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Puta vida: Lección 4

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Mi madre y yo regresamos a casa, mi padre sesteaba frente al televisor. Ella estaba animada, y yo decidido, pasamos silenciosos frente al salón. Entramos en mi cuarto, me besó, se puso de puntillas, y me besó en la boca. Temí lo que se venía no sabía que hacer, ella tomó el control, por suerte. Me sentó en la cama, se desnudó en un parpadeo. Colocó mis manos sobre su cuerpo, recorrí su figura con caricias, su piel era tan suave como podía imaginar, ya empezaba a ponerme cachondo. Llegué a sus pechos, los estrujé, no pude resistirme a chupar, me enganché al pezón como si volviese a ser un lactante. Ella gemía ligeramente, su mano derecha estaba entre sus piernas, la izquierda condujo la mía hacia allí. De nuevo mis dedos se encontraban con su coño, sabiendo como le gustaba metí dos dedos de golpe, con algo de violencia, ella gimió más alto. Mi pulgar rápidamente buscó, como vi hacer a Lucas, su clítoris, ella se ocupaba de ese botoncito pero me cedió el gusto encantada. Sus dedos se perdieron en mi pelo y terminó por empujar mi cabeza contra sus tetas, yo prácticamente daba bocados intentado comérmelas. Sobaba su culo al mismo tiempo, me atreví a darle un azote, estaba duro desde hacía un rato, ella cada vez más húmeda y más ruidosa. 

- Hijo, sigue, no pares.- Me cogió la cabeza y me hizo mirarle a los ojos que brillaban azules.

Empujó luego hacia abajo y mis besos y lametones descendieron por su vientre. Terminé de rodillas en el suelo de mi habitación, frente al coño de mi madre. Nunca había estado en una de esas, sabía lo que ella esperaba, pero era la primera mujer a la que tocaba. Hice de tripas corazón y recé que le gustase. Mi lengua se abrió camino entre sus labios, estaba salada. A tientas busqué de nuevo el clítoris, el contacto allí le gustó más. Mi lengua se movía errática, mis dedos entraban y salían a buen ritmo, no sé si hice todo bien o muchas cosas mal, pero mi madre me apretó contra ella mientras tenía esas ligueras convulsiones. Le había hecho venirse, supongo que lo que más había ayudado era el tabú. Yo sentía esa vocecita de fondo en mi cabeza que decía de todo para detenerme y que solo lograba que lo desase más. Le sujetaba por las caderas mientras temblaba, escuchamos los pasos por el pasillo, la puerta del baño.

- No hemos quedado sin tiempo. Pero no te preocupes cariño que te devolveré el favor.- Yo me había manchado ligeramente los pantalones ya.

- Mamá, veras, yo soy...- Se vestía delante de mí, sin hacerme mucho caso.

- No seas tonto, y deja que yo me ocupe.- Me besó y salió.

Yo no dejé mi cuarto hasta haberme hecho una paja, no me iba pasear por casa con una marcada erección en los pantalones, los cuales eché directamente a la pila de ropa sucia. Estar con mi padre el resto del día fue más tenso que nunca, me parecía un hombre un tanto idiota, yo miraba a mi madre, sabiendo lo guarra que era, e ignoraba como no saltaba sobre ella de inmediato. Después de cenar nos pusimos a ver la tele, pero esta vez mi padre no fue a acostarse pronto. Yo deseaba intimidad con mi madre, pero no había manera, por suerte ella ideó algo. Se sentó a mi lado y tomó una manta para cubrirnos, diciendo que tenía frío. Lo cierto es que su mano si estaba algo fría cuando me agarró la polla, le miré con ojos como platos. ella me sonrió como si tal cosa. Mi padre pendiente de la película, yo no me enteraba de nada. Mi madre movía su mano despacio, meneando mi rabo con cariño. Estábamos sentados en el mismo sofá, mi padre en la butaca, a nuestra izquierda, la manta moviéndose ligeramente, se acercó más a mí.

- La tienes más grande que Javi.- Me susurró mientras en la televisión transcurría un tiroteo.

