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Una asistenta que conoce todos mis secretos (2)

en Fetichismo

Buenas! Me alegra saber que os ha gustado mi primer relato, tantas lecturas me enorgullecen, bueno para los que no me conocéis, soy Rafa, y si os interesa leedlo, merece la pena si queréis entender mejor la historia de éste.
 
Voy a haceros un breve resumen para de lo que decía en el otro relato. Bien, todo está relacionado con mi afición a exhibirme frente a la asistenta que trabaja en casa, se relatan una serie de situaciones fruto de mi perseverancia respecto al exhibicionismo. Quiero y necesito exponerme a mi asistenta únicamente por un motivo, el placer. Asi que no voy a enrollarme más y comenzaré, espero que esté a la altura del otro.
 
Bueno, según veo, lo dejé donde élla sale de casa una noche despues de cenar tras haber presenciado uno de mis momentos más "íntimos", y por lo que ví, a Raquel cada vez le daba menos importancia a que me desnudase en frente suya, por lo que seguí así durante un tiempo, tomándolo como algo normal, aunque siempre buscando mi propio placer.
 
Entrado ya el 2008, me compré un ordenador portátil, porque lo necesitaba para hacer trabajos e imprimir documentos que me mandan, y para además descargar algunos juegos. El ordenador no es que sea el mejor, ni mucho menos, pero me vale. Algunos días después, investigando por internet, encontré una página que subía fotos de chicas desnudas, cerca de 10 cada día, asi que decidí ir guardando las que me gustaban. Explorando un poco el ordenador, descubrí que se puede poner de fondo de pantalla, una especie de presentación con las imágenes que seleccionas y puedes guardar varias presentaciones, asi que elegí para una presentación la carpeta de las imágenes porno y para otra, una carpeta de fondos normales, para usarlo de forma general por que no soy el único que utiliza el ordenador. A día de hoy tengo alrededor de 3000 imágenes porno y sé que no me voy a quedar aquí.
 
Ésto de las fotos me dió que pensar, asi que tenía que sacarle algún beneficio. Como Raquel hacía las habitaciones por las mañanas, yo dejaba el ordenador encendido sobre el escritorio con la presentación porno y con la cámara incorporada grabando, para ver cuál éra su reacción. El primer día que pude, temprano a las 9:00h me levanté, encendí el ordenador, lo dejé con las fotos porno y bajé a desayunar, con un pantalón corto y sin camiseta (cambié de camiseta y calzoncillos a pantalón sin camiseta un tiempo antes antes). Estuve hablando con Raquel un rato antes de que subiera a preparar mi habitación, asi que me quedé desayunando hasta que bajó de nuevo:
 
+Ya he acabado por si quieres subir, pero cuidado que está mojado.
 
-Pues me espero un poco.
 
+Como quieras. Por cierto, he visto que tienes fotos guarras de fondo de pantalla en el ordenador. ¿Que pasa si las ve tu madre?
 
-No las va a ver, puedo cambiar las fotos por otras normales.
 
+Y qué van, ¿cambiando?
 
-Sí, puedes poner que cambien cada pocos segundos.
 
+Entonces se repiten mucho, ¿no?
 
-No, porque tengo bastantes fotos, asi que no se repiten demasiado.
 
+¿De qué tienes fotos? He visto una foto que sale un coño, unas cuantas de chicas posando desnudas y algunas chicas masturbándose. ¿Cuáles son las que más te gustan, las que salen tocándose?
 
-Bueno, no del todo, las que más me gustan son las que salen con medias.
 
+Es verdad, en algunas fotos salían chicas con unas medias puestas, ¿pero, por qué con medias?
 
-Me gustan las medias, no se... Bueno voy a subir.
 
+Vale, vale.
 
