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Rosa, un encuentro en el baño

en Amor filial

Rosa fumaba sentada en el baño como de costumbre. La puerta emitió su crujido habitual y una cabeza asomó por ella.

-Mamá, ¿estás ahí?- Era su hijo Dani. Su pelo rubio brillaba desde donde estaba Rosa.

-Si cielo, estoy haciendo pipi- Dijo Rosa exhalando una bocanada de humo, sentada con el corto pantaloncito por las rodillas.

-Es que yo también me hago pis- Dijo Dani tímidamente.

-Pasa, pasa- Dijo Rosa mientras alargaba el brazo para alcanzar un trozo de papel higiénico.

-¿Puedo?- Preguntó el muchacho mientras entraba en el amplio baño.

-Claro que puedes cielo. Sabes que a mami no le importa que entres en ningún momento- El muchacho siguió los movimientos de su madre muy atentamente. Como se llevaba el trozo de papel a la entre pierna y con un movimiento sencillo se limpiaba su húmeda vagina.

-Ya puedes orinar cuando quieras, amor mio- Dijo Rosa poniéndose de pie para colocarse el delgado tanga y el apretado pantalón que apenas llegaba a tapar por completo sus torneados cachetes. Dani no dejaba de mirar la figura de su madre.

El chico se acercó a la taza del water y miró dentro con curiosidad. Se podía apreciar con claridad que había papel manchado con un poco de sangre.

-Mamá, ¿Te has cortado?- Dijo el muchacho un poco asustado. Rosa lo observaba. Sentía un casi irrefrenable deseo hacia él como hombre más que como hijo. Sentía eso desde hacía unos años. Cuando hace 16 años se quedó embarazada y supo que tendría un hijo, supo que llegaría el día en que tendría en casa dos hombres para ella. Su marido y su hijo.

-Eso es mi menstruación. Te lo expliqué hace tiempo, ¿recuerdas?- Dijo con dulzura a su hijo acariciándole la cabeza. Era bajito para su edad, dado lo altos que era su padre y su madre. Otros chicos del instituto ya le sacaban casi un palmo.

-¿Quieres que te ayude como cuando eras pequeño?- Preguntó Rosa apartando su larga y rubia melena.

-¿Ayudarme a que, mamá? ya no soy un niño- preguntó el chaval confundido.

-A hacer pipí. Cuando eras pequeño yo te ayudaba por que casi no llegabas y te sujetaba el pene para que no te salieses- Dijo Rosa, mirando el bulto que Dani tenía en el calzón. Deseaba poder tener entre las manos aquel pequeño pene que hacía tanto que no veía.

-Bueno.....si, claro- Dani se dejó llevar. Confiaba en ella y deseaba a su madre, así que la idea no le pudo parecer mejor.

-Muy bien cariño, arrímate un poco más- Dijo Rosa estirando un poco del elástico del corto pantalón. -A ver, cielo- Introdujo su delgada mano y sacó el pene de su hijo. No era tan pequeño como lo recordaba, de hecho era más grande de lo que se había imaginado. Sus movimientos era cuidadosos para no arañar a su hijo con sus largas y perfectas uñas.

-mmm, cariño, veo que ya eres un hombre- Dijo Rosa sonriendo a su hijo quien se avergonzó un poco. -Venga ya puedes hacer pis cuando quieras. Tu relájate- Le dijo Rosa a su hijo. Sujetaba el pene de Dani, quien de manera relajada comenzó a soltar un chorro de orina largo y continuo.

-Mami, apunta bien que te sales- Dijo Dani. Ensimismada en el pene de su hijo Rosa, casi echó el pis fuera.

-Uy, perdona hijo. Es la falta de práctica- Dani sonrió y ella lo besó en la mejilla.

Cuando hubo cesado el chorro amarillo, Rosa sacudió varias veces el pene de Dani para deshacerse de las últimas gotas de orín. Esto provocó una erección instantánea en el pene de su hijo.

-Vaya, si que es sensible- Dijo Rosa sorprendida por la rapidez con la que se había puesto erecto. Lo acarició un par de veces más mirándolo. Definitivamente su hijo ya no tenía un pene, aquello era una polla con todas las letras.

-Mami...- susurró Dani sin saber que más decir. Rosa lo miró a la cara y Dani estaba ensimismado con la visión que tenía del escote de su madre, que por la postura de ella dejaba ver al chaval todo y más.

