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Nuevas amistades

en Voyerismo

En el instituto nunca había sido muy popular que digamos. Además, Jaime, mi mejor amigo, se había ido a estudiar a Estados Unidos, ventajas de ser rico, por lo que mi círculo de amistades se había reducido enormemente.

Veréis, no es que mi familia sea rica, pero se podría decir que éramos acomodados. Yo había ido toda mi vida a un colegio y un instituto religioso y de pago, de los caros, y mi círculo de conocidos hasta entonces estaba formado casi exclusivamente de pijos. Yo mismo era un pijo, pero dentro de ese mundo, me veían inferior porque no era lo bastante rico para ellos.

Además de por el dinero, también era muy importante el aspecto físico, el don de gentes, a qué se dedicara tu familia, qué aficiones tuvieras, etc. Yo físicamente no entraba en sus cánones por mi sobrepeso, mi familia en realidad era trabajadora, con un nivel adquisitivo superior a la media, pero trabajadora al fin y al cabo, y tanto mi ropa como mis aficiones y las cosas que tenía no podían llegar nunca a igualar lo que se esperaba de alguien como yo.

Con Jaime habíamos sido amigos desde niños, aunque su familia sí era rica "de toda la vida". Grandes empresarios, políticos, incluso algún título nobiliario en alguna rama. Con el resto... Hacía lo que podía, con algunos mejor y con otros peor.

Al acabar el instituto, la selectividad y todo eso, yo había logrado plaza en una carrera nada "glamurosa" en una universidad pública. Y ahí es cuando mi mundo empezó a cambiar y empecé a hacer nuevos amigos. No es que fuera fácil tampoco, durante meses casi no salía de mi casa, pero poco a poco fui encajando.

Recuerdo que los primeros días me miraban como a un bicho raro, sobre todo por mi forma de vestir y pequeños gestos que había interiorizado durante años. Luego fui relajándome, adaptándome, cuestionándome y cambiando muchas cosas y la verdad es que me sentía mucho mejor. Al hacer los primeros amigos nuevos, me chocaba que ellos me veían como un niño rico, cuando antes siempre había sido más bien el pobre del grupo, pero nunca fui ostentoso, por lo que llegué a integrarme muy bien.

Mis nuevos mejores amigos eran Marcelo y Clara. Marcelo era argentino, pero llevaba en España desde los 12 años. En realidad no era muy distinto a mí y su familia también se ganaba bien la vida, pero iba con un aire a lo progre revolucionario y nunca malgastaba un euro. Entre su acento, su pose, la barba de dos días y que se notaba que había pasado mucho tiempo cuidando su cuerpo, no era de extrañar que muchas chicas se interesaran por él.

Clara era una de esas chicas. Se había conocido ese mismo curso y estaban empezando a salir. Yo me sentía a veces un poco aguantavelas cuando iba con ellos, pero no eran la típica pareja indisoluble y pegajosa, me hacían sentir bien. Ella era bastante guapa. Llevaba el pelo castaño claro un poco por encima de los hombros, tenía la piel bastante clara, los ojos azules, era delgadita y estaba bastante bien, se notaba que se cuidaba. Sus pechos no destacaban mucho, pero tampoco es que fuera una tabla de surf, estaba todo en proporción.

Aparte de ellos, tenía alguna otra amistad y a partir de navidades empecé a tener algo más de vida social. Sin embargo, a los que realmente podía considerar amigos eran Marcelo y Clara.

Un día les invité a mi casa, y alucinaron. Vivo en una casa tipo chalet de tres plantas, con algo de terreno, piscina, algunos árboles que dan sombra. A mis padres les cayeron en seguida bien mis amigos, y mis amigos tenían también buen trato con ellos, así que pronto empezó a ser habitual que vinieran por casa. Normalmente jugábamos a la consola, veíamos la tele, si hacía buen tiempo estábamos un rato en el jardín tomando algo y charlando. Lo normal.

