miprimita.com

Un Perro, Un Amante, Mi Sabor A Hembra

en Zoofilia

Hola a todos los que están leyendo mi relato, mi nombre es Lorena, tengo 38 años, para que ustedes se imaginen como soy me describiré. Soy caucásica, cabello castaño y liso hasta la altura del hombro, un poquito gordita pero muy distribuida, tetas más o menos grandes, esto por herencia de mi madre, siempre me encanta modelarlas con escotes muy abiertos, mi cola está libre de celulitis aunque no es tan grande como mis melones, mis pezones son rosaditos y muy grandes también, cuando se me ponen duros se hacen notar de maravilla, una aureola que no abarca mucha teta, mi conejito siempre está muy depilado aunque con una línea muy densa de pelo muy bien recortado. Tengo una hija de 15 años que vive con su padre desde hace 5 años. Debido a mi adicción al alcohol y otras cosas que le hice, mi marido se divorcio de mí y perdí la custodia de mi hija. Ahora soy gerente financiera de una empresa y debo decir que vivo la vida de una forma diferente, aunque me gusta beber mucho ya no pierdo la cabeza como antes. Desde pequeña he sido muy caliente ya que comencé a masturbarme a los 10 años, aunque en ese entonces no sabía lo que era la masturbación, varias veces mi madre me atrapo acariciando mi conejito, pero a diferencia de muchas madres le parecía muy gracioso y nunca me regaño, a veces pienso que hasta le excitaba verme. Tengo que confesarles que gracias a mi promiscuidad han pasado muchos hombres por mi cama aun estando casada, dentro de ellos algunos amigos de mi ex esposo y unas cuantas amigas mías, sin embargo la experiencia que viví aquella mañana superó todo placer experimentado a lo largo de tantos años, y después de un año por fin me he llenado de valor para relatarles la suculenta faena que satisface mi vida casi a diario.

Sí no mal recuerdo era sábado en la mañana, desperté con una fuerte excitación almacenada en mi coño y pezones, me sentía un poco acalorada a pesar de que dormía desnuda, por lo que no me fue difícil deslizar mi mano por debajo de las sabanas hasta llegar a mi entrepierna, rapidamente mi temperatura subió aun mas y saque mi almohada de debajo de mi cabeza para colocarla en medio de mis piernas, donde comencé a friccionarla contra mi coño para así poder colmar mis apetencias.  Mi fogosa acción me mantenía hipnotizada frotando mi coño contra la almohada, hasta que tres timbrazos desesperados y unos cuantos bocinazos afuera de casa me trajeron de vuelta a la realidad, no sabía  que sucedía, como pude me coloque un top blanco que dejaba ver mis erectos pezones, de la cesta de ropa sucia saque unos leggings negros casi transparentes que había utilizado un día antes solo para tapar mi desnudez y bajé a atender el agobiante llamado a mi puerta, al abrir apareció mi hija, con su padre que esperaba en el auto, quien entró de una forma insensata a mi casa para dejarme a Magno, un enorme setter irlandés blanco con manchas avellanadas en todo su cuerpo. Mi hija me entregó la comida del perro y nomás se despidió de mí, salió corriendo de regreso al auto con su padre, donde rapidamente se alejaron, algo que me molesto de sobremanera, a pesar que ante la insistencia de mi hija al teléfono una noche antes, había accedido a cuidar a su mascota. Sabía que mi hija y su padre estarían de viaje toda la semana y a mí no me agradaba tener la compañía de un perro en casa, en ese momento ya no me apetecía regresar a lo que estaba haciendo así que saqué a Magno al jardín trasero mientras desayunaba, pero de inmediato su aullido me toco la consciencia y accedí a dejarlo entrar de nuevo.

