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Rosa, de vacaciones

en Amor filial

Era ya tarde y estaba sola en el salón. La casa estaba recogida y limpia. Todos dormían, excepto ella. La encantaba disfrutar de esos momentos.

Se había roto algo en ella esa misma tarde, después de como la había tratado su marido. Ya no había amor. Sólo costumbre, quizás cariño... no, ni siquiera eso. Su matrimonio estaba acabado.

Muchos pensamientos rondaban por la cabeza de Rosa. Debía mirar por ella misma y por su hijo. Estaba cansada de dar y esperar, sin recibir.

Abrió el portátil que reposaba cerrado sobre su regazo. Dejó que la computadora hiciese los ruiditos pertinentes y que se encendiese. Estuvo un rato mirando viajes a sitios de costa con hoteles lujosos, Aparta-hoteles y apartamentos. Descartó los dos últimos pues quería que fuesen sus vacaciones y no hacer nada de nada, salvo disfrutar.

Un hotel en un lugar de la costa del sol le llamó la atención en especial. No era muy caro. Encajaba perfectamente con lo que buscaba. Dio los "clicks" necesarios con el ratón. Habitación de matrimonio; Media pensión; Vistas al mar; y algunos extras que en ese momento le parecieron bien.

Sacó de su monedero su tarjeta de crédito y reservó a dos semanas vista. Justo para el cumpleaños de su hijo. Se aseguró de que fuesen unos días que su marido no pudiese ir.

 

 

 

Fue al día siguiente cuando se lo contó a su marido. Este respondió como ella esperaba. No tuvo que forzar nada, él mismo se lo puso en bandeja.

-Sabes que no puedo pedir vacaciones ahora en la oficina- Dijo cabreado. -Están echando a gente- Rosa sabía que mentía porque se enteró de que hacía poco habían contratado a tres personas.

-Para una vez que nos toca algo gratis- Y Rosa soltó el engaño. La verdad, es que no temía ni que él mirase los recibos de la tarjeta. -Yo quiero aprovecharlo-

-Pues llévate a tu hijo- Espetó su marido haciendo un gesto con la mano como queriendo que lo dejasen en paz.

-Pero..- Rosa fingió dudar. -Bueno, no creo que pase nada porque falte un par de días a clase- Ya no pudo remediar esbozar una media sonrisa, cosa que él no vio por estar concentrado en uno de esos programas de reportaje futbolístico. Su plan había dado resultado. Ya tenía los días de hotel pagados para pasarlos con Dani en plena costa del sol.

Su hijo Dani se lo tomó muy bien. Le gustó mucho la idea. Rosa también estaba ilusionada.

 

 

 

 

 

 

Luego de alcanzar Motril, recorrieron la costa hasta llegar a la localidad donde se encontraba el hotel. Era un hotel sencillo. Rosa en la web había solicitado una habitación con terraza o bien privada o bien con cierta privacidad.

Entraron en la recepción. Era una sala modesta con un mostrador muy minimalista.

Después de estar hablando un rato con el recepcionista, Rosa se giró y buscó a Dani con la mirada. La esperaba sentado en un sillón.

-Ya está cariño, vamos para arriba- Dijo Rosa acercándose a él. Subieron en el ascensor a la 5 planta. Era la última. Recorrieron el pasillo hasta el final. La última puerta tenía un 59 colgado en ella.

-Es aquí- Dijo Rosa indicándole a su hijo con una mirada el número de la puerta. -Toma te he pedido una copia de la llave para que entres y salgas a tu antojo- Y le entregó una tarjeta negra con el logo el Hotel impreso. Entraron y apareció ante ellos una gran habitación con una cama doble enorme, de por lo menos 2 por 2 metros. Al final de la habitación pudieron ver un gran ventanal que daba acceso a una terraza casi tan grande como la habitación. En ella había una mesa con dos sillas, una a cada lado. Rosa salió a la terraza y observó como estaba dispuesta. Separada por un muro de su terraza vecina por un lado, lo cual le daba privacidad y al otro no tenía nada, pues daba a la esquina del hotel. Las terrazas estaban construidas en escalera, lo que le permitía ver todas y que ninguna le viese a ella. Era perfecto.

-Pero Mamá, sólo hay una cama- Dijo Dani.

-No te preocupes cariño, nos apañaremos- Mintió Rosa, pues sabía lo que ella quería y le dio un beso en la mejilla. Eran las seis de la tarde, pero aún hacía un calor infernal. -¿Nos vamos a la playa a tomar un poco el sol y así aprovechar lo que queda de día?- Dijo Rosa mientras buscaba en su maleta su bikini nuevo.

-Vale...- Dijo Dani viendo a su madre sacar un bikini blanco de la ordenada maleta.

 

 

 

La playa no era muy grande. Más bien recogida. Era la del hotel y aunque no era privada, no tenían que coger el coche y estaba muy tranquila para ser la época que era. Rosa echó a andar por la caliente arena. Una larga camiseta le cubría parcialmente las caderas. Sus piernas, aunque bien torneadas relucían un tanto pálidas. Caminaba despacio pero con decisión. Dani la seguía.

