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Una asistenta que conoce todos mis secretos

en Voyerismo

     Hola me llamo Rafa, tengo 20 años, soy alto 1'85m, pelo negro, ojos oscuros, de tez clara (no demasiado) y estoy mas o menos en forma. De vez en cuando practico el fútbol con los colegas y además salgo a correr casi a diario. Y en este relato voy a contaros una historia que me lleva sucediendo desde hace unos cuantos años. Todo esto va relacionado con mi afición al exhibismo. Si sale bien, incluiré mis secretos fetichistas en el siguiente relato.
 
     Antes de todo, debo decir que gran parte de lo que voy a contar es totalmente real, excepto algunos detalles que aporta mi imaginación.
 
     En mi casa somos 5 personas: mis padres, 2 hermanos mayores y yo. Desde que éramos unos críos siempre hemos tenido asistentas en casa para que cocinen y limpien, ya que mis padres trabajan mucho y pasan poco tiempo en casa. Hemos tenido bastantes pero, o se van a otra ciudad o encuentran otro trabajo o son malas asistentas, asi que hasta el 2006 habré contado más de 20 asistentas diferentes.
 
     En primavera de 2006, no teníamos asistenta, pero mi madre estaba en busca de una que mereciera la pena, asi que una chica se ofreció. Élla se llama Raquel, de unos 29 años, bajita de 1'65m, pelo corto y negro, ojos oscuros y de tez más clara que yo, se podría decir que es bastante blanquita, es delgada aunque con un buen cuerpo, pechos pequeños pero firmes y un culo grande pero en forma.
 
     Mientras yo estaba en el colegio, mi madre quedó con ella para conocerla y decirle lo que debería de hacer en casa, asi que élla aceptó el trabajo y al día siguiente empezó su jornada. Desde por la mañana temprano, para levantarnos para ir al colegio, hasta un poco antes de medio dia y por la tarde, a primera hora de la tarde, justo cuando volvíamos del colegio, hasta despues de cenar. Pasaron un par de semanas y yo, como pasaba mucho tiempo en casa, me pasaba las tardes hablando con ella sobre todos los temas, le contaba mi dia en las clases, le contaba anécdotas de cuando era más pequeño y todas esas cosas para conocernos mejor y entrar en confianza con ella.
 
     Como joven que era, me masturbaba, lo hacía normalmente en mi habitación, aunque alguna que otra vez en otras partes de la casa. Siempre que lo hacía, obviamente, era a solas y nunca pensé que llegaría a hacerlo delante de alguien. Pero de éso ya hablaremos cuando llegue su momento.
 
     Pasaban las semanas y cada vez nos conocíamos mejor y cogíamos más confianza el uno con el otro. Ése refrán que dice: "La confianza da asco", puede que tenga sentido. Poco a poco, debido a mi desarrollo como adolescente, empecé a fijarme en Raquel y a tener sueños y fantasías con ella, aunque siempre manteniendo las distancias.
 
     Empecé a pensar y me dije: ¿Qué pasaría si me viera desnudo? Aquí empezó todo. Recuerdo que en ese tiempo siempre andaba en camiseta y calzoncillos por casa, sin pantalones, al igual que mis hermanos. Un día decidí sacarme la punta de la polla por un lado de los calzoncillos, eran bóxers, por lo que se me mantenían pegados, y así me paseaba a veces por la casa, intentando siempre que Raquel no me viera fijamente y me dijera algo, aunque trataba de masturbarme antes para que se me empalmara y se viera más grande.
 
