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mi juguete preferido (1)

en Voyerismo

Mi jugete preferido (1)

Mi nombre es Alberto.. Me considero una persona normal con un físico agradable. Siempre me han gustado las mujeres exhibicionistas y soy muy fetichista. Me excita mas una mujer bonita con lencería sexy que desnuda . Me encantan las mujeres seguras de si mismas y que no dudan en exhibirse en público sin ninguna vergüenza con ropa provocativa despertando la admiración de machos y la envidia de hembras y que estén abiertas a nuevas experiencias sexuales. Pero una cosa es verlas y admirarlas a distancia y otra tener una al alcance de la mano que es el motivo de este relato.

Conocí a Sandra en una fiesta de cumpleaños de mi hermana . Sandra era un pedazo de mujer de las que no se ven cada día, con un físico imponente y vestía muy elegante. La verdad es que cuando me la presentó mi hermana y la saludé ,me dio escalofríos de tener semejante mujer allí delante. Debía tener entre 25- 28 años. Una cara preciosa, ojos azules, cabello rubio ensortijado, que la hacía todavía mas atractiva. Debía medir 1’70. y sus medidas corporales a bote pronto seguro que se aproximaban al 95-60-90. Por si fuera poco, su vestimenta de falda cortita, botas de tacón alto, medias negras y una blusa que dejaba adivinar unas tetas bien formadas me convencieron que estaba delante una real hembra digna de aparecer en la página central del Playboy.

Parece que nos caímos muy bien, porque a pesar de que durante toda la fiesta no paraban de acosarle los moscones que siempre hay revoloteando alrededor de una tía buena, no me rehuyó en ningún momento y hasta se dejó que le tocara el culo sin que protestara. Le decía lo guapa y elegante que estaba y todas estas cosas que les gustan oír a las mujeres. En fin, las tonterías de siempre para quedar bien y caer simpático. Hablando de lo normal cuando quieres ligarte una tía, le expliqué mis aficiones para ver si coincidíamos en alguna y tener tema de conversación. Entre otras le comenté que había publicado en internet algún relato erótico.

- Ah sí? y de que va?

- Si me dejas tu e-mail te lo mando, lo lees y me cuentas que te ha parecido

- Pues me gustaría que me lo enviaras y te digo algo

Sacó una libreta y un bolígrafo de su bolso y me lo apuntó en una hoja.

De camino a casa no podía sacármela de la cabeza Me la follaría algún día?

En cuanto llegué a casa no pude reprimirme y me masturbé a la salud de tan preciosa hembra.

El relato, narraba mi relación con una guapísima rusa que conocí en un piso de relax, con la que hice muy buena amistad y nos veíamos algunas noches y fines de semana, fuera de su trabajo. Aparte de follar como conejos, me gustaba que se vistiera provocativa poniéndose las prendas sexy que le compraba para que las luciera con descaro. También explicaba en el relato como asumí que por su trabajo estaría follando todo el día con sus clientes sin que esto me afectara Lejos de disgustarme, todo esto aún le daba mas morbo a la relación y la hacía mas excitante desde mi retorcido punto de vista.

Al día siguiente llamé a mi hermana y le pregunté por Sandra:

- No me extraña que te haya gustado, pillín. Es muy guapa. Aunque es un poco putilla.

- Putilla? en que aspecto?

- Siempre viste bastante provocativa y le gusta calentar a los tíos. Veo que tú también has caído de cuatro patas.

- Por que dices también, es que tiene muchos pretendientes?.

- Claro, todos los hombres se mueren por ella

La cosa se ponía interesante. Además de guapa, era una zorrita. Se amoldaba perfectamente a mis gustos. No la podía dejar escapar aunque parecía ser que sería uno más en la cola de pretendientes. pero no había que perder la esperanza

El mismo día le envié el relato con una nota al final, que me gustaría quedar con ella, apuntándole mi numero de móvil. Al día siguiente recibí su llamada, diciéndome que había leído el relato y que le había gustado mucho, y si era real o me lo había inventado. Le dije:

- Real como la vida misma

- Si quieres nos vemos mañana.

Me quedé mudo unos instantes

- Vale, perfecto

- Te va bien recogerme a la salida del trabajo sobre las 6 ?

- Pues allí estaré

Me dió la dirección y en cuanto colgué memoricé su numero de teléfono como si fuera un tesoro.

No me podía creer que todo saliera tan redondo. Estuve todo el día nervioso pensando en la cita y si me dejaría colgado

Al llegar la hora, estuve pendiente de cuando salía y en cuanto la ví, la llamé y se vino para mi coche. Fuimos a un bar de copas cercano. Como la otra vez, vestía muy elegante y atractiva. La verdad es que le encontraba todas las gracias

Después de tomarnos un par de copas la cosa se iba poniendo interesante. Le pregunté por su amores y por suerte, había roto una relación cuatro meses atrás, por lo que estaba libre. La mano se me fué hacia sus muslos que tan generosamente mostraba. Como no hizo signo alguno de rehuir mis caricias, le pegué un morreo que fue correspondido. Empezábamos a calentarnos. Pagué las bebidas y la cogí de la mano hacia mi coche. Se imaginó de que iba la cosa. Me repitió varias veces que no pensara que era una fresca y que se acostaba con el primero que pasaba. Las excusas normales de siempre.

