miprimita.com

LAS TIENES MUY GRANDES MAMÁ -sed de leche materna-

en Amor filial

Miércoles  2  noviembre

 

    Blas se acaba de enterar de que va a tener un hermanito. No sabe muy bien cómo reaccionar. Mamá se lo ha contado con una sonrisa pintada en la cara mientras su padre, muy moderno él, le filma con su móvil para inmortalizar el momento. El protagonista de ese clip no podría tener una actuación más neutral. Su reacción es tan gris como el sofá sobre el que está sentado.

 .

CLARA:    ¿Es que no te alegras?

BLAS:       Supongo.

CAMILO:  Pero di algo más. Es uno de los momentos más importantes de tu vida.

BLAS:       ¿Cómo se llamará?

CLARA:    Todavía no lo sabemos. Ni siquiera conocemos el sexo del bebé.

BLAS:       !Epi! Si es niño quiero que se llame Epi... por favooooor.

 .

Jueves  12  enero

 

    Santi es un liante de cuidado. Siempre intenta tomarle el pelo a sus amigos y Blas no va a ser una excepción. Mientras se columpian, empieza a hincharle la cabeza sin piedad:

 .

L:  Ya verás. Te lo digo. En cuanto nazca... nada volverá a ser igual.

S:  ¿Por qué dices eso?

L:  Ya no vas a importar para nada. Todo será: el bebé esto, el bebé lo otro...

S:  Qué va. Eso no va a pasar en mi casa.

L:  Yo también lo pensaba hasta que nació mi hermana. Desde entonces...

S:  No me digas que no te cuidan. Te cuidan. Yo no he visto que no te cuiden.

L:  Me dan menos comida, me compran menos cosas, ya no me preguntan nada...

S:  A mí mi madre me quiere mucho; me adora. Eso no va a pasar conmigo.

L:  Incluso por navidad te trae menos regalos. Hay que repartir.

S:  ¿Qué tiene que ver  eso?

L:  Hay un tope de regalos para cada casa.

S:  No me creo nada. Además... tu familia no es la mía.

L:  Todas las familias son iguales.

S:  A ti no te quieren porque eres tonto. Déjame en paz.

 .

    Blas se propulsa fuera del columpio y empieza a caminar deprisa para dar más relieve a su enfado. No se sentiría tan mal si no pensara que Santi lleva un poco de razón en su discurso.

"Desde que mamá ha empezado a tener barriga la noto rara, puede que de verdad no me pregunte tantas cosas."

 .

Martes  19  septiembre

 

    Desde que Lucas llegó al mundo, Clara y Camilo han intentado hacer partícipe a su otro hijo de la nueva coyuntura familiar, para que no se sienta desplazado ni celoso. Era un buen plan pero su primogénito no parece responder como es debido.

    Han pasado más de tres meses desde el feliz advenimiento y Blas sigue triste y enfurruñado cada vez que el bebé le quita protagonismo. Siente que las carantoñas que mamá le dedica ahora son fingidas; que solo lo hace para nivelar la balanza.

B:  Yo también quiero.

C:  Tú eres mayor para esto.

B:  ¿Tienes dos no? Son muy grandes para él.

C:  No están llenas de leche... ¿A caso no las tenía grandes antes?

B:  Ahora más... ¿Antes no tenían leche?

C:  No. Solo hay leche cuando hace poco que ha nacido el bebé.

 .

    Clara rebosa serenidad mientras amamanta a Lucas sentada en una de las sillas acolchadas del comedor. Blas, muy cerca, mueve sus cortas piernas con cierto nerviosismo, zarandeando unas bambas rotas que no alcanzan a tocar el suelo. Lleva pantalones cortos. Una de sus rodillas está marcada aún por su última imprudencia. Una costra le está ayudando a cicatrizar.

B:  ¿Me darás a mí también? Porfa-porfa-porfa-porfa-porfa...

C:  Te he dicho que eres demasiado mayor. Ya te di cuando eras pequeño.

    Blas sigue suplicando ante la negativa de su madre. Clara le observa negando con la cabeza pero una serie de pensamientos empiezan a quitarle contundencia a su respuesta:

"La verdad es que tengo los pechos que me estallan. Puede que fuese la manera de que Blas no se sintiera tan celoso. ¿Tan raro sería?"

    Clara está muy dolida por la manera en que su hijo mayor está llevando todo ese asunto. Le quiere mucho y necesita convencerle de ello. Negarle sus tetas no parece la mejor manera de hacerle entender que el bebé no tiene privilegios frente a él.

 .

-Mamá...-   dice Blas esperando aún una reconsideración.

-¿Solo por una vez?-   suspirando frente a tanta pesadez.

 .

