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Mama es mi Maniquí Capitulo 1

en Amor filial

MAMA ES MI MANIQUI

CAPITULO  # 1

Amanda se  miró en el espejo y suspiró. Aunque sólo con sus 39 años aún tenía una increíble silueta, sin embargo no se le notaban unas ligeras patas de gallo.

Ella viendo un comercial en la televisión acerca de una crema anti-envejecimiento, inmediatamente   se compró algunos potes, desesperada por mantener el vibrante aspecto juvenil  que siempre había conservado en sus anteriores años.

Desde su adolescencia fue una modelo profesional. En toda su vida siempre le habían dicho lo hermosa que era, pero la edad no era su amiga y no se sentía hermosa en sus 38.

Desde que alcanzó los 37 años y para  todas las modelos era la edad de la kryptonita, su trabajo en las pasarelas se habían frenado considerablemente, aunque ella siempre se había afianzado financieramente, tanto para ella como para su hijo, pero también estaba decidida a conseguir  un buen fondo fiduciario para la universidad de su vástago,  por lo tanto  era necesario seguir trabajando.

Amanda y su hijo Kevin de dieciocho años, estaba en su último año de secundaria (comenzó su jardín de infantes con un año de retraso, ya que viajaban por  Europa por su trabajo de modelo de pasarela).

 Ellos eran muy íntimos. Siempre se habían tenido uno para el otro, como novios sin compromiso o sin derechos, su padre los abandono antes del nacimiento de Kevin.

Si bien Amanda era muy hermosa, ella en muchos años no había estado en una relación amorosa; anteriormente había sido traicionada una y otra vez por los hombres que la habían  llevado a la cama solo por ser 'una modelo' y se jactaban diciendo me desperté con ella. En cambio, el único hombre que si le importaba era su hijo.

Justo cuando las cosas estaban empezando a estar sombrías, ella consiguió un trabajo en una tienda  de lujo para mujeres, para mostrar  vestidos y otras prendas femeninas, pero con la novedad que  utilizaban maniquíes vivientes.

Los directivos de la tienda fueron muy insistentes en la preservación de la ilusión, donde las  maniquíes no podían moverse, ni pestañear o reaccionar a los discretos  manejos y toqueteos de los clientes.

Después de haber modelado y posado hace años, Amanda suponía que este trabajo no sería demasiado difícil, después de haber trabajado intensamente con algunos fotógrafos muy exigentes.

Sin embargo, durante la primera semana, ella realmente se esforzó para no reaccionar cuando los clientes se movían cerca de su bello cuerpo o cuando le echaban caras y sobre todo cuando los hombres hacían comentarios lascivos a cerca de ella.

Amanda seguía siendo una mujer muy hermosa, con unas piernas firmes y largas, pelo rubio, ojos azules, un culo apretado y con senos medianos  36C que aún seguían firmes y que se miran maravillosos en la parte superior del sujetador,  por lo tanto eran admirados por los jóvenes y los hombres.

El gerente la amenazó para que acepte las condiciones del trabajo o sino tendría que reemplazarla, ella a veces se movía por las situaciones incomodas e intolerantes de los clientes.

Ella después de haber sido sustituida en estos dos últimos años por modelos más jóvenes en muchas oportunidades de trabajo, estaba decidida a mantener esta labor de maniquí y demostrar que estaban equivocados al respecto.

Esa noche, durante la cena, Amanda explicó su problema a su hijo.

Kevin sugirió: "Tú debes practicar en casa."

"Esa es una genial idea," Amanda asintió.

Kevin, que había pasado toda su vida en el entorno de las modelos por el anterior trabajo de su madre,  aun así veía a su mamá como la mujer más bella del mundo, le explicó: "La clave es que te acostumbres a ser tocada y a las  miradas lascivas."

"Lo sé," Amanda estuvo de acuerdo, "Por lo general no me importa lo que digan de mí, o si un tipo espeluznante me está inspeccionando, pero me siento tan impotente al no estar autorizada a moverme. Me siento completamente vulnerable."