-Aquí mismo. Pon tu toalla donde quieras, cariño- Y diciendo esto Rosa soltó la bolsa que llevaba y extendió su toalla mirando hacia el mar.

No había casi nada de oleaje y parecía que no estaba muy fría. Se quitó la camiseta y sintió como el sol golpeó su piel.

-Como no tengamos cuidado nos vamos a quemar- Dijo mirando a su hijo a quien descubrió hipnotizado mirando directamente a sus voluptuosos pechos. -Dani, cariño...-Con una sonrisa en la cara, llamó la atención de su hijo, quien levantó la vista para mirar a su madre a la cara. -...que si me untas crema en la espalda-

-Eh, ...si, claro mamá- Dijo el muchacho saliendo de su ensimismamiento. Rosa se sentó en la toalla y mientras Dani le untaba crema en la espalda ella se propinó una generosa capa por el resto del cuerpo. Sentía las manos de su hijo deslizarse por su espalda embadurnando la crema. No podía remediar excitarse un poco pensando en sus fantasías filiales.

-Que ganas tenía de tomar el sol...- Dijo recostándose en la toalla boca arriba cuando Dani hubo terminado. -Ve a bañarte cariño o te va a dar un golpe de calor- Dijo Rosa sonriendo, suponiendo el calentón que tendría que tener el muchacho. Lo vio alejarse por la arena de camino al agua. Su cuerpo ya no era el de un niño. Estaba formado y se definían sus espaldas y su cintura. Su culo, aunque no muy pronunciado era una maravilla adolescente, o así lo vio su madre.

 

 

 

Cuando Rosa despertó, ya no quedaba casi nadie en la playa. El sol estaba a punto de ocultarse y las últimas dos familias abandonaban la arena. Oteó el horizonte mirando y sólo vio dos parejas al otro extremo de la playa cerca de la escalera de madera que llevaba al hotel.

Junto a ella descansaba Dani, aún húmedo por el último baño que se había dado.

-Hola cariño- Dijo Rosa incorporandose un poco, apoyada en un codo y mirando el cuerpo de su hijo brillante por la gotas de agua de mar. -¿Esta fría?- Dijo pasando la mano por su estomago. Era un vientre firme y sin apenas grasa y si, estaba algo frío. -Vaya, como esté así el agua yo no me meto- Dijo tocando el bañador. Sabía que estaban solos y se aprovechó de ello. Su mano se deslizó por encima de la entrepierna de su hijo. Este reaccionó con un pequeño respingo alzando la cabeza y mirando a su madre.

-¿Nos damos el último baño antes de irnos a la habitación?- Dijo Rosa retirando la mano.

-Vale...- Dijo Dani levantandose y echando a andar.

-¿Pero te vas a bañar vestido?- Dijo Rosa desabrochando la parte de arriba de su bikini. -Yo voy a aprovechar que no queda nadie en la playa- Dijo con el bikini en la mano y los pechos al aire. -Anímate y nos bañamos desnudos- Dijo Rosa con una sonrisa animando al chico.

Dani miró tímidamente a ambos lados comprobando lo que decía su madre. Era cierto, la poca gente que quedaba estaban muy lejos.

-Pero, ¿desnudos enteros?- Dijo nervioso.

-Claro, ¿es que tienes algo que esconder a tu madre?- Dijo Rosa con algo de sorna. Mirando fijamente al chico que no retiraba los ojos de lo que hacía su madre, se echó las manos a las caderas y despacio tiró del tanga hacia abajo hasta quitárselo. En un momento estaba desnuda por completo. Dani vio un pequeño mechón de vello muy corto que lucía su madre en la parte alta de su vagina. Por lo demás no tenía pelo. Estaba afeitada.

-Te espero en el agua cielo- Dijo caminando hacia las tímidas olas que acariciaban la orilla.

Dani vio a su madre alejarse desnuda, caminando sensualmente. Había claridad de sobra para que poder apreciar con todo detalle el cuerpo de aquella diosa. La vio meterse en el agua con gestos que denotaban que el agua no estaba muy caliente.

Se quitó el bañador y lo arrojó a las toallas. Cuando se giró y miró hacia el mar, tardó en encontrar a su madre pues se había zambullido y nadaba mar adentro. Corrió para reunirse con ella.

 

 

 

Desde el agua Rosa vio como el muchacho después de dudar corrió hacia ella. Pudo apreciar que lo hacía desnudo.

Era genial nadar sin bikini. Tenía una sensación de libertad total. Sus pechos se movían libremente y sentía el frescor del agua en su vagina. Era maravilloso.

Nadó un poco hacia la orilla hasta hacer pié y que el agua le quedase por los hombros. Pasado un rato se estaba mejor dentro del agua que fuera. Dani llegó hasta ella.

-Te ha costado decidirte- Dijo Rosa sonriendo. -Hace frío- Dijo abrazando a su hijo por detrás. Este pudo sentir al instante los pechos de su madre contra su espalda lo que provocó una semi erección instantánea. Rosa pasó los brazos por los hombros del chico atrapándolo en un cálido abrazo. Acariciaba el pecho del chico. Sus piernas terminaron por abrazarle también despegándola del fondo marino.