     Como élla no decía nada, poco a poco fui aumentando el nivel de exhibicionismo. Cuando me metía en mi habitación, para estudiar o lo que sea, estaba atento a cuando Raquel fuera a entrar para desnudarme y que "por descuido" me pillase desnudo, siempre cuidándome de que quien entrase no fueran ni mis padres ni mis hermanos. Luego pasé a masturbarme cuando ella pasaba frente a mi habitación dejando la puerta entreabierta, cómo no, "por descuido". Y de mi habitación pasé al salón. Para que os hagáis una idea; nada mas entrar por la puerta principal de la casa, a la izquierda está el salón con unas puertas con grandes cristaleras, con lo que se tiene unas vistas perfectas del sofá, con una pequeña mesita de cristal enfrente del mismo. A la derecha de la puerta principal hay un pasillo. En el pasillo lo primero a la derecha se ven las escaleras que suben al segundo piso, lo segundo una puerta que baja al sótano, a la izquierda un baño y frente el comedor, y atravesando éste, la cocina.
 
     Siempre antes de exhibirme, elaboraba una especie de plan, es decir, dónde me pondría, qué pose escogería y qué tipo de exhibición haría. El método que más a menudo escogía era: antes de que élla llegara por la tarde, si yo llegaba antes, me sentaba en el sofá que daba a la puerta, me desnudaba y esperaba. Cuando Raquel abría el portón del jardín, empezaba a masturbarme para que se me fuese poniendo dura, pero al mismo tiempo me iba poniendo más y más nervioso, y en el momento en que entraba por la puerta principal, reducía el ritmo con la polla totalmente empalmada para que me viera claramente, con las manos en la masa. Algunas veces me miraba y se daba la vuelta y se iba a la cocina para dejar sus cosas, pero en otras ocasiones me miraba y soltaba un comentario como: "¿Ya estás dándole?" ó "¡Qué salido estás, hijo mío!", e incluso alguna vez se ha quedado parada apoyada en el pomo de la puerta y con su mirada fija en mí preguntándome algo relacionado con la cena u otras cosas, y ante éso no sabia como reaccionar, si seguir masturbándome o si parar y responderle, asi que paré pero con la mano aún en la polla y le respondí, quedándome medio avergonzado pero excitado y esas situaciones lo que hacía éra ponerme caliente cada vez que pensaba en ello. Mi objetivo en todo ésto es conseguir que me vea, y que me vea claramente, conseguir que suelte uno de ésos comentarios o que en algún momento me hable de lo que vió. Y así poco a poco fui perdiendo el miedo y a estar más confiado cada vez que me exhibía ante ella.
 
     Por otro lado, a parte de exhibirme yo, siempre que podía, también intentaba espiarla mientras se cambiaba. Ya que tenía un uniforme: pantalón largo blanco y una pequeña bata blanca. Élla se cambiaba en el baño y como el suelo de ese baño es de baldosa, se refleja bastante bien si se mira desde debajo de la puerta. Cuando entraba a cambiarse o a hacer pis, siempre intentaba echar un vistazo por si veía algo, pero por desgracia lo único que se veía eran las piernas desnudas o los pantalones/falda bajados cuando se sentaba en el inodoro. Pero ésto cambió, porque en ése baño hay una ventana con un cristal semiopaco, que normalmente está medio abierta. Desde la ventana, por fuera, se ve todo el baño, que es pequeño. Bueno, pues desde ahí me ponía para observarla mientras hacía pis o entraba al baño para lo que sea, asi que si te sientas en inodoro, lo que yo veo es el perfil del que se sienta, asi que le veía un lado del culo y las piernas hasta que se levantaba. Pero ésto no duró demasiado, se dió cuenta porque un dia rodeando la casa por el jardín, encontró unas zapatillas que me dejé una vez espiándola desde la ventana, asi que las recogió y me dijo: "La próxima vez, guarda las zapatillas", dando a entender que me había cazado y desde ahí casi siempre cierra la ventana cuando entra al baño. Pero yo más rápido y astuto, me busqué otra manera de espiarla. Una cámara y un pequeño mueble en la bañera donde ponemos las esponjas y los botes de champú y gel. En el mueble siempre hay un par de botes de cada por si se gastan, para que en ningun momento falte de nada, asi que entre tantos botes meto mi cámara de vídeos y fotos.
 