Entonces subí a mi habitación y me puse a ver la grabación. En ella se ve cómo entra Raquel en la habitación y abre una ventana, que queda justo encima del escritorio, para que entre luz y se queda parada unos segundos mirando la pantalla, luego se gira y se pone a hacer la cama, mirando de reojo entre movimiento y movimiento, pero en cuanto acabó, cerró la puerta y se fue. Ésto de dejar las fotos puestas, lo hacía siempre que podía y siempre grababa prácticamente lo mismo, asi que decidí cambiar. Una tarde, estando Raquel en casa, en vez de dejar el ordenador en mi cuarto, lo bajé al comedor para hacer cosas mientras merendaba. Raquel estaba recogiendo la colada y cuando me senté a merendar, Raquel acabó y bajó al comedor mientras yo seguía disimulando que buscaba algo, pero segundos después, se puso a planchar y entonces cerré el internet dejé el escritorio con el fondo de pantalla con las nuevas fotos porno y giré el ordenador en la dirección donde estaba Raquel, asi que podía ver las fotos perfectamente. Mientras planchaba, hablábamos, veíamos la televisión y élla echaba un vistazo cada pocos segundos y yo veía que miraba a la pantalla del ordenador.
 
+¿Por qué me pones el ordenador delante con ésas fotos, qué pretendes?
 
-¿Yo?, nada, estaba haciendo cosas y he acabado.
 
+Claro y pones el ordenador mirando justo donde yo estoy.
 
-Am, pues no sé lo he puesto ahí para tener espacio para comer.
 
+Si quieres que vea las fotos, ya las he visto y, por cierto, ¿cuántas fotos tienes?
 
-Pues no se... muchas. ¿Por?
 
+¿Muchas? ¿Es que te pasas las tardes enteras buscando fotos guarras?
 
-No, es que llevo desde hace mucho tiempo guardando algunas poco a poco y así tengo ya las que tengo.
 
+Anda que... Que guarrillo que estás hecho.
 
-Ya... Bueno voy a subir.
 
Varios días después, dejando que Raquel viera todas las fotos que tenía, sentía la necesidad de ir más allá, así que quise fui a probarme unas medias. Empecé por coger un par de minimedias color carne y otro par negras para ver cómo se siente con ellas. Al principio sólo me las ponía para verme un rato y masturbarme, pero poco a poco pasaba más tiempo con ellas puestas, algunas tardes enteras e incluso empecé a ir a clase con las medias por debajo de los calcetines y más tarde sin calcetines, sólo las medias, y cada vez me gustaban más.
 
Como me cambié de instituto, tuve que empezar a coger el bus desde el centro hasta mi casa, dando la casualidad de que el autobús que yo cogía, era el que cogía Raquel, así que volvía casi todos los días con ella a casa. Como pasadas varias semanas, ya sólo llevaba las medias cuando iba a clase, un día al volver a casa con Raquel, como siempre, nos descalzamos antes de entrar a la casa, por higiene más que nada, me miró a los pies y vio que no llevaba calcetines, sino que llevaba unas medias:
 
+¿Cómo es que llevas puestas unas medias? ¿Desde cuando las usas?
 
-Pues desde hace un tiempo.
 
+¿Y eso?
 
-No sé, son muy cómodas.
 
+¿Y por qué llevas una de cada color? Qué moderno, jaja.
 
-Porque no me decidía ésta mañana y he cogido una de cada.
 
+¿Son las de tu madre? ¿Y si se da cuenta de que le coges las medias?
 
-Sí, son las suyas, pero tiene muchos pares iguales en un armario, así que no creo que se llegue a dar cuenta.
 
+Amm, bueno...
 
Me sentí un poco avergonzado cuando Raquel me vio con las minimedias de mi madre e intenté taparme los pies un poco, pero enseguida me excité y quise seguir usándolas aunque ella me viera. Así que a la hora de merendar y de cenar, bajaba con las medias ya puestas y ponía los pies de manera que pudiera verlos. Cuando pasaron unos días, fui un poco más allá y busqué unas pantys, las que cubren hasta la cintura. Me costó un poco más encontrar algunas que me vinieran bien ya que mi madre es bastante más baja que yo y las que ella usaba habitualmente, se me quedaban cortas, pero encontré una caja llena de pantys de tallas más grandes, supongo que al ver que eran más largas de lo que necesitaba las guardó. A mí me vino de perlas, así que cogí un par color carne y otro par negras. Empecé igual que con las minimedias, sólo usándolas cuando me masturbaba, pero poco a poco alargué el tiempo de llevarlas y un día me decidí a llevarlas puestas en clase, pero con unos calcetines encima y más tarde sin calcetines, sólo las pantys y unos calzoncillos encima. Como me gustaba mucho llevarlas, llegó un día en que fui al colegio con las pantys debajo de los pantalones y sin calzoncillos ni calcetines, pero tenía cuidado de que no se me vieran por ningún sitio e intercambiaba pantys color carne con las negras, tanto opacas como transparentes y había veces que me pasaba el día entero con unas puestas, desde que me levantaba hasta que me acostaba, así que cuando estaba en casa, Raquel veía que ya no solo usaba minimedias, sino que usaba pantys. Un día bajé a merendar con unas pantys negras transparentes y un pantalón corto y cuando entré en el comedor me vío Raquel:
 
+¿Llevas puestos unos leotardos?
 