"Vamos a terminar de comer y luego te ayudaré a practicar", Kevin se ofreció, le gustaba la idea de tocar a su madre.

"Claro, ¿qué tengo que perder?" Amanda estuvo de acuerdo.

"Tú trabajo", bromeó cariñoso, para vacilar a su mamá.

"Mocoso tonto", ella se rió, su hijo siempre era capaz de animarla.

Una vez que terminaron de cenar, Amanda se perfilo en una posición similar como la que hizo en su trabajo, vestida con falda de lana de 1950, como parte del tema semanal "décadas del 50”

Kevin le movía un poco  los brazos y las piernas, la empujaba a un lado, le hace muecas en su cara. Ella luchó un poco para no moverse, sobre todo cuando se le dio un suave  codazo en la cara, pero en general lo hizo mejor.

Esa noche, Kevin en su dormitorio se masturbaba pensando que estaba follando a su madre, como era su costumbre, pero esta vez cambio el escenario al imaginar sus movimientos en posiciones que él soñaba en follarla.

Al día siguiente, Amanda hizo mejor su trabajo y así comenzó una rutina diaria con su hijo en la práctica de maniquí.

Cada noche  pasaron un cuarto de hora de prácticas, Kevin cada día se excede un poco más de tiempo tocando a su madre, incluso le hace cosquillas, durante las cuales Amanda realmente lucha por mantener la compostura.

Kevin cada noche en su cuarto, se acariciaba con las fantasías tabú del incesto,  se imaginaba  haciendo el amor con su madre.

En el siguiente sábado,  mientras Kevin estaba mirando la televisión, Amanda llego a casa  con el atuendo que iba a modelar el lunes. Ella caminó delante del  televisor y luego se congeló, para eso llevaba un traje de tenis con una falda muy corta, mientras mantenía  en las manos una raqueta de tenis.

La polla de Kevin al instante se endureció al ver a su madre en un traje tan sexy. Se puso de pie y tiró la raqueta de sus manos, lo que estaba viendo en el televisor ya no le interesaba.

Aunque ella lucha, Amanda se quedó en la posición de congelada. Él la trataba como a una muñeca Barbie en vivo,  moviéndole la cabeza, los brazos y las piernas, estaba siendo más agresivo que antes.

Entonces, él se manifestó un poco más aventurero, pasó sus manos por sus piernas perfectamente armonizadas. Sin embargo le gustaba todo lo de ella: su pelo rubio, sus exóticos ojos verdes, sonrisa deslumbrante, gran culo, su turgentes senos y en general su gran personalidad.

Pero eran lo ponían como loco sus largas piernas, ya estén desnudas y bronceadas o con cualquier estilo de calcetería (muslos alzados, pantimedias, medias de malla, portaligas y medias) era lo que realmente más lo excitaba como un poseso.

Amanda sintió por su espalda un escalofrío  y un cosquilleo por debajo de su pubis, por el íntimo toque de su hijo, pero esto lo atribuye a la increíble falta de contacto sexual con algún hombre en los últimos años.

Kevin no quería que esto termine, pero también no quería parecer como un pervertido y así terminó con  su conmovedora astucia de toquetear a su madre.

Continuaron practicando todas las noches y con impaciencia Amanda comenzó   a  esperar su tiempo de juego con su hijo, para excitarse sexualmente con sus toques. Ella por hacerlo con su hijo, al principio considero este tiempo de  práctica como una actividad divertida, era algo fuera de lo común y diferente.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a sentir estas prácticas extrañamente eróticas de una manera tabú pero inocente. Ella disfrutaba de las suaves manos de su hijo que estén firmes en su cuerpo, un recuerdo repentino de esa pasada intimidad que había olvidado, pero aún existía.

Ella comenzó a hacer un original juego  en cada presentación después de cenar, siempre vestida con un  distinto traje, era el que  modelaría  al día siguiente en su trabajo.