Cuando abrimos la temporada de piscina, lo primero que hice fue invitarlos a venir. Viviendo en el interior, es muy agradable pasar la tarde tranquilo en la piscina, sobre todo si la tienes para ti.

Clara estaba muy guapa en bikini, pero yo siempre la vi como la novia de Marcelo y nunca me fijé en ella "como mujer", por así decirlo. Estaba buena, sí, pero no tenía intenciones ni fantasías sexuales con ella. Además de mis grandes amigos, intentaba hacer venir alguna chica que me gustara, pero raramente aceptaban, o venían con algún amigo suyo también, marcando las distancias.

Una tarde estaba tomando un café con Clara cuando me propuso lo siguiente:

Clara - Oye, ¿podrías hacerme un favor?

Yo - Claro, dime.

Clara - Sin compromiso, eh. Si no puedes no pasa nada.

Yo - Vale, vale pero dime qué quieres que haga.

Clara - Se me había ocurrido que algún día tal vez me podías dejar tu casa. Bueno, tu piscina más bien. Por lo de las fotos.

Yo - ¿Dejarte mi casa?

Clara - Sí, bueno, solo la parte la piscina. Mira, sabes que estoy dando clases de fotografía, ¿verdad? Pues había pensado que, si no te molestara, podrías dejarme un día hacer fotos en tu piscina. ¡Es que es genial tener una piscina para nosotros solos!

Yo - Clara, sabes que puedes venir cuando quieras, tanto tú como Marcelo tenéis las puertas abiertas. A mis padres tampoco les molestaría.

Clara - Ay, muchas gracias, de verdad. Lo que claro, tendría que venir yo y unos compañeros, seríamos tres o cuatro, y solo me conoces a mí. Y necesitaríamos bastantes horas.

Yo - Bueno, no pasa nada, es encontrar un día que vaya bien. Mientras tus compañeros sean gente de fiar...

Clara - Sí, sí. A ver, lo he pensado hoy, aún no sé a quién proponérselo, pero tranquilo que no llevaré a nadie "raro" a tu casa, solo gente de fiar, como dices tú.

Yo - Vale, pues cuando quieras. Avísame con algo de tiempo para confirmar que no tengan nada previsto mis padres y listo.

Clara - De hecho... Casi que preferiría que me dijeras tú cuando va mejor, y yo ya me adapto. Lo mejor sería estar solos, así que si hubiera algún día que tus padres no estén en casa, sería genial.

Yo - Vale, pues ya te diré algo. De momento que yo sepa no tienen prevista ninguna escapada, pero si surge algo te aviso.

Clara -Muchas gracias, Jon. Y si no puede ser, no pasa nada, eh, sin compromisos, que somos amigos.

En el momento me quedé un poco intrigado por los planes de Clara y por su insistencia de que no les molestara nadie. Me imaginé que querría montarse una orgía, o pasar un día de sexo y romanticismo con Marcelo, o hacerse un book erótico, un montón de cosas así. Ese fue el primer día en el que empecé a pensar sexualmente en Clara.

A los pocos días me había olvidado por completo de la conversación, pero seguía fijándome en el bonito cuerpo de Clara cuando tenía oportunidad. No es que estuviera obsesionado con ella, ni mucho menos, pero la miraba igual que miraba a todas las chicas que me resultaban atractivas, que para que negarlo, eran una amplia mayoría.

A principios de abril, mis padres planearon irse unos días fuera por semana santa. Al principio no caí, pero después me acordé de lo que me había dicho Clara y se lo comenté. Ella aún no tenía planes, y Marcelo estaría en Argentina, así que quedamos en que podía contar con mi casa cuando quisiera.

El día que escogió fue Viernes Santo, pero vino también el jueves por la tarde y se estuvo como tres horas "analizando el terreno". Parte de su análisis exhaustivo consistía en darse algún que otro chapuzón y tomar el sol bebiendo cerveza, algo a lo que yo no tenía nada que objetar. Es más, me divertía la situación, me hacía sentir espectador de un proceso creativo y estaba incluso ilusionado por ver lo que iban a hacer ella y sus compañeros el día siguiente.

