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El morbo de estar con un feo

en Confesiones

Voy a comentaros que soy una mujer con muchas fantasías y morbos que se me amontonan en mi cabeza. A lo largo de mi vida algunas las he podido hacer realidad y otras, por supuesto, no.

Esta es una fantasía que tengo y que es recurrente. Me da mucho morbo practicar sexo con hombres no muy guapos, más bien feos que cuando disponen de mi cuerpo para ellos es un sueño, entre comillas, porque tampoco soy un bellezon impresionante pero digamos que para ellos sí. No es que sea una pasión pero a veces me da morbo. Lo he realizado varias veces en mi vida pero os voy a narrar una de ellas. Es totalmente verídica.

Ha ocurrido recientemente. Yo como sabéis, de vez en cuando conozco gente a través de internet y tengo muchos amigos morbosos. Pues bien, en concreto, voy a hablaros de David.

Por supuesto el nombre no es el real pero eso no importa. David es un hombre de 24 años. Mide 1,74 y pesará más de cien kilos. Por lo tanto es bastante gordito, pelo castaño y no muy agraciado, vamos feo. Es un encanto. Una persona que da gusto conocer, morboso y muy sincero. Consciente de su físico, nunca pretendía quedar conmigo pero si fantasear. El caso es que me cayó muy bien, era muy morboso, muy educado cuando tenía que serlo y muy directo cuando nos calentábamos. Sabía estar en cualquier situación. El caso es que me daba algo de pena. Le encantan las mujeres pero no es fácil para él ligar. Las mujeres atractivas con las que había estado eran profesionales y alguna novieta pero acorde a su físico.

Es de la misma ciudad que yo y a medida que nos conocíamos me inspiraba ternura, morbo y porque no decirlo penilla.

Un día me animé y decidí quedar con él a tomar algo un viernes.

Recuerdo que quedamos a eso de las nueve. Era invierno. Me presenté con un vestido hasta las rodillas gris, medias y con ropa interior sexy. Yo no sabía que iba a ocurrir pero por si acaso. En ningún momento le dije que íbamos a practicar sexo. Sólo íbamos a charlar, a conocernos en persona y a hacernos más amigos.

Nos encontramos y fuimos a tomarnos una cerveza a un bar del centro, de esos de tapas.

La verdad, con él estaba genial. Nos contamos cosas de nuestra vida aunque ya sabíamos bastante cada uno del otro y acabamos bromeando sobre nuestras tórridas y calientes conversaciones.

Me acuerdo que me dijo que se había masturbado muchísimas veces con alguna foto que le había enviado y que ahora me tenía al lado. Que había imaginado muchísimas veces mi olor, el tacto de mi piel. Yo le animé a que lo conociera de verdad y acerqué mi cuello a su nariz o más bien le invité a que se acercara él. Me olió el cuello con ansia. Noté como introducía el aire en su nariz.

_ Me gusta, me dijo. Huele a colonia.

_ Si ese no es mi verdadero olor, verdad?

Le invité a rozar mi piel en mi rodilla y muslo pero como tenía medias, le dejé también mi brazo.

_ Lo siento, me dijo. Me estoy poniendo cachondo.

_ Jajaja. David, no te preocupes. A mí no me importa.

_ Es que te he deseado tantas veces.

_ Bueno aquí me tienes, le dije. Aprovecha hombre. La verdad es que me excité bastante al sentirme deseada. Así que me animé y le rocé con mi mano en su paquete. Apreté un poco mis dedos en su pene a través del pantalón. Su cara era un circo, estaba excitadísimo. Yo ya sabía que su pene era más bien pequeño, de unos once centímetro, un tanto grueso. Atrapé su glande entre mis dedos y apreté. David se mordía los labios.

_ Esto es un sueño para mí. Con esto me conformo.

_ David, no eres mi prototipo de hombre y lo sabes, le dije, pero me caes muy bien, me resultas muy morboso y me apetece hacerte disfrutar, que leche me da hasta morbo.

_ Qué quieres decir, me preguntó. Quieres decir que no te importaría estar hoy conmigo.

_ Pues no. No me importa.

La cara de ilusión que se le puso fue estupenda. Yo me animé y le dije al oído:

“¿Quieres hacer lo que tantas veces hemos chateado por internet. Quieres comerme el coño, las piernas, los pies, mis pechos, el cuello como tantas veces me has dicho. Quieres que te chupe la polla y metérmela como tantas veces hemos comentado?”

