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Una asistenta que conoce todos mis secretos (3)

en Fetichismo

     Buenas de nuevo! Para los que no me conocéis soy Rafa y si queréis leed mis relatos anteriores para conocer mejor la historia de éste. Bueno, me entristece un poco el saber que la segunda parte no ha sido tan gustosa y supongo que no estuvo a la altura del primero, así que espero que este os guste más. 
 
"Parece que ésto no acaba nada más que empezar", pensé. Y así fue.
 
     Como ya entramos en una época algo más fría, finales de otoño, Raquel empezó, por así decirlo, a soltarse, cosa que me encantó. Un lunes de la segunda semana de octubre de 2009, a la vuelta de las clases, como siempre, volvía a casa en el mismo bus que ella. Raquel vestía un abrigo largo, de un color oscuro cerrado hasta el cuello y unos tacones de bota alta, hasta las rodillas donde acababa el abrigo, no me pareció nada extraño así que no le dí demasiada importancia. Al llegar a casa y descalzarnos, vi que Raquel, mientras se quitaba las botas y se abría el abrigo, llevaba una camiseta blanca algo cortita, con short azul claro y unas medias negras transparentes, a las que me quedé mirando mientras entraba en casa. Notó que le miraba las piernas constantemente, así que se tomó su tiempo en descalzarse, pero sin decir nada. Al agacharse para meter las botas en un armario, pude ver que por encima del short asomaba, claramente, un encantador tanga rosa con flecos blancos, al que me quedé mirando embobado, también. Nada mas entrar me metí en mi habitación para dejar las cosas y para ponerme unas medias iguales que las suyas con un pantalón corto y una camiseta. Cuando bajé a merendar, Raquel iba a empezar a planchar la colada, y me fijé en que no llevaba su pantalón blanco de uniforme, por lo que debajo de la bata se veían las medias negras a primera vista. Cogí algo para merendar y me senté mirándole las piernas durante un rato.
 
+¿Qué pasa? Yo tambien uso medias, que las lleven las mujeres es lo normal, ¿eh?
 
-No, no, es que... ¿sólo llevas las medias debajo de la bata?
 
+No, chico, me he dejado el short en vez de ponerme el pantalón de siempre.
 
-Ah, es que con la bata parece que no llevas nada debajo...
 
+¡Ya te gustaría, Guarrete! Te has cogido unas medias como las mías, pero sabes que a mí me quedan mejor.
 
     Levanté las piernas y las acerqué a las suyas para compararlas, me enrojecí y sonreí pero sin contestar y poco después me fuí a estudiar hasta la hora de cenar. En cuanto entró en mi habitación, me vió sólo con las medias masturbándobe mientras miraba al ordenador, se acercó y me dijo:
 
+¿Qué ves, esta vez? ¿Lesbianas como siempre? 
 
-Sí... 
 
+Bueno, bájate que la cena está lista, luego cuando termines de cenar te acabas eso.
 
     Corté el vídeo, me subí las medias y sólo me puse una camiseta antes de bajar. Seguramente habría salido a sacar la basura, por que ya no llevaba su bata e iba únicamente con la camiseta. Como en otras ocasiones, bajé totalmente empalmado, pero Raquel aún estaba limpiando la cocina y entre movimiento y movimiento, mostraba su tanga bastante estirado hacia arriba y al acabar se puso de cuclillas para jugar un rato con el perro, dándome la espalda, por lo que dejaba ver casi medio culo con el tanga. Después de unos minutos, se sentó en la mesa con sus cigarrillos y mientras cenaba, veía que Raquel me miraba la polla a través de las medias cada poco rato y movía las piernas sensualmente entrecruzándolas varias veces que hacían que estuviera empalmado durante toda la cena. Al acabar me levanté y me coloqué la polla delante suya, apuntando hacia el frente.
 
+Te has vuelto a correr un poco en las medias, Rafa.
 
     Me miré las medias y, efectivamente, estaban manchadas, pero antes de que pudiera hacer nada, me acercó una servilleta y me dijo:
 
+Déjame que te limpie un poquito.
 
-Emm, gracias...
 
+De nada, hombre.
 
     Acto seguido cogí algo de postre y me dirijí al salón, donde me puse a pajearme de nuevo con una de las películas porno. Poco después Raquel salió del comedor, cogió sus tacones y se sentó en el sofá, como siempre, a ponérselos. Mientras yo miraba a la televisión noté uno de sus pies en los míos, con los que empezó a juguetear. Miré a Raquel, que sonreía, y luego a sus pies junto con los míos. Notar la suavidad de sus medias y el movimiento de sus pies, hizo que me corriese enseguida, sin darme tiempo a coger una servilleta. Me corrí bastante, manchando mi camiseta, el sofá, el suelo y mis medias, entonces descansé durante unos segundos, mientras élla seguía jugueteando con sus pies. Al coger una servilleta para limpiarlo todo, me di cuenta de que el semen había llegado hasta sus piernas, así que antes de nada las cogí y las limpié rápidamente, mientras Raquel se reía, y lamí un poco sus medias para que no quedase nada de semen antes de limpiar el resto de cosas.
 
