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Vidas prestadas

en Lésbicos

VII

Annabel corría por la acera, estaba cerca de la casa de Paula, la sorprendería, sprintó hasta llegar a la cuadra de de Paula corrió viendo como el edificio se alzaba mientras ella llegaba cruzo la verja y enfilo a la entrado donde le aguardaba el pórtico que tan fabuloso le había parecido, pudo detallar las columnas y el techo todo de blanco inmaculado. Tocando el timbre tomo un poco de aire, estaba un poco cansada hoy había llegado un poco más lejos. Se sobresalto cuando la Sra. María salió a recibirla:- Hola Annabel, ¿cierto? Dijo la María abriendo la puerta.

-Hola señora María, ¿Paula esta?- pregunto Annabel irguiéndose un poco. María dándole espacio para que entrara le dijo:- pasa quieres algo de beber.-

-Sí, gracias- respondió la chica pelirroja entrando a la casa si se puede llamar casa, Annabel se dijo que más bien parecía un pequeño palacio, siguiendo a la mujer llegaron al pequeño living. María le ofreció una silla de madera para que sentara mientras ella fue por el refresco y por Paula. Annabel aun no creía su suerte de ser novia de Paula y de estar en esta magnífica casa, repaso con la vista las pinturas de las paredes y aunque ella era ignorante en cuanto a la pintura pudo ver algunas reproducciones de Armando Reverón, y algunos otros. Estaba tan concentraba que no se dio cuenta que llegaba Paula llevando unas botellas de refresco de cola.

-Hola linda que sorpresa.- dijo Paula dirigiendo su mirada a las pinturas – no son originales son copias pero muy buenas. Termino diciendo y sobresaltando a Annabel.

-Disculpa, me deje llevar son muy bonitas y no te vi llegar.- dijo algo apenada Annabel- ¿tu mamá?

-En la cocina, dijo que no quería molestarnos.-dijo Paula entregándole una botella a Annabel y tomando de la otra. Annabel no sabía que decir ¿acaso ya les había dijo a sus padres? ¿Cómo se lo tomaron? Pensó la pelirroja y nerviosa  se lo pregunto a Paula.

La rubia con una sonrisa le respondió:

-Claro mi amor, cuando te fuiste hable con mamá y tu le caes bien, pero eso es para después, ¿viniste a verme?

-Sí linda estaba cerca y quería darte unos besitos, además te diré que mañana almorzaras en mi casa mi papá quiere conocerte, él está ansioso y mi madre, buena ella te aceptara le gusto o no, además estará el pesado de Javier haber si viéndote se hace a la idea, no lo quiere entender, el pensó que íbamos a tener un noviazgo y todo, solo porque siempre hemos sido mejores amigos. Podemos ir a otro lugar, quiero besarte.- dijo Annabel impaciente por besarla, pero se sorprendió al sentir los labios de Paula en los suyo. La pequeña rubia la abrazaba y besaba con pasión esta con un hambre de la pelirroja que no era para más. Annabel solo se deja hacer, estaba ida los labios de Paula eran tan adictivos, sintió su lengua en su boca y como le mordía el labio inferior, todo era perfecto, sus besos su olor a frutas, su rubio cabello. Separándose un poco vio esos azules ojos, preguntándose por estaba hechizada por ello. Acariciándola le dijo:

-Nos vemos mañana en  el cole.- Paula la acompaño hasta la entrada le dijo volviéndola a besar.- está bien mi amor, te quiero.

-Y yo a ti, mi cielo.- Annabel emprendió el retorno a casa con un suave trotar fue consciente de que  la pequeña rubia se había metido en su pecho que su alma consiguió eso que había anhelado. Disfrutando del hermoso atardecer llego a casa.

VIII

Carmen estaba frustrada su pequeña estaba tomando un camino que ella no estaba dispuesta a seguir, se cuestionaba sus propios pensamientos, siempre fue de mente abierta pero nunca pensó que a ella le sucediera algo parecido, claro siempre fue educada muy conservadoramente y ella trato de inculcarle eso a su hija pero ella, su hija siempre fue diferente algo que Carmen siempre le fascinó pero ahora  todo se le estaba saliendo de las manos, su pequeña quería ese tipo de vida,  y su esposo no quería apoyarla, ¿tendría entonces que asimilar el asunto?, no resuelta se dijo haría lo imposible para que su hija buscara un hombre decente con quien compartir, ese podría ser Javier, estaba segura que era buen muchacho, mañana vendría a almorzar, pero debía afrontar que su hija traería  a su novia solo con pensar eso se incomodaba.

Carmen en sus pensamientos no se di cuenta que su esposo, la rodeo con sus brazos, posando sus manos en su vientre, el hombre besándola en el cuello le dijo:

-¿Amor que piensas?- Carmen solo pudo aspirar el siempre delicioso aroma del para responderle con aprensión:

- En Annabel, no puedo ver en que fue lo que fallamos, siempre la hemos educado bien, como nos sale con que le enamoro de una mujer, ella debe comportarse correctamente y tu apoyándola, ¿Por qué? Pregunta.-

Andrés sentándose junto a ella le responde.- pero que es lo malo mi vida, tal vez como tu dijiste solo es una experiencia que quiere tener; pero sé que no a ella le gustan las chicas, si me preguntas ¿por que? te diré que es por lo que me gustas tú a mí, no podemos presionarla para que  haga lo que no quiere, siempre ha sido buena hija, excelente estudiante, me extraña tu actitud con esto siempre has liberal en  ese sentido…..-

 Carmen la tapa la boca con los dedos diciéndole.- si y eso mismo me lo cuestiono, me  incomoda de solo pensar que besa a otra mujer, se me hace tan anti natura que no se. -Dijo la mujer.