Mi padre estaba tan ensimismado con la acción que no vio a mi madre meterse un segundo bajó la manta. Fue un parpadeo, pero le dio tiempo a encontrar mi polla y darle una rápida chupada. Me atraganté tragando saliva, los dos meneos siguientes hicieron que me corriese. Sacó su mano manchada y se la lamió. Para mi desgracia esa noche no pasó nada más, al día siguiente todos teníamos que madrugar.

Fui al instituto animado, deseando regresar a casa con mi madre y sus atenciones. Las horas se hacían eternas, el reloj parecía no avanzar hasta que el timbre sonó. Me dirigí a la salida muerto de ganas de echar a correr. Recibí el puñetazo en el estomago dejándome sin aire, y en el barullo, de chavales saliendo, Lucas tiró de mí. Para cuando quise recuperarme y luchar ya estábamos en el gimnasio, ellos eran tres, yo solo. Javi, Lucas y Marcos, el último cerró la puerta asegurándose de que nadie nos había visto entrar. Intenté correr hacia la puerta, Javi me puso la zancadilla y aterricé con el hombro en el suelo, de parquet brillante y lleno de líneas.

- Vamos, levanta, que tengo ganas de darte una buena.- Me incorporé y me lancé detrás de mi puño contra la cara de Javi. Su hermano me cogió por la cintura, casi placándome, después sujeto mis brazos con una llave desde detrás.- Que pena, has estado cerca.- Otro golpe al estomago, gemí.- Créeme no te duele ni la mitad de lo que me dolió a mí.

- No se da una patada en los huevos a otro tío, eso es de maricones.- Intervino Marcos.

- Yo no...- Otro golpe.

- Cállate imbécil.- Me escupió Javi.- ¿Viene este o qué?- Preguntó.

- Dice que pasa, que no quiere saber nada más, nunca.- Explicó Marcos.

- Otro marica, debe ser contagioso.- Me miró con odio. Sacó el móvil, marcó y esperó que contestase alguien al otro lado.- Hola,- empezó- sí, sí, sí, lo que tú quieras pero mejor bajas el tono o bueno.- Acercó el micrófono y me soltó una bofetada.- Estoy aquí con Arturo, sí claro, pero mejor que te des prisa y me hagas caso.- Se calló un segundo.- Te devuelvo a tu hijo por partes si dices que no, puta. Vas a venir al gimnasio del instituto, y lo vas a hacer de la siguiente manera, sola y desnuda. Como lleves aunque sea un tanga le rompo todos los dientes a este. Te esperamos.- Terminó de hablar con mi madre.- Vamos a preparar esto para la fiesta.

Me llevaron contra las espalderas, cogieron las cuerdas de saltar a la comba y me ataron las manos. Movieron unas colchonetas, las apilaron hasta tener una altura que les resultaba cómoda, incluso ensayaron con el aire como sería follarse a mi madre allí. Después vino una espera, que se nos hizo a todos eterna. Poco dijeron los otros, nada agradable para mí. Traté de gritar, y me terminaron por tapar la boca. Seguimos esperando hasta que se oyó un tímido golpeteó en la puerta. Marcos abrió a mi madre, llevaba una gabardina negra, botas a juego.

- No podías hacer caso.- Le recriminó al verle. Javi se encaminó hacia mí.- Tienes que aprender tú también puta.- Iba a pegarme, cuando mi madre dejó caer la gabardina, no llevaba nada debajo. Marcos exclamó y aplaudió. Se detuvo antes de impactar.- Pase.- Concedió.

- Vamos a terminar con esto, quitaos la ropa y empezamos.- Mi madre avanzó decidida hasta las colchonetas, se tiró de espaldas.

Esa no era la clase de lección que Javi tenía en mente y se lo dejó claro. Le agarró del pelo y le bajó al suelo. Le dio una bofetada y le ordenó que abriese la boca. Entonces señaló a su hermano, este se acercó y se sacó la polla.

- Abre bien la boca, guarra.- Mi madre tenía los dientes apretados, y cara de mala hostia.