Un día, estaba vestida en ropa de acampar, otro día con pantalones cortos y ajustados, otra vez en un vestido hermoso de cóctel, otro día como empleada doméstica y así sucesivamente. Le parecía muy sexy, erótico y genial

Kevin cada día toqueteaba y saboreaba a su madre, cada día su polla se le ponía más dura como una roca y cada día sus toques se convirtieron en algo más  íntimo, siempre tratando un poco más de empujar al límite, él se preguntaba hasta qué punto su madre realmente lo dejara ir. Nunca toco sus pechos o su vagina, pero cada día se mueve y se acerca más y más a la zona prohibida.

Kevin por mucho que fuera tentado, después de todo es un muchacho de dieciocho años. Con estos juegos maliciosos, Amanda se estaba poniendo más y más confusa. ¿Por qué le gusta tanto que la manosee su hijo? ¿Por qué extrañaba y tenía más ganas de estos excitantes momentos?, ¿Por qué su vagina se humedecía más y más? ¿Por qué estaba durante todo el día,  anhelando y pensando en sus caricias? ¿Por qué estaba teniendo sueños calientes, que al final acababan teniendo relaciones sexuales con su hijo?

 Ella continuó echándole la culpa a su larga sequía de sexo, pero al transcurrir los días le parecía que la tentación crecía  cada vez más dentro de ella. “¿Es realmente el incesto  tan malo?,  ella reflexionaba para sí misma después de su última excitación, donde los dedos de su hijo estaban jugando cerca de su húmedo coño, ella sentía que se desvanecía y estar lista para lo inevitable.

Kevin  sin omitir una sola noche, disparaba  sus masturbaciones, imaginándose  follando a su madre-maniquí. A pesar de que él no creía que había una posibilidad de algo más que las sesiones de juegos con toqueteos... estaba empezando a dudar si existía una futura oportunidad de follar a su hermosa madre.

Mientras tanto, así como pasaban los días, Amanda ya no podía negar más lo que sentía por su hijo. En las últimas noches por sus toqueteos, la humedad de su coño  había sido innegablemente recurrente en ella   y la desesperación por tener más y más el placer y el deseo oculto por su moral.

Las  manos de su hijo,  la acariciaban suavemente sus hombros, deslizándose muy lentamente por sus piernas y luego como jugando zigzagueando sus manos  cerca de sus partes privadas, las que fueron olvidadas por largo tiempo, pero ahora despertaron y la conducían a un  loco  deseo insaciable, creando un inmenso fuego que no podía extinguirlo.  Sin importarle mucho que su moral, la lógica y la responsabilidad maternal lo intentaran evitar sus deseos incestuosos.

Amanda en los dos últimos días en forma privada se había dado placer   con su pequeño vibrador, deseando que este sea más grande y más potente, y cada vez que alcanzaba el clímax, inexplicablemente  llegaba a su mente la cara de su hijo.

Ella estaba pensado en detener esta única experiencia de unión madre-hijo, sabiendo que esas pruebas le estaban causando esos sueños tabú, fantasías y sentimientos sexuales; pero sin embargo, estas prácticas indebidas  realmente la habían ayudado con su trabajo, se dio cuenta que  no solo se limitó a disfrutar del tiempo con Kevin y que  también al final era su punto culminante con sus placeres reprimidos en sus noches de masturbación.

Así que en lugar de dejar de fumar, ella comenzó a posar en trajes más sexy, en posiciones más calientes y escenarios más sugestivos, su decisión fue de crear tórridas fantasías para los dos...

No estaba muy segura que ya estaba dispuesta a cruzar la línea, pero si estaba disfrutando de la atención que recibía de un hombre, aunque sea su hijo.

En el  sábado siguiente,  Amanda, sugirió  a su hijo ir a la piscina del patio trasero para  darse un baño y tomar un poco de sol.

Kevin no creía que era algo fuera de lo común ya que a menudo pasaban el fin de semana descansando  alrededor de la piscina. A pesar de que era finales de marzo, en San Diego cada día es un gran día caluroso para darse un baño.

Cuando Kevin salió de la casa, vio a su madre de pie cerca de la alberca, con una loción en la mano, enfundada en un hermoso bikini de dos piezas que no ocultaba sus pechos y realmente lucia sus hermosas  piernas. Kevin al  instante ya tenía una tienda de campaña en su short de baño, y no podía ocultar su polla grande y dura.

