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Nunca lo había probado pero me atreví

en Confesiones

Esta historia que os voy a narrar me ocurrió no hace mucho tiempo.

Era sábado. Un sábado de esos que no tengo a los niños y que aprovecho para salir con mis amigas. Nos fuimos después de cenar en un restaurante a una discoteca. La noche era normalita. Íbamos dos amigas y yo. Recuerdo que llevaba un vestido negro que me llegaba hasta las rodillas, medias y zapatos de tacón. Estábamos bailando y se nos acercaron tres hombres. No eran muy guapos que se diga. Bailaron junto a nosotros y se lanzaron a hablar. Mis amigas no estaban muy interesadas y yo tampoco porque, sinceramente, no me gustaban. Uno de ellos de ellos se llamaba Raúl. Era muy gordo, pelo rizado, cara graciosa pero nada atractivo pero he de reconocer que me hizo mucha gracia. Era de esas personas que te hace reir sin parar y eso me encanta.

No me lo tomé muy en serio pero dejé que me hablara porque lo estaba pasando bien. Mis amigas dejaron a los otros dos plantados y se fueron a bailar pero yo me quedé hablando con Raúl. Yo pensaba que quizá se estaba haciendo ilusiones equivocadas y que mejor sería irme para dejarle las cosas claras pero me lo estaba pasando genial.

Estuvimos hablando mucho, mucho tiempo. Tanto que mis amigas decidieron irse pero yo les dije que me quedaba. En un viaje a los baños les confesé que no me iba a ir con él pero que me reía y que había decidido pasar un rato agradable de charla y risas.

Nos sentamos los dos y continuamos nuestras charlas y risas. Tenía mucha gracia y bromeaba mucho sobre su sobrepeso. Sin darme cuenta la bebida iba agotándose y reponiéndose a mucha velocidad. Raúl bromeaba insistía  en su sobrepeso y me decía lo guapa que era.

En un punto de la conversación me dijo que le gustaba mucho pero que claro un hombre como él tenía complicado disfrutar de una mujer como yo. Yo le decía que había muchas mujeres que se sentían atraídas por hombre como él. Mientras lo decía en mi interior pensaba que le estaba dando esperanzas.  Pero estaba disfrutando de sus comentarios.

De un modo elegante bromeaba sobre lo que le excitaba. Mis piernas, mis pies, mis zapatos, etc…

Ya estaba bastante mareada. Era tarde y le dije que me tenía que ir. Se ofreció a acompañarme y yo me dejé.

Cuando salíamos me dio que no vivía muy lejos y que me invitaba a la última copa en su casa. Fue muy hábil porque me lo dijo en un momento gracioso y me animé.

Fuimos andando y riendo por el camino. Bromeaba diciendo que qué pena que fuera tan tarde porque su caché en casa iba a aumentar si sus vecinos le vieran subir a su casa conmigo. Me dijo, en broma, y si esperamos a que llegue alguno para que te vea.

Después de caminar como media hora, llegamos. Abrió el portal y subimos a su casa. Romeando y haciendo ruido para que algún cotilla vecino lo viera.

Ya en su casa, me senté en el salón y me preparó una copa.

Con el calor del alcohol comenzó a bromear diciéndome que si había probado a un gordo, jajaja. La verdad que no le dije.

En un momento dado, puso su mano en mi rodilla y le dejé. No sé porque pero no hice ningún movimiento.

La dejo estar. Me acariciaba la rodilla y el principio de mi muslo. Su mano estaba caliente y eso me gustaba. Me gustó y me calenté un poco. Estaba en esa época del mes que una está con más ganas.

El caso es que se animó y ya me acariciaba el interior de los muslos. El calor de su mano me excitaba mucho. Me coloqué mejor para que pudiera tocar más cómodo.

_ Ufff, qué rica está me dijo.

_ Gracias.

Mientras me acariciaba las piernas se lanzó a besarme el cuello. Con sus manos me bajaba la cremallera del vestido. Al final alcanzó con su boca la mía y nos dimos un beso bastante húmedo. Me fue bajando el vestido y me lo quitó. Me quedé en ropa interior. Desabrochó el sujetador y se lanzó con su boca húmeda hacia mis pechos y pezones. EL calor de su boca me puso los pezones duros y los engulló con ansia.

Con una mano alcanzó mis bragas y me tocó el coño a través de ellas. Yo estaba empapada y lo notó enseguida pese a llevar bragas porque la humedad salía por los laterales. Me lo dijo.

Me tumbó en el sofá y hundió su cara en mis bragas. Mientras notaba como me olía el coño a través de las bragas me fue bajando las medias, despacio. Me chupó las bragas. El calor de su boca atravesaba la tela de mis bragas y me excitaba más. Me lamió el interior de mis muslos, me chupaba las rodillas, los gemelos mientras me bajaba las medias. Me quitó los zapatos, las medias, lamió mis pies con su lengua. La planta, entre los dedos, se puso mi pie en su cara.

Yo me incorporé y le puse de pie. Le desabroché la camisa y se la quité. Era enorme, tenía mucho pecho, más que yo. Le mordí los pezones. Le lamí su tripa que era gigantesca mientras le desabrochaba los pantalones y se los bajaba. Los calzoncillos eran desmesurados. Se los baje. Tenía la polla no muy grande pero gordita y estaba durísima. Tenía humedad en el capullo. Acerqué mi lengua y se la arrebaté. Pasé la lengua despacio por su capullo. Su respiración se agitaba. Mientras recorría con mi lengua su capullo, él si quitó los pantalones y los calzones.