+Rafa, ten cuidado al correrte, que ya me manchaste los tacones el otro día y ahora las medias...
 
-Si es que me provocas, jugueteando con los pies... Lo haces por maldad porque sabes que me pone.
 
+¡Ay, que guarrillo que estás hecho, hijo mio!
 
-Sí, ahora soy yo...
 
+Bueno límpialo todo bien, que me voy ya. Hasta mañana.
 
-Por cierto, bonito tanga.
 
+Como?
 
-Que es muy bonito el tanga que llevas, el que me has estado enseñando a lo largo de la tarde.
 
+A que es bonito? Me lo compré hace dos días.
 
-Sí, me encanta pero, por qué te lo estiras tanto? No te aprieta el...?
 
+No, es que me cogí el de mi talla y me apretaba mucho.
 
-Se te marcaban mucho los labios en el tanga?
 
+Emm... Sí... Por eso me he comprado una talla más grande, para que no se me marque todo el coño.
 
-Pero, y lo de llevarlo tan arriba?
 
+Es que es así, supongo, para llevarlo alto...
 
-Ammm... Pues me gusta.
 
+Ainss, viciosillo, algún día te dejaré que te lo pruebes a ver como te queda...
 
-Me parece perfecto, jeje
 
+Pues lo dicho, hasta mañana.
 
     Después de irse Raquel, me quedé un rato limpiando bien todo lo que había manchado. En lo que quedaba de noche, hice unas cuantas tareas, busqué algunas medias más y me acosté pronto.
 
     Al día siguiente, a lo largo de la mañana hizo bastante calor, para la época en que estábamos. Así que vi, en el bus camino a casa, que Raquel llevaba un vestido de un color rosado, con unas finas rayas blancas, unas medias blanquecinas de liga y unos tacones a juego con el vestido. Pude ver que era un vestido bastante ceñido por que, en un momento en que se agachó, se le marcaban el tanga y las ligas. Al llegar a casa y descalzarnos antes de entrar, me quedé mirándole las medias, cómo se quitaba los tacones y se recolocaba el vestido, dejándome ver el principio de las ligas durante unos segundos.
 
     Procuré que antes de que Raquel entrara en el baño a cambiarse, poner la cámara en posición para grabar y yo mientras, en mi habitación, me ponía una camiseta y unas medias negras casi opacas, que difícilmente dejaban ver mi polla a través. Al poco rato, bajé a merendar y para mi sorpresa, Raquel, que estaba planchando ya, no se había cambiado de ropa, porque debido al calor que hacía, prefería dejarse el vestido. Así que verle solo con el vestido y las medias blancas me la puso bastante dura, por lo que se me marcaba la polla, claramente, bajo las medias. Con cada movimiento que hacía, se le subía poco a poco el vestido, mostrando cada vez más las medias y las ligas y como consecuencia, más empalmado estaba yo.
 
     Como al terminar de plancharlo todo sube a las habitaciones a dejarlo todo, mientras subía las escaleras, me puse al pie de la escalera, sin que me viera por el cubo que llevaba con toda la ropa, a mirarle desde abajo. Pude verlo todo perfectamente, el culo enfundado por un tanga blanco en el que se le marcaba la rajita y coronado con las ligas. Al bajar de nuevo, me di cuenta de que el vestido se había subido hasta casi mostrar el culo, dejándome ver perfectamente las ligas, haciendo que mi polla se mantuviera firme.
 
-Raquel llevas medias de liga, verdad? Es que se te ven las ligas.
 
+Si ya, es que tengo mucho calor y me he subido un poco el vestido. Te gustan o que?
 
-Sí, me encantan, de hecho estoy pensando en buscarme unas.
 
+Ya sabía yo que te gustarían... Las hay muy baratas, puedes comprarte tu mismo unas.
 
-Ya pero, que vergüenza, cómo entro yo en una tienda para comprarme unas medias...
 
+Pues no se... Di que son para regalo o algo...
 
-También...
 
+Bueno, pero deja de mirármelas, que me pongo nerviosa...
 
-Jeje, perdón, perdón, es que no puedo evitarlo.
 
+Viciosillo...
 
-Bueno, voy a subirme.
 
+Vale, vale.
 
     Subí a mi cuarto a intentar estudiar un poco, pero no podía con la imagen de las piernas de Raquel en la cabeza, así que me puse a dibujar un rato escuchando música para distraerme durante la tarde.
 
     Poco antes de la hora de la cena, me cambié las medias negras por unas de un color rojo intenso, que encontré, totalmente transparentes. Cuando Raquel entró en mi habitación para avisarme me vió dibujando con la música.
 
+¿Que dibujas?
 
-No se, algo para pasar la tarde.
 
+Am, ¿y esas medias rojas tan chulas?
 
