miprimita.com

No me gusta pero se lo merecio

en No Consentido

Hola, soy un hombre normal,trabajador, leal y para nada vengativo. Pero ha veces la vida te hace cambiar radicalmente y te convierte en algo que no te gusta. Yo trabajo

en un gran centro sanitario de una ciudad española. Soy sanitario hace muchos años, con demostrables conocimientos y competencias. Al cabo de unos meses entro como

Jefa de Sección, una mujer muy capaz profesionalmente, pero con un agrio caracter, casí despotico. Tendría unos 45 años y era muy atractiva como mujer y teniendo en

cuenta su edad. Sus primeros días fueron amables, pero progresivamente, y según se afirmaba en su puesto, se volvio odiosa y despota. Todo el mundo la odiaba, la

respetaba y tenían cierto miedo. Yo la respetaba como jefa y profesionalmente, pero nada más. Eso parece ser que la incomodaba, pues la gustaba que sus subordinados

la tuvieran panico. Siempre intentaba incomodarme, cargarme de trabajo y putearme, siempre que podia. Incluso me amenazo con trasladarme de sección y mandarme

a algún puesto más inferior. Yo siempre intentaba cumplir, aunque fuera trabajos y tareas injustas con mi cometido. Nunca se la pillaba en un renuncio y era intachable

en su conducta. Pero a todo el mundo le llega su día, y yo tuve la suerte de estar en la hora, sitio y lugar exacto para pillarla.

Un buen día que estaba fuera de mi turno, haciendo algo que ella me habia mandado, vi que llegaba a su despacho, me extraño pues ella es muy pegigeras con el horario,

Siempre es la primera en llegar y la última en irse, pero esta hora no era normal que estuviera. Llevaba una caja grande, cuadrada, como las que se embalan para las medicinas del hospital. Yo estaba en un sitio, donde no se me podía ver, pero yo si podia controlar todo el entorno.

Al rato aparecieron dos hombres, uno muy trajeado y el otro más informal, con un perfil como de guardaespaldas o algo así. Al principio, me preocupe, pero luego al ver que hablaban distendidamente, me tranquilice.

Lo que no me tranquilizo, fue el cariz de la conversación, parece que nuestra buena doctora, era una jugadora de poker empedernida, que perdía normalmente más que

ganaba. Y claro tenía muchas deudas, parece ser que las partidas eran de 3.000 euros para arriba, Y claro, al no poder hacer frente a las deudas, lo compensaba sacando

medicación de todo tipo sobre todo de la que se podía considerar como drogas. Yo instintivamente, hice dos fotos una con ellos tres y otra con la entrega de la caja y pos-

rior trueque con los pajares, que debian de ser de muchisimo dinero. Instintivamente, pense ya te tengo pillada.

Deje pasar unos días, me jure que lo tenía que hablar con ella, pues se estaba robando en mi trabajo, y yo lo sabia, aunque nadie sabia que yo lo sabia, valga la redun-

dancia. Es más, si se portaba bien conmigo, lo hablaria con ella, e intentariamos arreglarlo. Pero si sigue pasandose conmigo, entonces, tomare medidas y pasaría a la

accion.

Por supuesto, su aptitud, no cambio hacia mí, yo seguia desafiante, y ella me puteaba cada día más. Hasta que uno reboso el vaso. Yo tenía un compromiso familiar inne-

ludible y tenía libre el fin de semana. Ella sin ningún motivo, me lo cambio, diciendome que era necesario por que había mucho trabajo. Eso era totalmente falso, pues

era principio de verano, y en nuestra unidad

, baja bastante el trabajo. Lo hizo para fastidiarme.

Asi que me jure, que tomaría represalias.

La ocasión vino al poco tiempo, un día coincidimos los dos solos en la unidad, y la pregunte seria pero amablemente, el porque de su trato hacía mí. Su respuesta me

reafirmo en lo que iba a hacer, que tampoco lo tenía muy claro. Me dijo que ningún inferior mindundi le habia desafiado nunca con su aptitud y que la fastidiaba que

fuera el unico que no la tenía miedo. Dicho esto, me fuí y espere mejor ocasión para vengarme.

Un buen día, nos encontramos ella y yo, en  la salida del hospital. La dije que quería hablar con ella, y que la convenia escucharme, sobre todo para ella. Ella me dijo

que no dijera tonterias y que no se le ocurriera amenazarla. Yo la comente que tenía algo comprometedor para ella, y que sabia que era una ludopata y que pagaba

sus deudas con medicaciones del hospital. Me miro desafiante, y se rio, entonces yo la enseñe las fotos. Su reacción fue de confusión y estupor y luego de preocupa-

ción. Me dijo que que queria a cambio de mi silencio. La dige que de momento, que tuviera una aptitud más educada hacía mí, y que ya veriamos si queria algo más.

Todo se calmo, yo tenía mi conciencia intranquila, pues era complice de un delito, y ella podía aprovecharlo.

Y desgraciadamente así fué. me abrieron expediente y me suspendieron de empleo y sueldo, y claro ella salio de rositas.

Con tiempo libre, y como estoy soltero y sin pareja, tenía todo el tiempo del mundo para vengarme. Contacte con el guardeaspaldas que ví en el hospital.  Iba casi

todos los días a donde jugaba la doctorcita, ya que vi en su documentación, antes de que me despidieran, donde jugaba a las cartas. Fue un raro desliz por su parte.

Un día contacte con este personaje, y me confirmo que efectivamente perdia mucho dinero y que pagaba con dinero y medicación hospitalaria, que suponía además

muchos miles de euros. Yo le comente lo que me hizo, y el me contesto que que sacaría el limpio si me ayudaba. Yo le pregunte que queria, pues no tenía mucho

dinero. Me comento que habia muchas formas de pagarle. Le dige, dime una...., el me contesto que si me había fijado lo buena que estaba la doctora, que le encan-

taría ponerla a cuatro patas, y follarsela. Yo le dije que eso era bastante dificil. Me digo buscate la vida, si me la follo como yo quiero, te ayudare.

No me gustaba el cariz de los acontecimientos. Estuve varios días, dandole vueltas, por un lado sabia que la doctora estaba estafando muchos miles de euros al

hospital, pero mi credibilidad no era la mejor ante la gerencia del hospital. Y por otro tenía la solución, me ayudarían a demostrar mi inocencia, pero a cambio de

algo delictivo. Que hacer.