     Cuando se acerca el verano, Raquel viene a trabajar con un vestido y entra al baño para ponerse su uniforme. Como siempre suele llegar a la misma hora, trato de poner a grabar la cámara un minuto antes de que llegue y así a la hora de ver el vídeo no tener que esperar tanto al momento en que élla entra en el plano. A menudo grababa material no demasiado interesante, es decir, entraba, se quitaba el vestido, se ponía el uniforme y se salía, pero un día, para mis sorpresa, fue diferente.
 
     Como a menudo, traía un vestido de formas abstractas y colores vivos, entra en casa, deja sus cosas, entra en el baño, se mira al espejo y empieza a desnudarse. Se sube el vestido por la cabeza, se queda en sujetador y tanga y se vuelve a mirar al espejo unos segundos y enseguida se baja el tanga y sesienta en el inodoro, hace pis y se levanta, dejándome ver su peludo coño, pero al instante se vuelve a poner el tanga. Se queda mirando nuevamente al espejo y se quita el sujetador liberando sus pechos que tanto me gustan y se los manosea unos segundos mirándose en el espejo, y que más de una vez me ha pillado mirándole el escote y me ha dicho: "No mires tanto, porque no hay nada que mirar, si tuviera las tetas grandes pues lo comprendería, pero como no es así..." entonces yo me sonrojaba y me reía disimulando que no miraba. Entonces, sale del baño y se dispone a recoger la colada y a plancharla. Justo cuando ella sale del baño entro yo a por la cámara, disimulando que uso retrete para que no se entere de que la grabo. Entonces subo a mi habitación, dejo la cámara y vuelvo a bajar. En cuanto entro en el comedor, como habitualmente, me siento en la mesa para merendar algo, estando ella a un metro y medio de mi tras la tabla de planchar. Mientras meriendo, hablo con ella a la vez que vemos la tele y en un momento me doy cuenta de que tiene los 3 primeros botones de la bata desabrochados, por lo que se le ve desde un lado casi una teta entera y como a mí me gusta, no le dije nada y al moverse y agacharse para coger las distintas prendas, se le iban viendo las tetas claramente. Al acabar de merendar, me levanté de la silla y estaba empalmado debido a las buenas vistas de sus tetas, y como iba en calzoncillos se veía más que obvio, élla me miró los calzoncillos y luego a la cara con una expesión de extrañeza, pero como ya me había visto desnudo más de una vez, me dió igual y no traté de ocultarlo. Antes de salir del comedor me recoloqué la polla hacia un lado, y le dije que tenía los botones desabrochados, entonces tuvimos un breve diálogo sobre éso:
 
-Emm... Raquel, tienes los botones de arriba desabrochados.
 
+Ah! Ni me había dado cuenta. ¿Por eso me mirabas tanto mientras merendabas no?
 
-Bueno...
 
+¿Y por qué no me has avisado antes?
 
-Iba a decirtelo antes pero...
 
+Pero como a tí te gustan estas cosas has preferido callarte y disfrutar, ¿verdad?
 
-¡Es que no sabía como decirte que se te veían las tetas!
 
+Y qué, te ha gustado lo que has visto, ¿no? Qué cabrón que estás hecho, eres de lo peor. Hasta que no has acabado de comer no me has dicho nada, y ahora que ya te has cansado de mirarme las tetas, me avisas de que se me ve hasta el alma... entonces, ¿por eso te has levantado con semejante empalme, no?
 
-Bueno... es que si te pones al lado con todo desabrochado y encima, ¿porqué no llevas sujetador?, ¡qué quieres que haga! Soy un tío, no puedo evitarlo...
 
+Vale, me lo he quitado porque es nuevo y me va pequeño, sí, a pesar de que tengo poco pecho, ya está, dejémoslo, ¿no te ibas?
 