-No, unas medias
 
+¿Unas pantys?
 
-Sí.
 
+¿Y has ido al colegio así, o te las has puesto ahora?
 
-No, he ido a clase con las pantys
 
+¿No te da vergüenza? A ver si te van a pillar.
 
-No me da vergüenza, además intento taparme lo que pueda y así no se me ven.
 
+¿Y al llevar los pantalones caídos, no se te ven las medias o los calzoncillos?
 
-No, porque no los llevo caídos y tampoco llevo calzoncillos, sólo las medias.
 
+¡Qué valor! Pero verás como te pillen.
 
-Pues un día que sólo llevaba unas medias color carne en clase, en la hora de deporte, jugando al fútbol se me escapó una de las zapatillas y corrí a ponérmela de nuevo. Puede que alguien me viera, pero en todo caso desde bastante lejos y no creo que fuera capaz de ver que llevaba medias y no calcetines.
 
+¿No llevabas calcetines? Pues seguramente alguien te viera, pero no te habrán dicho nada.
 
-Espero que no.
 
+Bueno pues ten cuidado.
 
-Ya. Voy a estudiar.
 
Estuve un rato estudiando y después me puse con el ordenador a mirar las fotos nuevas de aquella página, guardé unas cuantas y enseguida llegó la hora de cenar. Me cambié las medias negras por unas de color carne, me puse unos cascos y puse un vídeo porno, pero lo tenía minimizado, para que pareciera que éra música, poco antes de que Raquel subiera a avisarme, entró y me vió buscando fotos, con los cascos, de espaldas y sólo con las medias, me llamó pero con los cascos no la escuchaba, hasta que se acercó y me tocó el hombro:
 
+Rafa, chiquillo, que te estaba llamando.
 
-Ah! Perdón estaba escuchando música.
 
+¿Y qué escuchas?
 
-Nada, música electrónica.
 
+Déjame escuchar a ver.
 
-Si no te va a gustar, es muy rayante.
 
+Déjame probar anda...
 
-Bueno, vale, pero...
 
+¿Música? Si esto no son nada mas que gemidos, ¿es un vídeo porno verdad?
 
-Emm, sí...
 
+Hay que ver que cerdito estás hecho... Y, ¿no tienes frío? No es tiempo de ir solo con las medias que, por cierto, te las has cambiado.
 
-Pues no, no tengo demasiado frío. Y sí, me he cambiado las medias.
 
+¿Estabas masturbándote con las medias antes de que yo entrara?
 
-Sí, pero hace un rato. ¿Por qué?
 
+Porque, estás empalmado y sigues con la mano en la polla.
 
-Ah! Es verdad.
 
+Bueno, bájate que se enfría la cena, y ponte una camiseta al menos.
 
-Vale, voy.
 
Salió de la habitación, me levanté de la silla, me miré al espejo, muy empalmado con las pantys, cogí una camiseta nada mas y bajé a cenar. Me senté y ya estaba la mesa puesta, pero Raquel fregaba algunos platos. Al poco rato, se sentó y me dijo: "¿No te podías haber puesto un pantalón? Que todavía estas empalmado, chico. Bueno come que se te enfría", a lo que no respondí y me puse a comer. Mientras comía me tocaba de vez en cuando la polla para que se me mantuviera dura, y al acabar de comer, me levanté y se asomaba la polla por encima de la mesa, más o menos a la altura de la cabeza de Raquel, así que lo vio y se dio cuenta de algo:
 
+Aún sigues empalmado porque te has estado tocando mientras comías, ¿verdad?
 
-Sí, pero para recolocármela, porque con las pantys se me tuerce a un lado.
 
+¿Te has corrido? Es que tienes las pantys mojadas.
 
-Vaya... es que con el roce del capullo y la tela, pues se me ha escapado un poco.
 
+Anda toma una servilleta y limpias.
 