Otra torta logró que obedeciese. Aun sujetándole la cabeza guió la mamada, mi madre no tenía ningún control, Javi le movía la cabeza adelante y atrás. Cada vez que intentaba poner su mano a modo de tope él se la apartaba. A Marcos no le tuvo decir que se acercase, ya estaba allí empezó entonces a hacerle saltar de polla en polla. Mi madre dejó de resistirse pasado un rato, era más fácil de esa forma. Finalmente Javi se unió a los otros dos, y ella ya había cogido el ritmo. Les hacía las mamadas más profundas y cerdas que le había visto hasta la fecha, había algo de placer por su parte. Les cogía por la cadera y se tragaba los rabos enteros.

- Cómeme el culo.- Saltó Marcos de repente.

- Hazlo.- Ordenó Javi, que tras una duda inicial se había dejado seducir por la idea.

Mi madre se agachó más aun, hasta quedar con la cara debajo de las nalgas de Marcos. Este se las separó, y ella metió su lengua.

- Joder que guarra.- Dijo el cabrón descojonándose.- Pon ganas.

Lucas estaba mientras a lo suyo, aprovechó para sobar el cuerpo se mi madre. Se agachó detrás de ella y le trabajó el culo, empezó a azotarle con fuerza. Sus nalgas quedaron rojas al poco. Marcos por fin parecía haber tenido bastante, ella escupió en suelo, y Javi volvió a cogerle la cabeza. Lucas levantó a mi madre, con la polla del otro aun en la boca, y se la clavó de golpe. Los dos hermanos la cogían por cada extremo. La follada era brutal, Javi se coordinó con su hermano y ambos empujaban al mismo tiempo. Mi madre se atragantaba e intentaba coger aire, pero el mayor no le dejaba. La tuvieron así casi quince minutos hasta que Marcos sustituyó a Lucas, si bien al principio el juego era el mismo, Marcos sorprendió a mi madre con un dedo inoportuno.

- Para cabrón, por ahí no.- Acertó a decir sacándose el rabo de la boca.

- Solo ha sido un dedito.- Rió él.

- Déjaselo, que el culo se lo voy a romper luego yo.- Javi dejó a mi madre pasmada.- Sigue con lo tuyo Ainhoa.  

Mi madre se resistía aun menos, después de saber que le iban a romper el culo. Se dejó usar, incluso gimió de placer, auténtico. Marcos dejó de embestirle y se juntó con Lucas que llevaba un rato esperando a usar de nuevo la boca de mi madre. Javi sacó el móvil, y dejó que mi madre sujetase su polla por primera vez, le dejó tomar el control.

- Sonríe.- Le ordenó mientras le apuntaba con la cámara. Se corrió generosamente sobre su cara.

- ¿Eso era todo? Querías unas fotos con mi cara manchada por tu semen.- Se apartó de él, Lucas pilló a mi madre por las tetas y le hizo hacerle una paja con las mismas.

- Es un video puta, y no solo vas a salir con mi corrida, sino también con la de estos dos.

Eso fue lo que paso, tras cascársela a Lucas este explotó también en su cara. Marcos le siguió, él se aseguró de restregarle el rabo por todos lados y hacer todo aun más sucio. Javi había grabado todo.

- Sonríe y di que eres una puta a la que le encanta la leche.- Sus demandas no tenían fin.

- Soy un puta a la que le encanta la leche.- Repitió mi madre mirando a la cámara con una sonrisa.- ¿Podemos irnos ya?- Cambió el gesto.

- No. Antes he dicho que te iba a romper el culo, ¿o es que estás sorda?

- No tienes porque hacerlo. Mira, déjanos marchar y te prometo que puedes seguir follándome cuando quieras, pero...

- Pero nada, ese trato ya lo teníamos y entonces vas y lo rompes. Ojo por ojo.- Javi estaba cabreado y no había opciones de razonar con él.- Ahora súbete ahí que empezamos.

Mi madre dudo y finalmente obedeció. Se colocó sobre las colchonetas, dándoles el culo, a cuatro patas al principio, luego se acurrucó y lo dejó en pompa. Separó las nalgas para que se viese bien ese agujerito. Javi no dudó y se encaminó acelerado para allá. Nada más notarle cerca mi madre suplicó:

- Con cuidado, ¿vale? Hazlo con cuidado.

