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Puta vida: Lección 2

en Grandes Series

Podéis encontrar la primera parte aquí:http://www.todorelatos.com/relato/124981/

Después de recibir una lección completa por parte de Javi y mi madre, el primero cumplió su palabra de dejar de pegarme y acosarme, aunque en cierto modo aun existía un mangoneo aun peor. Fingiendo nuestra amistad recuperada, no paraba de recordarme lo que había hecho con mi madre. En casa las cosas no iban mejor, yo quería contarle a mi padre lo ocurrido, pero no me atrevía, mi madre había cambiado su  actitud hacia mí, me trataba como un trapo. Por suerte mi padre libró el fin de semana, y con él en casa Javier no pudo acercarse a darme lección alguna. No obstante mi madre me reenviaba constantes mensajes de las conversaciones que mantenía con el otro por el móvil, no obviaba ni las fotos, propias y ajenas, que intercambiaban. Las conversaciones alternaban entre constantes calentones y sugerencias para futuras lecciones, a bromas a costa de mi padre y yo mismo.

El lunes se antojaba un mal día, como he dicho no hubo abuso por parte de Javi, más bien lo contrario, al menos de cara a la galería. No desaprovechaba un momento para susurrarme lo que iba a hacerle a mi madre. Prefería sus puñetazos a aquello. Lucas también estaba amigable conmigo, y no me costó atar cabos cuando terminadas las clases, los dos hermanos se ofrecieron a acompañarme a casa. Los tres caminábamos paralelos, yo entre medias. Claramente Lucas sabía lo que había pasado, de boca de su hermano. Estaba excitado, por lo que venía a continuación, divagué con la posibilidad de que el menor de los hermanos fuese virgen, el mayor ya sabía que no, y después de lo del otro día era imposible. Llegamos a mi casa y para mi alivio no había nadie, mi madre aun no había vuelto del trabajo. Los otros dos no se cortaron y se sentaron en el sofá a ver la tele y esperar. Javi sacó el móvil al poco rato, debía de estar impaciente.

- No me contesta.- Dijo mirándome de mala hostia.- ¿Cuándo suele llegar?

- No sé, normalmente para y media o así.- La respuesta no le dejó satisfecho.- ¿Él se va a quedar?- Pregunté señalando a Lucas.

- Sí me voy a quedar, ¡pasa algo!- Levantó el puño en señal de amenaza, era su única forma de comunicarse.

- Ya le dije a tu madre que habías fastidiado a un montón de gente.

- A él nunca le he podido perjudicar de ninguna manera, joder ni a ti.- La voz se me quebró al final.

- Mira, te voy a ser sincero Arturo.- Respiró hondo.- Sé que nunca has hecho nada en mi contra, solo te envidio supongo.- Me alegré un poco al oír aquello.- Sin embargo, tu madre está muy buena y es muy puta, y tú un nenaza así que voy a aprovechar la situación tanto como pueda. Y cuando llegué tu mamá mi hermanito y yo nos la vamos a follar, y quién sabe un día tal vez traiga más amigos.

Quise saltar sobre él, cuando la puerta se abrió. Lucas se volvió a mirar, y su hermano sonrió hambriento. Poco les duró la ilusión, mi padre entraba hablando por el móvil, se le cayeron varias cosas, el maletín, las llaves, las cartas del buzón. Me levanté para ayudarle a recogerlo todo, se colocó el teléfono contra el pecho y me preguntó por los invitados. Javi contestó por mí, "hemos venido a por unos apuntes, ya nos íbamos". Mi padre les saludo y se despidió mientras continuaba su conversación.

- Dale saludos a Ainhoa.- Me dijo antes de irse.

A los quince minutos llegó mi madre, comprobó los mensajes atrasados que tenía y me interrogó al respecto de la visita. Se quejó de que mi padre hubiese llegado tan pronto. Mi padre repasaba unos planos sobre su mesa de dibujo, era ingeniero y se había acomodado una estancia de la casa como despacho, se suponía que aquella iba a ser la habitación de mi hipotético hermano, pero mis padres no habían tenido más hijos. Mi madre se cambió y empezó a preparar la comida, me obligó a ayudarla.

- ¿Tienes alguna sugerente idea para el menú de hoy, chef?- La broma no me hizo ninguna gracia, aun así ella misma se la rió.

- Mamá corta el rollo o voy ahora mismo a donde papá y se lo cuento todo.- Le solté con más valor que nunca.