Andrés ya estaba ¿decepcionado? De su mujer. Fue contundente cuando le declaro- Carmen, debe respetar a tu hija como ella lo hace contigo, no es conveniente que interfieras déjala vivir y si siempre le gustaran las chicas deja que viva, recuerda que no nos dijo lo del profesor que le gustaba. Ella es diferente. Ahora tú tienes que afrontar tu error de traer a ese chico mañana,  no inventes culebrones con él, me consta que siempre ha apreciado a nuestra pequeña pero debe aprender que ella es diferente.

-Está bien cielo pero necesito de  ti hoy dijo Carmen.- la mujer estaba estresada necesitaba una vía de escape, echando se sobre su esposo y desnudándose le hizo el amor, Carmen siempre lo deseaba con locura y esta vez lo exprimiría, su hombre siempre la había complacido, esta vez estuvo mejor. Andrés es un buen amante aunque aun con su hija en el pensamiento su marido la llevo a los gozos carnales increíblemente….

IX

Ya en la cena comían los tres animadamente, Annabel después de la cena fue a su habitación, repaso un poco y hizo sus deberes y prendió su PC  y busca algo para leer leyó un de sus autores favoritos Dan Brown estaba leyendo INFERNO era uno de sus pasatiempos, se traslado a Italia, leyó y escucho música. Su móvil sonó y era un mensaje de su catira linda deseándole feliz noche ella le respondió con el mismo afecto, sinceramente estaba enamorada, continuo con su lectura hasta que le llegaron los suaves gemidos de su madre.

Esto la distrajo apago el equipo y la luz estaba excitada, ella había llegado a casa cuando sus padres estaban en plena faena y solo con oírlos se había humedecido, siempre sucedía cuando sus padres hacían el amor ella desde que se despertara su libido, tenía que tocarse para tener algo de alivio.

Siempre converso con sus amigas de ello, aunque evitando que ella pensaba era en chicas que veía o en mujeres que veía en la TV o le cine, y cuando empezó a soñar con Paula no necesito de ello porque en los sueños podía apreciar todo aunque fuera en su subconsciente.

Se recostó en su cama desnuda, hacía calor ella estaba ardiendo, el escuchar a su madre en el lecho de los placeres carnales le ponía, más cuando recordaba a Paula esta tarde tan cerca de ella, sus  pechos junto a los sus toda ella rebosaba de deseo, lujuria, inmersa en su pensamientos en su deseos, que comenzó a tocar pausadamente su cuerpo. Sus vellos se erizaban con cada caricia era un ritual que tenía algún tiempo sin practicar pero que esa vez le fue imposible no aplicarse, y lo hizo con toda la tranquilidad, sus manos se desplazaban por cada centímetro de su pecho. Sus senos agradecidos de tal caricia como sus pezones estos últimos eran piedras que se agasajaban erguidos al cielo, que está clara noche era pintada de un plateado pincelado con infinidad de estrella y el astro reina de la noche. Su cuerpo vibraba y su intimidad era bendecida con aguas placenteras que sus manos transmitían, sus gemidos callaron el murmullo de los grillos. Annabel pensando en las delicias que la lujuria le transmitían.

Llevando sus dedos a su boca pude saborearse y humedecerse aun más las manos, para con suavidad ir invadiendo su cavidad mas intima, esta húmeda y caliente tan caliente como el mismo infierno, el intenso estimulo arqueaba su espalda, su boca con pequeños gemidos susurra el nombre de quien esa noche era la musa de sus auto caricias, de esa pequeña rubia que la hechizaba tanto, en su estado placentero solo  se entrego al gozo que llego como un huracán llevándose consigo todo su aliento y el poco de cordura que en ese momento tenia, grito y se desfalleció en su cama y solo con una ligera sabana durmió plácidamente. Sus sueños se plagaron de imágenes eróticas de ella y Paula en lechos o en catres de paja solo que con sus caricias llegaron al inmenso placer que de un orgasmo, en sus sueños la rubia y la pelirroja besaban sus cuerpo, su formas y una armonía surco su  rostro con una sonrisa perfecto.

X

Yacía un lecho, sentía en una ráfaga de viento frío que se colaba por algún lugar no sabía por donde, pero el frío le motivo a encogerse, entonces fue cuando sintió otro cuerpo a su lado, era frágil y delicado aun así se encogió más y echándose más mantas volvió a dormir, estaba agotada y sin más cayó en la inconsciencia del sueño.

Al tiempo oyó como las aves comenzaron el concierto matutino, hoy debería ir al mercadillo del pueblo por algunos víveres, aborrecía  ir al pueblo del que yace años huyó esa parte de su vida que de vez en cuando le hacía llorar, sin mucho ánimo se levanta de la cama y tras envolver su cuerpo en  una manta vio a la pequeña rubia que aun dormía en el lecho; sus rubios cabellos le caían sobre el rostro era una visión maravillosa, y recordó porque huyo al bosque, por esa rubia que ahora dormía.

Recordó la noche anterior y sus caricias sus besos y como la había hecho suya, porque era suya, y la rubia le pertenecía. Luego fue fuera de la cabaña al pequeño pozo tomo un cubo de agua, lo calentaría y se lavaría en un pequeño cuarto de baño al lado de la pieza que funcionaba como dormitorio, todo era tranquilidad ya Paula se encargaría de los pollos. Estaba terminándose de lavar se miro en el espejo de la pared, sus ojos verdes se reflejaron en el, en ellos un brillo cristalino de felicidad otra mañana despertaba al lado de la mujer que amaba.

Las dos habían sacrificado las comodidades de sus familias por esa relación sabia que en este 1503 anno domine su relación era considerada una aberración pero ellas huyeron de eso. Sus últimos años de vida las dos solas en el bosque fueron de paz. Aunque nadie las extrañase ya.