-Las encontré ayer medio escondidas en uno de los armarios del sótano, y al parecer a mi madre le van grandes o simplemente no le gustan.
 
+Pues no estan nada mal, aunque podrías ponerte debajo unos calzoncillos o un tanga al menos para no ir con la polla a la vista.
 
-Ya bueno, total ya me has visto y eres la única persona que me va a ver así.
 
+También es verdad y a mí, sinceramente, me da igual como vayas, estas en tu casa.
 
-Pues eso.
 
+Bueno que la cena está lista, baja cuando puedas.
 
-Voy.
 
     Bajé tal cual estaba, con la camiseta y las medias, a cenar. Cuando me senté Raquel estaba lavando unos platos y guardando algunas cosas en los muebles de la cocina, cuando se agachaba mantenía el culo más alto, por lo que podía verle casi todo desde donde estaba, es decir, las ligas, medio culo y la rajita del coño marcado en el tanga. Cuando acabó, vino a la mesa y se sentó casi de frente a mí y se subió un poco el vestido antes de sentarse. Desde donde yo estaba veía perfectamente el triángulo que se forma en el hueco de entre las piernas y el vestido, y ya cuando hacía el movimiento de cruce de piernas, que se le veía todo. Sé que lo hacía a drede, porque me miraba constantemente cada vez que se movía y me dejaba ver su tanga.
 
+No le quitas el ojo de encima a mis piernas, eh?
 
-Ni tu de mi polla.
 
+Estoy viendo como reaccionas ante esto.
 
-Pues ya lo ves, cada vez estoy más empalmado, ya me aprietan mucho las medias...
 
+Ya, ya lo veo, y eso que sólo me estás viendo el tanguita, no quiero ni pensar qué pasaría si vieses más.
 
-Compruébalo por tí misma.
 
+Jaja, ya si eso otro día puedo pensarmelo, viciosillo.
 
-Uhmm, casi cuela, pero al menos puedo conformarme con que se te marque la rajita en el tanga y los pezones en el vestido.
 
+Éso si que no puedo ocultarlo, no llevo sujetador y encima se me están poniendo puntiagudos... es que si me apuntas con éso, es inevitable.
 
-Parece que no te disgusta, y además la tengo así de empalmada por tí, así que es razonable que te apunte, ¿no crees? 
 
+La verdad, es que la tienes bonita, con ese tamaño y con las medias... ¿Por qué no te la sacas de las medias y tocas un poco para que la vea?
 
-¿De verdad? ¿Quieres que me masturbe frente a tí?
 
+Ya lo has estado haciendo últimamente, así que no le veo diferencia.
 
-Si pero no me pajeaba mirándote a tí, sino a un vídeo.
 
+Bueno pues mírame a mí ahora y menéatela y ya veremos otro día si te dejo ver más.
 
-Bueno vale, como quieras.
 
     Dejé la cena de lado y comencé a meterme una mano bajo las medias, con la mirada fija en sus ojos, su tanga y sus pezones, manoseándomela lentamente bajo su atenta mirada. Disfrutaba como nunca lo había hecho, masturbarme mientras Raquel no perdía detalle, fue algo que no puedo explicar. Mientras seguía tocándome, noté que Raquel empezaba a juguetear con sus pies sobre mis piernas, subiendo cada vez más, llegando hasta mis huevos, acariándolos, mientras yo seguía a lo mío bajo las medias. Seguidamente apoyó ambos pies sobre mi polla y con la mano que me quedaba libre, empecé a acariciar sus medias y a presionar sus pies contra mi polla, que estaba durísima. Restregué y restregué mi polla contra sus medias hasta que me corrí. Chorros de semen salían a presión, llenando sus medias y las mías y algunas cosas enfrente de mi. Quedé descompuesto despues de aquello, así que descansé cerrando los ojos y dejándome caer sobre el respaldo de la sillaunos segundos antes de limpiarlo todo. Raquel, por su parte, con sus dedos en su coñito, observaba con asombro la escena: sus pies empapados en semen, mis medias goteando, mi polla convulsionando y yo enfrente suya echado en la silla y respirando hondo. 
 
+Vaya...
 
-Sí, vaya...
 
+Qué intenso...
 
-Sí...
 
+Ahora que hago? Me has dejado las medias empapadas... Voy a tener que quitármelas y meterlas en una bolsa o algo...
 
-Sí, yo voy a quitármelas y a limpiarme un poco que tengo semen por todos lados.
 
+Vale, mientras limpio yo aquí un poco.
 
-No, no hace falta, lo he manchado yo todo, ahora lo limpio yo.
 
+De verdad que no importa. Ve a limpiarte tu que yo cuando me quite las mías lo limpio todo.  
 
-Bueno pues ahora vengo, si luego te hace falta una mano avísame.
 
+Vale, no te preocupes.
 