Amanda al ver el bulto que sobresalía en el traje de baño de su hijo, rompió en una sonrisa maliciosa,  por supuesto que se había impactado por su sensual pose en bikini, ella para seguir con su entrenamiento, en el acto se transformó rápidamente a una estatua estoica  en previsión del inicio del toqueteo de sus  manos sobre el cuerpo de ella.

Kevin, vio este escenario  como una genial oportunidad de poder llegar un poco más a los límites prohibidos;  se acercó a ella y  por primera vez desde que estaban haciendo este juego de maniquí, le habló durante la acción.

Le dijo: "Creo que usted necesita  protegerse de los rayos del sol." Kevin rió ante el accidental juego de palabras, mientras tomaba la loción de las manos de su madre, al igual que Amanda tenía la esperanza de que lo haría y la  llevaría más lejos de los limites madre-hijo.

Kevin vierte la crema generosamente en sus manos y lentamente recubre el cuerpo de su madre, de la cabeza a los pies. Empezó en la parte posterior de su cuello, hombros y brazos. Su  astuto, suave y amable contacto era a propósito, con ganas de disfrutar  de ella en cada segundo que la tocaba, pero de algún modo también con la esperanza, que a través de sus masajes y  toques,  lo viera no como un hijo, sino como un hombre.

Amanda estaba encantada con las  suaves y tiernas caricias de su hijo. Una parte de ella quería simplemente ceder a sus crecientes deseos sexuales y besarlo con desesperación, pero sabiendo que el incesto estaba mal y que  era su madre,  ella se resistió con cierto dolor,  a pesar que  su coño estaba ardiendo  y pedía a gritos la atención de su hijo.

Kevin movía  sus dedos entre la hermosa grieta que formaban  los turgentes pechos de su mamá, sus manos peligrosamente toqueteaban cerca de los senos que lo habían amamantado  hace tantos años. La tentación de ir más allá era casi insoportable, pero el respeto a su madre hizo caso omiso a sus propias fantasías, en lugar puso a prueba los límites,  moviendo provocativamente sus dedos cerca de sus partes tabú.

Amanda no podía pensar con claridad. Ella quería que sus pechos sean allanados, que le chupen sus erectos pezones, y que les den  el placer que apenas recordaba.

Kevin notaba los pezones erectos de su madre a través de la tela delgada del bikini  y se sentía confiado que con  su contacto la estaban excitando en la medida de lo que él sentía con estos juegos entre madre-hijo.

Sin embargo, no quería quedarse demasiado tiempo en una sola zona de su ardiente cuerpo, continuó moviéndose más bajo con la difusión de sus manos  en su vientre tonificado, sus caderas y su espalda.

A Amanda se le precipitó  una decepción cuando las manos de su hijo se alegajaron de sus pechos, a pesar  que ella amaba la sensación de sus suaves manos por todo  su cuerpo, especialmente cuando se posaban en sus caderas.

Luego Kevin se arrodilló frente a ella, con la cara directamente en frente de la vagina de su madre. Se preguntó si la tenía afeitada... pero  se dio cuenta que si la mantenía mojada... ¿Él pensó, si realmente tenía el poder de impactarla  y excitarla en su libido, o era otra cosa?

Amanda de nuevo se excito, cuando miró desde arriba a su hijo arrodillado  frente a su vagina, sintió la tentación de agarrarle  la cabeza y empujarla a su coño mojado. Ella sabía que él la miraba a menudo, supuso que  probablemente era una fantasía de muchacho al ver a una mujer como ella, sabía lo que tenía y lo que mostraba, falta de modestia, por sus continuos galanteos  que le hacían los hombres en la calle.

Después de haber leído en internet sobre  teorías que todos los hijos quieren follar a sus madres, pensó,  sí esto en realidad es estar dispuesta a ser algo más con su hijo;… se preguntó: ¿Kevin se portaría como  un caballero cuando él  la folle duro?, como ella  deseaba que lo haga.

