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Alex y Boby. Decisivo.

en Amor filial

HACÍA ya dos semanas de la conversación telefónica de Alex con su amiga Marta.

-No me lo puedo creer...!- Alex dejó caer la expresión mientras miraba las fotos, de pie frente a la mesa que presidía aquella enorme cocina. -Además es que ni la conozco- Las grandes fotos como sacadas de una serie de detectives descansaban sobre aquel sobre marrón.

-Creo que tu ya lo sabías, cielo- Dijo Marta mientras se atusaba su rubio pelo. Se lo había alisado esa mañana antes de ir a recoger las fotos para su amiga. -A veces las mujeres nos podemos engañar a nosotras mismas, mejor de lo que nos engañan los demás- Dijo Marta haciendo un mecánico movimiento con la mano al coger un cigarro de su paquete abierto.

-Pero....- Y Alex se quedó sin palabras. No sabía ni lo que quería decir. Miró por la ventana de la cocina y vio a su hijo jugando con Salva el hijo de Marta. No podría decírselo a Boby. Bastante había tenido ese año el con los problemas en el instituto.

-No te preocupes cariño. Está todo organizado- dijo Marta buscando el mechero en el bolso. -Sé que es duro, pero mejor sola que acompañada de un cerdo infiel- Pero Alex no estaba sola, tenía a su Boby y el sólo recordarlo le avivó la llama de la esperanza. Su hijo lo superaría con la ayuda de ella.

-Vamos cielo, no llores- Sin darse cuenta Alex había vuelto a esconder la cara con sus manos. Eso hizo creer a Marta que lloraba y esta abrazó a su amiga.

-Ya he llorado bastante- Dijo Alex mientras correspondía el abrazo de su amiga. -Me he tirado toda la semana llorando, por ese cerdo- Dijo. Marta aún con el cigarro apagado en la mano se separó un poco y miró a su amiga Alex a los ojos.

-Cielo, estoy aquí para lo que necesites- Y le dio un cariñoso beso en los labios. Sin darle mucha importancia Marta se separó y siguió buscando el mechero que aún no había encontrado. Cuando lo hizo se volvió a mirar a su amiga que a su vez se estaba mirando los pechos, pues había sentido que por el beso de Marta sus pezones había reaccionado. Marta lo tomo como algo presumido y sin dudarlo echó mano de los pechos de Alex y son un tono divertido dijo:

-Pero si es que las tienes enormes- Y al soltarlas notó como los pezones estaban durísimos. -Oye, no te habrá excitado mi inocente beso- Y justo cuando terminó de decir eso, la cara de Alex se volvió de un rojo volcánico. Se creó un momento tenso en aquella cocina que ninguna de las dos sabía romper. Ninguna miraba a la otra. En ese instante entraron los chicos y Boby dijo:

-Mamá, ¿Nos podemos quedar a comer?- Y Alex miró a los chicos que parecía que planeaban algo, como ver una peli juntos o algo así.

-Si cariño si Marta nos acoge- Dijo medio sonriendo. Y al mirar a su amiga, se dio cuenta que esta ya no la miraba de la misma manera. De hecho cuando Alex levantó la vista hacia ella esta estaba mirando las grandes tetas de la madre de Boby.

-Eh, si por supuesto. Estáis en vuestra casa- dijo cambiando volviendo en si. Los chicos se fueron al jardín. -Salva, nada de bañaros en la piscina que vamos a comer en breve- dijo Marta avisando a su hijo. -¿Como lleva Boby ese asunto de los pequeños acosos del instituto?- Preguntó la rubia.

-Bien, los profesores están avisados y en casa trabajamos en ello- Dijo Alex volviendo a sonrojarse.

-¿Se la has visto? -Dijo Marta mientras, por fin, encendía el cigarro con una larga chupada la cual inundó sus pulmones de un humo delicioso.

-Claro, es mi hijo- Dijo Alex roja somo un tomate.

-Y ¿Como es?-

-Pues grande- Al ver que Alex no quería hablar de ello, Marta dejó el tema.

-Bueno, cielo tenemos que hablar de las medidas que vamos a tomar con ese cabrón- Dijo su amiga señalando las fotos. -He hablado con mi abogado y ha dicho que lo tienes todo a tu favor. Tan sólo hay que redactar un contrato que te proteja y hacer que lo firme- Dijo recogiendo las fotos de encima de la mesa. -No creo que sea difícil. Estoy segura de que ese no quiere meterse en juicios y menos con pruebas de infidelidad- dio otra calada al cigarro sujeto por la punta de los dedos. Alex con lágrimas en los ojos vio como su amiga echaba la bocanada de humo. Se acercó a ella y dijo:

-Gracias- Y la beso de nuevo en los labios esta vez agarrándole la cara y aguantando un poco mas sus labios contra los de su amiga. Acto seguido salió al jardín con Boby y Salva. Marta se quedó en la cocina mirando a su amiga por la ventana y los pensamientos que tuvo la dibujaron una sonrisa en la cara. Terminó su cigarro dando una última y larga calada lo cual provocó una gran nube de humo en la cocina. Acto seguido salió al patio a divertirse con su amiga y los chicos.