-Que frío hace...- Susurró al oído de Dani. Este no decía nada. Estaba un poco cortado.

El agua los empujaba hacia la orilla y poco a poco sin darse cuenta, iban avanzando. Rosa quería sentir a su hijo y le pidió que la abrazase.

-Tengo frío Dani, cariño. Abrázame tu ahora- La erección de Dani era imposible de ocultar. Cuando Rosa pegó su espalda contra el pecho del muchacho, notó su pene chocar contra uno de los cachetes de su culo. "Madre mía, si ya está así...como se pondrá esta noche en la habitación" pensó Rosa.

-Vaya veo que a ti el frío no te afecta- Dijo Rosa girando la cabeza y acercando su cara a la de Dani.

-Perdona mamá, es que....- Comenzó a decirle.

-Ni se te ocurra disculparte. Es una reacción de lo más natural. De echo, me gusta- Y mientras decía esto echó una de sus manos hacia atrás para agarrar el joven pene que la empujaba. -Mmm, me encanta- Dijo echando la cabeza hacia atrás y apoyándola en uno de los hombros de Dani.

El chico no sabía lo que hacer. Notó como su madre muy lentamente lo masturbaba. Estaba en la gloria, pero no sabía donde estaba el limite. Deseaba tocar, besar y estrujar a su madre y sus maravillosos pechos, pero tenía miedo de cruzar ese misterioso límite y que todo se acabase.

-¿Que te parece si nos vamos al hotel?- Dijo Rosa separándose y mirando a su hijo frente a frente. -Me estoy enfriando un poco y quiero secarme- Dijo besando levemente los labios de Dani.

-Vale mamá- Y ambos salieron del agua hacia las toallas.

Rosa se secaba concentrada, cuando vio que Dani la miraba muy fijamente.

-¿Que ocurre cariño?- Preguntó intrigada.

-Eres.... tienes un cuerpo...maravilloso- Rosa sonrió complacida. Se cercó al chico y lo beso en los labios.

-Gracias mi amor- Dijo mientras terminaba de secarse y arrojaba la toalla al suelo. Dani pudo ver otra vez el deslumbrante desnudo de su madre. Era como una diosa romana de esas que había visto en el libro de historia.

-Vaya,veo que tienes bastante vello ahí abajo. Si quieres te lo puedo quitar- Dijo Rosa fijándose en que Dani tenía rizos definidos en el vello púbico.

-Pero... no me molesta- Dijo el chico extrañado.

-Lo sé cielo, pero a las mujeres nos gustan los hombres con poco vello, o más bien nada. Es muy agradable para nosotras no encontrarnos tanto pelo en vuestra entre pierna- Explicó Rosa sin avergonzarse.

-Ah, no lo sabía...- Respondió Dani admitiendo su ignorancia.

-Si quieres ahora en la habitación te lo quito. Me he traído cuchillas de depilar de sobra- Al ver la cara de miedo que puso su hijo Rosa le explicó. -No te preocupes, tengo mucha experiencia. Llevo toda la vida depilándome-

-Vale- Dijo Dani sonriendo, un poco más tranquilo.

 

 

 

Se vistieron y caminaron hasta el hotel. Ya no tenían que pasar por recepción cada vez que fuesen a la habitación. Había un acceso exterior al bloque de habitaciones, lo cual le vino de perlas a Dani, pues aún le duraba el calentón y no le apetecía caminar por recepción con aquella erección.

Rosa iba delante y Dani no perdía detalle de su bamboleante culo. Debajo de la camiseta se podía apreciar como ambos cachetes se movían al compás del caminar de aquella mujer.

Casi se da de bruces con su madre, cuando esta se detuvo frente a la puerta de la habitación para abrir la puerta. Rosa metió la tarjeta y la puerta emitió un chasquido. Entraron derechos a la terraza para dejar sobre las hamacas las toallas mojadas.

-Deja aquí también tu bañador, hijo. Así para mañana lo tendremos seco- Dijo Rosa como si fuese algo cotidiano el quitarse la ropa uno delante del otro. Evidentemente sólo llevaban puesto eso, el bañador y bikini. Dani se quedó mirando a su madre como ensimismado. Aquellos pechos le tenían absorto. Eran maravillosamente voluptuosos y perfectos a los ojos del chico.

-Los voy a dejar aquí- Dijo Rosa con naturalidad. Lo disimulaba muy bien, pero estaba muy excitada. Sabía lo que quería y sabía como conseguirlo. Había visto lo rápido se excitaba su hijo con ella, por lo que no iba a tener ningún problema en hacer lo que quisiese esas vacaciones. Con gestos naturales, extendió el bikini sobre el respaldo de la hamaca. Lo mismo hizo con el tanga quedándose desnuda.

-Voy a ducharme. Te espero en el baño, Dani cariño- Dani no salía de su asombro. Observó como su madre atravesaba la habitación, encendía la luz del baño y se metía dejando la puerta abierta. Cuando quiso quitarse el bañador vio que su pene no estaba precisamente fláccido, cosa que su madre no habría podido pasar por alto. Obedeció y dejando el bañador junto al de su madre, se dirigió al baño.