 En realidad, era obvio para ella, su hijo era a la única persona que amaba; es en el único que verdaderamente podía  confiar... ¿por qué no  hacer la única cosa difícil, que ella deseaba con locura?, si le demostraba que lo amaba incondicionalmente...  Él era su todo y tenía la idea de que podía ser algo más que un hijo... él podría también ser un amante porque a la vez es muy fascinante, sin embargo, también es aterrador.

Kevin sintió que su boca se le hacía agua, le paso por su cabeza la idea de tirar del bikini hacia abajo y saborearla hasta el final. A su pesar  tuvo que recordar  que es su madre, por supuesto, sabía que ella es su mamá y eso fue, que la tentación y sus deseos sean aún mayores.

Su madre siempre ha sido su mayor golpe de fantasía. Recuerda que con cada chica que salía,  la comparaba  con su madre y no era algo importante  para él,  porque ni remotamente  se comparaban  a  la bella y sexy  mujer que ya amaba... su madre.

Después de aplicarle  la loción a sus torneados  muslos, sus dedos se acercaban poco a poco a su coño, como un caracol babeante, se movían por las piernas semi abiertas de su amada madre, quien agregaba generosamente loción para cada centímetro de sus lindas y vigorosas piernas y avanzaba  a lo largo del camino a sus pies perfectamente cuidados.

Kevin luego termino y se puso de pie y comenzó sus movimientos con algunas posiciones diferentes. Quería simplemente  acomodarse detrás de sus espaldas y así empujarla para inclinarla para ver  su firme culo redondo en forma de corazón, algo que a menudo se imaginaba cuando se pajeaba, pero con mal genio resistió la tentación. Inclusive cuando su polla le pedía a gritos más acción en su lindo trasero.

El coño de Amanda estaba en llamas. Ella quería desesperadamente que le tocara su vagina y, si no, trataría de estar sola  para que pudiera tocarse ella misma. Sin embargo, en realidad  era incapaz de hacerle  frente a su lujuria en ese momento, estaba completamente a merced de las manos de su atractivo hijo;  pero él  la tentaba para hacer algo impropio.

Finalmente Kevin, determino que estaba a punto de estallar si él la  seguía acariciando y tocando. Puso fin a la existente tensión sexual cuando él la levantó de la poltrona y la arrojó a la piscina antes de sumergirse detrás de ella. Ambos sabían que algo estaba cambiando en  sus deseos carnales, sin embargo, ambos estaban seguros de cómo tratar con esta cambiante relación divina.

Esa tarde Amanda fue de compras y adquirió un par de nuevos juguetes nuevos para el dormitorio, porque su apetito sexual se interrumpía mediante el uso de su pequeño vibrador. Compro un consolador de 26 centímetros, un vibrador de 23 centímetros con una docena de velocidades y una varita eléctrica para masajes, eran todas las cosas que ella miro y fue hacia adelante para experimentar y calmar su apetito sexual. También para impedir que entre en la habitación de su hijo y violarlo... aunque ella estaba bastante segura de que a él le encantaría.

Amanda cada día modelaba  en un traje nuevo y cada día los toques de Kevin se hacen cada vez más y más íntimos, y cada día ambos se complacen a si mismos con sus fantasías de cruzar la línea de la relación madre-hijo, que luego se fue desdibujando más y más la realidad moral de madre-hijo.

Por mucho que Kevin trataba de ser más agresivo con sus juegos, aun no conseguía sus deseos, pero ante esto, Amanda se estaba poniendo más seductora en sus opciones de vestimenta y escenarios, algo así:

-Ella estaba en la bañera de hidromasaje y llevaba una  sensual bata sexy de una sola pieza.

-Amanda se sentó en la bañera funcionando e incapaz de moverse, completamente congelada, mientras que su hijo se acomodó a su costado, lejos  al impacto de las vibraciones del hidromasaje en su coño.

