miprimita.com

Reencontrando a Elena (8)

en Grandes Series

Para poder seguir el hilo de este capítulo, como siempre, recomiendo leer los anteriores.

Capítulo 1:

http://www.todorelatos.com/relato/71798/

Capítulo 2:

http://www.todorelatos.com/relato/72181/

Capítulo 3:

http://www.todorelatos.com/relato/72243/

Capítulo 4:

http://www.todorelatos.com/relato/72613/

Capítulo 5:

http://www.todorelatos.com/relato/72636/

Capítulo 6:

http://www.todorelatos.com/relato/72821/

Capítulo 7:

http://www.todorelatos.com/relato/73028/

Capítulo 8:

La noche fue bastante mala. El efecto de calmantes y demás se fue pasando y no me dieron otro chute. Unido al sofocón de hablar con Isabel. Los ruidos y ajetreos de las habitaciones tampoco ayudaban. Así que la noche pasó con más pena que gloria.

A la mañana siguiente, Isabel vino a visitarme. La vi venir y la expresión de mi cara debió quitarle las ganas de hablar si es que tenía alguna.

-Buenas, vengo solo para hacerte un reconocimiento y un par de pruebas psicotécnicas.- Me dijo casi sin mirarme, bastante avergonzada.

-Adelante.- Le dije intentando relajarme.

Las pruebas eran para ver si me seguía funcionando bien, o más o menos bien, el cerebro. Todo pareció ir bastante correcto. Cuando me preguntó por cómo me sentía respondí la verdad, que como un trapo. Me dolía toda la espalda, chichón del cráneo y las heridas de los brazos. El efecto de lo que me dieron al entrar se me había pasado y ahora sí que me había atropellado un coche.

Pretendía que me quedara en observación otro día más. No pude saber si por mi bien como precaución o por tenerme allí un día más y poder suavizar las cosas conmigo. Pero para yo quedarme me tendrían que haber sedado y amarrado. Recogí mis cosas y el bus para casa. Me quedaba por estar dolorido unos días.

Iba a estar unos días de baja. Así que llamé a la oficina para avisar y ya llevaría el parte. También hice otras llamadas a amigos que sabían que me había pasado para decir que ya estaba en casa. Pero tampoco iba a llamar a todo el mundo.

Llamé a Laura que no sabía nada, aunque se lo suavicé bastante. Estaba encantada de oírme y yo de oír su voz. La verdad es que Laura tenía razón, al escucharla siquiera se hacía difícil mostrarse contento en vez de añorarla. Coger 4 cosas y el coche y plantarme allí. Esa idea rondaba demasiado a menudo por mi cabeza. Y el haberme encontrado con Isabel me daban más ganas aún de romper con historias pasadas y cambiar de aires.

Elena me llamó aquella tarde y me levantó la moral y lo que no era la moral… Quería que fuera a su casa para iniciar la “rehabilitación”, pero aún estaba demasiado mal para aguantar una paliza de semejante hembra, por mucha delicadeza que dijera que iba a poner. Pero quedamos para dos días después.

Puntual a mis palabras, dos días después de salir del hospital, me presenté en casa de Ele para ver una película en plan tranqui. Que eso fuera lo único que iba a pasar no se lo creía nadie. Empezamos viendo una película, no recuerdo cual. Yo estaba sentado en el sofá, con los pies en la mesita baja que había delante, así es como menos me dolía el cuerpo; Ele estaba la mitad en el sofá y la otra mitad sobre mí. La verdad es que estaba agustísimo, y a ella de le falta ronronear como un gatito.

Tenía una mano acariciando su pelo y la otra paseándola por su costado y cadera. Al principio por encima de la camiseta, pero después continué la caricia por debajo. Suave suave, con un solo dedo, pero sin hacer cosquillas. Ele se dejaba hacer y ambos mirábamos la película con más o menos atención, más bien menos. La fui dejando caer hacia su vientre, por dentro de la camiseta, iba en busca de esos hermosos pechos. De la misma manera que estaba haciendo con su cadera y costado, iba acariciando la zona baja de sus senos. Ahora la oía respirar, y notaba como su pecho se hinchaba y expulsaba el aire.

No nos movíamos más, no decíamos nada. Con la vista en la pantalla, pero el resto de los sentidos puestos en las caricias y en disfrutar ese momento.