- Si que estás preocupada, ¿no serás virgen por aquí?- Pasó su dedo índice por la abertura de las nalgas.

- Sí que lo soy.- Dijo con miedo.

- Mejor, así gritarás más.

- No seas muy bestia por favor.- Terminó de pedirle.

Javi se llevó el indicé a la boca y lo puso sobre su ano. Empujó y mi madre torció el gesto. El dedo se deslizaba dentro con cierta violencia. Mi madre se aguantó el gritó cuando lo sacó de golpe.

- Si que eres virgen.- Sentenció.- Al menos vienes limpita. Abre la boca, prueba tu culo.- Le hizo meterse el dedo en la boca.

De nuevo se lo clavó, esta vez con más fuerza, lo giró dentro haciendo espacio. Lo sacó, y juntándolo con el medio se chupó los dos. Mi madre lanzó una mirada atrás y tiró aun más de sus nalgas, abrió cuanto pudo. A él eso le daba igual, apretó ambos dedos contra su agujero, lo forzó a abrirse, ahora mi madre no pudo reprimir un gruñido. Lucas y Marcos, al igual que yo, no perdían detalle. Volvió a meterlos hasta el fondo y giró. Para afuera y nueva lamida, otra vez a dentro, más rápido. Y así empezó a follarle el culo. Mi madre le pedía que fuese con más cuidado, cada vez que sacaba los dedos su culo volvía a cerrarse. Tardó más de diez minutos en lograr que dilatase, entonces pasó al tercero. Con teatralidad se los metió en la boca, dio un azote a mi madre para que le mirase, sus nalgas seguían rojas, y yo creía que terminarían moradas al día siguiente. Los tres dedos desgarraron a mi madre que aporreó un par de veces las colchonetas maldiciendo a Javi, llamándole de todo. Le pidió que lubricase más, y él escupió, después animó a los otros a hacer lo mismo, Marcos se acercó y escupió. Con los tres dedos dentro mi madre dejó de hablar y su cara reflejaba lo mal que lo pasaba. Ahora Javi no los sacaba del todo, simplemente movía adelante y atrás rápidamente. Mi madre empezó a gemir en un punto, pasado un buen rato, y él aumentó el ritmo. Con el rictus tenso, los dientes apretados, casi chirriando, mi madre tuvo un conato de orgasmo. Javi dejó su ano libre y este mantuvo la forma, se contrajo un segundo y volvió a abrirse.

- Eres tan puta, que de primeras ya te corres.- Tomó una foto, o tal vez un video, con el móvil.- Aun no hemos terminado, mi polla aun no te va a entrar, vamos con cuatro.

Mi madre no dijo nada, se dejó hacer, me dio la impresión de que estaba más caliente cada vez. Los cuatro dedos era una tortura, la mano de Javi la estaba partiéndole en dos, y así se lo hizo saber, pero eso solo le animaba. Movía todo el brazo, con el codo doblado, mi madre gritaba ahora y le suplicaba que parase, lo hizo. Ella llevó sus dedos al agujero, como intentando comprobar si no estaba roto.

- Ya estás.- Javi se escupió en la polla y la apuntó al abierto agujero.- Ahora sí que vas a querer que pare.

De un envite la clavó, ella gritó de dolor. Le tiró del pelo para hacerle levantar, cargó de nuevo. Las embestidas eran profundas, arrancando un alarido a mi madre en cada vez. Empezó a coger ritmo y ella ya no gritaba, aguantaba con compostura. Javi terminó de levantar a mi madre, hasta dejar su espalda horizontal, le rodeó el cuello con la mano. Siguió follándole el culo hasta que empezó a gustarle. Mi madre acomodaba cada penetración, empezaba a buscar el momento justo en que acompañar con sus caderas. Javi lo notó.

- ¿Te gusta?- Había recogido el móvil de la colchoneta, y encuadrándose él y mi madre, con el cuello sujeto, le preguntó sin parar.

- Sí, pero un poco más despacio por favor.- La última parte sonó ahogada al hacer él presa con la mano.