     Antes de subir a quitarme las medias y limpiarme, me quedé embobado viendo cómo Raquel se quitaba las suyas, dándome un primer plano de su tanga, sin cortarse un pelo, levantaba las piernas a la par que se abría para sacarse cada media, por lo que pude ver que por un lado de su tanga, se le asomaba medio chocho, totalmente depilado.
 
+No ibas a limpiarte?
 
-Emm, sí es que...
 
+Te pone ver como me quito las medias o es por el tanga?
 
+Emm... no, es que se te asoma el conejito por un lado del tanga.
 
+Qué?
 
     A lo que bajó la mirada y se dió cuenta de que se le había doblado el tanga por un lado dejando medio conejito al aire. Así que rápidamente se puso el tanga correctamente.
 
+Upss... Ni me había dado cuenta, aún no estás preparado para ver esto...
 
-Bueno ya me puedo hacer una idea jeje...
 
+Anda subete ya.
 
-Sí, sí, ya voy.
 
     Subí a quitarme las medias, limpiarme y ponerme un pijama y bajé de nuevo a echar las medias a lavar y ver como Raquel lo limpiaba todo pero, élla ya se había ido, así que volví a mi cuarto a hacer algunas cosas. 
 
     Después de aquel día estuve un par de meses sin hacer nada, quiero decir, sin exhibirme y centrándome en los exámenes y eso, pero aún así me decidí a comprarme unas medias por internet: unas de rejilla azules y unas de liga blancas, con su liguero, totalmente transparentes, como las de élla, y unos cuantos pares más que ya nombraré. Aquella temporada de sequía dió de sí y al parecer Raquel tenía ganas de más, tanto que casi entrada la primavera del año siguiente (2010), se atrevió con algo que yo no me esperaba de ella. 
 
     Como a esas alturas del año ya no hace frío, a excepción de algunos días, Raquel empezó a vestir, por así decirlo, "más fresca". 
 
     Recuerdo uno de los primeros días de primavera cuando volvíamos a casa en el mismo bus, como siempre, que Raquel llevaba su vestido rosa, muy cortito, y unas medias color carne (lo que yo veía a simple vista). Durante el trayecto a casa, estuve buscando algo que se le marcase en el vestido, el tanga, el sujetador o algo, pero no conseguí encontrar nada. Antes de llegar a casa me abrí la cremallera del pantalón para sacarme la polla en la puerta de mi casa justo antes de entrar. Al sacármela aún estaba pequeñita, haciéndome el despistado con la cremallera bajada y apenas se salía del pantalón. Al descalzarnos me dí cuenta de algo que hizo que me empalmara y se me notara a leguas la polla por fuera del pantalón: Raquel no llevaba nada debajo! Sólo las medias que, totalmente transparentes, me permitieron verle el coño en un momento en que se agachó a guardar sus tacones en un mueblecito para los zapatos. Obviamente se percató de mi empalme, más que nada por que yo ni si quiera trataba de ocultarlo.
 
+Se te escapa el pajarito, o mejor dicho, pajarazo, de la bragueta, chico. ¿Acabamos de llegar y ya la tienes dura?
 
-Ah, perdón, es que...
 
+¿Qué pasa, es que se me ve algo?
 
-Emm... no nada nada...
 
+Hacía tiempo que no te exhibías... ya echaba en falta que me enseñaras la pichilla, jeje
 
-Ya es que con los exámenes y eso, quería estar más centrado y dejar de pensar en cómo exhibirme. Pero ya estamos de vuelta.
 
+Sí, ya te veo...
 
     Mientras hablábamos no dejaba de mirarme la polla, así que se me mantuvo firme hasta que entramos y me fuí a mi habitación, para minutos después bajar de nuevo con una camiseta, las medias de rejilla azules y un tanga blanco con florecillas azules. Al ser el tanga algo pequeño, se me salía la herramienta por un lado y no me preocupé de intentar mantanerla por dentro, así que bajé tal cual. Raquel no se había cambiado el vestido y se encontraba planchando como habitualmente.
 
+¿Y ésas medias de rejilla? ¿Son nuevas?
 
-Sí, al final me decidí a comprarme un par de medias.
 
+¿Sí? ¿En qué tienda? ¿Calzedonia o que?
 
-No, no, por internet, así no tengo que estar en persona a la hora de comprarlas...
 
+Amm, pues son muy monas.
 
-Ya, por eso las compré.
 
+¿Y te has comprado más medias?
 
-Sí, bueno, unos pares más.
 
+¿Y cómo son?
 
-Ya las verás, no te preocupes por eso...
 
+Bueno, ¿y por qué te pones el tanga si te vas a sacar el pitorro por fuera?
 
+Es que no me cabe dentro y al bajar las escaleras se me ha salido y como ya lo tengo todo puesto, es un latazo quitarme de nuevo las medias y buscarme un tanga donde me entre el nabo, así que aquí estoy. Pero que si quieres intento camuflarlo un poco.
 
+No, no importa déjatela así, total, ahora que estas tan empalmado no creo que te entre en ese tanga, ni en ése ni en ningun otro, pero bueno...
 