Elena empezó a animarse, tenía ganas de empezar a actuar más activamente. Con movimientos lentos pero decididos fue sin dilación a lo que guardaban mis pantalones cortos. Empezó a acariciarme por encima del pantalón. Pero esto no pareció bastante satisfactorio y pronto se dedicó a desabrocharme y liberar lo que allí había. Falta iba haciendo liberar aquello, que impelía por más espacio desde hacía rato. Ambos seguíamos fingiendo ver la película, mientras dedicábamos caricias al cuerpo del otro. Tocarme a través de la ropa interior la contentó por poco tiempo. Me bajó el slip con cuidado de no dejarse atrás nada y, estoy seguro aunque no le veía la cara, que sonrió al ver aquello al descubierto.

Lo saludó con un beso metiéndose el extremo entre sus húmedos labios. Después del saludo se metió en la boca el miembro hasta la mitad, despacio. Sujetando con una mano mientras daba una larga chupada usando también su lengua. Mientras tanto, acariciaba su cabeza y apartaba su pelo. La otra mano la seguí aplicando a amasar sus pechos y jugar con los pezones entre mis dedos.

Ahora era yo quien respiraba de manera agitada y más ruidosa. Normal con el esmero que se aplicaba la muchacha.

Con el acaloramiento me empezaba a sobrar todo. Me quité la camiseta mientras Ele aprovechaba para bajarme pantalón y slips hasta los pies. Ella no se había quitado nada aún. Y siguió a su labor de chupar, lamer y masajear mi miembro.

Abrí las piernas para que pudieran estar más libres mis pelotas, y así facilitar su tratamiento de rehabilitación. Pero desde esa postura tumbada a mi lado, no le era muy fácil. Se levantó mientras  me seguía pajeando suavemente y me miró mientras se incorporaba. Sabía que lo estaba haciendo más que bien. Se puso de pie, se quitó la camiseta y la dejó al a un lado sin importarle donde. Entonces se colocó de rodillas entre mis piernas. Ahora sí que se iba a aplicar a fondo.

Ahora tenía que agarrarme fuerte.

Me dejé resbalar algo más por el sofá para que me trabajase mejor mis pelotas. Las lamía y chupaba, sabía que me volvía loco. Ahora lamía y seguía pajeándome, ahora se metía otra vez mi falo en su boca bien a fondo.

-         Huummmmm!!!- Acertaba a mugir mientras retorcía en mi mano la tela del sofá.

Me tenía justo donde quería. Empezó entonces una mamada brutal, con un ritmo rápido y sin contemplaciones. Chupaba ayudándose de una mano mientras con la otra me acariciaba las pelotas. Me agarraba al sofá con ambas manos mientras apretaba las mandíbulas para aguantar el envite. Los días que llevaba “sin descargar” y lo bien que lo hacía Ele iban a conseguir que terminase en breve. Solo la postura no era muy cómoda para lo dolorido que estaba aún.

Ella seguía a lo suyo. De cuando en cuando se la sacaba de la boca para dar un rápido lametón para continuar inmediatamente. Mis mugidos y gritos ahogados debían de darle bastante buena idea de “cómo iba”. Pensé en avisarla de que estaba al borde del orgasmo, pero ella lo sabía de sobra y no iba a parar. Estaba muy excitada también y continuó tal cual estaba haciendo.

Llegado el momento me arquee mientras ella estaba lamiéndome los huevos y pajeándome; rápidamente se volvió a meter el miembro en la boca para poder recibir toda mi descarga. Ese movimiento terminó de precipitar la corrida, la tremenda corrida tendría que decir. Estaba en éxtasis totalmente mientras Ele aguantaba estoicamente y sin ningún ademán mis ráfagas de esperma. Tragaba y tragaba sin dejar escapar la más mínima gota. Elena hacía leves movimientos para ayudar a escurrirme bien lo que producía descargas eléctricas en todo mi cuerpo.

Terminé de expulsar todo el jugo que me pudo sacar y me miró con mi polla aún en su boca. Tenía cara de una niña al haber hecho una travesura. Menuda travesura. Se la sacó de la boca sin dejar de mirarme mientras hizo un último movimiento con la mano abajo y arriba que me hizo apretar de nuevo las mandíbulas.

Me quedé tirado en el sofá mientras ella fue a no sé donde ni tampoco podía preocuparme de otra cosa que no fuera recobrar el aliento.

Fui volviendo a ser dueño de mí mismo, entonces empecé a notar el dolor en la espalda a causa de la postura. No estaba recuperado y las posturas un poco forzadas y el esfuerzo hacía que me resintiera.