Atrás quedaron los días de persecución habían sobrepasado las expectativas de vida  pero aun así sabía que para el largo brazo de la iglesia no estaban a salvo, ella había renunciado a todo incluso a dios, Paula un insistía en encontrar el refugio en el ese dios que las condenaba, en cambio para Annabel ya no existía, ella volvió a las antiguas creencias y sabía que la hoguera las podía aguardar.

Iría pueblo solo con su hermano tenía algún contacto, compraría sal, carne y los enceres de baño, con ese pensamiento  salió preparo el caballo y emprendió el camino, en la plaza del pueblo vio en el cepo a unos desgraciados, rápidamente llego con su hermano e hizo la compra añoro el ruido que es empezaba a formar en la plaza y el mercado, y con nostalgia a un niños corretear gallinas.

Su hermano le dio la buena nueva de la llegada de su segunda sobrina, esta la regocijo, el que era menor que ella e igual de ojos verdes pero rubios, de brazos anchos y alto, le insistió que se quedara, pero Annabel tenía deberes en su bosque, después de felicitarle se despido de él sin saber que sería la última vez.

Su visita al pueblo fue rápida, y antes del medio día ya se apeaba del caballo, le quita la montura y lo lleva a corral donde el animal corrió a sus anchas, se volvió a la cabaña de madera que de su chimenea salía el humo, al entrar por un costado encontró a su amada en el fogón, el exquisito aroma de un pollo y verduras asada que inundaba el ambiente le invitaba a una comida gloriosa.

El almuerzo fue suculento, ya en la tarde fue al pequeño cultivo de detrás de la cabaña, cosecho una paca verdura salo la carne esa noche la ahumaría tendría el abasto por un mes antes de volver ir al pueblo, su pequeña rubia esta viéndola se le acerca y la toma por la cintura, Annabel le dijo que volvían a ser tías, la rubia salto de alegría, era una buena noticia, la rubia siempre añoro se madre pero, nunca pudo se enamoro de una mujer y por ella dejo todo, sus privilegios un pretendiente y la descendencia todo por la locura cometida ya años en el pasado.

Aunque estaba feliz de su vida, solo el temor a dios, que sabía sería condenada al infierno, pero el aroma de Annabel le disipo esos malos pensamientos, Annabel olía a hierbas y aun poco de sudor, y ese aroma natural que a Paula la embrujo y la enamoró, lo aspiró con fuerza y enterrando rostro en los rojos cabellos beso ese cuello pálido, ya el sol se ocultaba por el oeste.

Volviendo a la pelirroja le plantó un beso en esos labios rojos, fue pausado tierno, armónico, Annabel se afano por desprender la rubia de su ropas y al llegar a la pieza la tenía toda desnuda, su rubios cabellos cubrían sus menudos pechos, Annabel acaricio sus rostro mientras la besaba con pasión, dando caricias y lamidas en el cuello de cisne de la rubia, lentamente fue bajando sus caricias y besos mientras los gemidos de la pequeña Paula rompían con el silenciosos anochecer.

Annabel fue besando poco a poco el pecho pálido de la rubia, tomando, los cabellos los llevo a la espalda de su amante, contemplo los senos medianos la rubia mientras se desnudaba, su generosos pechos dieron un pequeño bote al desprenderse de la faja que los contenía, por últimos se desprendo del faldón y las enaguas su vellos rojizos destellaron a la luz de la lámpara.

Su lengua comenzó un juego con los pechos de su amante, Annabel mordía y lamia cada pezón cada pecho, para bajar su lengua en caricias por el abdomen de la rubia que suspiraba y con cada contacto temblaba, aun que llevaban años como amante y que se dieron mutuamente sus virginidades, Annabel sentía el mismo deseo por la pequeña rubia a la que ahora le hacía el amor. Su lengua fue pasando por la piel del torso bajo e invadiendo la espesa selva dorada, oliendo el fuerte y dulzón aroma de ese sexo que la calentaba hasta fin de mundo y abriendo con su dedos los pliegues íntimos de su amada rozando con su lengua comprobó la humedad y las contracciones que las caricias  provocadas, la rubia sutilmente sus caderas movía acoplándose a los movimientos cuando la pelirroja llevando sus dedos a su boca los lubrico con saliva, para posteriormente hundirlos en las profundidades de la carnosa y húmeda intimidad de la pequeña mujer que arqueando la espalda explota en un clímax húmedo.

La pelirroja vuelva a transitar el recorrió con solo besos tiernos mientras la rubia que recuperándose del fuerte placer respira entrecortadamente, pudiendo sentir con cada beso los vestigios de su placer. Annabel llega a la boca roja entreabierta  de su dulce amante besando suavemente limpia el rostro de sudor la pálida cara de su niña con los dedos. Sentía amor deseo como la primera vez hace años cuando aun eran unas adolescentes.

La rubia después de reponerse del placer obtenido, se sentó sobre el vientre de la mujer que le mostro el amor y el gozo de la lujuria, sabía que ya estaba condenada a eterno averno, pero como no iba a amarla, viéndola, delicada y frágil, tan frágil como ella; siempre supo que la amó y la amaría, pero también entendía que ellas vivían tiempo prestado en este mundo de injusticias.

Paula la besó suavemente para ponerla boca abajo, entendía a la perfección como tocar a su pelirroja como llevarla al éxtasis prohibido por dios ya no le importaba el sufrimiento de su alma solo el gozo que ahora le proporcionaría a su amada; beso su hombros su espalda mientas masajeaba sutilmente los generosos pechos de la pelirroja, con besos, caricias y un pequeño rastro de caliente saliva fue descendiendo por la espalda que tanto gozaba adorar, llegando a la parte lumbar, con caricias en la espada oía los suaves gemidos de la pelirrojas. Paula besando los magníficos glúteos que formaban un trasero envidiable hundido su rostro en entre esos dos colosos para encontrarse con la última cavidad de su pelirroja amante. Y con suaves lamidas provoco que suspiros en Annabel que disfrutaba siempre de esa caricia. La rubia volviendo beso al completo los muslos de excitada pelirroja, suavemente fue recorriéndolos mientras los acariciaba con sus mano.