El resto del día transcurrió sin novedad. Al regresar a casa Boby y Alex notaron que no había nadie. Alex tampoco esperaba ver a su marido en casa, pero Boby preguntó a su madre.

-No lo sé hijo, supongo que son sus amigos- Dijo la madre reprimiendo la rabia que crecía dentro de ella. En ese momento sonó el teléfono. Bebeeep Bebeeep!

-¿Mami, no lo vas a coger?-

-No mi niño, si alguien quiere algo que deje un mensaje- Alex sabía que era su marido o Marta y no le apetecía hablar con ninguno de los dos. Subieron a las habitaciones y deshicieron las bolsas que traían de casa de sus amigos. Se ducharon cada uno en su baño y bajaron a cenar. Alex no paraba de pensar en los besos que se dieron ella y Marta en su cocina. Estaba intrigada por lo oque le diría su amiga, si lo hablaban claro. Antes de entrar en la cocina a preparar la cena Alex descolgó el teléfono para ver de quien había sido la llamada. Allí en el contestador resonaba la voz de su marido, excusándose de que había bebido mucho en la partida de poker y que se quedaba a dormir en casa de su amigo Joaquín. Sin pensarlo dos veces llamó a casa de Joaquín. Fue el mismo quien descolgó al otro lado.

-Ah hola Joaquín, soy Alex, ¿Está por ahí mi marido?-

-Hola Alex, no la partida terminó hace rato, ya se fueron todos a casa- Alex ardía por dentro de rabia.

-Ok, estará por llegar entonces, gracias- y de un fuerte y sordo golpe colgó el teléfono. Boby acostumbrado a la tranquilidad que desprendía su madre, salió de la cocina alarmado.

-¿Que pasa Mami?-

-No pasa nada cariño- lo besó en la frente y entraron los dos a la cocina a cenar. Alex trató de olvidar todo y cenar tranquila con su hijo. Lo consiguió e incluso hubo risas. Ese chico la hacía feliz y asustada de lo que sintió supo que se estaba enamorando de su hijo. Aquella sensibilidad, aquellos detalles...nunca la habían tratado así. Y además follaba de maravilla. No quería pensarlo. No quería continuar con aquello, era una locura. Madre e hijo enamorados! Pero era lo que sentía.

Disfrutaron de un rato juntos en el salón, viendo algún programa banal para despejarse de un día intenso. Abrazados, se besaron de vez en cuando. Alex se dedicó a hacer caricias a su hijo mientras se relajaba. A la hora de ir a la cama, los dos subieron las escaleras y Alex despidió a su hijo con un cariñoso beso en los labios.

-Hasta mañana mi amor- No estaba segura de que quisiese que pasase otra vez. Sabía que dependía de ella. Que su hijo acataría lo que ella dijese. Pasó a su habitación, se lavó los dientes y se metió en la cama. Con la luz aún encendida intentó leer la novela que tenía a medias. Todo fue en vano, no se quitaba de la cabeza todas las veces que había estado con su hijo. Lo fácil que lo tenía para volver a disfrutar de esa maravillosa verga que tanto placer ya la había dado.

Era inútil. Lo deseaba, lo deseaba con tantas ganas que no se sentía con fuerzas para resistirse. Dejó el libro a un lado y salió de la cama dejando la luz de la mesilla encendida. El pasillo estaba a oscuras, como era normal a esas horas. Se acercó a la puerta del cuarto de Boby y entreabrió la puerta un poco.

-Boby...- susurró. Tampoco quería despertarlo.

-¿Si?- la respuesta de su hijo fue alta, clara y automática.

-Tu tampoco puedes dormir, ¿Verdad?-

-No, mami- dijo el chico completamente despierto. Alex se acercó a la cama de su hijo y se arrodilló junto a ella. Observó el cuerpo de Boby por unos segundos y luego lo besó. Ambas lenguas en seguida se encontraron. Boby respondió agarrando a su madre por detrás de la cabeza y apretándola más aún contra él. Las dos bocas se hicieron una sola. Intercambiaron saliva y deseo. Alex acariciaba el desnudo torso de su hijo y este se estremecía por sus caricias. Pronto su mano llegó a la entre-pierna de Boby. Este soltó un gemido al sentir la mano de su madre por encima del calzoncillo. El beso continuaba. Alex lentamente metió la mano en el calzón y notó el duro pene.