Elena había vuelto con una toallita a terminar de limpiarme. No hacía mucha falta ya que me había dejado bastante limpio. Pero se puso a darme con la toalla humedecida. Mi cara no podía ser de más agradecimiento. Había pasado el tiempo suficiente y con aquellos toquecitos sobre mi miembro y alrededores de tan magnífica hembra, hizo que aquello empezara otra vez a erguirse.

Me miró con media sonrisa y yo solo pude encogerme un poco de hombros y arquear las cejas. Se volvió a meter el falo en la boca para terminar que se levantara y endureciera del todo. No le costó mucho esto mientras disfrutaba otra vez de su buen hacer con la boca y legua. La dejó rápidamente como quería, se levantó justo delante de mí y sin dejar de mirarme intensamente se quitó los mini pantaloncitos y tanga. Se hizo a un lado y me dijo que subiera las piernas a la mesita. Entonces se dio la vuelta y pasó una pierna por encima de las mías. Diría para darme la espalda, pero lo cierto es que me acercó su culo y su sexo a mí. Pude acercarme los justo para darle un lengüentazo de abajo a arriba, lo suficiente para probar su húmedo sexo y ensalivar algo su otro agujero.

Se echó hacia adelante, se agachó y cogió mi falo para guiarlo hasta su húmedo sexo, impaciente ya por tenerme dentro después de tantos días. Se fue empalando ella misma despacio, parándose para acostumbrarse a tenerlo en su interior. Mis manos acariciaban su espalda y su culo, dejándola hacer, simplemente acariciándola.

Cuando hubo llegado hasta el fondo no se paró a reposar, si no que empezó con las embestidas, suavemente arriba y abajo, con decisión. Mis manos estaban en sus caderas siguiendo el movimiento y ritmo que ella imprimía, gozando de estar otra vez dentro de ella, de sentir como la llenaba y como ella me acogía dentro. Caliente y húmedo, excitación y deseo.

Di un par de azotes mientras Ele iba imprimiendo otro ritmo más fuerte. Se nos oía jadear a ambos por el esfuerzo y la excitación. Me estaba cabalgando ya a buen ritmo y el entrechocar de sus muslos y culo conmigo ahoga algo nuestros gemidos. Lo único malo de esta postura es que no podía ver sus generosos pechos subiendo y bajando, lo cual era una gran pérdida que tuve que suplir con algunas cachetadas más. Eso le gustaba, cuando creía que llevaba ya demasiados envites sin su correspondiente azote cogía mi mano de su cadera y me hacía azotarla.

Lo estaba gozando de verdad pero la postura me estaba fastidiando ya en demasía las cervicales. No aguantaba más desgraciadamente. Y tuve que decirle que parara. Lo hizo a regañadientes. Hizo que me saliera y nos incorporamos un poco en el sofá, echado sobre el respaldo. Ele ahora se tumbó sobre mí, echada hacia atrás. Entonces empecé a besarle el cuello, la oreja mientras mis manos recorrían su cuerpo. Sus pechos, su sexo que desprendía calor y humedad por igual. Empecé a acariciarlo mientras pellizcaba esos pezones tan erectos, ella se dejaba hacer rodeándome la cabeza con sus brazos.

Gemía y exhalaba el aire con fuerza mientras yo seguía deleitándola con mis dedos. Acariciando su clítoris e introduciendo un par de dedos bien adentro para volver a lubricarlos. Ambos estábamos muy excitados. Seguí acariciando su sexo, un poco más rápido, se notaba que estaba cerca del orgasmo pero no se dejaba ir. Quería disfrutarlo y alargarlo más tiempo. Mis dedos iban a toda velocidad y continuaba amasando sus pechos. Su cabeza totalmente hacia atrás y su boca abierta de la que no paraban de salir gemidos cada vez más fuertes y más continuados. Llevó los dedos que tenía dentro de ella a sus labios y los lamió y chupó, su propia esencia. Mis manos seguían trabajándola, entonces empezó a gritar de verdadero placer y convulsionarse sobre mí, parecía no parar nunca y seguía acariciando su sexo a menor ritmo; pero dejándola continuar con su orgasmo. No pararía hasta que ella no dejara de convulsionarse y gritar, es lo menos que podía hacer. Además, verla, sentirla y hacerla disfrutar así era casi incluso mejor que tener yo un orgasmo.

