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Obsesionado por los pechos maduros II - Jesusa

en Sexo con maduras

Poco después volví a ver a mi amigo en una zona de copas de Madrid y mientras nos tomábamos algo empezamos a hablar.

 

  • ¿Que tal el otro día con tu madre, Jesús (así se llamaba)?, cuando me fui le estabas empezando a comer las tetas.

  • Si, y fue lo único que comí, estaba muerto de cansancio y me fui a echar la siesta, si por lo menos hubiese tenido leche.

  • No te quejes, que tu te alimentaste de ellas cuando eras pequeño, ya me hubiese gustado a mi mamarselas todos los días.

  • En eso tienes razón, lo malo es que no me acuerdo.

  • Y tu madre, ¿que?, ¿comió?

  • Si ella tuvo más suerte porque aparte de rabo bebió también leche, que forma de mamar tiene la condenada.

  • ¿y tu padre no sospecha nada?

  • Mi padre, bah, mi padre no se entera de nada, seguro que un día entra en casa y me ve comiendole las tetas y se piensa que soy un bebé y estoy mamando.

  • Si, seguro y si te ve follandotela o comiendole el coño se cree que estás naciendo. Ja, ja, ja...

 

Mientras tanto en casa de Jesús, su padre, Miguel y su madre Jesusa estaban en la cama, Miguel la estaba sobando las tetas por encima del camisón e intentaba subirselo para echar un polvo, ella se resistía.

 

  • Venga, Jesusa no seas tonta.

  • No tengo ganas, no se que me pasa.

  • Te habrá agotado tu hijo, mira que son tontos estos chicos me creen un cornudo que no me entero de nada y fuy yo quien te sugirió que te lo follaras para que luego me lo contaras y ponerme a cien.

  • Si, no saben nada, espero que no se enteren, por lo menos tu hijo, porque no se que puede pasar.

  • No debiste de haber metido a Javi en el ajo.

  • Ya lo se, pero es que me volvía loca lo tímido que es, como me miraba las tetas con disimulo y se ponía colorado, mira que le he hecho putadas, le he dejado sujetadores en el servicio, me he puesto delante de él con las piernas bien abiertas y sin bragas, pero nada, miraba y se iba al servicio.

  • Y cuando en vacaciones iba a casa, dijo Miguel y no sabía que habíamos puesto una cámara en la habitación para grabarnos mientras follábamos, un año se nos olvidó apagarla y antes de acabarse la cinta tuvimos suerte y vimos lo que hacía cuando no había nadie.

  • Si, tocarse la polla con una de mis faldas, vaya tío raro, he visto a gente masturbarse con sujetadores, con bragas, incluso con medias, ¿pero con una falda?

  • Bueno, hay gente muy rara y gracias a eso conseguiste follártelo.

  • Bueno gracias a eso y al botón de la bata, mira que se lo tuve que repetir veces para que se diese cuenta, pero si, lo de las faldas es que más le excita.

  • Las faldas y las tetas, no te olvides de tus tetas.,

  • Pues si, pero basta ya de conversación que tengo sueño.

  • Venga Jesusa, un polvo, que hablando de tu hijo y de Javi se me ha puesto tiesa, mirala.

 

Miguel cogió la mano de Jesusa y se la llevó a la polla, ella la notó dura en su mano, pero decidió hacerse de rogar y la retiró enseguida, así cuando volviese su marido estaría aún más caliente.

 

  • Te hedicho que no, además me voy a ir a la cama de Jesús aprovechando que no esta y así me dejas dormir de una vez.

  • Ten cuidado no vuelva de improviso y te folle, además estoy seguro que antes de cinco minutos estás aquí, no te vas a perder una polla como esta por cansancio, dijo mientras que se echaba mano a sus partes, pero date prisa que a lo mejor cuando vuelvas ya es tarde.

     

Se fue a la cama de su hijo, se tumbó y se quitó las bragas, le gustaba olfatearlas para notar el olor de su coño y sentir la humendad de sus fluidos, se empezó a sobar las tetas por encima del camisón y cuando recordó lo que le había hecho su hijo unos días atrás se llevó las manos con las bragas a su coño y se empezó a masturbar.

 

Su hijo llegó ese día y como tenía las tetas fuera de la bata, como se las había dejado Javi empezó a comersela.

 

  • Ay, mamá como me gustan, me las comería enteras.

  • Ya lo se, hijito pero no es posible.

  • Sientate mamá que te voy a comer otra cosa.

     

Ella se sentó y vio como su hijo se arrodillaba delante de ella y empezaba a comerle el coño, se extrmecía de placer hasta que se corrió.