_ Es lo que más deseo. Me contestó.

_ Pues vámonos.

David vivía con sus padres y yo no suelo llevar a nadie a casa para sexo así que acordamos ir a un hotel.

Pagamos la cuenta y nos dirigimos a un hotel. Por el camino, David iba resoplando. No me lo puedo creer me decía.

Llegamos a un hotel y David cogió una habitación. Yo mientras le esperé tomándome algo en la cafetería. Una vez cogida la habitación, decidimos subir.

Una vez en la habitación, David no sabía qué hacer. Le pedí que abriera una botellita y tomarnos algo pero que se desnudara por completo antes.  Así lo hizo, se desnudó. Se quedó completamente desnudo. Estaba bastante gordo, pero estaba empalmado.

 Yo estaba completamente vestida. Nos sentamos en la cama. Él desnudo y yo vestida.

Túmbate le pedí. Así lo hizo. Comencé a pasarle mis unas por sus pechos, cuello, oreja y alcancé sus labios. Me lamió los dedos. Sssss, le dije, quieto.

Bajé con mis uñas hasta su barriga y rodee sus genitales sin tocarlos. Le acaricié con mis uñas los testículos que se encogían de placer. Recuerdo que de su pene salió una gota de excitación. La recogí en mi dedo índice y me chupé el dedo. Estaba muy excitada pero él mucho más.

Me puse de pie y le dije que continuara tumbado. Me quité los zapatos, despacio me quité el vestido y me quedé en sujetador, bragas y medias. Me quité las medias muy despacio. Se las puse en su nariz. Huele, le dije. Las cogió en sus manos y las aplastó contra su nariz. Vi como cogió la parte que da con mi sexo y las olió. Después la parte de mis pies y las olió. Me excitó mucho eso.

_ No abras la boca, ni me chupes, sólo huele.

Me quité el sujetador y las bragas. Acerqué mis pechos a su nariz para que los oliera, luego mi ombligo, mi coño y al final mis pies.

Su polla no cesaba de lubricar. Estaba excitadísimo. Yo también estaba mojada. Me puse mis dedos en mi coño que estaba empapado y recogí mi lubricante entre mis dedos. Se los puse en la nariz y no pudo resistirse y me lamió los dedos.

_ Me voy a duchar antes le dije.

_ Nooo, por favor, nooo. Me encanta como hueles y después vas a oler a jabón.

_ Como era su día , acepté.

Saqué mi lengua y lamí su oreja, bajé hasta el cuello, descendí hasta su pecho. Era un pecho prominente, vamos casi como el mío. Atrapé su pezón en mis labios y le mordí los pezones.

Bajé por su estómago, inmenso y me acerqué a su polla pero la rodée. Accedí a sus testículos que lamí, los empapé de saliva y me los metí en la boca. Le oía respirar y gemir. Subí por los testículos y alcancé el principio de su pene. Fui lamiendo con la punta de mi lengua hasta que alcancé el glande. Le lamí el glande en sus pliegues. Sus gemidos se aceleraron. Me metí su capullo en mi boca. Sabía rico, succioné su glande. Me sujetó la cabeza. Me metí toda su polla dentro de mi boca porque como no era muy grande me entraba.

_ Buffff, ufff, me decía, no sigas mucho que me corro.

Qué ilusión me hizo. Que un hombre se excite tanto que enseguida se corra es muy morboso aunque sea un poco pronto.

_ Correte, le propuse. Luego seguimos, me hace ilusión.

Volví a meterme su polla dentro de mi boca. Toda entera. Le succionaba el capullo, me la metía entera, se la llené de saliva y chorreaba entera. Tenía los testículos empapados en mi saliva. Me apretó con fuerza y me dijo que se iba a correr ya.

Yo me la metí entera hasta el fondo y comenzó a convulsionarse. Noté los bombeos y expulsó una cantidad inmensa de esperma. Como la tenía dentro de mi boca entera, el primer chorro salió con fuerza directamente a mi garganta. Me dio una arcada pero la aguanté. Sus bombeos continuaban. Tenía la boca llena de esperma, se me escapaba por la comisura de los labios pero él disfrutaba como loco.

Me tragué su esperma pero antes le enseñé mi lengua llena de lefa para que la viera. Tragué y luego le limpié lo que se me escapó y que le había caído a él.

