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Helena es mi hija

en Amor filial

    Hoy es el cumpleaños de Julio. Ha sido un día intenso. Ha recibido atenciones de toda la gente que le rodea: primero en el trabajo, luego de los vecinos y amigos y por último, su familia le ha montado una fiesta sorpresa en su casa.

    En medio de mucha expectación, justo antes de soplar las velas, ha pensado bien su deseo. Quisiera volver a tener 15 años y olvidar toda su vida presente. Ha soplado y al sentir los aplausos y el jaleo de los presentes se ha sentido mal; no solo por estar aún ahí, sino por haber deseado algo tan ruin.

    No es que no quiera a su mujer o a sus hijos, no es que deteste su trabajo, no es que aborrezca a sus vecinos ni que ya no crea en sus amigos, pero la vida que lleva: su día a día, la rutina, las cargas y responsabilidades le han llevado a una crisis. Nada le motiva y nada le ilusiona.

    Recuerda cuando era un chico y todo era diversión. Lo único que importaba era la fiesta, los amigos, las chicas... !que chicas aquellas!

    Su mujer Adriana está mayor y gorda. Cuando la mira no ve en ella nada de lo que le cautivaba. ¿Sus hijos? bueno, podría ser peor. Álvaro de 12 años es un poco gamberro y Helena, con solo 15 empieza a ser un poco zorra. Lo de la niña es lo que lleva peor, ya se lo temía hace años: de la manera que crece la juventud hoy en día...

    Su amigo del trabajo, Aaron, ya le dice: "¿De verdad te crees que tu hija no folla como una loca a tus espaldas?" "!Que falta de sensibilidad!" piensa "!Qué cosas de decir!!si solo tiene 15 añitos! es normal que quiera salir y probar cosas nuevas pero..."

    Julio hace ya tiempo que va de caída pero cumplir los 50 es un golpe de efecto. No se debería sentir fracasado. Tiene un montón de dinero, una casa bonita, un puesto de importancia en la empresa, respeto...

****

    Al amanecer, Julio intenta tomarse la vida con más serenidad, no ha dormido bien y está un poco atontado a pesar de la ducha que se está dando. Hoy es el primer día de una nueva etapa. Se propone dejar sus penas y preocupaciones atrás junto con el nº 4 que precedía su edad hasta ayer. Cuando sale de la ducha encuentra a su hija lavándose la cara.

-Hola papá, buen pito jaja!-   con naturalidad.

-Helena! pe.pero que, pero...-   tartamudeando.

    Siempre cierra la puerta con pestillo, ¿Porqué hoy se ha olvidado? Helena se ríe y se va. Julio, aún desnudo y pasmado se siente completamente humillado. Nunca le había pasado nada parecido."!Vaya manera más elegante de empezar la nueva era!"

    Durante el desayuno su hija le lanza indirectas.

-Papá, ¿no prefieres desayunar una salsicha con huevos?-

   

    Él intenta sonreír pero le sale una mueca muy forzada que aún empeora las cosas. Al terminar sus tostadas, Helena dice que se va, que ha quedado con una amiga y se encamina hacia la puerta principal. Julio, sin pensarlo demasiado bien, la detiene en el pasillo:

-Helena, escucha, no le digas a nadie lo de antes ¿vale?-

-Vale papá, no pasa nada, no es nada malo tener pene-

-Sí pero... no pienses que lo tengo pequeño, es que así con el agua fría y todo...-

-Pero... ¿A mí que más me da el tamaño de tu polla? !Déjame en paz ya!-

    Se va molesta. Julio se queda parado. ¿Pero cómo se le ha ocurrido hablarle del tamaño de su pene a su hija?. Ni si quiera había pensado en decir eso. Se siente aun más estúpido cuando regresa a la mesa con Álvaro. El niño, algo adormilado aún, no aparta la vista de la pantalla donde emiten esos estridentes dibujos animados.

    Es domingo y afortunadamente no hay que ir a trabajar. Adriana se toma esa realidad muy en serio y todavía no se ha levantado de la cama.