 

  • Ah, hijo, esto es demasiado, me has dejado sin fuerzas.

 

El notó la corrida de su madre en la boca.

 

  • Bueno, yo ya he comido, me conformo con este caldo tan rico, ahora madre te toca a ti, a ver que tal comes.

  • Si hijo, me voy a quedar saciada, seguro.

     

Me metí su polla hasta el fondo mientras le masajeaba las pelotas.

 

  • Sigue, mamá, sigue, por dios, que bien la chupas.

     

Ella no decía nada, tenía la boca ocupada en otros menesteres.

 

De repente la boca se le llenó con el esperma de su hijo, casi se ahoga, le chorreaba lefa por la comisura de los labios se tragó lo que pudo y empezó a toser.

 

  • Hijo, casi me ahogas.

  • Lo siento mamá, tenía que haber avisado pero estaba en trance, ¡¡¡QUE GUSTO!!!

  • No importa, ahora si que he comido

 

En ese momento se estremeció en la cama de su hijo, se había corrido en las bragas, había sido un buen dedo.

 

Se levantó y fue a la habitación del marido, se olvidó la bragas húmedas en la cama de su hijo, no le importó, ya volvería a por ellas, ahora tenía ganas de follar con él, le tenía un poco olvidado y no quería que se buscase a otra.

 

Cuando Jesusa se fue Miguel se bajó los calzoncillos por debajo de la sábana, se tocó la polla, la tenía como un palo y la agarró con su mano.

 

Su mujer le ponía a cien contándole contándole lo que le hacían los chicos como la sobaban las tetas y el coño y como se lo comían todo.

 

Imaginó a su hijo comiendole las tetas a su mujer y a la vez pensó en el momento en que la conoció, fue en una aldea perdidada de Galicia, en las fiestas, fue allí con sus amigos después del trabajo y vio a un grupo de colegialas que rondarían los diecisiete años, todas con su uniforme compuesto de un polo blanco y una falda a cuadros que les llegaba a la mitad del muslo, se fijó en ella, en sus pechos que parecían querer estallar el polo, no eran grandes, pero el polo, demasiado pequeño los hacía resaltar y le parecieron duros y firmes, los comparón con los de ahora y la comparación no le disgustó, estaban más caidos, pero habían aumentado de tamaño después del embarazo y de dar de mamar a su hijo y eso le gustaba más, le encataba meter la cabeza entre ellos para lamerlos y besarlos.

 

Siguió pajeándose y volvió al día en que la conoció, como la pidió bailar, como contra todo pronóstico ella había aceptado, como notó sus tetas clavadas en su pecho cuando se acercó para bailar y como la agarró por la espalda y la atrajo hacia sí para que sintiese la dureza de su polla contra su cuerpo, temió que en ese momento huyese despavoridad, pero no lo hizo, se apretó aún más y le miró con una sonrisa.

 

Estuvo a punto de correrse entonces y estaba a punto de correrse ahora, pero quería aguantar, quería recordar el día que volvió a casa hacía una semana aproximadamente y oyó a Jesusa trasteaando en la cocina, se asomó y lo que vió le llevó a veinte años atrás, se había vestido exactamente igual que el día que la conoció, el mismo polo, la misma falda que entoncs, algo más grandes por razones obvias pero a él le gustó más que entonces, había más carne donde agarrarse.

 

  • ¿Te gusta lo que me he comprado?

  • Me encanta, ¿te acordabas de lo que llevabas puesto el día en que te conoci?

  • No se me puede olvidar, llevé ese maldito uniforma la tira de años, no sabía que gracias a él te iba a conocer

  • La verdad es que me volvió loco nada vez verte,esa faldita, por dias, no debían de vestir así a las niñas, quien será el pervertido al que se le ocurrió. Venga, vamos a dejarnos de charla y vente para acá.La verdad es que me volvió loco nada vez verte,esa faldita, por dias, no debían de vestir así a las niñas, quien será el pervertido al que se le ocurrió. Venga, vamos a dejarnos de charla y vente para acá.La verdad es que me volvió loco nada vez verte,esa faldita, por dias, no debían de vestir así a las niñas, quien será el pervertido al que se le ocurrió. Venga, vamos a dejarnos de charla y vente para acá.

 

La agarró por el culo y se la acercó al igual que aquel día lejano para que notase como estaba, la llevó hacia la mesa y la tumbó, le bajó la falda hasta los tobillos y se abalanzó sobre ella, la agarró bien por las tetas y allí mismo se la folló, la verdad es que no duró mucho, pero fue un polvo intesnso.