_ Que pasada, me dijo. Brutal.

Espera le dije mientras recogía el esperma sobrante de su piel. Me acerqué a su boca y le dí un beso con lengua con su leche en mi boca.

_ Ahora te toca a ti.

Me tumbé en la cama. David se puso de pie. Cogió mis pies y se los acercó a su nariz. Los olió, los lamió y continuó lamiéndome los gemelos, la rodilla, los muslos, al acercarse a mi sexo me dijo que le encantaba el olor a mi sexo. Rodeó mi coño y alcanzó mi estómago, subió y me mordió y lamió mis pechos. Atrapaba en sus labios mis pezones. Yo estaba mojada. Alcanzó mi cuello, mi oreja y mis labios. Volvió por donde vino hasta que alcanzó mi coño. Se lo metió en su boca. Me empapó mi vello genital con su saliva. Me lamía el clítoris, me metía su lengua en mi vagina, me lamía el ano. Yo estaba a mil por hora y gemía como loca.

Mientras me separaba los labios genitales me lamía el interior. Tenía toda su cara empapada de mi lubricante natural. Con mis muslos le apretaba la cara. Mis gemidos se entremezclaban con sus comentarios obscenos, “que rico está tu coño, es una fuente, te quiero follar, etc…”

Me atrapaba el clítoris con su labio superior mientras me metía su lengua en mi vagina y en ese momento me vino el orgasmo. Apreté con fuerza mis piernas contra su cara, los espasmos me provocaban convulsiones y temblores y los dedos de mis pies se encogían de placer. Me corrí.

David se incorporó y con su cara llena de mis flujos me dio un beso profundo. Ya tenía su polla tiesa de nuevo y lista para comenzar. Le pedí un minuto para reincorporarme.

Al ratito, le empecé a acariciar su polla tiesa. Le tumbé boca arriba. Me senté en sus muslos y coloqué su pene hacia arriba para metérmelo.

_ ¿Me pongo el preservativo?

_ No le dije, salvo que tu quieras.

_ No, no yo prefiero sin. Nunca lo he hecho sin.

Puse mi coño situado encima de la punta de su polla y comencé a descender mientras me entraba despacio. A David se le escapó un gemido. Entró entera. Su barriga daba contra mi clítoris. Era como sentarse en un gran puf. Mis movimientos eran rítmicos, de atrás a delante, en círculos, rozando mi clítoris contra su piel. Cuando no gemíamos, se podían oír mis flujos que se chocaban con su piel. David gemía, me apretaba los pechos mientras le cabalgaba.

Decidí darme la vuelta y sin sacarla me senté de espaldas a él mientras estaba ensartada por su polla. Me cogió el culo mientras le cabalgaba. Notaba como su pene daba contra las paredes de mi coño. Sus gemidos cada vez eran más grandes.

_ Por favor, me dejas follarte a cuatro patas.

Me puse a cuatro patas y me la metió de golpe. Notaba como su estómago me impulsaba con mucha fuerza mientras me la quería meter hasta mis entrañas. Mientras me sujetaba de la cintura. Sus golpes eran fuertes. Al cabo de unos minutos, me vino un segundo orgasmo. He de decir que una vez me corro por primera vez, después me vienen muy seguidos. Encojo los dedos y gimo de placer mientras  me dan espasmos. David acelera sus movimientos al verme así. Termina mi orgasmo y me dice:

_ Me voy a correr, voy a sacarla.

_ No la saques correte.

_ Ufff con lo caliente y suave que se está aquiiii.

David comenzó a correrse. Me la  metió hasta el fondo como buscando entrar más. Descargó su leche dentro de mí mientras se dejaba caer sobre mí. Uff pesaba mucho pero estaba tan excitada que lo soportaba.

Al sacarla, me abalancé sobra su polla y me la metí en mi boca. Estaba a medias pero muy suave y muy mojada de mis líquidos.

Nos pusimos en posición de 69. Comenzó a comerme el coño. Yo le chupaba su polla que se ponía de nuevo dura aunque no tanto como antes.

Me corrí por tercera vez con su boca en mi coño. Después continué chupando su polla hasta que se corrió en mi boca. Esta vez la cantidad de esperma era poca. Normal.

Nos quedamos tendidos un buen rato.

Fue un día morboso.

Gracias por vuestros animos, comentarios y mails