-Sí, me voy a estudiar un poco, si puedo claro...
 
+Anda vete a estudiar y no te vayas a masturbar por esto, que te conozco y sé de qué vas... luego te aviso para la hora de cenar.
 
-Vale, vale, haré lo que pueda... y perdón por no avisarte antes.
 
+Venga no pasa nada, ya me cuidaré yo de asegurarme de que me abroche bien los botones.
 
     Y despues de ésto, no pude estudiar. Nada mas entrar en mi habitación, cayó una paja y despues me puse a hacer mis deberes. Un par de horas más tarde, en cuanto acabé, cogí la cámara para ver qué había grabado, su desnudo en el baño, pero a pesar de lo caliente que me había puesto ver el vídeo me aguanté las ganas de masturbarme y me puse a dibujar para relajarme. A la hora de la cena, Raquel subió a mi habitación y, por supuesto, me desnudé, abrió la puerta y me vió desnudo de espaldas sentado en la silla del escritorio dibujando:
 
+Rafa, ¿ya te has hecho una paja, no? Anda baja que la cena está lista.
 
     Me quedé unos segundos callado sin responderle a lo de masturbarme:
 
-Vale, ya bajo.
 
+Venga, pero vístete que vas a coger frío si vas todo el día desnudo.
 
     En cuanto dejó la habitación, cogí una camiseta y me puse unos calzoncillos y salí de mi habitación. Bajando por las escaleras fuí poniendome dura la polla y cuando me senté me la saqué entera por un lado del bóxer y enseguida me sirvió la comida y se volvió para acabar de lavar los platos. Al poco rato, como siempre, se sienta a mi lado para ver la tele mientras espera a que acabe de comer, suele liarse un cigarrillo para luego fumárselo mientras espera a que le recojan. Mientras comía le miraba a los ojos para ver si bajaba su mirada hacia mi polla, pero en ningun momento lo hizo, asi que acabé de comer y me levanté, entonces sí me miró, pero no dijo nada y siguió con su cigarrillo. Cogí un postre y mientras me lo comía llegó quien la recogía, asi que nos despedimos y se fué. Al acabarme el postre me fuí a estudiar un poco y antes de acostarme cogí la cámara, un par de servilletas y me masturbé mirando la grabación y acto seguido me acosté.
 
     Semanas más tarde, subí un nivel más en mi afición a la exhibición y decidí hacer algo más allá de mostrarme desnudo o semidesnudo. Encontré un par de películas porno que había en un mueble en el sótano, no sé de quién eran pero a mí éso me daba igual, sólo me importaba que yo quería hacer algo con ellas. En el salón teníamos una pantalla bastante grande, de unas 40 pulgadas pero se rompió y compramos una más grande y ahora tenemos una de 47'', un par de reproductores de vídeo, la PS3 y una Xbox 360, por lo que intenté reproducir las películas en alguno de los aparatos. Primero intenté con la PS3 y con suerte funcionó, la consola tiene capacidad para reproducir una gran cantidad de distintos formatos de vídeo, asi que funcionaba a la perfección. Fui probando una a una las películas para ver cuál me gustaba más, y me decanté por una en la que salían un par de lesbianas haciendo cosillas y gimiendo como locas. Entonces llegó el día, como siempre, me preparé antes de que llegara a casa con la película preparada en la escena que quería, con una pose bien escogida y totalmente desnudo. Cuando abrió el portón puse la película a un volumen algo alto, para que se pudiera escuchar desde fuera, y masturbándome esperaba a que entrara en casa. Cuando abrió la puerta y entró, me hice el loco como que no le había escuchado entrar y seguí con lo mío. Obviamente me vió y creí que se iría directa a la cocina, pero no, todo lo contrario, se paró en la puerta mirando a la televisión y dijo entre gemidos altos provenientes de la película: "¿Ya te estás tocando?... Mmm, por lo que veo te van las lesbianas, ¿eh? A mí tambien me gusta ver algun vídeo de esos de vez en cuando, pero en los que yo veo las mujeres no son tan chillonas, ¡por dios, si se escucha desde fuera!, bájale un poco el volumen que te van a escuchar los vecinos". Mientras hablaba me miraba a mí y al televisor, asi que paré de pajearme y antes de que pudiera decir nada, cerró la puerta y se dirigió a la cocina a hacer sus cosas. Entonces lo apaqué todo y me fuí a mi habitación a coger algo de ropa y enseguida bajé de nuevo al comedor para merendar, pero Raquel aún seguía recogiendo la ropa tendida. En cuanto bajo, hablamos sobre el tema:
 