-Gracias, voy a coger algo de postre y me voy al salón.
 
Estando en el salón puse una de las películas porno y en cuanto me acabé el postre me puse a masturbarme debajo de las medias. Supuse que Raquel no vendría al salón ésta vez, pero a los pocos minutos de empezar yo, apareció por el pasillo, salió a la puerta, se puso sus tacones, volvió al salón y se sentó en el mismo sofá de la otra vez y sacó su móvil. Yo seguía masturbándome y veía que me miraba de vez en cuando, hasta que dejó el móvil:
 
+¿No te molestan las medias al masturbarte?
 
-No, ¿por qué?
 
+Am... no sé... ¿Y luego no te correrás en las medias no?
 
-No, siempre tengo servilletas preparadas para cuando vaya a correrme, aunque alguna vez se me ha escapado y no me ha dado tiempo a sacármela de las medias.
 
+Vaya por dios, ¿y luego las echas a lavar?
 
-Sí, pero cuando me pasa, le doy con agua para que no se quede todo ahí.
 
+Am, vale, bien bien. ¿Todo ésto lo haces para que te vea?
 
-Mmm, en gran parte si...
 
+Eres un exhibicionista y te gusta que te mire, ¿no?
 
-Si bueno... me pone que me vean masturbándome.
 
+Anda que... ¡Cómo esta la juventud!
 
Como llevaba ya un par de minutos tocándome, estaba a punto de correrme, así que cogí unas servilletas y me preparé.
 
-Voy a correrme ya, no aguanto más.
 
+Cuidado al correrte, no vayas a manchar nada.
 
-Ya, ya tengo las servilletas.
 
Entonces, me corrí, puse la servilleta encima para que no salpicara fuera, pero algunas gotas se me escaparon, unas cayeron en mi camiseta, otras en las medias y alguna en el suelo. Cuando fui a limpiar la que cayó en el suelo, me dí cuenta de que una cayó también en uno sus tacones y su respectivo pie, pero no se dio cuenta. No sabía cómo decírselo, así que en cuanto fui a hacerlo, se levantó y se fue, al parecer habían llegado para recogerla. Se despidió y se fue. Supongo que al llegar a su casa y quitarse los zapatos, vería el semen en su pie y en la punta del tacón, pero nunca me lo comentó, así que supuse que simplemente, le dio igual.
 
Pasaron varias semanas y cada vez tenía más y más pantys, color carne, negras, alguna rojiza, con formas, totalmente opacas, semitransparentes, transparentes... Tenía una caja de zapatos escondida en el armario con todas las medias e iba intercambiándolas cada día, para ir a clase, para salir o simplemente para quedarme en casa. Supongo que Raquel se daba cuenta, ya que me veía que usaba unas medias distintas casi a diario, pero no decía nada. Cuando ya tenía una cantidad considerable de medias en la caja, me puse a pensar en otra prenda que podría usar, el tanga. Rebuscando el armario de mi madre, encontré una bolsa llena de tangas y culottes. Había tangas de hilo y normales, de varios colores con distintos adornos y dibujos y culottes de colores vivos y formas abstractas. Supuse que no las usaba y que eran nuevas porque muchas tenían la etiqueta de compra, así que cogí un par de tangas y unos culottes. Empecé a probarme los tangas y los culottes igual que con las medias, sólo para un rato, para verme y masturbarme y poco a poco empecé a llevarlos más tiempo, hasta que me acostumbré a llevar tanga, a veces debajo de los calzoncillos y otras sin calzoncillos, o incluso el tanga y unas medias, pero siempre con pantalón largo si era fuera de casa. Entonces empecé a llevar las medias y el tanga en casa también para exhibirme.
 
Uno de los primeros días en exhibirme con tanga estando en casa, cogí unas medias color carne y un tanga negro normal. Antes de bajar a merendar, me lo puse todo y estiré las medias para que me cubrieran hasta justo debajo del pecho y el tanga también estirado por la parte de atrás para que se viera bien por encima del pantalón, porque como ya estaba entrado el otoño, era época de llevar pantalón largo de pijama y no de ir sólo con las medias,luego cogí una camiseta blanca y me la puse por dentro del tanga y las medias.. Bajé a merendar y Raquel ya estaba planchando, en cuanto entré en el comedor, se quedó mirándome fijamente.
 