Pronto su fuerte olor me desagrado y sin pensarlo lo lleve a la ducha, encendí la regadera y comencé a bañarlo, su cola se movía de un lado a otro mientras lo enjabonaba, y en un instante me regalo dos fuertes lengüetazos en forma de agradecimiento llenando mi rostro de jabón algo que me pareció gracioso, pero mi sorpresa llegó cuando comencé a enjabonar su panza, Magno se quedo estático  ante mis inminentes movimientos con las manos, y yo me perturbé cuando palpe sin querer la dureza de su verga, algo que me hizo apartar mis manos del animal y reproché mientras le echaba agua encima, aunque a decir verdad no me sentía como actuaba, al contrario me entró una gran curiosidad por volver a palpar tan vasto aparato, en un principio fue un interés por saber sí tenía la misma textura que la de un humano, pero pronto se convirtió en algo morboso y enseguida sentí una leve excitación que me hizo reaccionar de inmediato. Considerando que Magno me había salpicado tanto decidí que lo más conveniente era bañarme, y cuando lo termine de bañar lo saqué al jardín para que se secara, pero otra vez sus aullidos al dejarlo solo me regresaron junto a él hasta quedarme dormida sobre la grama. Sus fuertes lamidas sobre mi cara me despertaron, al parecer era un perro muy cariñoso y de inmediato se ganó mi confianza, entramos a casa juntos pues ya estaba totalmente seco, me acompañó hasta mi habitación a donde me dirigía a traer unas sandalias para ducharme, me agaché para alcanzar mis sandalias dejando expuesta mi cola, Magno se acerco a mí donde se detuvo a olerme, y repentinamente sentí una dura lamida en mi coño que era cubierto nada mas por mis leggings casi transparentes, algo que hizo estremecerme, sin darme tiempo a reaccionar sentí nuevamente otra lamida que abarcaba toda mi vulva la cual comenzaba a mojarse inevitablemente, en ese momento no quería ni moverme para seguir disfrutando, automáticamente me olvide a lo que había llegado a mi habitación, sus lengüetazos eran tan agiles que termine abrazando la orilla de la cama apoyándome para no derrumbarme ante la inclemencia de tan maravilloso placer, mis pezones estaban totalmente erectos, mi piel erizada y mi vagina cada vez mas húmeda, aun tenía mis leggings puestos y el contacto de su lengua se sentía totalmente directo.

En ese momento ya no podía controlar mi cuerpo, me sentía desesperada. Como pude me voltee y me senté en el piso de mi habitación, Magno no quería dejar de lamer mi vulva y buscaba impacientemente mis feromonas emanadas hurgando con su hocico todo mi cuerpo. De inmediato levante mi cadera desesperadamente y saqué mis leggings por completo, abrí mis piernas, y con mis dos manos cogí la peluda cabeza del perro para llevarla hasta mi conchita que estaba ansiosa por recibir placer. Magno no dudo un instante para comenzar a regalarme sus poderosas y abundantes lamidas que abarcaban una parte de mi ano. Mi sexo estaba siendo poseído por una animal, una bestia inigualable y yo lo estaba disfrutando excepcionalmente, mis ojos entreabiertos indicaban el goce que sentía mientras mi orgasmo empezaba a hacer efecto, comencé a pujar mientras mi boca expulsaba gemidos incontrolables, sus lamidas rugosas cada vez eran más gustosas para mi sexo, estaba delirando, sentía desbordarme, ya no aguantaba más hasta que me desparrame de placer en el suelo mientras prolongaba aun más mi orgasmo manoseando mi clítoris hasta llegar al éxtasis. Mi respiración estaba agitada y tuve que cerrar mis piernas mientras me reponía porque Magno no se cansaba de lamer mi cuerpo. Como pude me quite al can de encima para acomodarme nuevamente, rapidamente me di cuenta que el perro ya tenía su falo totalmente desfundado, eso me causo morbo y gracia pero sentía mi rostro tan tenso de placer que no podía ni sonreír, mis pezones pedían ser liberados a gritos y sin vacilar levante mi blusa y me la saque, mis grandes melones quedaron totalmente expuestos y en un instante coloque mi manos alrededor de uno de mi seno y se los acerque a Magno a su hocico, quien no tardo en comenzar a saborear mis duros pezones que estaban a punto de explotar con esa rigidez que me regalaba en cada una de sus lamidas, al momento que yo introducía mis dedos en mi vagina.

Magno parecía muy entretenido con mis pezones, así que yo con un poco de insistencia volví a cogerle su cabeza con mis manos para clavarle un largo y lascivo beso, al que correspondió como todo un humano, entrelazando la rugosidad de su lengua con la mía. Yo con mi lengua trataba de recorrer todos los rincones de su hocico y de recolectar toda su baba posible para tragármela, mi cuerpo estaba rebalsado en lujuria, e inesperadamente sentí una necesidad por volver a recorrer el tronco de su verga con mi mano la cual estaba muy mojada de liquido pre seminal, y al quedarme la mano llena de sus flujos, la acerque a mi boca instintivamente, su sabor me suscito excitación y lo primero que pasó por mi cabeza fue agacharme y meterla completamente en mi boca, algo que no pensé dos veces, y mientras más saboreaba su verga, está emanaba cada vez mas fluidos los cuales sostenía en mi boca para tragármelos totalmente juntos al final, pues para mí era una delicia sentir la nata que recorría mi garganta al tragármelos, y estaba consciente que era solo su liquido pre seminal. Mi vulva se conservaba hidratada, ya no me importaba nada, en ese momento quería ser poseída por ese hermoso can que tenia a mi lado, así que tome sus patas delanteras en cada una de mis manos dejando a Magno totalmente de pie, y poco a poco lo fui acercando hacia mí, mientras yo me fui acomodando en la orilla de mi cama donde me recosté, sus patas delanteras quedaron posadas en mi cama a los costados de mi cuerpo, yo con mis pierna y brazos rodee y apresé a mi amante canino para sentir su pelaje en todo lo largo de mi cuerpo, pelaje que sobaba sutilmente con mis manos mientras estiraba mi boca para que mi nueva bestia introdujera su lengua en toda mi cavidad bucal, y a la vez restregaba mi coño contra su panza prolongando así la penetración.

