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Reencuentro con Oli (2)

en Hetero: General

Olivia me arrastra hasta el pequeño salón y no puedo dejar de admirar la forma en la que se mueven sus caderas y el pequeño temblor de sus nalgas al caminar. Su cabello se balancea levemente y mi agitación sube un par de grados más. Siempre me ha gustado la imagen del cabello de una mujer golpeando su nuca al caminar. Opino que tiene una fuerte carga erótica.

Al pie del sofá nos desvestimos mutuamente y apenas puedo contenerme mientras le quito la ropa. Me gusta su cuerpo maduro, pleno, voluptuoso y lleno de curvas apetecibles y de rincones y recovecos que me gustaría explorar.

Ella, muy excitada, empieza a desvestirme sin dejar de tocar mi cuerpo, arañándolo y clavando sus uñas en mi piel a través de la camisa, tirando de ella y rasgándola. Apenas me la ha quitado cuando ya tengo su boca chupando de mis tetillas, lamiendo mi pecho y mordisqueándolo con sus pequeños dientes. Su aliento es fuego sobre mi piel y el vello de mi nuca se eriza cuando ella se agacha y la siento jadear sobre mi vientre desnudo.

Yo no dejo de tocarle el cabello; su pelo me vuelve loco. Me encanta sostener su cabecita entre mis manos, pasando mis dedos por detrás de su nuca, masajeándola detrás de las pequeñas orejas, metiendo mis dedos entre sus cabellos, sedosos y fragantes.

Olivia suspira y jadea sobre mi pecho, mordiéndome la piel y dejando un reguero de saliva por todo mi torso. Una de sus manos desciende y me atrapa el paquete, apretándolo y palpándolo con ganas, comprobando lo gorda y dura que me la ha puesto con sus besos y caricias.

Mis manos recorren su pelo, su rostro y su cuello y dejo que descansen sobre sus hombros, empujándola con suavidad hacía abajo. Sus tetas oscilan levemente cuando se deja caer en el sofá. Mi entrepierna queda a la altura de su boca. Dirijo la mirada hacía abajo y veo su cara bonita y redonda apenas a unos centímetros de la hinchazón que palpita dentro de mi bragueta.

Ella me devuelve la mirada sonriendo.

Abre la boca y su lengua aparece de entre sus labios para posarse encima de mi paquete. Me da unos lametones largos y muy mojados, dejando que la saliva empape mi entrepierna. El calor de su boca hace que me tiemblen las rodillas. Sin dejar de lamerme, sus dedos comienzan a desabrochar mis vaqueros lentamente, botón a botón, suspirando y arrojando su aliento directamente sobre mi slip.

-¡Oh! nena…

Ella me baja los pantalones hasta el suelo y noto su boca cerrándose sobre mi bulto. Apenas puedo contenerme y hago un esfuerzo increíble para no correrme ahí mismo, dentro de mis gayumbos. Sus labios me aprietan el capullo y puedo notar como la tela de mis calzoncillos se empapa al momento con sus babas mientras su lengua me azota la punta del paquete.

Sus dientes me aprisionan la poya dentro del slip, el calor que sale de su garganta me golpea en el rabo y una descarga de placer intenso me recorre la espalda desde la zona lumbar.

Ella comienza a jugar con mi rabo sin decidirse a liberarlo de su prisión de tela. Sus dedos acarician mi paquete arriba y abajo, apretando y acariciándome los testículos, que ya los siento grandes e hinchadísimos, muy cargados de leche.

-¡Joder, nena! Espera, espera, no quiero tan pronto. No, espera…

Ella se da cuenta de que es demasiado para mí, que estoy a punto de correrme y rápidamente me baja los calzoncillos para así poder recibir la descarga de leche sobre su piel.

Mi polla, liberada de golpe, salta en el aire y diminutas gotas de saliva y líquido preseminal salen despedidas. Olivia agarra al momento mi tranca con sus dedos y siente lo terriblemente hinchada que está, lo durísima que me la ha puesto. La sujeta suavemente, acariciándola despacio, dejando que el fuego que brota de mi verga le queme los dedos. A través de ellos, ella siente como palpitan las venas, gordas y rabiosas que envuelven mi verga.

De improviso Oli tira de mi poya y la coloca sobre su boca abierta.

-Dámelo, cielo. Suéltalo todo, vamos…

Apenas siento la calidez de su respiración directamente sobre mi glande cuando un chorro espeso de semen sale despedido del capullo golpeándola en la cara. Suelto un rugido ronco desde el fondo de mi garganta y un nuevo espasmo del escroto hace que mi poya suelte varias descargas más de leche blanca y espesa.

El orgasmo es eterno, siento como los líquidos nacen desde mi escroto y recorren el canal interior de mi pene hasta salir al exterior con un jugoso cañonazo blanco.

Ella me rodea las piernas entre sus brazos y apoya su cara empapada de semen contra mi vientre, susurrándome y acariciándome mientras yo permanezco de pie con los ojos fuertemente apretados, meciéndome y jadeando. Mis manos acarician su pelo, tan hermoso y suave, dejándome llevar por el delicado contacto de sus caricias.

Pasado unos segundos mis piernas dejan de sostenerme y me dejo caer en el sofá junto a Oli. La miro el rostro y veo como se limpia el semen de la cara recogiéndolo con las yemas de los dedos y chupándolo luego. Mi agitación post-orgasmo empieza a remitir y me acerco a ella rodeándola entre mis brazos.

Al besarla dulcemente en la boca puedo sentir el aroma de mi sexo mezclado con su perfume. También noto el sabor de mi propio semen y éste hecho, más que cualquier otra cosa, se abre paso entre mis sentidos, haciendo que mi verga comience a latir vigorosa una vez más entre mis muslos…

(CONTINUARÁ)