 

 

 

-Pasa cariño, no te quedes en la puerta- Dijo Rosa sentada en el inodoro. -Te he dicho que puedes pasar cuando estoy haciendo pis- Rosa se limpió con delicadeza. Se puso en pie y miró a Dani. -Ven que te afeito todo ese pelo- Abriendo su gran neceser, Rosa extrajo un bote de lo que parecía crema y una cuchilla a estrenar. Se arrodilló frente a su hijo, quedando su pene frente a su cara.

-Cielo, es muy importante que no te muevas. No te preocupes, terminaré enseguida- Agitó un poco el bote y untó un poco de una crema rosa por toda la base del pene. Este reaccionó y automáticamente se puso duro como barra de hierro.

-Vaya, si que eres sensible- Dijo Rosa con una sonrisa de satisfacción.

-Es que me gusta mucho lo que me haces, mamá- Dijo Dani ya con un tono más tranquilo y sin tanta vergüenza.

-Mejor, así puedo hacerlo más cómodamente- Agarrando firmemente con una mano la base del pene, deslizó la cuchilla por todo el pubis del chico deshaciéndose del vello. La espuma fue desapareciendo dejando tras de si un pene reluciente. Dani se vio raro.

-¿Ves? ya hemos terminado. Deja que te limpie- Rosa echó un poco de agua para terminar de retirar los restos de crema. pasó una toalla y admiró su trabajo. Era una polla bonita la de su hijo, adornada con un disimulado lunar. Agarró un bote de crema hidratante y untó un poco en la base para que no se resecase la piel.

-Ahh...- Dani soltó un tímido gemido que advirtió a Rosa de que lo que hacía no pasaba desapercibido.

-Ha quedado preciosa- Dijo mirando para arriba y extendiendo el masaje al tronco del miembro. Su mano subía y bajaba por aquel tronco acariciando la polla de su hijo. Su calentamiento iba en aumento. Estaba disfrutando de aquel momento como lo había hecho de sus primeros encuentros sexuales en su juventud.

Dani veía como su la mano de su madre con aquellas grandes uñas blancas, se deslizaba a lo largo su polla. "ahh...mmmh" sus gemidos eran casi involuntarios, pero tampoco hacía nada por acallarlos.

-Veo que te gusta lo que te hace mami- Dijo Rosa desde allí abajo mirando a los ojos de Dani. Desnudos como estaban, Rosa tenía acceso a acariciar cualquier parte del cuerpo de su hijo, pero estaba obsesionada con aquel miembro. Quería tocarlo, chuparlo, lamerlo...follarlo.

Sin avisar a Dani, Rosa engulló la cabeza de la polla del chaval. Sus labios rodearon aquel jugoso y joven glande a punto de estallar. Lentamente inició una mamada que duraría poco. Sabía que Dani estaba muy excitado y que no tardaría en descargar su semen.

-Aaahhhh, aaahhhh...- Los gemidos del chico se intensificaron. Ella absorbía su sexualidad como si de una aspiradora de deseo se tratase. La excitación poseía a Rosa, pero pudo controlarse y dedicarse a dar placer a su vástago.

Su mano derecha agarraba el tronco de la polla, mientras que su lengua jugaba con la punta dentro de la boca de Rosa. Estaban ambos en éxtasis. Rosa había llevado a su hijo donde quería tenerlo y Dani no quería estar en otra parte.

-Maaamaa...me corroooo- Dijo Dani con dificultades. Rosa cesó la mamada y continuó dándole el placer necesario para su orgasmo con su mano. Apartó ligeramente la cara para dar vía libre al semen del chico.

La descarga fue inmensa. Chorros de semen, salieron disparados hacia delante. Rosa no se acordaba haber visto tanta cantidad. Era maravilloso poder ver eso en su hijo.

-Ahhhhh, joder....me corrooooo- Seguía diciendo Dani. Rosa, aunque sorprendida y excitada al escuchar a Dani hablar de esa manera, continuaba con la paja. No pensaba parar hasta que Dani se lo dijese o este dejase de echar semen. La mano estaba manchada de la leche de su hijo. Era excitante, morboso y acelerado. Era una de las cosas más excitantes que había hecho en su vida. Ahora mismo estaba receptiva a cualquier cosa que la hubiesen hecho, pero no quiso acelerar las cosas. Había noche de sobra.

-Ufff, cielo, ha sido maravilloso ver tanto semen- Dijo Rosa poniéndose en pie sin soltar la polla de Dani. -Mira me has manchado toda la mano- Dijo, llevándose la mano a la boca y chupando los restos de semen que en ella quedaban.

-Es por la mamada que me has hecho, ha sido....-Y no pudo terminar, por que Rosa le metió la lengua en la boca. Se fundieron en un apasionado beso. Sus labios se estrujaron y sus lenguas lucharon entre si en su primer beso pasional. Ella agarraba la cabeza del adolescente estrujando aún más sus bocas. Los tersos pechos de Rosa se aplastaban contra el pecho de Dani. La mujer estaba fuera de si, pero se contuvo.

-Pídeme otra mamada cuando quieras. Estaré encantada de concedértela- A Dani se le dibujó una sonrisa triunfante en la cara. -Ahora vamos a ducharnos y a cenar algo, anda- Y desnudos tal y como estaban se metieron en la ducha.