+¿Ya te has cansado de ver la película, o es que ya has acabado de pajearte? Qué guarrillo que eres...
 
-No, es que no esperaba que llegases justo en ese momento.
 
+Rafa, sabes que no es verdad. Desde hace bastante tiempo, siempre que llegas tú antes a casa, te encuentro desnudo o masturbándote en el salón.
 
-Ya, bueno...
 
+Sabes muy bien a la hora a la que llego y por tanto esperas a que llegue para hacer de las tuyas, no es casualidad que siempre "te pille" por sorpresa. ¿Es que solo lo haces para que yo te vea? Porque ya te he visto muchas veces, prácticamente casi a diario me enseñas la polla de una manera u otra.
 
-Bueno si te molesta, paro ya...
 
+A ver, que estás en tu casa, asi que no voy a decirte que pares, pero no me vengas con que no te esperas que aparezca justo en el momento en que haces algo.
 
-Vale, vale.
 
+Bueno, pues no pongas ésa cara, que ésto no es una bronca, chico, jajaja.
 
-Jeje, vale, bueno voy a estudiar un rato.
 
     Al ponerme a estudiar, me puse a pensar en lo que me había dicho, pero como no me dijo que le molestaba ni que parara de hacer lo que hago, seguí haciéndolo, tanto que en la misma tarde, unos minutos antes de la hora de cenar bajé al salón y puse de nuevo la película con volumen alto y dejé la puerta abierta, pero en ésa ocasión no me quedé allí, sino que me senté en el comedor y me saqué la polla, preparado para cenar. Unos minutos antes de empezar a comer, ya se escuchaban gemidos que venían del salón, pero la televisión del comedor hacía que sonaran más bajo. Me puso la comida y enseguida se sentó a mi lado a ver la televisión. En cada pausa que hacían los actores en los diálogos, se escuchaban los gemidos de fondo, contínuamente y me dijo: "¿Qué es lo que suena? ¿Esque te has dejado el porno puesto en la televisión del salón? Porque estoy escuchando a una chica gemir..." Y no dijo más. Ésta vez acabé de cenar y Raquel aún seguía aquí, asi que se quedó mirando la televisión y yo me levanté con la polla por fuera y traté de meter la polla en el plato, en el que aún quedaba salsa, sin que notase que lo hacía a posta, haciendo como que me estiraba. Lo conseguí, me manché todo el capullo y Raquel se dió cuenta:
 
+¿Qué haces? ¿Cómo te has manchado ahí?
 
-Mierda, me estaba estirando y la he metido en el plato, pásame una servilleta que gotea y no quiero manchar el suelo.
 
+Tóma anda, si es que tienes menos cuidado... Bueno ahora la polla te sabrá a carne en salsa jeje.
 
-¡Qué graciosa! ¿Es que quieres probarla o que? ¿No? Pues cállate...
 
+Toma otra servilleta que se te está bajando el aceitillo a los huevos y te vas a manchar los calzoncillos... Si no te sacaras la polla fuera de los calzoncillos, no pasarían estas cosas, tonto.
 
-Ya veo, ya... bueno ya estoy limpio, me voy al salón.
 
