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Ordeñar a un macho

en MicroRelatos

Había perdido la apuesta y era hora de pagarla, me iban a ordeñar, así como suena, ordeñarme como si fuera una vaca ¿Pero como se ordeña a un macho? 

No me hacía ninguna gracia la situación, por lo general soy yo el dominante, así que estar desnudo y a cuatro patas sobre la mesa, me así sentir ridículo y un poco indefenso,  Puso un plato entre mis piernas para recoger el semen antes de empezar a pajearme muy lentamente, debido a la postura y la forma en que apretaba mi polla parecía realmente que me estuviera ordeñando. 

-Tienes los huevos bien cargados- Dijo ella sopesándolos sin dejar de pajearme con la otra mano.- ¿Vas a darme mucha leche? 

-¿Quieras acabar de una vez? Esto es ridículo. 

Como toda respuesta comenzó a chupar mis pelotas mientras apretaba más mi polla hasta casi hacerme daño. No tardo mucho en que su lengua subiera a mi culo lamiéndolo sin reparos haciendo que un escalofrió placentero refriera mi espalda. Chupa de una forma obscena, ruidosa y derramando saliva caliente. Con la punta de su lengua queriendo entrar en mi ano mientras su mano se deslizaba cada más lentamente por mi polla, recogiendo el abundante líquido preseminal para usarlo como lubricante con el que acariciaba mi capullo hinchado e hipersensible. 

Sin poder ver lo que ella hacía por allí atrás, todo era una sorpresa placentera, de forma caótica e imprevisible, pasa de besar dulcemente a morder, acariciar o escupir. Mientras su mano seguía imparable bombeando mi polla, en una dulce tortura cada vez más lenta a medida que notaba como aumentaba mi excitación. Ella estaba dispuesta a largar su venganza todo lo posible. 

Solo dejo ese infernal beso negro para decir con un tono perverso que se me estaba poniendo la polla gordísima. Y tenía razón; mi polla, ya de por si tan gorda que su pequeña mano no llegaba a rodearla por completo, ahora tenía una erección monstruosa, podía sentirla llena de sangre y palpitando, como si estuviera apunto de reventar. 

Sin previo aviso introdujo un dedo en mi culo hurgando hasta llegar a la próstata, lo que me provoco un placer desconocido, como si estuviera apunto de llegar al orgasmo pero sin terminar de desbocar en el placer que ahora mi cuerpo ansiaba. Le pedí que dejara correrme y por toda respuesta un segundo dedo se unió al primero masajeando la próstata mientras que con la otra mano me seguía pajeando con tanta intensidad como si me quisiera arrancar la polla. 

Era cruel y delicioso a la vez,  me costa respirar y me estremecía en pequeños espamos de placer sin llegar aun verdadero orgasmo. El líquido preseminal caía sobre el plato en un hilo continuo mientras ella mordisqueaba cariñosamente mis inflamados huevos. 

Sin avisar, aumento la presión de la próstata, su mano se acelero y por fin permitió que me corriera con un orgasmo brutal y demoledor. Gruñendo como un animal solté grandes chorros de semen que parecían no acabar nunca.  

Ella apoyó la cabeza en mi muslo, respirando de forma acelerada, como si el orgasmo lo hubiera tenido ella y no yo. Mi polla seguía dura, incapaz de volver a su estado natural y ella siguió pajeandola para exprimir las últimas gotas de semen y con voz mimosa me felicitaba por ser un buen lechero. 

Mientras yo me recuperaba de la tremenda corrida, ella cogió el plato y con los dedos empezó a recoger los espesos grumos de semen y llevárselos a la boca, chupándolos con glotonería como si fuera una golosina, para terminar lamiendo el plato hasta dejarlo completamente limpio. 

Después simplemente se quedo sonriéndome como una niña traviesa sin decir nada. Creo que voy a empezar a peder más apuestas.