- Hazlo, te reto a que lo hagas.- Se giró hacia mí, con las manos en las caderas, desafiante, aplacándome. No me moví.- Eso pensaba, aunque al menos ya empiezas a sacar algo de raza, lo mismo hasta estas aprendiendo un poco de Javi.

No abrí la boca en lo que restó de preparativos culinarios. Ella no paraba de distraerse con el teléfono, con lo cual no me quedó otra que estar pendiente de sartenes y fuegos. De momento la lección de Javier me estaba ayudando a aprender a cocinar. Mi padre se sentó atropellado, nervioso y cabreado. Se quejaba de la improvisación de su jefe, de la poca cualificación de los operarios, y de esto y aquello. Llegó a llamar la atención a mi madre por estar con el móvil en la mesa, ella torció el gesto y lo dejó. Llevaba fregando los platos desde que mi madre se la comió a Javi en el salón hace cuatro días, ha esto se habían sumado otras tareas, que sonará machista, pero eran responsabilidad de mi madre. Mi padre preguntó que había hecho yo para cabrearla, me encogí de hombros y aclaré otro plato.

Terminé y me fui a sentarme en el sofá, evitaba el sitio en que Javi recibió las atenciones de mi madre, pero ella torturadora me obligó a sentarme allí. Estaba incomodo, envuelto en un aura de suciedad insoportable. Mi madre ansiosa no paraba de consultar la hora, mi padre hablaba a voces desde el despacho, con bastante frustración. Al fin apareció por la puerta del salón con los bártulos cayéndosele. Se despidió de mi madre buscando un beso, esta le ofreció tan solo la mejilla.

- Por fin.- Exclamó cuando él salió.- No me va a dar tiempo a prepararme.- Se fue por el pasillo corriendo.

- Para ponerte un camisón sin nada debajo no tardarás mucho.- Le solté mientras pasaba por delante de mí.

- Estás muy contestón hoy, luego no me llores.- Me cortó.- Además hoy voy a llevar algo más que un camisón, ha sido idea de Javi, tiene mucha imaginación el chico, ven voy a necesitar ayuda con una cosa.- Miedo me daba su imaginación, aunque también curiosidad.- Quiere hacer algo especial para su hermano, el sábado fue su cumpleaños, ¿los sabías?- No tenía ni idea.- Dio una buena fiesta, claro que a ti no te invitaron.- No me importaba ser un marginado social en esas situaciones.

- ¿De verdad vas a montártelo con Lucas?- No me podía creer que realmente se estuviese planteando hacerse a los dos hermanos.

- Haré lo que quiera.- Sentenció.

Me hizo bajarle una caja de lo alto del armario. Me ordenó que saliese y esperase a los invitados, que los entretuviese si hacía falta, podía dejarles que me zurraran un poco antes de trincarse a mi madre. Javier y Lucas no tardaron en llegar, mi madre aun no estaba lista, la habitación estaba cerrada con tranco. Lucas estaba exultante, más emocionado que por la mañana, más hambriento. Apenas once meses más joven que Javi, le sacaba casi una cabeza, era un poco más alto que yo, aunque estaba más fuerte, como su hermano. De nuevo esperamos en el salón, más tensión que en todos los ascensores del mundo juntos. El pequeño jugueteaba con los dedos, haciendo crujir las articulaciones, Javi me miraba sin odio, casi con pena. Él sabía lo que se cocía en el cuarto de mi madre, y sabía que me iba a humillara de lo lindo.

- Ya estoy.- Gritó ella desde su habitación.- Que cierre los ojos el cumpleañero.

- Ya está.- Javi dio un codazo a Lucas y este se tapó con la manos.- Tú también, la sorpresa te va a gustar.- Me ordenó.

Dudé un segundo, pero cedí y apreté con fuerza los parpados. Esperaba poder pasarme así el resto del día, de mi vida si hacía falta. Hasta que se le oyó a mi madre decir "Ta da", era el momento de contemplar la sorpresa. Mi madre esta de costado a mí, de frente a Javi y Lucas. Vestía de blanco, pero no de un blanco cualquiera, llevaba el vestido de su boda, al menos en parte. Los tirantes por debajo de los hombros, la cremallera no llegaba a cerrar del todo, sin duda le estaba pequeño, la falda la había acortado, se notaban los tijeretazos, la quedaba por encima de la rodillas por delante, dejando a la vista un liguero blanco, por detrás mantenía la cola. Había pasado más de tres cuartos de hora rehaciendo su traje nupcial para convertirlo en un modelito de fantasía erótica para el hermano de mi pesadilla. Este tenía los ojos como platos y la baba cayéndosele, debía de tratarse de algún fetiche raro del chaval. Mi madre me sacó de dudas a continuación:

- Bueno, está claro que te gusta, pero ¿a qué se debe? Javier no me lo ha contado, solo me ha dicho que te haría ilusión.- Se dio una vuelta rápida, para que yo también tuviese una vista del frete, las tetas casi se le salían, esta vez llevaba sujetador, también blanco, y bragas.