-Pues ale... Me la dejo así...
 
     Acto seguido cogí algo para merendar, me senté en la mesa y empezamos a charlar sobre varias cosas. Cuando terminó de plancharlo todo, se puso a limpiar la cocina: los cacharros, los muebles, la encimera, etc... Y yo desde la mesa no perdía detalle cada vez que se agachaba o se estiraba, ya que me dejaba ver claramente debajo de su vestido. Cada poco rato se giraba para ver lo que yo hacía y me veía mirándola fijamente totalmente empalmado y alguna que otra vez, manoseándomela, así que en vez de decir nada, simulaba que se rascaba la espalda para subirse el vestido poco a poco hasta mostrar medio culo y poniéndose en pompa a modo de descuido. A mí eso me ponía a cien, así que seguía mirándola, ya que había tenido la ocasión de verle la almeja en varias ocasiones y un primer plano de su perfecto culo. 
 
+¿Vas a masturbarte ahora o que?
 
-Pues mira casi que sí, porque me tientas con esas vistas que me das y esas poses que coges...
 
+Si sólo estoy limpiando la cocina, pero adelante, masturbate, no me importa.
 
-No, mejor me voy al salón.
 
+Bueno, como quieras, allá tu...
 
     Entonces subí y cogí todas las medias, tangas y culottes que tenía en el cajón de mi escritorio y bajé de nuevo al salón. Me tumbé y me eché toda la lencería por encima, prácticamente cubierto de prendas femeninas como si fuera una manta hecha de ropa interior. Empecé a masturbarme, pensando en cómo se insinuaba Raquel, sumergiéndome en una fantasía, olvidándome de que me encontraba en el salón de mi casa rodeado de lencería. Mientras estaba inmerso en mi pompa, en mi fantasía, Raquel iba a salir de casa para sacar la basura y, por lo tanto, debía pasar por delante del salón. Como no prestaba atención a mi alrededor, pasó por delante sin pararse y ni me cosqué, salió y pocos minutos después estaba de vuelta. Al llegar de nuevo, vió que yo seguía a mi rollo tumbado en el sofá y se decidió a entrar, a irrumpir en mi fantasía.
 
+Rafa, ¿qué haces?
 
-Dios, que susto!
 
+Sí, claro... Venga ya, ¿qué estás haciendo?
 
-Pues, hacer croquetas... ¿Tu que crees? Hacerme una paja!
 
+Ya, ya, eso ya lo veo tontín... Pero me refiero a lo de rodearte de medias, tangas y culottes. ¿Te estás montando una fiesta fetichista tu solo?
 
-Am... Pues no sé... Me ha dado por ahí y me lo he bajado todo...
 
+Madre mía, mira qué cantidad de medias... Estoy segura de que tienes incluso más que yo, ni me imagino de donde sacas tantas, pero yo tengo más tangas.
 
-Sí, tienes más, tantos tangas que tienes, pero que hoy no llevas ninguno.
 
+Qué!!?? Cómo lo sabes? 
 
-Cuando te has agachado para guardar los zapatos en el armario, nada mas llegar a casa, te lo he visto todo.
 
+En serio?
 
-Sí, venga, no te hagas la loca, que sé que lo has hecho a posta y antes en el comedor cogías esas poses para enseñarme el coño.
 
+Bueno, quería probar a venir sin nada... Y, ¿entonces por eso estabas empalmado y con la polla fuera del pantalón cuando hemos llegado?
 
-Emm... Sí, para qué voy a mentirte, es que tus medias no tapan nada.
 
+Hombre pues claro, como que son transparentes, cerdito... 
 
-Pues eso...
 
+¿Bueno y es que no me has visto salir antes?
 
-Pues no, la verdad... Estaba... Pensando en mis cosillas, jeje.
 
+Estoy segura de eso... Bueno, ¿y no vas a parar de pajearte aun hablando conmigo?
 
-Qué más dá, si ya me has visto más de una vez... Y además, ya estoy apunto de correrme.
 
+Vaya, pues entonces acaba, pero esperate que te dé una servilleta no vayas a correrte por todos lados...
 
+No puedo aguantar...
 