Aun así hizo como le pidió, le dejó caer de nuevo en las colchonetas, y redujo la fuerza de su penetración, despacio abría el culo de mi madre, lo desvirgaba con ella disfrutando. Le pasó el móvil a Marcos y le dijo que no dejase de grabar. A la media hora mi madre disfrutaba de verdad, y pidió que fuese algo más rápido, "un poquito". Llamó ella a Lucas, que fue a ocupar su boca. Todo lo que me había dicho, lo de que me quería como su amante, y estaba allí de nuevo como una puta disfrutando de esos cabrones. Marcos me enfocó un segundo y volvió a la acción mi madre recibía por los dos extremos, y aun hacía guiños a la cámara. Javi que había montado aquello con la intención de poco menos que violarle se encontraba ahora apunto de correrse mientras ella le pedía más dejando, de tanto en tanto, de chupársela a su hermano. No aguantó más y se corrió, dentro, por supuesto.

- Joder. Puta de los cojones.- Le soltó un torta tremenda que le hizo gritar de dolor.- Eres más guarra imposible. Dadle, ahora que está abierta.

Marcos le devolvió el teléfono y para allá que fue. Mi madre le miró con asco, este era el único que no le gustaba lo más mínimo. No importó su preferencia de amantes, el chaval se puso a bombear en su culo, con una sonrisa de oreja a oreja. Hacía más ruido él que ella, moviéndose a toda velocidad, era el más bajo de todos, y tenía que ponerse de puntillas, la pila de colchonetas le había quedado demasiado arriba. Se corrió a los veinte minutos. Le tocaba a Lucas, con este mi madre se lo pasaba mejor, las pollas le entraban y salían del culo sin dificultad ahora. Javi terminó de ponerse a tono con la boca de mi madre y tuvo una mala idea.

- Gírala.- Le ordenó a su hermano.- Mejor, ponte tú en las colchonetas, que se te suba encima.

- No se te ocurrirá...- Empezó mi madre, le dio un bofetón que le dejó muda.

Lucas hizo como le habían pedido, sentó a mi madre sobre su polla, el culo bien abierto. Él mismo le separó las piernas, Javi se la metió en el coño. Y madre estaba rellana por sus dos agujeros. Los ojos como platos, pidiendo clemencia a los dos. Javi fue el que llevó la fuerza de la penetración mi madre tardó en acostumbrarse pero terminó gimiendo con más ganas que nunca. Marcos tenía la boca abierta, contemplando todo. Yo me peleaba con las ataduras, pero para qué, ella disfrutaba de una doble penetración. Los hermanos no paraban, mi madre se corrió y siguieron, le movían como una muñeca de trapo entre ambos. Javi se cargó con ella a horcajadas, entonces aprovechó para imprimir movimiento Lucas, emparedaban a mi madre entre sus pectorales. Javi se tumbó, pasó a tomar su culo y dejó el coño a Lucas. Mi madre se corrió por tercera vez, tal vez había sido todo un gran orgasmo. Había perdido por completo la noción del tiempo cuando terminaron, solo agaché la cabeza un segundo para levantarla y ver como ella goteaba semen por cada uno de sus agujeros.

- Más, más...-  Repetía tirada en las colchonetas, desnuda, con las botas aun puestas.

Marcos se acercó rápidamente y se corrió en su cara. Javi y Lucas recuperaban el aliento. Yo estaba cabreadísimo con todos, pero sobre todo con ella y un poco conmigo mismo, por haberme corrido viendo aquello. Me fastidiaba que me quisiese como su hombre, que me calentase hasta llevarme al incesto y a las primeras de cambio se volviese de nuevo la puta de estos tíos. Los tres se vistieron y se prepararon para marcharse.

- Lo tengo todo grabado, la próxima vez que te pongas tonta lo subo a internet.- Le amenazó Javi.

- Tranquilo cariño, que mañana te voy a llamar para repetir.- Hurgaba en sus agujeros jugando con la mezcla de fluidos.