    Julio sale a dar un paseo intentando encontrar un poco de paz espiritual. Los pajaritos cantan por el cielo de la urbanización y el día es bonito, pero no consigue sentirse mejor. Al llegar a casa su mujer se encuentra realizando tareas domesticas y él se postra delante del ordenador. Le gusta leer los relatos de su autor preferido "Ereqtus", en la web que aparece en el "perfil del autor". Ahí encuentra su propia historia ilustrada con muy buenos dibujos y con mejor formato, junto con muchas más. También le gusta chatear con sus amigas adolescentes y es que en la red, Julio es Max, tiene tan solo 17 años y una foto falsa.

****

    Hoy es lunes, está siendo un día más normal que el anterior. Julio ha conseguido dejar atrás las sensaciones que le alteraron ayer y a retomado las responsabilidades de su trabajo.

    Por la tarde ha ido con su mujer a hablar con los profesores de los niños, que van al mismo colegio. Vuelven a casa muy preocupados. El niño tiene el síndrome de falta de atención y la niña pasa de todo: no respeta a los profesores, hace campana y no hace nunca los deberes.

    Además Julio se ha puesto muy tenso cuando el tutor de su hija le ha dicho que Helena falta a clase para ir con chicos de la universidad que hay cerca del instituto. Por lo visto es una verdad sabida en su clase.

    Una vez en casa han tenido una buena bronca familiar. Álvaro y Helena han quedado castigados. Él sin consola y ella sin salir durante un mes.

    Después de una cena tensa sin apenas palabras se van a sus respectivos cuartos enfurruñados. Julio recoge la mesa con su mujer. Luego ella se va cansada a la cama y él se conecta otra vez.

    Se siente penoso y lamentable hablando con sus amigas adolescentes en la red, pero... solo es una manera de realizar, en pequeña medida, el sueño que deseó al soplar las velas el pasado sábado. No vuelve a ser el chico que era pero por unos momentos se olvida de todo, se olvida de sí mismo y se transforma en Max. No le hace daño a nadie. Es como una pequeña e inocente regresión a su juventud; incluso usa otro vocabulario que aprende de sus hijos y de su amiguitas.

-Olaa Demy cm stas cariño?-

-ola Max! uffff rayadaaah!-

-oh - cmo s eso?-

-ls capuyos de mis padres man castigao!-

-Y eso?-

-Nada! s q soy una niña traviesa  :-)  jaja soy mala!-

-Tn capuyos son? ls odias?-

-Naaa , aunque son tontos. L otro dia le vi la poya a mi padre jaja no te imaginas como se puso-

    Julio está totalmente sofocado. A muchas chicas las castigan pero solo a una después de haberle visto el pene a su padre. Por un momento piensa en cerrar la conversación avergonzado, pero luego comprende la oportunidad que se le está brindando para meterse en la vida de su hija, por supuesto, con fines benéficos.

    Helena está en la habitación de al lado sin sospechar que se está escribiendo con su padre.

-S piensan q m voy follando a los tios d l uni! tu t crees?-

-Y no?-

-Claro q no, solo tengo 15, apenas hago algunas pajas!-

    Julio se levanta y camina por la habitación. No da crédito, no le entra en la cabeza lo que le acaba de decir su hija.

-No has chupado ninguna poya aún?-

-Puede que alguna  :-P -

-n deberías! haz caso a tus padres q solo te quieren bien-

-Anda! el otro! no m dirias eso si kisiera comerme l tuya! nadie me diria q no si quisiera comerme su poya. Hasta mi padre se correria d gusto jaja-

    No sabe como contestar a eso. Se lo piensa un momento y escribe:

-Tu se la comerias?-

-mmmmm no se, ya sabes q soy una niña traviesa jajaja-

    Julio se siente sucio al comprobar que se la ha puesto bien dura mientras habla con su hija por el chat, pero no puede evitar abandonarse al morbo y le sigue la corriente:

-Y que tal tiene l poya tu padre?-

-bien jaja m gustaria verla bien tiesa. L otro dia salia d l dutxa y me parecio corta pro gorda ^^  y luego el notas me vino y m dijo que en realidad l tiene muy grande... ¿tu te crees? el cerdooo!-

-Pero tu dices que t gustaria ver su poya tiesa-

-jaja pr l morbo-

-tienes cam? stás jugeutona?-

-Ya empezamos jaja-

-Quero vert ls tetaas-

    Ni si quiera piensa lo que escribe, sus dedos han actuado solos. Helena tarda un poco en contestar pero activa la cam y después de unos pocos amagos se sube el pijama para mostrarle sus preciosos pechos adolescentes a su padre.