-Ella un día modelaba  ropa interior blanca: sujetador, liguero, medias y tanga. Kelvin estaba  cerca de una erupción, en su primera vista  busca  sus piernas sexis, él estaba caliente como el infierno,  sus piernas estaban enfundadas con  medias blancas de seda, era lo más sensual que le había visto a su madre. Kevin, por supuesto, pasó más tiempo tocando sus piernas, la sensación de la seda le daba una extremada lujuria.

-En otra oportunidad, en la tarde  se  paseaba en la tarima de la piscina. Ella   llevaba un traje de Catwoman, a sabiendas  que a su hijo le encanta Batman y en particular la Catwoman original de: Julie Newmar, con quien se reunió una vez en una de sus sesiones  de modelaje cuando él  era más joven.

Sin duda este fue el día que Kevin,  sabía que su madre estaba disfrutando de este juego de maniquí... para disfrutar de los momentos íntimos con él... pero no para burlarse de él y más bien disfrutar de  lo que ella significa  en este juego. ¿Estaría dispuesta a cruzar la línea?... Sin embargo Kevin estaba cada día más cachondo y confundido y con ganas de saber si debía presionar aún más, para follar a su madre.

Durante esos días de juegos, Kevin de hecho llegó más agresivo. Empezó a decirle  al azar durante el día que se congele, como cuando  ella estaba cocinando o haciendo tareas domésticas.

Él comenzó a ser más audaz, deseaba de esa forma fomentar su confianza, infiriendo opciones en los trajes de su madre, eran los  indicios de sus deseos y su dominio sobre ella.

Empezó astutamente a mover sus manos sobre sus senos, sin parar y sin la objeción de su madre,  definitivamente cruzaron una línea moral, e incluso comenzó a besarle los brazos, el cuello y las orejas, también ponía sus labios sobre su excitante boca pero sin besarla.

Para Amanda su cuello era su máximo botón sensible y el disparador a su lujuria. Se caía de rodillas  cada vez que su cuello era tocado por sus labios.

Kevin, por supuesto, se dio cuenta que su madre  se movía cada vez que la besaba en el cuello; noto que todo su cuello estaba ardiendo.

Esta fue una gran ventaja que planeaba seguir trabajando con más pasión,  en  su intento de dormir lo más pronto con su mamá.

En Amanda, su hambre y sus ansias de sexo, de alguna manera crecían más cada día, cada toque, considera un rumbo más contundente para llegar a un final placentero.

A medida que su hijo sin duda estaba  cada vez más agresivo, pero aún no va a la yugular sexual, ella creó una conversación para impulsar y motivar aún más esta situación. Fue al dormitorio de su hijo, vestida con un traje de porrista, muy sexy, peinada con coletas, luego posó estando  de pie con los brazos en el aire y con los pompones en sus manos… otra mejor pista no sería tan sutil para sus intenciones.

Kevin se quedó sin aliento cuando entró a su habitación y vio a su madre como porrista. Al igual que a todos los adolescentes, las porristas son como la kriptonita. Su polla se puso durísima y con sus manos  ​​trató de ajustar y cubrirla con picardía, pero su madre se dio cuenta y se excito más.

Amanda no pudo evitar de sonreír al ver el  impacto en su hijo, sintiendo  que el íntimo final estaba cerca y tenía que actuar con mucho tino para que su hijo la folle duro.

"Kevin, hoy día casi fui despedida" Amanda mintió, su jefe ahora realmente estaba muy contento con su actuación, sin dejar de ser estoico.

"¿Verdad, por qué?" Kevin preguntó, sorprendido, sabiendo que ahora  ella era muy buena en su trabajo, en ese momento su polla pedía ser liberada de su prisión de tela.

"Bueno, unos clientes pervertidos astutamente estaban  tocando mi vagina y me hacían gemir", admitió, "además, con mucha facilidad mis pezones se pusieron duros  cuando me tocaron mis senos."

Kevin, se le presento otra astuta oportunidad, preguntó, mientras caminaba delante de ella, "¿Así que hay que tener la capacidad de aguante al  ser tocada  sexualmente y aun así no puedes reaccionar?"

"Sí", asintió con la cabeza.

"¿Quieres que te ayude con esto?" -preguntó Kevin.