- Yo, es...- Lucas no acertaba a decir nada, no perdía detalle.- Cuando veníamos a jugar con este, un día vi su foto y...

- Aquí mi hermano se hizo su primera paja con tu foto de bodas.- Aclaró Javi ante la tardanza de su hermanito.

- De verdad, que mono.- Se acercó y le acarició.- Y esta también va a ser tu primera vez me han dicho.- Lucas se volvió a Javi con cierto enfado.- No te sulfures, es mejor que lo sepa, así sé como hacértelo pasar bien.- Me lo imaginaba, que conste que a mí me pasaba lo mismo. Mi madre le acariciaba el paquete.- Bueno, ya sabes que estamos aquí para darle una lección a mi hijo, así que tiene quedarse.

- Buena falta le hace, seguro que Arturito no ha mojado todavía.- Javi elevó así el ánimo de su hermano. 

- Pues yo me voy a joder a tu madre a base de bien.- Soltó Lucas cogiendo a mi madre de las manos y tirando hacia él.

Sentó a mi madre en su regazo, mientras su hermano y ella se descojonaban yo me revolvía en mi asiento. Haciendo gala de la rebeldía que me gastaba ese día me levanté para irme. Justo entonces mi madre le comía la boca a Lucas. Me interceptó Javi, saltando por encima del sofá, me empujó, me envalentoné para atacarle y me esquivó. Al segundo me inmovilizó con un brazo a la espalda y me llevó hasta la silla. Me sentó y me empujó hacia abajo para que no me levantase, también dejó caer una colleja, para no perder la costumbre. Mi madre asistió al conato de pelea negando con la cabeza y maldiciendo al inútil de su hijo. Lucas le magreaba todo el cuerpo, su mano derecha se perdía en la abertura delantera que había cortado al vestido. Mi madre retornó su atención a él al notar la mano allí, se acomodó bien en el regazó y se dejó hacer, sus brazos entrelazados al cuello de él. Javi me hacía levantar la cabeza para no perder detalle. Lucas le comía las tetas a mi madre, solo la carne que asomaba al escote, ella lanzaba suspiritos aquí y allí, yo no apreciaba el movimiento de los dedos dentro de ella, pero estaba claro que lo había. Rápido de mente Javi le puso solución diciendo a su hermano que girase a mi madre, de mala gana le hizo caso. Así tuvimos buena vista, las bragas pequeñas, blancas, casi transparentes dejaban a la vista el coño de mi madre y en este entraban los apéndices de Lucas, ahora dos pero imagino que empezó con uno solo. Ella acompañaba con ligereza cada caricia que recibía allí abajo, me fije que se había deshecho de el pequeño triangulito de bello negro que tenía hacía cuatro días cuando el mayor se le folló.

- ¿Quieres comerme bien las tetitas mi niño?- Su voz era un hilo de lujuria. Lucas asintió. Ella se sacó las gemelas por encima del escote, para ayudarle él tiró del vestido hacia abajo.

Ahora se metía en su bocaza pezón y media teta. Había añadido, así mismo, un tercer dedos al masaje, el pulgar, parecía haber dado con el clítoris y lo acariciaba. Mi madre se estaba calentando cada vez, más y por su cara y sus miradas a su asiento de carne, me di cuenta que Lucas le andaba parejo. Se levantó y el otro se quedó unos segundos enganchado a su pezón como un ternero, estiró y soltó con un sonido de succión. Ella se colocó ahora de rodillas, con cuidado extendió la cola del vestido, con la misma delicadeza se acercó, procurando mantener su peinado, un moño con una flor a modo de horquilla, intacto. Lucas se tensó un poco al pensar en lo que venía, nervios de última hora. Se notaba un bulto en sus pantalones, ella lo acarició, incluso pasó su lengua por encima.