+¿Y eso? ¿Ahora usas tangas?
 
-Sí, de vez en cuando desde hace poco...
 
+¿Y te parecen cómodas?
 
-Sí bueno, más o menos, pero me quedan pequeñas y se me sale por los lados.
 
+Hombre, es obvio, encima te las estiras a más no poder..., ¿no te aprietan demasiado? Así van las putillas, asomando el tanga por encima del pantalón, pero eso de las medias no...
 
-No, no me aprietan tanto, ademas son suaves y no son tan molestas. Y lo de las medias... pues yo que se...
 
+Vaya personaje estas hecho.
 
Mientras yo merendaba y ella planchaba, charlábamos y mirábamos la tele, y yo cada poco rato me iba estirando las medias para que se mantuvieran en su sitio. Raquel me miraba y sonreía pero no decía nada al respecto, así que en cuanto acabé, me fui a mi cuarto a estudiar un poco. Bastante rato antes de cenar, me puse a mirar mi colección de medias y tangas, buscando distintas combinaciones, me fui probando varias medias y tangas hasta que me quedé con unas medias grises algo oscuras, un tanga blanco de hilo y un tanga normal color carne. Me estuve mirando al espejo un rato colocándomelo todo para que se vieran bien, finalmente me decidí: las medias estiradas como antes, hasta por debajo del pecho y los tangas bien estirados por detras, un poco descolocados para que se viera que llevaba 2 y la camiseta remangada hasta la cintura de las medias, es decir que desde el pantalón hasta la camiseta se me veía todo el vientre, dejando ver perfectamente ambos tangas. Se me pasó el tiempo y rápidamente llegó la hora de la cena, así que me senté en el escritorio a esperar a que subiera Raquel. No tuve que esperar demasiado, ya que aquel día la cena estaba lista algunos minutos antes de lo normal, por lo que subió, tocó a la pierta y entró. Se acercó a la mesa para ver lo que hacía, me avisó de que la cena estaba lista y enseguida se marchó. Pocos segundos después bajé yo colocándome bien todo y me senté a cenar.
 
+¿Te has vuelto a cambiar las medias?
 
-Sí.
 
+¿Y ahora llevas 2 tangas? Como estaba oscuro, ni me había fijado.
 
-Ya lo suponía, como no habías dicho nada...
 
+Cada vez te pones más cosas, algun día vas a aparecer lleno de medias y tangas por todos lados, jajaja...
 
Sonreí sin decir nada y seguí comiendo, pero me estiré un poco más las medias y los tangas como si nada. Y en ese momento se sentó a prepararse su cigarrillo.
 
+Oye dime una cosa, Rafa. ¿Por qué te gustan tanto la lencería femenina? A ver, yo entiendo que te guste vérsela puesta a las chicas, pero de ahí a llevarlas tu, hay un gran paso.
 
-No sé, de ver la lencería en los vídeos, me entró la curiosidad de probar y me gustó. Poco a poco me he dado cuenta de que soy un fetichista de las medias y los tangas.
 
+Ya, bueno y, ¿crees que vas a tener ese fetiche para siempre?
 
-Pues seguramente siempre lo tenga. Supongo que en vez de ponérmelas yo, se las pondrá mi novia, con eso me vale...
 
+Bueno y si encuentras a una chica fetichista también, mira que bien, jeje.
 
-Sí estaría bien eso, pero lo veo muy dificil, además es dificil sacarle los fetiches a la gente, quien sabe...
 
+Todo es posible.
 
En ese momento acabé de cenar, me levanté de la mesa y me dí la vuelta para dejar los platos en el fregadero, pero noté que Raquel me tiró de la cintura de las medias, dándome un pequeño latigazo en la zona donde tiraba, se rió y yo me puse bastante colorado, pero no me giré a mirarla, simplemente dejé los platos y me fui directo al salón, donde me tumbé en el sofá a ver la televisión. Raquel acabó con su cigarrillo, se calzó sus tacones y se acercó de nuevo al salón, al mismo sofá de siempre.
 
+¿Ya no ves porno?
 
-No tengo muchas ganas. ¿Por qué? ¿Es que quieres que ponga algo?
 
+No hombre, si no quieres, pues nada, es que como siempre que acabas de cenar te vienes aquí a masturbarte... Bueno me voy. Ahí te quedas, guarrete.
 