Mas sin embargo Magno no estaba dispuesto a esperar más y movía sus caderas de una forma muy ágil, buscando la penetración, pero cada vez que se balanceaba su verga chocaba con mi estomago, rapidamente quise ayudarlo, y con mi mano cogí su troco y lo dirigí hasta mi cavidad la cual se saboreaba de libido mientras yo esperaba susceptible, su falo se fue introduciendo hasta llegar súbditamente a mi útero, donde comenzó a llenar mi cuerpo de envestidas que se hacían cada vez más profundas y fuertes, mientras yo me retorcía de gozo y deleite en mi lecho lascivo, disfrutando el miembro viril de mi amante peludo en cada una de sus salvajes embestidas que hacían chocar sus testículos con mi culo. Estaba copulando con un hermoso perro, mi cuerpo ya transpiraba mucho sexo y sudor, las envestidas de Magno eran totalmente vehementes y cada vez me sentía como una verdadera puta indecorosa recibiendo los fluidos de un verdadero macho que se mezclaban con los míos. Magno comenzó a jadear mientras se seguía aprovechando de mi coño, lo que hizo que comenzara a botar sus babas en mi abdomen, rapidamente estire mi mano y comencé a restregar mis senos con la baba que caía en mi cuerpo, poco a poco fui sintiendo como un acaloramiento invadía mi cuerpo, y poco a poco fui sintiendo como mi vulva se iba abriendo espacio ante el repentino crecimiento de la verga de mi amante bestial, mi vagina emanaba su néctar, mi respiración se agitaba y con mis manos levantaba mis tetas a la altura de mi boca para lamer mis sólidos pezones, mis dedos se enterraban en las sabanas y mi boca resoplaba suspiros entrecortados que se convertían en gemidos, mientras las embestidas de mi macho eran más potentes , estaba llegando a un nuevo orgasmo me sentía como una verdadera hembra impudorosa, los dedos de mis pies estaban engarrotados, sentía mi coño descargándose de tanto placer retenido, era una sensación inigualable de lucidez y éxtasis, de pronto sentí la presión de su verga tomando mas tamaño, no sabía que estaba pasando y de repente sentí una bola muy grande introduciéndose dentro de mis entrañas.

Nuestros fluidos entremezclados se derramaban por toda mi pierna, sentía que me desplomaba de tanto placer recibido, pero tres profundas embestidas más fueron las que mi Magno resistió abotonado a mí y comenzó a eyacular chorros de esperma directos a mi útero, podía sentir el choque de cada polución en las paredes de mi vagina, lo que me provocó una nueva sensación de estremecimiento en todo mi cuerpo, y restregando nuevamente mis tetas comencé a recibir orgasmo tras orgasmo mientras el perro de mi hija no dejaba de eyacular inmensas cantidades de semen dentro de mí, nutriendo así mi útero con su leche, la cual rapidamente rebalsó mi vagina y comenzó a destilarse por todas mis piernas y cama, mientras yo continuaba abotonada reponiéndome y sufriendo un ataque de espasmos, producto de la apetitosa palpitación de su verga dentro de mi matriz en su afán por preñar a su hembra. Lentamente fui estirando mi brazo debajo de mi culo para acaparar con mi mano un poco de esperma de Magno que se derramaba de mi coño la cual no dude en llevarlo a mi boca para probarlo, hasta que unos cuantos minutos después por fin el perro de mi hija aflojo su falo y de un tirón se salió de mi. Yo caí deslizada al suelo y una buena cantidad más de esperma salió de mi cavidad la cual restregué en toda mi cara y cuerpo. Yo estaba totalmente cansada, sudada, despeinada, agitada, pero satisfecha, lidiando con un ataque de espasmos, me sentía totalmente sucia pero no me arrepentía, me acerque a mi nuevo amante y le di un nuevo beso en su hocico al que el nuevamente correspondió como todo un caballero, sacando su lengua para juguetear con la mía. Ese día me quedé dormida tirada en el suelo totalmente desnuda abrazada junto a mi Magno y no lo volvimos a hacer hasta en la noche, me sentía digna por haber encontrado en una bestia, un perro, un macho, y un amante. Toda esa semana atendí a Magno como una verdadera hembra, aprovechando mi última semana de vacaciones. Después de un largo año siento que me estoy enamorando cada vez mas de Magno, quien gracias a mi astucia ahora pasa más tiempo en mi casa que en la de mi hija, su verdadera ama.