 

 

 

La cena no fue muy copiosa. Habían comido fuerte de camino y aunque el hotel tenía uno de esos Bufetes en los que la comida parece no tener fin, fue poco lo que se pidieron. No obstante Rosa pudo observar que por muy elegantes que seamos a veces y por mucho que paguemos por nuestras vacaciones, somos muy básicos como humanos. La gente se atiborraba en el bufet, Los platos que cogían eran como para alimentar una familia entera durante un día.

 

 

 

Hablaban tranquilamente de como querían que fuesen el resto de las vacaciones. Que querían visitar y que no querían hacer. Dani era mayorcito, así que Rosa le propuso separarse en algún momento para que cada uno disfrutase de lo que quería.

-Mamá, lo de antes...podemos hacer como que tu eres mi novia...- Dijo tímidamente, casi sin levantar la cabeza. A Rosa no le pilló por sorpresa. Sabía que era joven y que no había tenido pareja formal aún, aunque se algún lío con alguna chica.

-Cielo, por mucho que nos guste estar juntos, no podemos hacer eso- Rosa pudo leer la decepción en la cara de Dani. -Deja que te explique cariño...- Se apresuró a decir, para que Dani la escuchase. -La gente no vería con buenos ojos lo que hacemos. En esta sociedad se castiga el incesto, es decir, las relaciones sexuales dentro de la familia- Dijo en un tono más intimo e inclinándose un poco en la mesa para acercarse a Dani. Sus pechos reposaron en la madera de la fría mesa. -En privado podemos hacer lo que quieras. Puedes pedirme lo que quieras, pero en público, debemos guardar la compostura- Se quedó más tranquila después de la explicación, tras ver el gesto de alivio en la cara de su hijo.

Pudo observar por el rabillo del ojo como un hombre de un par de mesas más allá, se quedaba mirando hacia ella. Supo que miraba sus pechos, pues resaltaban en aquella postura poco natural. Le gustó sentirse observada y por un par de segundos devolvió la mirada a aquel padre, que cenaba con su mujer y su hija pequeña. Este giró la cabeza en cuanto se encontró con los oscuros ojos de Rosa. Era un hombre ni delgado ni gordo, un poco canoso y con cierto atractivo. Su mujer en cambio tenía un poco de sobre peso y comía de un gran plato, donde había un poco de todo menos ensalada.

Mucho análisis no le hizo falta a Rosa para vislumbrar un matrimonio monótono y casi sin vida. O no.

-Dios, me muero por un cigarro ¿Nos subimos a la habitación, cariño?- Dijo Rosa pensando que hacía mucho que no fumaba.

-Si claro, mamá- Respondió Dani. Se levantaron de la mesa dejando los platos vacíos. La mirada de Rosa se cruzó de nuevo con la del hombre de familia y sonrió ligeramente. Este hizo lo mismo disimuladamente para que su mujer no se diese cuenta, pensó Rosa.

Ya en el ascensor, solos, de camino a la habitación, Rosa le preguntó a Dani si se había sentido incómodo.

-¿Te ha molestado lo que te he dicho en el restaurante?- Preguntó apoyada en la pared del cubículo metálico.

-No me molestó mami...lo entiendo, pero no me gusta- Dijo Dani sinceramente.

-A mi tampoco cielo, pero si queremos que esto dure debemos ser cautos- Respondió la madre. A Dani se le iba la vista al escote de su madre. Se había puesto un vestido blanco muy escotado, con una corta falda de tablillas. "Está rompedora" pensó el chico.

-¿Que piensas hijo?- Preguntó Rosa observando como los ojos de su hijo recorrían su cuerpo.

-Me encanta como te has vestido para la cena mamá. Pero más me gusta verte desnuda- Dijo sonriendo y mirando hacia el suelo.

-No te avergüences de decir cosas tan bonitas a una mujer. Y menos a tu madre- Dijo Rosa acercándose a Dani y empujando con un dedo su barbilla para que este alzase la cabeza. -Eres encantador- Y depositó un corto beso en sus labios. Las puertas se abrieron y sacaron a la pareja de su cortejo.

Rosa entró en la habitación y fue directa a la terraza. Ya era de noche y aunque era verano todavía no era la época fuerte de vacaciones en España, con lo que no se oía ni un ruido.

Dejó el bolso encima de la mesa después de sacar un cigarro de él. Se sentó en un de las dos hamacas y se lo llevó a los labios. Lo encendió con una calada que llenó su pecho de un sabroso humo. Eso la relajó una barbaridad. Ya tenía ganas de un cigarro. Se recostó y disfrutó de él. La luna no se veía por ninguna parte, o no había salido aún. Disfrutó de su intimidad.

-Mamá ¿que haces?- escuchó a Dani que salía a la terraza a buscarla. -Ah, estás fumando- Dijo el chico dándose la explicación a si mismo.