Se fueron riéndose, y rememorando con él video los mejores momentos. Más adelante ese video traería problemas, pero ya llegaremos a eso. Mi madre se levantó por fin y fue a desatarme, le temblaban las piernas. Me quité la mordaza nada más tener la mano libre. 

- ¡Guarra! ¡Puta de mierda!- Grité indignado.- ¿Qué pasa con todas las mierdas que me dijiste?, solo quieres pollas, eres lo peor.- Se pegó a mí, desnuda, mi polla estaba durísima pese a haberme corrido.

- Fóllame, ahora, por el culo.- Me llevó hasta las colchonetas y se me puso en pompa.

Rezumaba leche por aquel agujero, igual que su coño y su cara y su pelo aun manchados. Aun así yo estaba a cien y cabreado, no me pude resistir. Se la clavé de golpe, haciéndole grita, estaba apretada y al mismo tiempo bien lubricada por la corrida de Javi. Tomé su culo con la misma violencia que él, puede que incluso más. Gemía y me pedía más, "Rómpeme el culo hijo" "Parte en dos a tu puta madre", eran algunas de las lindezas que me decía. Le funcionaron, me animaron a darle aun más fuerte, estaba perdiendo la virginidad con el culo de mi madre. No aguanté demasiado, no tanto como los otros dos, pero le di lo que quería y me corrí en su culo.

- Esto es lo que quiero.- Dijo mientras los dos no tumbábamos en las colchonetas.- Que me follen como a una puta barata y luego tu me des la puntilla.- Mentiría si dijera que aquello no me excitaba también a mí.- Vamos para casa, que se ha hecho tarde.- La luz había perdido intensidad.

Eran más de las seis de la tarde, había salido de clase a las dos, mi madre llegaría sobre las tres, en fin tres horas de sexo en el gimnasio. Mi madre se adecentó un poco antes de salir, se lavó la cara y el pelo en el vestuario. Se abrochó la gabardina bien prieta, limpió un par de manchas blancas de las botas negras. Caminaba por la calle como si no hubiese roto un plato, nos cruzamos con el bedel, que nos preguntó de dónde veníamos, le ignoramos. Nos duchamos juntos en casa, me pidió que le dejase descansar, que estaba rota. Lo hice, mi padre volvió del trabajo y nos preguntó por mi prima Ángela, mi madre había inventado una escusa entorno a ella, "todo bien" contestamos al unísono.

Mi madre y yo nos fuimos a dormir pronto, me sumí en los sueños al tocar la almohada. Soñé con ella follada y refollada por incontables tíos y luego iba yo, siempre el último, era mejor que nada. Al día siguiente Javi se pasó por la tarde, le cogió el culo otra vez, y de nuevo al siguiente. Siguieron repitiéndose los polvos y yo de segundo plato, o postre cuando venían los dos hermanos. Así hasta el cumpleaños de Javi.

Me pilló por banda en clase, me dijo que estábamos invitados, mi madre, mi padre y yo. La fiestecita iba a ser en la casa que tenía su familia en el pueblo, acudirían bastantes de nuestros compañeros. Podía imaginarme que tendría algo en mente para mi madre, pero no serviría de nada negarme a acudir. Además mi viejo había empezado a atar cabos, que Javi se pasase por casa cada vez más le traía mosca. Había que jugar el papel de amigos, lo cierto es que desde que no me zurraba y yo me follaba a mi madre tras él, no me caía tan mal.

- ¿Tienes el regalo preparado?- Me preguntó mi madre la mañana de aquel sábado, estábamos invitados a comer.

- No te pases torturándome. Que sabes lo que él quiere, también como yo.- Estábamos desayunado, mi padre había tenido que hacer una visita rápida a la oficina.

- No te tortura, te pongo cachondo mi niño.- Me corrigió.- Quiere que vaya sin bragas ni sujetador, en un vestido corto.- Era la primera vez que me contaba el plan de Javi.- Ven, ayúdame a escogerlo.

