenes.

“Revision completa, Rosario. Ponte un enema, bañate, limpia y perfuma tus siete agujeros. Despues te revisare a fondo. Mientras tanto voy a mirar tu PC y borrar todas tus contraseñas. No quiero que tu sucesora pueda encontrar nada tuyo aquí”