-Ehmm, si..hijo- Dijo Rosa poniéndose de pié sin dejar de mirar aquel "aparato". Dio una larga calada al cigarro que aún sostenía entre las manos y expulsó el aire hacia arriba para, por unos segundos pensarse lo que iba a hacer.

-Esto no lo podemos dejar así- Bajó la tapa del water e invitó a su hijo a subirse en ella. -Ponte aquí cariño- Dijo golpeando elegantemente la tapa con la palma de la mano. El chico se subió y ella bajó su pantalón hasta los tobillos. El pene de Dani quedaba a la altura de los pechos de Rosa, libre de toda atadura. Esta, sostuvo el cigarro con la boca, mientras con un gesto rápido se quitaba la blusa blanca que llevaba puesta. Bajo ella pareció un sujetador negro transparente, a través del cual se distinguían perfectamente los voluptuosos pechos de aquella hermosa mujer. Dani no se creía lo que veía.

Rosa volvió a sostener el cigarro entre los dedos, con la punta, casi con sus largas uñas y mientras fumaba de él, agarró el pene de Dani que seguía duro como una roca apuntando hacia ella como un arma a punto de dispararse.

-ssfff, ¿te gustan los pechos de mami?- Dijo Rosa expulsando el humo sonoramente, al ver que su hijo no apartaba la mirada de sus tetas. La mano que sostenía la joven polla comenzó un vaivén continuo y suave. Apenas rozaba la verga de su hijo. Sabía de pollas y pretendía disfrutar un poco de aquello. El chico cerraba los ojos de placer.

-Disfruta mi niño... - Dijo Rosa dando otra calada al cigarro. La excitaba mezclar sexo y tabaco. De siempre.

-Eh...si mamá...- Dijo Dani intentando que no el temblase la voz. Los pechos de su madre se movían un poco con cada sacudida de la mano. Dani podía ver perfectamente los pezones erectos bajo la transparencia del sujetador. Esto ayudaba a excitar aún más al muchacho.

Rosa se estaba excitando también, pero quería controlarse. No quería forzar las cosas. Sabía que Dani era tímido.

Aún así por la proximidad de las caras, ya que Dani estaba sobre la tapa del inodoro fue inevitable que Rosa besase a su hijo. Un beso tímido. Juntaron sus labios con ternura. Fue un beso corto, humedeciendo los labios de ambos con el contacto de sus bocas. Dani por inercia llevó sus manos hacia los senos de su madre. Aquellos enormes y turgentes pechos.

Rosa se apartó para ver lo que hacía y poder fumar mientras pajeaba a su hijo. Exhaló otra bocanada de humo y apretó un poco el agarre del pene lo que provocó una fuerte oleada de placer en Dani. Este gimió.

-Ahhh...mamá-

-Lo sé hijo, mami sabe como dar placer- Dijo orgullosa Rosa de sus habilidades sexuales.

-Mami, creo que me voy...a....- Rosa sin decir nada se acercó y volvió a besar a su hijo mientras este eyaculaba una gran cantidad de semen sobre los pechos de su madre. Algo que por supuesto no fue por casualidad. Rosa apuntó hábilmente hacia sus tetas.

-Ahhh, ahhh, ahh- El chico soltaba pequeños gritos de placer, mientras veía como las tetas de su madre se cubrían con su esperma.

Rosa notaba como su vagina se empapaba al ver el espectáculo de la eyaculación de su hijo. El semen se escurría por su vientre y llegaba a enredarse en el escaso bello púbico que tenía la rubia en su entre pierna.

-Vaya, si que te has corrido, amor!- Exclamó ella. Con un gesto de la mano limpió un par de gotas que quedaban en la punta del miembro de su vástago. -¿Ya estás aliviado? Ahora deja que mami se de una ducha- Dijo Rosa intentando que el semen no gotease en el suelo.

-Ah!...- Dijo la madre antes de que su hijo saliese del baño- Estas es una de esas cosas que no le puedes contar a nadie, ni siquiera a tu padre. Se enfadaría mucho con nosotros-

-Ok, mami. Prometido-

Rosa apuro lo que le quedaba de cigarro y tiró la colilla al inodoro. Se desnudó y se metió en la ducha chorreando de semen adolescente.

 

 

 

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