El viernes llegaron realmente temprano, poco después de las 8 de la mañana. Clara me había llamado un poco antes para que me diera tiempo a despertarme, pero ni así, me levanté cuando empezaron a llamar a la puerta, así que les recibí con cara de zombi y pijama.

Clara - Vaya, te hemos despertado, ¿no? Siento mucho las molestias, de verdad, y te lo agradecemos un montón, ¿verdad?

Amigas de Clara - ¡Síííííííííí!

Clara - Jon, estas son Lucía y Cris. Chicas, este es Jon. Si te parece vamos empezando, ¿vale? Puedes volverte a acostar si quieres.

Jon - Eh, mmmm, sí sí. - Balbuceé.

Clara dirigió a sus amigas hacia la piscina y, aunque aún no estaba del todo despierto, pude fijarme en que parecía que las tres estaban bastante buenas. Las tres llevaban mochilas y se movían demasiado rápido para que pudiera fijarme bien, pero sin duda la primera impresión era buena. La primera impresión que me habían dado ellas, la que había dado era bastante lamentable.

Subí a pegarme una ducha y arreglarme un poco para estar presentable y baje a la cocina a desayunar. Aproveché para sacar algo también para las fotógrafas y de paso presentarme de nuevo, mejor.

Cuando salí, estaban las tres chicas haciendo fotos por el jardín. Sus cámaras eran enormes (debo confesar que no tengo ni idea de fotografía) y parecía que hacían fotos a todo: al cielo, al césped, al agua, a algún bicho que hubiera por ahí... Me sabía mal interrumpirlas tan pronto, pero...

Yo - Hola, chicas. Perdonad antes, que estaba aún dormido y no era persona. ¿Queréis algo de desayunar?

Clara - Muchas gracias, pero hemos desayunado antes. Si te parece, déjalo por aquí y vamos picando, ¿vale?

Yo - Sí, claro, como queráis. ¿Os molesta si estoy por aquí con vosotras?

Clara - Eh... No, claro, es tu casa. Como quieras. No te sientas obligado a quedarte, tampoco, nosotras estaremos absortas. Tampoco te enfades si nos dices algo y no te oímos. No es que seamos bordes, es que nos concentramos tanto que nos aislamos.

Yo - Vale, vale. Vosotras a lo vuestro. Yo me iré pasando, pero tranquilas que no os interrumpo.

Cris - Muchas gracias por dejarnos hacer fotos aquí, tienes una casa genial.

Yo - Gracias, gracias.

Lucía - Por cierto, ¿la piscina la podemos utilizar?

Yo - ¿Qué? ¿Que si podéis bañaros? Claro, para eso está.

Clara - ¿Habéis visto que sitio más chulo tenemos hoy? Incluso nos podremos bañar si da tiempo.

Lucía - Pues sí, tu amigo se ha portado.

Tras la breve conversación me quedé desayunando fuera, mientras miraba curioso la labor de esas tres fotógrafas. Además de su proceso creativo, también presté atención a los cuerpos de esas tres ninfas que habían aparecido en mi jardín. Clara llevaba unos pantalones cortos vaqueros y un top de tirantes naranja. Se notaba que llevaba debajo un bikini verde que ya le había visto anteriormente. Lo mejor era cuando, en según qué posturas que adoptaba para tomar sus preciadas fotografías, su culo se marcaba perfecto en esos pantaloncitos.

Cris era algo más alta que Clara, y no tan delgada. Tenía el pelo rubio y destacaba sobre su piel, que empezaba a coger algo de bronceado pese a llevar poco tiempo de primavera. Llevaba un vestido tipo hippie, de rayas de muchos colores, que le llegaba hasta medio muslo. A veces se le subía un poco, pero no llegaba a verse nada indecoroso. Lo malo era que no resaltaba nada su figura, por lo que no podía apreciar sus formas.