    Ha pronunciado esa pregunta en forma de respuesta antes de haber tomado una decisión al respecto, pero viendo la alegría que ilumina la cara de su hijo no se plantea ya contradecirse.

C:  Nono. Espérate que acabe con él.

B:  Pero es que ya lleva mucho rato.

C:  Hasta que termine. Además, a ti no voy a cogerte en brazos.

B:  Ah. En el sofá. Vale.

 .

    Blas vuelve a sentarse, a pesar de su nerviosismo, mientras a Clara le invaden las dudas. Intenta calibrar de nuevo la situación de un modo más objetivo; sin ojos de madre.

 .

-Voy a llevar a Lucas a la cuna-   anuncia al tiempo que se levanta cuidadosamente.

-Vale mamá-   responde con rápida pronunciación.

 .

    Clara, haciendo uso de todo su cariño, acomoda al pequeño en su camita. La siesta de Lucas parece inminente.

"Pero qué ricura. ¿Cómo he podido parir una cosa tan bonita?"

    La verdad es que todos los bebés son feos cuando vienen al mundo, pero tardan poco en convertirse en preciosidades tan apetecibles que llegan incluso a despertar instintos caníbales.

    Nada más regresar al comedor, Clara encuentra a su hijo aguardando pacientemente. Nunca lo había visto esperando algo con tanta compostura. Siempre que quiere una cosa anda de aquí para allá, mimetizando su impaciencia.

 .

C:  ¿Estás seguro Blas? No tienes porqué hacer esto. Eres muy mayor.

B:  Me has dicho antes que sí. Ahora no puedes decir que no.

C:  Cuando crezcas... tendrás que aprender lo equivocada que es esa frase.

B:  Vale. Ya lo aprenderé. Pero aún no.

 .

    Clara se desabrocha el último botón de su camisa blanca. Hace rato que no lleva el sujetador, desde que se ha propuesto amamantar al bebé. Se siente algo extraña aproximándose a Blas en esas condiciones; sobre todo a raíz de las hambrientas miradas que le procesa su hijo. Va descalza y ni siquiera lleva pantalones. Estamos a finales de verano y la última ola de calor agoniza con sus últimos coletazos. No hay necesidad de vestirse demasiado para andar por casa.

 .

-Las tienes muy grandes mamá-   sin apartar la mirada de su escote entreabierto.

-Eso no es ninguna novedad cariño-   mientras se sienta lentamente en el sofá.

 .

    Blas se decide a terminar de abrir esa cortina textil que tan cruelmente intenta esconder los pezones de mamá. Ella sigue autoconvenciéndose de que lo que ocurre no es un disparate.

"Es un crío. Solo quiere salirse con la suya. En seguida le dará asco y querrá parar"

-Coge ese cojín, así lo haremos mejor-   dice ella mientras se lo señala.

-¿El rojo?-   se apresura para alcanzarlo.

-Sí. Ese-

    Clara se ha sentado en el lado derecho del sofá. Está intentando encontrar la postura adecuada. Tras probar diferentes variantes, termina por sentarse sobre su pie diestro y se apoya en el posabrazos. Inmediatamente, recibe ese cojín cuadrado de manos de su hijo, cual regalo del día de la madre.

.

C:  Vamos. Ven aquí. Túmbate con la cabeza en el... ... así.

    Sin mediar palabra, Blas obedece y no tarda en amorrarse impetuosamente a una de las tetas de mamá; la contraria que estaba sorbiendo su hermanito. Ha perdido el instinto neonato que antaño le dictó como chupar un pezón para obtener leche materna. Ahora usa su lengua de una manera obscena.   

 .

-¿Pero qué haces Blas?-   le pregunta incómoda.

-No sé. No sale-   algo avergonzado.

-Tienes que chupar como... como si fuera un biberón-

 .

    Clara le está sujetando la cabeza con la mano derecha y con la otra le acaricia tiernamente el pelo. Blas empieza a usar sus labios para hacer ventosa y así poder conseguir el fruto materno que tanto ansía. Mamá empieza a sentir como fluye su leche. Algo ruborizada, intenta mirar a otro lado para enajenarse, pero no puede desatender esa extraña sensación que emana de su glándula mamaria. Dicha ordeñada vocal parece demasiado duradera a la vez que demasiado breve. El niño no termina de saciar su sed por más que chupa.

    Azotada por una culpabilidad de difusos matices, Clara termina por sacarle el pecho de la boca a su hijo e intenta levantarse lo más pronto posible. Algo sacudido por esos movimientos tan urgentes, Blas verbaliza sus inquietudes.

 .

-¿Qué pasa mamá? ¿Es que te he hecho daño o algo?-   confuso.

-O algo-   contesta ella sin siquiera poder mirarle a la cara.

-¿O algo? ¿Qué es ese algo?-   con una sonrisa desconcertada.