-Si, lo necesitaba- Dijo con gusto mirando el cigarrillo que atrapaba con la punta de sus dedos. -Y tu, ¿Estas bien?- Y arrastrando las palabras como si le costase hablar pasó una mano por encima de su paquete. Los pantalones vaqueros guardaban con recelo lo que Rosa buscaba y ansiaba. -¿Porque no te vas desnudando? En cuanto acabe de fumar voy dentro y acabamos lo que habíamos empezado antes- Esas palabras sonaron como campanas celestiales a los oídos de Dani. No pensó, sólo actuó y en unos segundos se había quitado camiseta y pantalones. Desnudo junto a su madre la miraba hacia abajo pidiendo acción.

-Vaya! eso es rapidez. Cariño, no me estarás queriendo decir algo, ¿verdad?- Diciendo esto pasó la mano por encima del aún lacio pene. -Cada día me gusta más tu pene, cielo- Susurró para que por si alguien escuchaba. Su mano libre comenzó un movimiento masturbatorio, que aunque era lento recorría toda la longitud del pene.

La otra mano la acercó a sus labios para poder dar una calada al cigarro. Se tomó su tiempo para exhalar en humo mientras observaba el prepucio de Dani abriéndose y cerrándose debido al movimiento de su mano, mostrando así de forma intermitente un glande rosado y brillante.

Dio otra profunda calada y tras exhalar todo el humo se incorporó y se trago la joven polla de su hijo. Le miraba desde abajo mientras engullía con cariño y lentitud su pene ya erecto.

-Esto reacciona rápido- Dijo mirando la polla ya dura. Siguió chupando. Por momentos cerraba los ojos para así disfrutar más aún del momento. -mmm, me encanta fumar y chupar...- Y dio otra calada al cigarrillo.

Continuó un poco más con la mamada mientras el cigarro se consumía en sus largos dedos. Era maravilloso.

Estuvo así poco tiempo pues quería que su hijo durase un poco más que la última vez.

Se puso en pie y lo besó. Sus lenguas intercambiaron saliva y sus labios se estrujaron entre si. Rosa agarró las manos de su hijo y se las llevó a sus propias nalgas. Estaba increíblemente excitada.

-Recoge tu ropa y vamos dentro cariño.- Dijo susurrando.

-Si mamá- Respondió el chico solícito. Cuando Dani se agachó para agarrar los pantalones y la camiseta, Rosa le dió una sonora palmetada en el culo. Ambos sonrieron. Rosa vio como su hijo entraba en la habitación mientras apuraba lo que quedaba de cigarro, que no era mucho. Echando el humo despacio entró en la habitación cerrando la puerta tras de si.

Aún llevaba su vestido cuando llegó junto a su hijo.

Dani sentado en la cama estaba boquiabierto. Rosa retiró los hombros del vestido que cayeron rápidamente. El gran escote le permitía quitárselo por la cadera, así que empujó el vestido hacia abajo y lentamente fue descubriendo partes de su cuerpo. Cuando el vestido cayó al suelo, Dani admiró el cuerpo de u madre de nuevo. Era un diosa. La elegante ropa interior que llevaba la hacía aún más idílica.

-Esa mirada lo dice todo hijo- Y pronunciando esta palabras se acercó al muchacho y lo besó de nuevo. Sus manos cogían suavemente la cara de él. Se separó para con un gesto rápido quitarse el sujetador echándolo a un lado.

-Quiero que los beses- Dijo Rosa mirándose los pechos. Dani obedeció y su madre se los acercó a la cara, para facilitárselo. El chico abrió la boca y los besó como si besase la boca de su madre. con los labios los atrapaba y con la lengua chupaba lo que podía.

-Que maravilla..., no sabía...que supieses....hacerlo así de bien..- Dijo Rosa, alargando las palabras entre gemidos. Su cabeza le daba vueltas. Habían sido muchos días. Muchos meses, incluso años desde que alguien le chupaba con esa devoción, con esa pasión. -Ahhh, no pares....mmmm- Dani alternaba entre un pecho y otro. Eran increíbles. Tiernos y tersos sobre todo para la edad de su madre. Los pezones estaban muy duros y Dani no sabía muy bien que hacer con ellos. Los chupó y comprobó que eso ponía a su madre como loca. Rosa estaba muy receptiva. Cualquier cosa que Dani hubiese hecho le hubiese gustado.

-Espera cielo, quiero que me des placer oral- Dijo Rosa. Besó de nuevo a su hijo y se subió en la cama tumbándose boca arriba. Se quitó el tanga y miró a Dani.

-Quiero que me lo comas- Dani vio como el cielo se abría y la mano de Dios le concedía su mayor deseo. No lo pensó dos veces y metió la cabeza entre las piernas de Rosa. Eso era otra cosa, nunca había chupado un coño y no sabía muy bien que tenía que hacer, pero se puso a ello.

Rosa notó como la lengua de Dani recorría a lo loco su vagina. Acariciando su cabeza, le pidió que parase.

-Espera, espera, cielo. Has de hacerlo de abajo arriba, como si fuese un helado- Lo haces bien, pero es que a mi me gusta que me lo hagan así- Dani, tímidamente comenzó desde abajo hacia arriba a lamer la vagina de su madre. -Ahhh, es una delicia. Así, lentamente- Rosa se estremecía notando la lengua de Dani recorrer su coño llevándose consigo parte del flujo que ella producía.