****

    Amanece de nuevo. Julio abre los ojos. Desearía que lo del día anterior fuera solo un sueño fácilmente olvidable. Se estuvo pajeando mirando las tetas de su hija por la web-cam. En realidad, apenas tuvo que tocarse antes de correrse de tan cachondo como estaba. No tuvo tiempo ni de preparase y la corrida le vino inesperadamente.

    Tardó en conciliar el sueño asqueado de sí mismo. Lo que había empezado siendo una intervención bienintencionada y lícita para reconducir a su hija hacia el buen camino, terminó en un acto vergonzoso de lujuria incestuosa."¿Qué hacer?"

    Él es un cerdo pero su hija es una zorra y no hay manera de remediarlo. Piensa en todo esto de camino al trabajo. Hoy ha madrugado más para salir de su casa sin ver a Helena "¿Que hemos hecho mal?" piensa "esta juventud de hoy..." Siente que tiene que hacer algo. Al cruzarse con su colega Aaron, en la oficina, se le ocurre una idea...

    Aquella noche, antes de acostarse llama a la puerta de Helena que ya está en pijama y conectada al chat. Ella le ignora y reacciona con enfado cuando su padre le quita el portátil y se sienta en la silla mientras suspira.

-Helena, estarás unos días castigada sin internet también-

-¿Pero qué dices? ¿Y ahora que he hecho? ¿Quieres amargarme la vida? jope! ya vale-

    Julio, con un tono prudente, le cuenta que su amigo Aaron se hace pasar por un chico llamado Max y que ayer estuvo chateando con una tal Demy. Al escuchar sus palabras, Helena, con el rostro paralizado, se enrojece intensamente. Julio siente que controla la situación sin comprometerse a sí mismo y le cuenta que en internet hay mucho depravado suelto, que no te puedes fiar de nadie y que cualquiera puede gravar imágenes y colgarlas en la red.

    Helena llora avergonzada mientras su padre con un tono conciliador sigue su argumentación consciente de que no tendrá una ocasión mejor para dar lecciones a su hija, ya que nunca más la tendrá tan vulnerable y sumisa.

-Se que ya eres toda una mujercita, que tienes curiosidad por probar cosas nuevas y por el sexo. No te voy a prohibir que te acuestes con quien tú quieras, solo quiero asegurarme que no hagas nada de lo que te puedas arrepentir y que sabes cuales son los riesgos-

-¿Sabe mamá lo del chat?-

-No, no lo sabe y no es necesario que lo sepa pero quiero que tú me escuches. Mira: esto es un condón-

-!Papaaaaá!-

-No hija, ni papá ni pupú. Mi padre me enseñó a usarlo y ahora tú aprenderás también. Es muy importante-

    Julio, seguro de que su hija nunca ha usado uno aún, cree que es necesario que aprenda cómo hacer sexo seguro.

-Puede que el chico que te guste no tenga uno o no quiera usarlo, por eso tú estarás preparada y no tendremos que lamentar ninguna desgracia. A ver... ¿Que podríamos usar?-

    Julio mira a su alrededor en busca de un objeto con fisionomía fálica pero su mirada solo encuentra ositos y otros peluches.

-Creo que iré a la cocina a buscar un pepino o algo-

    Helena, con los ojos todavía llorosos, se muerde el labio un instante y en respuesta a la idea de su padre, con voz fina y temblorosa dice:

-También lo podría probar contigo-

    Julio se queda pasmado mirando como su hija se humedece los labios con la lengua. Su situación de dominio se esfuma:

-Helena, cariño, no creo que sea una buena idea...-

-!Anda papá! Es solo para aprender. ¿Que mejor manera que hacerlo con una de verdad? además... ni que no te la hubiera visto nunca-

    Acaba con una sonrisa llena de picardía que deshace la voluntad de su padre totalmente desarmado. Ella le quita el condón de las manos y muerde la punta del envoltorio para abrirlo.