     Y pocos segundos antes de que Raquel llegara con la servilleta para impedir que salpicara todo, exploté, exploté en todas direcciones, como la metralla de una granada, sin control... Todas mis medias, culottes y tangas manchados, el sofá, el suelo, la mesa... Al quedar Raquel justo delante mía, también se manchó, sus piernas, el vestido, el brazo que me acercaba la servilleta y... La servilleta, por supuesto... Por unos segundos me quedé inmóvil mirándole, esperando una reacción. Élla por su parte, se quedó petrificada, sin saber qué hacer ni qué decir. Me acercó el paquete de servilletas y se enderezó, sin decir una sola palabra, así que empecé a limpiar mientras ella me miraba fijamente. Comencé por el suelo, después la mesa, seguido el sofá y por último media tras media, tanga tras tanga y los culottes para el final, pero antes de acabar, Raquel salió del salón y supuse que se iría a limpiar, así que, tras quedar todo limpio, cogí todas las prendas y las eché al cesto, acto seguido subí a mi habitación y estuve un buen rato pensando en si se habría enfadado o no. Para no arriesgarme a que se enfadara más todavía, a la hora de cenar, bajé vestido normal, es decir, con una camiseta y un pantalón largo, sin exhibir nada. Al sentarme en la mesa me fijé en que Raquel seguía con el vestido, no se había vuelto a poner el uniforme, pero seguía lavando unas cosas, así que no le dije nada. Algunos minutos antes de acabar de cenar, se acercó al haber acabado de limpiar y se sentó frente a mí, donde siempre, a liarse su cigarrillo. Yo si darle más importancia, acabé de cenar y me levanté, cogí algo de postre y antes de salir del comedor, miré a Raquel y me quedé atónito. Tanto sus piernas, como su vestido, seguían manchados por mi corrida de antes, así que me empalmé, notándoseme en el pantalón... ¿Se habrá dado cuenta de que me he corrido encima suya? Digo yo que sí, pero, ¿por qué no se habrá limpiado? Que raro... 
 
-Raquel...
 
+Dime.
 
-Emm... Tienes el vestido y las medias manchadas de...
 
+Ya, ya lo sé, más que nada, por que te has corrido encima mía...
 
-¿Y no vas a limpiártelo?
 
+Pues no, quería dejármelo hasta que me vaya... ¿Te pone esto? Porque estás muy empalmado...
 
-Emm... Bueno, es que no me lo esperaba, creía que te habías enfadado... 
 
+Para nada... Es más, esto me excita un poco.
 
-¿Ah, sí? Y si... Te hubiera llegado el semen a la cara... ¿Te lo habrías limpiado?
 
+Pues... No sé, quien sabe... Hasta mañana cerdito
 
     En cuanto se fue, subí a mi habitación y me puse a pensar en la tarde que había pasado. Así que en vez de hacer tareas, me puse a dibujar y me acosté temprano. A la tarde siguiente, hizo buena temperatura, como para estar en manga corta sin pasar frío, pero al encontrarme con Raquel en el bus, me extrañó cómo vestía: llevaba su abrigo largo cerrado hasta arriba, unas medias negras transparentes y unos tacones de bota, demasiado abrigada para el temporal que hacía, así que supuse que estaría resfriada o algo. Al llegar a casa le veía algo diferente, así que le pregunté.
 
-Raquel, ¿qué te pasa? ¿Es que estás resfriada o algo?
 
+¿Qué? No, no es que... Da igual...
 
-Bueno... Pues vamos adentro.
 
     En la puerta, se quitó los tacones sin desabrocharse el abrigo, pero no le di importancia, a lo mejor tenía frío. Subí a mi habitación y me cogí unas medias rosas de liga, con su liguero correspondiente, que me compré por internet, un tanga blanco y una camiseta blanca. A medida que bajaba por las escaleras me ponía más nervioso, nunca me había presentando delante de Raquel con unas medias con liguero, pero también me ponía más cachondo, así que me empalmaba poco a poco cuanto más me acercaba al comedor, tanto que justo cuando llegué a la puerta, se me escapó la polla por un lado del tanga pero, Raquel no estaba, así que me senté a merendar algo, esperando a que bajara. Pocos minutos después, apareció por el pasillo con el cubo de la ropa. Al dejarlo a un lado, para empezar a planchar, recordé que el dia anterior lo eché todo a lavar y me fijé, además, en que Raquel solo vestía su bata, sin el pantalón de uniforme, por lo que se veían las medias.
 
+Rafa, tengo aquí toda la lencería que ayer echaste a lavar, tienes muchas prendas, me atrevería a decir que más que algunas chicas de tu clase.
 
-Es verdad, a lo tonto tengo de todo y lo eché todo junto.
 
+Y mira, puse una lavadora sólo para tu ropa, solo medias, tangas y culottes, a ver que hay por aquí...
 
-Pues todo... Como bien has dicho antes...
 
+Todo excepto esas medias rosas... ¿Son de las que te compraste por internet?
 
-Sí, venían con las ligas a juego y todo.
 
+Y cómo no, con la polla fuera y totalmente empalmado. 
 
-Es que ya sabes que no me entra en los tangas que tengo, si estoy muy empalmado...
 
+Ya, ya lo sé...
 
-A lo mejor con tu tanga rosa, al ser más grande sí me cabe entera, jeje.
 
+Posiblemente sí... Conjunta muy bien mi tanga y tus medias, me quedarían de muerte!
 
-Jaja, estoy seguro de que sí, algún día te dejo que te las pruebes a ver cómo te quedan, pero con una condición.
 
+Te escucho.
 
-Que después me dejes a mí probármelas con tu tanga.
 
+Es un buen trato, pero ya veremos más adelante...
 
