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Discoteca.

en Orgías

DISCOTECA.

La discoteca está a rebosar. Somos un grupo de seis amigas y hemos venido a pasar la tarde.

Nos sentamos juntas en una mesa, en un lateral de la pista, y tomamos unos refrescos.

Se acercan unos chicos. Nos invitan a bailar. Les decimos que no. Parece que les molesta la negativa.

Pasado un rato, salimos todas a la pista. Nos hacen sitio para que bailemos.

Tras varias canciones, concentrada en el baile, me he distanciado de mis amigas y no las veo. He ido desplazándome al otro lado de la pista, zona con muy poca luz y apartado del gentío. Estoy rodeada de cuatro chicos que bailan siguiéndome. Son los mismos que antes nos pedían que bailáramos. Me gusta que me presten atención.

Quizás estoy muy solitaria y en un lugar donde me temo que la gente de la pista no me ve. Intento volver sobre mis pasos para ir a la zona con gente y reunirme con mis amigas. Tres de los chicos se colocan delante de mí. Bailan pero no me dejan pasar.

Estiro las manos entre ellos para separarlos y abrirme paso, pero cierran filan y me lo impiden descaradamente. Sonríen maliciosamente.

Noto como alguien se pega a mi espalda y los otros tres, a su vez, me rodean formando un círculo. Muy próximos a mí. Estoy entre los cuatro sin posibilidad de escapar. La zona está en penumbra. Creo que nadie nos ve.

Se me acerca el que tengo enfrente. Coloco las manos por delante de mis pechos para mantener la distancia con él. Me pongo de puntillas, levantándome un poco, en un intento de buscar la ayuda de mis amigas. No alcanzo a verlas. Las llamo a gritos pero no sirve de nada. El volumen de la música hace que sea en vano. El que está detrás me tapa la boca. No puedo gritar. Desisto de seguir intentándolo.

Me libera la boca. No voy a gritar. Me imagino lo que desean y para mi es una fantasía nunca realizada. Me da un poco de temor.  

Los del  lateral me cogen de un brazo cada uno. Una mano por debajo de la axila, la otra en la muñeca. No les cuesta nada llevar mis brazos a mis caderas e inmovilizarme.

Preocupada porque me han forzado a bajar las manos, siento como el de mi espalda me coge de la cintura y se refrota con mis nalgas. Algo duro empuja mi culo. He viajado mucho en metro en hora punta y sé lo que es porque ya lo he sufrido.

El de delante, levanta sus manos y las deja descansar sobre mis tetas. Intento retroceder pero no puedo. Me topo con el de atrás que aún empuja más sobre mis nalgas. Me agito para soltarme pero no lo consigo. Los dos que me agarran de las muñecas resisten mi esfuerzo.

Por delante, me coge las tetas y me las agita varias veces. Baja las manos y las mete bajo mi suéter, levantando este. Sus manos palpan mi vientre y suben hacia arriba. Mi sostén queda a la vista. Los que están a mi lateral pueden verlo.

Mi sujetador es de tipo strapless, sujeto sólo por atrás, negro. Sus manos recorren la cinta, hacia mi espalda, y localizan el broche. Lo suelta y el sujetador cae por sí solo. Mis tetas se desploman un poco. No sé qué ha hecho con el sujetador pero regresa al interior de mi suéter y me manosea las tetas. Mis pezones se rebelan y se agrandan con el contacto. El tipo sabe lo que hace. Acerca su boca a uno de mis pechos y lame el pezón con su lengua. Abre la boca y la mete todo lo que es capaz de abarcar. Sigue lamiendo un pezón mientras me pellizca el otro, estirándolo hacia afuera.

El de mi espalda deja de apretarse a mí. Se aleja. Me parece un alivio… hasta que noto sus manos por debajo de mi falda. Manosea mis piernas y sube hasta mis nalgas. Busca mis bragas. Arqueo mi cuerpo hacia delante para huir de sus manos. No puedo adelantarme más. El que está delante me lo impide. Choco contra su pene, colocado hacia un lateral y duro,  lo restriega en mi vientre.

