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Salva y Marta

en Amor filial

RESPIRABA profundamente, y los pulmones se le llenaban del vapor del agua de la ducha. Salva se limpiaba y dejaba que el agua se llevase los restos de semen. Aún no terminaba de creerse lo que acababa de ocurrir entre su madre y él en ese mismo cuarto de baño (relato anterior, "Marta y Salva"). Estaba como en una nube. Había sido tanto tiempo deseándolo y tantas pajas en su habitación de noche con las bragas "robadas" de su madre.

"Joder, aún no me lo creo", se decía a si mismo. Miraba hacia abajo y veía su pene aún semi erecto y pensaba que sí que era verdad. "¿Habrá más?", se preguntaba. "Yo quiero más, definitivamente quiero más". No podía esperar a saber si habría más. El pensar que había visto a su madre desnuda, mostrando su sexo con las piernas abiertas para que el pudiese masturbarse, lo estaba excitando otra vez.

Ya fuera de la ducha, mientras se secaba percibió un agradable olor que venía de la cocina. "Parece que mamá, está preparando la comida", pensó Salva.

Terminó de secarse y salió del baño en dirección a su habitación a vestirse.

Cuando llegó a la cocina, Marta, su madre, estaba de pié junto a la vitro moviendo algo dentro de la cazuela que olía muy bien. "Ni siquiera se ha cambiado", pensó Salva. En efecto Marta llevaba aún la ropa que traía de la calle, aunque estaba descalza.

-Hey mamá- dijo Salva con timidez.

-Hola hijo- respondió su madre con cariño.

-He pensado que querrías que te devolviese esto- Dijo Salva con las bragas de su madre en la mano acercándose a ella.

-¿Ya has terminado con ellas? Vaya, creo que ni las has usado- dijo mirando a su hijo con ternura y deseo al mismo tiempo, pues Marta estaba aún caliente después de haber visto como su hijo se masturbaba mirándola -...o es que esperas algo más de mi-

-Bueno... quizás...es que- Comenzó a decir Salva un poco avergonzado, pues creía que su madre estaba a punto de regañarle.

-Bueno, supongo que tenemos tiempo. Al guiso aún le queda por lo menos una hora- Dijo Marta dejando en la encimera el cucharón con el que estaba moviendo el contenido de la cazuela. -Supongo que un chico como tu, ávido de sensaciones y deseos, te habrás quedado con ganas de tocar después de lo que has visto en el baño- Dijo Marta a su hijo quien sólo escuchaba pensando que debajo de la falda no llevaba nada puesto. Su vagina estaba desnuda pues tenía sus bragas en la mano.

-¿Te gustaría tocarlas?- dijo Marta agarrandose los pechos por encima de la camiseta. La propuesta sorprendió a Salva, quien no se esperaba una segundo "round" tan pronto.

-Si, es una bu..ena idea, mamá- Dijo el chico mirando la camiseta escotada de su madre.

-Adelante, tócalas- Con un leve gesto, Marta llevó las manos de Salva a sus pechos. Redondos, turgentes y perfectos.

-S...uau...!-Dijo el chico mirando y tocando las tetas de su madre. Su pene reaccionaba por segundos, otra vez enhiesto.

-Adelante cariño, tócalas todo lo que quieras- Dijo Marta mirando con ternura a su hijo y dejándose llevar por las sensaciones.

Tardó poco hasta que a Marta le estorbó la camiseta y se la quitó dejando así vía libre a su hijo para que pudiese manosear sus pechos desnudos. Para Salva no existía nada más en el universo que las tetas de su madre. Poco a poco el chico se fue excitando y una mano se le bajó a la entre pierna de Marta, donde comprobó, que en efecto seguía sin haber ropa interior. Su mano se encontró con la falda ya remangada y fue a dar con una humedad que no esperaba. La vagina de Marta le dio una cálida bienvenida.

-Vaya, veo que has aprendido muchas más cosas de las que yo pensaba. Ahhhh, no pares de acariciar a mamá- Dijo Marta mirando a los ojos a Salva. El deseo la poseía. Bajó la cabeza y besó a su hijo en la boca. El niño reaccionó y correspondió el beso entreabriendo la boca. Dejó lo que hacía con las manos y se abrazó a su madre. Se fundieron en un beso largo y húmedo. Sus lenguas jugaban y sus labios chupaban y besaban los del otro. Marta agarraba a Salva por detrás de la cabeza para apretarlo contra ella con avaricia. Allí de pie ne la cocina Madre e hijo se amaron y besaron.

Salva estaba excitadísimo, sacaba la lengua de la boca de su madre para chuparle el cuello, ella se mordía el labio y gemía con fuerza. También se estaba excitando mucho. Volvían a besarse. Se miraban y sus lenguas jugaban la una con la otra fuera de sus bocas. Marta se veía bellísima, allí de pie besándose con el hijo que había visto crecer.

Salva una de las veces que besó el cuello de su madre, siguió bajando hasta sus pechos...su estomago...su tripa, y finalmente llegó a su coño. Estaba empapado y caliente, pero eso no importunó a Salva quien, no dudó ni un segundo en meter la lengua entre los labios vaginales de su madre. Allí pudo saborear el sabor de su flujo, que ligeramente salado le encantó. Todo en ella le gustaba.