Lucía parecía de algún país latinoamericano, aunque su acento era totalmente español. Tal vez sus padres, o alguno de los dos, era de algún país americano y ella había nacido aquí, no lo sé. El caso es que tenía un precioso pelo negro recogido en una coleta, la piel más bien oscura y un cuerpo con buenas curvas. Iba vestida con unos pantaloncitos cortos que marcaban su poderoso culo, tal como a mí me gustan, grande pero bien formado. Arriba llevaba un top parecido al de Clara, pero que llenaba mucho mejor con su generoso pecho. Y se notaba que debajo llevaba bikini por las tiras que se veían.

Como estaban a lo suyo, me acabé aburriendo y entre en casa a buscar algo entretenido para hacer. Al final, me acabé enganchando a la consola y estuve jugando unas partidas.

Cuando me aburrí, volví a salir al jardín a ver qué hacían las niñas. Para mi sorpresa, me encontré a las tres en bikini, y Clara y Lucía estaban fotografiando a Cris, que les hacía de modelo.

En bikini, la vista mejoraba bastante. Como, además, Cris estaba posando de varias maneras, tuve la ocasión perfecta para deleitarme mirando su cuerpo y vi que no estaba nada mal. Sus tetas eran del mismo estilo que las de Clara, ni grandes ni pequeñas, de un tamaño adecuado. Su cuerpo era esbelto y se notaba el bronceado desigual en su cuerpo. Tenía el vientre mucho más blanco que la cara, los brazos y la zona del escote. Las piernas también estaban morenas, pero se notaba también la altura a la que solía llegarle la ropa.

Una vez repasada Cris, me centré en Lucía, principalmente en su culo, puesto que la tenía de espaldas. La braga de su bikini dejaba bastante carne expuesta, y eso era de agradecer. Sin embargo, pronto volví a centrarme en Cris, puesto que se tiró a la piscina y empezaron a hacerle fotos dentro del agua.

Desde donde estaba, apartado para no molestar, no podía ver muy bien, así que mientras decidía si acercarme más o no, volví a mirarle el pandero a Lucía, que tenía que inclinarse y agacharse a menudo para sacar buenas fotos. También lo hacía Clara, y debo decir que tampoco me desagradaba en absoluto la vista.

Al final decidí acercarme para ver cómo eran las fotos en la piscina. Al acercarme, me di cuenta de que había algo en la piscina. Me fijé y vi lo que era, la parte de arriba de un bikini. Entonces miré a Cris y, efectivamente, era su bikini. No llegué a verla bien porque estaba medio sumergida y porque al darme cuenta dije "Perdón" y me retiré.

Creo que ni se habían dado cuenta de que estaba ahí, porque al pedir perdón, quizá se me escapó un poco más alto de lo que esperaba, Clara y Lucía se giraron hacía mí como quien acaba de oír un ruido y se gira a ver qué es.

Clara - ¡Qué susto, Jon!

Yo - Lo siento, lo siento, no sabía... Perdón, ya me voy.

Lucía - Tranquilo, no pasa nada, es que nos has sobresaltado.

Clara - Quédate si quieres, pero no nos des esos sustos, hombre.

Me retiré un poco porque se me hacía violento estar ahí mirando a una chica a la que me acababan de presentar en tetas.

Clara - Ya que estás aquí, ¿por qué no nos traes una botella de agua? ¿No tenéis sed?

Fui a buscar el agua que me habían pedido y me di cuenta de que estaba más excitado de lo que creía. Me hubiera hecho una paja ahí mismo si no fuera porque me daba corte tardar más de la cuenta y que se lo imaginaran, así que volví a la piscina con la botella de agua fría. Como todas lo veían todo tan natural, al traer el agua de vuelta me quedé más cerca del agua y pude ver perfectamente las tetas de Cris cuando se acercó al borde para beber un poco de agua.

Al estar toda mojada, su piel brillaba un poco por el sol. La parte de las tetas la tenía aún más blanca que el vientre, aunque tenía los pezones oscuritos y ahora algo salidos, supongo que del airecito al sacarlos del agua.

Cris - ¿Cómo vais?

Lucía - Danos unas tomas más y cambiamos, ¿vale?