Le acompañé a su cuarto, se desnudó delante de mí. En las últimas semanas había conocido cada pliegue de su piel, no era novedad verle así, pero era igualmente irresistible. No me resistí a acariciar sus muslos y subir por sus nalgas, estaba sentado al pie de su cama, mientras buscaba en el armario. Mis manos se perdieron entre sus piernas, uno de mis dedos fue a su culo, le encantaba aquello, mi otra mano acariciaba su coño por fuera. Se inclinó cuanto pudo aun buscando, su culo pegado a mi cara. Ella suspiraba cada vez más fuerte y a más volumen, di un bocado a su nalga, soltó un gritito. Terminó de escoger el vestido, el juego se detuvo.

Mi padre regresó, nos metimos los tres en el coche y condujo durante más de media hora. Llegamos al pueblucho, lo recordaba de alguna ocasional visita cuando Javi y yo éramos amigos, de niños. Su familia estaba en la casa, él nos recibió cortes, había algunos chicos más del instituto, un par de chicas. Algo más de veinte personas, pululando por la finca y la casa, no me gustaba que hubiese tanta gente, menos aún con lo que él quería hacerle a mi madre. El riesgo de ser pillados siempre había estado ahí, era excitante, pero en esta ocasión me pareció demasiado.

Comimos, todo tranquilo, a Javi le regalaron una moto de trial, la estuvo probando, dejó montarse su hermano y algún otro. Me ofreció probarla, pasé. El tiempo pasaba y empecé a pensar que no iba a ocurrir nada entre mi madre y él. Me invitó a pasar a la casa, subimos a una habitación del segundo piso, reía, ya tocaba.

- Yo por mí te dejaba montar en la moto mientras me monto a tu madre, pero ella insiste en que mires.- Me explicó.

La habitación no era muy grande, un imponente armario se comía el espacio, estaba casi vacío, solo un par de viejos trajes colgados. Mi madre apareció.

- Rapidito, que hay mucha gente por aquí.- Se levantó el vestido, se sacó las tetas y se morreó con Javi.

Este echó a mi madre sobre la cama y se puso a lo suyo. Después de severas folladas anales, tanto por parte de él como mías, los agujeros de mi madre recibían su polla indistintamente. Empezó por el coño, no más de diez minutos, yo controlaba desde la ventana a los asistentes a la fiesta, se reunían en grupos, padres, madre y chicos. Pasó al culo, aquello le gustaba más, a mi madre también, nos miraba alternativamente a él y a mí, con el mismo deseo. Javi le azotaba las tetas, se las dejó rojas a base de manotazos, le había cogido gusto a darle a mi madre desde lo del gimnasio, el sexo era cada vez más duro. Miré el reloj, llevábamos ausentes más de media hora, localicé a mi padre, al menos no nos buscaba.

Mi madre llegaba, gemía en voz baja, pero estaba a punto. Los pasos me alertaron con tiempo justo, cuando la puerta se abrió me refugié en el armario. Vi entrar al padre de Javi, miraba desde una rendija. Mi madre se cubrió como pudo, Javi intentó hacerlo mismo, pero le cayó una colleja que terminó con él sujetó del cuello. El hombre cerró la puerta tras de sí.

- Desgraciado, pero que haces.- Le decía su padre, apretando la pinza del cuello. Era un hombre grande, camionero de profesión.

- Nada, nada...- Javi estaba acojonado.

- Te estás follando a esta..., guarra.- Mi madre se había intentado vestir y estaba de pie al lado del armario.- Y tu marido ahí abajo, si serás puta.- Soltó a Javi y avanzó hacia mi madre.- Baja que te está buscando tu madre.- Le dijo, estaba frente a ella devorándole con los ojos.- Que no suba nadie, hasta que baje yo.

- Papá...

- ¡Largo!- Javi salió.- ¿Me imagino que no es la primera vez que pasa esto?- Mi madre negó con la cabeza.- Mi hijo no es un santo pero lo tuyo...

- Mira, seguro que lo podemos arreglar.- Le acarició el hombro, iba a seducirle.

- ¿Qué mi hijo se te folle, o la cornamenta de tu marido?- Rió.- Lo primero es fácil, ya le quitó yo al chaval la manía. Lo segundo..., me parece que va a marcharse de aquí con algún asta más.