- Empieza la lección, por favor hijo no pierdas detalle.- Javi se aseguró de que se cumplían sus palabras, agarrándome la cabeza para que mirara directamente, el perfil de la mamada que se avecinaba.

Le descubrió los calzoncillos, el paquete parecía mayor, la forma ya se marcaba. Se deshizo de aquella última capa y por fin emergió, apuntando al techo el rabo de Lucas. Se apreciaba la humedad en la punta. La polla del chico era más delgada que la del hermano, peo más larga. Mi madre la agarró con decisión y la agitó a los lados, la observó con detalle.

- Madre mía, ¿qué os dan para comer en vuestra casa?- Lucas se mostró complacido con el comentario.

- Mucho pollo.- Contesto, feliz, era bastante tonto.

- Mucho pollo.- Repitió ella juguetona.- Pues yo voy a empezar a partir de hoy la dieta de la polla.- Los dos le rieron el absurdo chiste.

Cumplió con lo dicho, con sus ojos, que lucían ahora verdes, clavados en él recibió el glande de Lucas en su boca, a diferencia de su hermano esta circuncidado. La cabeza del rabo parecía particularmente más gorda que el tronco, aun así mi madre la dio cobijo sin dificultad. Repitió la técnica, muy lograda, de mamada y rechupe de esa parte exclusivamente. Al chico le encantaba y tenía su boca abierta soltando ruidos guturales. Mi madre rebajó el ritmo, se notaba que la falta de experiencia de Lucas iba a precipitar los acontecimientos. Se sacó la polla de la boca y agarrándola se golpeó con ella en las mejillas a la vez que decía: "Que buena, que polla más rica Luquitas". Él recuperó la compostura y ella continuó comiéndosela, ahora hacía la garganta profunda. Con más dificultad que con Javi, debido que a largo le ganaba el hermano en todos los sentidos. Aun con todo más de la mitad logró embutirse mi buena madre. Tan centrada estaba en su tarea que olvidó el contacto visual y Lucas le dio una sorpresa. Sacándosele de la boca rápidamente escupió atragantada. El fluido blanco y denso se le escapaba por la comisura de los labios y le cubría toda la lengua. Lucas seguía soltando chorretones, alguno le cayó a mi madre en el pelo. Javi rompió a reír y el hermano, cuando acabó, se le unió. Mi madre seguía recuperándose del primer disparo que le entró hasta el fondo.

- Muy bien hermanito.- Aplaudió cómicamente Javi.- ¿Estás bien guapa?

- Sí..., sí.- Mi madre se recompuso con su moño coronado por un hilo blanco.- Pero avisa.- Le dio un golpecito cariñoso en la rodilla a Lucas.

Este se la machacaba ya con ganas, intentando desesperadamente recuperar la erección para seguir. Mi madre le paró al mano, le sonrió.

- Descansa, que aun tenemos tiempo para más.- Le costó hacerle caso.

- Es cierto hermanito, además ahora es el turno de los mayores.- Javi empezó a quitarse la ropa, mi madre ya tenía ojos lascivos puestos en él.

Le cogió del mismo moño y hundió su cabeza entre sus piernas, con el pantalón aun puesto. Estaban pegados a mí, mi madre le lamió por encima como con Lucas, aunque con más ganas. Le desabrochó la bragueta y repitió con los calzoncillos, los slips blancos casi quedaron transparentes. Con él no se ando con juegos, una vez tuvo la polla fuera se lanzó sobre ella como un perra hambrienta. Javi tampoco se cortó, no quería una mamada para ponerse a tono, tenía prisa, supuse, agarró la cabeza de mi madre y empezó a mover las caderas con fuerza.  Le estaba follando la boca a dos palmos de mí, escuchaba perfectamente como mi madre ponía a prueba su garganta con el rabo de mi matón, cada vez más duro y grande. Cuando tuvo suficiente tiró de ella hacia atrás, se le deshizo el moño, la flor cayó debajo del sofá, levantó a mi madre y dándole un sonoro azote le hizo encarar la puerta.

- Vamos para la cama, que te voy a poner a tono para mi hermano.- Para allí se encaminaron.

-  Lucas cariño, no te olvides de Arturo.- Le dijo mi madre al otro mientras salía del salón con Javi buscando la forma de hacer más girones en el vestido de novia.