Se dejó llevar y fuimos hacia una apartada zona de la ciudad donde se suelen juntar varios coches de parejas en celo para hacer el amor

Durante el trayecto, que hice lo más rápido posible como permitía el denso tráfico, no dejó de tocar mi paquete que ya tenía la verga apuntando hacia arriba y yo le metía mi mano debajo de su falda cuando no la tenía en el cambio de marchas.

Busqué un hueco, ya que aquel lugar estaba muy solicitado, y casi sin dejarme aparcar, me bajó la cremallera del pantalón, me sacó mi polla enhiesta y se la metió en la boca al momento. Desde luego, se notaba que no era la primera que se llevaba una polla a la boca. Que bien lo hacía la muy zorra.. Con una mano posada sobre su cabeza y la otra arremangando su falda, le sobaba su culo que aunque despejado por el tanga,, quedaba debajo de los pantys. Me hubiera encantado romperle aquel estorbo. Me sentía en la gloria. Le dije que quería follarla. Tienes preservativos? me preguntó.

Afortunadamente siempre solía llevar algunos en la guantera del coche. Reclinamos su asiento, le quité las botas y le subí la falda. Pero el cinturón que llevaba no me dejaba tirar su vestido mas arriba. Se quitó el cinturón y le ayudé a sacárselo todo. Ante mi aparecía un pequeño tanga, un piercing en el ombligo y unos sostenes push up que sólo cubren media teta y que parece que se vayan a salir porque las empuja hacia arriba y hacia el centro, formando dos macizas y apetitosas bolas. Después de masajearlas un buen rato, porque con aquellos sostenes daba gusto, intenté quitarlos buscando el cierre por detrás.

Ella se reía viendo como me peleaba desesperadamente intentando encontrar el cierre por su espalda buscando como abrirlos y con un rápido movimiento de sus manos, se los soltó presionando el cierre que llevaban delante. Me quedé encantado con aquellos prácticos sostenes que se soltaban por delante por lo que sin quitarselos dejaba accesibles sus preciosas tetas muy bien formadas. Se las amasé y estimulando con la lengua sus pezones que en un momento se pusieron duros y orgullosamente tiesos. Le bajé de una vez por todas los odiosos pantys que siempre se interponían en mi camino.

La despojé de su pequeño tanga negro apareciendo ante mí un delicioso coñito totalmente depilado. Le metí un dedo para comprobar que ya estaba mojada. Me enfundé la goma y con mucha excitación se abrió de piernas e introduje mi miembro en su coñito. Empecé a bombear con mucha ansia y a los pocos movimientos empezó a gemir de placer. Pero cuando mas absortos estábamos en nuestra labor, veo una cara pegada al cristal de la ventanilla. Era uno de tantos voyeurs de los que por allí abundaban. Cuando lo ví se lo dije a Sandra, pensaba que se asustaría, pero ante mi sorpresa me dijo

- !Déjalo que mire.¡

Me quedé bastante sorprendido de como reaccionó. Se le notó enseguida que la visión del voyeur le había excitado mucho y esto a su vez también me excitó a mí Así pues, el espectador gozó de la visión de ver a Sandra desnuda y como me la follaba hasta el final. Fué una corrida rápida y simultánea. Nos miramos un buen rato con una sonrisa de satisfacción mientras ella se iba vistiendo y yo me quitaba el condón y me limpiaba mi polla con un pañuelo de papel que afortunadamente siempre solía llevar en el coche.

Enseguida me faltó tiempo para preguntarle como le había excitado la presencia del voyeur. Al principio le daba vergüenza confesarlo, pero en cuanto le dije que a mí, si había leído mi relato erótico ya sabría que me excitaban muchísimo las mujeres exhibicionistas y las situaciones que esto provocaba y que lo que mas me gustaba era poderlas compartir con una mujer dispuesta a exhibirse sin complejos, segura de sí misma, libre de prejuicios, provocativa y que supiera disfrutar del sexo, Entonces ya se destapó y me confesó que le encantaba exhibirse vistiéndose muy sexy y provocativa para ser el centro de todas la miradas. Le excitaba y le daba mucho morbo pasearse enseñando su cuerpo con poca ropa o muy atrevida. Y por supuesto, también le gustaba, como me acababa de demostrar, si habían espectadores participando de la fiesta.

Pero lo mejor de todo fué lo que me dijo: al leer mi relato, pensó que yo me amoldaba perfectamente a sus gustos sexuales y por eso había quedado conmigo y se había dejado follar por mí sin rodeos. Incluso me dijo que si yo no se lo hubiera propuesto, ella habría tomado la iniciativa

No me podía llegar a creer que un simple relato, hubiera facilitado las cosas de esta manera y me hubiera puesto en bandeja lo que hacía tiempo que buscaba: una mujer de bandera, zorra, muy sexy y además exhibicionista.

Ella era consciente de que su físico despertaba pasiones allí por donde pasaba y sabía explotarlo. Le encantaba sentirse deseada. Motivos sobrados tenía para ello y además se le notaba que estaba orgullosa de su cuerpo que se veía muy cuidado, bien maquillada y muy bien adornado con unos pendientes, pulseras y brazaletes que denotaban su buen gusto. Sandra cumplía con creces todas mis expectativas.y lo que tantas veces había soñado lo tenía allí delante No podía dejar que se me escapara. Cada vez me gustaba mas. Tenía que ser mi juguete y ver hasta donde era capaz de llegar.