Cris asintió con la cabeza y se volvió hacia el centro de la piscina. Las otras chicas le iban dando instrucciones y ella iba haciendo lo que pedían. Como habían dicho, al poco tiempo dieron la sesión por concluida y Cris cogió su bikini y salió del agua.

Sin ponerse el sujetador del bikini, se dirigió hacia el sitio donde tenían las bolsas y la ropa, sacó una toalla y se empezó a secar. Yo estaba de espectador de piedra mientras ellas comentaban la sesión de fotos que acababan de hacer. Cris se tapaba con la toalla, de manera que no se le veía nada. Eso en cierto modo me tranquilizaba, me hacía sentir menos incomodo. Acabaron de hablar y Cris se volvió a poner el vestido hippie.

Clara había extendido su toalla en el césped de un lado de la toalla y se quedó ahí mientras las Cris cogía la cámara y se preparaba. Habían cambiado los papeles y ahora Clara sería la modelo. Igual que había hecho Cris, Clara iba siguiendo las instrucciones de sus dos amigas. Como ella era mi amiga, me hacía ilusión ver cómo le iba de modelo, así que seguía todo el proceso con atención. No era nada sexual, era todo muy artístico, por lo que se me calmó la erección que tenía desde que vi las tetas de Cris. La hacían posar en posiciones muy raras y todas tenían algún sentido muy trascendental, pero la verdad es que yo no raramente era capaz de ver lo que ellas veían con tanta claridad.

"Venga, ahora quítate el bikini". No sé cuál de las dos lo dijo pero fue escucharlo y empalmar de nuevo. A pesar de la buena relación que teníamos y de haber compartido tardes de piscina con ella, nunca había visto las tetas de Clara. Y al parecer, ahora iba a tener mi oportunidad.

No sé si realmente lo hizo muy lento o si fue mi cerebro el que registró a cámara lenta cómo Clara se llevaba las manos a la espalda, cómo los triángulos que tapaban cada uno de sus senos perdían la sujeción y quedaban más holgados, cómo las gomas caían colgando sin ningún tipo de presión a ambos lados del cuerpo de Clara y cómo ésta las volvía a agarrar y los llevaba hacía arriba para despojarse de la parte de arriba del bikini. Cómo sus tetas subían un poco arrastradas con el bikini y volvían a caer al separarse de la tela y cómo botaban apenas imperceptiblemente hasta que todo volvió a su velocidad normal.

Lo reconozco, me quedé embobado mirando ese par de peras. No es que fueran especialmente espectaculares, pero eran las de Clara y, además, eran muy bonitas. Igual que las de Cris, se veía el contraste del sol, aunque aún no había tenido tiempo a broncearse mucho el cuerpo. Me fijé que tenía un lunar en la teta derecha, un poco arriba y a la izquierda de su pezón rosadito y pequeño. Volví en mí por el ruido de las cámaras, que seguramente no habían parado de disparar y habían capturado las instantáneas del proceso que quedaría impregnado en mi mente de por vida.

Las chicas seguían a la suyo, seguramente ajenas a que no estaban solas. Clara seguía bajo las órdenes de las dos fotógrafas, pero realmente no le estaban dando ninguna instrucción, solo la animaban diciendo cosas como "así", "muy bien", "bien". Era como que querían captar su naturalidad, lo que a ella le saliera hacer.

Volví a ponerme a mil cuando Clara cogió la goma de la braga de su bikini y, de un tirón, deshizo el nudo de un lado. Esta vez mi cerebro no tuvo tiempo a grabar el proceso, fue todo muy fugaz. Al soltar el nudo, se movió toda la braguita y quedó parte de su sexo expuesto. Podía ver parte de su vagina y de la tira de vello rubio que la coronaba. Yo estaba más excitado que nunca, y Lucía y Cris empezaron a pedirle que posara de distintas maneras. Muchas fotos las hacían de modo que se insinuara sin mostrar. Yo lo veía como una sesión erótica, aunque por su forma de hablar sonaba todo más abstracto y profundo. Además, aunque la idea de la foto fuera que no se llegara a ver nada, yo estaba ahí viendo el proceso y tenía una vista excepcional de toda la anatomía de mi amiga.