El hermano pequeño se dirigió para mí, iba a agarrarme, pero me levante antes de que me tocase, llevaba desde que se había corrido masturbándose para volver a estar duro. No me hacía gracia que me tocase con esas manos. Llegamos y en la cama ya se revolcaban Javi y mi madre. Había hecho hueco suficiente para librarse del sujetador que estaba por el suelo, las tetas de mi madre desparecían en sus manos y su boca. Ella complaciente aprovechó el momento para arrodillarse y repetir la paja con las tetas del viernes pasado.

- Mira Lucas, si me hubieses avisado te habría hecho una de estas.- Con aquello la polla de Javi terminó de estar lista para la acción.

- Quítate esto que te voy a follar bien follada.- Javi buscaba la cremallera a tientas.

- No, es mi regalo de cumpleaños me la quiero follar con el vestido puesto.- Protestó el hermano.

- Joder, macho. Te digo que sin nada está mejor.- Lucas negó con la cabeza.- Vale, pero ya me puedes hacer un buen regalo a mí el mes que viene. Recógete tanta falda como puedas a ver cómo te la clavo.

- Con esas cosas vuestras no os va a resultar difícil.- Dijo ella tumbándose boca arriba y descubriendo por completo el conjunto de liguero y braguitas blancos.- ¿Qué tal vas tú, Luquitas?- Este hizo un gesto de que estaba casi.- Y tú no pierdas detalle, no olvides: mira y aprende.- Javi le río la coletilla.

Se echó sobre ella, apuntando como pudo, por suerte mi madre estaba en lo cierto e hizo blanco a la primera. De nuevo fui forzado a tener una buena visión, contemple el rabo de Javi apretando las paredes del coño de mi madre, las braguitas a un lado, la humedad ya afloraba. Sujetó por el cuello por la mano libre de Lucas, tuve que ver como los cojones de su hermano iba adelante y atrás, su culo entre las piernas de mi madre y  encima el olor a sexo que empezó a emanar de la unión. Mentiría si dijera que no era embriagador hasta cierto punto. Mi madre hizo un gesto al hermano para que se acercase a la altura de su cabeza. Me soltó y se colocó de rodillas sobre la cama.

- Deja que te ayude.- Ella se puso a menear su polla que no terminaba de recuperar la dureza. Habían pasado más de veinte minutos.

En ese momento debí aprovechar para escapar y ahorrarme lo que se venía, pero no lo hice. Javi se le follaba y ella masturbaba al hermano, no paraba de decir que no dejase de mirar, si bien ella no me veía, a través de la falda y tirada en la cama era imposible. Los primeros gemidos empezaron a oírse, Javi seguía peleándose con el vestido que no le ponía las cosas fáciles. Se cansó y paró, salió de la habitación, mi madre no le dio importancia, apenas se incorporó un poco. Se centró en devolver al otro la erección. Se la chupó, empezando por la cabeza y pasando su lengua por todo el tronco. Le dio unas palmaditas en el culo para que se acercase más a su cabeza, así le pudo comer los huevos. El chaval lo flipaba y la polla empezaba a despertarle, ella sonreía satisfecha.

- Ya está listo otra vez.- Me dijo a mi apoyándose sobre los codos para elevarse y verme.  Javi apareció de nuevo en la habitación.- ¿Dónde vas con eso?- El tío llevaba un cuchillo en la mano.

- A librarme de todo esto.- Lucas protestó y él le calló con un gesto del acero.

- Ten cuidado.- Le suplicó mi madre.

El tipo metió la hoja hasta que atravesó la tela, empezó a cortar, haciendo girones, mi madre se reía, mientras él le pedía que girase para quitar por completo la cola. Quedó con apenas un tutu y la parte de arriba, muerta de risa, el suelo y el colchón plagados de telas blancas.

- Yo creía que a las tías os importaba mucho el vestido de boda, el día más feliz de vuestras vidas, y esas mierdas.- Preguntó Javi.

- Ya ves, daba diez vestidos por uno solo de vosotros, que no voy a hacer por dos. Ahora deja ese cuchillo y vuelve a lo tuyo.

Así lo hizo y ahora se le follaba sin problemas. Con fuerza haciéndole gemir, mi madre buscaba donde sujetarse ante las embestidas de Javi, alcanzaba el borde de la cama con la mano izquierda y con la derecha la polla de Lucas, que no conseguía mantener en su boca por el vaivén. El mayor siguió dándole pollazos hasta que se sintió cercano al orgasmo, paró y se echó a un lado.

