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Encuentros furtivos

en MicroRelatos

En el salón de hotel… un conversación relajada pero llena de insinuaciones y doble sentidos. Empezar un juego de miradas y gestos aparentemente inocentes. La forma en que se deja ver el sujetador negro en ese tremendo escote porque sabe que me gusta la lencería fina.  

Todo muy discreto en ese ambiente de lujo.

 

De forma tacita no levantamos con una sonrisa no levantamos y vamos a una de las habitaciones, subimos en ascensor los dos solo y allí no aguanto más las que tengo de su cuerpo.

 

La atraigo hacia mí y la beso mientras mis manos recorren sus piernas envueltas en medias de seda negra subiendo hasta llegar a las pequeña braguitas de puta fina que lleva, calientes y húmedas por la excitación. Amaso sus tetas mientras le lamo el cuello y se las saco por encima del sujetador. Y comienzo a mordisquearle los pezones mientras que ella gime sin importar que en cualquier momento el ascensor se pueda abrir y que no pillen.

 

Cuando llegamos a la habitación, no tengo ganas de sutilezas. Acaricio su cuerpo y la voy desvistiendo hasta dejarla solo con medias y liguero.

 

Mi polla esta dura y palpitante, ella  la agarra con cara de vicio y se arrodilla para empezar una mamada maliciosamente lente. Lo hace muy bien trabajando todo el tronco, lamiendo los huevos y subiendo para pasar la punta de la lengua por el capullo antes de metérsela toda en la boca como si temiera que se la fueran a quitar.

 

Si sigue así va a ser que me corra… pero se para y me mira con un hilo de saliva espesa colgando desde mi polla a sus labios. Me quita el cinturón y se coloca alrededor del cuello ofreciéndome el extremo mirándome sumisa. Ciño el cinturón en su garganta, e incluso en su entrega hay fuego en sus ojos. A cuatro pata y tirando de la corre la llevo hasta la cama. La cojo en volandas y la coloco separándole las piernas con brusquedad.

 

Me hundo entre sus piernas, mordisqueándole el coño antes de abrirlo y escupo un buen salivazo que se mezcla con su flujo escurriéndose hasta el culo antes de chuparle el clítoris mientras me la follo con los dedos. Ella mueve las caderas buscando más mientras muerde el cuero del cinturón para acallar sus gemidos; pero quiero hacerla sufrir, quiero oír como pide que la folle, que suplique tener mi polla dentro hasta los huevos.

 

Solo entonces la atraído hacia el borde de la cama, la excitación la ha convertido en una marioneta entre mis manos. Paso mi cipote por su raja caliente e hinchada, torturándola un poco más antes de penetrarla de una estocada.

 

Comienzo a follarla mientras que ella se abraza con las piernas. La obligo a mirarme a los ojos; quiero ver como pierde el control. Como ha desaparecido la señora que era en el salón y ahora solo es un juguete de placer que pide que se la meta más duro. Mientras que le aprieto las tetas y le chupo esos pezones duros.

 

Así seguimos con un ritmo cada vez más rápido, más duro, más profundo… mientras ella se retuerce en la cama hasta llegar al orgasmo mientras que me araña la espalda. Se queda cansada y con la piel perlada de sudor, Aprovecho para correrme sobre sus tetas, tres o cuatro latigazos de espeso semen que ella se unta por los pechos soriendome con malicia y satisfacción.