Ya no aguantaba más, necesitaba sexo, o hacerme una paja o lo que fuera, porque si no iba a estallar. Sexo hubiera sido genial, montarme una orgía con las tres, pero parecía poco probable que eso fuera a ocurrir, así que me fui para dentro y me pegué una señora paja. Estaba tan caliente que realmente fue bastante rápida, pero tenía tantas ganas que supo a gloria. Antes de volver a salir me refresque con agua bien fría, porque viendo de lo que eran capaces estas chicas, no sabía lo que me iba a encontrar.

Lo que me encontré no era tan caliente como lo que había dejado antes de ir a pajearme, pero tampoco era nada desagradable. Clara se había puesto de nuevo el bikini y ahora estaban fotografiando a Lucía. Viendo el cuerpazo que tenía y deseando que pronto se quitara algo de lo poco que llevaba puesto, fui a por una cerveza helada y volví con ella a ver cómo avanzaba la sesión.

Esta era un poco más rara, puesto que Lucía hacía muchas muecas y gestos, como si fuera un mimo. Yo miraba el espectáculo sentado en el césped con mi cervecita, mientras esperaba que se animara como había pasado con las otras dos. Me acabé la cerveza y Lucía seguía con el bikini en su sitio. Estaba muy buena y era una visión agradable, pero tras lo que había visto esa mañana, esperaba algo más. Por fin, llegó el momento.

De espaldas, Lucía se llevó las manos al broche de su bikini y lo fue soltando. Tardó muchísimo porque parece que era lo que querían retratar. De hecho, lo desabrochó y volvió a abrochar varias veces, hasta que Clara y Cris quedaron contentas. Luego siguió quitándose la parte de arriba de bikini, pero siempre lentamente, mientras las otras dos fotógrafas capturaban cada detalle.

Después, aún de espaldas, se llevó las manos a la braguita y empezó a hacer amagos de bajarla mientras las fotos no paraban. Su braguita no tenía lazos, era de las que hay que bajar y sacar por los pies. Yo no podía verlo del todo bien porque desde donde estaba me tapaban parte de la vista los cuerpos de Clara y Cris, pero vi como se bajó las bragas sacando culo, lo que tenía que dar una magnífica vista de la raja que separa los dos cachetes. Sin embargo, mi visión era más limitada y solo veía una parte.

No se las acabó de bajar, volvió a subirse las bragas y siguieron la sesión así. No me sentí decepcionado lo más mínimo porque pronto tuve la oportunidad de ver esos dos grandes melones al natural. Eran increíbles. grandes, redondos, con una areola más bien reducida y un pezón que sobresalía bastante. No se notaba a penas ninguna diferencia de tono, lo que indicaba que o bien hacía topless con asiduidad, o bien ese era su tono de piel normal. Le hacían fotos tapándose las tetas con las manos, con el brazo, en unas poses raras. También le hacían girarse y le hacían fotos de lado, de espaldas.

Yo estaba disfrutando como un enano y mi polla volvía a pedir guerra. Con esas maravillas ante mis ojos, no era para menos. Pero de repente algo pasó y dejaron de hacer fotos para ponerse a discutir algo. No discutir de pelearse, sino como si estuvieran decidiendo algo en grupo. Todo esto con Lucía en bragas, pero al estar las tres hablando bastante juntas, no podía verle bien las tetas. Cuando por fin se habían puesto de acuerdo en lo que fuera que discutían, Clara se dirigió hacia la casa, pero al verme se paró y me miró.

Clara - Anda, estás aquí.

Yo - Sí, estaba viendo lo que hacíais,

Clara - ¿Y qué te parece?

Yo - Bien, muy bien. - Estaba supercortado. No sabía si lo decía de buen rollo de verdad, o si estaba pensando que era un pervertido, o qué. Soy de montarme muchas películas en la cabeza, a menudo varias a la vez, así que estaba muy nervioso.