-Jeje, vale vale, y por cierto, ¿otra vez llevas un short?
 
+¿Qué? Ah, no, es que...
 
-Bueno, es igual... 
 
     Le vi sonrojarse y acto seguido hubo un silencio mientras yo miraba la televisión y ella acaba de doblar todas las medias. Al poco rato acabó y rompió el silencio.
 
+¿Las medias van en un cajón y los tangas y culottes en otro o todo en el mismo sitio?
 
-Dame, yo las guardo, no te preocupes.
 
+Bueno, vale, pues luego bajas el cubo.
 
-Vale.
 
     Enseguida subí a mi habitación para colocarlo todo en su sitio y volví a bajar el cubo al comedor pero Raquel no estaba, supuse que estaba en el baño por que se escuchaba a alguien dentro, así que subí de nuevo y me puse a hacer tareas. A la hora de cenar en vez de venir Raquel a avisarme, me llamó desde el comedor, por lo que bajé sin cambiarme nada y con la polla, sin empalmar, por dentro del tanga. Al sentarme en la mesa miré a Raquel que seguía limpiando algunas cosas, de espaldas a mí, así que me dispuse a comer pero me fijé en que llevaba la bata abierta, pero al estar detrás no veía nada de lo que llevaba bajo la bata. Algunos minutos después se acercó a la mesa pasando por mi lado pero aún dándome la espalda, y cogió su móvil para mandar un mensaje. Cuando acabó, guardó su móvil, se dió media vuelta y volvió a la cocina. Estaba yo mirando la televisión a mi rollo y cuando se giró me dió por mirarle de reojo y... Dios mío, no me lo podía creer... Debajo de la bata, ¡¡no llevaba nada!! Totalmente desnuda, ni un mísero tanga o sujetador, en pelotas excepto por esas medias negras transparentes. Únicamente pude admirarle durante 1 segundo, que fue lo que tardó en darme la espalda de nuevo. Me puse a cien y no tardé en empalmarme, noté que me apretaba el tanga así que me la saqué de ahí. Ésto sí que no me lo esperaba, totalmente desnuda, coño y tetas al aire y vistiendo sólo unas medias... Aún así no dije ni una palabra y seguí fingiendo que comía. Poco después se acercó, noté cómo respiraba hondo y se sentó frente a mí con la bata abierta totalmente, apuntándome con sus preciosos pechos y sus puntiagudos pezones y dejando oculto su chochito tras un lento y sensual cruce de piernas, las cuales balanceaba con un movimiento hipnótico. Me quedé boquiabierto analizando su cuerpo de arriba abajo varios segundos sin poder hablar, hasta que lo hizo élla mientras no le quitaba el ojo de encima.
 
+¿Sin palabras?
 
-Emm...
 
+¿No vas a decir nada?
 
-N-n-n-no sé q-qué decir...
 
+Pues tu polla parece si que tiene algo que decir.
 
-Ya... 
 
+¿Que te parece?
 
-Pues que voy a correrme sin y ni siquiera me la he tocado.
 
+Me lo tomaré como un piropo.
 
-¿Cómo es que te ha dado por esto?
 
+Como tú dices, ha sido un volunto.
 
-Pues espero que te den más voluntos de éstos, por que no sabes como me estoy poniendo de cachondo...
 
+Yo también me estoy calentando un poquito, no sabía que esto de exhibirse ponía tanto.
 
-¿Ahora me entiendes no?
 
+Sí, ahora te entiendo... 
 
-¿Y donde has dejado la ropa?
 
+En mi casa.
 
-¿Cómo? 
 
+Que la ropa está en mi casa o mejor dicho, no hay ropa.
 
-¿¡En serio!? ¿Por eso has venido con el abrigo largo? ¿Has venido desnuda bajo el abrigo desde tu casa? 
 
+Bueno, desnuda no, llevaba el abrigo.
 
-Bueno sí, eso... Y yo que creía que estabas resfriada o algo.
 
+Pues no, todo lo contrario.
 
-Entonces has estado toda la tarde desnuda bajo la bata también, ¿no?
 
+Claro, por eso no te respondí a lo del short...
 
-Aaammm, ahora todo encaja... ¿Y sabes qué? Ganas mucho desnuda y con las medias negras me pones como una moto.
 
+Emm, gracias, tú con ese modelito rosa de ligas, medias y tanga también me estás poniendo cachonda, sobre todo con tu pollita al aire.
 
-Pues lo mismo que yo te enseño la polla, ¿por qué no abres esas piernas y me enseñas tu conejito?
 
+¿No tienes bastante con mis tetas? ¿También quieres que me abra de piernas? 
 
-Me encantan tus tetas, pero ya que estamos, pues el chichi también, ¿no?
 
+Vale, pero tendrás que hacer algo por mí...
 
-Déjame que adivine, ¿quieres que me masturbe ahora no?
 
+Bueno, es un buen trato, y si lo haces bien y me calientas más... A lo mejor pongo yo mi parte...
 