Llegando a eso mullido colchón de vellos rojizos que custodiaban femineidad de Annabel, con besos y magreando con fuerza los glúteos de su amante y oyéndola gemir, con su lengua se deleito con ese sabor fuerte que tanto le gustaba, pasando la lengua por ese sexo exploró cada rincón del que se desprendían jugos  apetitosos, siguiendo con su camino pudo saborear de nuevo el ese rincón tan preciado por ella, los lengüetazos era acompañados por sus dedos deslizándose entre el sexo de Annabel, quien podía percibir su inminente te gozo, sacudiendo todo sus cuerpo llegando a placer. La rubia subía ya terminando con su arte amatorio con besos en todo el cuerpo, en la tripita en los pechos generoso que subían y bajaban al ritmo de un respiración agitada que poco a poco se hacía sosegado, para que las dos amantes doncellas terminaran con un suave beso en un abrazo armonioso en la pieza tenuemente iluminada por la lámpara, en la cabaña que era salpicada por una lluvia torrencial con el cielo gris…….     

Annabel despertó sobresaltada no había tenido un sueño tan húmedo y tan realista como este se sintió tan real estaba tan cansada, respiraba agitadamente su sabana estaba húmeda fue un orgasmo en toda regla no lo podía creer pero estaba satisfecha incluso más que después de su sesión onanista de hace unas horas antes de dormir y con una sonrisa se sumergió de nuevo en los placeres oníricos.  

XI

El  olor a desayuno invadió el olfato de Annabel, el olor a café era un increíble estimulante, la pelirroja salía de la ducha suspiro y tomando el celular no resistió enviarle un buen día a su catira hechicera:

Los rayos dorados despuntan

Abrazando mu corazón que palpita por ti

Sin verte a tus ojos azules como el cielo

Que ante nuestras cabezas se curva cada día que desde el este despuntan

Y rompen con la oscuridad nocturna amada mía

Estas palabras son por ti

Feliz día.

Annabel después de enviar el mensaje se termina de vestir ya hoy volvería a su ropas más sobrias,

Además Paula no la había visto con sus atuendos comunes, ella tras vestirse salió rumbo a la cocina  en ella su madre terminaba de poner el desayuno el desayuno en la mesa:

-Bendición mami, buen día- dijo Annabel sentándose a la mesa. Carmen cuando la vio le dijo.- buenos día mi niña dios me la bendiga ¿otra vez con tus ropas de funeral, Anna? ¿Porque siempre tienes que andar de negro, eso también es por la música rara que escuchas no? No quiero ni imaginar que es lo que dicen seguro llamando al satanismo.- Annabel solo pudo sonreír su madre pensaba que los roqueros son satánicos aun cuando Annabel le había traducido algunas canciones pero bueno supuso que así eran las mamás, ¿Cómo sería ella de mamá? Interesante pensó antes de responderle a su madre:

-¡Oh mamá por dios! Ya te dije que no son satánicos, más destructivos son esos otros géneros que tratan a las mujeres como simples pedazos de carne….-

-Y  a nosotros los hombre como predadores.- termino Andrés que entraba a la cocina besaba a su hija y a su mujer- te ves hermosa mi amor, tu chica se sorprenderá.- dijo a su hija y viendo a su mujer acotó- pero mi mujercita es la más sexy de esta cocina, lo siento Anna pero ella me da algo que bueno….- besando a su mujer termino.

-Sí, claro pa te entiendo anoche te lo comiste no, yo tuve que alegrarme solo.-dijo con un poco de rubor en sus mejillas. Annabel vio como su padre abrazaba a du madre y añoraba cuando pudiera hacer eso con Paula.

Annabel después de comer se despidió de sus padres y salió a la escuela.

Llego temprano sus amigas la estaban esperando; ella siempre se contaban todo y estaban molestas con ella. Camila se le acerca, Annabel la vio acercarse era un chica alta y delgada de un cabello castaño oscuro y pequeños ojos café claro, la conocía desde que empezaron el bachillerato. Annabel la abraza diciéndole:

-buenos días Cami ¿como estas? Necesito contarles algo importante- Camila la toma de la mano y llevándola a hasta donde están la morena de cara de corazón Fabiola y la pequeña y rubia Alexandra, esta bajita y con una cara redonda siempre andaba de rosa, tenía un aspecto más de niña aunque era muy inteligente, Annabel la admiraba pues era como un ratón de biblioteca, se veía linda con sus gafas y su libro en una mochila que se colgaba al hombro en diagonal. Fabiola  era un mujeron tenia a todos los chicos babeando por ella, pero ella siempre ha estado enamorada de Javier, incluso se había peleado con Annabel por él según supo después pensaba que ella Annabel estaba enamorada de él.

-Chicas, Anna se acaba de acordar que tenia amigas.- Dijo Camila-  y quiere decirnos algo, que ya sabemos ayer lo supimos cuando te fuiste con la nueva, así que dinos todo, siéntate aquí.-señalando una silla.

Annabel se sentó y Fabiola la enfrento.- dinos que te pasa, ¿entonces si te gustan las chicas?  Y yo pensando que querías al papacito de Javier para ti.

Annabel solo sonrió.- Si Paula me gusta, ayer nos hicimos novias, mi mamá está  muy pesada y mi papá es un pan, ay chicas es tan linda y besa como los dioses, tiene sabor a frutas.

-Ya va -dijo Alexandra- ¿Primero como que te gustan las mujeres? ¿y porque nunca nos lo dijiste o porque nunca quisiste algo con alguna de nosotras?.