- Venga dale tú, que yo no me quiero correr todavía.- Le dijo a su hermano, a este le faltó tiempo para lanzarse al sitio libre. Mi madre le detuvo cariñosa, indicándole que se tumbara en la cama.

- Así me follé a mi marido en la noche de bodas, hoy ese es tu papel.- A Lucas se le dibujó en la cara una sonrisa que yo no conocía.

Mi madre le montó, en cuclillas, agarró su largo rabo y lo apuntó a su entrada. Se deslizó hacia abajo despacio, deslizándolo poco a poco. El chaval no se corrió al momento lo cual era sorprendente viéndole tan excitado. Sujetó a mi madre por las caderas con fuerza, manteniéndole pegada a él.

- Di, que eres mi mujer y que me quieres.- Le ordenó. Javi ahogó una risita a la mirada asesina de su hermano.

- Soy tu mujer y te quiero mucho.- Dijo dulce.- Mira Arturo, tu papá.- Los tres se rieron de mí, hoy no lloraba solo estallaba de rabia por dentro, me iba a salir una úlcera.

Le dejó libre y ella empezó a saltar sobre su polla. Subía y bajaba, mostrando la carne del hermano para embutírsela de nuevo. Dicen que el tamaño no importa, pero mi madre no paraba de repetir. "Nunca había tenido ninguna tan adentro" "Es increíble, me la noto en el estomago". Acabar de correrse le daba más aguante a Lucas, llevaban un buen rato cuando mi madre no pudo más, le apremió a que estrujarle las tetas, "Tírame de los pezones que me encanta". Haciendo aquello el chico le dio un buen orgasmo, gritó con fuerza, exageró, para satisfacerle supongo, llegó a arañarle el pecho, dejando sus uñas marcas en el chaval. Este tenía cara de que no aguantaba más tampoco.

- Espera un segundo cariño.- Mi madre descabalgo.- Te he dicho que te iba hacer una paja con mis tetas.

Se colocó en postura y con apenas un par de machacadas Lucas volvió a correrse. Le acertó en toda la cara, en los ojos, a mi madre que sonreía tontamente. No podía ver, pero a ciegas llevó la polla recién acabada de Lucas a su boca. La ceguera temporal la aprovechó Javi, se colocó detrás de mi madre, su culo quedaba en pompa al borde de la cama, demasiado tentador. El golpe de cadera lanzó a mi madre sobre el rabo del hermano provocando que se tragase de golpe más de la mitad. Se limpió los ojos y miró hacia atrás.

- ¿No puedes esperar?- Él negó con la cabeza. Se giró a mí.- La lección sigue hijo.- Se colocó en mejor posición.

La follada desde atrás era más dura, era la postura favorita de Javi, no había duda, a mi madre no la disgustaba. Ella seguía chupándole a Lucas, aunque la tenía ya flácida, el chaval no se quejaba. Le exprimió hasta dejarle sin una gota de semen, le enseñó la lengua, a mi también, y con ella blanca siguió. El hermano mayor bombeaba a placer haciendo temblar el culo de mi madre, sus tetas colgaron hacia la colcha cuando se apoyó sobre sus brazo como una autentica perra, estas siguieron el ritmo del resto de la carne. Sin que le dijesen nada, Lucas, agarró sus pechos y le empezó a tirar de los pezones. Entonces mi madre si tuvo unas dulce palabras para él, siguió tratándole de "marido", "querido" y "esposo" un rato. A todo esto Javi daba cada vez con más fuerza y pasada medía hora empezó a bufar como un toro bravo. No aflojaba, decidido a dar a mi madre otro orgasmos.

- Córrete puta, córrete ya.- Le tiró del pelo.

- Casi, un poco más.- Fue la respuesta de ella.

Ese poco llegó y mi madre tuvo el segundo orgasmo de la tarde. Javi sonrió triunfante, imagino que contento por no ser menos que su hermano. No había acabado ahí, aun tenía claro como demostrar que era el alfa del lugar.

- Arturito, ¿qué hacen los maridos cuando se follan a sus mujeres?- Hacía claros esfuerzos por no correrse. No conteste.- Di algo coño.- Mi madre terminaba de temblar y se recostaba aguantado aun las embestidas.

- No sé.- Contesté a una apremiante mirada de ella.

- ¿Y tú, hermanito?- Lucas se encogió de hombros. No veíamos por donde iba.- Se corren dentro, idiotas.