 

Ahora también se estaba corriendo, en la cama, se limpió como pudo con la sábana, miró hacia la puerta y allí vió a su mujer.

 

  • Vaya, Miguel no te podías esperar.

  • Te lo avisé, estaba caliente, quería haberlo hecho contigo pero tu te fuiste y me he tenido que aliviar yo solo

  • ¿Y ahora quien me va a aliviar a mi?

  • Tranquila, dame dos minutos y estoy otra vez listo, sobre todo si te pones tu a mi lado para calentarme

  • Eso está hecho, amor.

  •  

Se metió en la cama, se taparron con la sábanas y se pusieron de medio lado, mirándose uno a otro. Miguel la empezó a besaar apasionadamente en la boca, la metió la lengua hasta la garganta en un gran morreo.

 

  • Como te quiero, Jesuta

  • Yo a ti también, Miguel, fue una suerte poder salvar nuestro matrimonio.

  • Si, la idea que tuvimos a hecho que volvamos a gozar como nunca.

  • Hablando de gozar, mira, Jesusa, ya estoy casi a punto.

     

Le cogió la mano y se la acercó a la polla para que viera como iba creciendo.

 

  • Así me gusta, amor.

 

Miguel le fue subiendo el camisón para quitarle las bragas, quería acariciarle el coño para que lo tuviese bien lubrificado para cuando le metiera la polla.

 

  • ¿Dónde están tus bragas?

  • Anda es verdad, están en la cama de Jesús, recuerdame que cuando acabemos vuelva a por ellas.

  • O sea, que tu también has pasado un buen rato.

  • Ya sabes lo caliente que soy, no me he podido aguantar.

 

Miguel le empezó a sobar el coño al mismo tiempo que le abrió los botones del camisón, Jesusa siempre dormía sin sujetador, le molestaba, cosa nada extraña teniendo en cuenta que casi todos le estaban pequeños.

 

  • dios que pechos, como me gustan decía Miguel mientras metía la cabeza entre ellos y se los comenzaba a besar.

  • Venga, Miguel, empieza ya que me estás volviendo loca.

 

Miguel se agarró la polla y la acercó a la vagina de su esposa, cuando iba a entrar se frenó y le tocó los lados de la raja con su capullo.

 

  • Venga, Miguel, por favor, no seas cabrón.

  • ¿Quieres que te la meta ya?

  • Si, por favor, hasta el fondo.

 

Miguel empujò hasta que sintió que sus pelotas chocaban contra el coño de su mujer y empezó un polvo apasionado.

 

  • Jesusa, que caliente tienes el conejo.

  • Ya lo sabes, yo siempre estoy caliente, cariño, con esta familia es imposible ser frígida.

 

Estaban tan metidos en el asunto que no oyeron la puerta abrirse. Era Jesús que volviá de tomarse una copa con Javi, intentó entrar sin hacer ruido pensando que sus padres estarían durmiendo, al oir ruido en el dormitorio se acercó y lo que vió le dejo estupefacto.

 

Allí estaban sus padres follando como condenados, no lo podía entender, él creia que dormían separados y que el sexo se había acabado para ellos, pero lo que más le sorprendió fue lo que escuchó.

 

  • ¿Quien folla mejor tu hijo o yo?

  • Tuuuuuuuuu, sin duda.

  • ¿Y Javi o yo?

  • Tu también, ellos son más fogosos pero tu tienes más experiencia, aunque aprenden rápido.

  • Claro tienen una buena maestra, que buena que estás, como me gusta joderte, me voy a correr.

  • Si, échame toda la leche dentro, la quiero toda.¡¡¡¡AH, QUE GUSTO!!!

 

Jesús no sabía lo que hacer, estaba paralizado, decidió irse a la cama, mañana con más calma pensaría en lo de esta noche. Llegó a su habitación y vio encima de la cama una prenda, pensó que era un calzancillo suyo que se había olvidado al cambiarse, pero cuando lo cogió vió que eran unas bragas de su madre, además estaban húmedas, parecía que se había corrido en ellas, no entendía nada.

 

Se acostó y pronto se quedó dormido.

 

  • Jesusa, acuerdate de las bragas.

  • Es verdad, voy a por ellas.

  •  

Cuando se acercó a la puerta de la habitación de Jesús vio que estaba acostador y dormido con sus brgas en la mano, volvió con su marido.

 

  • Miguel, Jesús ya está aquí y tiene mis bragas en sus manos, ¿cuando habrá llegado?

  • Pues no lo se, pero espero que no nos haya oído, sino mañana tendremos que aclararlo todo, en fin, vamos a dormirnos.

  • Si, mañana será otro día.