-Oh, siii- Ella gemía. Con un gesto casi impulsivo, separó las piernas. No había estado tan excitada ni receptiva en su vida. Miraba hacia abajo y veía a su hijo chupando su clítoris y sorbiendo sus efluvios. -Ahhh, si, si- No paraba de animarle.

Salva por su parte, chupaba como mejor sabía. No tenía ni idea de donde estaba el clítoris de una mujer, pero notaba como los gemidos de su madre se intensificaban cuando pasaba su lengua por una parte en concreto, así que se concentró en aquella zona. Con ahínco, y dedicación quería conseguir que su madre se corriese.

Marta gemía y se metía un dedo en la boca. Deseaba chupar algo fálico. Notaba como se acercaba el momento del orgasmo. Cogió la cabeza de su hijo y la empujó contra su vagina.

-Ohhh, si, estoy cerca. Ya viene...- dijo entre gemidos. Sus pezones estaban a punto de estallar. Salva metió un dedo en el coño de su madre mientras seguía chupando. -Joder!...ahhhh!- Sin soltar la cabeza de Salva, Marta se corrió como nunca lo había hecho. Salió mucho flujo, eyaculó casi como un hombre. Su hijo no dejaba de chupar. Bebía los líquidos que salían de su madre. -JODER!!! me corro!, siiii- gritó. El orgasmo estalló literalmente dentro de ella. Sintió como desde un imaginario epicentro vaginal el orgasmo se le repartía por todo el cuerpo. Fue increíble.

Echó la cabeza hacia atrás evadiéndose de todo y las piernas le flaquearon. Cuando volvió en si, estaba en el suelo de la cocina sentada junto a Salva.

-Mamá, ¿Estas bien?- preguntó el chico.

-Ahhh, siii, muyyy bien!- dijo mirando al chaval. "No tengo que haberlo hecho muy mal si mi madre ha disfrutado tanto", pensó Salva de rodillas junto a su madre.

"Madre mía, nunca me he corrido tanto ni ha sido tan intenso!", pensaba ella a su vez. Sentada en el suelo, sintió el deseo de ser penetrada, necesitaba que se la metiese, pero era su hijo. ¿Cruzaría esa barrera?. Joder, él le había dado, probablemente uno de los mejores orgasmos de su vida. Si había que ser justos...

Echó el cuerpo hacia adelante y poco a poco fue poniéndose a cuatro patas. "No, creo que..se está girando, ¿me va a dejar que...?" Pensó Salva, con la cara llena de flujo de su madre.

"No me creo que esté haciendo esto", pensó Marta, pero de verdad necesitaba que aquel hombre que le había dado tanto placer oral, la penetrase. Sentía el imperioso deseo de que su hijo la llenase. Salva no se lo pensó y se quitó los pantalones. Sin que hubiese ni una palabra entre madre e hijo, Salva apuntó con la punta de su polla la vagina de la mujer que le dio la vida. Iba a ser la primera vagina que penetrase, en otra palabras, iba a perder la virginidad con su madre, era perfecto.

El pelo rubio de Marta colgaba hacia abajo al igual que sus juveniles pechos, mientras se ofrecía como una perra en celo a su hijo. Salva apoyó la cabeza de su glande en la vagina sin saber muy bien por donde meterla.

-Espera que te ayudo, amor mio- Con un gesto delicado de la mano apuntó a su orificio vaginal con la polla de su hijo quien lentamente deslizó su verga dentro de Marta.

-Ahhh, que sensación más buena...- pensó Salva en voz alta. Poco a poco el tronco de su pene fue desapareciendo dentro del coño de su madre. No se lo podía creer, pero allí estaba, follándose a su madre! Inició un mete saca, lento y pausado. No sabía que ritmo llevar, así que lo hizo despacio. Dios, era maravilloso.

Marta por su parte se agarraba las tetas con su mano derecha y se frotaba los pezones con los dedos empapados de saliva. Gemía levemente.

-Más fuerte cariño, fóllame!- Dijo para animar a su hijo. Este aceleró y empujó con más fuerza. -Eso es, golpea mi culo con tus caderas- A Marta le fallaron las fuerzas de las manos y tuvo que apoyar los codos. Con cada empujón se excitaba más y más pensando que era su progenie la que la poseía. Sus vaivenes, los empujones de Salva llevaron a pensar si sería así como Alex lo hacía con su hijo Boby(relatos de Alex y Boby).

Salva ya llevaba un ritmo considerable y Marta estaba cerca del segundo orgasmo. -Ahh, si fóllame hijo, fóllate a mamá!- decía Marta ya fuera de sí. El placer era indescriptible. Intentaba tocarse el clítoris mientras la penetraban, pero los embates de Salva no la dejaban.

En una de esas embestidas, Salva tiró a su madre al suelo, quien terminó tumbada boca abajo con su hijo encima aún follándola.