     Al llegar al salón, pensé en cortar la película, pero lo pensé mejor y me tumbé en el sofá y me desnudé para pajearme, a la espera de que Raquel pasara por delante para irse. Oí que se levantó y apagó la tele y las luces de la cocina, entonces supuse que se iba y me corté, dejé de masturbarme y me vestí de nuevo dejando la película aún en marcha, y justo pasó por delante del salón, se despidió y salió de la casa. Entoces me decidí ponerme de nuevo, subí un poco más el volumen y me puse a ello, pero ésta vez sí que no me esperaba que Raquel volviera a entrar en casa, asi que yo seguía a lo mío. En cuanto Raquel entró en el salón y me pilló de lleno dijo: "Anda que has tardado poco en ponerte, ni un minuto ha pasado desde que he salido y ya estás. Anda tápate que aún no han venido a recogerme y voy a sentarme aquí hasta que llegue". Sorprendido, me fui poniendo la ropa poco a poco, dejándome la polla fuera por un lado del bóxer y sin parar la película. Se sentó en el otro sofá que queda en frente de la televisión y nos pusimos a hablar:
 
+Rafa, ¿te has dejado la polla por fuera a propósito o no te has dado cuenta?
 
-No me he dado cuenta.
 
+Mentira, métetela en los calzoncillos anda, no puedo mirarte a los ojos cuando hablo contigo si me apuntas con éso.
 
-Vale.
 
+¿Es la misma película que tenías puesta antes?
 
-Sí.
 
+¡Madre mía, qué tetazas! No sé por qué me espías a mí pudiendo ver ésas tétas.
 
-Porque no es lo mismo verlo en una película que verlo en persona.
 
+Cierto. Voy al baño que no me aguanto más el pis.
 
     Fue cerrar la puerta del baño y me puse a tocarme, dispuesto a no parar aunque volviera Raquel. Claro está, que volvió:
 
+Joder, Rafa, ya estás de nuevo... Bah, ya me da igual... voy a sentarme, haz lo que quieras.
 
-¿De verdad te da igual que me pajee enfrente tuya?
 
+Ya he visto todo lo que tenía que ver, ya no me sorprende volver a verte.
 
     Entonces seguí tocándome, pero en vez de mirar a la película, le miraba a élla y me dijo:
 
+No me mires a mí, mientras te pajees, mira la película.
 
-Esque, sinceramente, me pone bastante que estés aquí mirando mientras yo me toco...
 
+Bueno no esperes a que te toque yo, guarro, anda sigue mirando como se comen el coño la una a la otra y no paran de gemir.
 
     Aumenté el ritmo, mirando a la televisión, sabiendo que Raquel me miraba a mí y en pocos segundos me corrí.
 
+No me vayas a manchar ahora el sofá.
 
-No, no, tengo servilletas preparadas, tranquila.
 
+Bueno pues límpiate bien.
 
     Mientras me limpiaba la polla de semen, se dió cuenta de que habían llegado para recogerla.
 
+Parece que ahora sí que están aquí. Me voy, hasta mañana guarrete.
 
     Y salió del salón dándose una palmada en el culo, no entendí por qué.
 
 
     Aquí acabo ésta primera parte de mis hazañas, espero que os haya gustado. Creo que para ser mi primer relato, ni me he quedado corto ni me ha salido mal. Igualmente tanto si os ha gustado, como si no, decidmelo y continuaré escribiendo la segunda parte o me retiraré de ésto de los relatos eróticos.
 
     Un adelanto de lo que viene a continuación por si os interesa. Descubro mi fetiche y el exhibicionismo pasa a ser mucho más interesante, acompañado alguna vez más de los desnudos de Raquel. A quien mando un beso muy fuerte, ya que sin ella nada de esto habría sucedido.
 
                                                                                                             
                                                                                                                                   Gracias a todos y sed malos, mis pequeñ@s exhibicionistas.