Según terminó de hablar se sacó la polla, mi madre no dudó, se arrodilló y empezó a mamarle. El padre calzaba como el hijo, algo más gorda. Para ella no fue ningún reto, le chupó a base de bien, tanto que al poco ya iba a correrse, agarró a mi madre del pelo y le tiró sobre la cama. Cayó boca abajo, le levantó el vestido y contemplo los dos agujeros, estaba claro que a su culo le habían dado uso.

- ¿No me digas que mi hijo te la mete por aquí?- Le introdujo el pulgar, sin mucho esfuerzo.- Menuda puta estás hecha.

- Sí, lo que tú digas,  pero date prisa y termina.- Le apremió mí madre.

Le costó decidirse pero terminó optando por el coño, debía ser un hombre tradicional. Follaba con más violencia que Javi, montaba a mi madre como un caballo a una yegua, le tiraba del pelo. Como ella no se cortaba con nada logró sacar algo de placer de aquello, y empezó a gemir y pedir más. Yo desde el armario, oliendo a mata-polillas y poniéndome como una moto, contemplaba la escena. El padre de Javi seguía y cada vez más fuerte, la cama empezó a temblar y a hacer ruido. Se corrió, dentro, se molestó en preguntarle a mi madre y ella le dio permiso.

En lo que sacaba su polla goteando y mi madre le daba unas culpaditas entró mi padre en la habitación. "¿El baño? preguntó antes de ver la escena. Se montó una buena, mi madre se interpuso entre los dos hombres, mi padre vociferaba tiraba todo cuanto no estaba sujeto. El escándalo iba a atraer atención. Salió furibundo, mi madre detrás, el otro tras ella. Yo esperé no me apetecía dar explicaciones de por qué estaba en el armario. Cuando llegué abajo mi padre salía con el coche escopetado, a Javi le caía una buena de su padre y la mayor parte de la gente no se enteró de gran cosa en el momento.

El padre de Javi nos llevó a casa, se pasó el camino intentando decir a mi madre, en un improvisado lenguaje clave, que no contase nada para no buscarle líos con su mujer. Mi padre no estaba en casa, dejó una airada nota, no apareció en todo el fin de semana. Yo hablé con él por teléfono, fue parco, me dijo que iba a pedir el divorcio y poco más, que ya era mayorcito para entender lo que había pasado. Me contó lo que vio, yo me ahorré contarle lo que había visto y hecho con mi madre. Ella estaba enfadada, le fastidiaba que la hubiesen pillado, y en parte que en poco quedaría como la guarra del barrio. Me rechazó cuantas veces me acerqué, su estado de nervios era considerable.

El lunes recibió una llamada de un abogado, para los temas legales. Ella contrató a otro, y empezó el litigió. El cursó terminó, pasé la selectividad, la pelea legal duró un par de meses, al final decidieron vender la casa y repartirse lo que sacaran, yo siendo mayor de edad pude elegir con quien quedarme, que aún no tenía ingresos y demás. Elegí a mi madre, que para alejarse del barrió volvió a casa de su padres, en el barrio era la comidilla. Por culpa de Marcos, abrió la boca y el video empezó a circular, un desastre. En casa de mis abuelos había espacio de sobra, y ellos no daban veracidad a los rumores. Mi relación con mi madre se enfrió mucho, no quería saber nada de sexo, se centró en el trabajo y buscar piso.

Encontró algo en el centro, cerca de la nueva sucursal donde pidió el traslado. Un apartamento, con un par de habitaciones, suficiente para los dos. Empezó a relajarse en cuanto nos alejamos en tiempo y espacio de lo que pasó. Me dejó acercarme de nuevo, la sequía continuó, éramos más compañeros de piso que otra cosa. Yo de vez en cuando iba a ver a mi padre, me había cogido tirria por elegir a mi madre, terminé por mandarle a la mierda. Las cosas parecían ir bien hasta que un día vi a mi madre preparase para una cita, era verano.

- No sé cuando volveré. No me esperes levantado o sí, ya te contaré.- Salió animada, con un vestido de noche.

Me quedé solo en casa, pensando qué hacer, con quién salía, me dejé de preguntas y le seguí, a cierta distancia.

Continuará.