-Bueno, nunca se los dije, porque no sabía cómo reaccionarían y lo de porque no intente algo con alguna de ustedes, pues no porque todas ustedes babeando por Javier, deberían alguna de ustedes intentarlo con Javier me tiene loco, y ahora más hoy mi madre lo invito a almorzar, no se porque, además hoy llevare a Paula a casa como mi novia y no quiere perturbarlo más de lo que esta, le hice daño y no sé cómo. Annabel dijo algo triste levantando la mirada, de inmediato su rostro cambia, Paula caminaba hacía ella.

Paula se acerca a Annabel la veía más bella si se podía hoy, y estaba con otras chicas las conocía de vista eran muy lindas pero sus ojos solo eran para Annabel hoy se veía muy diferente con unos pantalones holgados y un franela negra con una inscripción que rezaba epica, supuso que sería una banda, Paula al verla levantada pudo apreciar todo su atuendo no era tan lindo como el de ayer pero aun así le parecía ta sexy la franela se le ajustaba al cuerpo de manera maravillosa, cuando la tuvo al alcance la abrazo y dudando le dio un pequeño beso en una mejilla.

 Annabel sintió el contacto de esos labios tan bien y volviéndose les presento a Paula a sus amigas.

 Paula estrecho abrazos y besos  en las mejilla de Camila Fabiola y Alexandra las tres le cayeron bien empezaron con el cotilleo, las chicas preguntaron cómo se habían hecho novias, ella les contó como Annabel  la abordo, la tarde de ayer cómo sin proponérselo terminaron como novia.

Las amigas de Annabel estaban asombradas no porque ella fuera lesbianas sino como tan rápido se había apegado de una persona, siempre había sido muy introvertida y casi nunca se relacionaba con alguien que no fuera Javier o ellas.

El liceo siguió con la misma monotonía gris de siempre, clases aburridas el recreo intermedio que fue un escape, Annabel y Paula merendaron con sus amigas, era increíble como Paula había encajado con Alexandra, Fabiola y Camila aunque era de esperarse, Paula era un amor. De una vez comenzó a compartir con las jóvenes sus gustos musicales, moda, cine, Annabel sabía muy bien que sus gustos no eran comunes, ella era más de la onda underground, pero el apoyo en ella siempre lo conseguía, y ahora estaba feliz de ser su amiga.

La mañana con un suave sol transcurrió apacible, ya a la hora de de salida Annabel y Paula tomadas de la mano salieron rumbo a casa en la entrada del liceo se encontraron con Javier, el intento abrazar a Annabel, esta por toda respuesta abrazo por la cintura a Paula y le dijo:

-Hola Javier, esta es mi novia Paula. -dándole un pequeño beso a Paula en la mejilla comento- mi amor él es Javier un amigo.

-mucho gusto.- dijo Paula tomando la mano que Javier le ofrecía.- el  gusto es mío- dijo Javier, él pensó bueno mal gusto no tiene. Y recorrió a Paula con la mirada. Javier después se ofreció a llevarlas pero Paula dijo que su padre las llevaría. En ese momento la flamante 4x4 de Cesar se estacionaba frente a ellos, sin más Paula abrió la puerta y entro. Annabel solo se despidió de Javier:

-Nos vemos en casa, mi madre estará esperándote supongo ya lo sabes, Fabiola te manda saludos se pregunta cuando la invitas a salir.- dijo esta se manto en la camioneta. Cesar emprendió el camino a casa de Annabel no quedaba lejos del pequeño palacio de Paula. Al llegar Paula estaba emocionada, conocería a los padres de Annabel ¿si nos les caía bien?, Annabel le comento  que su padre era muy lindo pero que su madre aun no aceptaba  su relación, Paula ahora empezaba a tener dudas y ¿por que vendría ese chico? No lo entendía, solo cuando sintió la mano cálida de Annabel sintió tranquilidad. Se apearon de la camioneta.

La casa de Annabel era una gran quinta, Paula ya la había visitado dos días atrás era consciente que era una casa hermosa espaciosa, con sus paredes claras y su gran balcón, la habitación de Annabel queda hacía atrás así que no era visible, Annabel y Paula tomada de las manos se despidieron de Cesar después entraron a casa.

Annabel abrió la puerta manteniendo libre el paso para que entrara primero Paula, después ella la siguió, con un grito:

-Bendición, mamá ya llegamos.- acompaño  a Paula a la sala la rubia siempre de su mano, se despejaron de las mochilas  dejándolas en el mueble de la sala, la pelirroja precedió a la rubia al comedor que esta junto a la cocina.

Carmen como buena ama de casa yacía en el trajinar del  almuerzo, se voltio al escuchar como entraba su hija con la chica que había traído hacía dos días, Carmen pudo ver como Annabel sostenía entre su mano la pequeña mano de Paula, esta ultima nerviosa tenia pequeños temblores. Annabel  pregunta:

-¿Papá ya llego?- Carmen solo le responde.- No, aun no, y  ¿Javier no venía  contigo?