-Mmm, ¿ya estás así?- Dijo dando un respiro a su hijo y a si misma. Volvió a besarle sin darle tiempo a responder. Boby excitado como estaba no perdió el tiempo, pues el chico aprendía rápido y agarró uno de los grandes pechos de su madre. Está soltó un largo gemido mientras seguía besando a Boby.

Se separó de él un momento para visionarlo allí tumbado semidesnudo con aquel gran bulto en el calzoncillo. Era maravilloso. No se volvería a privar de aquello. Era demasiado bueno como para no volver a vivirlo una y otra vez. En estos pensamientos estaba mientras terminaba de desnudar el joven muchacho. Aquel pene la llamaba apuntando al techo, brillante.

-¿Quieres que mamá te chupe la polla?- dijo Alex y sólo las palabras terminaron de excitarla.

-Si mami, chupamela un poco. Lo he estado esperando desde la última vez- Las suplicas de su hijo hicieron que una lágrima se derramase por la mejilla de Alex, pero eso Boby ya no lo vio, puesto que su madre ya le estaba practicando una felación. Era increíble como aquel pene llenaba la boca de Alex. Si lo metía muy a fondo sentía nauseas, puesto que el pene se colaba un poco en la garganta pero eso no la hacía detenerse. Con una mano amasaba los huevos y con la otra sujetaba el tronco de aquella verga.

-Mmmm, mami no pares nunca- Dijo Boby mirando como su madre de lado, arrodillada junto a la cama engullía su polla. Él sólo llegaba a acariciar la cabeza y la espalda de su madre, pero tampoco podía hacer mucho más, el placer lo consumía. -Ahh, mami si sigues me voy a correr...- Y Alex paró repentinamente.

-No cielo, no puedes correrte aún tienes que follarme primero- Dijo Alex pasándose el dorso de la mano por la barbilla donde tenía restos de líquido pre-seminal. Boby vio como un hilo de saliva quedó prendido desde su glande a la boca de su madre, lo que le dio un aspecto de mujer sucia. Rápidamente se quitó ese pensamiento de la cabeza.

-Primero mami te va a enseñar a comer un coño como es debido, ¿quieres?- Las meras palabras “comer” y “coño” hicieron que los ojos de Boby se abrieran mucho.

-Si mami, claro que quiero- Dijo el chico ansioso.

-pues deja que mami se siente en la cama y tu arrodillate donde yo estoy- Y se cambiaron de sitio. Alex se sentó y encendió la luz. Aunque la claridad era suficiente, quería ver bien. Ahora Boby pudo apreciar el cuerpo desnudo de su madre, el cual, no dejaba de maravillarle. Sentada como estaba al borde de la cama, frente al chico, podía ofrecerle una perfecta vista de su entre pierna. Con los muslos abiertos y la ayuda de dos dedos abrió los labios de su coño.

-Mira Boby, hijo. Como concepto básico, esta bolita de aquí arriba es el clítoris. Eso es lo que has de amasar con tu lengua, ya bien sea con la punta o con toda ella- El chico no perdía detalle. Estaba anonadado.

-Si mami. Entendido- dijo sin apartar la vista.

-Tócalo si quieres, pero hazlo despacio- Y sin duda alguna Boby alargó la mano para tocar aquella maravilla. -Ves hijoooo, no passaaaa nadaaaa- A Alex se le cerraban los ojos y perdía el habla cada vez que Boby tocaba su monte de venus. -Ahhhh, para, para!- Dijo Alex no pudiendo resistir. -Vale, ahora hazlo con la lengua cariño que mami quiere correrse...- y al decirlo Alex alargó la palabra. Lo deseaba, lo necesitaba. Su hijo le iba a hacer un cunilingus hasta correrse.

Se abrió aún más de piernas y se recostó un poco hacia atrás. Boby metió la cabeza entre aquellas piernas bien torneadas y comenzó la tarea que su madre le había puesto.

-Ahhhh, dios mio! Cariño lo haces muy bien. No pares, dale placer a mami...- Alex estaba en éxtasis. Su hijo lo hacía increíblemente bien. El placer le llegaba en oleadas. Su temperatura por momentos. -Ahhh, sigue cielo, sigue mi amor! Mami se va a correr- Y el orgasmo golpeó pronto a Alex. Notó como fluidos salían despedidos de su vagina. Nunca se había corrido así. Era como si hubiese eyaculado. Su hijo seguía chupando. No podía más. -Ahhh, Ahhh, Ahhhhh- Los gritos se oyeron por toda la casa. Alex tuvo la sensación de que se le juntaba un orgasmo con otro. -Para cielo, paraaaaa- Y Boby detuvo su cunilingus. Alex no tenía fuerzas para nada, no podía ni hablar.