    Helena mira a su padre con impaciencia. Él no sabe qué hacer, si volver a sentarse o seguir de pie. Sin ninguna objetividad se debate entre lo indecente y lo adecuado.

-Verás hija, es que se necesita una erección-   dubitativo.

-Tú tranquilo, yo me ocupo de eso-   guiñándole un ojo.

    Él, indeciso, se baja el pijama lentamente y su poya cabizbaja pero hinchada ya en gran medida hace acto de presencia.

-!Pero si casi ya está!-   dice ella abriendo mucho los ojos.

    Su padre se tumba a cámara lenta en la cama inundada de ositos. A su lado, ella parece acelerada. Helena se sienta sobre sus muslos y le agarra la poya con firmeza. Desde su boquita angelical, deja caer un hilo de babas que cae justo en el glande. Empieza a esparcirlo con ambas manos a lo largo de ese miembro viril que rápidamente se ha puesto duro como una piedra. Julio observa atento lo que hace su hija.

    Ella coge el condón y, mientras mira a su padre en busca de aprobación, lo despliega a lo largo de su pene. Una vez completada la operación sigue masajeando el tronco rentabilizando la lubricación de la goma.

    Él, ardiendo, necesita quitarse la camiseta y se queda completamente desnudo.

-Papá...-

-...hh ¿Qué?

-Lo he hecho bien?-

-...hh sí cariño, muy bien.

    Julio necesita un rato para contestar a cada pregunta. Su riego sanguíneo se ha concentrado lejos de su cerebro y sus pensamientos no se encadenan con fluidez. Algo obnubilado le dice a su hija:

-Tiene sabor... hhh... a piña-

    Helena mira el envoltorio con curiosidad.

-!Vaya! es verdad-

-Pruevalooohh-

-!Anda papá! ¿Qué dices? !No voy a chupártela!

-Nono, no me estás tocando ahora... hh... estás tocando látex-

-Si ya pero...-

-No me lamerás a mi... hhh... solo látex.

    La chica se acerca sin mucha convicción y mirándole a los ojos se mete su poya en la boca.

-Anda, fuez zi, ws veddad-

    Julio está realmente malito y no puede más. Ella va lamiendo con entusiasmo mientras con las manos estira el condón hacia abajo fuertemente hasta que se rompe. Aun así, sigue como si nada para regocijo de su padre. La saliva fluye caudalosamente lubricando esa vergonzosa felación. Papá está sintiendo ya el vértigo de lo inevitable. Sus emociones entran en una intensa incandescencia que proyecta sus libidinosos fluidos torrenciales con gran presión dentro de la boca de su hija. Se corre con los ojos en blanco entre convulsiones.

    Ella traga sonoramente hasta la última gota y tras el último trago suelta un "aivá" como queriendo decir:"!¿Que es lo que ha pasado aquí?!". Se levanta y se va contenta al lavabo a lavarse la boca.

    Julio se queda completamente exhausto sobre la cama. Tiene la sensación de haber sacado un litro de leche. No puede dejar de pensar en el modo como el placer más intenso le ha inundado llevándole a cruzar horizontes que no conocía. Pronto vuelve en sí y se preocupa por el que decirle a su hijita cuando regrese.

    Escucha el grifo de la ducha. Lentamente se levanta y se dirige al lavabo. La puerta está abierta de par en par. Mira al fondo del pasillo y le parece escuchar a su mujer roncando. Mira también la puerta del cuarto de Álvaro, acerca la oreja y escucha como suenan los videojuegos.