-Así Dani cariño...sigue así- Rosa cerraba los ojos y levantaba la cadera para facilitar la tarea a Dani. Estaba en la gloria y era su primera vez. Dani aprendía rápido y con una mano separaba los labios de su madre para que así la lengua hiciese un mejor recorrido por la humedad de la vagina de Rosa.

-Ahh, dios...aprendes muy rápido cariño. No pares, es delicioso, delicioso...- "No para de usar esa palabra", pensó Dani, pero enseguida regresó con sus pensamientos a la vagina de su madre y se cercioró de que Rosa recibiese todo el placer que el le pudiese dar. Era maravilloso poder chupar y lamer aquel coño que tanto había deseado. El cuerpo de su madre había sido, durante años, objeto de su deseo y fantasías. Habían sido muchas pajas imaginándose aquella escena.

-ahhh, ahh, Dani...concéntrate ahora en el clítoris...- Dijo Rosa sin saber si su hijo sabría de lo que le estaba hablando.

Se quedó anonadada cuando notó como la lengua de su hijo se dirigía directamente a su monte de venus. Su clítoris recibió un lametazo de la lengua de Dani que la hizo soltar un alarido.

-Ahhh, dios....- Rosa estaba en las nubes. Cerraba los ojos y levantaba las caderas. Estaba disfrutando como no lo había hecho con su marido en años. Quería correrse pero también quería que aquello durase eternamente. Quería follar con su hijo para siempre. La volvía loca.

-Dani sigue, no pares...nunca. Ahhh...- Se derretía. No había caído en la cuenta de lo que deseaba aquello hasta que ocurrió. Sus manos agarraron firmemente la cabeza del chaval y apretaron su boca contra su coño. La lengua de Dani se movía rápido y masajeaba aquel clítoris como su fuese un caramelo que quisiese disolver.

-Me voy a correr cariño.....no pares. Ahora no pares...- Dijo Rosa con los ojos cerrados concentrada como estaba en las sensaciones que le proporcionaba la boca de Dani. -AhhhhAhhh...- Y entre fuertes gemidos el orgasmo arrolló a Rosa quien notó como sus fluidos salían disparados de su vagina. Pudo imaginar como Dani los recibía en su cara y boca. Abrió los ojos pero nada pudo ver. Sólo sentía. El chico no paraba de chupar y ella no paraba de correrse. Era maravilloso. No había acabado y ya sabía que quería más. Oleadas de placer inundaron el cuerpo de Rosa. Soltó la cabeza de su hijo para agarrarse los pechos y apretarlos fuertemente el uno contra el otro. Sus pezones casi dolían de los duros que estaban. La lengua de Dani no paraba y ella seguía corriéndose.

Pronto se hizo insoportable el roce incluso de la dulce boca de su hijo. Demasiado placer.

-Para cariño...me encanta, pero para- Pronunció las palabras con voz dulce. -Ven aquí, que mamá quiere besarte- El chico se incorporó y se fundieron, ahora desnudos los dos en un beso apasionado en el que Rosa podía saborear sus propios jugos. El placer era indescriptible para aquella mujer.

-¿Has tragado mucho flujo, cariño?- Dani comprendió que se refería a la corrida de su madre.

-Un poco, pero no me ha importado. Sabía salado- Dijo inocentemente. De puro amor su madre lo volvió a besar apasionadamente. Madre e hijo se fundieron en un abrazo sexual.

El pene del chico estaba tocando la vagina de su madre. Rosa ya no aguantaba más.

-Ahora quiero tenerte dentro amor mio- Dijo Rosa, y al oírse ella misma le excitaron aquellas palabras.

-Pero mami, no lo he hecho nunca- Dijo Dani un poco nervioso.

-Lo sé cielo, es fácil. No tengas miedo- Rosa alargó la mano sin separarse del abrazo de su hijo y agarrando el fuerte pene de Dani que lucía una erección digna del libro Guinnes, lo apuntó a la entrada de su vagina.

-Ahora cariño, despacito empuja hacia a mi y métela con cuidado- Así lo hizo el chaval. El duro pene, no encontró mucha resistencia, ya que Rosa estaba más que lubricada. con un sólo empujón el pene, entró suavemente y despacio hasta dentro.

-Ohh, dios que placer sentirte dentro...¿como estás cielo?- Dani miraba para abajo y no podía creer el placer que sentía.

-Está...muy caliente- Rosa sonrió.

-Eres tu quien me pone así de húmeda y caliente cariño- Y la madre volvió a besar a su hijo quien, con la polla dentro de su madre sólo acertaba a corresponder aquel húmedo beso.

-Ahora cielo, comienza a moverte- No hubo que explicar nada. Dani supo que hacer. Despacio al principio, inició un movimiento de caderas adelante y atrás. Un par de veces emocionado se le salió, pero Rosa, rápida la metía otra vez.

Poco a poco Dani fue intensificando los empujes. Rosa gemía mientras miraba a su hijo y se excitaba cada vez más sólo con verlo.

