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Preparación anal.

en MicroRelatos

Sandra acciona el disparador de la cisterna y el WC se descarga. Se limpia el trasero mecánicamente y termina por desprenderse de su ropa interior para entrar a la ducha.

 Abre el grifo y deja que el agua tibia se deslice por su piel. Agarra un bote de jabón y se embadurna los dedos con un buen chorro que esparce por la raja del culo, dejando que el agua se mezcle con el jabón para crear una capa aceitosa de burbujas que se deslizan entre sus nalgas. Sandra separa las piernas y comienza a frotarse el culo, dejando que  la espuma se cuele por la línea del trasero hasta llegar al ano.

Ella se lo frota suavemente. Cierra el grifo y vuelve a echar una generosa cantidad de jabón en su mano para volver a restregarlo por todo el culo. Han pasado varios meses desde la última vez que se lo depiló y la zona que rodea su agujerito está algo velludo. No le importa, a su hombre le excita y esta noche quiere satisfacerlo plenamente. Hace una semana que no se ven y Sandra tiene que hacer un esfuerzo terrible para no masturbarse allí mismo, a pesar de que su cuerpo lleva todo el día pidiéndole guerra, como prueba la humedad que exuda su entrepierna.

Sandra ama a su hombre y esta noche le dará todo.

Desliza un dedo jabonoso en el interior de su agujerito para embadurnarlo por dentro de jabón. Un gemido involuntario se le escapa de entre los labios. Siente la vulva hinchada y nota el calor interno de su recto a través del dedo. Desea frotarse el coño, pero quiere llegar a la cita de esta noche con el máximo nivel posible de libido y sigue enjabonándose el interior y el exterior del ano, dejándolo limpio y lubricado, haciendo caso omiso de sus instintos, que la empujan a abandonarse totalmente y acabar pajeándose allí mismo.

Extiende el brazo fuera de la ducha y abre un pequeño armario. Mete una mano y agarra la “perilla” para lavativas que compró esa mañana en la farmacia y un botecito de vaselina. Destapa la perilla y llena su interior con agua templada. La cierra y esparce una generosa cantidad de vaselina por toda la longitud del aplicador, muy delgado y suave. El corazón le late con fuerza en su pecho. Está excitada y algo nerviosa. Nunca lo hizo por detrás con un polla, aunque sí practicó con los dedos y con otros juguetitos y artilugios. Pero nunca con algo tan grueso como la verga de su hombre, ni tan largo como éste aplicador anal.

La novedad, aunque la asusta un poco, también la excita.

Sandra se agacha para ponerse en cuclillas, se coloca la punta del aplicador en la entrada de su ano y lo introduce lentamente. Le sorprende la facilidad con la que entra. Sin apenas darse cuenta ya lo tiene metido prácticamente hasta el tope. Nerviosa, excitada y asustada, aprieta con suavidad la perilla de goma. Al principio no siente nada, puesto que el calor de su cuerpo es equiparable al del agua templada del interior del aparato, pero un par de segundos después nota como su entraña se inunda lentamente.

Con un jadeo deja de apretar. Está terriblemente nerviosa y muy, muy cachonda. Mira hacia abajo y ve como los labios menores asoman orgullosos por la raja de su vulva. Piensa en su chico, en su cara de placer y en la mirada de lujuria que le regalará cuando lo tenga entre sus muslos, con las piernas levantadas, ofreciéndole su ano para que lo atraviese con su miembro erecto, duro, grueso y ardiente… Sandra aprieta con fuerza la perilla.

El chorro de agua templada le inunda las entrañas y exhala un gemido de sorpresa. No puede evitarlo y baja una mano hasta su coño. En seguida busca la zona que rodea el clítoris. Está terriblemente sensible, hinchado y caliente. Despacio, al mismo tiempo que se frota el coño, tira de la perilla para sacar el aplicador del ano, apretando también los músculos del recto. Desea dejar de tocarse la raja del coño pero sus instintos son más fuertes.

Siente el calor del agua dentro de su cuerpo y su mente lo asocia con el semen de su hombre, con la leche que su amante le inunda el coño en las noches de pasión y le recuerda al calor viscoso que brota de la punta de su verga cuando eyacula dentro de su boca. Su mano se restriega por toda la raja, apretando el clítoris con la palma de la mano, esparciendo jugos por todos los pliegues del coño, acelerando más y más y más..

..pero entonces recuerda que ese liquido templado que bulle dentro de ella sólo es un deleznable sucedáneo del verdadero, de aquél que le ha de regalar su macho esta misma noche y detiene su mano, pringada hasta la muñeca de flujos vaginales y espuma jabonosa.

Sandra abandona la ducha lentamente, apretando las nalgas, cerrando su agujerito cargado de agua tibia para dirigirse con paso inseguro al WC. Esta noche dejará que su macho la folle por el culo y quiere estar bien limpita por dentro. Quiere que cuando su chico le saque la polla del culo pueda chupársela y correrse dentro, como han visto en las películas porno. Se sienta en el WC y relaja el esfínter para que el agua salga de su cuerpo, limpiándola por dentro.

Probablemente necesite más de una aplicación.

De repente una idea le pasa por la cabeza a Sandra. Una idea tan loca, atrevida y morbosa que casi le provoca un orgasmo. A Sandra se le acaba de ocurrir que sería muy excitante hacerle una lavativa también a su hombre…

Sandra sonríe mientras se levanta para volver a entrar a la ducha con la cabeza llena de fantasías…