Eso hizo, sujetando con fuerza a mi madre para que no se separase. Yo abrí los ojos tanto como mi madre, Lucas puso mala cara, no debía gustarle que se corrieran en su mujer.

- Perdón hermanito, es por la lección del capullo.- Se excusó mientras se la sacudía sobre las nalgas de mi madre.

- Ya te vale, has soltado un montón.- Chistó ella.- Que inconsciente eres.- Se abría el coño para ver como el semen fluía despacio mezclado con sus fluidos.

- Vamos es una buena lección y te ha gustado.- Se acercó a mi madre y la besó en la boca, el conato de enfado se le desdibujo.- Límpiame y nos vamos.

Dejó la polla de Javi reluciente, este se vistió y su hermano hizo lo mismo. Mi madre me ordenó que los acompañase a la puerta, la lección no terminaba hasta que los profesores se iban, me recordó. Desde la puerta me llegó una voz, regresé al cuarto, mi madre estaba abierta de piernas sobre la cama, no tenía decencia ni tapujos. Parecía hurgarse en el coño, intentando limpiarlo, aun goteaba corrida.

- Vete al baño y tráeme papel higiénico.- Regresé con unas tiras.- Recoge todo esto, mételo en la caja y ponla en su sitio.- Mientras ladraba ordenes seguía a lo suyo.

- ¿Algo más se le ofrece a la señora?- Pregunté burlón.

- Pues sí.- Me miró con suficiencia y maldad.- Límpiame.- Extendió la mano con el papel higiénico hacia mí.

- No, no voy a hacer eso, es...- Me aparté hasta darme con el armario en la espalda.

- Es parte de la lección, si eres un pringado limpias lo que otros ensucian.- No podía hablar en serio.- ¡Vamos!- Gritó para sacarme de mi estupor.

Me vi recogiendo el papel y agachándome sobre ella. Temblaba y le miraba esperando que cortase la broma, no lo hizo y llegué a un punto en que todo cuanto veía era su coño, rebosando leche de Javi. Puse el papel encima, como tratando de tapar una fuga de agua en un segundo se humedeció y noté frescor en la punta de los dedos.

- Así no, vamos es qué no sabes ni cómo se toca a una mujer, Lucas bien que sabía.- La humillación no podía ser mayor. Seguí intentando librarme de los hilos blancos como podía.- Como no lo hagas bien, vas a tener que usar la lengua.- Se había incorporado y me hablaba desde arriba. Río para mi alivio. Usa un trozo del vestido, total para lo que sirve ahora, pero haz el favor de meter bien los dedos o mamá podría quedarse embarazada de Javi.

Ese fue el acicate que necesitaba, recogí uno de los girones, envolví el índice y el dedo medio y se los metí. Ella soltó un gemido totalmente exagerado a modo de broma, sabía que estaba nerviosísimo por aquello. Volví a notar su humedad en mi piel, rápidamente retiré los dedos tratando de sacar el contenido que quedaba en el coño de mi madre. Me hicieron falta un par de metidas y sacadas más, ella seguía fingiendo gimoteos sexuales, yo sudaba, seguramente por el ambiente de la habitación, calentado por el sexo. A mi madre le brillaba la piel por el roce de los cuerpos, la saliva, y otros fluidos. Di por terminada la tarea y me levante para irme humillado y algo asustado, ella reparó en mi situación.

- Joder, hijo, ¿qué es eso?- Señaló mi paquete. Tenía una erección tremenda.- Vete a aliviarte.- Dijo con una sonrisa forzada, su juego había llevado a aquello y por primera vez sentía que perdía el control.

Corrí a mi habitación, cerré tras de mí. Intenté apartar la imagen de mi madre desnuda de mi mente, busqué porno en internet y fui a jalármela. Pero me encontré con el trozo de vestido húmedo en mi mano. Fue una estúpida rebeldía interna, envolví mi rabo con aquello y me corrí. Satisfecho regresé a la habitación, todo seguía manga por hombro, mi madre había dejado el vestido, lo que quedaba, tirado en el suelo, sobre la cama una nota: "Recoge". Lo hice, mientras oía débilmente la ducha correr, dejé cada jirón en la caja, incluido el que había usado. Arreglé un poco la colcha desplazada por la acción y devolví el cuchillo a la cocina, tentado estuve de recrear una escena de película, pero de haberlo hecho me hubiese perdido muchas cosas buenas.

Continuará.