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Por una mala decisión.

en Dominación

Hola amigos, ha  continuación os voy a contar la historia de Monica, una mujer hermosa, casada, con una buena vida en todo los sentidos, y como se la complico a límites

insospechados por una mala decisión.

A Monica, no la faltaba de nada, tenía dinero, un buen trabajo, un marido que la quería, un poco a su manera, pero la quería. La vida de Monica, era comoda, pero un poco

aburrida, y de falta de alicientes. Su día era a día, era levantarse sobre las 7.00 horas, ir a su oficina, comer fuera y volver a su casa, o querar con alguna amiga/s, a  com-

prar ropa, tomar algo y cuchichear de unas y de otras. Como los dije Monica, era muy hermosa, alrededor de 30 años, alta, esbelta, se cuidaba mucho, tenía el cuerpo per-

fecto y deseable. Su marido, estaba absorvido por su trabajo, pero también, tenía un pequeño gran defecto, le gustaban demasiado las mujeres, dijamos un poco especiales,

Monica, lo sabía, pero no quería darlo demasiada importancia, sabia que eran eso, solo aventuras, ella misma tenía plena libertad, pero no se había planteado de momento

tener ningún tipo de aventura extramatrimonial, por lo demás su matrimonio, sin hijos, funcionaba razonablemente bien, y sexualmente, era bastante satisfactorio.

Monica, aunque le podía a veces la monotonia, no se había planteado, nunca ningun tipo de situación, fuera de lo normal.

Un día, quedo con dos de sus mejores amigas, se reunierón en una cafetería, hablaron de muchas cosas, y terminarón por hacerse confidencias, y contar alguna situación

que sus amigas habían vivido. Una conto, que llendo con un amigo, y teniendo dinero de sobra, salierón del local, sin pagar. Decía que la sensación de peligro y subida de

adrenalina fué satisfactoria. La otra amiga, más liberal, conto que a ella la pillarón con su amante, en el cine, follando, y que la sensación de ser observada la dio mucho

morbo. Monica, las dijo, que ella no había tenido ninguna situación de ese tipo, sus amigas, riendo, la dijeron que ya era hora, y que la próxima vez, tenía que compro-

meterse a hacer algo prohibido, o fuera de l habitual, para poderselo contar. Monica, dijo, que se lo pensaría.

Monica, la verdad, se quedo un poco incomoda, parecía la mogijata de turno, la niña tontita que siempre hay en algún grupon de amigas.

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