-No mami yo vine con Paula, además su papá fue quien nos trajo, era eso o venir a pie. Respondió Annabel. La pelirroja salió del comedor con un:

-Cuando llegue papá me llamas, por favor mamá.-

Las chicas recogieron las mochilas y continuaron el camino a la pieza de Annabel, la pelirroja adoraba su habitación esta era semicircular, el lecho a un lado el closet de frente y unto al ventanal el pequeño escritorio al lado el computador en un amplio mueble, el baño se encontraba casi al lado del closet, las paredes pintadas en un verde oscura con posters y afiches de grupos musicales, Paula pudo ver el posters de la banda que tenía la pelirroja en su camiseta pudo apreciar la belleza que observaba en la vocalista, con un cabello rojo como el de Annabel y y unos ojo azules, aun que ya había entrado a esa habitación hoy fue que pudo percatarse de todo, vio el ventanal y se acerco había un pequeño bosquecillo, algunas plantas y de fondo unos árboles de naranjos un mango, mandarino cómo debía verse el sol al amanecer se pregunto, volviéndose abrazo a Annabel aspiró su aroma, le beso el cuello, las mejilla y por último la boca , esos labios rojos que sabían tan bien, sintió como Annabel invadía su boca con su lengua, gimió , ella solo se dejo lleva, Annabel la llevo la cama la sentó y tomándola de mejilla la volvió a besar, Annabel percibía el nerviosismo de Paula, acariciándola le dijo:

-Tranquila mi amor estoy contigo, mi madre aun no lo acepta pero lo hará.- y volvió a besarla. Escucharon como tocaron la puerta y como esta se abría. Carmen que abrió sintió como si le echaron un balde de agua fría, su hija besaba pausadamente esa chica rubia, aunque sabía su nombre, no quería pronunciarlo. Podía oír el sonido de los besos y los suaves gemidos de la rubia, recordó como su propia madre la había interrumpida tal cual como ella hoy a si hija, de eso ya hace muchos años. Carmen sintió un poco de ternura, y se seguía cuestionando actitud, pero es que le era tan… no podía definirlo, solo hizo lo que mejor se le ocurrió carraspeo para advertir de su presencia. Annabel se despego suave de los labios de de Paula, y vio a su madre.

-Madre primero se llama.- dijo, Carmen le respondió con voz fría:

-Llame, Anna ya llegaron tu padre y Javier, el pregunta por ti. Annabel lo dijo:- ya bajamos.- y tomando a Paula de la mano esperaron a que Carmen saliera, Paula esta roja como un tomate, las habían sorprendido, en cambio Annabel esta como en su elemento, ya le daba igual lo que pensara su madre, su padre la apoyaba, solo deseaba que su madre la comprendiera, si ella supiera lo que sentía fuera más receptiva. Annabel abrazo por la cintura y bajaron en la sala estaban Carmen que le decía al oído a Andrés que se ilumino al ver a su pequeña,  y Javier que hizo un gesto de repulsión al ver a las chicas.

 Él la estaba perdiendo, o no, bueno nunca fue suya siempre lo supo, pero su corazón le decía que ella le iba dar el sí algún día de eso sí estaba seguro, su mente cavilaba y si eso nunca sucedía que haría Annabel le invito a que saliera con Fabiola, pero él a quien quería era a annabel ella tenía que ser de él solo de él, de nadie más menos de una aberrante lesbiana por su mente pasaron ideas locas aunque grandes, si en lo más recóndito de su mente esa voz que siempre le aconsejaba solo le hablo con una palabra liquídala, era eso o vivir sin el corazón de Annabel. De pronto en su cara se formo una torva sonrisa casi socarrona, sus ojos no participaban en la sonrisa, era como la sonrisa de la muerte que asechaba a su persa con deleite. Disfruto cuando Paula le apretó más la mano a Annabel.

Annabel era feliz su amaba estaba con ella sabía que sería feliz, estaba consciente que Javier insistiría, el siempre insistía es era la cualidad de que más le gustaba de él aunque también sabía que por esa terquedad hacía cosa que no eran correctas, Annabel sacudió ese pensamiento que le avisaba que el peligro podía cernirse sobre ella, no, no. Sintió la mano de Paula apretar más la suya, rozo su labios tranquilizándola.

Ya en la sala y sentados, su madre y su padre en el sofá y Javier en el sillón, tomo la palabra:

-Aun que Javier ya lo sabe, papá, mamá ella es mi novia Paula.- un brillo apareció en sus ojos, Paula temblaba como gelatina, Annabel la pego más a su cuerpo, para que pudiera sentir su calor su compañía y su apoyo, dándole un pequeño piquito.

-En buena hora hija.-Andrés se levanto de del sofá para abrazarlas, Paula pudo palpar el cariño que este hombre le daba era como el que recibía de su padre, se sintió aliviada, con respecto a la señora Carmen ella los veía con una frialdad terrible, el chico Javier aun tenía esa sonrisa socarrona.

Carmen tuvo que hacer lo diplomático he ir a abrazar a su hija y su chica, y tratando de demostrar alegría les dijo:

-que bien Hija, Paula bienvenida a la familia.- saliendo a la cocina agregó- vamos el almuerzo se enfría.

Javier salió disparado con Carmen diciéndole despacio:

-¿Que hago aquí? Pensé que era para que oficializara mi relación con Anna y esta mañana ella continúa con su aventura con la niña rica esa, en el liceo ya son la comidilla de todos, siempre agarradas de las manos con besos en los pasillos, es repugnante.

-tranquilo, chico deja que se ilusione, ella se casara contigo solo déjame pensar- dijo Carmen que ya empezaba a ver que con su hija no podía jugar, nunca pudo a formarla como ella había querido.

Andrés y las chicas llegaron a la cocina, Annabel y Paula se sentaron lado a lado, el almuerzo fue bastante incomodo, Andrés no pronuncio palabra, no comprendía a su mujer, el traer a este chico, con su hija siempre había generoso y paternal, aun se sentía culpable por como la trato años atrás, ese día estaba furioso, como no estarlo. Eso fue tan solo por unas cartas, la pequeña había llorado, temió que nunca le confiara más cosas, pero para felicidad de él  no fue así su hija siguió confiando más en él y eso lo hacía regocijarse, pero ahora veía como madre e hija se distanciaban rápidamente sin el poder hacer algo, se sentía tan inútil, Carmen no cesaba en implantarle a su niña lo que es políticamente lo correcto, hasta se pregunto si había hecho lo correcto, si está seguro de ello no por su pasividad no, el confía pero su mujer no que podría hacer estaba seguro que eso solo lo podían resolver ellas.