"Por favor", ella estuvo de acuerdo, viendo como las ansiosas manos de su hijo agarraban sus pechos. A diferencia de antes cuando él discretamente movía sus manos sobre ellos, esta vez él directamente  los tomó.

Kevin no podía creer que su propia madre le estaba  permitiendo tocar sus senos, esos pechos que él siempre había fantaseado en sus sueños más eróticos. También quería chupar sus pezones, pero en cambio le dio un firme apretón antes  de colocarse detrás de ella y poco a poco puso su mano en sus espaldas y con su mano la empujaba hacia adelante para finalmente doblarla, como él había querido desde el primer día en este  juego loco de maniquí.

Amanda, después de haberle dado tantos consejos, esperaba que él tomara esos consejos y simplemente le  levante la falda bastante guarra, tirar hacia abajo su tanga y enterrarle su polla completa en su húmedo  coño. Pero en cambio su mano solo  se movió lentamente  por su culo, apretándolo firmemente. Amanda apenas lo celebró con un gemido, la anticipación de algo más atrevido empañaba su  mente.

Kevin ponderó su gemido,  preguntándole simplemente, "¿Quieres que te folle?”,

Pero su tímida y conservadora actitud rechazaba al arrogante y lujurioso personaje masculino  que no era él. Sin embargo, él movió su mano nerviosamente entre las piernas y en su deliciosa  entrepierna   por primera vez. Fue una grata sorpresa, cuando sus dedos tocaron su coño, sintió la dulce humedad.

Amanda no pudo evitarlo, gimió en voz alta, solamente aumentaba su placer con su creciente deseo de estar ya con su hijo. A través  de ella le vino brevemente una cascada de vergüenza, cuando su hijo le  toca su coño, pero su lujuria dominaba la vergüenza cuando ella sensualmente  movía  ligeramente su pelvis contra sus dedos.

Kevin reconoció sus movimientos  y le dijo, "Definitivamente necesitas  trabajar más en esto."

"¡Yo lo seeeeeeeee…eee!," Amanda gimió, deseando que él deslizara sus dedos debajo de la delgada tela y pulsara con sus dedos su floreciente duro clítoris.

Sus dedos se demoraron unos pocos segundos antes de que él insinué: "Creo que todo este fin de semana te pondré a entrenarte…te mueves mucho."

"Está bien", ella estuvo de acuerdo, sintiendo un repentino vacío mientras sus dedos se alejaron.

"Por desgracia, me voy,  tengo una reuniendo con Ryan esta noche", dijo Kevin a regañadientes, mirando el reloj y se dio cuenta de que iba a llegar tarde, estaba molesto porque ya antes había hecho estos planes. "En realidad, voy a llegar tarde."

"Oh, está bien," dijo ella, más golpeada por la decepción.

Kevin prometió: "Confía en mí, te voy a empujar este fin de semana."

"Promesas, promesas," Amanda lo dijo  coqueteando, levantándose y dándose la vuelta para sonreír tímidamente a su hijo.

"Congélate", Kevin ordenó.

Amanda obedeció… Kevin puso su mano en su vagina húmeda y la frotó lentamente, queriendo obtener su excitación sexual.

Amanda luchó por no gemir, su expresión de confianza se encendía  aún más, sin embargo, su falta de voluntad  para tomar el completo control  también fue   frustrante para ella.

Kevin se alejó y sonrió, "Que tengas una buena noche, mamá." La besó en la mejilla y la dejó guisando en la lujuria.

Amanda tan pronto  oyó cerrarse la puerta de la calle, ella cayó sobre la cama de su hijo y comenzó frenéticamente a frotar su coño, corriéndose en un segundo.

Mientras yacía allí completamente cansada, se preguntó qué más tenía que hacer para que su hijo sepa, sin ninguna duda, lo mucho que lo amaba y  también lo mucho  que lo deseaba para que sea su marido e hijo…hasta pensó que quería ser su esclava sexual sin remordimientos…vivir con él y dormir todas las noches en su cama matrimonial…. Lo deseaba con locura como una adolecente…

CONTINUARA  EN CAPITULO  # 2