-Ya te he dado lo que querías. Ahora olvídate ¿De acuerdo?-

-Vale, vale, vale... ... ... ¿No me preguntas como sabe?-   pregunta alegremente.

-Ya sé como sabe. Es algo más dulce-   mientras termina de abrocharse la camisa.

 .

****

    Pasada le media noche, Clara y Camilo reposan en la cama de matrimonio, a oscuras y en silencio. Es un barrio peatonal, muy tranquilo y lejos del tráfico mundano del centro de la ciudad. Lucas, en la cuna, duerme plácidamente cerca de ellos.

CM:  El verano que viene nos ponemos aire acondicionado.

CL:    Si tienes calor no te tapes con la sábana.

CM:  Es que el ventilador me hace cosquillas en las piernas.

CL:    ¿Y por qué a mí no me las hace?

CM:  Pues porque tú no tienes pelos. Los pelos al moverse con el aire son los que...

CL:    Podrías depilarte.

CM:  Eso... eso mermaría mi masculinidad.

CL:    ¿Pero qué tonterías son esas?

CM:  No tengo edad para ir depilándome. Si fuera un cachas aun luciría pero así.

CL:    Tú y tu masculinidad... ... Hablando de eso... ¿A qué edad crees que aparece?

CM:  ¿Que aparece el qué? ¿La masculinidad?

CL:    Sí. A ver. Ya sé que no es una cosa de un día para otro pero...

CM:  ¿Por qué piensas en eso ahora? ¿Por Blas? ¿Qué te ha dicho?

CL:    Nada, nada. Pero no sé. ¿Tú a qué edad empezaste a... tocarte?

CM:  Desde muy pequeño... pero la primera corrida no es hasta los doce o trece.

CL:    Anda borrico. No me refiero a eso. Sino a la primera vez que miraste a una mujer.

CM:  A ver... mi madre me contó que una vez, cuando tenía cuatro, le dije:"No sé qué me pasa cuando veo este anuncio que se me pone la picha dura"

CL:    Noo. Imposible. No me lo creo.

CM:  Te lo juro. No me acuerdo pero mi hermano Tomás también estaba.

CL:    Con cuatro... por Dios.

 .

    Clara tiene ganas de contarle a su marido lo que le ha pasado antes con Blas. No tenía la sensación de haber hecho nada malo pero cuanto más vueltas le da, más cree haberse equivocado.

"Solo quería que dejara de sentirse tan arrinconado y celoso, Tampoco hace tantos años que le daba el pecho a él"

CL:    Es que estaba mirando antes por internet y... no sé por dónde me he metido y...

CM:  Uiuiuiui. Cuidado con eso. La red está llena de pirados.

CL:    Hablaban de amamantar, del destete, consecuencias psicológicas y tal.

CM:  No hagas caso. Los psicólogos se llenan la boca de conclusiones pero en realidad...

CL:    ¿Qué? Ellos lo sabrán mejor que tú o que yo.

CM:  ¿Y por qué cada uno dice una cosa diferente? Cada niño es distinto.

CL:    Salía una que le daba el pecho a su hijo y... solo tenía poco menos que Blas.

CM:  ¿En seriooh? Vaya loca. Eso es enfermizo. Tendrían que quitarle la custodia.

CL:    ¿Pero por qué? No es nada sexual. Es algo... no sé.

CM:  ¿Pero tú has escuchado lo que te he dicho antes? ¿Lo del anuncio?

CL:    No te pongas a ti de ejemplo que tú eres un perturbado. Solo con cuatro... por favor...

CM:  Era un anuncio de desodorante. Salía una tía corriendo por la playa en topless.

CL:    ¿Y qué?

CM:  Tetas. Es lo primero que llama la atención de los críos... sexualmente.

CL:    Me vas a decir tú que Blas piensa en tetas a su edad; que se lo pone dura.

CM:  Tiene mis genes. No lo olvides.

CL:    Que va. En realidad es del butanero.

CM:  ¿A qué te doy?

CL:    Anda. Cállate y duérmete que mañana madrugas.

CM:  Que tonta eres.

 .

Miércoles  20  septiembre

 

    Después de atender a sus otros quehaceres cotidianos, Clara está regando las plantas del jardín:

"Espera... ¿He regado estas plantas dos veces? ¿En qué estoy pensando?"

    Está pensando en la conversación de ayer con su marido. Lo sucia que le hizo sentir a propósito de lo que había hecho con Blas. Se sorprende al apreciar otra ladera emocional de ese turbio asunto: una sensación morbosa y estimulante que se regodea bajo ese manto de vergüenza. Contrariada, zarandea la cabeza e intenta expulsar de ella esas bochornosas inquietudes. 

*Has leído solo la primera parte de esta turbadora historia:  https://ereqtus.com/