-Vale, hasta mañana.
 
Me quedé un rato viendo la tele y después volví a mi cuarto. Hice unas cuantas cosas, me masturbé, me quité solo las medias y enseguida me acosté. Al día siguiente, a la vuelta de las clases, cogí todos los tangas y culottes que tenía, cerca de 10 entre todas las prendas, y me los puse a la vez, con distintas posiciones para que no se taparan unos con otros y me pasé la tarde entera agachándome cuando podía para que Raquel me viera. Le hacía gracia y soltó algunos comentarios como: "Parece que llevas una flor de colores en la espalda con tantos tangas" ó "Cómo se nota que quieres que te vea". Aquella tarde no fue apenas nada mas que éso, comentarios sueltos sobre mis tangas.
 
A la tarde siguiente, a propósito de su comentario sobre acabar lleno de tangas y medias, una tarde a la vuelta de las clases, antes de que ella llegara cogí la caja entera y me lo puse todo. Todas las medias a distintas alturas en las piernas, sólo usando una pierna de cada media y los tangas y los culottes colgando de los lados, así que tendría en cada pierna unas 6 medias y 3 tangas y en la otra pierna más de lo mismo. Cuando acabé de ponermelo todo, Raquel ya había llegado y estaba planchando la ropa, así que bajé a merendar. No llevaba pantalón, únicamente todo el arsenal de medias y una camiseta, en la polla, toda empalmada, llevaba una de las minimedias color carne, así que se me transparentaba todo. Me presenté en el comedor, tocándome la polla y Raquel se echó a reír.
 
+¡Por Dios, Rafa! ¿De qué vas disfrazado? ¿Ya estas preparando el disfraz para halloween, o que? ¿Por qué llevas una minimedia en la polla? Que se te ve todo, chico.
 
Y en vez de responderle algo, me corté y sonreí sin mas, cogí unas galletas de la cocina y enseguida salí del comedor hacia mi habitación, muerto de vergüenza, debido a mis pintas. Una hora más tarde, bajé de nuevo, pero ésta vez, con todas las medias y tangas en las manos para echarlas a lavar.
 
+¿A dónde vas con todo eso?
 
-Voy a echarlas a lavar.
 
+Amm... Me parece que voy a tener que poner una lavadora solo para tus medias y tus tangas, jeje.
 
-Ya... bueno, te las dejo en el cesto.
 
+Vale, pero ponle lo que sea por encima si no quieres que lo vea tu madre si se asomara al cesto.
 
-Es verdad, gracias.
 
+Pondré la lavadora mañana y las tendrás secas para la tarde probablemente.
 
-Vale, vale. Voy a hacer algo, luego hablamos.
 
En ésa tarde, como no tenía ninguna de mis medias, no pude hacer nada, mas que pensar en el día siguiente, por lo que no me exhibí en lo quedaba de tarde. Al día siguiente, a la vuelta de las clases, subí a la terraza donde tendiamos la ropa, me asomé a una ventana y vi en todas y cada unas de las pinzas y cuerdas, mis medias, tangas y culottes. A plena vista de los vecinos más cercanos. Cuando llegó Raquel, yo estaba mirando la tele tumbado en el sofá. Élla entró, dejó sus cosas en el comedor como de costumbre y subió a recoger la colada. Antes de que bajara de nuevo, fui a la cocina a por algo de merendar y me senté allí, entonces ella volvió. Como normalmente tiende prendas que planchar, se pasa cerca de media hora planchando, pero como aquel día sólo eran medias y tangas, no tendría que planchar, entonces se dispuso a doblarlo bien todo.
 
+¡Madre mía, Rafa! Cuántas medias, tienes incluso más que yo, con tantas medias, tangas y culottes voy a tener que tratarte como una chica y llamarte además Rafaela.
 
-Jajaja, no sabía que tenía ya tantas...
 
+En algunas tienes unas carreras increíbles.
 
-¿Carreras?
 
+Sí, ¿ves que cuando se te rompen un poco y te salen unas líneas por toda la misma costura?
 
-Sí.
 
+Pues éso son las carreras. Mira éstas negras por ejemplo, tienes una carrera desde la cintura hasta la costura de los dedos de los pies.
 
-Ya, eso fue de una vez que me estaba rascando la pierna y al rato me dí cuenta de que la había atravesado con el dedo y poco a poco se ha ido rompiendo más.
 