Las manos del que está detrás cogen mis bragas y las bajan poco a poco. No tiene prisa. Parece que quiere ver cómo reacciono. Intento mover mis manos, sujetas por los chicos del lateral, para agarrarlas y evitarlo. Me es imposible. Cruzo las piernas como último recurso para evitar que me las quite. No sirve de nada. Tira de ellas hacia abajo. Resbalan entre mis piernas. La presión que hago no es suficiente. Las baja lentamente. Creo que quiere que sufra pensando que me las va a quitar. Me quedo sin bragas.

Unos instantes más tarde noto su polla directamente en mi culo. Se la ha sacado y la coloca entre mis nalgas. Siento la humedad y el calor de su capullo restregándose contra mí.  Intento apretar las nalgas para evitarlo pero es más fuerte que yo. Desisto y me resigno.

Los del lateral se agachan y, sin soltarme las muñecas, con la otra mano me cogen de los tobillos. Tiran de ellos hacia el exterior y mis piernas se separan, dejándome abierta la entrepierna.

Por delante me dejan de manosear las tetas. Se saca la polla y la restriega en mi coño abierto, arriba y abajo. Estoy muy lubricada. Busca la entrada,Empuja hacia mí y la mete en mi interior. No ha hecho falta mucho esfuerzo. Mi coño la ha absorbido como si estuviera hambriento. Me han soltado brazos y tobillos. Me levanta del suelo, colgada prácticamente de su polla. Me agarro a su cuello, le rodeo con mis piernas. Me coge por los muslos. Me eleva y baja sucesivamente. En cada caída me clavo un poco más. Estoy caliente como no recuerdo nunca. Jamás me habían follado con tanto morbo.

Por detrás, una polla busca el agujero de mi culo. Lo encuentra. Empuja y entra. Para mí no es la primera vez. Estoy penetrada por ambos sitios. La presión me hace retorcer de placer. Ahora soy yo la que se levanta y se deja caer, colgada del cuello del chico de delante.

Ambas pollas palpitan dentro de mí. Su grosor aumenta y se reduce ligeramente. Mis sensibles entrañas notan la variación. No van coordinados y tampoco al mismo ritmo. En algunos momentos se agrandan a la vez y la presión en mi interior me provoca un inmenso placer.

Un chorro líquido a presión inunda mi sexo. Se ha corrido el chico de delante. Ahora sus entradas y salidas son más suaves.

Noto en el culo el mismo calor. El chico de detrás ha descargado su semen. También aprovecha para entrar y salir varias veces, hasta que no le queda nada que expulsar.

Los dos están saciados y me sueltan, pero yo no he llegado a correrme aún. Me giro buscando al chico que está en un lateral. Me apunta con su polla. Me acerco a él y la busco con mi coño hasta localizarla. Cuando la tengo centrada, empujo un poco. El empuja el resto hasta meterla en mi interior. Con el semen que aún me queda dentro y mi propia segregación, estoy tan mojada que, a pesar de ser este pene más grueso que el anterior, ha entrado muy suavemente. Me cuelgo de su cuello, como antes, y continuo subiendo y bajando.

No tarda mucho el otro chico del lateral en buscar mi culo y rellenarlo con su miembro.

Permanecemos un rato en movimiento. Me corro. Me agito. Jadeo. Grito. Noto descargas en mi interior. Siento la tensión de mis folladores que de repente y simultaneo, escupen sus fluidos dentro de mí. Me siento llena de suave líquido. Me siento muy guarra.

Las luces de la discoteca se encienden. Mis amigas están alrededor de mí. Todo el mundo me mira. Abrazada a un desconocido que me mete su polla por delante y otro que hace lo mismo por detrás… y yo con una sonrisa estúpida por el placer que me han dado.

No sé qué hacer… y me despierto.

Estoy tumbada en mi cama, sola, desnuda, empapada en sudor, mis pezones a punto de estallar… y con el coño mojado.

Hacía tiempo que un sueño no lo sentía tan real.

La siguiente media hora intento recordarlo todo. Por ello escribo esto.

Ana.