-Mami, sabe raro, pero huele muy bien- Alex levantó la cabeza y vio a su hijo con la boca y barbilla llenas de un líquido blanco. Había eyaculado como un hombre, pero sin esperma, claro. Tanto flujo no lo había expulsado en su vida. Y allí estaba su hijo, comiéndoselo.

-Ven cielo- Alex se levantó un poco y besó a su hijo. Limpió su propio flujo de la cara de su pequeño. -Tumbate- le dijo cuando estuvo más o menos limpio. El chico se tumbó boca arriba y Alex puso las rodillas en la cama y se sentó a horcajadas sobre el pene de su hijo. -Mamá va a follarte. Necesito sentirte dentro, cariño- Con una mano agarró el pene y apuntó a su vagina, que ardía en deseos de ser penetrada. Vio como aún de su coño caían gotas de flujo. Colocó aquel pollón y lentamente se sentó sobre él. Entró a la primera y sin esfuerzo, aún con aquel tamaño.

-Ahhh, mami que gusto. Quiero que me folles más veces- Decía el chico.

-Siempre que quieras hijo. Siempreee, aahhh que....aaahhhquieras.......- Había comenzado un vaivén para, literalmente, cabalgar a aquel macho. -Dios, tienes una polla increíble amor mio. Chupa las tetas de mami- dijo esto mientras se echaba un poco hacia adelante para hacerlas accesibles para su hijo. Este obedeció gustosamente. -Ahhh, quiero que me folles. Fóllame Boby. Chupame las tetas- Le excitaba pronunciar el nombre de su hijo. El vaivén movía los espectaculares pechos de Alex y los pasaba por la cara de Boby el que se afanaba por chupar como podía.

-Ahhh, me voy a correr...- Dijo Alex sintiendo el placer de la penetración de la polla de su hijo junto con el roce de clítoris contra el estomago de este. -Ahhh fóllame Boby, fóllame siempre!...ahhhhhahhh!!- Y entre temblores y gritos Alex se corrió soltando un abundante cantidad de flujo sobre aquel rabo que la penetraba.

Boby se sintió un poco cohibido por los gritos de su madre lo que le hizo frenar un poco su ritmo, y no pudo acabar con Alex. Está extasiada ahora lo abrazaba tendido sobre él en la cama, presionando sus pechos contra el torso del chico.

-Cariño, ¿No te has corrido?- preguntó la madre a su hijo alzando un poco la cabeza para así ver la cara de su pequeño.

-No mami, pero no te preocupes-

-Claro que me preocupo mi amor- y Alex lentamente y con algo de esfuerzo debido al la relajación que experimentaba en ese momento, se bajó de la cama como pudo y se volvió a arrodillar junto a Boby. -Ahora mami te va a facilitar la tarea. Tu no te preocupes por mi y disfruta amor mio- Dijo Alex mirando a su hijo a los ojos. Y sin decir nada más agarró la tremenda verga de su querido Boby y se la tragó.

-Ahhh- el gemido de Boby se hizo oír en la habitación claramente. Alex sonrió como pudo, pero no dejó lo que estaba haciendo. Se afanaba en dar placer oral a su hijo. L que bien lo hace mami. Esto me encanta...-Dijo el chico tímidamente.

-¿Te gusta que mami te la chupe?- Dijo Alex -Pues mami te la chupará siempre que se lo pidas, cielo mio- Y continuó con lo que estaba. La dureza de aquel pene era brutal. La erección era soberbia y a Alex le costaba meterla del todo. Notó como aquello comenzó a palpitar de una manera que sólo podía significar una cosa.

-Mami, me va salir mi leche...- Dijo Boby con esfuerzo. Acto seguido Alex se vio con la boca llena de semen. -Me corro mamá!!- Decía el chico mientras la madre no dejaba de mamar y tragar. Fueron muchos los borbotones de semen que salieron de aquella maravillosa polla. Las manos de Alex no se movían de lo concentrada que estaba. No había cesado aún el movimiento, cuando dejó de manar alquel delicioso líquido. Así que dándose un respiro dejó de mamar para a base de lengüetazos y chupadas, limpiar los genitales de Boby. El cual parecía inconsciente. Ni hablaba, ni se movía. El orgasmo lo había dejado KO. Alex se tumbó junto a él y lo besó varias veces en los labios. En un momento dado sus lenguas se juntaron y Boby pudo notar el agrio sabor de su semen. Cansados, se acoplaron el uno al otro de costado y se quedaron dormidos en aquella estrecha cama. Esa noche durmieron juntos. 

 

 

 

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