+¿Y al ponértelas no se te salen los dedos por ahi? ¿No te molestan?
 
-Pues la verdad es que no, se me salen algunos dedos, pero no me molesta.
 
+Pues yo odio cuando me pasa eso, algunas las he tirado porque no lo aguanto, pero bueno...¡Anda, qué monos los tangas, con un lacito y todo!
 
-Ya, pero en un tanga se ha caido el lacito
 
+Bueno qué más da si tienes otros cuantos tangas más iguales. Por cierto nunca te he visto puestos uno de éstos culottes.
 
-Ya, es que los uso menos, prefiero los tangas.
 
+Bueno, pues ya está todo bien dobladito, querida. ¿Te los subo a tu cuarto?
 
-Sí, vale, déjalo todo encima de mi mesa y ya lo guardo yo luego.
 
Entonces ella subió a dejármelo todo en mi habitación y mientras yo acababa de merendar. En el momento en que volvió a bajar, subí yo inmediatamente para guadarlo todo de nuevo en la caja de zapatos, dejando fuera unas medias de un color rojizo y unos culottes blancos con formas negras, para ponerme después debajo del pantalón de pijama. Estuve estudiando hasta que llegó la hora de cenar. Bajé al comedor y cené tranquilamente, sin hacer nada extraño, acabé con el postre y me fui al salón donde acoplé el ordenador a la televisión y me metí en internet en una página porno en busca de algún vídeo. Acto seguido me quité los pantalones, quedándome en medias y culottes y empecé a masturbarme, como siempre Raquel se calzó sus tacones y se sentó en el mismo sofá de siempre, a mirar el vídeo mientras yo no paraba de tocarme.
 
+¿Cómo te conectas al internet desde la tele?
 
-No es desde la tele, es que he enchufado el portatil a la tele con un cable.
 
+Amm, por eso estás conectado a internet como si fuera desde la tele, qué ingenioso.
 
-Ya...
 
+¡Anda, ahora sí llevas unos culottes! Ponte de pie para que te vea.
 
-¿Va en serio?
 
+Sí, venga, quiero ver como te queda.
 
En ese momento me levanté del sofá, me guardé la polla, me puse bien los culottes y las medias y me dí una vuelta para que me viera bien. Entonces me puso las manos en el culo y dijo:
 
+Te hacen muy buen culo y tu polla parece que sea más grande todavía dentro de los culottes.
 
Y enseguida me la saqué y empecé a masturbarme justo enfrente de ella.
 
+Cuidado hombre, a ver si te vas a correr encima mía, y por cierto Rafa, la última vez, cuando te corriste, me salpicaste en los tacones y los pies.
 
-Ah! Sí, lo siento, es que se me escapó un poco.
 
Dije mientras me sentaba de nuevo en el sofá, aún masturbándome.
 
+Bueno, no pasa nada, lo pude quitar sin problema, ya decía yo que notaba algo frío en el pie cuando salí de aquí, pero no me fijé en qué era, lo probé y todo porque creía que era otra cosa...
 
-¿En serio lo probaste? ¿Y qué otra cosa iba a ser de ése color?
 
+No sé, lo último en lo que pensaba que podría ser, era que fuese tu semen.
 
-Madre mía, deberías fijarte antes de llevárte nada a la boca...
 
+Pues sí, hijo, sí. Eso te pone, ¿verdad? Bueno, pues algún día... voy a tener que echarte una mano ahí abajo cuando te masturbes delante mía.
 
Entonces me sacó la lengua a modo de broma, me guiñó un ojo y me miró con una sonrisa viciosa, se lamió el dedo índice y el corazón y me acarició con ellos la punta de la polla y justo un segundo después me corrí a través de las medias mirándole a ella y élla a mi polla, entonces se despidió con la mano, me volvió a guiñar un ojo y se fue.
 
"Parece que ésto no acaba nada más que empezar", pensé.
 
 
Hasta aquí mi segundo relato queridos lectores. Espero que esté a la altura de mi anterior relato y que os haya entretenido suficiente.
 
Y para los que vayáis a segir la serie, seguiré escribiendo sobre un voyeurismo mutuo en el que Raquel empieza a soltarse.
 
                                                                                                                                           Gracias a todos y sed malos, mis pequeñ@s exhibicionistas