    Guiado por una energía ajena a su razón, entra en el lavabo donde Helena se está dando un baño con las cortinas abiertas. Julio la mira, no puede creer lo buena que está su jovencísima hija. Sin dejar de poner cara de tonto se queda ahí, de pie, mientras su pene, ya sin el condón, sube y se agranda de manera cómica de tan rápida. Ella le mira con media sonrisa y los ojos entreabiertos y dice:

-¿Que quieres?-

-... Te esperaba-

-Me sentía sucia y además, sin querer me he puesto muy cachonda saboreando la piña y he pensado que lo mejor era un baño relajante: ...no voy a follarme a mi propio padre-

-Yo también me siento sucio, deja que me meta contigo-

-!¿Qué haces?! !No hay sitio! !!!Haix papaaaá!!!-

    Julio se mete torpemente resbalando y salpicando el exterior de la bañera. Helena se ve desplazada bruscamente por la arrolladora inercia del voluminoso cuerpo de su padre que le quita la posición y acaba debajo de ella. Con el pelo mojado en la cara y signos de enfado, ella le dice:

-!¿Pero qué haces?!-

-Tú tranquila. Yo te lavaré bien para que no te sientas sucia-

   

    Julio coge la esponja y empieza a enjabonar a su hija pero pronto se desentiende de tal accesorio y sigue cumpliendo con su cometido usando solo sus propias manos. Le va echando chorros de jabón y recorre todo su cuerpo haciendo especial hincapié en sus jóvenes redondeces y también en algunos rincones tales como las axilas y el ojete, donde siempre es importante prestar una especial atención al limpiarse. Precisamente, en esto últimos lugares es donde le parece percibir una temperatura más elevada.

    El agua estaría demasiado fría en circunstancias normales, pero en tal ocasión, resulta ideal para refrigerar esa incontrolable calentura que llevan encima.

    Helena se deja tocar por todas partes y se va moviendo sensualmente, resbalando encima de su padre. Va soltando suspiros cada vez más sonoros y eróticos. Nota la enorme poya de Julio buscando un sitio entre los dos, como alguien que no ha sido invitado a la fiesta pero que está decidido a hacerse notar.

-Oh, papá, ¿Qué haces?... ¿No estarás pensando en follarme?-

-No hija... hhh... ¿Cómo se te ocurre?... ¿Por quién me tomas?-

    Pero acto seguido, aprovecha esos roces y contradice vilmente sus últimas palabras clavando su miembro en el chocho de Helena. Ella lanza un grito inesperado y se agarra con fuerza al fofo pecho cincuentón de su padre que, siguiendo sus más bajos instintos, empieza a follársela desbordando el agua de la bañera y encharcando completamente el lavabo.

    Las sonoras respiraciones de ambos suenan cada vez más aceleradas. Julio ve el agua llegando al pasillo y no comprende como se ha podido dejar la puerta abierta. Por un momento se da cuenta del disparate que está cometiendo pero, empujado por su lujuria desbocada, sigue follando con su hija que parece fuera de sí. Ella le pega y le araña y va diciendo:

-Malo... !Malo! Eres un cerdo pervertido, sí, sií, eres un marrano-

    Sí, lo es, aunque hasta hace poco no lo sabía. Ahora Julio sabe lo que es pero en ese preciso momento no le importa y esos fugaces pensamientos se ven desplazados por grandes olas de placer que barren cualquier otro sentimiento.

-Vas a saber lo que es bueno... hhh... Helena... hhh... oOOOH!-

-Siií, siiií, fóllame papá, siiíi, oh-  

    La chica empieza a tener convulsiones pélvicas y se corre intensamente eyaculando sobre su padre que, con gran sorpresa, nota el flujo de su hija remojándole por encima del nivel del agua, notablemente rebajado por los desbordamientos. Los dos se quedan parados mientras recuperan el aliento.

    Julio se estaba acercando pero todavía no ha llegado y cuando ve que su hija pretende dejarlo tirado la sujeta por detrás y la retiene dentro de la bañera. La empuja contra el borde y le mete su poya mojada por el culo. Helena emite gemidos de dolor, pero eso, lejos de amedrentar a papá, todavía lo pone más cachondo.

    Sigue empujando hasta que su barriga está aplastada contra el culo de la niña. Magrea sus pechos con una mano mientras la rodea por la cintura con la otra. Va acelerando sus movimientos mientras nota llegar el tramo final. Mareado del esfuerzo, sigue dando por el culo a su hija hasta que se corre de medio de jadeos y gemidos.

    El placer barre su mente como un tsunami. Todo se nubla.

"¿Que ha pasado aquí?"