Clara - Me alegro. Oye, que precisamente te queríamos pedir una cosa. ¿Te importaría ayudarnos un momento?

Yo (flipando, pensando en varias interpretaciones sexuales de lo que me acababa de decir - Claro, cómo no. ¿Qué tengo que hacer?

Clara - Ven. Solo tienes que hacer un momento lo que te digamos, no serán más de 5 minutos.

Fui con ella hasta las otras chicas y no pude evitar volver a mirar las impresionantes tetazas de Lucía. Seguro que se dieron cuenta porque no logré disimular ni un ápice, pero no dijeron nada. Me dijeron que posara un momento con Lucía, que siguiera sus instrucciones y que me relajara. Pregunté si querían que me quitara la camiseta o algo, viendo cómo era la sesión, pero me dijeron que no me preocupara, que no se iba a ver en las fotos.

Mi misión consistía en prestarles las manos para la sesión. Me tenía que poner detrás de Lucía y rodearla para que salieran a la vez mis manos y las suyas sobre su cuerpo. Como os imaginaréis, mi polla estaba a reventar, por más que no hiciera mucho que la había descargado del todo. Al tocar la piel de Lucía, buffff, qué subidón.

Primero ella me colocó las manos sobre su abdomen y luego solo era seguir las instrucciones que me daba, o a veces me movía las manos o Clara o Cris. Como imaginaréis, yo estaba deseando tener la oportunidad de agarrar esos cántaros, pero parecía que no iba de eso la cosa. Supuse que ella misma se encargaría de taparse las tetas, porque desde detrás no podía ver cómo quedaban las fotos. Yo intentaba relajarme un poco, pero no podía, estaba supercachondo. Encima, me habían empezado a sudar las manos y me estaba poniendo nervioso también por eso.

Cuando me decían que subiera alguna mano, lo hacía hasta notar teta. Entonces me decían si tenía que bajar más o no, pero nadie se quejaba, así que al menos, ya que otra cosa parecía que no, aprovechaba para tocar un poco la parte de abajo de las tetazas de Lucía. Hasta que por fin, me dijeron que subiera "un poquito más" y planté toda mi zarpa sobre la teta izquierda de mi nueva amiga. Como no tenía ninguna instrucción más concreta de qué hacer con la mano, lo que hice fue agarrar con firmeza, pero sin apretar, de modo que notaba su piel cálida en la palma de mi mano y su pezón haciendo presión sobre el centro. "Bien", "así", así me quedé pues. "La otra", y la otra subí, agarrando por fin las dos tetazas a la vez. No puede evitar apretar y soltar un poco para notarlas bien notadas. "La derecha bájala". Mierda. La bajé recorriendo la piel, siguiendo el contorno del seno hasta plantarla debajo y bajar un poco más.

Lucía - ¿Os falta mucho?

Cris - A mí una foto sólo.

Clara - Pues yo ya estoy, así que Cris manda.

Cris - Pues venga, os coloco yo y así acabamos ya.

Cris se acercó y colocó nuevamente mis manos en las suculentas berzas de Lucía. Esta vez las puso un poco bajas, dejando sus pezones debajo de mis dedos corazón y las bases de mis palmas apoyadas contra su cuerpo. Era una sensación deliciosa, lo único que echaba en falta era algo de movimiento para poder sentirlo mejor. Luego colocó las manos de Lucía sobre las mías. Sus manos eran más pequeñas, de modo que le cabían enteras sobre mi mano.

Nos dejó así y pronto oí los disparos de la cámara.

Cris - Jon, gira ahora las manos hacia a dentro, de modo que se vean los pezones.

Lo hice, oímos unos disparos más y dieron la sesión por terminada. Mientras Lucía volvía a cubrirse, todas me daban las gracias por haberles dejado la casa y por mi colaboración.

Comimos en casa y acabamos de pasar el día en la piscina. Me llamó la atención que Clara no se animara a hacer topless después del espectáculo que había dado, cosas de mujeres.