Terminó por fin de moverse y yo dejé mis manos quietas en su entrepierna. Respirábamos de manera agitada, pero ambos contentos por el desenlace. En realidad había tenido 2 o 3 orgasmos por los cambios de tono en sus gemidos y gritos. Parecía que había estado desde la última vez que nos acostamos sin sexo y sin juguetes.

Mi polla estaba medio aplastada en su espalda, seguía más dura que una estaca, cosa que percató cuando volvió un poco en sí.

-       Hummm, eso sigue bastante tieso. Hay que bajarlo como sea, no puedes ir por ahí con eso así.

Se levantó y yo hice lo mismo, rodeamos el sofá e hizo ademán de ir para la habitación pero la cogí de una muñeca y le di la vuelta y la atraje hacia mí. Puse ese brazo en su espalda para atraerla más y nos dimos un beso largo y húmedo. Mi miembro palpitaba contra su vientre. Hice que se apoyara e inclinara en el respaldo del sofá por detrás y detrás de ella me puse yo. Me miró de medio lado esbozando una sonrisa de aprobación mientras yo empecé a horadar su coño. Poco a poco, bombeando solo un poco y otra vez fuera.

La saqué y puse otra vez en la entrada, nuestros sexos goteaban los fluidos compartidos uno y otro. Esta vez la metí de una sola vez. Un gemido ahogado salió de su boca, no lo esperaba pero fue bien recibido. Entonces empecé a bombear a buen ritmo. La empujaba con fuerza, llegando bien adentro mientras ella aguantaba los envites con las piernas muy rectas, casi de puntillas, con el culo bien arriba. Apretaba sus cachetes con mis manos y separaba para ver entre ellos su hermoso agujero (como deseaba aquel agujero, sentir esa estrechez que seguro me esperaba, pero no era el momento). Algunos azotes hicieron que se excitara aún más si eso era posible.

Cogí su pelo para sujetarla sin hacerle daño mientras con la otra mano la llevé a su cadera. Estaba próximo a correrme y ya no podría coordinar ningún movimiento más que no fuera de empuje. Miró hacia atrás para mirarme, se agachó un poco y con una mano la llevó a mis huevos para acariciarlos mientras la seguía bombeando. Al poco estallé empujándola con fuerza, asiéndome a sus caderas para no dejar de empujar. También oí como ella llegaba a otro orgasmo.

Me eché un momento sobre su espalda y la besé repetidas veces, besos de agradecimiento y también de cariño. Estaba cansado y dolorido, pero con una sonrisa y un bienestar interior difícil de igualar. Elena también estaba muy contenta, no paraba de sonreír y de preguntar si me había gustado la sesión de rehabilitación. Así tenían que ser todas las rehabilitaciones.

Nos duchamos juntos, más juegos. Le echaba agua en la cara con la ducha cuando la pillaba desprevenida y daba ahogadillas con 2 gotas que le cayeran en la cara. Muchos magreos y toqueteos pero no nos íbamos a poner otra vez. Había tenido bastante para la primera sesión.

Nos vestimos y fuimos a la puerta.

-       ¿Qué tal te sientes?

-       Me siento cansado pero genial, chica.

-       Que no se crea el señor que su rehabilitación ha terminado y está curado. Le quedan algunas sesiones más.- Me decía con cara seria interpretando su papel.

-       No no, no pienso faltar a esas sesiones.- Por nada del mundo se saltaría nadie esas sesiones, capaces de resucitar a un muerto.

-       En cuanto me reponga tenemos que probar el regalito que te traje. Y ese culo lo tengo que probar, me vuelve loco.- Tenía que decírselo, es algo que llevaba mucho tiempo queriendo hacer.

-       No te preocupes que lo tendrás, recupérate y ya veremos si te dejo o no en la próxima sesión.- Me dijo con esa sonrisa y con un rintintín al final.

Nos dimos un beso pausado en los labios y me despedí. Elena era una chica genial. Magnífica en todos los aspectos, pero en el sexo era una fuera de serie. Hoy había sido blanda conmigo, otro día abusaría de mí sin lugar a dudas. Le gustaba tanto mandar como ser sumisa, te hacía querer explorar y probar cosas que tienes dentro de ti y que no te atreves a sacar y probar. Hasta donde quieran llegar ambas partes, con respeto, dentro de esos límites para ella vale todo. ¿Por qué me empeñaba en complicarme la vida pensando en otras chicas cuando esta lo tiene todo?¿O no?