¿Acaso el le inculco malos ejemplos? ¿Acaso el no debió compartir con Anna los gustos literarios y musicales? ¿Fue eso lo que hizo mal para que ahora sus chicas no se hablaran? No lo sabía tendría que tener la paciencia infinita. Cavilaba el hombre mientras comía, su mujer solo lo fulminaba con la mirada, como a Annabel y a Paula y estas entre bocado y bocado se lanzaban miradas cómplices y se sonreían.

Carmen aunque estaba en una batalla entre lo socialmente lo correcto y el deseo que su hija se feliz no lograba tomar una decisión in que esta llevara a situaciones complicas.

Annabel comenzó a levantar la mesa, haría el trabajo manual rápidamente, quería estar a solas otra vez con la catira que le robo el corazón, su sentimientos eran un mar intenso y reconfortan, como intentar acercarse a su madre si ella fue determinante y absoluta con su progenitora, estar obrando incorrectamente no lo sabía intentaba discernir como acercase a ella nunca habían encajado pero ahora  se embarcaba en una experiencia nueva  experiencia y esta estaría plagada de incertidumbre nunca había estado de novia no sabía cómo hacerlo bien y su madre le podría ayudar entre pensamientos inciertos termino la labor de limpieza. Paula charlaba animadamente con Cesar, Carmen solo los observaba, Annabel al terminar acaricio a Paula tenía las manos frías y  sintió el pequeño temblor de la rubia.

-Listo amor vamos- dijo Annabel, se sentía tan bien ser tan mimosa con la rubia.- nos vemos en la tarde mamá, papá.

 -¿Para dónde vas? – Pregunta Carmen.-a casa de Paula mamá hasta la tarde.- contesto Saliendo detrás de Paula. La  rubia le había dicho que estarían a solas en su casa esta tarde estaba deseosa de ella….

XII

El color rosa de la habitación de Paula era como una invitación Annabel solo al entrar y cerrar la puerta abrazo a Paula, no sabía cómo empezar pero lo deseaba, pregunto nerviosa a la rubia por sus padres no llegarían de sorpresa y esta negó dándole un beso.

Annabel la beso en los labios Paula cerró los ojos tenía un sonrojo extendiéndose por bello rostro, Annabel sentía el pequeño temblor que estremecía Paula, es la primera vez para la pequeña rubia, Annabel tratando con suavidad tan delicada chiquilla le acaricio la espalda deseaba ser una con ella. Para ella también era su primera vez con una chica, estaba en otro mundo como en uno de sus sueños, le fue desabotonando la blusa mientras cada botón era sacado era un beso en los labios, de vez en cuando le acariciaba el rostro, Paula solo suspiraba, preguntándose como era posible tanto gozo, Annabel le despoja de la estorbosa camisa contemplando el torso semidesnudo de su amante solo el sujetador que contenía los medianos y firmes senos de su pequeña y delicada compañera, besando su cuello mientras acariciaba el torso de Paula, sentía los estremecimientos de la rubia en donde la besaba. Annabel se aparto para despojarse de su top quedando con su sujetador deportivo, hacía tiempo que lo deseaba, había fantaseado con este momento, pero no imagino que fuese tan bello y erótico, ver a su dama amada semidesnuda de pie frente a ella son con un shortcito y en sujetador, trataba de aventurar lo que vería a continuación, volvía a acercarse a Paula, tomo de una mano y la lleva a la cama, abrazándola la volví a besar, diciéndole:

 - Te amo- depositando un suave beso en su frente, volvió a acariciar su espalda, y desabrocho su sostén, cayendo este al suelo, permitiendo ver semejante espectáculo, esa piel pálida que tanto le gustaba, esos senos medianos con unas aureolas rozadas, unos pezones pequeños que ya estaban picuditos de excitación, fue acariciando los brazos de su amante mientras bajaba besando poco apoco por ese cuello de cisne, el comienzo del pecho, acariciando ahora los pechos medios que casi cabían en su mano mientras besaba las clavículas de Paula, mientras esta suspiraba, Annabel estaba muy excitada sin poder saber la razón, fue recostándola a la joven rubia en la cama mientras cubría de besos y caricias bucales los senos de Paula, esta se agitaba con cada caricia con cada beso su respiración era entre cortada no sabía a ciencia cierta como una mujer podía llevarla al éxtasis con solo besos y caricias, Annabel continua bajando con su procesión de caricias por el abdomen bello que para ella se extendía delante, llegando al borde del pequeño short, debajo de este las pequeñas braguitas de Paula, sintiendo el aroma excitante que de esta se expelían ya había percibido el aroma de su propia excitación pero este era cien veces mejor, estaba segura que se debía a que la amaba, se había enamorado de ella en el momento que la vio, con mucha suavidad fue descubriendo el pubis y la intimida de la jovencita que recostada en su cama, quien no podía, conseguir controlar las reacciones de su cuerpo con cada beso, lo que experimentaba, sensaciones nuevas que junto con los sentimientos experimentados hacían de este momento el mejor de su corta existencia.

Annabel se volvió a separar de Paula quien la miro suplicante, pero diciéndole:

- Tranquila amor voy a ponerme en igualdad.-  se despojo del sujetador revelando unos senos generosos, con su piel un poco menos pálida de su joven amante, desechando también su corto pantalón y bragas, Paula la observo deleitándose, con lo que veía, nunca se había fijado así en nadie; esta mujer que delante de ella se desnudo lo hizo de una manera pausada lenta que sus movimientos superaron ya elevada excitación, Annabel sentía que si no terminaba iba a explotar de tanta tensión sexual, fue a la cama recostándose de medio lado junto a Paula, acercándose pude sentir la respiración de la rubia como está la de ella, acercándose Paula  al rostro de Annabel la beso abriendo la boca para que las dos lenguas hicieran su primer reconocimiento, tomando valor también preguntándose porque lo hacía acaricio los senos de Annabel palpando toda su anatomía.