-Así hijo, esa es la manera de follar a tu madre- Ella, que sabía más de esto, se giró un poco y terminaron tumbados de lado. Salva en ningún momento había sacado su pene de dentro de Marta. -Estrújame las tetas!- Dijo Marta. Y Salva, como pudo agarró las tetas de Marta mientras no paraba de follarla. "ahhhh...". Los dos gemían fuerte, y disfrutaban del sexo. Era perfecto.

En un momento dado, Marta hizo que Salva frenase y separándose de él, le dijo:

-Quédate ahí- Se levantó y se colocó sobre el chico que ahora yacía boca arriba observando el próximo movimiento de su madre. Marta abrió las piernas y se sentó sobre su poya, la cual se introdujo muy fácilmente en su dilatada vagina. Antes de comenzar ningún movimiento se inclinó y arrimó su cara a la de Salva. Sus lenguas se chuparon de nuevo. Era excitante besarle, le encantaba besar a su hijo de esa manera. Sus caderas comenzaron un movimiento rítmico hacia adelante y hacia atrás. Sus bocas aún no se separaron. Marta movía su cuerpo rítmicamente mientras besaba a Salva. Ambos cuerpos se frotaban enteros. Desnudos.

-Oh, si ese es el punto...- Susurró ella mientras se erguía y se sentaba literalmente sobre las caderas del muchacho. -Mmmmmm...sii- Gemía y se chupaba los dedos, mientras cabalgaba aquella polla. -Ahh, Ahh, Ahh,- Gemía al notar acercarse el siguiente orgasmo. Aceleró, mientras acariciaba el pecho sin bello de Salva. -Me voy a correr mi amor, me corro cielo...ahh...ahh!- Salva notó como el flujo de su madre le resbalaba por los testículos. El orgásmo de Marta no fue muy largo, pero desde luego si fue intenso. Sus movimientos no cesaron.

-Mami, yo también voy a correrme!- Dijo Salva, más pidiendo ayuda que avisando.

-No cariño, aguanta un poco- Dijo Marta mientras detenía el movimiento de sus caderas. Permaneció allí sentada sobre la polla de Salva mientras hablaba con él. Se acariciaba los muslos y se tocaba el clítoris cerrando los ojos de placer. -Necesito que aguantes un poco. Quiero que estés sobre mi cuando te corras- Dijo Marta besándolo otra vez. -Buen, chico. Aguanta un poco para mami, que quiere ver como te corres con ella- terminó susurrando cerca del rostro del chico.

Al ella ponerse de pie, varias gotas de flujo cayeron sobre Salva y el suelo. Su hijo se puso de rodillas a observarla. Ella se tumbó boca arriba y abrió las piernas. Con dos dedos y un gesto natural, separó los labios de su coño empapado y le dijo a su hijo:

-Vamos cariño, pon tu polla de nuevo en el coño de mamá. Ven aquí y fóllame!- El sólo hecho de pronunciar esas palabras puso a los dos, tanto a Salva como a su madre a mil por hora. Salva se acercó de rodillas como estaba, y sin pensarlo metió su polla en el ardiente coño de su madre. Ella miraba como lo hacía y una sonrisa se dibujó en la cara de Marta al ver que esta vez no necesitó ayuda. Pronto Salva comenzó con los empujones. Fuertes y decididos. Marta a su vez se relajó y se tumbó a dejarse hacer.

-Eso es, cariño dámelo todo. Fóllame más fuerte!- Estaba asombrada ella misma de lo que le decía a su hijo, pero tal era la complicidad que para nada desentonaban. -Dame más fuerte hijo que vuelo a correrme- Salva aceleró las embestidas y extrajo de su madre otro orgasmo, ya no tan intenso, pero muy sensual. Dichas embestidas también llevaron a Salva al clímax, descargando toda su leche dentro de Marta.

-Ah, mamá! si! si! si!- Gritaba el chico. Marta se dio cuenta de lo que pasaba y no lo detuvo. Ya lo arreglaría. El semen goteaba por el orificio vaginal de Marta.

-Mmm, precioso- Dijo ella a ver como rebosaba la leche de su hijo por entre sus labios vaginales. -Eso es mucho- Dijo Marta al ver la abundante corrida de su hijo. -Me encanta! tráela aquí que te la voy a limpiar. Él se acercó a su madre, esperando quizás que ella le limpiase con una toalla. Se llevó una grata sorpresa cuando Marta se metió la polla de su hijo en la boca para limpiar todos los restos de flujo vaginal y semen. La chupó con deseo, con el deseo de una madre de amar a su hijo. LA polla de Salva entraba y salía de la boca de su madre. Despacio, bebió todos los restos líquidos que quedaban en el pene de su amada progenie. Salva miró hacia abajo y vio a su madre a cuatro patas mirándole con su polla metida en la boca.

-Dios! mamá, eres tan dulce cuando hace eso...- Ella dejó lo que estaba haciendo para besar a su hijo de nuevo. Sus cuerpos se juntaron y estuvieron largo rato besándose y acariciándose entre fluídos. El deseo los mantenía allí juntos, boca con boca incapaces de dejar al otro ir. Sus lenguas cansadas, chupaban con movimientos lentos la boca del otro.

Abrazados se fueron juntos a la ducha.