-¡Pues entonces voy al lío!
 
+Así me gusta.
 
-Pero... ¿Y porque no vas abriendo las piernas para que lo haga con más ganas?
 
+Bueno, tu ve empezando y si veo que lo haces bien, me abro poquito a poco, ¿vale?
 
-Me parece perfecto...
 
     Enseguida me aparté a un lado el tanga mientras me cogía la polla con la otra mano y la meneaba suavemente con la vista fija en su cuerpo, que empezaba a moverse lentamente y acariciando sus tetas y bajando poco a poco hacia su coñito. Despues de pocos minutos, comenzó a separar las piernas tímidamente mientras me miraba la polla, que cada vez estaba más dura, por lo que aumenté el ritmo llegando casi al orgasmo. Puso sus manos en sus muslos y acariciaba sus piernas, enfundadas por las medias negras, que dejaban ver su conejito poco a poco. En cuanto se abrió totalmente de piernas, le dije:
 
-¡Raquel, voy a correrme! ¡No puedo más!
 
+Venga, apúntame a mí y córrete.
 
-¿Estás segura?
 
+Sí, venga ya.
 
     Así que exploté. Ya no aguantaba más, me corrí, mucho más que en otras ocasiones y todo en dirección a Raquel. Chorreaba como una manguera de bomberos apagando un fuego. Salpicó en varias direcciones, pero sobre todo hacia élla, manchándole todo: sus medias, sus piernas, su vientre, sus tetas, su bata, la silla donde se  sentaba, la mesa, el suelo y mis medias rosas un poco. Me quedé exhausto y embobado mirándola. Durante unos segundos me miraba sonriente y enseguida se miró todo el cuerpo manchado por mi semen. Echó un vistazo a su alrededor, cogió unas servilletas y comenzó a limpiar la silla, el suelo y la mesa, pero no su cuerpo.
 
+¡Dios mío! Cuanto semen...
 
-Ya ves, nunca me había corrido tanto...
 
+Sí, y ha salido en todas direcciones.
 
-Deja que lo limpie yo y así te limpias tu mientras.
 
+No, no déjame a mí y límpiate las medias y la polla.
 
-Vale, vale. Voy a subir a cambiarme.
 
     Entonces subí, me cambié todo lo rápido que pude y bajé de nuevo. Al llegar al comedor, Raquel estaba limpiando la silla, así que me acerqué y sin saber cómo iba a reaccionar, puse una mano en su culo, acariciándolo. No reaccionó pero enseguida se enderezó, me aparté un poco y acabó de limpiar lo que quedaba. Al terminar se quitó la bata y cogió un trapo para quitar el semen que quedaba en la bata, quedando de espaldas, totalmente desnuda frente a mí. No me perdía detalle de su cuerpo aún manchado de semen, y cuando acabó pasó delante mía de nuevo y me acarició la polla, al no saber cómo reaccionar, le dí nuevamente una palmadita en el culo, a lo que me respondió con una mueca. Se puso su abrigo y su bolso y fue a la entrada para calzarse las botas. Me senté en uno de los escalones de la entrada mientras se calzaba a la vez que hablábamos.
 
-¿Ya te vas?
 
+Si, hoy tengo que coger el bus.
 
-Pero... Todavía tienes semen por todo el cuerpo...
 
+Ya... ¿Y que? 
 
-Am, ¿es que no vas a limpiarte?
 
+No, me lo quiero a dejar así. 
 
-Desnuda frente a mí y con semen en la barriga y las tetas... Eres increíble.
 
+Lo sé, lo sé...
 
-¿Y las medias?
 
+Las echaré a lavar cuando llegue a casa, no voy a quitármelas, porque si no va a parecer que no llevo nada bajo el abrigo.
 
-Es que no llevas nada, realmente.
 
+Pero eso nadie lo sabe, sólo tu.
 
-Tambien es verdad, ¿y vas a coger el bus con las medias llenas de semen?
 
+Bueno, si no te fijas mucho, no se nota...
 
-Pero huele.
 
+No tanto. Bueno me voy que lo pierdo.
 
-Vale, hasta mañana.
 
     Acto seguido se llevó un dedo a su coño, se lo lamió guiñándome un ojo, se abrochó el abrigo hasta arriba, guardó unas zapatillas en el armario, dejándome ver su coño, por última vez en el día y se fue. Así cabó un día intenso y muy especial para mí.
 
Después de aquel día, nuestra relación "exhibicionista", se hizo más cercana y más intensa cada vez.
 
 
     Aquí acaba mi tercer relato. Veo que aumentan las lecturas poco a poco, me encanta. A ver si éste os gusta más y ya estoy con la cuarta parte, no os desesperéis y disculpad mi tardanza.
 
Para los que sigáis la saga, en la próxima entrega, Raquel y yo llegamos a un punto más alto de la simple exhibición.
 
                                                                                                                               Gracias a todos y sed malos, mis pequeñ@s exhibicionistas.