Le lamí los huevos. Era difícil porque entre la carne de sus muslos y de su panza mi cara daba golpes.

Me desnudé por completo. No paraba de mirarme.

_ Qué buena estás. Te voy a follar pero bien.

Estos comentarios me excitan mucho.

Me metí todo su capullo en mi boca.

Gimió. Al segundo se retiró.

_ Lo siento, para es que me voy a correr ya de cómo me tienes.

_ No pasa nada. Luego seguimos.

Me metí su polla en mi boca que estaba llena de saliva y caliente y nada más succionar se retorció y se corrió. Brutal, de su polla salió una cantidad enorme de leche que me llenó la boca. Se me salía por los costados de mi boca. Abrí un poco la boca y emanó su flujo mientras le lamía. Gemía como un loco. Su leche me caía por la barbilla. Sus bombeos los notaba en mis labios. Era un manantial.

Me tragué lo que tenía en mi boca y lamí su polla limpiándola bien.

_ Qué brutal, me dijo.

Me cogió y me llevó en sus brazos desnuda hasta su cama.

Me tumbó y comenzó a lamerme los pies, los tobillos, la rodilla, mis muslos y alcanzó mi coño. Se lo metió  en la boca y succionó. Me metía su lengua en mi vagina y me follaba con ella. Luego me pasaba la lengua por mi clítoris.

El placer que me invadía era enorme. Le atrapaba entre mis muslos la cara.

El chof chof de la humedad de mi coño se podía oír claramente. Cuando levantaba a cara tenía toda ella empapada.

_ Qué rico está, qué bien huele a coño.

_ ¿Te gusta mi coño? Le pregunté. Chupa, chupa, le dije.

_ Me lo voy a comer entero.

Hundió  cara en mi coño. Su nariz me rozaba el clítoris y su lengua entraba a veces en mi vagina y otras en mi ano.

Estaba a punto de correrme. Se lo advertí pero continuó. Mis pies se encogían de placer mientras me aplastaba con su cara mis partes. Comencé a agitarme,  a temblar, me corría. Mi cuerpo se movía a los lados pero él como era muy fuerte me sujetaba y me levantaba mi cuerpo con su boca en mi coño. Me corrí como una loca y creo que hasta solté un chorro porque noté como bombeaba algo de líquido.

Me quedé tumbada en la cama y él a mi lado. Nos reímos un poco y mientras bromeaba yo me incorporé y le acariciaba la polla con mis pies y piernas. Mientras me sobaba los muslos se le volvió a poner dura.

Le tumbé boca arriba y me senté encima. Me puse su polla en la entrada de mi coño y descendí despacio.

_ Qué caliente estás por dentro me decía mientras me penetraba despacio.

Cuando la tuve toda dentro comencé a cabalgarle despacio y en movimientos profundos. Su tripa daba contra mí pero yo apretaba para metérmela dentro.

Gemíamos de placer.

Me acariciaba los pechos, las piernas mientras le montaba a mi antojo metiéndomela hasta el fondo, mi clítoris daba contra su panza.

_ Así fóllame así. Eres un volcán.

_ Soy muy puta verdad , le dije riéndome.

_ Ya lo creo. Una puta que me está follando. Venga zorra.

Se dio cuenta que eso me excitaba.

_ Venga métetela hasta el fondo.

Yo me movía cada vez más rápido con su verga dentro de mí.

Espera me dijo y me puso a cuatro patas sobre la cama.

Puso su cara en mi culo y me lamió el ano a conciencia llenándomelo de saliva.

Al poco, acercó su polla a mi ano y la metió despacio.

Notaba su tripa contra mi culo. La dejó un rato mientras la tenía medio metida en mi culo. Me fui acostumbrando a su polla y, por fin, me la metió entera.

Los golpes de su panza contra mí y su fuerza me impulsaban hacía delante mucho pero me sujetaba con sus brazos.

Gemía y su respiración era ahogada pero me embestía con fuerza. Mientras me follaba el culo me acariciaba con una mano el clítoris.

Yo no me podía mover. De pronto, la sacó y me la metió en la vagina. A cuatro patas con su mano en mi clítoris y follándome con ganas, me llegó otro orgasmo y me agité. Me dejé caer en la cama y él conmigo. Todo su enorme cuerpo encima de mí mientras me corría.

Descansé unos segundos con su polla dentro. Me incorporé a cuatro patas. La sacó y me la metió de nuevo en el culo. Me dolió un poco pero comenzó a moverse.

Me voy a correr, me voy a correr me decía.

Justo antes de correrse la sacó y mientras la sujetaba con su mano la colocó en mi coño. Me lo inundó de esperma y mientras se corría soltando esperma me la metió dentro del coño. Dentro expulsó cantidad de leche.

Me quedé tumbada boca arriba. Tenía el coño lleno de esperma y dentro notaba como iba saliéndome.

_ No te voy a dejar así.

Se incorporó y comenzó a masturbarme con sus dedos. Me metió dos dedos dentro y con su palma contra mi clítoris me masturbaba. Su mano estaba llena de esperma de mi coño y el ruido de chof chof era brutal.

Me corrí una tercera vez.

Fue estupendo. Nos duchamos yesa noche me quedé a dormir con él. Por la mañana volvimos a follar. Pero esa vez no fue tan brutal.

Espero os haya gustado.