El pene de Dani duro como una piedra, entraba u salía del coño de Rosa impregnado en flujos de la mujer. Pronto las sábanas se mojaron. Rosa gemía, ya alto y claro. Se agarraba los pechos y los apretaba uno contra el otro. Se pellizcaba los pezones bajo la atenta mirada de su hijo, que además de follar a su madre, no le quitaba ojo de encima. Esos pechos, sus caderas su vagina casi depilada del todo y su pene entrando y saliendo.

-Me voy a correr otra vez....ahh, ahhhh- Rosa estalló en otro orgasmo mientras su hijo no paraba de bombear. Su joven polla seguí penetrando a la mujer mientras esta no paraba de gemir.

-Ahhh, mmmm, ahhh- Estiraba la cabeza para atrás mientras sus manos recorrían sus caderas intentando soportar el placer tan extremo que sentí. -Espera, hijo...espera- Dijo despacio jadeando.

-No puedo soportarlo- Dijo abrazando a Dani que sudaba como si acabase de jugar una hora al fútbol. -Me das mucho placer hijo. Es más de lo que puedo soportar, jeje- Y rió de alegría y nerviosismo al darse cuenta de que tendría eso siempre que quisiera. Que Dani era suyo y de nadie más.

Se separó de su hijo dejando a la vista su verga brillando por sus propios flujos.

-Ahora quiero estar yo encima amor mio- Dijo Rosa dando cortos y filiales besos.

Con gestos sencillos Rosa indicó a Dani que se tumbase. Así lo hizo. Ella no tuvo más que sentarse a horcajadas sobre él y con cuidado meterse de nuevo su polla hasta dentro. Casi entró sola.

-Ahhh, dios como entra...- Dijo y sentada encima de su hijo comenzó a cabalgar aquél miembro. Agarró sus manos y se las llevó a sus tetas. Dani pudo sentir como se endurecían los pezones bajo sus dedos. Las masajeó y acarició los pezones.

-Pellízcalos suavemente cielo- Dijo Rosa, cuando Dani tenía los pezones entre sus dedos. Obedeció al instante. -Un poco más fuerte- Dijo la mujer. -Ahhh, así mi niño...Ahhh, no pares- Ella aceleró el movimiento de sus caderas mientras Dani trabajaba sus pezones.

Rosa comenzó a casi gritar. Dani nervioso, intensificó las pellizcos y el sobeteo de sus senos.

-Así!! Así! Cariño, me corro de nuevooo....- Rosa convulsionó unas cuantas veces mientras apretaba las manos de Dani contra sus pechos y sus caderas describían círculos para aprovechar todo el calor del sexo de su hijo. -Dios ha sido increíble. Hacia años que no me corría de esa manera. Eres todo un hombre- Dijo y agachándose besó de nuevo aquella adolescente boca. Sus lenguas se empaparon la una de la otra mientras el pene de Dani seguía en el coño de su madre.

-Ahora te toca a ti. ¿Estás muy excitado?- Rosa rió -Bueno esa es una pregunta tonta. ¿Te queda mucho para correrte?- Esta vez el chico negó con la cabeza. -No te puedes correr dentro de mami, por que no tenemos condones ni estoy tomando nada- dijo Rosa explicando a su hijo que sería en otra ocasión.

Se separó y tal y como estaba se agachó para chupar aquella rosada polla. De una vez engulló el aparato sexual de su hijo. Le encantaba chupar una polla, pero saber que era la de su hijo le daba más morbo del que había sentido en su vida. Dani gimió varias veces.

-Avisa a mami cuando vayas a correrte, ¿ok?- Dijo Rosa alzando la cabeza.

-Ok mamá- Dijo Dani como pudo. Y enseguida sintió como la boca de su madre se tragaba de nuevo su polla. Era como follar pero más placentero. Para él era todo nuevo. Nuevas sensaciones y nuevos placeres.

Le daba vergüenza pero miraba para abajo para ver a su madre tragarse su pene. Intentaba aguantar la mirada de su madre cuando se cruzaban, pero se cortaba y echaba la cabeza para atrás.

Una sensación placentera le anunció que venía el orgasmo.

-Voy a .....voy a correrme mami- Dijo como pudo. Rosa chupó un poco más y se separó para pajear a Dani hasta que echase toda su leche. Se tumbó junto a su hijo y continuó la paja mientras le besaba los pezones. Le encantaba la ausencia de bello en el pecho.

De repente, su rabo se puso muy duro y Dani arqueó la espalda. Chorros de leche salieron de aquella joven polla. El primero llegó hasta el pecho del chico, el resto en el estómago y en la mano de Rosa. Esta no pudo remediar volver a besar a su hijo mientras este disfrutaba del orgasmo. Fue bajando el ritmo de la paja a medida que Dani dejaba de gemir.

Pronto soltó su polla para con la yema de los dedos restregar el semen por el pecho del chico. Se volvieron a fundir en otro largo e intenso beso. Sudor, semen, y flujo se mezclaron en aquel abrazo.

Tras un rato de caricias, mimos y besos Rosa rompió el silencio.

-Deberíamos ducharnos, ¿no crees?-

-Si- dijo el chico. -Esto me da un poco de asco- Dijo tocando el semen que tenía en el pecho.

-Pues a mi me encanta- Y tras darle un tierno beso en los labios se fue a la ducha seguida de Dani.