 Y como Annabel lo hizo, fue reconociendo la anatomía de la otra mujer, sintiendo que todo ello era una locura, pero experimentando los pequeños temblores que en la pelirroja producía sus caricias besándola en sus senos, besándola la besaba con afán tan era este que Annabel tuvo que alentarla a que fuera despacio, Paula aminoro su ansiedad, sintiendo cada centímetro vertical de ese abdomen plano fibroso que ante si tenía con besos pequeños y suave descendía bordo de la tripa y el pubis de la pelirroja, volviendo a su boca a tener cierta duda de lo que hacer, Annabel lo comprendió, y las dos besándose tiernamente se dijeron cuanto se amaban.

 Annabel está en un cielo de lujuria, bajando del lecho, y abriendo poco a poco las bellas piernas de Paula y besándolas por la parte interior de los muslos la rubia pegaba unos pequeños saltillos en la cama y ahora tan cerca del precioso tesoro encerrado de Paula lo beso con ternura, sintiendo esa humedad y el calor que emanaban de esa intimidad tan deseada viendo y detallando esa anatomía exacta y bella.

 Una intimidad rozada, y pequeña, a la primera caricia con su lengua, fue como un latigazo en Paula, y un sinfín de sabores para una pelirroja. sus besos lamidas allí en lo más intimo de la pequeña rubia que se agitaba en la cama, Annabel quería besarla al momento del clímax, volvió a su amada y besándola en la boca Paula pudo por primera vez saborear su propio sabor, Annabel mientras la besaba  llevo las manos de la rubia a su intimidad y esta se sorprendió de la cuantioso humedad de su compañera, siguiendo los movimientos de esta fue haciendo los mismos masajes conque la atractiva pelirroja le regalaba sensaciones jamás antes sentidas, sus movimientos suaves primeros y a medidas lo que para ella entendía que lo hacía estaba logrando el cometido este acto tan bello para ellas.

 Sus cuerpos se movían de manera a compasada mientras sus bocas eran escenario de una danza tierna de lenguas, sus reacciones son fuertes sus géminos llenaban la habitación de las voces de la lujuria que daban rienda suelta las jóvenes rubia y pelirroja, los gemidos y jadeos indicaban el próximo, esperado clímax cuando las jóvenes amantes inhalaban desesperadas bocanadas de aire, el goce pleno les llego al momento se dejaron desplomar cuando les alcanzo la recompensa que sus lujuriosos instintos les dieron exhaustas reposaron en la cama sus cuerpo experimentaron el goce pleno de su sexualidad para la rubia Paula fue el claro rumbo de su identidad sexual, aunque esto fuera o pudiera ser para su vida sabia que sus padres siempre la apoyaron, ya no había marcha atrás comprendía que ama a la pelirroja con locura casi demencial, y nuestra paladina Annabel, sabía que en sus sueños vivió esto, y que de existir otras vidas se enamorado un ángel igual a la dulce boca que yacía abrazada a ella en el lecho, su nidillo de pasión para siempre.

La pelirroja y la rubia yacían en el lecho increíblemente habían hecho el amor, el placer romántico dio paso al placer onírico, pues agotadas se durmieron abrazadas.

XIII

Annabel caminaba de vuelta a su casa estaba feliz, había hecho el amor por primera vez en su vida y se sentía llena con una felicidad que no podía explicarse ella misma, una se había preguntado cómo se sentiría después de entregarse, y ni por asoma en sus antiguas reflexiones se imagino esta dicha, aunque claro en aquella época pensaba era en su profesor, pero eso es pasado y sabía que eso nunca pudo ser.

Entrando a su madre, en la sala la miro con un brillo de los ojos que a Carmen le despejaron las dudas que tenía, Annabel fue hasta ella abrazando le dijo con unas lágrimas traviesas en los ojos:

-Mami, creo que en verdad me enamore, puedo decirte que me siento la mujer más feliz del mundo- Carmen separándose un poco le pregunto:-¿Hija que hiciste? Con voz entrecortada, la pelirroja le contesto con sinceridad-Mami me entregue a Paula y ella a mí y fue lo más hermoso que yo pude haber hecho, sé que esto no te gusta, ah para mí fue tan especial,  Paula me ama mami.-

Carmen aunque sintió como una criatura salvaje se liberaba en su interior, exigiendo un escarmiento para su hija, la bestia que do reducida al ver la cara de felicidad de su hija, la ternura pudo que su orgullo, de todas maneras era su pequeña. Al fin pudo comprender a Andrés, de donde encontró el sosiego, su pequeña ya era toda una mujer, recordó la primera vez con Andrés y como su marido fue tan dulce a la hora de desflorarla, sintió alegría no tuvo las palabras para decirle aunque no hicieron falta solo la abrazo, ya sin miedo pudo aceptar a su pequeña.

Para Annabel la vida era hermosa como nunca el año escolar transcurría con gran velocidad, estudiaría comunicación después del liceo, su relación con Carmen mejoro mucho con su padre no podía ser mejor, ahora trotaba con Paula y con su padre, de vez en cuando solo lo hacían las jóvenes, sus amigas no dejaban de darle lata al par de enamoradas de cómo era ser novias, Fabiola empezó a salir con Javier se le  veía muy feliz aunque para Annabel y Paula casi siempre era embarazoso por que Javier aun las miraba con desprecio, las jóvenes amantes no se daban por eludidas, si en la soledad de su habitación Annabel se torturaba con pensamientos horribles acaso acabaría de manera violenta su vida, ella no comprendía como llegaban a ella semejantes pensamientos tan macabros.